EDUARDO BUSTILLO (1836-1908)

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




LA CASA DEL RENEGADO.


VI.

Mirando el sol en su ocaso
desde los muros de Tánger,
un día con sus recuerdos
endulzaba sus pesares.
Acercósele una mora
con ademan suplicante,
llevando en sus brazos débiles
y entre rasgados pañales
una niña que dormía
con el sueño de los ángeles.
—¡ Bendígate Aláh !—le dijo. —
Anciana, que Dios te guarde.
—Si es cierto que allá en España
prendas de tu amor dejaste,
y que más piedad se abriga
en los que cristianos nacen,
renegado misterioso,
por tu vida, que te apiades
de la pobre huerfanita
que su infortunio no sabe.
—-¡ Qué hermosa! duerme, mas siento
que sus manecitas arden.
—Siempre con fiebre despierta ;
llora porque tiene hambre ,
y yo la cubro de besos,
pero mi amor no es bastante.
Burláronse de mis súplicas
las kábilas montaraces ,
y aquí todos ven mi llanto ,
mas no le comprende nadie.
¡Tú lloras! Tú le comprendes,
y tu sabrás consolarme.
Ese sol, que muere triste,
alegremente renace ;
pero si muere mi niña,
huérfana de padre y madre ,
renacer no puede nunca
la familia de Aben-Galbe. —
¿Del pirata aventurero
que fue terror de los mares ?
—En el mar se hundió su gloria
y en él su fortuna yace.
Pero, si al cielo irritaron
su ambición y sus maldades,
no, no es justo que sus culpas
esta.pobre niña pague.
—Y tú ¿quién eres, anciana,
que en su suerte tomas parte?
—Yo soy una rama seca
del árbol de su linaje,
que ya sin savia, sin vida,
cede despojos al aire.
—Por Dios te calles, anciana,
anciana, por Dios te calles;
que con tus revelaciones
mis esperanzas mataste.
Es un misterio mi vida,
a comprenderle no alcances ;
yo de la niña me apiado,
y esto a tu ventura baste,
pues la piedad tanto puede
en los que cristianos nacen.
Al morir el sol mañana
aquí vendréis a esperarme,
y tendréis pan, y ya nunca
podrá rendiros el hambre,
y cobrará nuevo aliento
la familia de Aben-Galbe.
—¡Dios a tus hijos bendiga
en premio de tus bondades ,
y a los hijos de tus hijos!...
—¡Anciana, que Dios te guarde!
Y perdido entre las sombras,
fue lentamente alejándose,
llorando el mísero muertas
sus esperanzas falaces.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




LA CASA DEL RENEGADO.




VII.

Al día siguiente, cuando
declinaba ya la tarde,
hallaron anciana y niña
santo consuelo en el mártir,
que solo en Dios le encontraba
sufriendo sus propios males.
Y la mora conmovida
le dirigió tiernas frases;
de gratitud dulces lágrimas
corrieron por su semblante ,
mientras la niña dormida
sonreía como un ángel,
cual si en aquel mismo sueño
su ventura adivinase.
Y el fingido renegado
huyó desde aquel instante
del trato de los infieles,
abandonó las ciudades,
vagó, vagó por desiertos,
y al fin vino a refugiarse
en esa empinada roca,
con su destino implacable,
triste, con el alma herida,
pero resignada, grande.
Juró como honrado y noble
la venganza de un ultraje;
y cuerpo a cuerpo en el campo
siendo imposible vengarle,
cumplir quiso el juramento
por la gloria de sus padres.
Pues, aunque afectos tan puros
con dulce voz le llamasen,
ni a sus hijos vio ya nunca
ni pisó los patrios lares.
Y ¿sabéis por qué su espíritu
fue por fin a levantarse
sobre la roca, gozando
con sus tristes soledades ?
Porque en los días serenos ,
entre las lomas distantes ,
desde allí de su Algeciras
divisaba los hogares,
y las torres de sus templos,
y las copas de sus árboles.
Porque desde allí creaba
con su corazón amante
el mundo de sus afectos,
de sus goces celestiales ;
y recibía suspiros
de los hijos, de la madre,
de la esposa , que esperaban
al perdido navegante.
Cuando del sol moribundo
iba la luz apagándose,
cubierto ya el horizonte
con las brumas de la tarde ;
cuando las auras gemían,
se lamentaban las aves,
y era más lento el murmullo
del mar que las rocas bate ;
entre aquellos mil sonidos,
tristes, vagos, discordantes,
y confundiendo ilusiones
con benditas realidades,
oír pensaba los ecos
de la campana vibrante,
que llegaban melancólicos,
con la oración a brindarle.
Y entonces, allá en su mente
contemplando alguna imagen,
aquel combatido espíritu
lograba fortificarse
orando al Dios de su patria
con la pura fe de un ángel.
Y así su doliente vida
fue poco a poco acabándose
sin que nunca los misterios
penetrar pudiese nadie,
del sentimiento profundo
de un alma triste y errante,
que hallar no pudo consuelo
a sus eternos pesares.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



A UNA TAURÓFILA.

