Aires de Libertad

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    Jenaro Talens (1946-

    Pedro Casas Serra
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    Jenaro Talens (1946- Empty Jenaro Talens (1946-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 29 Mayo 2023, 12:05

    .


    Jenaro Talens (Tarifa, 14 de enero de 1946), es un poeta, ensayista y traductor español.​ Hermano del novelista Manuel Talens.

    Estudios

    Jenaro Talens hizo sus estudios de bachillerato en el Colegio de los Hermanos Maristas de Granada. Tras terminar el Preuniversitario en junio de 1963, se trasladó a Madrid, becado por el Comité Olímpico en la Residencia Blume. Cursó estudios en Ciencias Económicas y Arquitectura en la Universidad de Madrid, abandonando ambas carreras y el deporte en la primavera de 1966 para matricularse en la Facultad de Filosofía Letras de la Universidad de Granada, donde obtuvo la Licenciatura con Premio extraordinario.

    De nuevo en la Residencia Blume desde septiembre de 1967, compaginó el atletismo como titular de la selección española en 100 y 200 metros lisos y relevos 4 x 100 con sus estudios de doctorado hasta su retirada definitiva de las pistas en el otoño de 1969. Se doctoró en Filología Románica por la Universidad de Granada en 1971, con una tesis sobre la poesía de Luis Cernuda.

    Profesor desde 1968 en la Universidad de Valencia (donde ocupó sucesivamente las cátedras de Literatura española, Teoría de la Literatura y Comunicación Audiovisual) y entre 1996 y 1998 en la Universidad Carlos III de Madrid. Desde 1999 hasta su jubilación en 2011 ha sido catedrático de Literaturas Hispánicas, Literatura Comparada y Estudios europeos en la Universidad de Ginebra, ciudad donde reside y donde continúa como catedrático emérito en el Institute for Global Studies al tiempo que, tras reincorporarse a su cátedra de Comunicación audiovisual en la Universidad de Valencia, Estudi General, ha sido nombrado asimismo catedrático emérito de la disciplina en el Departamento de Teoría de los Lenguajes y Ciencias de la Comunicación.

    Ha sido Profesor visitante en diferentes centros europeos y americanos: Minnesota, Montreal, California-Irvine, Aarhus, Technische de Berlín y Buenos Aires, de cuya Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo -FADU- es Profesor Honorario. Dirige las colecciones de ensayo "Signo e imagen" y "cineastas", de Ediciones Cátedra y "Otras Eutopías", de Ediciones Biblioteca Nueva, así como la colección de poesía de la Editorial Salto de Página, esta última en colaboración con Clara Janés. Fundador de la revista de Hispanismo "Boletín Hispánico Helvético" que dirigió hasta su jubilación ginebrina (volumen 15-16), en la actualidad dirige una nueva revista semestral cuatrilingüe (español-francés-inglés-italiano), "EU-topías. Revista de interculturalidad, comunicación y estudios europeos/Revue d'interculturalité, communication et études européennes/A Journal on Interculturality, Communication and European Studies/Rivista d'interculturalità, communicazione e studi europei", coeditada por el Departamento de Teoría de los Lenguajes y Ciencias de la Comunicación de la Universitat de Valencia. Estudi General y el Institute for Global Studies de la Universidad de Ginebra. En 2014 fue nombrado Doctor Honoris causa por la Universidad de Playa Ancha (Valparaíso, Chile) y en 2015 ha recibido el Ida Beam Distinguished Visiting Professorship de la University of Iowa (EE. UU.), distinción que recibieron en años anteriores poetas como John Ashbery, Seamus Heaney o Derek Walcott, novelistas como Saul Bellow o Philip Roth y pensadores como Harold Bloom o Jean-François Lyotard. En la primavera de 2016 ha sido elegido miembro de la Academia Europaea, dentro de la sección de Film, Media and Visual Studies.

    Obra poética

    Jenaro Talens ha sido encuadrado por la crítica en la generación poética surgida en la poesía española contemporánea de la España a finales de los años sesenta, conocida como "generación novísima", "generación de 1970" o "generación del lenguaje", si bien siempre mantuvo, desde sus inicios, una posición excéntrica y marginal respecto a las que se consideraban las características definitorias del movimiento (esteticismo, venecianismo, culturalismo, etc.). Definido como metapoeta, difícil e intelectual —aspectos que el propio autor ha rebatido de forma reiterada en sus escritos teóricos—, hay en su poesía una continua reivindicación de lo sensorial y corpóreo, a la vez que un constante cuestionamiento de la noción de sujeto cartesiano que ha servido de eje conductor a las escrituras de la Modernidad. En palabras de Gilles Deleuze, “un proceso de subjetivación, es decir, la producción de un modo de existencia, no puede confundirse con un sujeto, a menos que se le despoje de toda identidad y de toda interioridad. La subjetivación no tiene ni siquiera que ver con la persona: se trata de una individuación, particular o colectiva, que caracteriza un acontecimiento (una hora del día, una corriente, un viento, una vida). Se trata de un modo intensivo y no de un sujeto personal. Es una dimensión específica sin la cual no es posible superar el saber ni resistir al poder”. Este planteamiento no estriba ni afecta tan solo a que la escritura de Talens haya sintomatizado siempre el papel subversivo del sujeto lírico marcando en primer plano la dimensión retóricamente mediada del lenguaje. Se establece en un nivel más profundo: allí donde la fuerza subversiva de ese gesto radica en ofrecerse como correlato de una subjetividad que, verso a verso, materializa un campo de fuerzas en el que la mediación retórica del lenguaje articula de modo progresivo una memoria del sí mismo que ya no es tiempo sino espacio. Si es cierto, como decía Beckett, que es imposible hablar sin decir “yo”, los poemas de Jenaro Talens se instalan en esa imposibilidad y someten el pronombre y su unitaria sucesividad a una permanente dispersión, con la que poder poner al descubierto las líneas intensivas de libertad y deseo que atraviesan, generándola, la enunciación de una específica propuesta de intervención en el mundo. Utilizando una imagen tan plástica como certera, podría decirse que la senda marcada por la palabra poética del yo lírico talensiano responde a aquel movimiento que se daba entre la avispa y la orquídea de Deleuze y Guattari: insecto y flor delineaban sus contornos en esa intersección, un entre que no pertenecía ni a uno ni a otro y que, no obstante, construía a cada uno de ellos. Si nos referimos a una de sus últimas entregas, quizá sean los versos iniciales de El espesor del mundo, pertenecientes a “Biografía”, los que mejor puedan ejemplificar la permanencia de este sentido de la escritura. Las fotografías de nuestra memoria no nos muestran el perfil de una imagen: “Tú, palabra, aire escrito, / de donde surge a veces / sombra y fulguración, la melancólica / inconsistencia del acontecer, / no esperes que responda / nadie por ti. ¿Qué es esta superficie / sino el envés de tu oquedad?”, sino las intersecciones de un continuum de desplazamientos con el que la voz lírica que nos habla muda a cada paso los contornos de su espacio y su sonido es el de la huella de su puro tránsito: “Escucho el viento / golpeando las ramas sin prudencia / como si allí anidasen golondrinas / en libertad. ¿Soy yo / lo que giraba en torno?”. El gesto de invitación a la resistencia desde el que nos habla la escritura talensiana obedece a una específica concepción de la poesía como pensamiento del desorden de lo visible, cuyas profundas implicaciones en el terreno epistemológico afectan por entero al papel de intervención de la escritura en el terreno ideológico. La suya es, pues, una poética que asume la tarea de pensar la comunidad como su praxis constitutiva y cuyos planteamientos se encuadran en la específica asunción de una condición postmoderna.

