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    Sylvia Plath (1932-1963) Empty Sylvia Plath (1932-1963)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 11 Ago 2010, 14:25

    Sylvia Plath

    (De Wikipedia, la enciclopedia libre: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    Sylvia Plath (Boston, 27 de octubre de 1932 – Primrose Hill, Londres, 11 de febrero de 1963) fue una escritora estadounidense especialmente conocida como poetisa, aunque también es autora de obras en prosa, como una novela semi-autobiográfica, "La campana de cristal" (bajo el pseudónimo de Victoria Lucas), y relatos y ensayos.

    Junto con Anne Sexton, Plath es reconocida como uno de los principales cultivadoras del género de la poesía confesional iniciado por Robert Lowell y W. D. Snodgrass.

    Estuvo casada con el escritor Ted Hughes, quien tras su muerte se encargó de la edición de su poesía completa.


    Biografía

    Nacida en el barrio de Jamaica Plain de Boston, Plath mostró gran talento a una edad temprana, al publicar su primer poema con 8 años. Su padre, Otto, que era profesor de universidad y una autoridad en el campo del estudio de la entomología, murió en esa época, el 5 de octubre de 1940. Ella intentó seguir publicando poemas y cuentos en revistas estadounidenses y consiguió cierto éxito.

    En su primer año en la universidad de "Smith College", Plath realizó el primero de sus intentos de suicidio. Esto lo detalló más tarde en su novela semi-autobiográfica "La campana de cristal" (The Bell Jar). Fue tratada en una institución psiquiátrica (Hospital McLean) y pareció recuperarse aceptablemente, tras lo que se graduó con honores, en 1955.

    Plath obtuvo una beca Fulbright (que permite estudiar o colaborar en universidades extranjeras), por lo que fue a la Universidad de Cambridge, donde continuó escribiendo poesía y ocasionalmente publicaba su trabajo en el periódico universitario "Varsity". Fue en Cambridge donde conoció al poeta inglés Ted Hughes. Se casaron el 16 de junio de 1956.

    Plath y Hughes vivieron y trabajaron en Estados Unidos desde julio de 1957 hasta octubre de 1959, periodo durante el cual Plath daba clases en "Smith College". Posteriormente se mudaron a Boston, donde Plath asistió a seminarios con Robert Lowell. Este curso tuvo una gran influencia en sus obras. También participaba en los seminarios Anne Sexton. Fue en este periodo cuando Plath y Hughes conocieron, por primera vez, a W. S. Merwin, quien admiraba su trabajo y llegó a ser un gran amigo. Al enterarse de que Plath estaba embarazada, volvieron al Reino Unido.

    Vivió junto con Hughes en Londres durante un tiempo, y después se asentaron en North Tawton, un pequeño pueblo en Devon. Publicó su primera recopilación de poesía, "El coloso" (The Colossus) en Inglaterra en 1960. En febrero de 1961 tuvo un aborto. Algunos de sus poemas hacen referencia a este hecho. Tuvieron problemas con su matrimonio y se separaron menos de dos años después del nacimiento de su primer hijo. Su separación se debió sobre todo a la aventura amorosa que Hughes tenía con la poetisa Assia Wevill, pero hay quienes especulan que Olwyn Hughes, hermana del poeta, interfirió de manera decisiva en su relación.

    Plath retornó a Londres con sus hijos, Frieda y Nicholas. Alquiló un piso donde había vivido W. B. Yeats; esto le encantaba a Plath y lo consideró un buen presagio cuando comenzaba el proceso de su separación. El invierno de 1962/63fue muy duro. El 11 de febrero de 1963, enferma y con poco dinero, Plath se suicidó asfixiándose con gas. Está enterrada en el cementerio de Heptonstall, West Yorkshire.

    Aunque durante mucho tiempo se consideró que sus repetidas depresiones e intentos de suicidio se debieron a la muerte de su padre cuando ella contaba nueve años, pérdida que nunca logró superar, hoy se sabe con certeza que padecía trastorno bipolar, enfermedad mental que en la actualidad tiene adecuado tratamiento.

    Su hijo Nicholas Hughes Plath fue un hombre solitario; se refugió en la privacidad de Alaska como profesor en la Universidad de Alaska Fairbanks. Maníaco depresivo y solitario, nunca se casó ni tuvo hijos, y el 16 de marzo de 2009 se suicidó en Alaska.


    Obras

    Su viudo, Hughes, se convirtió en el editor del legado personal y literario de Plath. Supervisó y editó la publicación de sus manuscritos. También destruyó el último volumen del diario de Plath, que trataba del tiempo que pasaron juntos. En 1982, Plath fue la primera poeta en ganar un premio Pulitzer póstumo (por "Poemas completos" -"The Collected Poems")

    Muchos críticos, sobre todo del ámbito feminista, han acusado a Hughes de intentar controlar las publicaciones para su propio beneficio. Por su parte, Hughes lo ha negado enérgicamente, aunque llegó a un acuerdo con la madre de Plath, Aurelia, cuando ésta intentó evitar la publicación de las obras más controvertidas de su hija en Estados Unidos, lo cual para muchos fue muy egoísta por parte de Hughes. En su última recopilación, "Cartas de cumpleaños" (Birthday Letters), Hughes rompió su silencio acerca de Plath. En esta obra es extremadamente franco, aunque no pide disculpas. El diseño de la tapa del libro fue hecho por Frieda.

    Los primeros poemas de Plath fueron recopilados en su primer libro, "El coloso" (The Colossus); aunque bien recibido por la crítica, ha sido a menudo descrito como convencional y carente del drama de sus obras posteriores. Ha habido mucho debate sobre cuánto se vio Sylvia Plath influenciada por el trabajo de Hughes. La propia poetisa admite, en sus diarios de vida, sus propios intentos por explorar la animalidad y salvajismo que distinguen la obra de Hughes. De hecho, el poema "Panther" fue escrito poco tiempo después de conocer a Hughes, y está dedicado a él. Muchísimos artículos, ensayos y libros han surgido acerca de este tema. De todos modos está claro, por sus diarios y cartas, que admiraba mucho el talento de Hughes y le mostró respeto incluso tras su divorcio.

    A pesar de esto sus obras son genuinas y las similitudes entre ambos poetas son, en apariencia, mínimas. Debemos recordar también que toda creación artística cuenta con influencias visibles, en ocasiones incluso explícitas, y la presencia de éstas no determina o niega la originalidad de una obra de arte.

    Los poemas en "Ariel" marcan el punto de inflexión de sus primeras obras hacia un área de poesía más confesional. Es probable que las enseñanzas de Lowell, quien enfatizaba lo confesional, hayan tenido mucha importancia en este cambio. El impacto de la publicación de "Ariel" fue muy dramático, con sus francas descripciones del descenso hacia la locura. Las obras de Plath también han sido asociadas con Sexton. Ambas sufrieron de enfermedades mentales y se suicidaron, por lo que las comparaciones son, quizás, inevitables.

    A pesar de las numerosas críticas y biografías tras su muerte, el debate acerca de las obras de Plath a menudo deja ver la lucha entre aquellos que están de su parte y aquellos que están del lado de Hughes. Una prueba del nivel de crispación son las repetidas acciones contra la palabra Hughes cincelada sobre la lápida de la tumba de Plath.

    Durante los años 70 predominaban las interpretaciones biográfico-psicoanalíticas de la obra de Plath, mientras que ya en los 80 y 90 se prefiere un estudio crítico feminista y de género. Esta diferencia se percibe sobre todo en la comparación entre las biografías de Plath que ha tenido lugar desde entonces, así como en la obra crítica que se ha dedicado a esta autora.

    La publicación casi completa (excluyendo los ejemplares destruidos) de sus diarios de vida, tras la muerte de Hughes en 1998, ha servido para aclarar muchos puntos de especulación, y para dirigir el interés de los lectores hacia una comprensión más profunda del método y la sensibilidad en el genio creativo de Plath.


