III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO

SONETOS
siglo XVIII


Zequeira y Arango, Manuel de
La Habana (Cuba). 1764 - Matanzas (Cuba). 1846
A pesar de reconocérsele como uno de los poetas precursores de la poesía cubana, su obra fue escasa, acabando su existencia completamente loco.


El petimetre


Un sombrero con visos de nublado,
ungirse con aroma el cutis bello,
recortarse a la Titus el cabello
y el cogote a manera de donado:

un monte por patilla bien poblado,
donde pueda ocultarse un gran camello,
en mil varas de olán envuelto el cuello,
y en la oreja un pendiente atumbagado.

Un coturno por bota, inmenso sable,
ajustarse el calzón desde el sobaco,
costumbres sibaritas, rostro afable,

con Venus, tedio a Marte, gloria a Baco;
todo esto y mucho más no es comparable
con la imagen novel de un currutaco.



El novelero


Diz que en un buque de marfil nevado,
fue Bonaparte con su dinastía,
navegando por golfos de ambrosía,
de marítimas ninfas halagado;

de gigantes centímanos guardado,
llegó a un castillo de cristal, do había
bombas de aljófar y su artillería
era de tubos de coral plateado.

Diz que batió con alas de zafiro,
y venció con morteros de diamante
mil perlas disparando en cada tiro,

¿Qué ríes, Corina, con traidor semblante?
pues no pienses que sueño ni deliro
que esto es ser novelero rimbombante.

SONETOS
siglo XVIII


Zequeira y Arango, Manuel de
La Habana (Cuba). 1764 - Matanzas (Cuba). 1846
A pesar de reconocérsele como uno de los poetas precursores de la poesía cubana, su obra fue escasa, acabando su existencia completamente loco.


El avariento


De la diestra de Jove altitonante
sufrió el mundo la cólera inclemente;
Neptuno agitó el mar con su tridente,
y a la tierra asustó el noto arrogante:

de horror entristeciose el navegante,
y en su choza el pastor la lluvia siente;
pero Iris con sus franjas refulgentes
el consuelo y la paz trajo al instante:

Llenose de verdor toda la tierra,
el mar mostró su furia más sumisa,
trinan las aves, saltan por la sierra

los corderos, y todo ostenta risa;
y solo queda el avariento en guerra
cansado del tesoro que revisa.



Al mismo asunto


Sumar la cuenta del total tesoro,
ver si están los talegos bien cabales,
aquí poner los pesos, allí los reales,
y de la plata separar el oro:

advertir cual doblón es más sonoro,
calcular los escudos por quintales,
distribuirlos en filas bien iguales
fundando en esto su mayor decoro:

ver de cerca y de lejos este objeto,
notar si el oro es más subido o claro,
registrar de las onzas el secreto,

y en fin sonarlas con deleite raro;
todo esto es describir en un soneto
la vida miserable del avaro.

SONETOS
siglo XVIII


Zequeira y Arango, Manuel de
La Habana (Cuba). 1764 - Matanzas (Cuba). 1846
A pesar de reconocérsele como uno de los poetas precursores de la poesía cubana, su obra fue escasa, acabando su existencia completamente loco.


El destino



Del grueso tronco del mejor madero,
suele arbitrariamente el artesano,
hacer que salga de su docta mano
el asiento que ocupa un zapatero:

Toma otras veces este mismo obrero
una porción del leño más villano,
y forma con instinto soberano
el busto de una diosa o un guerrero.

El destino también inicuamente
al artífice imita en sus deslices,
haciendo venturoso al delincuente;

y aquellos que debieran ser felices
por sus nobles virtudes, inclemente
los deja miserables e infelices.



Los pesares de la ausencia


De dos tiernas amantes tortolillas,
cautivé con mis brazos una de ellas,
y la otra repitiendo sus querellas,
batió en mi seguimiento sus alillas;

cansada se volvió a las florecillas
donde antes disfrutaron horas bellas,
y acusando en su canto a las estrellas
no picaba la flor, ni las semillas.

Apiadado de verla en tal tristura
llevando su dolor de rama en rama,
a la otra desaté la ligadura:

Con que si de esta suerte, Nise, exclama
la tortolilla a quien ausencia apura,
¿qué hará sin verte el racional que te ama?

