EDUARDO BUSTILLO (1836-1908)

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



CAMBIO DE CORAZONES

Me miras mucho y suspiras
y siempre me estás mirando...
¿ Tu corazón vas buscando
acaso cuando me miras ?.

Pues busco el mió y ansío
mirarte, por tal razón,
si tengo tu corazón,
tú debes tener el mió.

Y es que con amante empeño
tiernamente nos miramos,
porque al corazón llamamos
para que adore a su dueño

Nunca del cambio te quejes,
pues mi corazón, desde hoy,
por bien perdido le doy
mientras el tuyo me dejes.

Porque, si del alma herida
vienes el tuyo a arrancar,
el mió no iré a buscar
por no arrancarte la vida.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL CORAZÓN POR LIMOSNA.

Un pobre, desesperado,
fue a robar a un poderoso
que al pobre dejó, piadoso,
por limosna lo robado.

Compasivo al fin hallaba
que el ladrón hijos tenía,
y que el mísero sufría
porque el hambre los mataba.

Pues, con entrañable afán,
en su espantosa indigencia,
faltó el padre a su conciencia
por dar a sus hijos pan.

Obrando tú sin consejo,
con alma pobre llegaste
y el corazón me robaste,
que por limosna te dejo.

Que si, en tus triunfos prolijos,
hoy el santo amor evitas,
mi corazón necesitas
si algún día tienes hijos.

Que ellos, pese al mundo loco
que empobreció tu sentir,
sin pan no pueden vivir,
pero sin amor tampoco.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



TU ROSA EN EL ESTÍO.

Mira la flor que guardé
como prenda de tu amor :
aún en sus hojas se ve
la vida de aquella fe
de nuestro cariño en flor.

Me parece que aún se agita
del rocío con el peso
que, al besarla, el sol le quita,
y que en su cáliz palpita
de mi amor el casto beso.

¡ Ah ! no ; tal vez la ilusión
finjo de aquellos amores
que ya los nuestros no son;
que ya es tan breve la estación
de la vida de las flores !...

Tú, como yo, te sonrojas,
pues del fuego impuro pecas
que hirió de la flor las hojas..
Es verdad que aun están rojas
pero, mira... ¡ya están secas!

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




CÓMO EMPIEZA Y CÓMO ACABA.


Por cartas te inicié mi amor divino,
en frases que Platón aplaudiría ;
risueño tras la verde celosía
me contestó tu rostro peregrino.

Acortando después nuestro camino,
a solas en tu casa te veía,
y en tus labios de fuego al fin bebía
ese néctar que embriaga más que el vino.

Tras noche de deleite y de sonrojos
triste día de invierno alboreaba,
y sentí del hastío los enojos.

¡ Para siempre de ti me separaba!
Y ahí tienes, luz que fuiste de mis ojos,
¡ cómo empieza el amor y cómo acaba!...

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



A UNA SANTA.

Ya sé que tienes engañado al mundo
con las de tu piedad muestras sencillas,
pues siempre te apareces de rodillas
como el que reza con fervor profundo.

En glorias tu rosario te es fecundo;
de tu virtud se cuentan maravillas;
y aunque de santa en opinión ya brillas,
no es la opinión que en tu secreto fundo.

Que todo lo sé yo, tú bien lo sabes,
y ya es inútil para mí que mientas
con besos al bendito escapulario.

Bajo él ocultas hoy pecados graves,
y Dios te ha de pedir por ellos cuentas,
que las cuentas no son de tu rosario.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



ALMONEDA

Dicen que haces almoneda,
porque quieres renovar
muebles, vestidos y alhajas,
que encuentras muy viejos ya.

Yo no extraño, ex-prenda mía,
que al fin renueve su ajuar
mujer que el rostro renueva
con tanta facilidad.

Prenderos no han de faltarte
que te le quieran comprar...
No el rostro, que las pinturas
ahora carillas están.

Al ajuar me refería,
pues el prendero ¿ qué hará ?
Llevarse por cuatro cuartos
lo que costó un dineral.

Más, aunque lo menosprecien,
a ti lo mismo te da ;
pues, como nada te cuesta,
ganancia en todo hallarás.

Casi estaba por comprarte
aquel trousseau virginal,
que te regaló aquel novio
que al fin no llegó al altar.

¿ Y el corazón, no le vendes?
Porque, a decir la verdad,
ya que lo renuevas todo,
por ahí debes empezar.

Que el corazón has gastado
tanto como tu beldad,
y es un mueble de deshecho
lo mismo que los demás.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


A UN DIPUTADO

Eras buen padre y excelente esposo;
y a tu esposa y tus hijos tu amor tierno
robaste, aconsejado del infierno,
de brillar en las Cortes codicioso.

