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Khalil Gibran (1883-1931)
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- Mensaje n°151
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
_________________
"Ser como un verso volando
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
(Hánjel)
o un ciego soñando
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Maria Lua- Administrador-Moderador
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- Mensaje n°152
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
_________________
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o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
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Maria Lua- Administrador-Moderador
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- Mensaje n°153
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
AMBICIÓN
Una vez sentáronse a la mesa de una taberna tres hombres. Uno de ellos era tejedor, el otro carpintero, y el tercero sepulturero. -Hoy vendí una fina mortaja de lino en dos monedas de oro -dijo el tejedor-. Por tanto, bebamos todo el vino que nos plazca. -Y yo -dijo el carpintero-, vendí mi mejor ataúd. Además del vino, que nos traigan un suculento asado. -Yo sólo cavé una tumba -dijo el sepulturero-, pero mi amo me pagó el doble.
Que nos traigan también pasteles de miel. Y durante toda aquella noche hubo gran movimiento en la taberna, pues los tres amigos a menudo pedían más vino, carne y pasteles. Y estaban muy contentos. Y el tabernero se frotaba las manos, sonriendo a su mujer, pues los huéspedes gastaban espléndidamente.
Al salir los tres amigos de la taberna la luna ya estaba en lo alto; iban caminando los tres felices cantando y gritando. El tabernero y su mujer parados a la puerta de la taberna, miraron complacidos a sus huéspedes. - ¡Ah! - ¡qué caballeros tan generosos y alegres! -exclamó la mujer-.
Ojalá que nos trajeran suerte y todos los días fueran así; nuestro hijo no tendría que trabajar de tabernero, ni tendría que afanarse tanto: podríamos darle una buena educación, para que fuera sacerdote.
Una vez sentáronse a la mesa de una taberna tres hombres. Uno de ellos era tejedor, el otro carpintero, y el tercero sepulturero. -Hoy vendí una fina mortaja de lino en dos monedas de oro -dijo el tejedor-. Por tanto, bebamos todo el vino que nos plazca. -Y yo -dijo el carpintero-, vendí mi mejor ataúd. Además del vino, que nos traigan un suculento asado. -Yo sólo cavé una tumba -dijo el sepulturero-, pero mi amo me pagó el doble.
Que nos traigan también pasteles de miel. Y durante toda aquella noche hubo gran movimiento en la taberna, pues los tres amigos a menudo pedían más vino, carne y pasteles. Y estaban muy contentos. Y el tabernero se frotaba las manos, sonriendo a su mujer, pues los huéspedes gastaban espléndidamente.
Al salir los tres amigos de la taberna la luna ya estaba en lo alto; iban caminando los tres felices cantando y gritando. El tabernero y su mujer parados a la puerta de la taberna, miraron complacidos a sus huéspedes. - ¡Ah! - ¡qué caballeros tan generosos y alegres! -exclamó la mujer-.
Ojalá que nos trajeran suerte y todos los días fueran así; nuestro hijo no tendría que trabajar de tabernero, ni tendría que afanarse tanto: podríamos darle una buena educación, para que fuera sacerdote.
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Maria Lua- Administrador-Moderador
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- Mensaje n°154
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
Entonces un astrónomo se dirige hacia él y le dice :
Maestro, que es el tiempo?
Y él responde: Te sería posible medir el inconmensurable e infinito tiempo; Te sería posible regular perfectamente tu conducta, y el curso de tu pensamiento con las horas y las estaciones; Te sería posible hacer del tiempo un río a cuyos bordes irías voluntario a sentarte para contemplar su curso. • Si de la parte intemporal de ustedes, mantuvieran siempre, conciencia de la perennidad de la vida, • Y la conciencia de los días pasados nunca hubiese sido más que la memoria del hoy, como los días de mañana no serán más que los sueños de hoy. Pues lo que en ustedes canta y contempla es el lejano eco de la deflagración original en que se esparcieron las estrellas en el cielo. ¿Quién de entre ustedes no siente con cuánta intensidad podría amar? Y no obstante,
¿Quién no se entristece porque ese amor ilimitado, queda encerrado en el centro de sí mismo, no moviéndose sino de un pensamiento amoroso a otro pensamiento amoroso o de acto de amor a otro acto de amor? ¿Y el tiempo no es acaso como el amor, sin división y sin lugar? Pero, si en el pensamiento tienen que dividir el tiempo en estaciones, hagan que en cada estación se pueda identificar todas las otras estaciones.
Y dejen que el recuerdo se funda hoy con el pasado, y que el futuro se funda con el deseo.
Maestro, que es el tiempo?
Y él responde: Te sería posible medir el inconmensurable e infinito tiempo; Te sería posible regular perfectamente tu conducta, y el curso de tu pensamiento con las horas y las estaciones; Te sería posible hacer del tiempo un río a cuyos bordes irías voluntario a sentarte para contemplar su curso. • Si de la parte intemporal de ustedes, mantuvieran siempre, conciencia de la perennidad de la vida, • Y la conciencia de los días pasados nunca hubiese sido más que la memoria del hoy, como los días de mañana no serán más que los sueños de hoy. Pues lo que en ustedes canta y contempla es el lejano eco de la deflagración original en que se esparcieron las estrellas en el cielo. ¿Quién de entre ustedes no siente con cuánta intensidad podría amar? Y no obstante,
¿Quién no se entristece porque ese amor ilimitado, queda encerrado en el centro de sí mismo, no moviéndose sino de un pensamiento amoroso a otro pensamiento amoroso o de acto de amor a otro acto de amor? ¿Y el tiempo no es acaso como el amor, sin división y sin lugar? Pero, si en el pensamiento tienen que dividir el tiempo en estaciones, hagan que en cada estación se pueda identificar todas las otras estaciones.
Y dejen que el recuerdo se funda hoy con el pasado, y que el futuro se funda con el deseo.
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- Mensaje n°155
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
AMBICIÓN
Una vez sentáronse a la mesa de una taberna tres hombres. Uno de ellos era tejedor, el otro carpintero, y el tercero sepulturero. -Hoy vendí una fina mortaja de lino en dos monedas de oro -dijo el tejedor-. Por tanto, bebamos todo el vino que nos plazca. -Y yo -dijo el carpintero-, vendí mi mejor ataúd. Además del vino, que nos traigan un s
Que nos traigan también pasteles de miel. Y durante toda aquella noche hubo gran movimiento en la taberna, pues los tres amigos a menudo pedían más vino, carne y pasteles. Y estaban muy contentos. Y el tabernero se frotaba las manos, sonriendo a su mujer, pues los huéspedes gastaban espléndidamente.
Al salir los tres amigos de la taberna la luna ya estaba en lo alto; iban caminando los tres felices cantando y gritando. El tabernero y su mujer parados a la puerta de la taberna, miraron complacidos a sus huéspedes. - ¡Ah! - ¡qué caballeros tan generosos y alegres! -exclamó la mujer-.
Ojalá que nos trajeran suerte y todos los días fueran así; nuestro hijo no tendría que trabajar de tabernero, ni tendría que afanarse tanto: podríamos darle una buena educación, para que fuera sacerdote.
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- Mensaje n°156
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
LAGRIMAS Y SONRISAS
(1914)
PALABRAS PRELIMINARES
En ningún caso cambiaría las risas de mi corazón por las riquezas de las multitudes; ni me contentaría con convertir en quietud a las lágrimas de mi agonía interior. Es mi ferviente deseo que toda mi vida en esta tierra sea por siempre de lágrimas y sonrisas. Las lágrimas que purifican mi corazón y me revelan el secreto de la vida y sus misterios,
La risa que me acerca a mis prójimos; Las lágrimas que me unen a los desdichados, La risa que simboliza la dicha de mi propio ser.
Prefiero mil veces la muerte feliz antes que una vida vana e inútil. Un ansia eterna de amor y belleza es mi deseo; ahora se que los favorecidos no son sino desdichados, pero para mi espíritu los suspiros de los amantes son más reconfortantes que la melodía de una lira.
La flor envuelve sus pétalos al oscurecer y el Amor la arrulla, y al amanecer abre los labios para recibir los besos del Sol anunciados por fugaces cúmulos de nubes que llegan y se van. La vida de las flores es esperanza y logros y paz; es de lágrimas y risas.
Se evaporan las aguas y ascienden hasta convertirse en nubes que se arraciman en los picos y los valles; y al enfrentar la brisa, cae sobre los campos y se confunde con los arroyos que corren dichosos hacia el mar. La vida de las nubes es una vida de reuniones y despedidas; de lágrimas y sonrisas.
Así el alma se separa del cuerpo y se dirige hacia el mundo material, transitando como una nube por los valles de tristeza y las.. montañas de felicidad, hasta que enfrenta a la brisa de la muerte y retorna a su lugar de origen, ese océano infinito de amor y belleza que es Dios.
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- Mensaje n°157
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
La Luna llena
La Luna llena se elevó gloriosa sobre el pueblo y todos los perros comenzaron a ladrarle.
Sólo un perro no ladró y dijo a los otros con voz grave.
—No despertéis el sosiego de su sueño, ni atraigáis a la Luna hacia la tierra con vuestros ladridos.
Entonces todos los perros cesaron de aullar y se hizo un terrible silencio. Mas, el perro que les había hablado continuó aullando durante toda la noche, pidiendo que se hiciera silencio.
Khalili Gibran. El loco - El vagabundo. Edicomunicación. Barcelona. 1995.
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- Mensaje n°158
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
LA MORADA DE LA RIQUEZA
Mi fatigado corazón se despidió de mí para irse a la Morada de la Riqueza. Al llegar a esa ciudad sagrada, que el alma había alabado y glorificado, comenzó a vagar desconcertado ante la ausencia de lo que siempre había imaginado hallar. La ciudad estaba vacía de poder, riquezas y autoridad. Y mi corazón se dirigió a la hija del Amor y le dijo:
-Oh, Amor, ¿dónde puedo hallar a la Satisfacción? He oído que ha venido a hacerte compañía. Y la hija del Amor respondió: -La Satisfacción ya se ha ido a predicar su evangelio a la ciudad donde gobiernan la avidez y la corrupción. No la necesitamos. La Riqueza no implora Satisfacción, porque ésta es recompensa terrena, con deseos colmados de objetos materiales.
La Satisfacción es expresión del corazón. El alma eterna no está nunca satisfecha; su objetivo es la búsqueda permanente de lo sublime. Así mi corazón se dirigió a la Belleza de la Vida y le dijo: -Tú eres toda Sabiduría; ilumíname como el misterio de la Mujer.
-Oh, corazón humano -Ella me respondió-,la mujer es tu propio reflejo, lo que tú eres, y se halla dondequiera que tú estés; es como la religión desoída por el ignorante, y como la luna límpida de nubes, y como la bris a libre de impurezas. Y mi corazón se encaminó hacia la Sabiduría, hija del Amor y la Belleza, y le dijo:
-Concédeme Sabiduría, y la compartiré con los míos. -No nombres a la sabiduría sino a la Riqueza -ella me respondió -, pues la verdadera riqueza no proviene de lo externo sino que nace en lo más Profundo de la vida. Compártela con los tuyos.
Mi fatigado corazón se despidió de mí para irse a la Morada de la Riqueza. Al llegar a esa ciudad sagrada, que el alma había alabado y glorificado, comenzó a vagar desconcertado ante la ausencia de lo que siempre había imaginado hallar. La ciudad estaba vacía de poder, riquezas y autoridad. Y mi corazón se dirigió a la hija del Amor y le dijo:
-Oh, Amor, ¿dónde puedo hallar a la Satisfacción? He oído que ha venido a hacerte compañía. Y la hija del Amor respondió: -La Satisfacción ya se ha ido a predicar su evangelio a la ciudad donde gobiernan la avidez y la corrupción. No la necesitamos. La Riqueza no implora Satisfacción, porque ésta es recompensa terrena, con deseos colmados de objetos materiales.
La Satisfacción es expresión del corazón. El alma eterna no está nunca satisfecha; su objetivo es la búsqueda permanente de lo sublime. Así mi corazón se dirigió a la Belleza de la Vida y le dijo: -Tú eres toda Sabiduría; ilumíname como el misterio de la Mujer.
-Oh, corazón humano -Ella me respondió-,la mujer es tu propio reflejo, lo que tú eres, y se halla dondequiera que tú estés; es como la religión desoída por el ignorante, y como la luna límpida de nubes, y como la bris a libre de impurezas. Y mi corazón se encaminó hacia la Sabiduría, hija del Amor y la Belleza, y le dijo:
-Concédeme Sabiduría, y la compartiré con los míos. -No nombres a la sabiduría sino a la Riqueza -ella me respondió -, pues la verdadera riqueza no proviene de lo externo sino que nace en lo más Profundo de la vida. Compártela con los tuyos.
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- Mensaje n°159
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
Y CUANDO NACIÓ MI ALEGRÍA...
Y cuando nació mi Alegría, la alcé en brazos y subí con ella a la azotea de mi casa, a gritar: - ¡Venid, vecinos! ¡Venid a ver! Porque hoy ha nacido mi Alegría: venid a contemplar este ser placentero que ríe bajo el sol. Pero qué grande mi sorpresa porque ningún vecino mío acudió a contemplar mi Alegría. Y todos los días, durante siete lunas, proclamé el advenimiento de mi Alegría desde la azotea de mi casa, pero nadie quiso escucharme.