    Poesía

    . El coloso (poesía) (The Colossus) (1960)
    . Ariel (1965)
    . Cruzando el agua (Crossing the Water) (1971)
    . Árboles de invierno (Winter Trees) (1972)
    . Poemas completos (The Collected Poems) (1981)
    . Poesía completa (2008)


    Prosa

    . La campana de cristal (The Bell Jar) (1963) con el pseudónimo de "Victoria Lucas".
    . Cartas a casa (Letters home) (1975), enviadas a y editadas por su madre.
    . Johnny Panic y la Biblia de sueños (Johnny Panic and the Bible of Dreams) (1977)
    . Los diarios de Sylvia Plath (The Journals of Sylvia Plath) (1982)
    . The Magic Mirror (1989), la tesis para Smith College.
    . The Unabridged Journals of Sylvia Plath (2000)


    Obras para niños

    . The Red Book (1976)
    . The It-Doesn't-Matter-Suit (1996)
    . Collected Children's Stories (2001)
    . Mrs. Cherry's Kitchen (2001)


    Traducciones al español

    . Ariel, Hiperión, Madrid, 1985 (ed. bilingüe). Traducción de Ramón Buenaventura.
    . Poesía completa, Bartleby Editores, Madrid, 2008 (ed. bilingüe). Edición de Ted Hughes y traducción y notas de Xoán Abeleira.
    . La campana de cristal, Editorial Tiempo Nuevo, Caracas, 1973. Trad. Miryam McGee.
    . La campana de cristal, Editorial Edhasa. Traducción de Elena Rius.


    Artículos en internet sobre Sylvia Plath

    . La desintegración de la vida por Cecilia Bustamante: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    . Feminismos de dos orillas: Rosario Ferré y Sylvia Plath por Emilio J. Gallardo Saborido
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]




    Poesías




    De "El Coloso" (1960)


    Papi

    Ya no, ya no,
    ya no me sirves, zapato negro,
    en el cual he vivido como un pie
    durante treinta años, pobre y blanca,
    sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

    Papi: he tenido que matarte.
    Te moriste antes de que me diera tiempo…
    Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
    lívida estatua con un dedo del pie gris,
    del tamaño de una foca de San Francisco.

    Y la cabeza en el Atlántico extravagante
    en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
    en aguas del hermoso Nauset.
    Solía rezar para recuperarte.
    Ach, du.

    En la lengua alemana, en la localidad polaca
    apisonada por el rodillo
    de guerras y más guerras.
    Pero el nombre del pueblo es corriente.
    Mi amigo polaco

    dice que hay una o dos docenas.
    De modo que nunca supe distinguir dónde
    pusiste tu pie, tus raíces:
    nunca me pude dirigir a ti.
    La lengua se me pegaba a la mandíbula.

    Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
    Ich, ich, ich, ich,
    apenas lograba hablar:
    Creía verte en todos los alemanes.
    Y el lenguaje obsceno,

    una locomotora, una locomotora
    que me apartaba con desdén, como a un judío.
    Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
    Empecé a hablar como los judíos.
    Creo que podría ser judía yo misma.

    Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
    no son ni muy puras ni muy auténticas.
    Con mi abuela gitana y mi suerte rara
    y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
    podría ser algo judía.

    Siempre te tuve miedo,
    con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
    y tu recortado bigote
    y tus ojos arios, azul brillante.
    Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú...

    No Dios, sino un esvástica
    tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
    Cada mujer adora a un fascista,
    con la bota en la cara; el bruto,
    el bruto corazón de un bruto como tú.

    Estás de pie junto a la pizarra, papi,
    en el retrato tuyo que tengo,
    un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
    pero no por ello menos diablo, no menos
    el hombre negro que

    me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
    Tenía yo diez años cuando te enterraron.
    A los veinte traté de morir
    para volver, volver, volver a ti.
    Supuse que con los huesos bastaría.

    Pero me sacaron de la tumba,
    y me recompusieron con pegamento.
    Y entonces supe lo que había que hacer.
    Saqué de ti un modelo,
    un hombre de negro con aire de Meinkampf,

    e inclinación al potro y al garrote.
    Y dije sí quiero, sí quiero.
    De modo, papi, que por fin he terminado.
    El teléfono negro está desconectado de raíz,
    las voces no logran que críe lombrices.

    Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
    el vampiro que dijo ser tú
    y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
    siete años, si quieres saberlo.
    Ya puedes descansar, papi.

    Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
    y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
    Bailan y patalean encima de ti.
    Siempre supieron que eras tú.
    Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.
    (Versión de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]



    El Coloso

    Nunca conseguiré recomponerte,
    repegarte, reunirte, rejuntarte.
    Mular rebuzno, cacareo obsceno,
    gruñidos salen de tus vastos labios.
    Peor que en un corral.

    Quizás es que concebiste profeta,
    portavoz de los muertos o los dioses.
    Treinta años llevo trabajando
    por limpiar tu garganta de cieno.
    Mas todo sigue igual.

    Escala arriba, con lisol, con goma
    de pegar, como hormiga matutina
    por los campos herbosos de tu frente
    tu inmenso cráneo componiendo, el túmulo
    calvo y blanco de tu ojo despejando.

    Un cielo azul, como de la Orestíada
    nacido, cómbase sobre nosotros.
    Oh padre, solo, eres hondo y denso
    como foro romano. Entre cipreses
    me siento y el acanto de tu pelo

    y tus huesos estriados se penetran
    de su antigua anarquía hasta el borde
    del horizonte. Crear tanta ruina
    requiere más que un rayo. Por la noche
    me agazapo en tu oreja, contra el viento,

    contando estrellas rojas y ciruela.
    El sol sale del fondo de tu lengua
    y mis horas copulan con tu sombra.
    Ya no busco el raer de quillas sobre
    las piedras negras de la playa.

    (Versión de Jesús Pardo)



    Lorelei

    No es noche ésta de ahogarse:
    luna llena, reacio
    río bajo luz suave,

    acuosas nieblas bajan
    tupidas como redes
    cuyos dueños reposan,

    traduciéndose en vidrio
    lúcido mientras flotan
    las torres del castillo

    hacia mí hiriendo el rostro
    del silencio. Ascienden
    sus miembros poderosos

    y álgidos, pelo grave
    más que mármol, y cantan
    de un mundo más amable

    que ninguno. Estos cantos.
    hermanas, sobrepasan
    al oído gastado

    que aquí, en el campo, escucha
    bajo el orden impuesto.
    La armonía caduca

    el orden que vosotras
    sitiáis con vuestras voces.
    Vivís entre las rocas

    de oníricas promesas
    de refugio. De día
    bajáis de la pereza,

    de altas ventanas. Peor
    que vuestro enloquecido
    canto o mudez. La voz

    de vuestro fondo llama:
    embriaguez del abismo.
    Oh río, veo tu larga

    y honda línea argentina,
    esas diosas de paz.
    Piedra, piedra, me abismas.

    (Versión de Jesús Pardo)




    La hija del colmenero

    Un jardín boquiabierto. Púrpura, negras, moteadas
    de rojo, las corolas ábrense, apartando sus sedas.
    Su almizcle agrede, círculo tras círculo,
    un muro de aromas por intensos casi irrespirables.
    Señor de las abejas, hierático, tu chaqué se mueve
    entre los enjambres múltiples.

    Mi corazón bajo tu pie, hermana de piedras.

    Trompetarias gargantas se abren ante los picos de las aves.
    El Arbol de Aurea Lluvia debilítase gota a gota.
    En estos minimúsicos estriados de naranja y rojo
    las borlillas asientes, potentes cual déspotas
    dinastas. El aire es pingüe. He aquí indudable
    reginidad.

    Fruto letal al gusto: carne oscura, flecos oscuros.

    Vivares exiguos cual dedos, abejas solitarias
    transigen con la hierba. Arrodillándome, miro
    una boca abierta y enfréntome con un ojo redondo
    y verde, desolado como lágrima. Padre, novio, tú,
    en este huevo de pascua,
    bajo la guirnalda de rosas:

    La abeja reina se casa en el invierno de tu año.

    (Versión de Jesús Pardo)




    De "Poema para un cumpleaños"


    Quema de brujas

    En la plaza del mercado amontonan ramas secas.
    Un matorral de sombras no es un buen abrigo. Habito
    mi propia imagen de cera, el cuerpo de una muñeca.
    El malestar comienza aquí: soy blanco de las brujas.
    Sólo el diablo puede con el diablo.
    En el mes de las hojas rojas, me subo a un lecho de fuego.

    Es fácil culpar a la oscuridad: la boca de una puerta,
    el vientre de la bodega. Han apagado mi bengala.
    Una dama vestida de negro me tiene encerrada en una jaula de loro.
    ¡ Qué ojos tan enormes tienen los muertos !
    Intimo con un espíritu peludo.
    El humo da vueltas desde el pico de este frasco vacío.

    Si soy pequeña, no puedo hacer daño.
    Si no me muevo, no tiraré nada. Es lo que dije,
    sentada bajo la tapa de un bote, diminuta e inerte como un grano de arroz.
    Están encendiendo los quemadores, aro tras aro.
    Estamos llenos de almidón, mis pequeños amigos blancos. Crecemos.
    Al principio duele. Las lenguas rojas dirán la verdad.

