LA VOZ DEL POETA
Primera Parte
La fuerza de la caridad siembra en lo profundo de mi corazón, y yo recojo el cereal para los hambrientos. Mi alma impregna de vida a los viñedos: exprimo los racimos y doy su jugo a los sedientos. El cielo es mi lámpara de aceite y yo la coloco en mi ventana para iluminar el camino del viajero a través de la oscuridad. Hago todo esto porque vivo en ellas; y si el destino atara mis manos impidiéndome hacer todo esto, entonces la muerte sería mi único deseo. Porque soy poeta, y si no puedo dar, me niego a recibir. La humanidad se enfurece como la tempestad, pero yo suspiro en silencio porque sé que la tormenta se aleja y el suspiro se eleva hasta Dios.
Los seres humanos se aferran a las cosas mundanales, pero yo busco permanentemente abrazar la antorcha del amor para purificarme con su fuego y aleja la inhumanidad de mi corazón. Las cosas materiales mutilan al hombre sin que éste padezca; el amor le devuelve la vida con vivificantes dolores. Los humanos están divididos en diferentes clanes y tribus, y pertenecen a países y ciudades. Pero yo soy extranjero en todas esas comunidades y no soy de ningún lugar.
El universo es mi país y la familia humana mi tribu. Los hombres son débiles, y es triste que estén separados. El mundo es estrecho y no es sensato dividirlo en reinados, imperios y provincias. Los seres humanos sólo se unen para destruir los templos del alma, y entrelazan las manos para construir edificios para los cuerpos de este mundo. Estoy sólo escuchando la voz de la esperanza, que desde lo profundo de mi ser me dice: "Así como el amor vivifica el corazón del hombre no sin dolor, la ignorancia le enseña el camino del saber." El dolor y la ignorancia conducen a la dicha plena y a la sabiduría porque el Ser Supremo no ha creado nada en vano bajo el sol.
Segunda Parte
Siento nostalgias de mi bello país, y amo a mi pueblo por su inmensa desdicha. Pero si mi pueblo se levantara estimulado por el pillaje, y estimulado por lo que ellos llaman "espíritu patriótico" se decidiera a matar, e invadiera los países vecinos, entonces la realización de tales atrocidades humanas me harían odiar a mi pueblo y a mi país. Alabo el sitio donde nací y anhelo ver el hogar de mi niñez; pero si los habitantes de aquel hogar se negaran a cobijar y a alimentar al humilde viajero, entonces convertiría mi alabanza en diatriba y mi anhelo en olvido.
Una voz en mi interior me dice: "El hogar que no alivia al necesitado no merece nada más que la destrucción." Amo a mi ciudad natal con el mismo amor con que amo a mi país; y amó a mi país con el mismo amor que siento por la tierra, que es mi patria de extremo a extremo; y amo a la tierra con todo mi ser porque ella es el cielo de la humanidad, una manifestación del espíritu de Dios.
La Humanidad es el espíritu del Ser Supremo en la tierra, y esa humanidad está de pie entre las ruinas, ocultando su desnudez con harapos, derramando lágrimas sobre huecas mejillas y llamando a sus hijos con voz lastimera. Pero los niños se hallan ocupados entonando el himno de su clan; están ocupados afilando las espadas y no pueden oír el llanto de las madres.
La Humanidad apela a sus hombres, pero ellos no escuchan. Si solamente uno escuchara y consolara a la madre secándole las lágrimas, los demás dirían: "Es débil, lo dominan los sentimientos." La Humanidad es el espíritu del Ser Supremo en la tierra, y ese Ser Supremo predica el amor y la buena voluntad.
Pero los hombres se mofan de tales enseñanzas. Jesús el Nazareno escuchó, y la crucifixión fue su recompensa; Sócrates escuchó la voz, y la siguió, y también él fue víctima en cuerpo. Los discípulos del Nazareno y de Sócrates son los discípulos de la Deidad, y ya que la gente no ha de matarlos, los escarnecen diciéndoles: "Escarnecer es más amargo que matar." Jerusalén no pudo matar al Nazareno, ni Atenas a Sócrates; aún viven y vivirán eternamente. El escarnio no puede triunfar sobre los discípulos de la Deidad. Ellos viven y crecen eternamente.
Tercera Parte
Eres mi hermano porque eres un ser humano, y ambos somos hijos de un único Espíritu Santo; somos igua les y hechos con el mismo barro. Estás aquí como mi acompañante en el sendero de la vida y como mi ayuda para comprender el significado de la Verdad oculta. Eres un ser humano y con eso ya es suficiente; te quiero como a un hermano. Puedes decir de mí lo que desees, el Mañana te llevará consigo, y tus palabras serán usadas en el juicio como fiel testimonio, y recibirán justicia.
Puedes privarme de todo lo que poseo, pues mi avidez me llevó a amontonar riquezas, y puedes llevártelo todo si eso te satisface. Puedes hacer conmigo lo que quieras, pero no serás capaz de tocar mi Verdad. Puedes dejar que me desangre o quemar mi cuerpo, pero no podrás dañar ni matar mi alma. Puedes encadenarme de pies y manos, y ponerme en oscura celda, pero no esclavizarás mi pensamiento, porque es libre como la brisa del vasto firmamento. Eres mi hermano y te amo.