Y mi Alegría y yo estábamos solos, sin nadie que fuera a visitarnos. Luego, mi Alegría palideció y enfermó de hastío, pues sólo yo gozaba de su hermosura, y sólo mis labios besaban sus labios. Luego, mi Alegría murió, de soledad y aislamiento. Y ahora sólo recuerdo a mi muerta Alegría al recordar a mi muerta Tristeza. Pero el recuerdo es una hoja de otoño que susurra un instante en el viento, y luego no vuelve a oírse más.
Y cuando nació mi Alegría, la alcé en brazos y subí con ella a la azotea de mi casa, a gritar: - ¡Venid, vecinos! ¡Venid a ver! Porque hoy ha nacido mi Alegría: venid a contemplar este ser placentero que ríe bajo el sol. Pero qué grande mi sorpresa porque ningún vecino mío acudió a contemplar mi Alegría. Y todos los días, durante siete lunas, proclamé el advenimiento de mi Alegría desde la azotea de mi casa, pero nadie quiso escucharme.
Y mi Alegría y yo estábamos solos, sin nadie que fuera a visitarnos. Luego, mi Alegría palideció y enfermó de hastío, pues sólo yo gozaba de su hermosura, y sólo mis labios besaban sus labios. Luego, mi Alegría murió, de soledad y aislamiento. Y ahora sólo recuerdo a mi muerta Alegría al recordar a mi muerta Tristeza. Pero el recuerdo es una hoja de otoño que susurra un instante en el viento, y luego no vuelve a oírse más.
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- Mensaje n°160
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
EL ESPANTAPÁJAROS -
Debes de estar cansado de permanecer inmóvil en este solitario campo- dije en día a un espantapájaros. -La dicha de asustar es profunda y duradera; nunca me cansa- me dijo. Tras un minuto de reflexión, le dije: -Es verdad; pues yo también he conocido esa dicha. -Sólo quienes están rellenos de paja pueden conocerla -me dijo. Entonces, me alejé del espantapájaros, sin saber si me había elogiado o minimizado. Transcurrió un año, durante el cual el espantapájaros se convirtió en filósofo. Y cuando volví a pasar junto a él, vi que dos cuervos habían anidado bajo su sombrero.
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- Mensaje n°161
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
LA GRANADA
Una vez, mientras vivía yo en el corazón de una granada, oí que una semilla decía;
-Algún día me convertiré en un árbol, y cantará el viento en mis ramas, y el sol danzará en mis hojas, y
seré fuerte y hermoso en todas las estaciones.
Luego, otra semilla habló, y dijo: -Cuando yo era joven, como tú ahora, yo también pensaba así; pero
ahora que puedo ponderar mejor todas las cosas, veo que mis esperanzas eran vanas.
Y una tercera semilla se expresó así: -No veo en nosotras nada que prometa tan brillante futuro.
Y una cuarta semilla dijo: - ¡Pero que ridícula sería nuestra vida, sin la promesa de un futuro mejor!
La quinta semilla opinó: -.¿Para qué disputar acerca de lo que seremos, si ni siquiera sabemos lo que
somos?
Pero la sexta semilla replicó: -Seamos lo que seamos, lo seremos siempre.
Y la séptima semilla comentó: -Tengo una idea muy clara acerca de cómo serán las cosas en lo futuro,
pero no la puedo expresar con palabras.
Y luego habló una octava semilla, y una novena, y luego una décima, y luego muchas, hasta que todas
hablaban a un tiempo y no pude distinguir nada de lo que decían todas esas voces.
Así pues, aquel mismo día me mudé al corazón de un membrillo, donde las semillas son escasas y casi
mudas.
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- Mensaje n°162
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
AMIGO MÍO
Amigo mío... yo no soy lo que parezco. Mi aspecto exterior no es sino un traje que llevo puesto; un traje
hecho cuidadosamente, que me protege de tus preguntas, y a ti, de mi
negligencia.
El "yo" que hay en mí, amigo mío, mora en la casa del silencio, y allí permanecerá para siempre,
inadvertido, inabordable.
No quisiera que creyeras en lo que digo ni que confiaras en lo que hago, pues mis palabras no son otra
cosa que tus propios pensamientos, hechos sonido, y mis hechos son tus propias esperanzas en acción.
Cuando dices: "El viento sopla hacia el oriente", digo: "Sí, siempre sopla hacia el oriente"; pues no
quiero que sepas entonces que mi mente no mora en el viento, sino en el mar.
No puedes comprender mis navegantes pensamientos, ni me interesa que los comprendas. Prefiero estar a
solar en el mar.
Cuando es de día para tí, amigo mío, es de noche para mí; sin embargo, todavía entonces hablo de la luz
del día que danza en las montañas, y de la sombra purpúrea que se abre paso por el valle; pues no puedes
oír las canciones de mi oscuridad, ni puedes ver mis alas que se agitan contra las estrellas, y no me interesa
que oigas ni que veas lo que pasa en mí; prefiero estar a solas con la noche.
Cuando tú subes a tu Cielo yo desciendo a mi infierno. Y aún entonces me llamas a través del golfo
infranqueable que nos separa: " ¡Compañero! ¡Camarada!" Y te contesto:
" ¡Compañero! ¡Camarada!, porque no quiero que veas mi Infierno. Las llamas te cegarían, y el humo te
ahogaría. Y me gusta mi Infierno; lo amo al grado de no dejar que lo visites. Prefiero estar solo en mi
Infierno.
Tu amas la Verdad, la Belleza y lo Justo, y yo, por complacerte, digo que está bien, y simulo amar estas
cosas. Pero en el fondo de mi corazón me río de tu amor por estas entidades. Sin embargo, no te dejo ver mi
risa: prefiero reír a solas.
Amigo mío, eres bueno, discreto y sensato; es más: eres perfecto. Y yo, a mi vez, hablo contigo con
sensatez y discreción, pero... estoy loco. Sólo que enmascaro mi locura. Prefiero estar loco, a solas.
Amigo mío, tú no eres mi amigo. Pero, ¿cómo hacer que lo comprendas? Mi senda no es tu senda y,
sin embargo, caminamos juntos, tomados de la mano.
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- Mensaje n°163
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
LA CREACIÓN
El Dios desprendió un hálito de Sí mismo y de él creó a la belleza. Derramó sobre ella su bendición
y la dotó de gracia y bondad. Le dio la copa de la felicidad y le dijo:
-No bebas de esta copa hasta que hayas olvidado el pasado y el futuro, porque -la felicidad no es
nada más que un momento pasajero.
Y Él también le dio la copa de la tristeza y le dijo:
-Bebe de esta copa y comprenderás el significado de los fugaces instantes de dicha en la vida,
porque la tristeza está siempre presente.
Y el Dios la dotó de un amor que la abandonaría para siempre en el momento en que ella
experimentara por primera vez la alegría terrena, y de una dulzura que se desvanecería cuando
conociera por primera vez la adulación.
Y Él la colmó de sabiduría celestial para que la llevara por el recto sendero, y colocó en lo profundo
de su corazón un ojo que distinguiera lo oculto, y la creó afectuosa y bondadosa para con todas las
cosas. La atavió con vestiduras de esperanza bordadas por los ángeles del cielo can las hebras del arco
iris. Y Él evitó que cayera en las sombras de la confusión, que es el alba de la vida y la luz.
Entonces el Dios tomó el fuego exiguo de la hoguera de la ira, y el viento arrasador de los desiertos
de la ignorancia, y las filosas arenas de las playas del egoísmo, y la tosca tierra pisoteada por los
siglos, y a todos los me zcló y modeló al Hombre. Dotó al Hombre del ciego poder que lo enfurece y lo
enloquece, y esa locura sólo se extingue ante el acuciante deseo, y lo llenó de vida, fantasma de la
muerte.
Y el Dios rió y lloró. Se sintió abrumado de amor y conmiseración por el Hombre, y lo privó de Su
protección.
El Dios desprendió un hálito de Sí mismo y de él creó a la belleza. Derramó sobre ella su bendición
y la dotó de gracia y bondad. Le dio la copa de la felicidad y le dijo:
-No bebas de esta copa hasta que hayas olvidado el pasado y el futuro, porque -la felicidad no es
nada más que un momento pasajero.
Y Él también le dio la copa de la tristeza y le dijo:
-Bebe de esta copa y comprenderás el significado de los fugaces instantes de dicha en la vida,
porque la tristeza está siempre presente.
Y el Dios la dotó de un amor que la abandonaría para siempre en el momento en que ella
experimentara por primera vez la alegría terrena, y de una dulzura que se desvanecería cuando
conociera por primera vez la adulación.
Y Él la colmó de sabiduría celestial para que la llevara por el recto sendero, y colocó en lo profundo
de su corazón un ojo que distinguiera lo oculto, y la creó afectuosa y bondadosa para con todas las
cosas. La atavió con vestiduras de esperanza bordadas por los ángeles del cielo can las hebras del arco
iris. Y Él evitó que cayera en las sombras de la confusión, que es el alba de la vida y la luz.
Entonces el Dios tomó el fuego exiguo de la hoguera de la ira, y el viento arrasador de los desiertos
de la ignorancia, y las filosas arenas de las playas del egoísmo, y la tosca tierra pisoteada por los
siglos, y a todos los me zcló y modeló al Hombre. Dotó al Hombre del ciego poder que lo enfurece y lo
enloquece, y esa locura sólo se extingue ante el acuciante deseo, y lo llenó de vida, fantasma de la
muerte.
Y el Dios rió y lloró. Se sintió abrumado de amor y conmiseración por el Hombre, y lo privó de Su
protección.
_________________
"Ser como un verso volando
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
(Hánjel)
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
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siendo guardián en tu cielo
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- Mensaje n°164
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
APIÁDATE DE MI CORAZÓN, ALMA MÍA!
¿Por qué lloras, Alma mía?
¿Acaso desconoces mis flaquezas?
Tus lágrimas me asaetean con sus puntas,
Pues no sé cuál es mi error.
¿Hasta cuándo he de gemir?
Nada tengo sino palabras humanas
Para interpretar tus sueños,
Tus deseos, y tus dictados.
Contémplame, Alma mía; he
Consumido días enteros observando
Tus enseñanzas. ¡Piensa en todo
Lo que sufro! Siguiéndote mi
Vida se ha disipado.
Mi corazón se ha glorificado en el
Trono, pero ahora no es más que un esclavo;
La paciencia era mi compañera, mas
Ahora se ha vuelto en mi contra;
La juventud era mi esperanza, mas
Ahora desaprueba mi abandono.
¿Por qué eres tan acuciante, Alma mía?
He rehusado el placer
Y he abandonado la dicha de la vida
En pos del camino que tú
Me has obligado a recorrer.
Sé justa conmigo, o llama a la Muerte
Para que se desencadene,
Pues la justicia es tu virtud.
Apiádate de mi corazón, Alma mía.
Tanto Amor has vertido sobre mí que
Ya no puedo con mi carga. Tú y el
Amor son un poder inseparable; la Materia
Y yo somos una debilidad inseparable.
¿Cesará alguna vez el combate
Entre el débil y el poderoso?
Apiádate de mí, Alma mía.
Me has mostrado la Fortuna
Inalcanzable. Tú y la Fortuna moran
En la cumbre de las montañas; la Desdicha y yo
Estamos juntos y abandonados en lo profundo
Del valle. ¿Se unirán alguna vez
El valle y la montaña?
Apiádate de mí, Alma mía.
Me has mostrado la Belleza y luego
La has ocultado. Tú y la Belleza moran
En la luz, la ignorancia y yo
Somos uno en la oscuridad. ¿Invadirá
La luz alguna vez las tinieblas?
Tu deleite llega con el Fin,
Y ahora te revelas anticipadamente;
Mas este cuerpo sufre por la vida
Mientras vive.
Esto es, Alma mía, el desconcierto.
Presurosa huyes hacia la Eternidad,
Mas este cuerpo fluye lento hacia
El Fin. Tú no lo esperas,
Y él no puede apresurarse.
Esto es, Alma mía, la tristeza.
Te elevas raudamente, por el mandato
De los cielos, mas este cuerpo se desploma
Por la ley de gravedad. No lo consuelas
Y él no te quiere.
Esto es, Alma mía, la desdicha.
Eres rica en sabiduría, mas este
Cuerpo es pobre en comprensión.
Tú no te arriesgas
Y él no puede obedecer.
Esto es, Alma mía, el límite de la desesperación.
En el silencio de la noche visitas
Al enamorado y gozas con la dulzura
De su presencia. Este cuerpo será por siempre
La amarga víctima de la esperanza y la separación.
Esto es, Alma mía, la tortura despiadada.
¡Apiádate de mí, Alma mía!
¿Por qué lloras, Alma mía?
¿Acaso desconoces mis flaquezas?
Tus lágrimas me asaetean con sus puntas,
Pues no sé cuál es mi error.
¿Hasta cuándo he de gemir?
Nada tengo sino palabras humanas
Para interpretar tus sueños,
Tus deseos, y tus dictados.
Contémplame, Alma mía; he
Consumido días enteros observando
Tus enseñanzas. ¡Piensa en todo
Lo que sufro! Siguiéndote mi
Vida se ha disipado.
Mi corazón se ha glorificado en el
Trono, pero ahora no es más que un esclavo;
La paciencia era mi compañera, mas
Ahora se ha vuelto en mi contra;
La juventud era mi esperanza, mas
Ahora desaprueba mi abandono.
¿Por qué eres tan acuciante, Alma mía?
He rehusado el placer
Y he abandonado la dicha de la vida
En pos del camino que tú
Me has obligado a recorrer.
Sé justa conmigo, o llama a la Muerte
Para que se desencadene,
Pues la justicia es tu virtud.
Apiádate de mi corazón, Alma mía.