    Madre de escarabajos, suelta la mano:
    volaré por la boca del cirio como polilla que no se quema.
    Devuélveme la forma. Estoy dispuesta a interpretar los días
    que copulé con el polvo a la sombra de una piedra.
    Mis tobillos se iluminan. Asciende la luz por mis muslos.
    Envuelta en toda esta luz, estoy perdida, perdida.

    (Versión sacada de: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]



    Las piedras

    Esta es la ciudad donde se compone la gente.
    Yazgo sobre un gran yunque.
    El círculo azulplomo del cielo

    salió disparado como sombrero de muñeca
    al irme de la luz. Entré
    en el estómago de la indiferencia, armario

    sin palabras que me redujo.
    Me convertí en guijarro inánime.
    Las piedras del vientre eran pacíficas,

    la piedra capital, callada, intacta.
    Sólo la boca abierta entresalía,
    como grillo importuno

    en una cantera de silencios.
    El pueblo de la ciudad oíalo.
    Iban en busca de las piedras, taciturnos y separados,

    la boca abierta los denunciaba.
    Borracha como un feto
    sorbí la teta de la oscuridad.

    Tubos nutrientes me abrazan. Besos esponjosos
    me limpian de líquenes, el joyero va abriendo
    una a una las piedras.

    Detrás de mí el infierno: veo luz. Un viento abre
    la antecámara de la oreja,
    qué preocupaciones inútiles.

    El agua ablanda el labio de pedernal. La luz
    va igualándolo todo contra la pared.
    Los injertadores, optimistas,

    calientan pinzas, blanden delicados martillos.
    La corriente agita los alambres
    voltio a voltio. Los hilos funden mis fisuras.

    Pasa un obrero, lleva a cuestas un torso rosa.
    Los almacenes están llenos de corazones.
    Esta es la ciudad de las piezas de recambio.

    Mis brazos y mis piernas, fajados, huelen dulces
    como goma. Aquí se curan cabezas, miembros.
    Los viernes vienen niños

    a cambiar ganchos por manos.
    Los muertos dejan sus ojos a los vivos:
    mi enfermera calva va uniformada de amor.

    Amor es la espina dorsal de mi maldición.
    Este jarrón rehecho, alberga
    la rosa esquiva.

    Diez dedos forman cuenco a las sombras.
    Mis remiendos pican. No tengo nada que hacer.
    Quedaré como nueva.

    (Versión de Jesús Pardo)




    De "Cruzando el Océano"(1971)


    Nacidos muertos

    Estos versos no viven, es triste diagnóstico.
    Sus dedos crecieron, bastante normales,
    sus frentes se combaban con ideas hondas.
    Si no paseaban por ahí como gente,
    no fue porque les faltara cariño materno.

    ¡La verdad, no comprendo qué pudo pasarlesl
    Su forma y su ritmo no tienen defecto.
    ¡Qué a gusto bucean en el agua que los adobal
    Sonríen, sonríen, sonríenme. Pero
    su corazón no arranca ni su pulmón se llena.

    No son cerdos, ni peces siquiera, aunque tienen
    cierto aire porcino e íctico, sería
    mejor verles vivos como antes, mas muertos están,
    y su madre también, de tristeza, casi;
    y ellos la miran, bobos, sin decir nada de ella.

    (Versión de Jesús Pardo)



    Espejo

    Soy de plata y exacto. Sin prejuicios.
    y cuanto veo trago sin tardanza
    tal y como es, intacto de amor u odio.
    No soy cruel, solamente veraz:
    ojo cuadrangular de un diosecillo.
    En la pared opuesta paso el tiempo
    meditando: rosa, moteada. Tanto ha que la miro
    que es parte de mi corazón. Pero se mueve.
    Rostros y oscuridad nos separan

    sin cesar. Ahora soy un lago. Ciérnese
    sobre mí una mujer, busca mi alcance.
    Vuélvese a esos falaces, las luciérnagas
    de la luna. Su espalda veo, fielmente
    la reflejo. Ella me paga con lágrimas
    y ademanes. Le importa. Ella va y viene.
    Su rostro con la noche sustituye
    las mañanas. Me ahogó niña y vieja súbeme
    así, día tras día, pez terrible.

    (Versión de Jesús Pardo)



    Últimas palabras

    No quiero una caja sencilla, quiero un sarcófago
    de atigradas listas y un rostro pintado, redondo
    como la luna, que mire, quiero
    estar mirándolo cuando lleguen, escogiendo
    entre minerales mudos, raíces. Véolos
    ya: los pálidos, astralmente distantes rostros.
    Ahora no son nada, no son siquiera criaturas.
    Imagínolos huérfanos, como los primeros dioses,
    de padre y madre, se preguntarán si tuve importancia.
    ¡Debí haber preservado mis días, como frutos, en azucar!
    Mi espejo se empaña:
    unos pocos hálitos, y no reflejará ya nada.
    Las flores y los rostros blanqueantes cual sábanas.

    No confío en el espíritu. Huye como vapor en mis sueños,
    por la boca o los ojos. No puedo impedírselo.
    Un día se irá para no volver. Así no son las cosas.
    Permanecen, sus luces idóneas se calientan
    en mis manos frecuentes. Ronronean casi.
    Cuando se enfrían las suelas de mis pies, los ojos azules,
    mi turquesa, me darán solaz. Déjame
    mis cacharros de cobre, déjame los cacharros de afeites,
    que florezcan en torno a mí como flores nocturnas, aulentes.
    Me envolverán en vendas, almacenarán mi corazón
    bajo mis pies, bien envuelto.
    Conoceréme a mí misma. Seré noche
    y el relucir de tantas cosas será más dulce que el rostro de Istar.

    (Versión de Jesús Pardo)



    De "Ariel" (1965)


    Ariel

    Éxtasis en la oscuridad.
    el azul después se insustancia,
    fusión de tolmo y distancias.

    La leona de Dios,
    ¡cómo nos fundimos en uno,
    eje de talón y rodilla!: el surco

    ábrese y pasa, hermana se hizo
    del arco oscuro
    del cuello que asir no consigo,

    ojo bantú
    las bayas lanzan negros
    anzuelos:

    negros suaves bocados de sangre,
    sombras.
    Otra cosa

    a través del aire impone:
    muslos, cabello;
    escamas de mis talones.

    Nívea
    Godiva, descortezo
    muertas manos, angosturas finidas.

    Triguescente espumo
    yo ahora, relucir acuático.
    El grito del niño

    se funde en el tabique.
    y yo
    soy el mísil,

    el rocío que vuela
    suicida, unánime a la calzada
    hacia el rojo

    ojo, calderón de la mañana.

    (Versión de Jesús Pardo)



    Muerte, S.A.

    Dos, naturalmente que hay dos.
    Ahora me parece muy lógico:
    uno, que nunca alza la vista, cuyos ojos están cubiertos,
    apelotonados, como los de Blake
    que muestra

    los estigmas de su marca:
    cicatriz agua ardiendo,
    el desnudo
    cardenillo del cóndor.
    Carne sangrante soy. Su pico

    lateralmente asesta: no soy suya
    todavía. Me dice que no soy fotogénica.
    Me dice que parecen
    monísimos los niños en la nevera
    de la clínica, una simple

    chorrera,
    y las estrías de sus jónicas
    mortajas,
    luego dos pies mínimos.
    Ni sonríe ni fuma.

    El otro sí,
    su cabello es largo y propicio.
    Bastardo
    masturbando un rayo de luz
    quiere ser amado.

    y yo inmóvil.
    La helada me toma flor,
    el rocío tómame astro,
    la campana dobla,
    la campana dobla.

    Alguien se acabó.

    (Versión de Jesús Pardo)



    Regalo de cumpleaños

    ¿Qué hay detrás de este velo? ¿Es algo bello, feo?
    ¿Reluce? ¿Tiene pechos, tiene bordes?

    Seguro que es algo único, justo lo que yo quería.
    Cuando estoy cocinando en silencio siento que me mira, que piensa:

    "¿Es a ella a quien estoy destinado,
    es ésta la elegida, con sus ojos hondos, negros, y su cicatriz,

    midiendo el suelo con los pies, cortando todo cuanto sobra,
    siempre fiel a las reglas, a las reglas, a las reglas?

    ¿Es ésta el objeto de mi anunciación?
    ¡Vaya broma pesada!"

    Pero así y todo reluce, no para, creo que me quiere a mí.
    No me importaría que fuesen huesos, o un botón de perla.

    No quiero grandes regalos, de verdad, este año.
    Después de todo, si vivo es pura casualidad.