Y, diputado al fin, con tu reposo
al Gobierno vendiste el fuero interno,
por ser pobre importuno del Gobierno,
en bien no más del elector gracioso.
Tú votarás, como al ministro cuadre,
de la razón contra la justa homilía
y aun contra el santo voto de tu madre.

Y así ves cómo todo se conciba;
pues no ha ganado en tí la patria un padre
y se quedó sin padre tu familia.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



DON QUIJOTE Y SANCHO PANZA.

A MI RESPETABLE AMIGO DON JUAN EUGENIO HARTZENBUSCH

Hay quien, con lenguaje franco,
«el manco» a Cervantes nombra;
su libro, que al orbe asombra,
prueba bien que no fue manco.
De aquel ingenio fecundo
aún saca el mundo su escote;
que sigue cruzando el mundo
Don Quijote.

Aún, si pasamos revista,
hallamos, en senda igual,
en pos del hombre.ideal,
al hombre materialista.
Para que escudero lleve
quien a aventuras se lanza,
donde quiera vive y bebe
Sancho Panza.

Aquel que, a fines inciertos
de un político sistema,
corre siempre con el tema
de desfacedor de entuertos;
soñando con seriedad
que ya, de su pluma al bote,
se cambia la sociedad...
Don Quijote.

Aquel que discurre un poco
y que, sin ser nada lerdo,
se olvida al fin de que es cuerdo,
por las promesas de un loco;
y que en política otorga
y niega con el que alcanza
que le ha de llenar la andorga...
Sancho Panza.

El que, entonando querellas
contra la negra fortuna,
odas dirige a la luna,
cantares a las estrellas;
y, con líricos excesos,
de Apolo gran sacerdote,
se queda en los puros huesos...
Don Quijote.

Aquel que al vate se asocia
y, al seguirle en su camino,
con un concepto divino
humanamente negocia;
y mientras con su trabajo
por la gloria el vate avanza,
él por comer a destajo...
Sancho Panza.

Galán que el mundo pasea
con el pensamiento armónico
de hallar de su amor platónico
la soñada Dulcinea;
y tiene tan hueca cholla,
que en su empresa lleva el mote
«Contigo, pan y cebolla...»
Don Ouijote.

El que, tocando el registro
de hacerse gobernador ,
sin amar, busca el amor
de la niña del ministro ;
y de este logra ser yerno,
sacando al fin de la danza
el suspirado gobierno...
Sancho Panza.

Ouien por altos intereses
de una idea se aventura,
y halla, en su mala ventura,
gentes de frac por yangüeses,
que, haciéndole torpe guerra,
dan, con la ley del garrote,
con el idealista en tierra...
Don Quijote.

El que a respetable trecho,
en pos del valiente hidalgo,
ve sólo en la empresa el algo
que promete a su provecho;
y áun cobarde ante el escollo,
algún coscorrón alcanza
por no perdonar el bollo...
Sancho Panza.

Como ayer, como hoy, mañana,
en el libro nunca viejo
su fiel, y brillante espejo
tendrá la flaqueza humana.
Siempre del genio profundo
sacará el mundo su escote ;
siempre cruzarán el mundo
Sancho Panza y Don Quijote.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




A UNA MUJER.

I.

Es verdad, te adoré... Tú eres hermosa,
púdome fascinar tu rostro bello,
y, enlazados mis brazos a tu cuello,
gozar soñé la vida venturosa.

Sueño es al fin de muerte dolorosa,
donde hallo que la dicha no es aquello,
porque es menguado amor que ni un destello
muestra del alma noble y generosa.

Yo he roto, sí, yo he roto aquellos lazos
que bendecir el cielo no ha podido,
en ellos mi virtud hecha pedazos.

Y aunque tan torpe soy que no le olvido,
no compensa el amor que hallé en tus brazos
cuanto por él me siento envilecido.


II.

Mil veces te llamé corazón mió,
cuando el candor que reflejó tu frente
altar te dio en mi pecho, y culto ardiente,
y adoración, y regio poderío.

Mas no, no fue tu acento, falso y frió,
quien de quimeras me llenó la mente
y entre flores me atrajo a la pendiente
donde hallo al fin el desengaño impío.

Del pecho te arrojó mi justo encono,
y áun tiembla el corazón, avergonzado,
porque en él, a su voz, tuviste un trono.

A ti, pobre mujer, te he perdonado;
pero a mi corazón no le perdono,
porque él es el traidor que me ha engañado.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


LA NUEVA VIDA.

A CARMEN, MI ÚNICA Y QUERIDA HERMANA.

De la pasada vida
aún viene a renovar tenaz memoria
del corazón la herida...
¡ Ay, juventud, perdida
entre delirios de funesta gloria !