Tanto Amor has vertido sobre mí que
Ya no puedo con mi carga. Tú y el
Amor son un poder inseparable; la Materia
Y yo somos una debilidad inseparable.
¿Cesará alguna vez el combate
Entre el débil y el poderoso?
Apiádate de mí, Alma mía.
Me has mostrado la Fortuna
Inalcanzable. Tú y la Fortuna moran
En la cumbre de las montañas; la Desdicha y yo
Estamos juntos y abandonados en lo profundo
Del valle. ¿Se unirán alguna vez
El valle y la montaña?
Apiádate de mí, Alma mía.
Me has mostrado la Belleza y luego
La has ocultado. Tú y la Belleza moran
En la luz, la ignorancia y yo
Somos uno en la oscuridad. ¿Invadirá
La luz alguna vez las tinieblas?
Tu deleite llega con el Fin,
Y ahora te revelas anticipadamente;
Mas este cuerpo sufre por la vida
Mientras vive.
Esto es, Alma mía, el desconcierto.
Presurosa huyes hacia la Eternidad,
Mas este cuerpo fluye lento hacia
El Fin. Tú no lo esperas,
Y él no puede apresurarse.
Esto es, Alma mía, la tristeza.
Te elevas raudamente, por el mandato
De los cielos, mas este cuerpo se desploma
Por la ley de gravedad. No lo consuelas
Y él no te quiere.
Esto es, Alma mía, la desdicha.
Eres rica en sabiduría, mas este
Cuerpo es pobre en comprensión.
Tú no te arriesgas
Y él no puede obedecer.
Esto es, Alma mía, el límite de la desesperación.
En el silencio de la noche visitas
Al enamorado y gozas con la dulzura
De su presencia. Este cuerpo será por siempre
La amarga víctima de la esperanza y la separación.
Esto es, Alma mía, la tortura despiadada.
¡Apiádate de mí, Alma mía!
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"Ser como un verso volando
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
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- Mensaje n°165
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
Dejad que haya espacios en nuestra cercanía.
Permitid que los vientos del cielo
dancen libremente entre vosotros.
Amaos con devoción,
pero no hagáis del amor una cadena.
Haced del amor un flexible oleaje
entre los litorales de nuestras almas
Permitid que los vientos del cielo
dancen libremente entre vosotros.
Amaos con devoción,
pero no hagáis del amor una cadena.
Haced del amor un flexible oleaje
entre los litorales de nuestras almas
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o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
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- Mensaje n°166
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
DOS PEQUEÑOS
El príncipe estaba de pie en el balcón de su palacio, y dirigiéndose a la inmensa multitud allí
reunida.
-Dejadme que ofrezca a vosotros y a esta vasta nación afortunada -dijo- mis felicitaciones por el
nacimiento del nuevo príncipe que llevará el nombre de mi noble familia, y de quien es justo que os
enorgullezcáis. Es el nuevo portador de esta ilustre estirpe, y de él depende el gran futuro del reino.
¡Cantad y sed dichosos!
La voz de la multitud embargada de dicha y agradecimiento, colmaba los cielos de jubilosas
melodías, recibiendo al nuevo tirano que ceñiría en sus cuellos el yugo opresor, gobernando a los
débiles con autoritaria crueldad, explotando sus cuerpos y devorando sus almas. A ese destino atroz el
pueblo elevaba sus cánticos, y brindaba extasiado por la salud del nuevo emir.
En ese mismo momento otro niño abría los ojos a la vida del reino. Mientras la muchedumbre
glorificaba a los poderosos y se empequeñecía alabando a un déspota en cierne, y mientras los ángeles
del cielo vertían lágrimas sobre la debilidad del pueblo y el servilismo de sus gobernantes, una mujer
enferma meditaba. Vivía en una vieja casucha semidestruída, y a su lado, en un burdo lecho y envuelto en
harapientos pañales, su bebé recién nacido sé moría de hambre. Era una pobre y desdichada joven
desdeñada por la humanidad; su, esposo había muerto víctima de la opresión real, dejando a una solitaria
mujer a quien Dios había enviado esa noche un diminuto compañero, que le impidiera trabajar y ganarse el
sustento.
Cuando la muchedumbre se dispersó y el silencio ganó el vecindario, la infortunada mujer acunó al niño
en su regazo y contempló su rostro, llorando sobre él como si fuera a bautizarlo con lágrimas. Y con voz
debilitada por el hambre, miró al niño y le dijo:
-¿Por qué has abandonado el mundo espiritual y has venido a compartir conmigo las amarguras de la
tierra? ¿Por qué has dejado a los ángeles y el vasto firmamento y has venido a habitar esta mísera tierra de
humanos, plena de agonía, opresión y crueldad? Nada tengo para ofrecerte excepto lágrimas; ¿te
alimentarás de lágrimas y no de leche? No tengo mantos de seda para arroparte; ¿acaso podrán mis pobres
brazos desnudos darte calor? Los animales pequeños pastan en los prados y regresan a salvo a sus establos;
y las aves pequeñas recogen las semillas y duermen plácidamente en las ramas de los árboles. Pero tú, amor
mío, tan sólo tienes una desvalida madre que te ama.
Entonces llevo la boca del pequeño hasta su mustio seno y lo rodeó fuertemente con sus brazos, como si
quisiera fundir los dos cuerpos en uno, como antes. Elevó lentamente sus encendidos ojos al cielo y gritó:
-¡Dios, ten piedad de mis infortunados compatriotas!
En ese momento las nubes dejaron entrever el rostro de la luna, cuyos rayos se colaban por los
intersticios de aquella humilde morada, cayendo sobre ambos cuerpos.
El príncipe estaba de pie en el balcón de su palacio, y dirigiéndose a la inmensa multitud allí
reunida.
-Dejadme que ofrezca a vosotros y a esta vasta nación afortunada -dijo- mis felicitaciones por el
nacimiento del nuevo príncipe que llevará el nombre de mi noble familia, y de quien es justo que os
enorgullezcáis. Es el nuevo portador de esta ilustre estirpe, y de él depende el gran futuro del reino.
¡Cantad y sed dichosos!
La voz de la multitud embargada de dicha y agradecimiento, colmaba los cielos de jubilosas
melodías, recibiendo al nuevo tirano que ceñiría en sus cuellos el yugo opresor, gobernando a los
débiles con autoritaria crueldad, explotando sus cuerpos y devorando sus almas. A ese destino atroz el
pueblo elevaba sus cánticos, y brindaba extasiado por la salud del nuevo emir.
En ese mismo momento otro niño abría los ojos a la vida del reino. Mientras la muchedumbre
glorificaba a los poderosos y se empequeñecía alabando a un déspota en cierne, y mientras los ángeles
del cielo vertían lágrimas sobre la debilidad del pueblo y el servilismo de sus gobernantes, una mujer
enferma meditaba. Vivía en una vieja casucha semidestruída, y a su lado, en un burdo lecho y envuelto en
harapientos pañales, su bebé recién nacido sé moría de hambre. Era una pobre y desdichada joven
desdeñada por la humanidad; su, esposo había muerto víctima de la opresión real, dejando a una solitaria
mujer a quien Dios había enviado esa noche un diminuto compañero, que le impidiera trabajar y ganarse el
sustento.
Cuando la muchedumbre se dispersó y el silencio ganó el vecindario, la infortunada mujer acunó al niño
en su regazo y contempló su rostro, llorando sobre él como si fuera a bautizarlo con lágrimas. Y con voz
debilitada por el hambre, miró al niño y le dijo:
-¿Por qué has abandonado el mundo espiritual y has venido a compartir conmigo las amarguras de la
tierra? ¿Por qué has dejado a los ángeles y el vasto firmamento y has venido a habitar esta mísera tierra de
humanos, plena de agonía, opresión y crueldad? Nada tengo para ofrecerte excepto lágrimas; ¿te
alimentarás de lágrimas y no de leche? No tengo mantos de seda para arroparte; ¿acaso podrán mis pobres
brazos desnudos darte calor? Los animales pequeños pastan en los prados y regresan a salvo a sus establos;
y las aves pequeñas recogen las semillas y duermen plácidamente en las ramas de los árboles. Pero tú, amor
mío, tan sólo tienes una desvalida madre que te ama.
Entonces llevo la boca del pequeño hasta su mustio seno y lo rodeó fuertemente con sus brazos, como si
quisiera fundir los dos cuerpos en uno, como antes. Elevó lentamente sus encendidos ojos al cielo y gritó:
-¡Dios, ten piedad de mis infortunados compatriotas!
En ese momento las nubes dejaron entrever el rostro de la luna, cuyos rayos se colaban por los
intersticios de aquella humilde morada, cayendo sobre ambos cuerpos.
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- Mensaje n°167
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
LA VIDA DEL AMOR
Primavera
Ven, amada mía; caminemos entre las cumbres,
Que la nieve es agua, y la Vida ha despertado de su
Letargo y vaga por montes y valles.
Sigamos las huellas de la Primavera hasta los
Campos lejanos y trepemos las cuestas para elevar la
Inspiración por encima de las húmedas y fértiles praderas.
La Primavera ha desplegado al alba sus adormecidos ropajes invernales
Y los ha colocado en los melocotoneros y los citros,
Y parecen novias en el rito ceremonial de
La Noche de Kedre.
Los retoños de las vidas se enlazan como
Amantes, y los arroyos irrumpen con su danza
Entre las rocas, entonando la canción de la alegría;
Y las flores surgen súbitamente del corazón de la
Naturaleza, como la es puma surge del corazón pródigo del mar.
Ven, amada mía; bebamos en copas de lilas las
Ultimas lágrimas del Invierno; aquietemos el espíritu
Con una cascada de trinos y vaguemos
Extasiados por la brisa embriagadora.
Sentémonos junto a esa roca, donde se ocultan las violetas,
Contemplemos el tierno encuentro de sus besos.
Verano
Internémonos en los campos, amada mía, que se
Aproxima el tiempo de la cosecha, y los ojos del sol
Maduran las mieses.
Brindémonos a los frutos de la tierra, como el
Espíritu alimenta los granos de Dicha de las
Semillas del Amor en lo profundo del corazón.
Colmemos nuestras alforjas con los frutos de la
Naturaleza, como la vida colma pródigamente los
Dominios de nuestras almas con infinita bondad.
De flores hagamos nuestro lecho, y de
Cielo nuestra manta, y reclinémonos, juntas
las cabezas
Con suave heno por almohada.
Descansemos de nuestra diaria labor, y escuchemos
El exasperante murmullo del arroyo.
Otoño
Vayamos a recoger las uvas de los viñedos
Para el lagar, y guardemos el vino en antiguos
Toneles, así como el espíritu guarda la Sabiduría
De las eras en eternas vasijas.
Regresemos a nuestra morada, que el viento
Ha arrancado las hojas cenicientas y amortajado las
Mustias flores que susurran elegías al Verano .
Ven a casa, eterna amada, que las aves
Peregrinas emigraron hacia el calor y abandonaron
Las heladas praderas solitarias. El jazmín
Y el mirto se han quedado sin lágrimas.
Retirémonos, que el fatigado arroyo ha
Cesado de cantar; y las burbujeantes vertientes
Desbordan de copiosos gemidos; y las
Viejas y cautelosas montañas han ocultado
Sus vívidas vestiduras
Ven, amada mía; la Naturaleza está ya fatigada
Y dice adiós al entusiasmo
Con su apacible melodía satisfecha.
Invierno
Ven a mí, oh compañera de toda la vida;
Ven a mí y no dejes que el invierno se
Interponga. Siéntate conmigo junto al hogar,
Que el fuego es el único fruto del Invierno.
Háblame de la dicha de tu corazón, pues
Es más sublime que los encolerizados elementos
Tras nuestra puerta,
Asegura la puerta y las ventanas, que el
Colérico semblante de los cielos me deprime,
Y la visión de nuestros campos cubiertos de nieve
Hace lagrimear mi alma.
Alimenta la lámpara con aceite y no dejes que su luz
se desvanezca, y
Colócala junto a ti, para que pueda leer con lágrimas
lo que
Tu vida a mi lado ha escrito en tu rostro.
Trae el vino del otoño. Bebamos y cantemos la
Canción del recuerdo a la azarosa siembra de la
primavera,
Y a los afanosos desvelos del verano, y a la
recompensa
Del otoño en tiempos de cosecha.
Acércate a mí, oh amada de mi alma; el
Fuego se extingue y huye bajo las cenizas.
Abrázame, pues me siento solo; la luz es
Mortecina, y el vino que destilamos nos entrecierra
Los ojos. Contemplémonos uno al otro antes
De que se cierren por completo.
Búscame con tus brazos y rodéame; deja
Que el sueño funda nuestras almas.
Bésame, amada, que el Invierno nos ha despojado,
Pero aún nos quedan trémulos nuestros labios.
Estás junto a mí, Eterna mía.
¡Qué profundo y vasto ha de ser el océano del sueño;
Y que cercano está el amanecer!
Primavera
Ven, amada mía; caminemos entre las cumbres,
Que la nieve es agua, y la Vida ha despertado de su
Letargo y vaga por montes y valles.
Sigamos las huellas de la Primavera hasta los
Campos lejanos y trepemos las cuestas para elevar la
Inspiración por encima de las húmedas y fértiles praderas.
La Primavera ha desplegado al alba sus adormecidos ropajes invernales
Y los ha colocado en los melocotoneros y los citros,
Y parecen novias en el rito ceremonial de
La Noche de Kedre.