    Me habría matado muy a gusto esa vez de cualquier manera posible.
    y ahora he aquí estos velos, relucientes cual cortinas,

    los satenes diáfanos de una ventana de enero,
    blancos como sábana de cuna y relucientes de aliento muerto. ¡Oh, marfil!

    Seguro que es un colmillo, una columna fantasma.
    No ves que me da igual lo que sea.

    ¿Por qué no me lo das de una vez?
    No te avergüences, me da igual que sea poca cosa.

    No seas ruin, estoy curada de espanto.
    Sentémonos, a ver, uno a cada lado, admirando el relucir,

    el lustre, su espejeante variedad.
    Cenemos en él nuestra última cena, como en plato de hospital.

    Ya sé por qué no quieres dármelo,
    es que tienes miedo

    de que el mundo reviente en un solo grito, y con él tu cabeza,
    tachonada, broncínea, un escudo antiguo,

    una maravilla para tus bisnietos.
    No temas, no es así.

    Lo cogeré en mis manos y me iré a un rincón, en silencio.
    Ni siquiera me oirás desenvolverlo, no crujirá el papel,

    ni caerán cintas, no habrá gritos al final.
    No pareces creerme capaz de tal discreción.

    Si supieras cómo están acabando conmigo estos velos.
    Para ti no son más que aire puro, transparencias.

    Pero, Dios, las nubes son de algodón.
    Huestes de nubes. Son monóxido de carbono.

    Suave, muy suavemente lo respiro,
    llénome las venas de invisibles, de millones

    de probables motas que van cortándome años de existencia.
    Te has vestido de plata para este momento. Oh, máquina de calcular:

    ¿es que no puedes soltar las cosas, soltarlas de una vez?
    ¿Es que has de estampar cada pieza de púrpura?

    ¿Es que has de matarlo todo?
    Sólo una cosa quiero hoy, y sólo tú puedes dármela.

    Allí está, junto a la ventana, grande como el cielo.
    Respira a través de mis sábanas, el centro frío y yerto

    donde vidas derramadas se congelan y se atiesan a la historia.
    Que no venga por correo, dedo a dedo.

    Que no venga de viva voz, tendré ya sesenta años
    para cuando me llegue todo, y seré muy vieja para usarlo.

    Retira el velo, el velo, el velo.
    Si fuera la muerte misma

    admiraría su honda gravedad, sus ojos sin tiempo.
    Vería que estás en serio.

    Habría entonces cierta nobleza, habría lo que se dice un cumpleaños.
    y el cuchillo, no trinchando, sino adentrándose,

    puro y limpio, tal grito de recién nacido,
    mientras resbala el universo alejándose de mi lado.

    (Versión de Jesús Pardo)



    La rival

    Si la luna pudiera sonreír, se parecerla
    a ti, dejas la misma impresión de algo bello
    pero aniquilador.
    Los dos sabéis pedir luz prestada. La boca
    de ella, una O, se queja del mundo; mas la tuya

    no se altera, y tu don primero es convertirlo
    en piedra todo. En un mausoleo me despierto;
    hete aquí, hacen tus dedos: tictic, sobre la mesa
    buscando cigarrillos, como mujer malévolo,
    menos nervioso empero, deseando decir algo

    contundente. También la luna humilla
    a sus siervos, de día, sin embargo, es ridícula.
    Pero tus descontentos Iléganme exactos, tiernos,
    con el cartero, blancos, mudos, gárrulos
    cual monóxido de carbono.

    Ni un solo día pasa inmune a tus noticias,
    en África, quizá, pero pensando en mi.

    (Versión de Jesús Pardo)



    De "Árboles de invierno" (1971)


    Mujer sin hijos

    El útero
    sacude su vagina, la luna
    se vacía desde el árbol sin rumbo fijo.

    Mi paisaje es una mano sin líneas,
    las sendas se arraciman anudándose,
    el nudo mismo,

    yo, la rosa que consigues:
    este cuerpo,
    este marfil

    divino cual lloro de niño.
    Arácnida, yo, hilo espejos,
    fiel a mi imagen,

    manando solamente sangre:
    ¡degústala, rojo matel
    y mi floresta

    mi funeral,
    y esta colina u estotra
    luciente de cadaverlnas bocas.

    (Versión de Jesús Pardo)



    La otra

    Llegas tarde, lamiéndote los labios.
    ¿Qué dejé intacto en el umbral:

    blanca Niké,
    aullando entre mis muros?

    Sonrientemente, azul relámpago
    aceptas, como escarpia, el gravamen de sus partes;

    Favorecido de la Policía, lo confiesas todo.
    Cabello lúcido, limpiabotas, plástico viejo,

    ¿tan intrigante es mi vida?
    ¿Por eso agrandas tus ojeras?

    ¿Es por eso por lo que se alejan las motas de aire?
    No son motas de aire, sino corpúsculos.

    Abre tu bolso. ¿Qué es ese hedor?
    Es tu calceta, asiéndose

    asiduamente a sí misma,
    son tus dulces pegajosos.

    Tengo tu cabeza contra mi pared.
    Cordones umbilicales, azulrojizos, lúcidos,

    chillan desde mi vientre, cual flechas, y cabálgolas.
    O luz lunar, o enferma,

    los caballos robados, las fornicaciones
    circulan útero marmóreo.

    ¿A dónde vas
    sorbiendo aire como kilómetros?

    Lloran oníricos adulterios
    sulfúricos. Cristal frío, ¿cómo

    te introduces entre yo misma
    y yo misma? Araño como un gato.

    La sangre que fluye es fruta mate:
    un efecto, un cosmético.

    Sonríes.
    No, no es mortal

    (Versión de Jesús Pardo)



    Lesbos

    ¡Que lacra, la cocinal
    Las patatas silban como ofidios.
    Es Hollywood, sin ventanas,
    la luz fluorescente pestañeando cual inaguantable jaqueca,
    las puertas esquivas tiras de papel:
    cortinas de teatro, crespo rizo de alféizar.
    y yo, amor mío, embustera patológica,
    y mi hija: mira su rostro, allá, en el suelo,
    como muñeco aún sin romper, esforzándose por desaparecer:
    como que es una esquizofrénica,
    su faz, roja y blanca, da miedo,
    dejaste sus gatitos ante tu ventana
    en una especie de hoyo de cemento
    donde se ensucian y vomitan y ella no los siente.
    Dices que no la aguantas,
    la condenada.
    Tú, que reventaste tus tubos como una mala radio
    limpiándolos de voces y de histeria, ruido estático
    de lo nuevo. Dices
    que debieras de haber ahogado los gatitos. ¡Qué mal huelenl
    Dices que debieras de haber ahogado
    a mi niña. Se cortará la yugular a los diez años,
    ya que a los dos está loca. El bebé
    sonríe, rechoncho caracol,
    desde los rombos lucientes de hule color naranja.
    Te lo comerías. Es niño. Dices
    que tu marido no te va. Su madre
    judía guarda su dulce sexo como una perla.
    Tienes un bebé, yo tengo dos.
    Me sentaría en una roca de Cornualles peinándome el cabello.
    Me pondría pantalones de piel de tigre, debiera tener un bello
    amante. Debíamos encontrarnos en otra vida, encontrarnos en el cielo,
    tú y yo. Entretanto
    hay un hedor a grasa y caca de niño.
    Estoy aturdida, abotagada por mi último soporífero.
    El vapor de la cocina, el humoniebla del infierno
    nos sobrevuela, dos venenos incompatibles,
    nuestros huesos, nuestro pelo.
    Te llamo huérfana, huérfana. Estás enferma.
    El sol te da úlceras, el viento tuberculosis.
    Solías ser bella.
    En Nueva York, en Hollywood, los hombres decían: "¿Ya?
    La verdad, chica, estás de espanto."
    Teatro, teatro, teatro, la emoción, nada más.
    El marido impotente se escapa, a tomar café.
    Yo trato de tenerle en casa, pararrayos
    viejo, los baños ácidos,
    la exuberancia que le alejaba de ti.
    El va tragándolo todo, pedregosa cuesta abajo,
    como furgoneta cansina. Las chispas son azul turquí.
    Las viejas chispas azules están allí,
    derramándose fragméntanse en luces mil.

    ¡Oh joya! ¡Oh valiosa!
    Esta noche la luna
    arrastraba su saco de sangre, animal
    enfermo
    faro arriba. Y luego
    normalizóse, dura
    y separada y blanca. El lucir
    escalado en la arena que asustábame de muerte.
    Íbamos recogiendo puñados de arena, gozándolo,
    trabajando como negros, cuerpo mulato,
    el raspar sedeño.
    Un perro recogía a tu perruno marido. El seguía adelante.

