EDUARDO BUSTILLO (1836-1908)

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



DÍAS LLUVIOSOS.



XVIII

¡Yo, que no escribo dramas ni el teatro
he llegado a estudiar,
suelo meterme en dramas de la vida
haciendo algún papel muy principal.

Yo mismo los papeles me reparto,
la trama la hago yo ;
pero a veces me marcho por el fondo
cuando debo salir por el balcón.

Hoy mismo desempeño un personaje
en que me ves temblar ;
y sabes cómo el drama se complica
y que me encuentro en situación fatal.

Pues bien ; el personaje a ti te entrego,
a ti, que eres autor...
Busca recursos, mátale, si quieres,
¡ y salga de su horrible situación !

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



DÍAS LLUVIOSOS.



XIX.

Tras largos años de ausencia
vuelvo a verte, y te conozco,
cual si nunca nuestra dulce
relación se hubiera roto.
Y tú también me conoces,
¿no es verdad? aunque en el rostro
dejó su antifaz el tiempo
con rasgos nada graciosos.
Desconocidos estamos
y nos conocimos pronto;
por amor a ti lo siento
como tu por amor propio.
¿ Por qué, mujer, de los míos
apartas ahora los ojos,
si en estos días nos vemos
como nos vimos en otros?
Mira, soy el mismo niño
con que jugaste a tu antojo ;
que aunque el cabello platea,
mi corazón siempre es oro.
No es la plata que en tu espejo
ves hoy brillar con enojos;
no es la nieve que en tus rizos
va cayendo poco a poco...
No; lo que me espanta, cuando
a tus miradas me asomo,
es esa vejez más fría
que guardas allá en el fondo.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



DÍAS LLUVIOSOS.



XX.

Las fieras tempestades de la vida
son como las del mar :
vuelve la calma, y la tormenta olvida
quien la puede olvidar.

¿Cómo olvidarla el náufrago que, herido,
con turbios ojos ve
desde el negro peñón que al fin se ha hundido
cuanto su dicha fue?

Y ¿cómo olvido la tormenta ruda
de una y otra pasión,
que ha hundido en los abismos de la duda
mi triste corazón?.....

¿Calma? ¡No hay calma, no! Y aunque la roca
el mar no llegue á herir;
y aunque yo no suspire y a mi boca
se vea sonreír,

¿creéis el mar tranquilo?... ¡Allá en su fondo
ruge y se agita el mar !
¿ Reír me veis?... ¡ Del pecho en lo más hondo
me siento yo llorar!

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



DÍAS LLUVIOSOS.



XXI.

De la entraña del monte
brota la oculta fuente;
y así nace el arroyo y luego el río,
y el río corre al mar y allí fenece.

Si eso mismo es el hombre,
que nace, vive y muere,
¿ cómo ha retrocedido hasta su origen
del río de mi vida la corriente?

¿ Por qué ley, por qué fuerza
las aguas retroceden
hasta la entraña del nativo monte
que ayer las vio correr tan mansamente ?

Es que rotas, deshechas,
quizá llorando vuelven
a recordar sonrisas de la infancia
besando el tallo de la flor silvestre.

Arroyo desatado,
despeñado torrente,
caminando al azar, vuelvo a mi cuna...
¡ y qué triste mi cuna me parece !

Casa donde he nacido,
¿ por qué no te hallo alegre ?
Si los recuerdos de mi infancia guardas
déjame que entre lágrimas los bese.

Madre, en cuyo regazo
me dormí tantas veces;
padre, cuyos consejos aun pudieran
la santa paz del corazón volverme!...

¡ Qué pena sentiríais!
qué pena si me vieseis
tan solo aquí, donde encontré la vida,
pensando en las dulzuras de la muerte!.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



DÍAS LLUVIOSOS.



XXII.

Cuando en el firmamento
fijo a solas mi vista,
en la noche serena, contemplando
la iluminada bóveda infinita,

sueña el alma que sale
de su cárcel sombría,
y, donde nunca llega la mirada,
busca el amor, la luz, la nueva vida.