Los retoños de las vidas se enlazan como
Amantes, y los arroyos irrumpen con su danza
Entre las rocas, entonando la canción de la alegría;
Y las flores surgen súbitamente del corazón de la
Naturaleza, como la es puma surge del corazón pródigo del mar.
Ven, amada mía; bebamos en copas de lilas las
Ultimas lágrimas del Invierno; aquietemos el espíritu
Con una cascada de trinos y vaguemos
Extasiados por la brisa embriagadora.
Sentémonos junto a esa roca, donde se ocultan las violetas,
Contemplemos el tierno encuentro de sus besos.
Verano
Internémonos en los campos, amada mía, que se
Aproxima el tiempo de la cosecha, y los ojos del sol
Maduran las mieses.
Brindémonos a los frutos de la tierra, como el
Espíritu alimenta los granos de Dicha de las
Semillas del Amor en lo profundo del corazón.
Colmemos nuestras alforjas con los frutos de la
Naturaleza, como la vida colma pródigamente los
Dominios de nuestras almas con infinita bondad.
De flores hagamos nuestro lecho, y de
Cielo nuestra manta, y reclinémonos, juntas
las cabezas
Con suave heno por almohada.
Descansemos de nuestra diaria labor, y escuchemos
El exasperante murmullo del arroyo.
Otoño
Vayamos a recoger las uvas de los viñedos
Para el lagar, y guardemos el vino en antiguos
Toneles, así como el espíritu guarda la Sabiduría
De las eras en eternas vasijas.
Regresemos a nuestra morada, que el viento
Ha arrancado las hojas cenicientas y amortajado las
Mustias flores que susurran elegías al Verano .
Ven a casa, eterna amada, que las aves
Peregrinas emigraron hacia el calor y abandonaron
Las heladas praderas solitarias. El jazmín
Y el mirto se han quedado sin lágrimas.
Retirémonos, que el fatigado arroyo ha
Cesado de cantar; y las burbujeantes vertientes
Desbordan de copiosos gemidos; y las
Viejas y cautelosas montañas han ocultado
Sus vívidas vestiduras
Ven, amada mía; la Naturaleza está ya fatigada
Y dice adiós al entusiasmo
Con su apacible melodía satisfecha.
Invierno
Ven a mí, oh compañera de toda la vida;
Ven a mí y no dejes que el invierno se
Interponga. Siéntate conmigo junto al hogar,
Que el fuego es el único fruto del Invierno.
Háblame de la dicha de tu corazón, pues
Es más sublime que los encolerizados elementos
Tras nuestra puerta,
Asegura la puerta y las ventanas, que el
Colérico semblante de los cielos me deprime,
Y la visión de nuestros campos cubiertos de nieve
Hace lagrimear mi alma.
Alimenta la lámpara con aceite y no dejes que su luz
se desvanezca, y
Colócala junto a ti, para que pueda leer con lágrimas
lo que
Tu vida a mi lado ha escrito en tu rostro.
Trae el vino del otoño. Bebamos y cantemos la
Canción del recuerdo a la azarosa siembra de la
primavera,
Y a los afanosos desvelos del verano, y a la
recompensa
Del otoño en tiempos de cosecha.
Acércate a mí, oh amada de mi alma; el
Fuego se extingue y huye bajo las cenizas.
Abrázame, pues me siento solo; la luz es
Mortecina, y el vino que destilamos nos entrecierra
Los ojos. Contemplémonos uno al otro antes
De que se cierren por completo.
Búscame con tus brazos y rodéame; deja
Que el sueño funda nuestras almas.
Bésame, amada, que el Invierno nos ha despojado,
Pero aún nos quedan trémulos nuestros labios.
Estás junto a mí, Eterna mía.
¡Qué profundo y vasto ha de ser el océano del sueño;
Y que cercano está el amanecer!
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"Ser como un verso volando
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
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- Mensaje n°168
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
LA MORADA DE LA RIQUEZA
Mi fatigado corazón se despidió de mí para irse a la Morada de la Riqueza. Al llegar a esa ciudad
sagrada, que el alma había alabado y glorificado, comenzó a vagar desconcertado ante la ausencia de
lo que siempre había imaginado hallar. La ciudad estaba vacía de poder, riquezas y autoridad.
Y mi corazón se dirigió a la hija del Amor y le dijo:
-Oh, Amor, ¿dónde puedo hallar a la Satisfacción? He oído que ha venido a hacerte compañía.
Y la hija del Amor respondió:
-La Satisfacción ya se ha ido a predicar su evangelio a la ciudad donde gobiernan la avidez y la
corrupción. No la necesitamos.
La Riqueza no implora Satisfacción, porque ésta es recompensa terrena, con deseos colmados de
objetos materiales. La Satisfacción es expresión del corazón.
El alma eterna no está nunca satisfecha; su objetivo es la búsqueda permanente de lo sublime. Así
mi corazón se dirigió a la Belleza de la Vida y le dijo:
-Tú eres toda Sabiduría; ilumíname como el misterio de la Mujer.
-Oh, corazón humano -Ella me respondió-,la mujer es tu propio reflejo, lo que tú eres, y se halla
dondequiera que tú estés; es como la religión desoída por el ignorante, y como la luna límpida de
nubes, y como la bris a libre de impurezas. Y mi corazón se encaminó hacia la Sabiduría, hija del
Amor y la Belleza, y le dijo:
-Concédeme Sabiduría, y la compartiré con los míos.
-No nombres a la sabiduría sino a la Riqueza -ella me respondió -, pues la verdadera riqueza no
proviene de lo externo sino que nace en lo más Profundo de la vida. Compártela con los tuyos.
Mi fatigado corazón se despidió de mí para irse a la Morada de la Riqueza. Al llegar a esa ciudad
sagrada, que el alma había alabado y glorificado, comenzó a vagar desconcertado ante la ausencia de
lo que siempre había imaginado hallar. La ciudad estaba vacía de poder, riquezas y autoridad.
Y mi corazón se dirigió a la hija del Amor y le dijo:
-Oh, Amor, ¿dónde puedo hallar a la Satisfacción? He oído que ha venido a hacerte compañía.
Y la hija del Amor respondió:
-La Satisfacción ya se ha ido a predicar su evangelio a la ciudad donde gobiernan la avidez y la
corrupción. No la necesitamos.
La Riqueza no implora Satisfacción, porque ésta es recompensa terrena, con deseos colmados de
objetos materiales. La Satisfacción es expresión del corazón.
El alma eterna no está nunca satisfecha; su objetivo es la búsqueda permanente de lo sublime. Así
mi corazón se dirigió a la Belleza de la Vida y le dijo:
-Tú eres toda Sabiduría; ilumíname como el misterio de la Mujer.
-Oh, corazón humano -Ella me respondió-,la mujer es tu propio reflejo, lo que tú eres, y se halla
dondequiera que tú estés; es como la religión desoída por el ignorante, y como la luna límpida de
nubes, y como la bris a libre de impurezas. Y mi corazón se encaminó hacia la Sabiduría, hija del
Amor y la Belleza, y le dijo:
-Concédeme Sabiduría, y la compartiré con los míos.
-No nombres a la sabiduría sino a la Riqueza -ella me respondió -, pues la verdadera riqueza no
proviene de lo externo sino que nace en lo más Profundo de la vida. Compártela con los tuyos.
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Re: Khalil Gibran (1883-1931)
“Trabajar con amor es construir una casa con cariño, como si vuestro ser amado fuera a habitar en esa casa”.
“El amor no da ni toma nada, excepto de sí mismo”.
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siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
(Hánjel)
o un ciego soñando
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siendo guardián en tu cielo
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Re: Khalil Gibran (1883-1931)
Dejad que haya espacios en nuestra cercanía.
Permitid que los vientos del cielo
dancen libremente entre vosotros.
Amaos con devoción,
pero no hagáis del amor una cadena.
Haced del amor un flexible oleaje
entre los litorales de nuestras almas
_________________
"Ser como un verso volando
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
(Hánjel)
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
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- Mensaje n°171
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
GIBRÁN KHALIL GIBRÁN
ALAS ROTAS (1912)
PREFACIO
Tenía yo dieciocho años de edad cuando el amor me abrió los ojos con sus mágicos rayos y
tocó mi espíritu por vez primera con sus dedos de hada, y Selma Karamy fu e la primera mujer
que despertó mi espíritu con su belleza y me llevó al jardín de su hondo afecto, donde los días
pasan como sueños y las noches como bodas.
Selma Karamy fue la que me enseñó a rendir culto a la belleza con el ejemplo de su propia
hermosura y la que, con su cariño, me reveló el secreto del amor; fue ella la que cantó por vez
primera, para mí, la poesía de la vida verdadera.
Todo joven recuerda su primer amor y trata de volver a poseer esa extraña hora, cuyo recuerdo transforma sus más hondos sentimientos y le da tan inefable felicidad, a pesar de toda la amargura de su misterio.
En la vida de todo joven hay una "Selma", que súbitamente se le aparece en la primavera de la
vida, que transforma su soledad en momentos felices, y que llena el sil encio de sus noches con música.
Por aquella época estaba yo absorto en profundos pensamientos y contemplaciones, y trataba
de entender el significado de la naturaleza y la revelación de los libros y de las Escrituras,
cuando oí al Amor susurrando en mis oí dos a través de los labios de Selma. Mi vida era un
estado de coma, vacía como la de Adán en el Paraíso, cuando vi a Selma en pie, ante mí, como
una columna. de luz. Era la Eva de mi corazón, que lo llenó de secretos y maravillas, y que me
hizo comprender el significado de la vida.
La primera Eva, por su propia voluntad, hizo que Adán saliera del Paraíso, mientras que Selma, involuntariamente, me hizo entrar en el Paraíso del amor puro y de la virtud, con su dulzura y su amor; pero lo que ocurrió al primer hombre también me sucedió a mí, y. la espada de fuego que expulsó a Adán del Paraíso fue la misma que atemorizó con su filo resplandeciente y me obligó a apartarme del paraíso de mi amor, sin haber desobedecido ningún mandato, y sin haber probado el fruto del árbol prohibido.
Hoy, después de haber transcurrido muchos años, no me queda de aquel hermoso sueño sino un cúmulo de dolorosos recuerdos que aletean con alas invisibles en torno
mío, que llenan de tristeza las profundidades de mi corazón, y que llevan lágrimas a mis ojos; y mi bien amada, la hermosa Selma, ha muerto, y nada queda de ella para preservar su memoria, sino mi roto corazón, y una tumba rodeada de cipreses. Esa tumba y este corazón son todo lo que ha quedado para dar testimonio de Selma.
El silencio que custodia la tumba no revela el secreto de Dios, oculto en la oscuridad del ataúd, y el crujido de las ramas cuyas raíces absorben los elementos del cuerpo no des cifran los misterios de la tumba, pero los suspiros de dolor de mi corazón anuncian a los vivientes el drama que han representado el amor, la belleza y la muerte.
¡Oh amigos de mi juventud, que estáis dispersos en la ciudad de Beirut!: cuando paséis por ese cementerio, junto al bosque de pinos, entrad en él silenciosamente, y caminad despacio, para que el ruido de vuestros pasos no, turbe el tranquilo sueño de los muertos, y deteneos humildemente ante la tumba de Selma; reverenciad la tierra que cubre su cuerpo y decid mi nombre en un hondo suspiro, al tiempo que decís internamente estas palabras:
"Aquí, todas las esperanzas de Gibrán, que vive como prisionero del amor más allá de los mares; todas sus esperanzas, fueron enterradas. En este sitio perdió Gibrán su felicidad, vertió todas sus lágrimas, y olvidó su sonrisa.
"Junto a esa tumba crece la tristeza de Gibrán, al mismo tiempo que los cipreses, y sobre la tumba su espíritu arde todas las noches como una lámpara votiva consagrada a Selma, y entona a coro con las ramas de los árboles un triste lamento, en lastimero duelo por la partida de Selma, que ayer, apenas ayer, era un hermoso canto en los labios de la Vida, y que hoy es un silente secreto en el seno de la tierra."
¡Oh camaradas de mi juventud! Os conjuro, en nombre de aquellas vírgenes que vuestros corazones han amado, a que coloquéis una guirnalda de flores en la desamparada
Tumba de mi bien amada, pues las flores que coloquéis sobre la tumba de Selma serán como gotas de rocío desprendidas de los ojos de la aurora, para refrescarlos pétalos de una rosa que se marchita.
_________________
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- Mensaje n°172
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
DOS PEQUEÑOS
El príncipe estaba de pie en el balcón de su palacio, y dirigiéndose a la inmensa multitud allí reunida. -Dejadme que ofrezca a vosotros y a esta vasta nación afortunada -dijo- mis felicitaciones por el nacimiento del nuevo príncipe que llevará el nombre de mi noble familia, y de quien es justo que os enorgullezcáis. Es el nuevo portador de esta ilustre estirpe, y de él depende el gran futuro del reino. ¡Cantad y sed dichosos!
La voz de la multitud embargada de dicha y agradecimiento, colmaba los cielos de jubilosas melodías, recibiendo al nuevo tirano que ceñiría en sus cuellos el yugo opresor, gobernando a los débiles con autoritaria crueldad, explotando sus cuerpos y devorando sus almas. A ese destino atroz el pueblo elevaba sus cánticos, y brindaba extasiado por la salud del nuevo emir. En ese mismo momento otro niño abría los ojos a la vida del reino.