    Ahora, silente, cubierta
    de odio hasta el cuello,
    espeso, espeso.
    No hablo.
    Empaqueto las duras patatas como ropa cara,
    empaqueto a los niños,
    empaqueto los gatos enfermos.
    Oh envase de ácido, es amor
    lo que empapa. Sabes a quien odiar.
    El abraza sus hierros junto a la puerta:
    ábrese y el mar la penetra, negro y blanco,
    para ser vomitado luego de un tranco.
    Cada día que pasa le llenas de sentimentalina,
    como una jarra. Estás agotadísima.
    Tu voz agita y sorbe mi pendiente,
    murciélago hematófilo. Eso justamente,
    eso justamente. Por la puerta escrutas,
    bruja. "Todas las mujeres son putas,
    no hay comunicación, no hay puente."
    Veo tu decoración bonita
    cerrársete encima como puño de bebé
    o anémona, novia
    del mar, cleptómana. Sigo
    sin experiencia,
    quizá vuelva, digo.
    Del embuste conoces bien la ciencia.

    Ni siquiera en tu Zen volveré a verte.

    (Versión de Jesús Pardo)



    Otros poemas (que ignoro de que libro son):



    Lady Lazarus

    Lo logré otra vez,
    Me las arreglo —
    Una vez cada diez años.

    Especie de fantasmal milagro, mi piel
    Brillante como una pantalla nazi,
    Mi diestro pie

    Es un pisapapel,
    Mi rostro un fino lienzo
    Judío y sin rasgos.

    Descascara la envoltura
    Oh, mi enemigo,
    ¿Aterro acaso? —

    ¿La nariz, las cuencas vacías, los dientes?
    El apestoso aliento
    Se desvanecerá en un día.

    Pronto, muy pronto, la carne
    Que la tumba devoró
    Se sentirá bien en mí

    Y yo una mujer que sonríe.
    Tengo sólo treinta años.
    Y como gato he de morir nueve veces.

    Esta es la Número Tres.
    Qué desperdicio
    Eso de aniquilarse cada década.

    Qué millón de filamentos.
    La multitud mascando maní se agolpa
    Para verlos.

    Cómo me desenvuelven la mano, el pie —
    El gran desnudamiento.
    Damas y caballeros.

    Estas son mis manos
    Mis rodillas.
    Soy tal vez huesos y pellejo.

    Sin embargo, soy la misma, idéntica mujer.
    La primera vez que sucedió tenía diez.
    Fue un accidente.

    La segunda vez pretendí
    Superarme y no regresar jamás.
    Oscilé callada.

    Como una concha marina.
    Tenían que llamar y llamar
    Recoger mis gusanos como perlas pegajosas/

    Morir
    Es un arte, como cualquier otra cosa.
    Yo lo hago excepcionalmente bien.

    Lo hago para sentirme hasta las heces.
    Lo ejecuto para sentirlo real.
    Podemos decir que poseo el don.

    Es bastante fácil hacerlo en una celda.
    Muy fácil hacerlo y no perder las formas.
    Es el mismo

    Retorno teatral a pleno día
    Al mismo lugar, mismo rostro, grito brutal
    Y divertido:

    “Milagro!”
    Que me liquida.
    Luego una carga a fondo

    Para ojear mis cicatrices, y otra
    Para escucharme el corazón –
    De verdad sigue latiendo.

    Y hay otra y otra arremetida grande
    Por una palabra, por tocar
    O por un poquito de sangre

    O por unos cabellos o por mi ropa.
    Bien, bien, está bien Herr Doktor.
    Bien. Herr Enemigo.

    Yo soy vuestra obra maestra,
    Su pieza de valor,
    La bebé de oro puro

    Que se disuelve con un chillido.
    Me doy vuelta y ardo.
    No creas que no valoro tu gran cuidado.

    Ceniza, ceniza —
    Ustedes atizan, remueven.
    Carne, hueso, nada queda 00

    Una barra de jabón,
    Una alianza de bodas.
    Un empaste de oro.

    Herr Dios, Herr Lucifer
    Cuidado.
    Cuidado.

    Desde las cenizas me levanto
    Con mi cabello rojo
    Y devoro hombres como el aire.

    (Versión de Cecilia Bustamante. Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]



    Poemas, patatas

    La palabra, definiendo, amordaza; el verso trazado
    Destierra a sus iguales más vaporosos, y medra, asesino,
    En organizaciones que los versos imaginados
    Tan solo pueden rondar como fantasmas. Recios como las patatas,
    Como las piedras, sin conciencia, la palabra y el verso se resisten,
    Ceden bien poco. No es que sean burdos (aunque
    Con frecuencia luego haya que modificarlos
    Por delicadeza o equilibrio) sino que continuamente
    Me dan menos de lo que deben: por una razón
    O por otra, continúan decepcionándome.
    Antipoética, antipictórica, la patata, en cambio,
    Apiña sus nudosos marrones en una página
    Inmensamente superior; y también la piedra roma.
    (Versión de Xoán Abeleira sacada de: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]



    Límite
    (último poema, escrito la víspera del suicidio)


    La mujer alcanzó la perfección.
    Su cuerpo muerto muestra la sonrisa de realización,
    la apariencia de una necesidad griega
    fluye por los pergaminos de su toga,
    sus pies desnudos parecen decir,
    hasta aquí hemos llegado, se acabó.
    Los niños muertos, ovillados, blancas serpientes,
    uno a cada pequeña jarra de leche ahora vacía.
    Ella los ha plegado de nuevo hacia su cuerpo;
    así los pétalos de una rosa cerrada,
    cuando el jardín se envara
    y los olores sangran de las dulces gargantas
    profundas de la flor de la noche.
    La luna no tiene por qué entristecerse,
    mirando con fijeza desde su capucha de hueso.
    Está acostumbrada a este tipo de cosas.
    Sus negros crepitan y se arrastran.

    (Sacado de: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    Última edición por Pedro Casas Serra el Miér 01 Jun 2022, 14:46, editado 2 veces
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    Sylvia Plath (1932-1963) Empty Re: Sylvia Plath (1932-1963)

    Mensaje por Beatrice Miér 11 Ago 2010, 15:53

    Debo confesar que me impacto los poemas y vida de poeta Sylvia Plath....y aún dentro de toda esos saltimbanquis de nostalgías tristezas y melancolias ...se encuentran rafagas de luz y dulzura en lo que escribe..
    es solo mi percibir...
    Gracias corazón de poeta.
    Beatrice
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    Sylvia Plath (1932-1963) Empty Re: Sylvia Plath (1932-1963)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 12 Ago 2010, 05:20

    Gracias, Beatrice, por tu interés y participación. Sylvia Plath tiene una poesía muy rica e impactante dentro de un estilo confesional. Su obra fue muy estudiada primero por los psicoanalistas, y luego por las feministas.

    Un fuerte abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por Maria Lua Dom 15 Ago 2010, 21:33

    mite
    (último poema, escrito la víspera del suicidio)


    La mujer alcanzó la perfección.
    Su cuerpo muerto muestra la sonrisa de realización,
    la apariencia de una necesidad griega
    fluye por los pergaminos de su toga,
    sus pies desnudos parecen decir,
    hasta aquí hemos llegado, se acabó.
    Los niños muertos, ovillados, blancas serpientes,
    uno a cada pequeña jarra de leche ahora vacía.
    Ella los ha plegado de nuevo hacia su cuerpo;
    así los pétalos de una rosa cerrada,
    cuando el jardín se envara
    y los olores sangran de las dulces gargantas
    profundas de la flor de la noche.
    La luna no tiene por qué entristecerse,
    mirando con fijeza desde su capucha de hueso.
    Está acostumbrada a este tipo de cosas.
    Sus negros crepitan y se arrastran.


    Impresionantes poemas!
    Cuanto dolor en su alma
    de poeta!
    Gracias, Pedro, no la
    conocía...
    Un beso, amigo
    Maria Lua


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    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 21 Ago 2010, 14:40

    Este poema es estremecedor, Maria. Su poesía fluye ya sin barrera alguna que la retenga. Es un puro grito.

    Un abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por Carmen Parra Lun 23 Ago 2010, 04:59

    Pedro, conozco a esta autora , la admiro y me alegra muchisimo ver que la has acercado, he le´dido ahora un poquito y el primer poema
    fántastico...
    volveré ¡¡seguro!!
    Un abrazo
    Stella
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 23 Ago 2010, 07:41

    Hola, Stella, celebro que compartamos el interés por la obra y la persona de Sylvia Plath.