Los ojos ven la estrella
que parece que oscila ;
y el alma ve su mundo entre los mundos
que en el espacio sin cesar se agitan.

Aun de las nebulosas
la gasa blanquecina
la atrae, como si en ella viera un grupo
de almas tristes que lloran escondidas.

De almas que el rumbo acaso
en la tierra perdían,
y el vuelo levantaron a otra esfera
donde llanto y amor las purifican.

¿ Será que ya mi espíritu
en éxtasis camina
de una esfera a otra esfera, el Bien buscando
donde la luz de su dolor le guía?

¿Por qué no eres eterna,
noche que le iluminas,
si así busca su patria, y al destierro
vuelve al herirle con su luz el día ?

[b]EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


INVERNALES

CANTARES.

I.

Flores y frutos cayeron,
y, con los vientos de otoño,
desnudáronse los árboles
que ya visten níveos copos.

La flor de la infancia muere;
caen los frutos juveniles;
desnuda el alma de encantos,
de desengaños se viste.



II.

Tristemente muere el año,
mas, donde encuentre su tumba,
sonriendo el año nuevo
hallará su blanda cuna.

¡ Ay del corazón cuitado
que, ya en su invierno, no halla,
de una esperanza en la tumba,
la cuna de otra esperanza!

[b]EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


INVERNALES

CANTARES.



III.

Paloma, que al cielo subes,
si al nido no has de tornar,
llévate los tus hijuelos
que, sin ti, se. morirán.



IV.

En los libros de los sabios
se aprende lo que es la vida ;
a mí me enseñó esa ciencia
el libro de mis desdichas.

[b]EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


INVERNALES

CANTARES.



V.

Los años dan el saber,
y aunque yo muchos no cuento,
mi corazón es un sabio,
sus penas le han hecho viejo.


VI.

Echa leña a la lumbre,
¡ leña, muchacha!...
Ya entra en calor el cuerpo...
¡ay! pero el alma!...

[b]EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


INVERNALES

CANTARES.



VII.

Que vengan los niños
al pié del hogar,
porque un cuento muy largo, mi vida,
les quiero contar.

Contando mi vida
renuevo mis penas...
Y ¡ qué triste es pensar que mis niños
no aprenden en ellas!...



VIII

. Por volver a mi patria
lancé suspiros;
y, de vuelta en mi cuna,
llorando vivo.
Y en vano el alma
ha recorrido el mundo
buscando patria.

[b]EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


INVERNALES

CANTARES.


IX.

Busco la dulce sombra,
y no la encuentro ;
busco la fresca fuente,
de sed me muero...
¡ Sube, alma mía ;
que arriba está la sombra,
la fuente arriba !..;

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




A SU ROSA EN EL INVIERNO

Solo estoy; ya los campos se cubren
con manto de nieve;
mi cabeza se cubre de canas,
de arrugas mi frente.

Solo estoy; el papel, ya amarillo,
que muerta te envuelve,
de tu cuna feliz me está hablando
y no de tu muerte.

Como guardo en mi pecho un tesoro
que nunca envejece,
mi infantil corazón con recuerdos
quizá se divierte.

Mas pensar lo que fuiste, y mirarte,
y ver lo que hoy eres,
es soñar con sonrisas de un niño
que ha muerto y no vuelve.

¿ Qué es de aquella que en ti me dio el alma?
tal vez en ti piense...
¡Mas de aquel, de mi amor beso casto,
quizás no se acuerde !

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




EL DÍA DE LA BODA.