Con paso no seguro
llegué del mundo a la ignorada senda;.
y, roto el débil muro
que vela el goce impuro,
de mi hermoso candor cayó la venda..

Vi, volviéndome ciego;
huyó la paz del alma de improviso;
perdido ya el sosiego,
para mí murió luego
la encantadora luz del paraíso.

Negro el celeste manto,
sin flor ni fruto inmensas heredades,
oía con espanto
de las aves el llanto
y el fragor de terribles tempestades.

Del falso amor vivía ;
del placer que el hastío me brindaba,
un día y otro día
buscando la alegría
donde la fuente del dolor hallaba.

Veló en vano mi sueño
el maternal afán, con lisonjera
voz y cándido empeño
recordando el risueño
cuadro de glorias de mi edad primera.

Y en mis párpados rojos
leyó tal vez mi madre un desencanto
que dio a su amor enojos,
mientras roció mis ojos
con la bendita lluvia de su llanto.

Lágrimas maternales
bálsamo fueron con que el cielo quiso
poner fin a mis males ;
promesas celestiales,
germen de nueva luz del paraíso.

En ese llanto fundo
la dulce paz del alma, que hoy concilia
tanto goce fecundo
con que, huyendo del mundo,
vivo en el santo amor de la familia.

Y hoy, si mi madre llora,
es de placer, pues ve mi bienandanza,
ve que en mi pecho mora
un amor que atesora,
con recuerdos del suyo, la esperanza.

Hoy sonríe, pues siente
en mi apacible hogar la voz sencilla
de mi niña inocente,
y refrescan su frente
los besos de su alegre nietecilla.

El cielo azul y hermoso,
los patrios valles florecidos veo;
del ave en mi reposo
oigo el canto amoroso,
y ante la mar serena me recreo.

Con mi madre sonrío,
y todo es gala ya, cuanto fue luto...
Dios bendiga el rocío
que en campo yermo y frió
hizo brotar la flor y el dulce fruto.

(cont.)

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


LA NUEVA VIDA.

A CARMEN, MI ÚNICA Y QUERIDA HERMANA

(cont.)



Ya más goces no anhelo;
bástame ya la paz que reina en casa ;
de fiel esposa el celo,
y este mi amor del cielo
que me inunda de luz y no me abrasa.

Corra tras el abismo
el que compra el placer al miserable
mundanal egoísmo...
Dentro está de mí mismo
de mi dicha la fuente inagotable.

Oh ! cuán desventurado
aquel que, en cieno el alma sumergida,
la luz no ha recobrado,
ni a gozar ha llegado
las santas glorias de mi nueva vida !

[b]EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




UN RECUERDO DE ORDUÑA

A MI QUERIDA PRIMA JOSEFA TAMÍS.

I.

Del mundo falaz huyendo,
de ese monstruo que se agita,
enturbiando con sus alas
los raudales de la vida;
como quien las sombras teme
y a la eterna luz camina,
voy subiendo, voy subiendo
al santuario de la Antigua,
que alzándose entre arboledas
sobre una verde colina,
a los nobles orduñeses
con la dulce paz convida.
¡ Bendiga tu amor el cielo
y tu ancianidad bendiga,
pueblo que, de tu grandeza
conservando las reliquias,
tus timbres gloriosos cubres
con las armas de María.


II.

Ya desde el atrio del templo,
con el alma conmovida,
sobre el valle de Arrastária
alegre tiendo la vista.
Correr en el fondo veo
del Nervion las claras linfas;
arroyos el valle cruzan
y sus tierras fertilizan.
Los maizales, los viñedos,
las pomaradas floridas ;
las pintorescas aldeas
que, animando la campiña,
se extienden sobre la falda
de la montaña vecina...
¡ Oh, valle ameno y hermoso,
el de la ciudad antigua !
Sobre ti sus gracias vierte
el dulce amor de María.

[b]EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




UN RECUERDO DE ORDUÑA

A MI QUERIDA PRIMA JOSEFA TAMÍS.



III.

Ya cruzo bajo la nave,
dosel de la sin mancilla;
de la que su puro aliento ,
a mi corazón envía ;
de la que del mal me aparta
y amor hacia el bien me inspira,
y luz clara da a mi mente
y el alma me fortifica.
Con majestad adorable
en su santa casa brilla ;
blancas palomas la arrullan
que en el campanario anidan ;
de un moral sobre las ramas
álzase la Rosa Mística,
eternas como el escudo
de la pura fe que abriga
pueblo que cubre sus timbres
con las armas de María.