    (Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Jenaro_Talens )


    *


    Algunos poemas de Jenaro Talens:


    De Otra escena/Profanación(es) (1975-1979):


    NAVEGACIONES

    I
    recuerdo vagamente
    que comenzaba el frío del otoño
    o quizá se tratase del estremecimiento
    de despertar de pronto junto a un cuerpo dormido

    recuerdo el gorjeo del mirlo en el jardín
    pero ¿cómo recordar si era él quien cantaba?

    II
    una apacible máscara
    niega saber que un labio son cien labios
    cuanto el aire corrompe
    con indiferencia con obstinación

    igualmente real
    tu nombre pide un desenlace
    un poco de la blancura con que los ojos entreabren
    tras la vitrina por azar la lluvia
    la luz indecisa goteando sobre un hombre que pasa

    hace tiempo y lo sé
    tal vez perduren todavía
    la forma de mis pasos
    un gesto sin memoria por algún lugar

    III
    ¿me reconoces aire
    bajo la corteza de las palabras en que fui?
    mi voz navega sin vacilaciones
    en un paisaje de sonidos

    tiempo tú puro espacio
    en este mediodía que duerme
    el agua dice soy

    un exceso de luz
    vuelve tu cielo inhabitable.



    OBSERVACIONES SOBRE UN CUERPO

    I
    el escenario es siempre el mismo

    observa cómo el cielo cae sobre los pájaros
    cómo un humo delgado anuncia el límite del día
    la violencia del fuego que nos conmemora

    no tienes otra desnudez
    que esos puntos de luz
    en donde te supones desdoblada
    una segunda superficie que nadie recorre
    sólo la imagen que te nombra

    reconstruir un símbolo vacío
    sobre el lugar sin límites
    donde todo comience

    la no conciencia vuelta maquillaje

    el terror de los sueños a permanecer

    II
    siento vivir tus ojos contra el sol que se apaga
    frente a este muro destruido

    la ceremonia muere por desolación

    el olor que has nombrado
    más alto que la luz que el aire cristalino
    es en mi rostro un brillo solitario
    una extraña humedad
    donde la noche nos reconocía

    el techo desploma su ceniza sobre el amanecer

    antes que el tiempo acabe
    y nos absorba y desdibuje
    ahora que ya no somos inmortales
    deja entrar la mañana
    por los cristales mal cerrados
    silenciosa y furtiva

    sólo déjala entrar
    para que todo calle y continúe



    PROFANACIONES I

    Te extraño, oscuridad, mi vieja amiga,
    mientras hago memoria de tu exilio insaciable,
    de tu armazón endeble, de tu edad.
    A través de las piedras donde el tiempo fabrica
    un nombre corroído por vegetaciones
    las ortigas deslíen tu poder.
    El muro escucha erguido,
    la música transcurre sin avidez y cede.
    Otros lugares hay. También allí
    tu soledad es necesaria.
    Densas como un olvido tus palabras llegan a su fin
    Queda un tibio y espeso calor que todo lo cubre.
    Dónde anudar el hilo de tu historia, dime.
    La luz que cae exime de sorpresa.
    Dulce fue tu universo, oscuridad.




    De Proximidad del silencio (1980-1981):


    OBSCENIDAD DE LOS PAISAJES

    I
    Esta mañana somos dos los que observan el movimiento de las hojas, el cíclico murmullo de los primeros rostros que marchan al trabajo; dos los que miran lo impreciso de cuanto existe ajeno y nos rodea y a su manera nos define como ajenos también. Tan sólo el ocio frágil de la imaginación pudo asociar un día tantos datos dispersos y construir sobre el caótico montón de sus detritus un simulacro de saber. Nos cegó el énfasis soberbio de inventar historias, de otorgar sentido. No supimos ver sino la luz, o, cuanto más, lo iluminado. Nunca nos detuvimos a sentir los ojos, su cotidiana sensación de estar, que no da nada y todo lo recibe, como un don. Fuimos uno (mirar nos desdoblaba). Tuve piedad (tuvimos) del gorrión temprano, del solitario poto, del jardín deshabitado por la lluvia bajo nuestra ventana. El día viene ahora hasta nosotros como presencia sólida y el aire que me azota dice que en el silencio oscuro de mis pasos hoy somos al fin dos, yo, tú, nunca nosotros ni su crimen lejano, reconocida tú, por quien camino.

    II
    Ah, pronunciar el aura del viaje, sentir un poco cuando el sol lo pida, decirte soy como lo escucho, y escuchar lo que digo y descubrirme ahí. Los murmullos que estallan en mi boca queman como faros y, a no dudar, impiden que te exile la luz, donde la hierba crece franqueando el espacio de los ojos. La muerte ya no insiste: una simple emoción reconocida. De nadie nos consuela la fidelidad (su intensidad es silenciosa). Así, sonrío al borde de mi voz. Piedra angular. O antorcha. La locura.