Te amo cuando veneras en la iglesia, cuando te hincas en el templo y cuando oras en la mezquita. Tú y yo y todos somos hijos de un mismo credo, porque los innumerables senderos de la religión no son sino los dedos de la amante mano del Ser Supremo, extendida hacia todos, a todos ofreciendo tranquilidad de espíritu, y ansiosas de recibirnos a todos. Te amo por tu Verdad, derivada de tu Sabiduría; esa Verdad que la ignorancia me impide ver. Pero la respeto como un hecho divino, porque es una manifestación del espíritu.
Tu Verdad y la mía se encontrarán en el más allá y se confundirán como la fragancia de las flores y serán una Verdad única y eterna, que se perpetuará y vivirá en la eternidad del Amor y la Belleza. Te amo porque eres débil ante el poderoso opresor y pobre ante el ávido rico. Por estas razones derramo lágrimas por ti y te consuelo; y detrás del velo de lágrimas te veo rodeado por los brazos de la Justicia, sirviendo y Perdonando a tus perseguidores. Eres mi hermano y yo te amo.
Cuarta Parte
Eres mi hermano, ¿pero por qué te vuelves contra mí? ¿Por qué me invades y tratas de someterme para agradar a todos aquellos que persiguen la gloria y la autoridad? ¿Por qué abandonas a tu esposa e hijos y sigues a la Muerte hacia tierras lejanas por el bien de aquellos que compran la gloria con tu sangre, y el supremo honor con las lágrimas de tu madre? ¿Acaso es un honor para el hombre matar a su hermano?
Si así lo crees, conviértelo en un acto de veneración y erige un templo a Caín que asesinó a Abel. ¿Es el instinto de conservación la ley capital de la Naturaleza? ¿Por qué entonces, la Avidez nos induce al autosacrificio sólo para lograr el propósito de herir a sus hermanos? Ten cuidado, hermano mío, del líder que dice: "El amor a la vida nos obliga a privar al pueblo de sus derechos.
" Pues yo digo que proteger los derechos de los demás es el acto humano más noble y más hermoso; si para vivir tuviera que matar a otros, entonces la muerte sería más honrosa para mí, y si no puedo hallar a nadie que proteja mi honor, entonces no dudaría en quitarme la vida con mis propias manos en aras de la Eternidad, antes de que la muerte llegue. El egoísmo, hermano mío, es la causa de la ciega superioridad, y la superioridad conduce al clan, y el clan conduce a la autoridad que a su vez conduce a la discordia y al sojuzgamiento.
El alma cree en el poder de la sabiduría y de la justicia sobre la oscura ignorancia; niega la autoridad que provee las espadas que defienden y fortifican la ignorancia y la opresión: esa autoridad que destruyó Babilonia y estremeció los cimientos de Jerusalén y dejó a Roma en ruinas. Es la misma autoridad que hace que la gente llame grandes hombres a los criminales, que los escritores respeten sus nombres, que los historiadores relaten sus inhumanidades en forma de alabanza. La única autoridad que reconozco es el respeto y el cumplimiento de la Ley Natural de la justicia.
¿Qué clase de justicia despliega la autoridad cuando mata al asesino? ¿Cuándo encarcela al ladrón? ¿Cuándo desciende sobre un territorio vecino y mata a su pueblo? ¿Qué piensa la justicia de la autoridad bajo la cual el asesino castiga al asesino y el ladrón sentencia al ladrón? Eres mi hermano, y yo te amo; y el Amor es la justicia plena de intensidad y dignidad. Si la justicia no defiende mi amor por ti, independientemente de tu tribu o comunidad, seré un impostor que oculta al pérfido egoísmo bajo la apariencia externa del amor puro.
Conclusión
Mi alma es un amigo que me consuela en la desdicha y en el dolor. Aquel que no trata a su alma como a un amigo es un enemigo de la humanidad, y aquel que no halla alivio humano en sí mismo perecerá en la desesperación. La vida emerge de lo interior y no de lo exterior. He venido a decir una palabra y ahora la diré. Pero si la muerte me impide pronunciarla, será dicha por el Mañana, pues el Mañana jamás deja secretos en el libro de la Eternidad. He venido a vivir en la gloria del Amor y a la luz de la Belleza, reflejos de Dios.
Aquí vivo, y la gente es incapaz de desterrarme de los dominios de la vida, pues saben que viviré en la muerte. Si me arrancan los ojos escucharé el murmullo del Amor y la melodía de la Belleza. Si cierran mis ojos me regocijaré con la brisa que se confunde con el incienso del Amor y la fragancia de la Belleza. Si me arrojan a la nada, viviré junto con mi alma, hija del Amor y la Belleza. He venido hasta aquí para permanecer en todo y con todos, y lo que hoy hago en soledad será divulgado entre los hombres por el Mañana. Lo que ahora digo con un corazón será dicho mañana por muchos corazones.
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