IV

. Ante el ara santa pende
arbolada navecilla,
ofrenda de un pobre náufrago
que en la Virgen halló guía
para tornar de los mares
al seno de la familia.
Náufrago del mar del mundo,
ya con el alma tranquila,
en la oración recobradas
las esperanzas perdidas,
dejo el templo y cruzo el valle
de la ciudad vizcaína ;
que ya impacientes me llaman
los hijos del alma mía.
Llorando vuelvo a sus brazos,
lágrimas de inmensa dicha,
que han brotado de la fuente
del dulce amor de María.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



VOTOS Y REJAS.

Eras casi adolescente;
aún tu corazón dormía,
no enturbiada todavía
de tu vida la corriente.
Sin amor, sin egoísmo,
sin saber en qué se peca,
cual niña que, por muñeca,
toma a juego el misticismo ;
en tu inconsciente fervor,
de santas leyendo historias,
soñabas ya con las glorias
de una virgen del Señor.
Con infantil alboroto,
de tu madre entre los brazos,
cantaste sagrados lazos,
y velo, corona y voto.
Después... yo te vi temblar
cuando hasta el altar llegaste
y tus votos pronunciaste
en las gradas del altar.
Tú ¿sentiste aquel temblor,
o imaginación fue mía ?
Que profesabas creía
con gusto, mas sin amor.
De mi opinión no te asombres
aunque esposa de Dios eres;
yo he visto a muchas mujeres
casarse así con los hombres.
En el claustro te abismaste,
y la reja se cerró ;
y a Dios no engañaste, no,
a ti misma te engañaste.
Y hoy tu corazón sin calma
ya ni en la oración se aduerme,
y hacen que tu cuerpo enferme
las tempestades del alma.
¡ Qué tarde a solas te quejas,
ya tus votos casi rotos,
de lo duro de los votos
y lo fuerte de las rejas !..

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


UN DRAMA EN UN SONETO

A MI AMIGO DON FRANCISCO LUIS DE RETES.

Es mujer de don Juan doña María,
que, amando tiernamente a su marido,
un secreto al altar llevó escondido
que aún turba su conciencia y su alegría..

. Y ve don Juan su turbación un día,
y, de su pecho en lo profundo herido,
no cesa de espiarla, ni aun dormido,
de horribles celos con la duda impía.

Y finge un viaje, y torna de repente,
y entra, y, ante el acero ensangrentado,
ella abraza un cadáver, aún caliente.

Que don Juan, por sus celos engañado,
ha muerto al hijo, víctima inocente
de la secreta mancha del pasado.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



LOS MATRIMONIOS DE DIOS
Y LOS
MATRIMONIOS DEL  DIABLO

A LA SEÑORITA DOÑA CONCEPCIÓN CASTELAR.*

Yo sé que, con tierno afán,
hasta el pié del ara van,
haciendo un alma de dos,
unidos dama y galán
por lazos que forma Dios.
Mas que corren, también sé,
a escuchar faltos de fe
la epístola de San Pablo,
hombres y mujeres que
se unen con lazos del diablo.

El candor presta su hechizo
a aquel lazo que Dios hizo
con un dulce y santo abrazo;
pero el otro, más que lazo,
es un nudo corredizo.

Con su lazo al cielo plugo
ofrecer del bien las palmas;
el otro es el férreo yugo,
el implacable verdugo
a que se entregan dos almas.
En el terreno social
suelen verse, bien o mal,
de esta verdad testimonios;
y hallando yo teatral
la cuestión de matrimonios,
con alegría y con pena,
mas con intención muy buena,
levanto el telón, señores,
para sacar a la escena
misterios de bastidores.

Primera pareja : Él
es un gallardo doncel
y una hermosa joven ella;
del amor puro la estrella
brilló en su luna de miel.

Si no son ricos, él pasa
feliz, trabajando, el día,
y ella al gasto pone tasa,
y un monarca envidiaría
la alegría de su casa.
Siempre de la dicha en pos,
en un hijo ven los dos
la gloria de sus amores...
¿No halláis en este, señores,
un matrimonio de Dios?

Pareja segunda; Un viejo
y una niña que al consejo
de su padre ha sucumbido,
sin haber dado al olvido
cierto amor, que aún es su espejo.
De gracias pierde un tesoro,
y el viejo en su pena muda
ya teme hallar su desdoro,
porque ha comprado con oro
el tormento de la duda.
Niña y viejo... ya los veis;
ante el cuadro comprendéis
todo lo que de él no os hablo;
que en sus sombras hallareis
un matrimonio del diablo.

(cont.)

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



LOS MATRIMONIOS DE DIOS
Y LOS
MATRIMONIOS DEL DIABLO

A LA SEÑORITA DOÑA CONCEPCIÓN CASTELAR.

(cont.)