    III
    De todas formas nadie nos espera. No hay por qué apresurarse. El cartero pasa de largo, sin llamar (no llamará dos veces, ya lo ves). El agua le chorrea y busca dónde guarecerse. Para qué, me preguntas. Y de qué. La lluvia. Siempre llueve en esta época del año. No sé por qué buscamos, sin embargo, su secreta razón, su calidad de imprevisible. Abandonemos pronto este recinto; pero no, no es recinto. El frío de la tarde desconoce que aún quedan sensaciones sin clasificar, el sonido amortiguado de los tubos de escape, la lividez del cielo azul plomizo, el olor del mal tiempo que camina entre rachas de sol y nubes grises, como un cabrilleo de liquidación, sus maneras afables y alguna referencia más bien vaga a las cisuras que parecen otorgar a cada historia su enfática porción de intimidad. La ceremonia ciega, ¿en qué consiste? Dejemos ya de divagar, me dices, no nos caiga la noche. Ah, sí, la noche.

    IV
    La sombra oblicua que nos desdibuja en el límite del día sabe del entusiasmo de las estaciones, de la hazaña del tiempo, del dolor que acumula un pensamiento inhóspito. Allí el deseo se agazapa, se acomoda a un espacio elaborado con fragmentos de hierba y levadura triste. Nada tan dócil como la sorpresa de distinguir rendijas familiares por donde penetra un sol sin atributos. Brilla su imaginaria proyección sobre el escorzo de aparatos de bronce, de muñecos mecánicos, esa falsa materia que el mar vislumbra en la prisión del cielo. Ahora que somos dos (la tormenta lo dice) y la noche que cae nos señala el camino con culebras de luz.

    V
    A solas otra vez, irremediablemente, como el viejo serrín de una muñeca de trapo, desparramados entre restos de ternura y sábanas sin sol. El frío de la madrugada no precisa de afán. Un bulto inmarcesible hecho de incertidumbre, de ruidosa brega. La voluntad de abismo aturde igual que música pautada en otras tablas, en la trinchera próxima. Un espacio concluso donde hacer mío el fuego que crepita en torno a las comisuras tristes de tu boca.



    PEQUEÑO GORRIÓN EN LA TERRAZA

    Esa pequeña cosa, como un ranúnculo puesto en la
    descolorida horqueta de las rosas, viene a mí, me
    escucha mientras hablo de lo que no recuerdo o no
    conozco ni imagino, pía con ignorancia, se demora
    contra el tiempo, por mucho que no sepa
    que también hay tiempo para él, y ahora todo despide
    un olor especial, a jazmín hecho de
    memorias ya borrosas, imágenes leídas
    cuando de muchacho el desafío estaba tras la
    biblioteca, y algo de su silencio parece evaporarse
    igual que una flor mágica que encontramos de pronto
    y ni el amor ni la muerte pueden ponerle fin,
    tampoco incorporarlo al espectáculo de
    este silencio en el que persistimos con
    indiferencia, con determinación, y esa cosa
    arrastra el pico sobre la barandilla, mesa
    sus alas, sin soberbia, una costumbre que
    se parece a la música y al calor del verano,
    su revoloteo continuo, sus ojos sin conciencia,
    feliz, como un ranúnculo puesto en la
    descolorida horqueta de las rosas.



    MUJER CADA DÍA A LO LARGO

    I

    No tenía ambición alguna de ser feliz. Desde tiempo atrás había renunciado a todo pensamiento sobre este tipo de cuestiones. Sólo deseaba representar lo más correctamente posible una ficción de felicidad. Deseaba, por ejemplo, recitar sobre la verde hierba de su jardín escenas dulces de la vida diaria de una familia feliz. Las ensayaba con detenimiento y con pasión y las más conseguidas las hacía filmar. Joven madre feliz jugando con su hijo. Ama de casa feliz sirviendo el té. Bañista feliz tomando el sol en su piscina. Deseaba, sobre todo, esas escenas para que su familia no se sintiese desgraciada por su carencia de felicidad. Sin embargo, su perfeccionismo se estrellaba siempre con la posibilidad de que algo incontrolable sucediese. El malhumor del niño. El alboroto del niño. El silencio del marido. Su falta de atención. O su desinterés en un experimento cuyo alcance objetivo no alcanzaba a calibrar. O cualquier otra cosa imprevista que hacía desmoronarse toda la situación. No servía de nada que su familia hiciera idénticos esfuerzos, ni que fingiese que nada había sucedido.



    EN EL CURSO DEL TIEMPO

    Ha llegado el invierno, y el viajero, solo en su cabaña, pasa las noches desvelado. Lo que siente caer sobre sus hombros no es el agua (porque no la hay), sino un cúmulo de sensaciones, lluvia quieta de estío recuperada a fuerza de imaginación, de olvido, el olor de los bosques que atravesara antaño, montado en una grupa que jamás usó.
    Fue su oficio mentir, hacer camino.
    Ahora la noche es larga, no es invierno, ya
    ni lo recuerda apenas, se desasosiego
    sólo le dice que ya es tarde, que
    imaginarte no
    es posible.



    CUANDO EL AMOR INVENTA LABERINTOS ALGUIEN SE TIENE QUE PERDER

    Tras tanto viaje inútil después de tantas tentativas de fuga, sin saber con certeza qué y adónde buscar, sin otras convicciones que la de haber escrito sobre lo que viví, o he visto (a menudo, también, sobre lo imaginado o por vivir), tantas frases vacías o escasamente necesarias, ahora, de improviso, vuelvo a sentir cada palabra como un acto de amor. Las alas raramente dejan huellas. Se mueven con la precisión de un dardo, la nostalgia de un fuego donde la voluntad crepite como bajo un difuso cielo de celofán. Y espero. Hay una tierra remota, de voces muy oscuras, de cristales sin cuerpo que hunden sus raíces en la noche. Amo cada palabra porque me obliga a construir los límites de mi silencio, como la yedra construye su fidelidad, su sueño, su armonía, o la espuma rompe sobre la cresta del acantilado tanto en la calma como en la tempestad. Amo los sitios donde la luz fue nuestra, el color de sus nombres, y amo también los que no vimos, porque habrán de obligarnos a inventar sus contornos, y su pequeña historia, y unos pocos recuerdos con que volverlos habitables. Amo, incluso, la muerte, esta forma de muerte, porque obliga a vivir.