EPÍSTOLA Á ELVIRA

Los mas nobles deseos de mi alma
quiérote declarar, graciosa Elvira,
hoy que abandonas la virgínea palma;
hoy que eliges esposo, que suspira
tu acento al escuchar, tan agradable
cuanto es ingrato y pobre el de mi lira.
Aunque por dulce le tendrás y amable
cuando, inspirado en la razón serena,
mi fraternal amor tranquilo te hable.
Pues tú, que eres sencilla, y pura, y buena,
ni las verdades tomarás a enojo,
ni la razón escucharás con pena.
Hora solemne para hablarte escojo,
y es tu destino quien me da el asunto,
no de las musas el pueril antojo.
¡Ah! ¡Si pudiera yo, punto por punto,
como fray Luis el docto, presentarte
de Perfecta Casada el fiel trasunto!
Mi falta suplirá de ciencia y arte
el no estudiado afecto del hermano,
que quiere a ser feliz estimularte.
Camino tiene la virtud bien llano,
y pues la mano diste a experto guía,
el lograr la ventura está en tu mano.
Él te llevó al altar, en él confía,
porque es guardar la fe de nobles pechos ;
y no dejes el bien para otro día.
Pues ya la historia consignó con hechos
que los panes de boda al fin amargan
si al principio no se hacen bien derechos.
A sí mismos los novios los encargan,
y un pan como unas hostias ellos hacen
si al conyugal deber el plazo alargan.
Mas yo sé que los vuestros rectos nacen
panes que han de saberos a rosquillas,
que sólo en paz al bueno satisfacen.
Y obra la paz tan grandes maravillas,
que en sabroso manjar trueca el mendrugo
y el tosco barro en mágicas vajillas.
Y pues al cielo concederte plugo
cuantas virtudes en mi mente copio,
no harás del santo lazo tu verdugo.
Antes de abnegación harás acopio ,
temiendo, por tu paz, las asechanzas
que en sus avisos guarda el amor propio.
Que este suele traer las malandanzas,
y recelos engendra que destruyen
con la fe las más dulces esperanzas.
Y con ellos, Elvira, luego afluyen
injuriosas ofensas a los labios,
que el bien que roban nunca restituyen.
Pues son del amor propio los agravios,
y heridas causan que ni el tiempo cura
ni al consejo se cierran de los sabios.
De tu hogar eres reina ; en él procura
que el templo de su amor halle tu esposo,
donde jamás se amengüe su ventura.
Tras el trabajo en él halle el reposo;
que no vaya a buscarle, hermana mía,
del mundo al mar revuelto y proceloso.
Si entra en casa tal vez con faz sombría,
de los negocios por la lucha incierta,
en tu prudente calma entonces fía;
al temor de tu mal no abras la puerta ;
que aquel que piensa mal , el mal provoca
y en hallarlo en su daño sólo acierta.
De que es verdad cuanto te habló mi boca
la historia conyugal da testimonio,
y a ti estudiarlo por tu bien te toca.
Y estudiarlo sabrás, que el matrimonio
de la que supo ser hija tan buena,
no ha de pagar portazgos al demonio.
Pronto a tus padres dejarás con pena,
porque en el triste mundo traen su llanto
los más risueños cambios de la escena.
Mas, pues la ley divina obliga a tanto,
cuando al marido sigues amorosa,
queda a tus padres un consuelo santo.
Su hija no pierden en la nueva esposa;
más bien, de tu virtud a los fulgores,
un hijo más les ganas cariñosa.
Ya de la nueva vida en los albores,
sus cuidados pagad harto prolijos,
de vuestro propio bien les sois deudores.
Que en vosotros tendrán los ojos fijos,
con afán de cobrarse con usura
en lo que cobra un padre, en la ventura,
en la paz y en la gloria de sus hijos.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



LA HONRADEZ EN LA POBREZA.

Un honrado comerciante
seis hijos llegó a tener,
y alcanzaron a ser ricos
por su buen padre los seis.
Mas la casa, levantada
con trabajo y buena fe,
por mal giro de un negocio,
se derrumbó de una vez.
Murió el padre, y, de los hijos,
uno solo supo hacer
buen huésped de la pobreza
con la heredada honradez.
Mendigos de lo que fueron,
llegaron su honra a vender
los otros, por no ir buscando
en el infortunio el bien.
Que en el mundo, en que sucumbe
la virtud por la altivez,
a ser pobres muchos llegan
y pocos lo saben ser.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL PLACER DE HACER BIEN.