Tercer grupo : No es hermosa,
noble, ni rica la esposa;
mas él, hombre de talento,
la halló mujer virtuosa
y de claro entendimiento.
Mucho tiempo se estimaron
sin la venda del dios niño,
y sin ella se casaron;
mas, después de unirse, hallaron
en la estimación cariño.
Siempre con afecto igual,
el bien del uno o el mal
gozan o sufren los dos,
aspirando al ideal
de un matrimonio de Dios.

Cuarto grupo ; Adolescentes
los dos, con frases ardientes
su pasión se declararon;
se vieron, se desearon,
y, al torpe afán obedientes,
de la razón por desvío,
una loca y otro ciego,
sienten ya del alma el frió,
y hallan, después de aquel fuego,
el tormento del hastío.

Cuanto ansiaron les enfada,
insulto es cada mirada,
injuria cada vocablo;
que es unión tan mal fraguada
un matrimonio del diablo.

En fin, en mi galería
casados mostrar podría
que, con cristiana entereza,
hallan amor y alegría
hasta en la misma pobreza.
Y más de dos matrimonios
que, de derroche en derroche,
dan muy claros testimonios
de entregarse a los demonios
por que los lleven en coche.
De otros y otros ya no os hablo
por no alargar el retablo;
pero diré, en conclusión,
que si muchos de Dios son,
no son menos los del diablo.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



A UNA GRAN SEÑORA.

Te admiraba en tu palco... A sus latidos
mi corazón romperse parecía :
un hombre llegó a ti, te sonreía,
y en sonrisas pagaste sus cumplidos.

Pero tus ojos, antes adormidos,
le hablaron de secreta simpatía,
y tu ardiente mirada le envolvía
con la eléctrica luz de los sentidos.

Tu esposo estaba allí; vio tu mirada,
y se puso a jugar con los gemelos,
con su resignación desvergonzada.

Y al verle en su impudor, saben los cielos
que hubiera sólo en él mi alma indignada
descargado la furia de mis celos.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL DIVINO ARTE

A la inminente profesora de piano
Señorita Doña Isabel Echeberría

De ti me hablaban, Isabel: sabía
Por voces que llegaban a mi oído,
Siempre para tu elogio en armonía,
Que la que había sido
Desde muy tierna edad, dentro del templo
Donde la patria el arte ha conservado,
De la infantil vestal el vivo ejemplo,
Guardadora de aquel fuego sagrado;
Que aquella niña, en cuyos dulces ojos
Brilló siempre del genio la constancia,
Que ganosa de lauros, con enojos
Rechazó los juguetes de la infancia;
Que tú, en fin, Isabel, que, aunque veías
De tus muñecas las graciosas muecas,
Por hablar con Bertini, muchos días
en un rincón dejabas tus muñecas ;
que tu, alumna de ayer, acaso ahora
eras del templo ya firme columna,
y habilísima y sabia profesora,
aún recientes los lauros de la alumna.
Esto supe de ti, y ansié escucharte
convivo afán, porque, adorando el arte,
yo cultivo la santa poesía,
y en ti soñé encontrar la dulce hermana
que, vertiendo raudales de armonía,
con la luz de su gloria se engalana.

Te vi al fin; te escuché. Pura, modesta,
sin vanos fingimientos de cobarde,
con sencillez que brillo al genio presta,
sin hacer de tus méritos alarde,
en una familiar y alegre fiesta
pulsabas el teclado
con ese delicioso desenfado
del que comprende el arte y le domina
e interpreta a inspirados creadores ,
y por sendas difíciles camina,
de su luz interior a los fulgores.

Sí, tus dedos flexibles
vi yo cómo el marfil acariciaban,
trasmitiendo a las cuerdas invisibles
todo cuanto sentían y pensaban
los maestros más dignos de tu estudio,
y algo tal vez de lo que tu sentías,
de extraño y dulce afán vago preludio
que acaso, sin saberlo, traducías.
¡ Oh ! sí ; yo en el torrente
de notas, ora agudas ora graves,
que brotaba magnífico y potente
con el contacto de tus dedos suaves,
creía percibir como el suspiro
de un corazón de virgen que despierta,
y que en la santa paz de su retiro
de un mundo que soñó busca la puerta ;
como a veces creía, desvelado
en la alta noche, ante el risueño prado,
junto al cántabro mar y en bosque umbrío ,
oír, entre el confuso murmurio
que formaban las olas y los vientos,
voces, suspiros, risas y lamentos,
quizá besos de amores
que da la brisa a las dormidas flores ;
tal vez suave rumor del aleteo
del pájaro impaciente, que aun dormido
siente las inquietudes del deseo
de ver el sol y abandonar el nido.