    De Tabula rasa (1983):


    ESTOY IMPLICADO EN ALGO

    1
    Nunca quise ser libre. Sólo hablaba y hablaba
    de una confusa libertad. Conozco,
    a duras penas, el abismo súbito
    que separa un refugio del color del cielo
    de este cielo que me cubre con su indiferencia,
    mostrando los caminos abiertos ante mí.
    Y hoy, primero de abril, bajo la luz de un alba casi amiga
    dejo mi casa y mi ciudad, los libros
    que tanto amé, las calles, los jardines
    y el cuerpo extraño en que busqué mi imagen
    sin comprender del todo lo que hacía.
    Nada hay atrás que implique una atadura,
    quizá algunos residuos de memoria,
    algún olor indefinido, un poco
    de la nostalgia absurda con que se aparece
    cuanto el deseo quiso construir
    sin aceptar sus límites inciertos. Esta mañana, al fin,
    mientras, algo cansado, vuelo entre las nubes,
    veo a través de sus resquicios el azul del océano,
    la transparencia insólita del aire
    y sé que es cierto que soy libre, que
    ya no me vivo en nadie, que mi noche
    es profunda, y es mía.

    II
    Supongo que ser libre es estar solo,
    aceptar la violencia con que la noche cae,
    sin otra compañía que la noche.
    Nadie depende ahora de mí. No tengo planes.
    Tampoco estoy seguro de la eternidad,
    pero conozco, al menos, mis limitaciones.
    Sé lo que quise o que fingí querer
    manjpulando a veces mi memoria.
    Y aquí, sentado, espero mi bebida
    entre rostros extrafios que me ignoran.
    Oigo el confuso parloteo de los comensales
    y distingo con nitidez una pequefia ardilla desde la ventana.
    Juega en el parque, entre la nieve, y no
    sabe siquiera que es abril y hace frío.
    La luz resbala por sus ojos, como
    gotas de lluvia. Abre tu puerta -dice,
    y no te ocultes en la oscuridad.
    Un falso sol que tiembla en el invernadero
    tille de azul las lilas y los polos.
    Saludo sin pasión a un árbol solitario.
    Son malos tiempos para la ternura.

    III
    Son malos tiempos para la ternura.
    Olvida el absurdo vaivén del día y de la noche.
    Quédate junto a mí. No tengas miedo.
    Sabrás que, al fin, no hay nada misterioso,
    cómo y dónde se inicia, tras el maquillaje,
    ese monólogo de sombras que llamamos poema.
    Yo, que tanto he escrito sobre lo que ignoro,
    ya no pretendo comprender. Escúchame,
    vivir consiste en enterrar la muerte,
    y estas viejas historias, como dijo el anciano,
    se parecen tanto todas entre sí.
    Tú, viejo profesor, que nada tienes salvo tu deseo,
    deja el terror a un lado. Nadie mira.
    El mundo es algo ajeno, aunque tu vida esté
    sola y desnuda en los escaparates.
    Nada de lo que digan eres tú. Ven conmigo.
    Andemos juntos esta madrugada.
    No hay lugares inhóspitos. El cielo
    tan sólo cambia de color, y es dulce, y nos cobija,
    y hay tantas cosas nuevas que aprender.



    ROOM 2 MOVE

    Por qué dudar. No temo la aventura.
    El deseo no es nada sino el deseo de romper
    la superficie donde habitan todas las superficies,
    de hablar con un lenguaje sin pronombres ni géneros,
    sin verbos en pasado o en futuro,
    de comprender, al fin, por qué la muerte es dura:
    porque tu cuerpo ausente es sólo superficie.
    La voz que me habla con tus ojos
    es más profunda y dulce que el olor de las rosas
    cuando estas flores imaginan
    la nieve que se posa con delicadeza sobre tu piel, y nadie,
    ni siquiera la lluvia, como pequeñas manos,
    puede ser otra cosa que temblor. Esta explosión de pétalos
    que se eriza en mis dedos cubre tu desnudez,
    y el vaho de tus labios como un rostro confuso
    construye, poco a poco, otro silencio para mi silencio.
    Cerrar mis ojos y saber quién soy.
    Si tú no estás la luz ya no es posible.
    Si estás aquí la luz no es necesaria.
    La audacia de adentrarnos, solos y juntos, en la madrugada.



    PAISAJES # 2

    La florista pasa delante del café. Lleva una niña de la
    mano. Va muy deprisa. Al fondo de la calle
    un coche aguarda en medio de la nieve.
    El hombre baja apenas el cristal.
    Puedo ver, sin embargo, su chaqueta de cuero,
    el sombrero tejano y la sonrisa. ¿Son
    rosas o crisantemos? Varios pétalos caen
    sobre el barro amarillo. Envuelto en un periódico,
    el manojo está ahora en brazos de la niña.
    La capucha de su anorak como una imagen rota.
    En el café las flores son de plástico.
    Miro este simulacro de jardín,
    el contorno apagado de los tulipanes,
    se asepsia, parecida a la desgana con que
    las camareras sirven la bebida. Tomo mi
    brunch. Es domingo. En el rincón de al lado
    dos jóvenes se besan y hablan de las montañas del Perú



    ES TAN SÓLO UNA HIPÓTESIS, PERO AÚN ASÍ

    G. lonas, Untitled poem # 3


    Dice que sólo duerme con extraños, que
    gracias a los extraños puede dormir en paz
    y permitirles ser amables anfitriones
    siendo a su vez una invitada amable.
    Ellos no pueden tomar nada que le pertenezca,
    ella tampoco nada que les pertenezca
    salvo lo más externo de su piel
    y el café con tostadas en el desayuno.
    Tras noches como ésas se siente tan feliz.
    Dice que sólo duerme con extraños, que
    de ese modo resultan más sinceros.
    Saben que ella está hoy,
    sin que jamás se hable de un mañana.
    Si se lleva consigo algún objeto,
    es relativamente fácil perdonar.
    Y si olvida algo suyo sobre la mesita
    pueden tirarlo luego sin problemas.
    Es un dedo en un timbre después de atardecer,
    o una voz dulce en el teléfono.
    La promesa, tal vez, de una postal que no
    suele firmar, y sin remite alguno.
    Dice que sólo duerme con extraños, que
    ellos así reservan para ella
    sus más limpios manteles
    y su mejor sonrisa.