Un opulento banquero
su infortunio lamentaba,
porque, aunque rico, no hallaba
ningún placer duradero.
Con su inmenso poderío
goces al mundo compró;
mas, tras el goce, sufrió
los tormentos del hastío.
En su estéril existencia
todo lo hallaba pequeño,
y hasta le robaba el sueño
la inquietud de su conciencia.
Llevó a un pobre cierto día
de una limosna el consuelo,
y el don recibió del cielo
que en vano al mundo pedía.
Sus deseos vio saciados ,
y esta vez el poderoso
durmió con el sueño hermoso
de los bienaventurados.
Poder, oro y juventud,
no dan esa santa calma
que solo disfruta el alma
practicando la virtud.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL ESPEJO ROTO.

¡ Qué terrible desgracia te devora!
Se ha hecho añicos la luna de tu espejo
y no ves la lisonja del reflejo,
la imagen de tu faz encantadora.

Mientras tu vanidad así deplora
su catástrofe atroz, oye el consejo
de este tu buen amigo, casi viejo,
que sabe tu infortunio y no le llora.

Más que tu espejo es frágil la hermosura
que viste en él con vana complacencia;
no flores más lo que tan poco dura.

Mira dentro de ti con insistencia,
y eternamente hermosa ser procura
ante el limpio cristal de tu conciencia.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL REMANSO

¿Aun no lo ves, ángel mió?
Corre desbordado el río
y allá, entre la hirviente espuma,
se arrastra la negra bruma
como sombra de un navío.
Es la humanidad que avanza,
tras una loca esperanza,
a merced de sus pasiones,
y oyendo las maldiciones
que en la lucha el crimen lanza.
Ven; lejos de la corriente,
hay un tranquilo remanso;
allí el ruido no se siente,
y allí es sereno el ambiente,
dulce y eterno el descanso.
Del agua en la transparencia,
se refleja allí la calma
de una feliz existencia,
sin que turben la conciencia
vanos delirios del alma.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



¡HASTA EL NOMBRE!

¡ Pueblo infeliz, el que potente un día
supo a sus hijos enseñar su historia,
de los ricos laureles conquistados
en las eternas hojas!

Ayer, de patria y libertad al grito,
del enturbiado Vístula en las ondas,
con sangre de sus mártires dejaba
pregones de su honra.

Y mientras él lidiaba por sus fueros
con estéril espanto vio la Europa
de la justicia las eternas leyes
por el tirano rotas.

En vano la nación luchó sin tregua
y emula fue de la espartana gloria:
cien verdugos hallaba cada mártir
de la infeliz matrona.

Y al fin sin hijo se quedó el anciano,
huérfano el niño, en la viudez la esposa,
sin sus amores la inocente virgen,
¡ sin libertad Polonia!...

Y hoy, si del Niémen al rumor, despierta
de pasada grandeza la memoria,
los cantos del polaco son los ecos
de una patria que llora.

Y aquel tirano que arrasó sus campos,
que le robó su libertad preciosa
y la bendita paz de sus hogares,
¡ hasta el nombre le roba !

Con las aguas del Vístula, teñidas
por la sangre que mancha su corona,
quiere borrar el moscovita César
lo que ni el tiempo borra.

Que es un nombre inmortal por el martirio
que a la conciencia del verdugo acosa;
voz solemne de Dios, que acusa el crimen
y la virtud pregona.

Perecen los imperios; mas no muere
de libertad la idea generosa...
Como la santa idea, será eterno
el nombre de Polonia.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EN LA MUERTE
DE
DOÑA MARÍA VICTORIA,

Noble esperanza de mi patria, un día
a mi patria te trajo con tu esposo,
que ella eligió por rey, y que ganoso
de nuestra gloria y nuestra paz venia.

Sólo tu caridad pudo, María,
fortalecer tu corazón hermoso
en aquellas mañanas sin reposo
y aquellas largas noches de agonía.

¡ Yo en tus ojos le vi! Llanto infecundo
vertiste en aras de mi patrio suelo,
herida de tu pecho en lo profundo.

Y si llevaste con tan santo anhelo
la corona de Reina en este mundo,
con corona de Mártir fuiste al cielo.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



A MI BUEN AMIGO
PEDRO DE ATAURI.