¡Ah! perdona, Isabel, tú, tan discreta,
estas indiscreciones de un hermano
que en sus primeros sueños de poeta
vio revelarse el inocente arcano
de un corazón de artista, como el tuyo,
que, hablando de otro amor, me habló del suyo
con las vibrantes fibras del piano.
Por ti surge con llanto la memoria
de aquella gloria que perdida veo,
y en contemplar la luz de aquella gloria
a través de mi llanto me recreo.
¡ Con que hondo afán se vuelve el alma herida,
con sed de santo amor nunca apagada,
a los primeros pasos de la vida
casi en el triste fin de la jornada !

Sigue, Isabel, del arte en el cultivo,
tú que así le dominas y comprendes,
pues, en un solo acento fugitivo,
todo un mundo de ayer me muestras vivo
con el sagrado fuego en que te enciendes.
Que te oiga yo, que ni una nota pierdo,
aunque bien se me alcanza
que he de hallar las tristezas del recuerdo
donde a ti te sonría la esperanza.
Pues a ejercerle te llamó el destino,
tenga el arte divino
su digno templo en ti, dentro del alma
que cuando, de tu vida en el camino,
pasen las horas de apacible calma,
y menos la esperanza te sonreía,
y se anuble ese cielo,
hoy tan rico de luz y de alegría,
dentro del alma encontrarás consuelo
y manantial de amor y de armonía.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL DUELO SE DESPIDE EN LA IGLESIA..

A MI AMIGO EDUARDO LUSTONÓ.

Sus parpados miré y estaban rojos,
del insomnio quizás, tal vez del llanto;
mas no se qué fulgor vi con espanto
de aquella viuda en los rasgados ojos.

Del marido, aún calientes los despojos,
brillar no pudo así recuerdo santo :
de otro profano amor al nuevo encanto
allí resplandecían los antojos.

Vi cómo el duelo, de la viuda en nombre,
en la iglesia por fin se despedía;
y, si no ha vuelto más, a nadie asombre.

Que en casa del difunto al otro día
buscando el duelo yo, sólo vi un hombre,
al que alegre la viuda sonreía.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL ALMA DE HERMÓTIMO

Era Hermótimo un griego
que de la ciencia alimentaba el fuego
con una gran virtud, que hoy nadie tiene,
aunque nuestros filósofos son tantos,
y que al sabio inmortal de Clazomene
pudo ahorrar mil domésticos quebrantos.
Justo es que no lo calle ;
pues si no habla de Hermótimo en detalle
a mi escasa memoria
la historia que escuché de experto labio,
que tenia mujer dice la historia,
y un sabio con mujer... es mucho sabio.

Digo, pues, que a mi griego,
que por la ciencia se mostraba ciego,
no le quedaban ojos
para mirar a su bendita esposa,
y esto a la hermosa le causaba enojos,
porque presumo que sería hermosa.
Y como las mujeres
no recelan muy santos procederes
de los pobres maridos
que, en honestos quehaceres,
van a emplear el alma y los sentidos
de su casa por honra y por provecho,
sospechará cualquiera,
como yo lo sospecho,
que Hermótimo, al buscar la paz del lecho,
hallaba a su mujer hecha una fiera.

Sin cuidado del cuerpo, atento al alma,
y desvaído y todo espiritado,
con beatitud divina y santa calma,
por alta aspiración transfigurado,
él, con sabias razones
y conyugal paciencia,
le cuenta sus lejanas excursiones
por el campo infinito de la ciencia.
Y a tanta maravilla
como el griego le dice, en son de ruego,
contesta tan acorde su costilla
como quien nunca oyó ni ha hablado el griego.

Si la mujer es necia,
¿ qué le importan los sabios de la Grecia ?
Querrá... ¿ qué ha de querer ? A su marido
tener siempre a la mano,
siempre a sus pies rendido,
de sus gracias eterno cortesano.
— «¿ Para qué me casé ?—la tal diría,—
para qué me casé, Dios Himeneo,
» con un hombre que un día y otro día »
se va por esos mundos de paseo ?
»Aunque goza de sabio tal renombre,
»¿ como podrá en conciencia »
probarme a mí este hombre
»que se entrega no más a su alta ciencia?
»¿ Por qué trae ese cuerpo tan rendido,
»débil y desmayado?
»¿Por qué trigos de Dios habrá corrido ?
»¿En qué libros el tuno habrá estudiado ?
»Yo sé que hay textos vivos »
que hacen perder a un hombre los estribos;
»y ¡ éstos son, sólo éstos »
de mi marido los dichosos textos !
» Ay, amado Teótimo !
¡ Qué situación tan triste la de Hermótimo !
El que su vida en el estudio pasa,
¿ quieres decirme tú por qué se casa ?...

(cont.)

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL ALMA DE HERMÓTIMO

(cont.)