SONETOS
siglo XVIII


Zequeira y Arango, Manuel de
La Habana (Cuba). 1764 - Matanzas (Cuba). 1846
A pesar de reconocérsele como uno de los poetas precursores de la poesía cubana, su obra fue escasa, acabando su existencia completamente loco.



Contra el amor


Huye, Climene, deja los encantos
del amor, que no son sino dolores;
es una oculta sierpe entre las flores
cuyos silbos parecen dulces cantos:

es un néctar que quema y da quebrantos,
es Vesubio que esconde sus ardores,
es delicia mezclada con rigores
es jardín que se riega con los llantos:

Es del entendimiento laberinto
de entrada fácil y salida estrecha,
donde el más racional pierde su instinto:

Jamás mira su llama satisfecha,
y en fingiendo que está su ardor extinto,
es cuando más estrago hace su flecha.



El valor



Brame si quiere encapotado el cielo:
Terror infunda el lóbrego nublado:
Montes desquicie el Bóreas desatado,
tiemble y caduque con espanto el suelo:

Con hórrido estallido el negro velo
Júpiter rompa de la nube airado:
quede el Etna en las ondas sepultado:
quede el mar convertido en Mongibelo:

La máquina del orbe desunida,
cumpliendo el vaticinio, y las supremas
leyes, caiga en cenizas reducida:

Por estas de pavor causas extremas,
ni por las furias que el tirano anida,
como temas a Dios, a nada temas.

SONETOS
siglo XVIII


Zequeira y Arango, Manuel de
La Habana (Cuba). 1764 - Matanzas (Cuba). 1846
A pesar de reconocérsele como uno de los poetas precursores de la poesía cubana, su obra fue escasa, acabando su existencia completamente loco.


La ilusión

Soñé que la fortuna en lo eminente,
del más brillante trono, me ofrecía
el imperio del orbe, y que ceñía
con diadema inmortal mi augusta frente:

Soñé que hasta el ocaso desde oriente,
mi formidable nombre discurría,
y que del septentrión al mediodía,
mi poder se adoraba humildemente;

de triunfantes despojos revestido,
soñé que de mi carro rubicundo,
tiraba César con Pompeyo uncido:

Despertome el estruendo furibundo,
solté la risa y dije en mi sentido,
así pasan las glorias de este mundo.



Contra la guerra


De cóncavos metales disparada,
sale la muerta envuelta en estampido
y en torrentes de plomo repartido
brota el Etna su llama aprisionada.

El espanto, el dolor, la ruina airada,
al vencedor oprimen y al vencido,
huye esquivo el reposo apetecido,
solo esgrime el valor sangrienta espada.

El hombre contra el hombre se enfurece,
su propia destrucción forma su historia,
y de sangre teñido comparece

en el sagrado templo de la gloria.
Cese hombre tu furor, tu ambición cese,
si al destruirte a ti mismo es tu victoria.

SONETOS
siglo XVIII


Zequeira y Arango, Manuel de
La Habana (Cuba). 1764 - Matanzas (Cuba). 1846
A pesar de reconocérsele como uno de los poetas precursores de la poesía cubana, su obra fue escasa, acabando su existencia completamente loco.


Las mujeres aman a los hombres


Verás amigo un burro alivolante,
a un buey tocar la flauta dulcemente,
correr una tortuga velozmente
y hacer de volatín un elefante:

En requesones vuelto el mar de Atlante,
y de Guadiana el agua en aguardiente,
el Ebro, y Duero y Tajo con corriente
de generoso vino de Alicante:

Verás durante el sol lucir la luna,
verás de noche el sol claro y entero,
verás parar su rueda la fortuna:

Estos portentos, sí, verás primero
que puedas encontrar mujer alguna
que quiera al hombre falto de dinero.



La aparición del cometa


No le envidio la pluma al gran Cervantes,
ni del Argivo la sonora trompa,
ni el lauro de Colón por más que rompa
nuevos caminos a los navegantes.

No codicio pinceles de Timantes
aunque el tiempo sus tintes no corrompa,
ni de Alejandro la triunfante pompa,
ni el distinguido empleo de almirantes.

No apetezco ver los muros de China,
ni conocer a Napoleón me inquieta
por más que suene en la inmortal bocina.