Mi corazón, destrozado
ante la humana miseria,
¡ cuántas veces ha encontrado
al espíritu humillado
por la ley de la materia!
Maldije ley tan impía;
que, aun del placer en el centro,
estremecido sentía
cómo lloraba por dentro
mientras por fuera reía.
Enfermo te llego a ver;
de amigo te tengo amor;
pero bien puedes creer
que gozo un santo placer
aun llorando tu dolor.
Que si el dolor codicioso
no da a tu cuerpo reposo,
y le rinde y le estremece,
en tus ojos resplandece
tu espíritu victorioso.
Cuando el mal más cuerpo toma
y tu martirio sin palma
la flaca materia doma,
en tus sonrisas asoma
la fortaleza del alma.
Entre Luisa y Ascensión
postrado y herido al verte,
levantas tu corazón ;
que ellas dos ángeles son
que hacen al mártir más fuerte.
Triunfa el espíritu en ti,
y admirando tanta gloria ,
cuando enfermo a verte fui,
más que tu dolor, sentí
el placer de tu victoria.
Cuando, entre santas mujeres,
vuelvan tus días mejores,
gozaré con tus placeres,
pensando en lo grande que eres
en medio de tus dolores.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL TRIUNFO DEL ESPÍRITU


LA LEVA

A MI BUEN AMIGO D. JOSE M. DE PEREDA.

I
. —¿Ves?... La hermosa luz del día
como tu valor desmaya ;
deja, pues, la triste playa,
no llores más, hija mía.
—No puede escuchar consejos
quien ve cada vez más lejos,
entre las olas perdida,
la esperanza de su vida.
¡ Ay, señor!
Ya no alcanzo en mi dolor
a ver la nave en que vuela
mi padre a servir al rey;
su amor me roba la ley,
y la ley no me consuela.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL TRIUNFO DEL ESPÍRITU


LA LEVA

A MI BUEN AMIGO D. JOSE M. DE PEREDA.





II

—Y tú, mujer, con anhelo
debes calmar sus dolores ;
tus gritos desgarradores
aumentan su desconsuelo.
—Mi pobre niña inocente
el amor perdido siente.
Mas ya, ¿quién pondrá en mis manos
su pan y el de sus hermanos?
¡ Ay, señor!
Que en mi profundo dolor
presiento males prolijos ;
que, en este afán angustioso,
lloro, más que por mi esposo,
por el padre de mis hijos.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL TRIUNFO DEL ESPÍRITU


LA LEVA

A MI BUEN AMIGO D. JOSE M. DE PEREDA.



III.

—Anciana, con triste calma
las inquietas olas miras ;
tú no lloras ni suspiras...
¿ Qué es lo que has perdido ? —El alma.
Era mi santo consuelo
un hijo, que es don del cielo,
y el mundo me le arrebata
con su ley, que es ley que mata.
¡Ay, señor!
Si es verdad que no hay amor
como el de madre, y ha muerto
el hijo que yo tenía,
juzgad de la pena mía
cuando ni lágrimas vierto.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



EL TRIUNFO DEL ESPÍRITU


LA LEVA

A MI BUEN AMIGO D. JOSE M. DE PEREDA.


IV.

Hijas, y madres, y esposas,
ven para siempre perdidas
aquellas prendas queridas
con que vivieron dichosas.
Y del sol con la luz pura
espira ya su ventura ,
y es tumba su hogar desierto
de la esperanza que ha muerto.
¡Ay, Señor!
Pues la ley con su rigor
los afectos no concilia ,
haz que los hombres se hermanen,
que no luchen, no profanen
el amor de la familia.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



LA PIEL DE LA JUSTICIA.

A MI BUEN AMIGO

EDUARDO SOBRADO.

Sisammes, juez de Persia, sin cordura,
por su codicia se manchó en estrados;
y, sin justa defensa de abogados,
muerte infamante halló por su locura.

Clavada fue su piel en la armadura
del judicial sillón de sus pecados,
y escarmiento fue allí de magistrados
del prevaricador la desventura.

