SONETO XXI
Clarísimo marqués, en quien derrama
el cielo cuanto bien conoce el mundo,
si al gran valor en qu'el sujeto fundo
y al claro resplandor de vuestra llama
arribare mi pluma y do la llama
la voz de vuestro nombre alto y profundo,
seréis vos solo eterno y sin segundo,
y por vos inmortal quien tanto os ama.
Cuanto del largo cielo se desea,
cuanto sobre la tierra se procura,
todo se halla en vos de parte a parte;
y, en fin, de solo vos formó natura
una estraña y no vista al mundo idea
y hizo igual al pensamiento el arte.
SONETO XXII
Con ansia estrema de mirar qué tiene
vuestro pecho escondido allá en su centro
y ver si a lo de fuera lo de dentro
en aparencia y ser igual conviene,
en él puse la vista, mas detiene
de vuestra hermosura el duro encuentro
mis ojos; y no pasan tan adentro,
que miren lo qu'el alma en sí contiene.
Y así se quedan tristes en la puerta,
hecha, por mi dolor, con esa mano,
que aun a su mismo pecho no perdona:
donde vi claro mi esperanza muerta
y el golpe, que en vos hizo amor en vano,
«o« esservi passato oítra la gona.
Es de fecha incierta, por más que el broche del último verso se ha creído más
verosímil en alguna de las estancias del poeta en Italia, bien la de 1529-1530,
bien la de 1532-1536.
Los elementos del poema están desarrollados a partir de varios lugares de Petrarca , especialmente, Canzoniere, LXX, 41-50
Última edición por Lluvia Abril el Sáb Jul 29, 2017 2:29 am, editado 1 vez
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