    Un abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Jue 09 Sep 2010, 15:05

    Esto es un s.c. como una catedral. la cantidad de poesía de este foro es para quedar anonadado. No conocía a esta autora. espero poderla leer más despacio durante mis vacaciones de Octubre. Enhorabuena , Pedro. Un abrazo
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 10 Sep 2010, 06:37

    Gracias, Pascual, por tu interés. Estoy seguro de que Sylvia Plath te ha de gustar mucho.

    Un abrazo.
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    Mensaje por Andrea Diaz Vie 10 Sep 2010, 22:12

    NO LA CONOCIA, MIL GRACIAS POR TRAERLA, ME INTERESA SU VIDA EN EL SENTIDO QUE SIENDO TAN JOVEN Y TAN TALENTOSA HAYA LLEGADO CON ESE FINAL PARA SU VIDA, SU TRASTORNOS, SU FORMA OSCURA Y EXTRAÑA DE VERSAR CAUTIVA, MIL GRACIAS DE NUEVO...
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 11 Sep 2010, 15:34

    Andrea: Celebro mucho que te haya gustado la obra de Sylvia Plath e interesado su vida.

    Un fuerte abrazo.
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    Mensaje por helena Miér 15 Sep 2010, 04:47

    La obra poética de esta mujer es tan impresionante como su vida
    y tan dramática como su muerte.
    Un estupendo trabajo, Pedro.

    Un abrazo
    Helena
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 15 Sep 2010, 14:14

    Gracias por tu comentario, Helena. Te dejo otro poema de Sylvia Plath.

    Un abrazo.
    Pedro


    Sylvia con sus hijos Frida y Nicholas.


    Sylvia presentó así este poema en la BBC: "Una madre atiende a su hijo a la luz de una vela; encuentra en él una belleza que, si no va a bastar para guardarlo de los males del mundo, sí, por lo menos, la redime a ella de su parte en esos males".


    NICK Y LA PALMATORIA

    Soy minero. La luz arde azul.
    Cerúleas estalactitas
    gotean y se espesan: lágrimas

    que el vientre de la tierra
    rezuma de mortal aburrimiento.
    Negros aires de murciélago

    me envuelven: chales andrajosos,
    fríos homicidios.
    Se me pegan como ciruelas.

    Gruta antigua de carámbanos
    de calcio, antigua formadora de ecos.
    ¡Hasta los tritones son blancos,

    los muy santurrones!
    Y los peces, los peces...
    ¡Dios! Son láminas de hielo,

    un vicio de cuchillos,
    una religión
    de pirañas, que toma

    primera comunión de mis dedos del pie vivos.
    La vela
    traga saliva y recupera su pequeña altura,

    se animan sus amarillos.
    Amor, ¿cómo llegaste aquí?
    Oh embrión

    que recuerdas, hasta en sueños,
    tu posición cruzada.
    La sangre florece limpia

    en ti, rubí.
    El dolor
    al que te despiertas no te pertenece.

    Amor, amor:
    he puesto en nuestra gruta colgaduras de rosas,
    con mullidas alfombras:

    los últimos detalles victorianos.
    Que las estrellas
    caigan a plomo en su oscura dirección;

    que los mutiladores
    átomos mercuriales caigan gota a gota
    en el pozo terrible:

    tú eres el sólido
    en que se apoyan los espacios, envidiosos.
    Tú eres el niño del portal.


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    Mensaje por helena Jue 16 Sep 2010, 09:31

    Muy hermoso el último poema que has dejado. Gracias de nuevo, Pedro.
    Yo voy añadir uno que me gusta mucho, dejando también la obra original.


    Poppies In July


    Little poppies, little hell flames,

    Do you do no harm?


    You flicker. I cannot touch you.

    I put my hands among the flames. Nothing burns

    And it exhausts me to watch you

    Flickering like that, wrinkly and clear red, like the skin of a mouth.


    Like a mouth

    A mouth just bloodied.
    Little bloodi skirt !


    There are fumes I cannot touch.

    Where are your opiates, your nauseous capsules?


    If I could bleed, or sleep!
    If my mouth could marry a hurt like that!


    Or your liquors seep to me, in this glass capsule,

    Dulling and stilling.


    But colorless. Colorless.


    -----------------------------------------------------------

    AMAPOLAS EN JULIO


    Pequeñas amapolas, pequeñas flamas del infierno

    ¿No están heridas?

    Están vacilantes. No puedo tocarlas.

    Puse mis manos en medio de las flamas. De ningún modo quemaron.

    Y esto me dejo exhausta para vigilarlas.

    Vacilando como aquellas–arrugada y rojo clara–como la piel de una boca.

    Como una boca
    Una boca ensangrentada.
    ¡Pequeña pollera sangrienta!

    Ahí esta el vapor que no puedo tocar.
    ¿Dónde están tus opiáceos, tus nauseosas cápsulas?

    ¡Si pudiese sangrar o dormir ¡
    Si mi boca pudiese casarse con una herida como esta.

    O con tus licores escurriéndose hacia mí, en esta cápsula de vidrio

    Apagada y silenciosa

    Pero descolorida. Descolorida.

    ----

    (Versión de Raúl Racedo)

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    **

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 17 Sep 2010, 06:29

    Gracias, Helena, por el poema que has traido de Sylvia Plath. Yo no conozco el inglés para poder leerla en el original, lo que me obliga a hacerlo en traducción. Es una lástima, no sólo por la obra de Sylvia Plath, tan rica en imágenes, sino también por la poesía inglesa, o mejor norteamericana, en general, tan interesante e innovadora en temas y forma, y que tanta influencia ha tenido en la poesía hispanoamericana y también en la española.

    Un abrazo.
    Pedro


    Te dejo otro poema de Sylvia Plath:


    CANCIÓN DE AMOR DE LA JOVEN LOCA


    Cierro los ojos y el mundo muere;
    Levanto los párpados y nace todo nuevamente.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
    Sin sentir galopa la negrura:
    Cierro los ojos y el mundo muere.

    Soñé que me hechizabas en la cama
    Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
    Escapan serafines y soldados de satán:
    Cierro los ojos y el mundo muere.

    Imaginé que volverías como dijiste,
    Pero crecí y olvidé tu nombre.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
    Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
    Cierro los ojos y el mundo muere.
    (Creo que te inventé en mi mente)

    (Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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    Mensaje por Maria Lua Vie 17 Sep 2010, 07:42

    CANCIÓN DE AMOR DE LA JOVEN LOCA


    Cierro los ojos y el mundo muere;
    Levanto los párpados y nace todo nuevamente.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
    Sin sentir galopa la negrura:
    Cierro los ojos y el mundo muere.

    Soñé que me hechizabas en la cama
    Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
    Escapan serafines y soldados de satán:
    Cierro los ojos y el mundo muere.

    Imaginé que volverías como dijiste,
    Pero crecí y olvidé tu nombre.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
    Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
    Cierro los ojos y el mundo muere.
    (Creo que te inventé en mi mente)


    Querido Pedro, gracias,
    por los poemas, los leo
    en muchos momentos ( leo uno,
    me voy... vuelvo, leo otro)...
    Me impresionan la fuerza, el
    dolor del alma de esa poeta!
    Prefiero leer las traducciones
    en español...me llegan al
    alma...
    Esta CANCIÓN DE AMOR DE
    LA JOVEN LOCA
    es bellísima!
    Un beso, amigo
    Maria Lua



    _________________



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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 27 Sep 2010, 06:19

    Hongos

    De noche, muy
    blancos, discretos,
    muy silenciosos

    nuestros pies, nuestras
    narices captan
    la tierra, el aire.

    Nadie nos ve,
    para, traiciona;
    los granos abren

    paso, los puños
    púas apartan
    y hojas tupidas,

    incluso alfombras.
    Mallos, arrietes,
    sordos y ciegos,

    del todo mudos,
    agrandan grietas,
    sondean huecos.

    De agua vivimos,
    de migas de aire,
    suaves pedimos:

    o todo o nada.
    ¡Somos tantísimos!
    ¡Somos tantísimos!

    Somos estantes,
    mesas, muy dóciles
    y comestibles,

    entrometidos
    involuntarios.
    Somos fecundos:

    mañana el mundo
    será ya nuestro:
    ya os avisamos.

    Sylvia Plath

    (Versión de Jesús Pardo, sacada de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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    Mensaje por helena Mar 28 Sep 2010, 17:42

    Muchas gracias, Pedro, por los dos poemas de esta escritora que has publicado desde mi intervención. Son hermosos y personalísimos.