    ARRITMIAS DEL ESTÍO

    Cuando me paro a contemplar mi estado,
    y aún a sabiendas de por qué he vivido,
    no encuentro muerte ni dolor ni olvido,
    sino un rumor de tiempo sofocado.
    Pasión o luz busqué. Tuve cuidado
    de no perderme tras tu dolorido
    sentir. La noche acaba. Ven. He sido
    huésped de ti. No temas: he llegado
    tarde a la cita, pero no a tu boca
    que aguarda ya mi oscuridad vencida
    por el sonido de tu piel. Profana
    este silencio, amor. Sé tú la roca
    donde el mar muera paradarnos vida
    como el que ofrece un cauce a la mañana.



    MONÓLOGO EN COLFAX AVENUE

    Estas palabras que te escribo
    piensan de modo diferente
    y en otras cosas que no son tú y yo.
    Pero es difícil rehuirlas. Vienen
    para negarme la mudez, ser carne,
    aún sabiéndose infieles
    porque no son espejos, ni conocen
    el temblor que te invade cuando duermes
    desnuda junto a mí. No sé decirlo
    y, sin embargo, ellas acuden siempre
    y te acarician. Las palabras son
    mi forma de estar solo y ofrecerte
    una pequeña sensación, un gesto
    sin importancia. Tómalas. No mienten.
    Son como son. No buscan la agonía,
    pero tampoco eluden convertirse en muerte,
    dar testimonio sin venir a mí,
    ser ellas mismas aunque yo las niegue.
    Si mis palabras no hablan del amor, es sólo
    porque piensan de modo diferente.



    EPILOGUE & AFTER

    Cuánta ceniza ardiente llueve el cielo,
    ecos antiguos de una voz que pasa,
    ese enemigo que inventó el espejo
    y me instaló sin verme en su mirada.
    Dando bandazos, el invierno cae;
    no me permite desdecirme. Calla
    para obligarme a oír desde el silencio
    el rumor con que anula las palabras
    y hace hablar a los árboles, a las
    piedras desnudas, a los puentes, con
    el lenguaje del agua.
    Burlón y regio por las galerías,
    el aire muerde sin cesar las ramas;
    ellas me enseñan a mirar sin odio:
    el sol es siempre nuevo cuando se levanta.
    El frescor de las cosas desmiente mi agonía,
    y en este cuerpo imán de tu memoria inscribo
    el lastre fiel de un monólogo en calma.
    La noche apoya su cabeza en mi hombro,
    su materia sensible. No hay nostalgia,
    sino copos de tiempo que la noche aventa
    en un espacio vuelto madrugada.
    Mis ideas acerca del futuro
    crecen como burbujas de sustancia.
    Por qué seguir; la escena ha terminado,
    y ahora que ya no necesito nada
    (si acaso respirar la luz del día),
    ahora, cuando descubro que esa luz no acaba,
    sé que el camino existe
    porque por él avanzo: soy camino.
    Sobrevivir ha sido mi venganza.

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    Jenaro Talens (1946- Empty Re: Jenaro Talens (1946-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 30 Mayo 2023, 04:51

    .


    De La mirada extranjera (1984-1985):


    LUNA LLENA

    Esa cabeza hundida entre las manos,
    ¿en las manos de quién?
    ¿quién sostiene su rostro
    como una fruta abierta en medio de la
    noche? La tarde se nubló temprano
    y el aire en calma se vistió de
    frío. ¿Qué haré de ahora
    en adelante, si
    no hay pájaros que pueblen
    esta oquedad sin cuerpo
    que simula su cuerpo
    entre las nubes grises
    donde espero el abrazo,
    la incandescencia frágil de mi mar?



    FLASHES EN EL BRICK OVEN

    ¿Qué me ofrece el silencio de esta noche,
    este amor sin excusa, vuelto aprendizaje?
    Paseo por las calles
    de esta ciudad extraña
    donde incluso las flores tienen dueño.
    Miro las nubes grises,
    el aire iluminado por una luna artificial,
    y escucho el parpadeo de los claxons en la carretera.
    Los grajos llueven en bandadas,
    vierten su humosa niebla sobre las ardillas,
    pero el olor que brota de la hierba
    no es un olor distinto
    del olor con que noviembre ahora irrumpirá en tu cuarto
    diciéndote que empieza a amanecer,
    aunque sea otro el mar, otros los árboles
    y otro el azul que inunde tu mirada.
    El día muere en Austin y estoy solo.
    Aquí, de pie, junto al Brick Oven,
    pienso en tu cuerpo, en ti.
    ¿Qué podría ofrecerme esta noche de otoño
    que no me ofrezcas tú?



    ALGO VA A SUCEDER

    La muerte es como el sueño,
    parecida a ti:
    no puede ser pensada.
    Abro los ojos y amanece el día.
    No hay obsesión impune, ni fantasmas
    que la luz no devore
    sin más imperio que su voluntad,
    ni otro poder que el sol que nos despoja.
    Cómo olvidar que fuimos lo innombrado,
    lo que negaba oscuridad a un mundo
    hecho, como tú y yo, de sueños rotos.
    No, no duermas. El pájaro del alba
    dice que ayer no existe. No hay memoria,
    ni significa nada. Sólo, mira
    esta pasión que nos acoge, que
    ha estallado, de pronto, insobornable,
    como las ganas de vivir.