Mientras la muchedumbre glorificaba a los poderosos y se empequeñecía alabando a un déspota en cierne, y mientras los ángeles del cielo vertían lágrimas sobre la debilidad del pueblo y el servilismo de sus gobernantes, una mujer enferma meditaba. Vivía en una vieja casucha semidestruída, y a su lado, en un burdo lecho y envuelto en harapientos pañales, su bebé recién nacido sé moría de hambre. Era una pobre y desdichada joven desdeñada por la humanidad; su, esposo había muerto víctima de la opresión real, dejando a una solitaria mujer a quien Dios había enviado esa noche un diminuto compañero, que le impidiera trabajar y ganarse el sustento.
Cuando la muchedumbre se dispersó y el silencio ganó el vecindario, la infortunada mujer acunó al niño en su regazo y contempló su rostro, llorando sobre él como si fuera a bautizarlo con lágrimas. Y con voz debilitada por el hambre, miró al niño y le dijo: -¿Por qué has abandonado el mundo espiritual y has venido a compartir conmigo las amarguras de la tierra?
¿Por qué has dejado a los ángeles y el vasto firmamento y has venido a habitar esta mísera tierra de humanos, plena de agonía, opresión y crueldad? Nada tengo para ofrecerte excepto lágrimas; ¿te alimentarás de lágrimas y no de leche? No tengo mantos de seda para arroparte; ¿acaso podrán mis pobres brazos desnudos darte calor? Los animales pequeños pastan en los prados y regresan a salvo a sus establos; y las aves pequeñas recogen las semillas y duermen plácidamente en las ramas de los árboles. Pero tú, amor mío, tan sólo tienes una desvalida madre que te ama.
Entonces llevo la boca del pequeño hasta su mustio seno y lo rodeó fuertemente con sus brazos, como si quisiera fundir los dos cuerpos en uno, como antes. Elevó lentamente sus encendidos ojos al cielo y gritó: -¡Dios, ten piedad de mis infortunados compatriotas! En ese momento las nubes dejaron entrever el rostro de la luna, cuyos rayos se colaban por los intersticios de aquella humilde morada, cayendo sobre ambos cuerpos.
El príncipe estaba de pie en el balcón de su palacio, y dirigiéndose a la inmensa multitud allí reunida. -Dejadme que ofrezca a vosotros y a esta vasta nación afortunada -dijo- mis felicitaciones por el nacimiento del nuevo príncipe que llevará el nombre de mi noble familia, y de quien es justo que os enorgullezcáis. Es el nuevo portador de esta ilustre estirpe, y de él depende el gran futuro del reino. ¡Cantad y sed dichosos!
La voz de la multitud embargada de dicha y agradecimiento, colmaba los cielos de jubilosas melodías, recibiendo al nuevo tirano que ceñiría en sus cuellos el yugo opresor, gobernando a los débiles con autoritaria crueldad, explotando sus cuerpos y devorando sus almas. A ese destino atroz el pueblo elevaba sus cánticos, y brindaba extasiado por la salud del nuevo emir. En ese mismo momento otro niño abría los ojos a la vida del reino.
Mientras la muchedumbre glorificaba a los poderosos y se empequeñecía alabando a un déspota en cierne, y mientras los ángeles del cielo vertían lágrimas sobre la debilidad del pueblo y el servilismo de sus gobernantes, una mujer enferma meditaba. Vivía en una vieja casucha semidestruída, y a su lado, en un burdo lecho y envuelto en harapientos pañales, su bebé recién nacido sé moría de hambre. Era una pobre y desdichada joven desdeñada por la humanidad; su, esposo había muerto víctima de la opresión real, dejando a una solitaria mujer a quien Dios había enviado esa noche un diminuto compañero, que le impidiera trabajar y ganarse el sustento.
Cuando la muchedumbre se dispersó y el silencio ganó el vecindario, la infortunada mujer acunó al niño en su regazo y contempló su rostro, llorando sobre él como si fuera a bautizarlo con lágrimas. Y con voz debilitada por el hambre, miró al niño y le dijo: -¿Por qué has abandonado el mundo espiritual y has venido a compartir conmigo las amarguras de la tierra?
¿Por qué has dejado a los ángeles y el vasto firmamento y has venido a habitar esta mísera tierra de humanos, plena de agonía, opresión y crueldad? Nada tengo para ofrecerte excepto lágrimas; ¿te alimentarás de lágrimas y no de leche? No tengo mantos de seda para arroparte; ¿acaso podrán mis pobres brazos desnudos darte calor? Los animales pequeños pastan en los prados y regresan a salvo a sus establos; y las aves pequeñas recogen las semillas y duermen plácidamente en las ramas de los árboles. Pero tú, amor mío, tan sólo tienes una desvalida madre que te ama.
Entonces llevo la boca del pequeño hasta su mustio seno y lo rodeó fuertemente con sus brazos, como si quisiera fundir los dos cuerpos en uno, como antes. Elevó lentamente sus encendidos ojos al cielo y gritó: -¡Dios, ten piedad de mis infortunados compatriotas! En ese momento las nubes dejaron entrever el rostro de la luna, cuyos rayos se colaban por los intersticios de aquella humilde morada, cayendo sobre ambos cuerpos.
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- Mensaje n°173
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
EL PALACIO Y LA CHOZA
Primera Parte
Cuando cayó la noche y las luces resplandecieron en la gran casa, los sirvientes estaban de pie junto a la
imponente puerta aguardando la llegada de los invitados; y sobre sus trajes de terciopelo brillaban áureos
botones.
Los magníficos carruajes penetraban en el parque del palacio y con ellos los nobles luciendo
despampanantes vestiduras ornadas con joyas. Los instrumentos llenaban el aire de agradables melodías
mientras los dignatarios bailaban al compás de la apacible música.
A medianoche, los mas refinados y exquisitos platos fueron servidos en una maravillosa mesa
embellecida con flores de las más raras especies. Los invitados comieron y bebieron a discreción, hasta que
el vino se hizo sentir. Al alba la multitud se dispersó ruidosamente, después de haber pasado una noche
de embriaguez y glotonería que apresuró sus fatigados cuerpos hasta sus lechos mullidos, donde se
abandonaron a un sueño forzado.
Segunda Parte
Al atardecer, un hambre vestido con su ropa de trabajo se detuvo ante la puerta de su pequeña casa y
llamó a la puerta. Cuando ésta se abrió, entró y saludó cariñosamente a sus ocupantes, y luego fue a
sentarse con sus hijos que jugaban junto al fuego. Poco después su esposa tenía lista la comida y todos
se sentaron en torno a la mesa de madera a devorar la cena. Cuando terminaron, se reunieron alrededor
de la lámpara para hablar de los acontecimientos del día. Transcurridas las primeras horas de la noche,
se entregaron silenciosamente al Rey del Sueño, con un canto de alabanza y una oración de gratitud en
los labios
Primera Parte
Cuando cayó la noche y las luces resplandecieron en la gran casa, los sirvientes estaban de pie junto a la
imponente puerta aguardando la llegada de los invitados; y sobre sus trajes de terciopelo brillaban áureos
botones.
Los magníficos carruajes penetraban en el parque del palacio y con ellos los nobles luciendo
despampanantes vestiduras ornadas con joyas. Los instrumentos llenaban el aire de agradables melodías
mientras los dignatarios bailaban al compás de la apacible música.
A medianoche, los mas refinados y exquisitos platos fueron servidos en una maravillosa mesa
embellecida con flores de las más raras especies. Los invitados comieron y bebieron a discreción, hasta que
el vino se hizo sentir. Al alba la multitud se dispersó ruidosamente, después de haber pasado una noche
de embriaguez y glotonería que apresuró sus fatigados cuerpos hasta sus lechos mullidos, donde se
abandonaron a un sueño forzado.
Segunda Parte
Al atardecer, un hambre vestido con su ropa de trabajo se detuvo ante la puerta de su pequeña casa y
llamó a la puerta. Cuando ésta se abrió, entró y saludó cariñosamente a sus ocupantes, y luego fue a
sentarse con sus hijos que jugaban junto al fuego. Poco después su esposa tenía lista la comida y todos
se sentaron en torno a la mesa de madera a devorar la cena. Cuando terminaron, se reunieron alrededor
de la lámpara para hablar de los acontecimientos del día. Transcurridas las primeras horas de la noche,
se entregaron silenciosamente al Rey del Sueño, con un canto de alabanza y una oración de gratitud en
los labios
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- Mensaje n°174
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
Háblanos del Orar.
Y él respondió:
Vienen a orar en medio de la tristeza y la necesidad.
Pueden orar igualmente cuando estén llenos de alegría y en los días de mayor abundancia.
Pues ¿Qué es orar si no, lo que se abre en ustedes a la vida del universo?.
Si experimentas liviandad al verter tu oscuridad en el espacio, también encontraras deleite al dar,
a la felicidad, libre expresión desde los adentros de tu corazón.
Y si tu alma no te impulsa a orar sino en el llanto, ella deberá insistir, sin cesar, a pesar de tus
lágrimas, hasta inspirarte también cuando rías.
Cuando oras, vas, en la pureza del aire, al reencuentro de todos aquellos que están igualmente
absorbidos en la oración, en ese instante, y con quienes, de otro modo, no te hubieras nunca
encontrado.
Por lo tanto, hagan que estas horas pasadas en el templo invisible, sean de éxtasis y de dulce
comunión.
Pues, si sólo es, para pedir un favor, que te elevas a ese templo, nada recibiréis. Y si es para
mortificarte, no serás despertado, incluso, si es para solicitar favores para otros, no serás
escuchado. Calculen simplemente la felicidad de haber podido elevarse hasta el templo invisible.
No puedo decirles en que términos orar. Dios no entiende las palabras que le son dirigidas, si él
mismo no las ha puesto en tus labios. No puedo hacerles escuchar el orar de los mares, y de los
árboles, y de las montañas. Pues es en tu corazón que descubrirás esta plegaria, ya que naciste
en las montañas, en los bosques y en los mares.
Basta que te pongas a escuchar en la profunda calma de las noches, para escucharles murmurar:
“Dios mío, eres en cada uno de nosotros, la parte deseante, es, por Tu voluntad, en nosotros, que
nosotros deseamos. Es, por Tu deseo, en nosotros, que nosotros deseamos. Es, por tu impulso,
en nosotros, que nuestras noches que son también las Tuyas, serán transfiguradas en días que
son, también los Tuyos. No podemos realmente nada pues, Tú conoces nuestros deseos antes
incluso de que nosotros los sintamos: Tu eres nuestra falta y en nosotros, habiéndote dado Tumismo, Tú nos has dado todo
Y él respondió:
Vienen a orar en medio de la tristeza y la necesidad.
Pueden orar igualmente cuando estén llenos de alegría y en los días de mayor abundancia.
Pues ¿Qué es orar si no, lo que se abre en ustedes a la vida del universo?.
Si experimentas liviandad al verter tu oscuridad en el espacio, también encontraras deleite al dar,
a la felicidad, libre expresión desde los adentros de tu corazón.
Y si tu alma no te impulsa a orar sino en el llanto, ella deberá insistir, sin cesar, a pesar de tus
lágrimas, hasta inspirarte también cuando rías.
Cuando oras, vas, en la pureza del aire, al reencuentro de todos aquellos que están igualmente
absorbidos en la oración, en ese instante, y con quienes, de otro modo, no te hubieras nunca
encontrado.
Por lo tanto, hagan que estas horas pasadas en el templo invisible, sean de éxtasis y de dulce
comunión.
Pues, si sólo es, para pedir un favor, que te elevas a ese templo, nada recibiréis. Y si es para
mortificarte, no serás despertado, incluso, si es para solicitar favores para otros, no serás
escuchado. Calculen simplemente la felicidad de haber podido elevarse hasta el templo invisible.
No puedo decirles en que términos orar. Dios no entiende las palabras que le son dirigidas, si él
mismo no las ha puesto en tus labios. No puedo hacerles escuchar el orar de los mares, y de los
árboles, y de las montañas. Pues es en tu corazón que descubrirás esta plegaria, ya que naciste
en las montañas, en los bosques y en los mares.
Basta que te pongas a escuchar en la profunda calma de las noches, para escucharles murmurar:
“Dios mío, eres en cada uno de nosotros, la parte deseante, es, por Tu voluntad, en nosotros, que
nosotros deseamos. Es, por Tu deseo, en nosotros, que nosotros deseamos. Es, por tu impulso,
en nosotros, que nuestras noches que son también las Tuyas, serán transfiguradas en días que
son, también los Tuyos. No podemos realmente nada pues, Tú conoces nuestros deseos antes
incluso de que nosotros los sintamos: Tu eres nuestra falta y en nosotros, habiéndote dado Tumismo, Tú nos has dado todo
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- Mensaje n°175
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
LA VOZ DEL POETA
Primera Parte
La fuerza de la caridad siembra en lo profundo de mi corazón, y yo recojo el cereal para los hambrientos. Mi alma impregna de vida a los viñedos: exprimo los racimos y doy su jugo a los sedientos. El cielo es mi lámpara de aceite y yo la coloco en mi ventana para iluminar el camino del viajero a través de la oscuridad. Hago todo esto porque vivo en ellas; y si el destino atara mis manos impidiéndome hacer todo esto, entonces la muerte sería mi único deseo. Porque soy poeta, y si no puedo dar, me niego a recibir. La humanidad se enfurece como la tempestad, pero yo suspiro en silencio porque sé que la tormenta se aleja y el suspiro se eleva hasta Dios.
Los seres humanos se aferran a las cosas mundanales, pero yo busco permanentemente abrazar la antorcha del amor para purificarme con su fuego y aleja la inhumanidad de mi corazón. Las cosas materiales mutilan al hombre sin que éste padezca; el amor le devuelve la vida con vivificantes dolores. Los humanos están divididos en diferentes clanes y tribus, y pertenecen a países y ciudades. Pero yo soy extranjero en todas esas comunidades y no soy de ningún lugar.