Otra cosa mi fe anhela discreta,
y es que siempre me viera mi Corina
con la atención que el vulgo ve al cometa.

SONETOS
siglo XVIII


Zequeira y Arango, Manuel de
La Habana (Cuba). 1764 - Matanzas (Cuba). 1846
A pesar de reconocérsele como uno de los poetas precursores de la poesía cubana, su obra fue escasa, acabando su existencia completamente loco.


A Narcisa en sus días


¡Qué estupendo banquete, qué función
te preparo, oh Narcisa, qué festín!
Tendrás las ricas frutas de Turín,
las tortas te vendrán desde Tolón.

El rey de Esparta tocará el violón,
el de Palmira trinará un violín
y Alejandro vendrá con el flautín
que tocaba el ilustre Agamenón.

Treinta mil reposteros te vendrán
de Pekín, de Moscú y de Jaén
y un millón de princesas de Tetuán:

De Sajonia será el dorado tren;
y contigo los dioses beberán
del licor que bebió Matusalén.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXI (Sólo en español)

El corazón y el alma escudríñeme a ultranza
Amor, que bien conoce la intención que persigo,
y verá que el caudal de pasión que al abrigo
de las venas me corre va viudo de esperanza.

¡Dios mío, cuánto amo!¿Puede de la pujanza
de un corazón tan pleno ser el mundo testigo,
devoto de tan bella perfección que es castigo
y llaga que hasta lo hondo del alma es tribulanza?

Ese caballo negro, que mi Reina conduce,
y por la senda errada de mi carne introduce,
en un desvio insano anda tan extraviado

que temo, amedrantado, si el blanco no sofrena
esa carrera loca y sus pasos refrena,
que vuelque mi razón cual carro no embridado.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXII (Sólo en español)

Pensar cien y cien veces el mismo pensamiento;
ante unos ojos bellos estar desembozado;
beber continuamente licor acibarado;
comer continuamente un amargor sin cuento.

Rostro y alma tener de color ceniciento
a cuantos más suspiros, más rigor enconado,
de languidez morir, temerse desmayado,
servir la ley ajena en propio detrimento.

Pasajero el despecho, pero la fe imantina;
mejor que el propio aprecio amar la ajena inquina,
y pintarse en el rostro mil visajes espurios.

Querer gritar y ser quien respirar no osa;
estar desesperado y esperar toda cosa:
tales son de mi muerte los más firmes augurios.

PIERREDE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXIII ( Ya puesto como el nº 8 de los que expusimos en la primera parte)

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXIV (Sólo en español.)

Con tus ojos hermosos a don tal condesciendes
que ni toda mi audacia a pedir se propasa,
pero gran temor siento de que sean de la casa
del rey Laomedonte; de su sangre desciendes.

Arde su doble hachón, con sus llamas enciendes
la hoguera que en fuego de esperanza me abrasa.
Y en su encanto engañoso mi expectación se basa:
con algún beneficio a mi servicio atiendes.

Pero si abres los labios al punto siento espanto;
esos labios profetas, de tan sincero cnto
que niegan de tus ojos amantes la promesa.

Así vivo, así muero, las dudas me atenazan
los unos me reclaman, los otros me rechazan.
Feliz e infeliz soy en una única empresa.
los unos me reclaman

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXV (Bilingüe)

Ces deux yeux bruns, deux flambeaux de ma vie
Dessus le miens respandant leur clairté
Ont enclavé me jeune liberté,
Pour la damner en prison asservie.

Par ces yeux bruns ma raison fut ravie,
Et quelque part qu´Amour m´ait arresté,
je ne sceu voir ailleurs autre beauté,
Tant ils sont seuls mon bien et mon envie.

Dún autre espron mon maistre ne me poind,
Autres pensers en moy ne logent point,
D´un autre feu ma Muse ne s´enflame:

Ma main ne sçait cultiver autre nom,
Et mon pwpier ne s´esmaille, sinon
De leurs beautez que je sens dedans l´ame.

XXV

Esos dos ojos negros, antorchas de mi vida,
cuya luz esparcida que a los mios destella,
esclavizado han mi libertad doncella.
Condenada la tienen y a carcel sometida.