Prudente, reflexivo,
viendo que ya en historia pica el cuento
de aquel de su mujer genio tan vivo,
hijo de tan atroz temperamento,
buscó y halló, con sobrehumana ciencia,
medio de abandonar el cuerpo inerte,
y lanzarse al espacio en pura esencia
sin sufrir las angustias de la muerte.
No importa aquí saber qué sortilegio
dio al gran hombre tan alto privilegio.
El caso es que mi Hermótimo salía
a media noche o al romper el día;
y al suave resplandor de las estrellas
o a la primera luz de la alborada,
dejando que sus dudas y querellas
su mujer consultase con la almohada,
buscaba a su hondo afán el campo abierto
y, al lado del camino,
soltaba en una zanja el cuerpo yerto
y su alma se lanzaba a su destino.

¡ Oh ! con qué regocijo se bañaba
en sublimes y etéreos resplandores,
en que problemas altos estudiaba
dignos de los humanos pensadores !
Y después ¡ con qué pena descendía !
¡ Qué horrible sufrimiento
cuando al mísero cuerpo al fin volvía,
porque a su patria iluminar quería
con la luz que arrancaba al firmamento!
Pero, en una de aquellas excursiones,
la mujer, en razón de sinrazones,
por celos desvelada,
dejando las consultas de la almohada,
dispuesto su furor a mil fracasos,
quiso seguir de Hermótimo los pasos.
Del sabio la cruel media naranja,
que era todo un limón de puro acerba,
el cuerpo sólo halló junto a una zanja,
inerte y frío ya sobre la yerba.

¿ Viuda juzgóse allí la fiera esposa?
e O es que en el privilegio al fin creía
con que él gozaba vida tan dichosa
que frutos a la ciencia producía ?
Su pobre corazón, haciendo agravio
del sabio a la alta gloria,
¿ soñaba con marido menos sabio ?
¡Todo podía ser!... Dice la historia
fue la mujer, imperturbable, fría,
al contemplarle en su mortal reposo,
sin esperar el alma un solo día,
hizo quemar el cuerpo del esposo.

Y el alma volvió al fin; pero ni un grito
lanzó al hallarse sin su cárcel triste;
tornó a cruzar gozosa el infinito,
donde aún de galas y esplendor se viste.
Crimen fue el de la esposa sin ejemplo,
y de él la Grecia se creyó vengada,
alzando al sabio un templo
donde nunca mujer tuviese entrada.

¡Oh, venturoso Hermótimo! Qué envidia
te han de tener los seres de este mundo
condenados en él a eterna lidia
con dolor más intenso y más profundo
! Poco sufriste al fin, pues la miseria
de tu esposa feroz diste al olvido :
ella gozó en quemarte la materia,
mas tu espíritu el fuego no ha sentido.
Ya no hay mortal que logre ni un momento
dejar el cuerpo vil en torpe calma,
y librarse cual tú del fuego lento
que poco a poco nos consume el alma!

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




Á SOLAS.

A MI ÍNTIMO AMIGO JUAN DE COUPIGNY.

¿Triunfé por fin de su poder impío?
¿Vencí la vil pasión?... Tal vez mi gloria
es ilusión no más, y la victoria
tregua que da el cansancio o el hastío.

Cuando a solas me encuentro y me confío
el duro cargo de juzgar mi historia,
es verdugo implacable mi memoria
que me causa dolor, espanto y frió.

Todo ha sido luchar sin esperanza,
y dejarme vencer por cobardía,
y al peligro tornar sin confianza.

Y del lento dolor de esta agonía
tomar no puedo yo justa venganza,
pues tan sólo de mí me vengaría.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



LAS MARINAS.

I.

¿Qué tienes, mar, qué tienes,
que así mi alma te llevas
envuelta entre tus olas,
perdida entre tus nieblas ?
¿ Qué espíritu te anima ?
¿ Qué fuerza en ti se encierra,
que atrae así mi espíritu
y así dobla mis fuerzas ?
Paseos solitarios
mi triste pecho anhela ;
y subo a la montaña
y bajo a la alameda,
y cruzo el bosque umbroso,
y nunca mis tristezas,
hasta que están contigo,
su dulce amigo encuentran.

Nacen mis pensamientos
como fuente serena ;
de afectos escondidos
toman después violencia,
y atropellados corren
y torpes se despeñan,
y, con su ruido vano,
el alma me atormentan.
Ellos mis pasos guían,
llévanme a tus riberas,
y, como de los ríos
eres la tumba inmensa,
cuando desde la roca
contemplo tu grandeza,
en ti a sumirse todos
mis pensamientos llegan.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



LAS MARINAS.


II.