    Un abrazo
    Helena
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 30 Sep 2010, 07:30

    Gracias a ti por tu interés, Helena. Un abrazo.
    Pedro


    Hombre de negro

    Reciben el ímpetu
    Y se amamantan de la mar gris

    A la izquierda y la ola
    Abre su puño contra el elevado
    Promontorio alambrado de púas

    De la prisión de Deer Island
    Con sus cuidados criaderos,
    Corrales y pastos de ganado

    A la derecha, el hielo de marzo
    Abrillanta aún los pocitos en las peñas,
    Acantilados de arenas penetrantes

    Se levantan de un gran banco de piedra
    Y tú, contra esas blancas piedras
    Caminabas en tu órfica chaqueta

    Negra, negros zapatos, cabello negro
    Te detuviste allí,
    Detenido vértice

    En la punta lejana,
    Afianzando piedras, aire,
    Todo ello, al unísono.

    (De The Colossus and other poems, c. 1962. Knopf, New York, 1967)

    (Sacado de: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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    Mensaje por Liliana Aiello Sáb 31 Mar 2012, 22:18

    Nacida en el barrio de Jamaica Plain de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], Plath mostró gran talento a una edad temprana, al publicar su primer poema con 8 años. Su padre, Otto, que era profesor de universidad y una autoridad en el campo del estudio de la [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], murió en esa época, el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Ella intentó seguir publicando poemas y cuentos en revistas estadounidenses y consiguió cierto éxito.

    En su primer año en la universidad de Smith College, Plath realizó el primero de sus intentos de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Esto lo detalló más tarde en su [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (The Bell Jar). Fue tratada en una institución psiquiátrica (Hospital McLean) y pareció recuperarse aceptablemente, tras lo que se graduó con honores, en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].

    Plath obtuvo una [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (que permite estudiar o colaborar en universidades extranjeras), por lo que fue a la [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], donde continuó escribiendo poesía y ocasionalmente publicaba su trabajo en el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] universitario Varsity. Fue en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] donde conoció al poeta inglés [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Se casaron el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Plath y Hughes vivieron y trabajaron en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] desde julio de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] hasta octubre de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], periodo durante el cual Plath daba clases en Smith College. Posteriormente se mudaron a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], donde Plath asistió a seminarios con [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Este curso tuvo una gran influencia en sus obras. También participaba en los seminarios [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Fue en este periodo cuando Plath y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] conocieron, por primera vez, a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], quien admiraba su trabajo y llegó a ser un gran amigo. Al enterarse de que Plath estaba embarazada, volvieron al [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].


    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]23 Fitzroy Road, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] : La casa donde Sylvia Plath se suicidó.
    Vivió junto con [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] durante un tiempo, y después se asentaron en North Tawton, un pequeño pueblo en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Publicó su primera recopilación de poesía, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (The Colossus) en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. En febrero de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] tuvo un aborto. Algunos de sus poemas hacen referencia a este hecho. Tuvieron problemas con su matrimonio y se separaron menos de dos años después del nacimiento de su primer hijo. Su separación se debió sobre todo a la aventura amorosa que Hughes tenía con la poetisa [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], pero hay quienes especulan que Olwyn Hughes, hermana del poeta, interfirió de manera decisiva en su relación.

    Plath retornó a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] con sus hijos, Frieda y Nicholas. Alquiló un piso donde había vivido [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]; esto le encantaba a Plath y lo consideró un buen presagio cuando comenzaba el proceso de su separación. El invierno de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]/[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] fue muy duro. El [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], enferma y con poco dinero, Plath se suicidó asfixiándose con gas. Está enterrada en el cementerio de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].

    Aunque durante mucho tiempo se consideró que sus repetidas depresiones e intentos de suicidio se debieron a la muerte de su padre cuando ella contaba con nueve años, pérdida que nunca logró superar, hoy se cree que padecía [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], enfermedad mental que en la actualidad tiene adecuado tratamiento.

    Su hijo Nicholas Hughes Plath fue un hombre solitario; se refugió en la privacidad de Alaska como profesor en la Universidad de Alaska Fairbanks. Maníaco depresivo y solitario, nunca se casó ni tuvo hijos, y el 16 de marzo de 2009 se suicidó en Alaska.

    [[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]] Obras


    Su viudo, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], se convirtió en el editor del legado personal y literario de Plath. Supervisó y editó la publicación de sus [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. También destruyó el último volumen del diario de Plath, que trataba del tiempo que pasaron juntos. En [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], Plath fue la primera poeta en ganar un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] póstumo (por [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] -The Collected Poems)

    Muchos críticos, sobre todo del ámbito [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], han acusado a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de intentar controlar las publicaciones para su propio beneficio. Por su parte, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] lo ha negado enérgicamente, aunque llegó a un acuerdo con la madre de Plath, Aurelia, cuando ésta intentó evitar la publicación de las obras más controvertidas de su hija en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], lo cual para muchos fue muy egoísta por parte de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. En su última recopilación, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (Birthday Letters), [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] rompió su silencio acerca de Plath. En esta obra es extremadamente franco, aunque no pide disculpas. El diseño de la tapa del libro fue hecho por Frieda.

    Los primeros [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de Plath fueron recopilados en su primer libro, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (The Colossus); aunque bien recibido por la crítica, ha sido a menudo descrito como convencional y carente del drama de sus obras posteriores. Ha habido mucho debate sobre cuánto se vio Sylvia Plath influenciada por el trabajo de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. La propia poetisa admite, en sus diarios de vida, sus propios intentos por explorar la animalidad y salvajismo que distinguen la obra de Hughes. De hecho, el poema [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] fue escrito poco tiempo después de conocer a Hughes, y está dedicado a él. Muchísimos artículos, ensayos y libros han surgido acerca de este tema. De todos modos está claro, por sus diarios y cartas, que admiraba mucho el talento de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y le mostró respeto incluso tras su divorcio.

    A pesar de esto sus obras son genuinas y las similitudes entre ambos poetas son mínimas. Debemos recordar también que toda creación artística cuenta con influencias visibles, en ocasiones incluso explícitas, y la presencia de éstas no determina o niega la originalidad de una obra de arte.

    Los poemas en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] marcan el punto de inflexión de sus primeras obras hacia un área de poesía más confesional. Es probable que las enseñanzas de Lowell, quien enfatizaba lo confesional, hayan tenido mucha importancia en este cambio. El impacto de la publicación de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] fue muy dramático, con sus francas descripciones del descenso hacia la locura. Las obras de Plath también han sido asociadas con [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Ambas sufrieron de enfermedades mentales y se suicidaron, por lo que las comparaciones son, quizás, inevitables.

    A pesar de las numerosas críticas y biografías tras su muerte, el debate acerca de las obras de Plath a menudo deja ver la lucha entre aquellos que están de su parte y aquellos que están del lado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Una prueba del nivel de crispación son las repetidas acciones contra la palabra Hughes cincelada sobre la lápida de la tumba de Plath.

    Durante los años 70 predominaban las interpretaciones biográfico-psicoanalíticas de la obra de Plath, mientras que ya en los 80 y 90 se prefiere un estudio crítico feminista y de género. Esta diferencia se percibe sobre todo en la comparación entre las biografías de Plath que ha tenido lugar desde entonces, así como en la obra crítica que se ha dedicado a esta autora.

    La publicación casi completa (excluyendo los ejemplares destruidos) de sus diarios de vida, tras la muerte de Hughes en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], ha servido para aclarar muchos puntos de especulación, y para dirigir el interés de los lectores hacia una comprensión más profunda del método y la sensibilidad en el genio creativo de Plath.





    De "Cruzando el océano" 1971
    Versiones de Jesús Pardo
    Carta de amor
    No es fácil expresar lo que has cambiado.
    Si ahora estoy viva entonces muerta he estado,
    aunque, como una piedra, sin saberlo,
    quieta en mi sitio, mi hábito siguiendo.
    No me moviste un ápice, tampoco
    me dejaste hacia el cielo alzar los ojos
    en paz, sin esperanza, por supuesto,
    de asir los astros o el azul con ellos.

    No fue eso. Dormí: una serpiente
    como una roca entre las rocas hiende
    el intervalo del invierno blanco,
    cual mis vecinos, nunca disfrutando
    del millón de mejillas cinceladas
    que a cada instante para fundir se alzan
    las mías de basalto. Como ángeles
    que lloran por la gente tonta hacen
    lágrimas que se congelan. Los muertos
    tenían yelmos helados. No les creo.