    DECIR SON MERAS APROXIMACIONES

    Ahora ya sé que el júbilo aún existe,
    que tu rotundo vientre me unifica
    en esta dispersión que ha sido mi ceguera.
    Fuiste verdad visible, combustión, palabras
    que mis manos llovían sin descanso
    desde el temblor de un vértigo insondable.
    Una mirada acuosa me sigue desde entonces
    y, como quien no cede a tentación, sepulta mi memoria
    bajo un humus de tiempo, donde el amor en llamas
    borra las sombras. Mírame, desnudo
    de tu calor. No hay muerte ni amargura
    sino un sol extranjero que pronuncia tu nombre,
    su música callada, su delicadeza,
    con el fervor de un viento que no olvida.
    Sé que este martes de noviembre,
    mientras paseo atravesando el frío del otoño,
    tu voz me grita desde su silencio,
    desde otro cielo y en ningún lugar.
    No pude oír desde tan lejos el sonido del aire
    pero aprendí a mirarte en cada rostro,
    en la agonía verde de los árboles,
    en su inasible luz, sabiéndote despierta
    de tu profundo sueño, no de mí.



    SOLO

    Si existe un cielo, llevará tu nombre,
    vendrá despacio cada noche,
    se sentará a mi lado, y con el resto
    de la que fue solícita ternura
    quizá me ofrezca compañía.
    Cómo negarme a su calor, si es todo cuanto queda.
    Tendrá tus mismos ojos,
    su claridad sin límites,
    y el verde aroma que tu cuerpo exhala
    como quien abre puertas en la oscuridad.
    Si existe un cielo, el cielo serás tú,
    tú, territorio cuya piel transito
    mientras la muerte gira alrededor.



    EPITAFIO

    yesca me han hecho de invisible fuego
    Francisco de la Torre

    Fui un viejo juglar, y conté historias.
    Mi nombre os es indiferente.
    Sólo dejo constancia de mi oficio
    porque fue oficio quien dictó mis versos
    no la pequeña vida que viví,
    ni su dolor, ni su insignificancia.
    Ella murió conmigo, y aquí yace,
    desnuda como yo, bajo esta piedra.



    EL LARGO APRENDIZAJE

    Una mujer, un hombre, una ciudad.
    La ciudad sin objeto. O una escena de amor.

    Alguien que se desdobla en estrías de luz,
    caminando sin prisa por los soportales.

    Una mujer aún joven; sus inciertos poderes
    sin otros límites que los que impone
    un rostro ajeno donde nadie ve.

    El hombre avanza a tientas por el pálido cielo,
    dueño de un aire intacto que no puede usar.

    Ando cansada por las avenidas,
    dice; no es amarillo
    este fuego en que quemo mi vacilación.

    Él no responde, se reclina, espera.
    Ella sonríe. No es silencio: sabe.

    Del otro lado del espejo, noche.
    Y una mujer, un hombre, una ciudad.

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    Jenaro Talens (1946- Empty Re: Jenaro Talens (1946-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 30 Mayo 2023, 05:41

    .


    De El sueño del origen y la muerte (1986-1988)


    JULIA TRADUCTA (i)

    Tarifa, antiguamente llamada por
    los romanos Julia Traducta...


    Una ciudad pequeña al borde del océano
    Un océano que ruge alrededor del mundo
    Que lucha por las playas riega el mar interior
    Padre de un mar antiguo
    Que también los antiguos llamaron el mar nuestro
    Cuentan que más allá de estas columnas
    Se abre como una noche un abismo sin límites
    Un mar hecho de luz inacabable
    Donde nadie se atreve a introducir sus naves
    Porque un oscuro manto cubre el cielo
    Una niebla perenne difumina sus aguas
    Y densos nubarrones llenan de luto el día.

    Supongamos
    Esta ciudad pequeña al borde del océano
    Y alguien que corretea por sus calles
    Qué importa cuanto hiciese
    Por no existir en los derrumbaderos
    De un espacio indeciso
    Cuya memoria no me pertenece
    Aquí sólo se invoca por asociaciones
    Mientras los lagos pierden su color
    Y tú bajo los mármoles
    Inventas otro nombre para la locura.



    HAY TANTAS COSAS QUE UNO NO ENTIENDE

    Dice que cada noche
    lleva su cuerpo hasta la habitación.
    Dice que allí, mirando las paredes,
    llena sus ojos de silencio y ríe
    y que no sabe ni por qué ni si
    el luminoso crepitar del fuego
    o la infinita paz de la ceniza
    son otra cosa que estupor: que allí
    descubre un goce que no conocía,
    el de callarnos juntos con frecuencia
    ante la tempestad inmóvil. Dice que
    es el asombro quien nos hace humanos,
    el asombro compartido de ser dos, "¿comprendes?"
    Dice que llora como si me amase.



    CERTIDUMBRES

    El olor de la mies recién cortada,
    el revoloteo de los gorriones al amanecer
    la luz que disuelve los gatos en las azoteas,

    el brusco gris de los armarios,
    los vestidos en sombra junto a la pared,

    el matinal  chasquido de la lluvia
    al componer las letras de tu nombre,

    el lejano croar de las ranas en la tumba de nadie.




    De Menos que una imagen (1988-1990):


    PREPARATIVOS

    Cuando es noche cerrada se dispone a pensar.
    Coloca sus aparejos en un cierto orden.
    meticulosamente,
    como si respondiese a alguna oscura necesidad interior.
    Comprueba que la pluma esté cargada,
    que el cuaderno lleve escrita la fecha
    (nunca se ha preguntado para qué).
    Ve las hojas del rododendro un poco alicaídas.
    Tal vez la tierra necesite agua. Riega la maceta.
    Pone un disco. La música, a menudo,
    le tranquiliza. Apaga el aparato
    y vuelve a su cuaderno. Es tarde y hace frío.
    Es tan difícil concentrarse. Mira
    los libros ordenados en pequeños montones.
    Algunos son recientes aunque no sabe si los leerá,
    otros esperan todavía, después del último viaje.
    Se reclina con suavidad sobre el sillón. Si abriese la ventana
    tal vez el aire le despejaría.
    Hoy se olvidó de recortar el césped. A estas horas
    ya no es posible hacerlo. Toma nota. Cuando
    vuelva mañana del trabajo. No
    sabe siquiera por qué está sentada ni si tiene que.
    Piensa que piensa. Se estremece. Un súbito fulgor
    cuando los otros duermen. Pero aún no. Se esfuma.
    Quizá si espera, con la luz del día.