En la plaza te vi, te vi en la grada,
y te confieso que con honda pena.
Te mantuviste allí más que serena,
implacable, feroz, transfigurada.

Viva, centelleante, tu mirada
no se apartó de la sangrienta arena,
ni en el momento aquel de la faena
en que expuesto a morir viste al espada.

¡Oh! ¡qué horrible te hallé de aquella suerte!
Aun pienso con espanto en la corrida,
pues ya sé que la sangre te divierte.

¿ Tú mujer ? ¿ Tú la madre prometida?
¡ Si gozas con la lucha y con la muerte,
y una madre es amor, y paz, y vida!...

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


UN ECO DEL CORAZON.

AL AUTOR DE LOS «ECOS NACIONALES.

EN LA MUERTE DE SU HIJA ÚNICA.

—¿Lloras?—Con el alma herida.
—¿ Qué nuevo dolor te inquieta '
—Perdió su luz el poeta,
sus esperanzas mi vida.
A pesar de mis pesares,
entonando mis cantares
hondos gemidos ahogaba;
y el ángel que me inspiraba...
—¡ Ay, Ventura !
Ya comprendo tu amargura
y tu triste desconsuelo :
mundo en lágrimas fecundo,
jamás puede ser el mundo
de los ángeles del cielo.

—¿ Recuerdas aquellos días
en que a mi puerta llamabas,
y si la voz escuchabas
de mi niña, sonreías?...
Pasa, hermano mió, pasa :
verás desierta mi casa,
yerto y solitario el nido
donde mi bien ha dormido...
—¡ Ah ! Ventura,
aquella azucena pura
trasplantada al triste suelo,
premiará tu amor profundo ;
su aroma no es de este mundo
y te le guarda en el cielo.

—¿Oyes ? A la vez que el padre,
alguien a mi Elisa nombra ;
del luto envuelta en la sombra,
llora la afligida madre.
Ya el sol no tiene fulgores,
ni acento los ruiseñores,
ni lumbre el hogar, ni calma
con sus recuerdos el alma...
—¡ Ay, Ventura !
que en esta cárcel oscura
cumplir no puedes tu anhelo;
que, en falsos bienes fecundo,
este mundo no es el mundo
de los que aspiran al cielo.

—Era mi misión, canté
y en pos de gloria corrí,
y al buscarla para mí,
por mi niña la soñé.
Estrella fue que el camino
alumbró de mi destino,
que mis fuerzas sostenía
cuando al dolor sucumbía...
—¡ Ah , Ventura !
Mártir en la tierra impura
viéndote el ángel, su vuelo
tendió con amor profundo,
y, abandonando este mundo,
palma te busca en el cielo.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS


A LA MEMORIA
DE BRETÓN DE LOS HERREROS.

Le llegó su Cuarto de hora
y sonriendo partió...
Todo en vida lo alegró
y todo en muerte le llora.
Ya brilla la eterna aurora
sobre la tumba del hombre ;
que, para que al mundo asombre,
del patrio amor en el templo
deja en su vida un ejemplo,
deja una gloria en su nombre.

Su ingenio vivo y fecundo,
que la escena patria llena,
llegó a decir en la escena :
Todo es farsa en este mundo.
Él se desmintió, y me fundo
en esos mismos papeles
que, del mundo espejos fieles,
sacó su ingenio al proscenio ;
pues ni farsa fue su ingenio,
ni son farsa sus laureles«

¿Qué dirán?» con noble afán,
tachando el error, exclama :
tal vez por su propia fama
pensaba en El ¿qué dirán?...
Los años pasando van,
y esta sociedad inquieta,
a mil trastornos sujeta,
siempre de él lo mismo dice
y con orgullo bendice
las gracias del gran poeta.

¿Temió el olvido quizás?
Con la muerte le hermanó,
cuando el cuadro presentó
de su ¡Muérete y verás!
Si ha muerto Bretón , jamás
puede morir su memoria,
y él ya lo ha visto, y la historia,
que al ingenio nunca olvida,
sus cuartos de hora de vida
cuenta por siglos de gloria.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



LA HIJA DEL POETA.