El universo es mi país y la familia humana mi tribu. Los hombres son débiles, y es triste que estén separados. El mundo es estrecho y no es sensato dividirlo en reinados, imperios y provincias. Los seres humanos sólo se unen para destruir los templos del alma, y entrelazan las manos para construir edificios para los cuerpos de este mundo. Estoy sólo escuchando la voz de la esperanza, que desde lo profundo de mi ser me dice: "Así como el amor vivifica el corazón del hombre no sin dolor, la ignorancia le enseña el camino del saber." El dolor y la ignorancia conducen a la dicha plena y a la sabiduría porque el Ser Supremo no ha creado nada en vano bajo el sol.
Segunda Parte
Siento nostalgias de mi bello país, y amo a mi pueblo por su inmensa desdicha. Pero si mi pueblo se levantara estimulado por el pillaje, y estimulado por lo que ellos llaman "espíritu patriótico" se decidiera a matar, e invadiera los países vecinos, entonces la realización de tales atrocidades humanas me harían odiar a mi pueblo y a mi país. Alabo el sitio donde nací y anhelo ver el hogar de mi niñez; pero si los habitantes de aquel hogar se negaran a cobijar y a alimentar al humilde viajero, entonces convertiría mi alabanza en diatriba y mi anhelo en olvido.
Una voz en mi interior me dice: "El hogar que no alivia al necesitado no merece nada más que la destrucción." Amo a mi ciudad natal con el mismo amor con que amo a mi país; y amó a mi país con el mismo amor que siento por la tierra, que es mi patria de extremo a extremo; y amo a la tierra con todo mi ser porque ella es el cielo de la humanidad, una manifestación del espíritu de Dios.
La Humanidad es el espíritu del Ser Supremo en la tierra, y esa humanidad está de pie entre las ruinas, ocultando su desnudez con harapos, derramando lágrimas sobre huecas mejillas y llamando a sus hijos con voz lastimera. Pero los niños se hallan ocupados entonando el himno de su clan; están ocupados afilando las espadas y no pueden oír el llanto de las madres.
La Humanidad apela a sus hombres, pero ellos no escuchan. Si solamente uno escuchara y consolara a la madre secándole las lágrimas, los demás dirían: "Es débil, lo dominan los sentimientos." La Humanidad es el espíritu del Ser Supremo en la tierra, y ese Ser Supremo predica el amor y la buena voluntad.
Pero los hombres se mofan de tales enseñanzas. Jesús el Nazareno escuchó, y la crucifixión fue su recompensa; Sócrates escuchó la voz, y la siguió, y también él fue víctima en cuerpo. Los discípulos del Nazareno y de Sócrates son los discípulos de la Deidad, y ya que la gente no ha de matarlos, los escarnecen diciéndoles: "Escarnecer es más amargo que matar." Jerusalén no pudo matar al Nazareno, ni Atenas a Sócrates; aún viven y vivirán eternamente. El escarnio no puede triunfar sobre los discípulos de la Deidad. Ellos viven y crecen eternamente.
Tercera Parte
Eres mi hermano porque eres un ser humano, y ambos somos hijos de un único Espíritu Santo; somos igua les y hechos con el mismo barro. Estás aquí como mi acompañante en el sendero de la vida y como mi ayuda para comprender el significado de la Verdad oculta. Eres un ser humano y con eso ya es suficiente; te quiero como a un hermano. Puedes decir de mí lo que desees, el Mañana te llevará consigo, y tus palabras serán usadas en el juicio como fiel testimonio, y recibirán justicia.
Puedes privarme de todo lo que poseo, pues mi avidez me llevó a amontonar riquezas, y puedes llevártelo todo si eso te satisface. Puedes hacer conmigo lo que quieras, pero no serás capaz de tocar mi Verdad. Puedes dejar que me desangre o quemar mi cuerpo, pero no podrás dañar ni matar mi alma. Puedes encadenarme de pies y manos, y ponerme en oscura celda, pero no esclavizarás mi pensamiento, porque es libre como la brisa del vasto firmamento. Eres mi hermano y te amo.
Te amo cuando veneras en la iglesia, cuando te hincas en el templo y cuando oras en la mezquita. Tú y yo y todos somos hijos de un mismo credo, porque los innumerables senderos de la religión no son sino los dedos de la amante mano del Ser Supremo, extendida hacia todos, a todos ofreciendo tranquilidad de espíritu, y ansiosas de recibirnos a todos. Te amo por tu Verdad, derivada de tu Sabiduría; esa Verdad que la ignorancia me impide ver. Pero la respeto como un hecho divino, porque es una manifestación del espíritu.
Tu Verdad y la mía se encontrarán en el más allá y se confundirán como la fragancia de las flores y serán una Verdad única y eterna, que se perpetuará y vivirá en la eternidad del Amor y la Belleza. Te amo porque eres débil ante el poderoso opresor y pobre ante el ávido rico. Por estas razones derramo lágrimas por ti y te consuelo; y detrás del velo de lágrimas te veo rodeado por los brazos de la Justicia, sirviendo y Perdonando a tus perseguidores. Eres mi hermano y yo te amo.
Cuarta Parte
Eres mi hermano, ¿pero por qué te vuelves contra mí? ¿Por qué me invades y tratas de someterme para agradar a todos aquellos que persiguen la gloria y la autoridad? ¿Por qué abandonas a tu esposa e hijos y sigues a la Muerte hacia tierras lejanas por el bien de aquellos que compran la gloria con tu sangre, y el supremo honor con las lágrimas de tu madre? ¿Acaso es un honor para el hombre matar a su hermano?
Si así lo crees, conviértelo en un acto de veneración y erige un templo a Caín que asesinó a Abel. ¿Es el instinto de conservación la ley capital de la Naturaleza? ¿Por qué entonces, la Avidez nos induce al autosacrificio sólo para lograr el propósito de herir a sus hermanos? Ten cuidado, hermano mío, del líder que dice: "El amor a la vida nos obliga a privar al pueblo de sus derechos.
" Pues yo digo que proteger los derechos de los demás es el acto humano más noble y más hermoso; si para vivir tuviera que matar a otros, entonces la muerte sería más honrosa para mí, y si no puedo hallar a nadie que proteja mi honor, entonces no dudaría en quitarme la vida con mis propias manos en aras de la Eternidad, antes de que la muerte llegue. El egoísmo, hermano mío, es la causa de la ciega superioridad, y la superioridad conduce al clan, y el clan conduce a la autoridad que a su vez conduce a la discordia y al sojuzgamiento.
El alma cree en el poder de la sabiduría y de la justicia sobre la oscura ignorancia; niega la autoridad que provee las espadas que defienden y fortifican la ignorancia y la opresión: esa autoridad que destruyó Babilonia y estremeció los cimientos de Jerusalén y dejó a Roma en ruinas. Es la misma autoridad que hace que la gente llame grandes hombres a los criminales, que los escritores respeten sus nombres, que los historiadores relaten sus inhumanidades en forma de alabanza. La única autoridad que reconozco es el respeto y el cumplimiento de la Ley Natural de la justicia.
¿Qué clase de justicia despliega la autoridad cuando mata al asesino? ¿Cuándo encarcela al ladrón? ¿Cuándo desciende sobre un territorio vecino y mata a su pueblo? ¿Qué piensa la justicia de la autoridad bajo la cual el asesino castiga al asesino y el ladrón sentencia al ladrón? Eres mi hermano, y yo te amo; y el Amor es la justicia plena de intensidad y dignidad. Si la justicia no defiende mi amor por ti, independientemente de tu tribu o comunidad, seré un impostor que oculta al pérfido egoísmo bajo la apariencia externa del amor puro.
Conclusión
Mi alma es un amigo que me consuela en la desdicha y en el dolor. Aquel que no trata a su alma como a un amigo es un enemigo de la humanidad, y aquel que no halla alivio humano en sí mismo perecerá en la desesperación. La vida emerge de lo interior y no de lo exterior. He venido a decir una palabra y ahora la diré. Pero si la muerte me impide pronunciarla, será dicha por el Mañana, pues el Mañana jamás deja secretos en el libro de la Eternidad. He venido a vivir en la gloria del Amor y a la luz de la Belleza, reflejos de Dios.
Aquí vivo, y la gente es incapaz de desterrarme de los dominios de la vida, pues saben que viviré en la muerte. Si me arrancan los ojos escucharé el murmullo del Amor y la melodía de la Belleza. Si cierran mis ojos me regocijaré con la brisa que se confunde con el incienso del Amor y la fragancia de la Belleza. Si me arrojan a la nada, viviré junto con mi alma, hija del Amor y la Belleza. He venido hasta aquí para permanecer en todo y con todos, y lo que hoy hago en soledad será divulgado entre los hombres por el Mañana. Lo que ahora digo con un corazón será dicho mañana por muchos corazones.
Primera Parte
La fuerza de la caridad siembra en lo profundo de mi corazón, y yo recojo el cereal para los hambrientos. Mi alma impregna de vida a los viñedos: exprimo los racimos y doy su jugo a los sedientos. El cielo es mi lámpara de aceite y yo la coloco en mi ventana para iluminar el camino del viajero a través de la oscuridad. Hago todo esto porque vivo en ellas; y si el destino atara mis manos impidiéndome hacer todo esto, entonces la muerte sería mi único deseo. Porque soy poeta, y si no puedo dar, me niego a recibir. La humanidad se enfurece como la tempestad, pero yo suspiro en silencio porque sé que la tormenta se aleja y el suspiro se eleva hasta Dios.
Los seres humanos se aferran a las cosas mundanales, pero yo busco permanentemente abrazar la antorcha del amor para purificarme con su fuego y aleja la inhumanidad de mi corazón. Las cosas materiales mutilan al hombre sin que éste padezca; el amor le devuelve la vida con vivificantes dolores. Los humanos están divididos en diferentes clanes y tribus, y pertenecen a países y ciudades. Pero yo soy extranjero en todas esas comunidades y no soy de ningún lugar.
El universo es mi país y la familia humana mi tribu. Los hombres son débiles, y es triste que estén separados. El mundo es estrecho y no es sensato dividirlo en reinados, imperios y provincias. Los seres humanos sólo se unen para destruir los templos del alma, y entrelazan las manos para construir edificios para los cuerpos de este mundo. Estoy sólo escuchando la voz de la esperanza, que desde lo profundo de mi ser me dice: "Así como el amor vivifica el corazón del hombre no sin dolor, la ignorancia le enseña el camino del saber." El dolor y la ignorancia conducen a la dicha plena y a la sabiduría porque el Ser Supremo no ha creado nada en vano bajo el sol.
Segunda Parte
Siento nostalgias de mi bello país, y amo a mi pueblo por su inmensa desdicha. Pero si mi pueblo se levantara estimulado por el pillaje, y estimulado por lo que ellos llaman "espíritu patriótico" se decidiera a matar, e invadiera los países vecinos, entonces la realización de tales atrocidades humanas me harían odiar a mi pueblo y a mi país. Alabo el sitio donde nací y anhelo ver el hogar de mi niñez; pero si los habitantes de aquel hogar se negaran a cobijar y a alimentar al humilde viajero, entonces convertiría mi alabanza en diatriba y mi anhelo en olvido.
Una voz en mi interior me dice: "El hogar que no alivia al necesitado no merece nada más que la destrucción." Amo a mi ciudad natal con el mismo amor con que amo a mi país; y amó a mi país con el mismo amor que siento por la tierra, que es mi patria de extremo a extremo; y amo a la tierra con todo mi ser porque ella es el cielo de la humanidad, una manifestación del espíritu de Dios.
La Humanidad es el espíritu del Ser Supremo en la tierra, y esa humanidad está de pie entre las ruinas, ocultando su desnudez con harapos, derramando lágrimas sobre huecas mejillas y llamando a sus hijos con voz lastimera. Pero los niños se hallan ocupados entonando el himno de su clan; están ocupados afilando las espadas y no pueden oír el llanto de las madres.
La Humanidad apela a sus hombres, pero ellos no escuchan. Si solamente uno escuchara y consolara a la madre secándole las lágrimas, los demás dirían: "Es débil, lo dominan los sentimientos." La Humanidad es el espíritu del Ser Supremo en la tierra, y ese Ser Supremo predica el amor y la buena voluntad.
Pero los hombres se mofan de tales enseñanzas. Jesús el Nazareno escuchó, y la crucifixión fue su recompensa; Sócrates escuchó la voz, y la siguió, y también él fue víctima en cuerpo. Los discípulos del Nazareno y de Sócrates son los discípulos de la Deidad, y ya que la gente no ha de matarlos, los escarnecen diciéndoles: "Escarnecer es más amargo que matar." Jerusalén no pudo matar al Nazareno, ni Atenas a Sócrates; aún viven y vivirán eternamente. El escarnio no puede triunfar sobre los discípulos de la Deidad. Ellos viven y crecen eternamente.
Tercera Parte
Eres mi hermano porque eres un ser humano, y ambos somos hijos de un único Espíritu Santo; somos igua les y hechos con el mismo barro. Estás aquí como mi acompañante en el sendero de la vida y como mi ayuda para comprender el significado de la Verdad oculta. Eres un ser humano y con eso ya es suficiente; te quiero como a un hermano. Puedes decir de mí lo que desees, el Mañana te llevará consigo, y tus palabras serán usadas en el juicio como fiel testimonio, y recibirán justicia.