    LOS LÍMITES DE LA MEMORIA

    Esas columnas grises
    que apuntalan el cielo de noviembre.
    La claridad que se derrumba sobre los tejados.
    Un frío casi azul araña los cristales.
    Es un frío sin nubes,
    sin otra piel que el rojo de los árboles.
    El olor impensable de su desnudez.
    Se oye un rumor de mirlos que emigraron,
    el espesor de un tiempo cada vez más débil,
    como una imagen que se apaga.
    Tocar un rostro. Su respiración.
    Ir pautando el silencio,
    un silencio que cambia cada día.
    En la ciudad empieza a amanecer.



    PASEAR ESTÁ LLENO DE SORPRESAS

    Todo empezó de una manera extraña,
    la aséptica caricia del neón,
    las voces apagadas en el restaurante,
    esa pareja que disfruta (la
    muchacha tiene entre sus manos
    pañuelos con orillas de llorar),
    la mano de él está sobre su hombro,
    de ahí, con un susurro, va a las cosas.
    Fuera la lluvia arrecia,
    hasta mí llegan las salpicaduras
    de alguien que corre hacia el portal,
    su irrisorio oleaje
    como plumas
    de pájaro.
    Tal vez un día me decida
    a contaros su historia.
    Me temo que su llama no arderá
    tanto como conviene a mi vigilia.



    PASAN COSAS EXTRAÑAS

    No soy quien dice, me confunde con
    alguien, le digo, hace ya tanto
    tiempo, otros días y en otra ciudad,
    pero él insiste, no vacila, me
    habla con grandes gestos, apostilla
    con decisión, afirma, no le caben
    dudas, pero a mí me
    falla a menudo la memoria, no
    comprendo su melancolía,
    ese calor con que me asedia, dice
    que el corazón con que lo amé, (quizá
    no alude exactamente al corazón), ya no
    hierve en su pecho como espuma, que
    lo que no sabe lo atormenta, lo
    vuelve materia frágil, mira mis
    manos, se agita, y el anillo, ¿dónde
    está?, ¿qué anillo?, le respondo, se
    calla, le digo que se calme, que
    tal vez se trate de un error.



    CONTRA LA NOSTALGIA DEL SENTIDO

    Se ha levantado de su mesa,
    Se ha acercado con lentitud hacia la estantería.
    Ojea los volúmenes en desorden sin prestar atención.
    Uno de lomo en piel con los nombres grabados
    -incrustación en oro- le recuerda
    no sabe qué, unos versos quizás, alguna lágrima
    descrita por sorpresa y a traición, confusa-
    mente se excita, no comprende, se
    sienta de nuevo, se alza, se dirige a la
    pizarra expuesta rn la pared contigua,
    borra con furia la pizarra,
    indiferente mira lo que queda.




    De En el hostal del tiempo perdido (1990):


    UNO

    Conozco el fondo de la noche,
    esa luz sin contornos que tú temes;
    yo no le temo porque estuve allí.

    Me despierto con el alba para descansar
    y oigo voces de nadie
    en la voz que tú escuchas
    como si hablara desde mí,
    esa voz que dio nombre a mi locura.
    Un mar lejano que no entiendo,
    que nunca he visto ni transitaré,
    se acurruca en mi oído.
    Contemplo las flores rojas y amarillas
    sin pensar en nada
    y una puerta se abre
    entre el ojo del sol y el de la espuma,
    y es como si de pronto me encontrase
    en un lugar distinto y fuese otra.
    Ya no soy yo.
    ...................Cuando hace frío
    y el aire es casi azul
    y no hay apenas nubes
    el cielo puede parecer muy negro.

    Mamá enciende las brasas del picón. No sé
    cuánto tiempo ha pasado. A veces le pregunto,
    las dos sentadas junto al fuego,
    y ella me contesta cosas de una guerra
    que hubo lejos de aquí, viejas historias
    de alguien que fue contigo al centro de la mina,
    la explosión de grisú y el hierro en los pulmones.
    Tú, padre mío, duermes y sonríes
    desde una foto antigua sobre el parador.
    Es el único gesto que conozco de ti.

    Asomada a la plaza sé que vivo
    a salvo del silencio desde el que me miras
    y de la atrocidad de amanecer.
    El dolor no hace ruido.
    .....................................Sólo así
    sueño un olor que no recuerdo junto a la blancura
    de las montañas y el verdor del brezo
    salpicando la nieve sobre las laderas.
    Aquí no hay brezos ni montañas.
    No puedo ver el campo
    oscurecerse bajo las estrellas; en la gran ciudad
    no son los tulipanes amarillos
    los que me dicen que el invierno ha llegado a su fin.
    En esta casa oscura sólo espero crecer.

    Oigo el rumor de los tranvías,
    el zumbido inconcreto
    con que llaman a clase las hermanas.
    La capilla está en sombra, es mi refugio,
    un lugar de silencio, de sol negro y de muerte,
    pero el murmullo de las velas me hace compañía.
    Es un murmullo en que me tranquilizo
    porque no pienso en ti.
    "Y que la luz perpetua me ilumine".
    Sé lo triste y cansada que puede ser la luz,
    pero la luz a la que se refieren,
    dicen, es otra luz,
    parecida a la suave penumbra de la plaza,
    bajo los naranjos, al atardecer.

    Abro la mano y dejo de pensar.
    Sobre el papel desnudo del cuaderno
    brilla una noche diferente
    que nadie ve, donde no estás, y es mía.




    De Rumor de lo visible (1990-1991):


    INFORME GENERAL

    Esto que veis aquí no es un poema.
    En su corteza apenas permanece
    nada de mí. Las ripias del tejado
    son como piedras de colores. En
    su irisación me reconozco, un hábito difuso
    de fragmentar los cuerpos, los paisajes,
    esa materia prima que no soy,
    aunque me finja sin rencor, el aura
    de unos objetos que me apropio, que
    hago hablar con mi boca,
    oculto en la piedad de la sustitución.
    Sobre su piel inscribo
    un escenario de traiciones
    al que mi ojos deben regresar.
    Caen copos de niebla
    sobre el cuaderno en blanco. Supe que
    otras voces vendrían, la memoria
    fría y ajena de otro amanecer,
    de una luz sin sonido que me cubra
    donde ningún sol brille alrededor.