Cuando desde la roca
admiro tal grandeza,
templada el ansia loca,
tal vez en los suspiros de mi boca
a un tiempo mi alma gime, canta y reza.
Con ánimo suspenso,
yo no sé lo que pienso
y lo que siento ignoro...
Y ¿ que placer es este, dulce, intenso
que con lágrimas brota ? Y ¿ por qué lloro ?
Materia torpe, deleznable, impura,
yaces, como en los brazos de la muerte
sobre la roca dura,
mientras vuela mi espíritu a la altura,
y en despreciar tus hierros se divierte.
¿ Dónde está el sabio impío
que niega el sobrehumano poderío,
da a la materia el cetro de los reyes,
y de ese barro frió
quiere que emanen las supremas leyes
\ En suave arrobamiento,
de su cárcel el alma desprendida,
de las olas contempla el movimiento,
y fuente va a buscar de tanta vida
donde todo poder tiene su asiento.
Y olas van y olas vienen a montones,
y oigo yo en sus murmullos
ecos dulces no sé de qué canciones,
que de otra edad despiertan ilusiones
durmiéndose el dolor a sus arrullos.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



LAS MARINAS.



III.

Desátase el viento, las olas se agitan,
tomando a mis ojos mil formas extrañas
de monstruos que al golpe del viento se irritan,
y al pié del peñón palpitan
socavando sus entrañas.
Con fuerzas terribles asaltan la roca,
sus brazos la aprietan, su peso la abruma,
y se alza hasta el pico rugiendo su boca,
y de tanta furia loca
llega a mi la hirviente espuma.
El cierzo deshace la parda neblina,
y notas remeda de fúnebre canto,
y se oyen plañidos del ave marina,
que la tempestad vecina
me anuncia ya con su llanto.
El trueno retumba ; de tristes reflejos
fatídica tinta cubriendo las olas,
de naves perdidas me finge a lo lejos
destrozados aparejos,
desgarradas banderolas.
Y en pié yo en la roca, las iras excito
del viento que ruge, y espanta las aves,
y trae en sus alas del náufrago el grito,
y contra el peñón maldito
rompe las soberbias naves.
Que el mar que se mueve, de monstruos preñado,
el viento que brama, la nave perdida
y el ave que llora, jamás han turbado
el alma que han destrozado
tempestades de la vida.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


LAS MARINAS.



IV.

Ya la mar no se alborota,
luce el sol sus puras galas,
y en el peñón la gaviota
bate de gozo las alas.
Sus tiernos polluelos llegan
a las rizadas espumas,
y sobre las olas juegan
bañando las blancas plumas.
Los sencillos pescadores,
ya con la red preparada,
olvidando los horrores
de la tormenta pasada,
en su barquilla ligera,
sin temer tristes azares,
van remando, mar afuera,
al compás de sus cantares.
Cual un trasparente velo
se corrió la niebla al monte;
y, sobre el azul del cielo,
en el lejano horizonte,
como ala blanca de un ave,
a descubrir ya se alcanza
la vela de alguna nave
que cruza el mar en bonanza.
Nave, que al puerto caminas,
pescador libre de pena,
alegres aves marinas,
cielo, mar, calma serena!...
¡ Cuánto placer dais al alma
que, por estas soledades,
viene buscando la calma
tras las fieras tempestades!...

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


OTOÑALES


CANTARES

I.
Les arrancan los frutos,
los dejan solos...
¡ Tristes los campos quedan
en el otoño!
Y, sin amores,
¡ qué tristes van quedando
los corazones!...


II.
Se fueron las golondrinas,
pero alegres volverán...
Huyó el amor de mi pecho,
para no volver jamás!



III
Cantando la niña estaba,
cantando sobre la roca :
«¡ ay del que á los mares fía
sus esperanzas hermosas !

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


OTOÑALES


CANTARES




IV.

Cantaban, madre, los quintos
para decirnos « ¡ a Dios!...»
Yo sé de uno que cantaba,
llorando su corazón.


V.

A la Virgen del Pilar
he llegado yo a pedir,
que te dé toda la vida
que tú me has quitado a mí.


VI.

Por el río abajo corre,
que fue a caer en el río
la flor que me dio mi amante
en prenda de su cariño.
Al mar va la flor deshecha,
y ¡ ay! que también se han perdido
las promesas de mi amante
en los mares del olvido...

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


OTOÑALES


CANTARES



VII.

Toca en la tierra la alondra,
y después canta, subiendo :
«si buscas amores, niña,
ven en mis alas al cielo.»



VIII

En tu amor mis ilusiones
tuvieron su manantial,
y han muerto al fin en tu olvido
como ríos en el mar.

El manantial ya está seco,
son arenales los ríos,
y es un desierto que espanta
el pobre corazón mió.


IX

Muchas noches he pasado
contemplando el firmamento ;
entre millares de estrellas
no pude hallar dos luceros.

Los luceros que yo busco
no se encuentran en el cielo;
que en la tierra se han perdido
sus hermosos ojos negros.