Puedes privarme de todo lo que poseo, pues mi avidez me llevó a amontonar riquezas, y puedes llevártelo todo si eso te satisface. Puedes hacer conmigo lo que quieras, pero no serás capaz de tocar mi Verdad. Puedes dejar que me desangre o quemar mi cuerpo, pero no podrás dañar ni matar mi alma. Puedes encadenarme de pies y manos, y ponerme en oscura celda, pero no esclavizarás mi pensamiento, porque es libre como la brisa del vasto firmamento. Eres mi hermano y te amo.
Te amo cuando veneras en la iglesia, cuando te hincas en el templo y cuando oras en la mezquita. Tú y yo y todos somos hijos de un mismo credo, porque los innumerables senderos de la religión no son sino los dedos de la amante mano del Ser Supremo, extendida hacia todos, a todos ofreciendo tranquilidad de espíritu, y ansiosas de recibirnos a todos. Te amo por tu Verdad, derivada de tu Sabiduría; esa Verdad que la ignorancia me impide ver. Pero la respeto como un hecho divino, porque es una manifestación del espíritu.
Tu Verdad y la mía se encontrarán en el más allá y se confundirán como la fragancia de las flores y serán una Verdad única y eterna, que se perpetuará y vivirá en la eternidad del Amor y la Belleza. Te amo porque eres débil ante el poderoso opresor y pobre ante el ávido rico. Por estas razones derramo lágrimas por ti y te consuelo; y detrás del velo de lágrimas te veo rodeado por los brazos de la Justicia, sirviendo y Perdonando a tus perseguidores. Eres mi hermano y yo te amo.
Cuarta Parte
Eres mi hermano, ¿pero por qué te vuelves contra mí? ¿Por qué me invades y tratas de someterme para agradar a todos aquellos que persiguen la gloria y la autoridad? ¿Por qué abandonas a tu esposa e hijos y sigues a la Muerte hacia tierras lejanas por el bien de aquellos que compran la gloria con tu sangre, y el supremo honor con las lágrimas de tu madre? ¿Acaso es un honor para el hombre matar a su hermano?
Si así lo crees, conviértelo en un acto de veneración y erige un templo a Caín que asesinó a Abel. ¿Es el instinto de conservación la ley capital de la Naturaleza? ¿Por qué entonces, la Avidez nos induce al autosacrificio sólo para lograr el propósito de herir a sus hermanos? Ten cuidado, hermano mío, del líder que dice: "El amor a la vida nos obliga a privar al pueblo de sus derechos.
" Pues yo digo que proteger los derechos de los demás es el acto humano más noble y más hermoso; si para vivir tuviera que matar a otros, entonces la muerte sería más honrosa para mí, y si no puedo hallar a nadie que proteja mi honor, entonces no dudaría en quitarme la vida con mis propias manos en aras de la Eternidad, antes de que la muerte llegue. El egoísmo, hermano mío, es la causa de la ciega superioridad, y la superioridad conduce al clan, y el clan conduce a la autoridad que a su vez conduce a la discordia y al sojuzgamiento.
El alma cree en el poder de la sabiduría y de la justicia sobre la oscura ignorancia; niega la autoridad que provee las espadas que defienden y fortifican la ignorancia y la opresión: esa autoridad que destruyó Babilonia y estremeció los cimientos de Jerusalén y dejó a Roma en ruinas. Es la misma autoridad que hace que la gente llame grandes hombres a los criminales, que los escritores respeten sus nombres, que los historiadores relaten sus inhumanidades en forma de alabanza. La única autoridad que reconozco es el respeto y el cumplimiento de la Ley Natural de la justicia.
¿Qué clase de justicia despliega la autoridad cuando mata al asesino? ¿Cuándo encarcela al ladrón? ¿Cuándo desciende sobre un territorio vecino y mata a su pueblo? ¿Qué piensa la justicia de la autoridad bajo la cual el asesino castiga al asesino y el ladrón sentencia al ladrón? Eres mi hermano, y yo te amo; y el Amor es la justicia plena de intensidad y dignidad. Si la justicia no defiende mi amor por ti, independientemente de tu tribu o comunidad, seré un impostor que oculta al pérfido egoísmo bajo la apariencia externa del amor puro.
Conclusión
Mi alma es un amigo que me consuela en la desdicha y en el dolor. Aquel que no trata a su alma como a un amigo es un enemigo de la humanidad, y aquel que no halla alivio humano en sí mismo perecerá en la desesperación. La vida emerge de lo interior y no de lo exterior. He venido a decir una palabra y ahora la diré. Pero si la muerte me impide pronunciarla, será dicha por el Mañana, pues el Mañana jamás deja secretos en el libro de la Eternidad. He venido a vivir en la gloria del Amor y a la luz de la Belleza, reflejos de Dios.
Aquí vivo, y la gente es incapaz de desterrarme de los dominios de la vida, pues saben que viviré en la muerte. Si me arrancan los ojos escucharé el murmullo del Amor y la melodía de la Belleza. Si cierran mis ojos me regocijaré con la brisa que se confunde con el incienso del Amor y la fragancia de la Belleza. Si me arrojan a la nada, viviré junto con mi alma, hija del Amor y la Belleza. He venido hasta aquí para permanecer en todo y con todos, y lo que hoy hago en soledad será divulgado entre los hombres por el Mañana. Lo que ahora digo con un corazón será dicho mañana por muchos corazones.
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"Ser como un verso volando
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
(Hánjel)
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Re: Khalil Gibran (1883-1931)
EL PALACIO Y LA CHOZA
Primera Parte
Cuando cayó la noche y las luces resplandecieron en la gran casa, los sirvientes estaban de pie junto a la imponente puerta aguardando la llegada de los invitados; y sobre sus trajes de terciopelo brillaban áureos botones. Los magníficos carruajes penetraban en el parque del palacio y con ellos los nobles luciendo despampanantes vestiduras ornadas con joyas.
Los instrumentos llenaban el aire de agradables melodías mientras los dignatarios bailaban al compás de la apacible música. A medianoche, los mas refinados y exquisitos platos fueron servidos en una maravillosa mesa embellecida con flores de las más raras especies. Los invitados comieron y bebieron a discreción, hasta que el vino se hizo sentir. Al alba la multitud se dispersó ruidosamente, después de haber pasado una noche de embriaguez y glotonería que apresuró sus fatigados cuerpos hasta sus lechos mullidos, donde se abandonaron a un sueño forzado.
Segunda Parte
Al atardecer, un hambre vestido con su ropa de trabajo se detuvo ante la puerta de su pequeña casa y llamó a la puerta. Cuando ésta se abrió, entró y saludó cariñosamente a sus ocupantes, y luego fue a sentarse con sus hijos que jugaban junto al fuego. Poco después su esposa tenía lista la comida y todos se sentaron en torno a la mesa de madera a devorar la cena.
Cuando terminaron, se reunieron alrededor de la lámpara para hablar de los acontecimientos del día. Transcurridas las primeras horas de la noche, se entregaron silenciosamente al Rey del Sueño, con un canto de alabanza y una oración de gratitud en los labios.
Primera Parte
Cuando cayó la noche y las luces resplandecieron en la gran casa, los sirvientes estaban de pie junto a la imponente puerta aguardando la llegada de los invitados; y sobre sus trajes de terciopelo brillaban áureos botones. Los magníficos carruajes penetraban en el parque del palacio y con ellos los nobles luciendo despampanantes vestiduras ornadas con joyas.
Los instrumentos llenaban el aire de agradables melodías mientras los dignatarios bailaban al compás de la apacible música. A medianoche, los mas refinados y exquisitos platos fueron servidos en una maravillosa mesa embellecida con flores de las más raras especies. Los invitados comieron y bebieron a discreción, hasta que el vino se hizo sentir. Al alba la multitud se dispersó ruidosamente, después de haber pasado una noche de embriaguez y glotonería que apresuró sus fatigados cuerpos hasta sus lechos mullidos, donde se abandonaron a un sueño forzado.
Segunda Parte
Al atardecer, un hambre vestido con su ropa de trabajo se detuvo ante la puerta de su pequeña casa y llamó a la puerta. Cuando ésta se abrió, entró y saludó cariñosamente a sus ocupantes, y luego fue a sentarse con sus hijos que jugaban junto al fuego. Poco después su esposa tenía lista la comida y todos se sentaron en torno a la mesa de madera a devorar la cena.
Cuando terminaron, se reunieron alrededor de la lámpara para hablar de los acontecimientos del día. Transcurridas las primeras horas de la noche, se entregaron silenciosamente al Rey del Sueño, con un canto de alabanza y una oración de gratitud en los labios.
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y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
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- Mensaje n°177
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
LA VIOLETA AMBICIOSA
Había en un bosque solitario una bonita violeta que vivía, satisfecha, entre sus compañeras. Cierta mañana, alzó su cabeza y vio una rosa que se alzaba, por encima de ella, radiante y orgullosa. Gimió la violeta diciendo:
-Poca suerte he tenido entre las flores. ¡Humilde es mi destino! Vivo pegada a la tierra y no puedo levantar mi cara hacia el sol como lo hacen las rosas!
Y la Naturaleza la oyó y le dijo a la violeta: - ¿Qué te ocurre, hijita mía? ¿Las vanas ambiciones se han apoderado de ti?
-Te suplico, oh, Madre Poderosa -dijo la violeta-, que me transformes en rosa, tan siquiera por un día.
-No sabes lo que estás pidiendo -respondió la Naturaleza-. Ignoras los infortunios que se esconden tras la apariencia de las grandezas.
-Transfórmame en una rosa esbelta -insistió la violeta-. Y todo lo que me acontezca será consecuencia de mis propios deseos y aspiraciones.
La Naturaleza extendió su mágica mano y la violeta se transformó en una rosa suntuosa. Y en la tarde de aquel día, el cielo se oscureció y los vientos y la lluvia devastaron el bosque. Y los árboles y las rosas cayeron abatidas. Solamente las humilde violetas escaparon a la masacre.
Y una de ellas, mirando alrededor de sí, dijo a sus compañeras: -Mirad, hermanas, lo que la tempestad hizo de las grandes plantas que se levantaban con orgullo e impertinencia. -Nosotros nos apegamos a la tierras-dijo otra-, pero escapamos a la furia de los huracanes. Y dijo una tercera -
Somos pequeñas y humildes, pero las tempestades no pueden con nosotras. Entonces, la reina de las violetas vio a la rosa que había sido violeta, extendida sobre el suelo, como muerta. Y dijo: -Ved y meditad, hijas mías, sobre la suerte de la violeta ilusionada por sus ambiciones. ¡Que su infortunio les sirva de ejemplo! Y oyendo esas palabras, la rosa agonizante se estremeció y, apelando a todas sus fuerzas, dijo con voz entrecortada: -Oídme, ignorantes, satisfechas y cobardes. Ayer era como vosotras, humilde y segura.
Mas la satisfacción que me protegía también me limitaba. Podía continuar viviendo como vosotras, pegada al suelo, hasta que el invierno me envolviera con su nieve y me llevase hasta el silencio eterno, sin conocer los secretos y las glorias de la vida, más allá de lo que innumerables generaciones de violetas conocieron, desde que hubo violetas en el mundo. "Pero escuché, en el silencio de la noche; y oí al mundo superior decir a este mundo: "El objetivo de la vida es alcanzar lo que hay más allá de la vida."
Pedí, entonces a la Naturaleza -que no es sino la exteriorización de nuestros sueños invisibles- me transformara en una rosa. Y la Naturaleza accedió a mi deseo. "Viví una hora como rosa. Viví una hora como reina. Y vi el mundo con los ojos de una rosa. Y oí la melodía del éter con los oídos de una rosa. Y acaricié la luz con los pétalos de una rosa. ¿Puede, alguna de vosotras vanagloriarse de tal honra?
"Muero ahora, llevando en el alma lo que el alma de violeta alguna jamás experimentó. Muero sabiendo lo que hay más allá de los horizontes estrechos en que nací. Y este es el objetivo de la vida.
DE: LOS SECRETOS DEL CORAZÓN
Había en un bosque solitario una bonita violeta que vivía, satisfecha, entre sus compañeras. Cierta mañana, alzó su cabeza y vio una rosa que se alzaba, por encima de ella, radiante y orgullosa. Gimió la violeta diciendo:
-Poca suerte he tenido entre las flores. ¡Humilde es mi destino! Vivo pegada a la tierra y no puedo levantar mi cara hacia el sol como lo hacen las rosas!
Y la Naturaleza la oyó y le dijo a la violeta: - ¿Qué te ocurre, hijita mía? ¿Las vanas ambiciones se han apoderado de ti?
-Te suplico, oh, Madre Poderosa -dijo la violeta-, que me transformes en rosa, tan siquiera por un día.
-No sabes lo que estás pidiendo -respondió la Naturaleza-. Ignoras los infortunios que se esconden tras la apariencia de las grandezas.
-Transfórmame en una rosa esbelta -insistió la violeta-. Y todo lo que me acontezca será consecuencia de mis propios deseos y aspiraciones.
La Naturaleza extendió su mágica mano y la violeta se transformó en una rosa suntuosa. Y en la tarde de aquel día, el cielo se oscureció y los vientos y la lluvia devastaron el bosque. Y los árboles y las rosas cayeron abatidas. Solamente las humilde violetas escaparon a la masacre.