    Otros poemas:


    CUANTO IGNORO DE MÍ:

    Para la flor de las olas del gran mar
    no hay otoño; lo supo. Mírame.
    Cercado por un cuerpo que no es luz
    sino fatiga, el aire está temblando.
    Junto a los naranjales,
    en un jardín con bojes, con acacias,
    con arriates llenos de blancura,
    donde la hierba es dulce a mediodía,
    un ciprés finge indiferencia
    desde el hedor de un sol desconocido.
    En otro tiempo sé que estuvo aquí.
    Sin otra alternativa, el sol brillaba
    sobre lo nada nuevo. Era un lugar,
    el mismo, casi ajeno, y en la misma ciudad.
    Un niño extraño, que no conocí, me observa
    sin comprender, buscando un desnudo,
    ese crujido opaco que no es muerte
    sino esplendor decrépito, una huella
    inscrita en la memoria de otras ruinas,
    el azul de un setiembre ya sin ti.
    Entre ellas yace el nombre de una mujer que amó,
    y en el asombro de la intimidad,
    víbora pisa tal el pensamiento
    que al calor de un relámpago
    un oleaje de fantasmas
    se mueve impune en lo visible.
    Veo cómo su ingravidez gotea desde un cielo
    que fuimos y no fuimos,
    el extravío de otra primavera,
    como un bulto sin rostro que hace suya mi piel,
    un torbellino impávido, el silencio
    donde aprendí el sabor de la costumbre
    esa oquedad que asume mis contradicciones:
    todo cuanto sus versos han escrito de mí.


    JENARO TALENS, El largo aprendizaje, Cátedra, 1991.

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    Mensaje por cecilia gargantini Miér 31 Mayo 2023, 15:20

    Definido como metapoeta, difícil e intelectual —aspectos que el propio autor ha rebatido de forma reiterada en sus escritos teóricos—, hay en su poesía una continua reivindicación de lo sensorial y corpóreo, a la vez que un constante cuestionamiento de la noción de sujeto cartesiano que ha servido de eje conductor a las escrituras de la Modernidad


    Después de leer varios poemas, coincido totalmente con esta caracterización de su estilo, que figura en la reseña.
    Graciasssssss Pedro. Besosssssss
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 01 Jun 2023, 03:07

    Yo también, Cecilia. Al leer sus últimos poemas ya no sabía bajo que persona hablaba él.

    Un abrazo.
    Pedro

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 18 Mayo 2024, 09:09

    .


    Tres poemas más de Jenaro Talens:


    De Vísperas de la destrucción (1970):


    EN EL JARDÍN

    Uns wozu Dichter in dürftiger Zeit.

    HÖLDERLIN

    Para quién tus palabras
    brotan, en esta exangüe
    noche, si el hueso ignora
    todo, la sombra, el bulto
    del estertor, si el labio
    es corteza y resbala
    sin ahondar, sin ser
    más que forma de tacto,
    no raíz. Si supieras
    en qué desiertos húmedos
    tu voz calcina soles desatados.

    Mira el jardín: la yedra
    sobre el plátano asciende,
    con su verde amenaza
    de destrucción, fingiendo
    no conocer la humilde
    torpeza de sus ramas.
    Cuánto dolor inútil
    duerme en la piedra, y cruza
    por el aire tranquilo
    que te envolvió y absorbe. Si supieras.

    Tú, poeta, que has visto
    bajo los tristes sauces
    de poniente, el sollozo
    de los acantilados,
    el tímido galope
    de las cornejas, entre
    miniados azafates
    de oscuridad, di ahora
    cuanta vana belleza
    consumieron tus ojos
    única, irrepetible.
    Di qué sombras, qué otoños
    fosforescentes fueron
    tu luz, antes que el frío
    de una tiniebla súbita
    descubra tu verdad enmohecida.




    De Una perenne aurora (1969):


    MUNDO AL AMANECER

    Rayo, pues, de su luz vital anime.
    VILLAMEDIANA

    Porque una tarde supe
    que un luminoso sol corona el horizonte
    hoy contemplo la vida
    que bulle en torno a mí. Ya no hay tristeza
    compartida, ni turbio hedor, ni el humo de las vísperas.
    (Cuánto misterio, sin embargo, aún, detrás de la neblina)
    La destrucción persiste, pero en vano.
    Visible, el mundo es reino, y amanece,
    aunque el hombre transcurra
    como un embriagador y cálido presagio
    de tempestad. Es libre.

    Morir. Vivir. En los austeros sótanos
    de cada cuerpo hermoso sé que un aire
    calcinado reposa, como tras largo sueño
    el corazón que escapa a su latido.
    Pero escucho decir amor, y acepto que la muerte
    desaparezca al fin, como volutas
    blancas que un cielo trenza
    y luego un soplo desvanece.

    En esta oscuridad de los espejos
    nadie se ve. Mirad, un viento humano
    recoge mis palabras
    y en el murmullo anónimo las deja
    caer. Es un silencio pronunciado
    por multitud de bocas repitiendo
    la voz, en quien la historia
    sucesiva del hombre se consuma.




    De El vuelo excede el día (1973):


    ANTI-PLATÓN

    Yo sostengo lo siguiente sobre el Todo...
    El hombre es lo que todos nosotros sabemos

    DEMÓCRITO

    ser amo del placer
    la noche solitaria de ojos ciegos
    envuelve la ebriedad de un pensamiento húmedo:
    la sangre que rodea el corazón es para el hombre el acto de pensar
    en la vigilia un humo el cuerpo se disuelve
    (nacer es sólo un nombre que el uso instaura
    ..................................................................................doble
    la imagen desdoblada de la perplejidad)
    y es un proceso que llamamos muerte doloroso destino
    la  blanca putrefacción de la memoria en el octavo mes
    ese largo camino sin posada
    los que velan habitan un universo único y común
    en tanto los que duermen sueñan el suyo propio,
    ......................................................................................el sueño significa
    una luz ajena y circular que gira en torno al mundo
    tú viajero recuerda al que ha olvidado adónde lleva la carrera emprendida
    construye lo invisible desde lo visible
    (tus signos sólo existen en la enajenación)
    conoce el momento oportuno
    ......................................................mira
    el cosmos más hermoso: un montón de residuos que reúne el azar


    JENARO TALENS, Joven poesía española, Cátedra, 1993.


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