Por esos ojos negros mi razón va aprehendida
y cual fuere el lugar en que el Amor me sella
no puedo hallar entorno una mira más bella,
pues no tengo otro bien ni cosa apetecida.

Es la única espuela que mi dueño me hinca;
ni otro pensamiento en mi mente se afinca
ni se inflama mi musa en ninguna otra lumbre.

No me acierta la mano con ninguna palabra
ni el papel en que escribo ningún ornatolabra
sino esas dos bellezas que en mi alma son costumbre.

Y con  Manuel de Zequeira y Arango, concluí con esta amplía exposición de poetas;  sonetos correspondientes al siglo XVIII.
Gracias a todos los que por aquí habéis pasado,  y espero lo hayan disfrutado cómo yo lo hice.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXVI ( En español)

Antes se cansará todo astro diverso
de su danza y el mar se quedará en llanura,
antes dejará el sol su errabunda andadura
y ya no dará vueltas en su giro transverso,

de la celeste bóveda veremos el reverso
y antes quedará el mundo sin forma y sin cordura
de que sea mi dama de rubia carnadura
y sea yo mujer de ojos verdes converso.

Hermosos ojos negros, en mi alma tan metidos,
a que unos ojos verdes os venzan soy esquivo,
tanto la llama vuestra me encendió los sentidos.

Siempre, en la piel lozana o en la piel consumida,
y hasta la tumba incluso, sólo seré cautivo
de esos dos ojos negros y soles de mi vida.

PIERRER DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXVII ( Sólo en español)

Mil y mil y mil veces en el intento he dado
de tararear, los nervios de mi lira pulsando,
y mil en cien papeles con la pluma ir trazando
el nombre que el amor en el pecho me ha hincado.

Pero me siento luego de súbito espantado
pues ese nombre hermoso, para mi alma nefando,
con cien furores súbitos me va martirizando,
fuera de mí me saca, me tiene enajenado.

Cual la sacerdotisa, estoy también demente:
sin voz y sin palabras, tartamudea, ausente,
cuando la oprime el dios que le nubla el buen juicio.

Así, con el transtorno de este amor que me toca,
loco, abriendo los labios, tengo muda la boca
y, sin hablar, la voz en vano desperdicio.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXVIII

Con pedernal de rabia Amor inicuo toca.
¿Qué puede un corazón que a su poder se rinde
si atiende a los sentidos la razón y presciende
de ser ese instrumento que el valor nos convoca?

No veo prado, flor, ni campo, bosque o roca
ni del río Loir las onda, ni caverna, ni linde
sin que, pintada en ellos, la imagen se avecinde
de esa hermosura misma que a eclavitud me aboca.

Ya sea en forma de rayo que arde en el firmamento
o en forma de torrente o en la de un tigre hambriento,
el amor, por capricho, de noche guía esa tropa.

Pero cuando soñando los persigue mi mano,
tras el fuego y el barco y el torrente va en vano
y en verdad solamente con el vacío se topa.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXIX

(Ya puesto como el nº 63, en la primera serie que pusimos sobre el autor.)

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXX

( Ya puesto como el nº 5 en la primera serie que pusimos sobre el autor.)

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXXI ( Sólo en español)

Demonios presurosos que, entre el cielo y la tierra,
en el preciso centro tenéis vuestros destinos,
vigás de los aires, de Dios vigías divinos
que traéis diligentes los secretos que cierra.

Decid, decid, correos ( si acaso no es que encierra
en círculo de fuego un brujo vuestros sinos),
¿al rasar nuestros campos no estuvisteis vecinos
de esa belleza que es la que me hace la guerra?

Si quisiese el azar que ella por aquí os viera,
regresar a los aires ninguno yo quisiera,
pues con tanta dulzura su dulce fuerza abusa.

O en esclavos, cual yo, habrá de convertiros
su belleza que a todos bien podrá reduciros
de una mirada sólo, igual que una Medusa.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXXII

Quand en naissant la Dame que j´adore,
De ses beautez vint embellir les cieux,
Les fils de Rhée appella tous les Dieux,
Pour faire d´elle encore une Pandore.

Lors Apollon de quatre dons l´honore.
Or`de ses rais luy façonnant les yeux,
Or`luy donnant son chant melodieux,
Or`son oracle et ses beaux vers encore.