Bárbaros eran, sí, mas justicieros
los persas que atajaban la codicia,
de todo juez venal cortando cueros.

Y hoy, que barrena leyes la malicia,
no se encuentran los sabios tapiceros
que forren el sitial de la justicia.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



A DIOS

RECORDANDO LA EPIDEMIA DE 1865

Señor, con amor profundo
hasta ti su voz levanta
quien de tu justicia canta
y venera el bien fecundo.
Herido de muerte el mundo,
lloraba, se estremecía
y a tu piedad se acogía;
y al ver pasar su quebranto,
trocó el religioso llanto
en insensata alegría.
Y como el mundo se aferra
al placer con torpe anhelo,
tu le muestras desde el cielo
que no es su patria la tierra.
Cuando la herida se cierra
de un dolor, con otra herida
tu amor al ciego convida
a abrir los ojos y a verte,
viendo, cerca de la muerte,
la luz de la eterna vida.
Si en su ingratitud, Señor,
tu recuerdo el alma pierde,
y hace sólo que se acuerde
de que existes, el dolor ,
de tu clemencia el favor
mayor que mi olvido ha sido ;
que ya hubiera sucumbido
del dolor a los rigores,
si en mí fueran los dolores
tan grandes como el olvido.
Y pues del azote rudo
me ha librado tu clemencia,
y has cubierto mi conciencia
de la fe con el escudo ,
hoy, al fin, rendido acudo,
los ojos del alma fijos
en tus favores prolijos,
a levantar en mi ejemplo
a tu santo amor un templo
donde te adoren mis hijos.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




LA CASA DEL RENEGADO.

I.

Ante la africana tierra,
testigo de los desastres
que, en lucha con nuestra España,
sufrió el temerario alarbe ;
al resplandor de la luna
que pálida y triste sale ,
y del mar a los rumores
que fingen lamentos y ayes,
voy a contaros la historia
de esa casa miserable,
que en la roca se levanta
entre espesos matorrales.
Es el sentido poema
de un alma sola y errante,
que en vano busca el consuelo
de sus eternos pesares.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




LA CASA DEL RENEGADO.



II.

En Algeciras vivía,
por lo feliz envidiable ,
un español caballero
de esclarecido linaje.
En dulce paz con sus hijos,
su esposa y su anciana madre ;
con la bendición del cielo
en su lecho y sus manjares,
ni su pan amargó nunca
ni el sueño pudo turbarle
el afán de vanos títulos
o de crecidos caudales.
La tradición no nos dice
qué causa pudo obligarle
a renunciar a las glorias
de felicidad tan grande.
‘Guardado quedó el secreto
de aquella inquietud constante
que nubló la faz serena
de su apacible carácter.
Si la tradición lo calla,
bien el poeta lo sabe ,
y vais a saberlo todos
los que escucháis mis romances.
Que en las cosas de este mundo
no hay misterios para el arte,
y canto yo los del alma
que son los que al mundo placen.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




LA CASA DEL RENEGADO.



III.