    Me dormí como un dedo curvo yace.
    Lo primero que vi fue puro aire
    y gotas que se alzaban de un rocío
    límpidas como espíritus. y miro
    densas y mudas piedras en tomo a mí,
    sin comprender. Reluzco y me deshojo
    como mica que a sí misma se escancie,
    igual que un líquido entre patas de ave,
    entre tallos de planta. Mas no pienses
    que me engañaste, eras transparente.

    Árbol y piedra nítidos, sin sombras.
    Mi dedo, cual cristal de luz sonora.
    Yo florecía como rama en marzo:
    una pierna y un brazo y otro brazo.
    De piedra a nube iba yo ascendiendo.
    A una especie de dios ya me asemejo,
    hiende el aire la veste de mi alma
    cual pura hoja de hielo. Es una dádiva.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 01 Abr 2012, 11:54

    Celebro que compartamos nuestra afición por Sylvia Plath, Lili. A ella le dediqué un tema en este subforo:

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Un abrazo.
    Pedro

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    Mensaje por Liliana Aiello Dom 01 Abr 2012, 12:53

    PEDRO NO LO HABÍA VISTO, DE VERDAD ME ENCANTA LA POESÍA DE ESTA ESCRITORA Y TODA SU HISTORIA DE VIDA,

    BESOSSSSSSSS, MUCHOSSSSSSSSSS



    LILI


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 02 Abr 2012, 06:00

    Sylvia Plath, tiene unos versos increíbles, estremecedores. Y es que las mujeres, cuando os ponéis...

    Un abrazo, Lili.
    Pedro
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    Mensaje por ernesto würth Lun 08 Oct 2012, 16:55

    [b][i]


    estimado pedro, HACE CINC AÑOS TUVE UNA GRAN AMISTAD CON UNA MUER BIPOLAR. a raiz de ello. leí varios poemas y prosas de la Plath. Me impresionaron muchos debido a que sus temas eran parecidos a los de mi amiga. Dejé de leerla después que sufrí problemas a raiz de la bipoaridad, tema que me aterra.Jajajaja.Lo que es la vida amigo, menos mal que hoy es solo recuerdo. Saludos y te felicito por el tema
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    Mensaje por ernesto würth Lun 08 Oct 2012, 17:36

    [b][i]


    pedro, ENCONTRÉ UN POEMA QUE ESCRIBI A MI AMIGA
    DE QUIEN HABLÉ EN MI COMENTARIO ANTERIOR

    BIPOLARIDAD


    Podría ser mientras viviera al solaz recordatorio
    tus ojos clavados a los míos como dagas
    sin decir tu nombre ni el color de tu pelo
    que tus manos parecieran dos oasis
    y que tu boca callase con mis besos
    ya que no alcanzan a brotar como las rosas
    pero el perfume tu aliento paraliza mis versos
    y el timbre de tu voz despiertan mis instintos
    de un amor que no nació y será eterno
    en la rapidez de la vida que aumenta
    a medida que el tiempo pone grises los sentidos,
    Creo la luz decrece con las horas y tristezas
    que todo es nada en la vaguedad de tus mimos
    y la vida empeora agotando paciencia
    y el deseo ser mañana y oir otro deseo
    diferente al que me distes hoy en tu incongruencia,
    distinto al de mañana agotando mi paciencia-


    NOTA. Este poema lo dediqué a una amiga Bipolar.
    a raíz de Sylvia Plath publicado por Pedro Casas.
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    Mensaje por Adriana Pardo (Luia) Lun 08 Oct 2012, 19:49


    Ya María Lua publicó arriba el último poema de Sylvia Plath.
    Acá les dejo otra versión/traducción del mismo.



    La mujer está terminada. El cuerpo muerto
    muestra la sonrisa de la realización.
    En los rollos de la túnica, fluye la ilusión de
    una necesidad trágica.
    Los pies desnudos parecen decir: hasta aquí
    hemos llegado, se acabó.
    Cada niño muerto se enroscaba, serpiente
    blanca, ante una jarrita de leche, que ahora
    está vacía.
    Ella los ha plegado de nuevo a su cuerpo
    como pétalos de una rosa cerrada, cuando el
    jardín se tensa y las hondas gargantas dulces
    de las flores nocturnas sangran aromas.
    La luna, que mira desde su capucha de hueso
    no tiene por qué entristecerse. Está acostumbrada a estas cosas. Sus moretones crujen y se
    arrastran.

    Sylvia Plath (1963),
    Filo –algunos lo traducen como Límite-
    (fragmento), de Ariel.

    En la madrugada del 11 de febrero de 1963,
    poco después de escribir este poema, en su
    casa de Londres, subió al cuarto de sus hijos
    y les dejó pan con manteca y leche, antes que
    llegara la niñera. Bajó a la cocina, selló con
    paños la puerta y la ventana, abrió el horno,
    metió la cabeza dentro y giró la llave del gas.
    Tenía 30 años.

    Fuente: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 12 Oct 2012, 15:29

    Ernesto: Te agradezco que nos hayas obsequiado con tu poema dedicado a tu amiga bipolar, sin duda sería una persona muy especial.

    Sylvia Plath fue una mujer y poeta de gran sensibilidad que alcanza, sobre todo en el tiempo inmediatamente anterior a su suicidio, cumbres poéticas altísimas y que conmueven a cualquiera que la lea.

    Su poesía ha alcanzado merecida fama, sobre todo después de muerta. Especialmente valorada, en un principio, por el movimiento feminista (porque ella defendió siempre la emancipación de la mujer y padeció en carne propia el machismo), después fue objeto de interés por los estudiosos de la psicologia porque su poesía es totalmente intimista y en ella se desnuda totalmente.

    Ahora ya todo el mundo reconoce que se trata una gran poeta, una poeta universal, como puedaN ser Alejandra Pizarnik y otras poetas modernas mujeres que han hecho que la poesía no fuera solo "cosa de hombres para lectura de mujeres" (disculpad por decirlo de forma tan radical pero creo que válida para muchos siglos de poesía).

    Yo estoy diagnosticado como bipolar I. Esta enfermedad me hizo sufrir mucho durante años, sobre todo antes de que me fuera correctamente diagnosticada y tratada. Afortunadamente, ya hace muchos años que permanezco asintomático y además sin precisar de medicación alguna(lo cual tengo entendido que es algo excepcional). El número de personas que padecen trastorno bipolar es bastante elevado, sobre un 2% o 3% de la población mundial adulta y sus consecuencias -para ellas y su entorno familiar- muy graves (si no se medican). Afortunadamente el tratamiento correcto de la enfermedad puede hacerla permanecer asintomática. El tratamiento que hasta ahora ha sido más eficaz es el litio. Sin que se conozcan las causas, entre los artistas el porcentaje de personas que padecen este trastorno es mucho mayor.

    Te dejo un poema de José Agustín Goytisolo, otro ilustre poeta bipolar fallecido (suicidado).


    LLEGA EL LITIO

    Mucha tristeza nunca le humilló
    pero temía el hondo pozo oscuro
    que él envolvió en sus aguas cenagosas.
    Mucho haloperidol; pinchazos de antabús
    probó electroterapia veinte veces
    y salió disparado hacia una vida
    que ahora ya no recuerda: quince años
    hasta que llegó el litio: quince años
    perjudicando a todos los que amaba
    pues gastó su dinero y el ajeno
    en alcohol en viajes y en delirios.
    Pero el litio llegó y está en su sangre
    y ahora es su compañero de por vida
    hasta la oscuridad o la luz total.

    José Agustín Goytisolo. De Las horas quemadas (Lumen, 1996).



    .

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 12 Oct 2012, 15:37

    Lu: Gracias por dejarnos otra versión del último poema de Sylvia Plath. Traducir una poesía tan rica en imágenes originales como la suya es muy difícil, por lo que cualquier traducción no es sino una aproximación al original inglés. Afortunadamente su poesía (como gran parte de la inglesa y otras europeas en lenguas no romances) no es rimada, lo que facilita su traducción. Conozco tu poesía así como tu interés por la obra de Pizarnik lo que me hace pensar que también debes tenerlo por la de Plath.

    Un abrazo.
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    Mensaje por cecilia gargantini Sáb 13 Oct 2012, 14:30

    Gracias, amigo Pedro, por reflotar todo esto, ya que admiro profundamente a Plath. Por momentos me hace acordar a nuestra Alejandra Pizarnik, por lo intimista y lo conflictuada. Bueno, de hecho- aunque por otros motivos- Alejandra también terminó en suicidio.
    Besitossssssssss y gracias otra vez
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    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Lun 15 Oct 2012, 00:58

    He de confesar, Pedro, que no lo conocía, aun que mi hija Inmaculada me había hablado de ella. El primer poema s.c. Tu trabajo igualmente s.c.
    Un abrazo


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