Y una de ellas, mirando alrededor de sí, dijo a sus compañeras: -Mirad, hermanas, lo que la tempestad hizo de las grandes plantas que se levantaban con orgullo e impertinencia. -Nosotros nos apegamos a la tierras-dijo otra-, pero escapamos a la furia de los huracanes. Y dijo una tercera -
Somos pequeñas y humildes, pero las tempestades no pueden con nosotras. Entonces, la reina de las violetas vio a la rosa que había sido violeta, extendida sobre el suelo, como muerta. Y dijo: -Ved y meditad, hijas mías, sobre la suerte de la violeta ilusionada por sus ambiciones. ¡Que su infortunio les sirva de ejemplo! Y oyendo esas palabras, la rosa agonizante se estremeció y, apelando a todas sus fuerzas, dijo con voz entrecortada: -Oídme, ignorantes, satisfechas y cobardes. Ayer era como vosotras, humilde y segura.
Mas la satisfacción que me protegía también me limitaba. Podía continuar viviendo como vosotras, pegada al suelo, hasta que el invierno me envolviera con su nieve y me llevase hasta el silencio eterno, sin conocer los secretos y las glorias de la vida, más allá de lo que innumerables generaciones de violetas conocieron, desde que hubo violetas en el mundo. "Pero escuché, en el silencio de la noche; y oí al mundo superior decir a este mundo: "El objetivo de la vida es alcanzar lo que hay más allá de la vida."
Pedí, entonces a la Naturaleza -que no es sino la exteriorización de nuestros sueños invisibles- me transformara en una rosa. Y la Naturaleza accedió a mi deseo. "Viví una hora como rosa. Viví una hora como reina. Y vi el mundo con los ojos de una rosa. Y oí la melodía del éter con los oídos de una rosa. Y acaricié la luz con los pétalos de una rosa. ¿Puede, alguna de vosotras vanagloriarse de tal honra?
"Muero ahora, llevando en el alma lo que el alma de violeta alguna jamás experimentó. Muero sabiendo lo que hay más allá de los horizontes estrechos en que nací. Y este es el objetivo de la vida.
DE: LOS SECRETOS DEL CORAZÓN
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y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
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Re: Khalil Gibran (1883-1931)
LAS LETRAS DE FUEGO
Grabad sobre la placa de mi sepulcro:
"Aquí yacen los restos de quien escribió
su nombre en agua". KEATS.
¿Este es el fin de las noches?
¿Así nos extinguimos bajo los pies del destino?
¿Así nos doblegan los siglos y no nos guardan más que un nombre que escriben sobre sus páginas, en
agua en vez de tinta?
¿Se apagarán aquellas luces y desaparecerán aquellos amores?
¿Se esfumarán aquellas esperanzas?
¿Destruirá la muerte todo lo que edificamos, o dispersará el viento todo lo que decimos?
¿Y la sombra cubrirá lo que hacemos?
¿Es esta la vida?
¿Es un pasado que se fue y desaparecieron sus restos? Es un presente que corre siguiendo el pasado, o es
un futuro misterioso hasta tanto se haga presente o pasado?
¿Desaparecerán todos los placeres de nuestros corazones y todas las tristezas de nuestras almas sin saber
su resultado? ¿Así debe ser el hombre, cual espuma de mar que al roce de la ventisca se desvanece y se
apaga como si no hubiera existido?
¡No por mi vida! La verdad de la Vida es una vida cuyo principio no está en el pecho y cuyo fin no es el
sepulcro. Estos no son más que unos instantes de una vida eterna.
Nuestra vida mundana, como todo lo que contiene, es un sueño a la par del despertar que llamamos la
muerte horrorosa. Un sueño, pero todo lo que en él hemos visto y hecho quedará eterno en la perpetuidad
de Dios.
La brisa lleva cada sonrisa y cada suspiro de nuestros corazones y guarda el eco de cada beso nacido del
amor. Los ángeles cuentan cada lágrima que la aflicción vierte de nuestros ojos; y los espíritus que vagan
en el infinito devuelven cada canción que la alegría ha improvisado en nuestras sensibilidades. Allí en el
mundo venidero veremos la tristeza y sentiremos las vibraciones de nuestros corazones; allí recordaremos
la esencia de nuestra idolatría, que despreciamos ahora, incitados por la desesperación.
El extravío que aquí llamamos debilidad aparecerá mañana como un necesario eslabón para completar la
cadena de la vida del hombre.
Los trabajos penosos que no nos compensan, vivirán entre nosotros y publicarán nuestra gloria.
Las desgracias y los infortunios que soportamos serán aureolas de nuestro orgullo.
Eso... y si hubiera sabido Keats, aquel ruiseñor melodioso, que sus canciones aún siguen infundiendo el
espíritu
del amor a la belleza en el corazón de los hombres, habría exclamado:
Grabad sobre la placa de mi sepulcro:
"Aquí yacen los restos de quien escribió
su nombre sobre la faz del cielo con letras
de fuego."
DE: LOS SECRETOS DEL CORAZÓN
Grabad sobre la placa de mi sepulcro:
"Aquí yacen los restos de quien escribió
su nombre en agua". KEATS.
¿Este es el fin de las noches?
¿Así nos extinguimos bajo los pies del destino?
¿Así nos doblegan los siglos y no nos guardan más que un nombre que escriben sobre sus páginas, en
agua en vez de tinta?
¿Se apagarán aquellas luces y desaparecerán aquellos amores?
¿Se esfumarán aquellas esperanzas?
¿Destruirá la muerte todo lo que edificamos, o dispersará el viento todo lo que decimos?
¿Y la sombra cubrirá lo que hacemos?
¿Es esta la vida?
¿Es un pasado que se fue y desaparecieron sus restos? Es un presente que corre siguiendo el pasado, o es
un futuro misterioso hasta tanto se haga presente o pasado?
¿Desaparecerán todos los placeres de nuestros corazones y todas las tristezas de nuestras almas sin saber
su resultado? ¿Así debe ser el hombre, cual espuma de mar que al roce de la ventisca se desvanece y se
apaga como si no hubiera existido?
¡No por mi vida! La verdad de la Vida es una vida cuyo principio no está en el pecho y cuyo fin no es el
sepulcro. Estos no son más que unos instantes de una vida eterna.
Nuestra vida mundana, como todo lo que contiene, es un sueño a la par del despertar que llamamos la
muerte horrorosa. Un sueño, pero todo lo que en él hemos visto y hecho quedará eterno en la perpetuidad
de Dios.
La brisa lleva cada sonrisa y cada suspiro de nuestros corazones y guarda el eco de cada beso nacido del
amor. Los ángeles cuentan cada lágrima que la aflicción vierte de nuestros ojos; y los espíritus que vagan
en el infinito devuelven cada canción que la alegría ha improvisado en nuestras sensibilidades. Allí en el
mundo venidero veremos la tristeza y sentiremos las vibraciones de nuestros corazones; allí recordaremos
la esencia de nuestra idolatría, que despreciamos ahora, incitados por la desesperación.
El extravío que aquí llamamos debilidad aparecerá mañana como un necesario eslabón para completar la
cadena de la vida del hombre.
Los trabajos penosos que no nos compensan, vivirán entre nosotros y publicarán nuestra gloria.
Las desgracias y los infortunios que soportamos serán aureolas de nuestro orgullo.
Eso... y si hubiera sabido Keats, aquel ruiseñor melodioso, que sus canciones aún siguen infundiendo el
espíritu
del amor a la belleza en el corazón de los hombres, habría exclamado:
Grabad sobre la placa de mi sepulcro:
"Aquí yacen los restos de quien escribió
su nombre sobre la faz del cielo con letras
de fuego."
DE: LOS SECRETOS DEL CORAZÓN
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"Ser como un verso volando
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
(Hánjel)
o un ciego soñando
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- Mensaje n°179
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
En el corazón de la noche,
cuando la quietud reinaba,
yo caminé por sus calles
y mi espíritu entró
en sus casas.
Y sentí los latidos de sus corazones,
en mi pecho y sus suspiros,
en mi rostro
y ustedes se me dieron a conocer,
íntimamente;
y, todo supe:
de sus alegrías y de sus tristezas
y hasta sus sueños, más profundos,
eran también los míos.
cuando la quietud reinaba,
yo caminé por sus calles
y mi espíritu entró
en sus casas.
Y sentí los latidos de sus corazones,
en mi pecho y sus suspiros,
en mi rostro
y ustedes se me dieron a conocer,
íntimamente;
y, todo supe:
de sus alegrías y de sus tristezas
y hasta sus sueños, más profundos,
eran también los míos.
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- Mensaje n°180
Re: Khalil Gibran (1883-1931)
CALLADA TRISTEZA
Vecinos míos, vosotros recordáis. con placer la aurora de vuestra juventud, y lamentáis que haya pasado; pero yo recuerdo la mía como un prisionero recuerda los barrotes y los grilletes de su cárcel. Vosotros habláis de aquellos años entre la infancia y la juventud como de una época de oro, libre de confinamientos y de cuidados, pero aquellos años. yo los considero una época de callada tristeza que caía como una semilla en mi corazón, y crecía en él; y que no encontraba salida hacia el mundo del conocimiento y la sabiduría, hasta que llegó el amor y abrió las puertas de mi corazón, e iluminó sus recintos.
El amor me dio lengua y lágrimas. Seguramente recordáis los jardines y los huertos, las plazas públicas y las esquinas que presenciaron vuestros juegos y oyeron vuestros inocentes cuchicheos; yo también recuerdo hermosos parajes del norte del Líbano. Cada vez que cierro los ojos veo aquellos valles, llenos de magia y dignidad, cuyas montañas, cubiertas de gloria y grandeza, trataban de alcanzar el cielo.
Cada vez que cierro mis oídos al clamor de la ciudad, oigo el murmullo de aquellos riachuelos y el crujido de aquellas ramas. Todas esas bellezas a las que me refiero ahora, y que ansío volver a ver como niño que ansía los pechos de su madre, hirieron mi espíritu, prisionero en la oscuridad de la juventud como el halcón que sufre en su jaula al ver una bandada de pájaros que vuela libremente por el anchuroso cielo.
Aquellos valles y aquellas montañas pusieron el fuego en mi imaginación, pero ama rgos pensamientos tejieron en torno de mi corazón una red de negra desesperanza. Cada vez que iba yo a pasear por aquellos campos volvía decepcionado, sin saber la causa de mi decepción. Cada vez que miraba yo el cielo gris sentía que el corazón se me encogía. Cada vez que oía yo el canto de los pájaros y los balbuceos de la primavera, sufría, sin comprender la razón de mi sufrimiento. Dicen que la simplicidad hace que un hombre sea vacío, y que ese vacío lo hace despreocupado.
Acaso sea esto cierto entre quienes nacieron muertos y viven como cadáveres helados; pero el muchacho sensible que siente mucho y lo ignora todo es la más desventurada criatura que alienta bajo el sol, porque se debate entre dos fuerzas. La primera fuerza lo impulsa hacia arriba, y le muestra lo hermoso de la existencia a través de una nube de sueños; la segunda, lo arrastra hacia la tierra, llena sus ojos de polvo y lo anonada de temores y hostilidad. (...)
Vecinos míos, vosotros recordáis. con placer la aurora de vuestra juventud, y lamentáis que haya pasado; pero yo recuerdo la mía como un prisionero recuerda los barrotes y los grilletes de su cárcel. Vosotros habláis de aquellos años entre la infancia y la juventud como de una época de oro, libre de confinamientos y de cuidados, pero aquellos años. yo los considero una época de callada tristeza que caía como una semilla en mi corazón, y crecía en él; y que no encontraba salida hacia el mundo del conocimiento y la sabiduría, hasta que llegó el amor y abrió las puertas de mi corazón, e iluminó sus recintos.
El amor me dio lengua y lágrimas. Seguramente recordáis los jardines y los huertos, las plazas públicas y las esquinas que presenciaron vuestros juegos y oyeron vuestros inocentes cuchicheos; yo también recuerdo hermosos parajes del norte del Líbano. Cada vez que cierro los ojos veo aquellos valles, llenos de magia y dignidad, cuyas montañas, cubiertas de gloria y grandeza, trataban de alcanzar el cielo.
Cada vez que cierro mis oídos al clamor de la ciudad, oigo el murmullo de aquellos riachuelos y el crujido de aquellas ramas. Todas esas bellezas a las que me refiero ahora, y que ansío volver a ver como niño que ansía los pechos de su madre, hirieron mi espíritu, prisionero en la oscuridad de la juventud como el halcón que sufre en su jaula al ver una bandada de pájaros que vuela libremente por el anchuroso cielo.
Aquellos valles y aquellas montañas pusieron el fuego en mi imaginación, pero ama rgos pensamientos tejieron en torno de mi corazón una red de negra desesperanza. Cada vez que iba yo a pasear por aquellos campos volvía decepcionado, sin saber la causa de mi decepción. Cada vez que miraba yo el cielo gris sentía que el corazón se me encogía. Cada vez que oía yo el canto de los pájaros y los balbuceos de la primavera, sufría, sin comprender la razón de mi sufrimiento. Dicen que la simplicidad hace que un hombre sea vacío, y que ese vacío lo hace despreocupado.
Acaso sea esto cierto entre quienes nacieron muertos y viven como cadáveres helados; pero el muchacho sensible que siente mucho y lo ignora todo es la más desventurada criatura que alienta bajo el sol, porque se debate entre dos fuerzas. La primera fuerza lo impulsa hacia arriba, y le muestra lo hermoso de la existencia a través de una nube de sueños; la segunda, lo arrastra hacia la tierra, llena sus ojos de polvo y lo anonada de temores y hostilidad. (...)
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"Ser como un verso volando
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
(Hánjel)
o un ciego soñando
y en ese vuelo y en ese sueño
compartir contigo sol y luna,
siendo guardián en tu cielo
y tren de tus ilusiones."
(Hánjel)
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