Un día que el caballero
llegó a pasar los umbrales
de un salón siempre cerrado
de la casa de sus padres,
para distraerse viendo
curiosas antigüedades
y retratos de familia
de muy nobles personajes,
quiso Dios que allá, en el fondo
de un desvencijado estante,
todo de polvo cubierto,
un cofrecillo encontrase,
que en la misma cerradura
tenía puesta la llave.
Abrióle el buen caballero
sin que su mal recelase,
sin sospechar que a su honra
mucho pudiera importarle.
Un papel sacó del cofre,
escrito estaba con sangre,
palabras en él hallara
que alteraron su semblante.
Y el papel leyó cien veces,
y otras ciento fue a dejarle
en el sucio cofrecillo,
y, con paso vacilante ,
loco cruzaba la estancia
de trecho en trecho parándose
para recobrar aliento,
para respirar más aire.
Y es que aquel papel, firmado
con el nombre de sus padres,
vino, a través de los tiempos,
a dirigirle estas frases :
—«Son para ti, si es que tienes
algo de mi ilustre sangre,
estos renglones escritos
con la que en mis venas arde.
A cruzar fui, por mi daño,
a cruzar los anchos mares ;
apresáronme piratas
que manda el moro Aben-Galve,
que dicen es descendiente
de nobles abencerrajes.
¡ Oh ! ¡ mal haya su nobleza !
pues no puedo perdonarle
haber manchado mis canas
escupiéndolas cobarde.
Libre ya, pero sin fuerzas,
mi libertad ¿ qué me vale ?
Y sólo tengo una hija,
y ella no puede vengarme.
Manchas hay en nuestra honra
y es justo que al fin se laven;
y porque algún día llegue
a quien deba interesarle,
bien se ha de hallar este escrito
en donde yo le dejare.
Si es que tú llevas mi nombre,
tú tendrás valor bastante,
y cruzarás los desiertos,
y buscarás a los Galbes,
y noblemente en el campo
sabrás vengar el ultraje...
¡Jura, por mi eterna gloria,
que, mientras tu honor no laves,
ni a ver a tus hijos vuelves,
ni a pisar los patrios lares !...»
Y lo juró. Desde entonces
frío, reservado, grave,
a solas con su secreto
y sus continuos afanes,
sufriendo, sin que sus ansias
comprender pudiese nadie,
fue concentrando las fuerzas
de su espíritu gigante
para el momento supremo,
para aquel terrible trance
en que era precisa toda
la resignación de un mártir.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




LA CASA DEL RENEGADO.



IV

Despídese el caballero,
que al África ya se parte.
Enjutos tiene los ojos,
el alma en su aliento sale,
diciendo al fin con suspiros
lo profundo de sus males.
Vierais a los pequeñuelos
verter lágrimas a mares ;
vierais a la tierna esposa,
vierais a la anciana madre,
abrazando al caballero
y en las mejillas besándole.
Madre y esposa le hablaron,
bien las oiréis querellarse.
—«¿Dónde irás, mi dulce esposo,
del mar por las soledades,
que encuentres estas delicias
que en mi amor puedo brindarte ?»
— « ¡ Hijo, mi adorado hijo,
el dolor que me causaste
al nacer al mundo, vuelva
mil veces a atormentarme !
Pero el dolor de no verte
¿cómo podré soportarle,
si ya me siento sin vida
y aún de mí no te alejaste?...»
Lágrimas, quejas, suspiros
y súplicas, todo en balde;
que es el honor lo primero
para quien honrado nace,
y juramentos obligan
a corazones leales.
Y allá corre el caballero,
del mar por la inculta margen;
llega al puerto, ya está a bordo,
leva sus anclas la nave,
hincha las lonas el viento
haciendo crujir los mástiles,
y corta espuma la quilla,
lucha con el oleaje,
y alzase osada la proa,
y hacia el abismo se abate,
y vuela... y allá se pierden
el esposo, el hijo, el padre.
Sus prendas las más queridas,
sin aliento, jadeantes,
la turbada vista tienden
por los límpidos cristales,
y allá, sobre el horizonte,
entre rosados celajes,
fingen de alguna esperanza
consoladoras imágenes.
Ojos que correr te vieron
por los procelosos mares,
¿cuándo volverán a verte,
desdichado navegante?...

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




LA CASA DEL RENEGADO.



V

. Atravesó del desierto
los ardientes arenales ;
y en su propósito firme
y en sus difíciles planes,
para evitar del camino
los obstáculos y azares,
con mentidas ceremonias
y fingidos ademanes,
adoptó de los infieles
las creencias y los trajes,
y hasta de la vida íntima
los usos más repugnantes.
Así sólo en sus moradas
pudo hallar acceso fácil,
pudo vencer sus escrúpulos
y confianza inspirarles.
Y en pos así del destino,
triste, febril, delirante,
solo con sus desventuras
cruzó por montes y valles.
Y las aldeas más pobres ,
y las más ricas ciudades,
y magníficos palacios,
y humildes chozas y aduares
visitó con ansia loca
su espíritu infatigable.
Y donde quiera buscaba
la familia de los Galbes,
y, aunque burlado su intento,
él siempre, siempre adelante.