EPISODIO DE LA MUERTE DE LUIS EGUILAZ,

I.

Ya del dolor en el lecho,
va poco a poco acabándose
la vida de aquel poeta
que, en el camino del arte,
cantando dulces mentiras,
llorando amargas verdades,
y honrando del siglo de oro
a los más preclaros vates,
supo conquistar laureles
que nunca han de marchitarse.
En su agonía murmura
no sé qué sentidas frases,
que más parecen lamentos,
quejas, y suspiros, y ayes.
Con el de su tierna hija,
tal vez a su labio sale
el recuerdo de su patria,
que triste y herida yace,
manchada la frente augusta,
de fratricidas con sangre.
Y así, pensando en su niña,
a quien deja quien la ampare;
viendo en su patria doliente
su desamparada madre ;
rogando a Dios, que le llama,
que tantos duelos acaben,
el poeta y buen cristiano,
el que en la tierra fue mártir,
va a descansar, que ya es hora,
ya es hora de que descanse.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



LA HIJA DEL POETA.

EPISODIO DE LA MUERTE DE LUIS EGUILAZ,



II.

Es la alta noche. En la casa
no hay quien silencio no guarde;
ni un suspiro le interrumpe,
ni una voz viene a turbarle.
Sobre el lecho del poeta
dos hombres la frente abaten,
del dolor estatuas mudas,
que no han sentido acercarse,
entre las sombras envuelta,
una niña que es un ángel.
—¿Cómo estás, papá?—¡Silencio
Ven, Rosa, ven a acostarte,
y no hagas ruido, que duerme ,
que duerme tu pobre padre,
y de ese tranquilo sueño
su vida debe esperarse.—
Y la inocente, quedito,
de puntillas alejándose,
entra en su alcoba y se acuesta
rezando a una santa imagen.
Y al besar la nueva aurora
de la alcoba los cristales,
vuelve a vestirse de luto,
dos veces huérfano, el ángel.
Que el poeta que dormía
cuando ella fue a saludarle,
no despertará del sueño
aunque su niña le llame,
que harto ha sufrido, y es hora
de que al fin duerma y descanse.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS




SISIFO.

A MI AMIGO DON FRANCISCO PEREZ ECHEVARRÍA.

Levantarse, caer, y la eminencia
ir buscando otra vez con hondo anhelo,
y volver a caer, casi del cielo,
con su peso abrumada la conciencia.

Ese es el hombre y esa su existencia,
de lucha perdurable en este suelo;
Sísifo siempre y a pesar del vuelo
y el orgullo atrevido de su ciencia.

Sísifo que, con ansia de la muerte,
ve que, para amenguar su desventura,
es inútil la fe de su heroísmo:

Que, por sarcasmo horrible de la suerte,
nunca toca la cima de la altura,
y llega siempre al fondo del abismo.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



¿QUÉ SERÁ DE ELLOS?

Junto al cantábrico mar
y del mar del mundo lejos,
viendo la espuma brillar
a los pálidos reflejos
de la luz crepuscular ;
mientras por la blanca arena
mis hijos corren sin pena,
con inocentes antojos,
este afán, que mi alma llena,
en llanto asoma a mis ojos.
Contemplando el mar sombrío
busco el porvenir quizá ;
y aunque a mis hijos sonrío
cuando la ola viene o va,
¿qué será de ellos, Dios mió?
¿qué será?

Mis lecciones recordando ,
tal vez en la arena juegan
letras mis hijos trazando,
y olas y más olas llegan
que las letras van borrando.
Oleadas de pasiones
en la ardiente juventud
llenarán sus corazones...
¡Ay! ¿ borrarán mis lecciones
de honradez y de virtud?
Si en vano mi amor se afana
y al mañana corren ya,
por ley de la vida humana
que a luchar los forzará,
¿ qué será de ellos mañana ?
¿ qué será ?

Brota en la playa una fuente
donde ahora juegan mis hijos ;
su cristalina corriente
sin tocar peñas ni guijos
baja al mar muy dulcemente.
De otra fuente el agua brota,
que entre los peñascos rota
desde el monte se derrumba,
y monte y valle alborota
buscando en el mar su tumba.
Fuente de cristales bellos
en mis niños brota ya ;
mas, del mundo a los destellos,
la corriente cambiará...
y ¿qué será entonces de ellos?
¿qué será?