Mars luy donna sa fiere cruauté,
Venus son ris, Dione sa beauté,
Pithon sa voix , Cerés son abondance,

L´Aube ses doits et ses crins deliés,
Amour son arc, Thetis donna ses piés,
Clion sa gloire, et Pallas sa prudence.

XXXII

Cuando nació la dama que adoro, sin demora
con su hermosura fue del cielo un ornamento
tal que el hijo de Rea convocó parlamento
de dioses para hacerla una nueva Pandora.

La honró entonces Apolo con cuatro dones: ora
le puso en la mirada la luz del firmamento,
ora otorgarle quiso su poético acento,
ora su adivinanza y su armonía sonora.

De Marte recibió crueldad y fiereza;
Venus dio su sonrisa, y Dione, su belleza;
Suada, la persuasión, y Ceres, la afluencia.

Su esparcida melena y sus dedos dio Eos;
Tetis, sus pies argénteos; el Amor, sus trofeos;
Clio le dio su gloria y Palas, su prudencia.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXXIII ( Sólo en español)

No sería yo hombre engañado ni fuera
hablilla que más luego halle oído propicio
si mi razón quisiera atenerse a tu juicio
y a la fatal sentencia de tu voz verdadera.

Tu, casta profetisa, con compasión sincera,
por tenerme advertido repites este auspicio:
que moriré, Cassandre, estando a tu servicio;
mas, no por más sufrir, me eres más creedera.

Ese fiero destino que confunde mi muerte
y que, por mucho que hago, me fuerza a no creerte
tus oráculos torna desafinada treta.

Veo luego, al mirarme en este triste estado,
que era cierto lo dicho, pero aún no he logrado
apartarme del cuello la soga que me aprieta.

Acá se estudia a Meléndez Valdés (incluso conservo algún libro de él de mi época de estudiante) pero no a Gallego, Juan Nicasio.
Graciasssssssssssss por traerlo. Besossssssssssssss

Y reitero las gracias en nombre de Lluvia, así como en mi nombre.

Besos.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXXIV ( Sólo en español)

De mil y mil y mil suspiros voy transido
y, en vano, de los flancos se me van escapando
tibios y despaciosos. según voy respirando
empapados del agua que en llanto despido.

Duélome luego de ese retrato sentido,
sombra de la verdad, que estoy siempre adorando:
me duelo de esos ojos que me están devorando
mientras en fuego asiduo el corazón me ha ardido.

Pero, más que de todo, de mi mente me duelo;
por ella, en las entrañas, de una beldad inclemente
el constante recuerdo tener presente suelo,

me trae la pesadumbre que la color me anula
porque en las venas ya de sangre no hay corriente,
ni hay ya nervio en la fuerza, ni en los huesos médula.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXXV (Sólo en español)

¡Ojalá de venganza darle cumplida paga
consiguiera mi mente, que el corazón devora;
a esta leona triunfante que siempre, a toda hora,
lo agarra, lo estrangula y sin piedad lo traga!

Con el paso del tiempo el propio tiempo vaga;
pero esta mente cruel no ceja, porfiadora,
en chuparme el vigor, inclemente señora;
de mi corazón sólo el recinto la halaga.

Es empero verdad que de día se refrena,
su secreto apetito algún tanto sofrena
y ya en el corazón las garras no me afinca.

Pero cuando la noche tiene encerrada al día,
como leona hambrienta sale decacría
y, royendo de noche, sus mil dientes me hinca.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

SONETO XXXVI

Por la misma aflicción que del amor cosecho,
como yo me lamento, Febo, te lamentabas
cuando, a un tiempo amoroso y proscrito, cantabas
a orillas del río Janto y de Ilión a un trecho.

Empuñando y pulsando la lira sin provecho
a ríos, flores, bosques con su son encantabas,
pero no así a la hermosa que en el alma llevabas
y con ácida llaga te tenía maltrecho.

Pálido tú, las flores están descoloridas;
llorar y van las aguas de regatos crecidas;
y una esperanza vana seguir vivo te ordena.

Y ese mismo Amor el que a mí meacuchilla
a un trecho de Vândome y de Loir en la orilla;
igual que un ave fénix renazco de mi pena.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXXVII

Ces petits corps qui tombent de travers
Par leur descente en biais vagabonde,
Heurtez ensemble ont composé le monde
S`entr´acrochans de liens tous divers.

