NO A LA GUERRA
1810. TRAS EL APOCALIPSIS Autor: CHERAN. Expone: PEDRO CASAS
TRAS EL APOCALIPSIS
I. PAISAJE DE GUERRA
Cuando, durante la invasión,
chismes falsos y maliciosos
se lanzaron al aire, mezclados con humo
las palabras perdieron su significado
iconos e imágenes se hicieron añicos
la vida perdió su latir.
El doctor que amputa, sin anestesia,
los brazos de un niño de dos años y medio
herido por la metralla
deviene un dios en este instante;
la madre,aullando con los ojos secos,
un diablo.
II. HOMENAJE
Los que fueron enterrados
los que fueron calcinados
los que se perdieron en el mar...
todos sus mensajes, lúcidos, detallados,
se han perdido en los sótanos de los archivos
de los almacenes del mundo.
Sobre la gran tumba que nos contiene a todos
izan el taparrabos del General
clamando que es la bandera patria.
Alguien inscribe vanas palabras en el memorial
alzado por nuestras lágrimas.
Mucha gente teje sueños.
Él escribe este poema, sin romper el silencio.
III. GENERACIONES
Hace una generación
abandonaron su país.
Cuando la nueva generación estaba empezando a olvidar
su lenguaje -en ese momento-
una angustia interminable nos unió de nuevo.
Entre los muchos miles que se levantaron airados
y llenaron las calles
-incluso en invierno cayendo la nieve
y una lluvia heladora-
distinguí a una mujer, con la voz agotada.
Aunque el perfil de su rostro
estaba borrado por un rastro de lágrims
vi que surgía otro rostro, multitudinario.
IV. CADÁVER
Tendido sobre la arena,
un cadáver, el cráneo abierto.
En esos ojos, que rechazan cerrarse en la muerte
yace una mirada fija: asombro, reproche,
congoja, desaliento, combate,
un largo sueño infinito.
V. NUESTRA TIERRA
Aquí, en esta tierra empezó mi historia.
El suelo bajo las raíces de los árboles
arrasados aquel día, junto al mar,
es ahora revelado.
Una tierra donde hasta en pleno verano
la gente paseaba con tranquilidad
se ha convertido, en pocos días,
en un país
cuya lengua es suplantada.
En esta, nuestra tierra, no quedan cocoteros
ni chozas.
Una voz me dice
que aunque las historias están amordazadas
la narrativa continuará, infinita.
VI. VOZ
¿Por qué me preguntaste,
amigo mío?
Los que se rindieron los que se están rindiendo,
los muertos, los que están muriendo,
los vivos, los destrozados,
los que se levantaron, los caídos,
los recordados, los olvidados,
los difuntos, los que respiran,
los que vagan, los trotamundos,
¿cómo podrías saber
a cuántos conocía?
Aunque estoy a océanos de distancia,
llovió sangre en la pantalla de mi ordenador.
En este río que se funde a mi alrededor
flota un iceberg gigantesco.
Sobre él yace una gaviota
con el plumaje empapado.
¿Quién quedó atrapado
con los que no sabían navegar,
el río o el ave?
¿Por qué me preguntaste?
¿Porque pensaste que,
aunque mi existencia se arruinase,
yo me haría eco de tu voz,
aún extinta?
VII.
El mar se ha secado.
La lengua tamil no tiene territorio.
Los parentescos quedaron sin nombre.
2009CHERAN
https://www.airesdelibertad.com/t48044-cheran-1960#1034307
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