Como un pájaro ligera,
cruza la mar una nave
que alguno con ansia espera...
¿Adonde va? ¡Dios lo sabe!
¿ Arribará ? ¡ Dios lo quiera !
Con mar bella y rumbo cierto,
otra nave dejó el puerto ;
volaba también, volaba...
Mas ya la esperanza ha muerto
del triste que la esperaba.
Pronto la nave atrevida
de esos niños volará
del mundo en la mar temida...
Y ¿qué rumbo llevará?
de los hijos de mi vida,
¿ qué será ?

Torrente fui despeñado ;
mi propia furia sentí ;
buque en la mar engolfado ,
sin timón, desarbolado,
entre las olas me vi.
De buscar playas ignotas
tan desengañado vivo ,
que ya, con las alas rotas,
poso en el peñón nativo
como las blancas gaviotas.
¡ Pobres hijos ! Dios les guarde
de lo que de mí fue ya :
de candor haciendo alarde
su infancia pasando va...
¿ qué será de ellos más tarde ?
¿qué será?...

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



A BALZAC.

O el hombre se hace monje de la Trapa,
o ha de estar por sí mismo condenado
a sufrir como aquel desventurado
protagonista de tu Piel de zapa.

Piel de mengua fatal lleva por capa
el corazón, bajo su peso ahogado,
pues en todo deseo realizado
le muestra que la vida se le escapa.

Viejo en la juventud, bien claro veo
que del bárbaro crimen del suicida
ya, por mi corazón, he sido reo.

Tuvo tan sólo una ilusión querida,
y perdí, realizado aquel deseo,
la mitad más hermosa de mi vida.

EDUARDO BUSTILLO

(1836- 1908)


"CUATRO ESTACIONES"
POESÍAS



INTRODUCCIÓN DE EL POEMA DE ESTE INFIERNO.

A DANTE ALIGHIERI

En medio del camino de mi vida,
a la orilla del mar lloraba á solas,
toda esperanza para mí perdida.

Al rumor imponente de las olas,
repasaba tu libro, aquel Infierno
en donde tantas víctimas inmolas.

Allí vi las pasiones sin gobierno
arrastrando a las almas, sin más guía,
por la mansión de su dolor eterno.

Allí a la triste humanidad veía,
y a mí, y a ti también, con tu castigo,
pues tu venganza el pecho te mordía.

Que aquel que no perdona á su enemigo,
al gozarse en su bárbaro quebranto,
su infierno más atroz lleva consigo.

Y yo perdón te pido, si en mi canto
de la humana pasión no te desnudo
al admirarte en la ciudad del llanto.

Que de esta vida con acento rudo
canto el infierno y, ante sus horrores,
de la misma virtud a veces dudo.

Y tengo ya por guía mis dolores,
y otro no he menester, pues bien me prueban
que en achaques de infierno son doctores.

Y con amor tan fiel ellos me llevan,
que, por no abandonarme en el camino,
si el cansancio los rinde se renuevan.

Y acaso podrá ver, genio divino,
tu amiga sombra, que de mi no apartes,
cómo, sin credencial, voy á un destino.

Senda no he de elegir con nuevas artes;
que, si por todas partes se va á Roma,
al infierno se va por todas partes.

Y no se juzgue que lo tomo á broma,
o que mi musa tímida no acierta
por dónde entrada en el abismo toma.

Puerta no ha de faltar, y bien abierta,
pues, para darme entrada en el abismo,
no es la Puerta del Sol tan mala puerta.

Ni extrañes, Alighieri, este humorismo,
que es, al fin, como risa de demonio
del que ahora canta en el infierno mismo.

Que es mi poema vivo testimonio
de que andan aquí juntos llanto y risa
en reñido y sangriento matrimonio.

Y voy, Dante, de prisa, muy de prisa,
arrastrado tal vez por mis deslices,
con esta introducción nada concisa.

Y si, buscando ideas más felices,
hallase mi Beatriz!... Pero en el mundo
andan tan escondidas las Beatrices!...

Pide a la tuya con tu amor fecundo
que, desde el cielo que su planta huella,
mientras canto este báratro profundo,
mi alma encamine a su divina estrella.


FIN

Estos autores y autoras del siglo XIX, no deberían pasar desapercibidos. Habría que darles una oportunidad. O hacemos una POESÍA CONSAGRADA o hacemos UN POESÍA DE TODOS Y PARA TODOS ( EL SIGLO XIX ES EL GRAN OLVIDADO DE LA POESÍA ESPAÑOLA)