L´ennuy, le soing et les pensers couvers
Tombez espais en mon amour profonde,
Ont acroché d´une agrafe feconde
Dedans mon coeur l´amoureux univers.

Mais s´il advient que ces tresses orines,
Ces dois rosins et ces mains ivoirines
Rompent ma trame en servant leur beauté,

Retourneray-je en eau, ou terre, ou flame?
Non: mais en voix qui là bas de ma Dame
Accusera l´ingrate cruauté.

XXXVII

Esos cuerpos menudos que caen desordenados,
descendiendo a placer en sesgo vagabundo,
cuando entre sí chocaron compusieron el mundo,
trabándose con lazos por muy diversos lados.

Pena, desasosiego, pensamientos callados:
su revuelto tropel bajó a mi amor profundo,
dentro del corazón, con un garfio fecundo,
me hincó en un universo de amorosos cuidados.

Mas si ha de suceder que esas trenzas aurinas
y esos dedos rosinos en manos marfilinas
mi trabazón destruyan por servir su belleza,

¿al agua tornaré, a la tierra, a la llama?
No, sino voz seré que desde allí a mi dama
habrá de reprochar su ingrata crudeleza.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXXVIII

Fue dulce dardo aquel que el Amor de su aljaba
tomó y me disparó: dulce fue el crecimiento
que recibí no bien llegó su advenimiento
mientras fiebre, ora dulce ora agria, me aquejaba.

Es dulce su sonrisa y su voz, que destraba
duera del cuerpo el alma, llena de arrobamiento
cuando vida les da a mis versos, con acento
tan dulce, en el laúd que su pulgar pulsaba.

De su voz destila tan dulce quintaesencia
que nadie puede oirla estando en su presencia
sin que al alma le llegue un gozo renovado,

nadie que al propio Amor la oiga embelesando,
dulcemente riendo, dulcemente cantando,
y me vea morir dulcemente a su lado.

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

XXXIX ( Sólo en español)

A mi pesar, la gracia de tus ojos me acosa
y el alma me somete; cuando contarte quiero
la muerte queme aqueja, te burlas porque muero;
con mi daño de gozo tu corazón rebosa.

Ya que no puedo, amándote, pretender mejor cosa,
permíteme que al menos suspire porque muero.
Tus orgullosos ojos cometen desafuero
y muy poco te importa mi aflicción dolorosa.

Burlarte de mi daño, reirte de mi duelo,
con tu altivo desdén doblar mi triste anhelo,
odiar a quiente ama, nutrirte de sus penas,

quebrantar tu palabra, faltar a lo que debes,
¿no eso acaso crueldad y demostrar que puedes
de sangre y de homicidio tener las manos llenas?

PIERRE DE RONSARD

SONETOS DEL LIBRO I DEL AMOR

y XL ( Sólo en español)

Qué floridos encantos y quégrande hermosura
se ven en el jardín de ese pecho mouelo:
dos alcores abultan el corro de ese suelo
donde dan los amores a sus flechas clausura.

Con cien metamorfosis transformo mi figura
cuando te miro, doble montecillo gemelo;
o más: de primavera un rosal novezuelo
aun rosas halagan el día con dulzura.

Si de Europa era el pecho de tan hermosa horma,
sabio fuiste al tomar, buen Júpiter, la forma
de un toro para así surcar un mar tan hondo.

Nadie dijo que el cielo por su extensión sea bueno,
mas por su redondez, lo mismo que este seno
porque la perfección se halla en lo redondo.



( Aquí terminamos la exposición de los Sonetos de Ronsard. Tiene más? Sí: unos pocos más tanto en el Libro I como en el Libro II de los Amores. Creemos, sin embargo, que hemos hecho una amplia selección, tanto en la primera parte, como en esta, de las características del sonetista antigüo más famoso de Francia. Vuelvo con Lluvia con los sonetos en Español del siglo XIX.
Dejo, para otro momento, a SA DE MIRANDA Y LUÍS DE CAMÖES, como los más representativos sonetistas portugueses de la Edad media - durante el Modernismo tendríamos a otro gran sonetista: ANTERO DE QUENTAL.)

GRACIAS POR VUESTRA ATENCIÓN.