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Emilio Martín Vargas (Valencia, 1979) es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia. Con su primer poema "Lloráis pobres jóvenes" (Visor, 2016) ganó el Premio Internacional de Poesía "Hermanos Argensola". En 2018 fue galardonado con el Premio Emilio Alarcos por su segundo libro "Lumpen Supernova" (Visor, 2019).
(Sacado de https://vociferio.es/ca/poeta/emilio-martin-vargas-2/ )
*
Algunos poemas de Emilio Martín Vargas, del libro Lumpen Supernova, Visor, 2019:
TODOS LOS POEMAS DE AMOR SON MENTIRA
(TODOS MENOS ESTE)
Y parece que has llegado a esta ciudad
en un desembarco de princesa divorciada
solo para demostrarme que estoy vivo
y que todos los poemas de amor
que he leído son mentira: todos son
bastardos del rencor, de la carencia,
del egoísmo o del olvido.
Desconfía
si en lugar de alentar el saqueo
de los días que aún nos pertenecen,
como un burócrata enamorado
me siento a tu lado en silencio
y escribo.
NUEVA POESÍA
Una mariposa de plástico aletea en Hiperasia y el feroz viento que levanta golpea en los cristales.
Una marabunta de poetas intenta alcanzar la frontera de esta noche desapacible y laborable, incluido yo.
De pronto, la ventana se abre con firmeza de verdugo y un soplo de aire cálido revuelve los papeles y este poema vuela ante mis ojos y escapa hacia el centro de un huracán que afuera arrasa el país arrastrando a su paso sonetos, canciones populares, largos versículos, aforismos y endecasílabos. También prosas poéticas. Un torbellino de lírica contemporánea que al detenerse de repente deja en las calles un manto de manuscritos inéditos.
Cierro las ventanas y me acuesto. Mañana a las seis y cuarto los barrenderos me despertarán con sus airadas protestas anta tal carga de trabajo sobrevenido.
EMILIO MARTÍNES VARGAS
CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA
¿De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás la habitación -pensión completa-
en casa de mis padres, mudarse a vivir
bajo este cielo de plafones y cenefas,
encontrar lam paz y la palabra
tras muebles de luz blanca,
ganar un premio literario
si vienes luego tú, mariconazo,
con tu apellido legendario y tantas noches
acariciando la frontera
con los mismos dedos que al señalar nombraron
lo pandémico y lo celeste, a humillarme con el verbo
y a reírte de mis ridículos intentos de asaltar los cielos?
Te acompaña
la ansiada inmortalidad de los aparecidos,
la vileza precisa en el juego de hacer versos,
la marmórea autoridad con que celebras lo mudable
cuando llegas, altivo en tu alto oficio,
y me paro a leerte lo que he escrito
y me dices que mi estilo casual
y mi desenfado resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años
y que no volveré a ser joven, además,
mientras yo te miro con ojos
de verdadero huérfano, y lloro
y te prometo mejorarlo.
¡Si no fueses tan puta!
Si no hubieses gozado de la vida vedada
y no hubiera yo osado comparar entre linajes...
A duras penas podré acabar este poema,
si la envidia enfermiza que te tengo
te empodera
y te convierte en excusa recurrente
para dejar de intentar el imposible
de un mortal alcanzando el alto fuego.
¡Oh, noble servidumbre de odiar seres humanos,
y la más noble
que es odiarse a sí mismo!
Emilio Martín Vargas (Valencia, 1979) es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia. Con su primer poema "Lloráis pobres jóvenes" (Visor, 2016) ganó el Premio Internacional de Poesía "Hermanos Argensola". En 2018 fue galardonado con el Premio Emilio Alarcos por su segundo libro "Lumpen Supernova" (Visor, 2019).
(Sacado de https://vociferio.es/ca/poeta/emilio-martin-vargas-2/ )
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Algunos poemas de Emilio Martín Vargas, del libro Lumpen Supernova, Visor, 2019:
TODOS LOS POEMAS DE AMOR SON MENTIRA
(TODOS MENOS ESTE)
Y parece que has llegado a esta ciudad
en un desembarco de princesa divorciada
solo para demostrarme que estoy vivo
y que todos los poemas de amor
que he leído son mentira: todos son
bastardos del rencor, de la carencia,
del egoísmo o del olvido.
Desconfía
si en lugar de alentar el saqueo
de los días que aún nos pertenecen,
como un burócrata enamorado
me siento a tu lado en silencio
y escribo.
NUEVA POESÍA
Una mariposa de plástico aletea en Hiperasia y el feroz viento que levanta golpea en los cristales.
Una marabunta de poetas intenta alcanzar la frontera de esta noche desapacible y laborable, incluido yo.
De pronto, la ventana se abre con firmeza de verdugo y un soplo de aire cálido revuelve los papeles y este poema vuela ante mis ojos y escapa hacia el centro de un huracán que afuera arrasa el país arrastrando a su paso sonetos, canciones populares, largos versículos, aforismos y endecasílabos. También prosas poéticas. Un torbellino de lírica contemporánea que al detenerse de repente deja en las calles un manto de manuscritos inéditos.
Cierro las ventanas y me acuesto. Mañana a las seis y cuarto los barrenderos me despertarán con sus airadas protestas anta tal carga de trabajo sobrevenido.
EMILIO MARTÍNES VARGAS
CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA
¿De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás la habitación -pensión completa-
en casa de mis padres, mudarse a vivir
bajo este cielo de plafones y cenefas,
encontrar lam paz y la palabra
tras muebles de luz blanca,
ganar un premio literario
si vienes luego tú, mariconazo,
con tu apellido legendario y tantas noches
acariciando la frontera
con los mismos dedos que al señalar nombraron
lo pandémico y lo celeste, a humillarme con el verbo
y a reírte de mis ridículos intentos de asaltar los cielos?
Te acompaña
la ansiada inmortalidad de los aparecidos,
la vileza precisa en el juego de hacer versos,
la marmórea autoridad con que celebras lo mudable
cuando llegas, altivo en tu alto oficio,
y me paro a leerte lo que he escrito
y me dices que mi estilo casual
y mi desenfado resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años
y que no volveré a ser joven, además,
mientras yo te miro con ojos
de verdadero huérfano, y lloro
y te prometo mejorarlo.
¡Si no fueses tan puta!
Si no hubieses gozado de la vida vedada
y no hubiera yo osado comparar entre linajes...
A duras penas podré acabar este poema,
si la envidia enfermiza que te tengo
te empodera
y te convierte en excusa recurrente
para dejar de intentar el imposible
de un mortal alcanzando el alto fuego.
¡Oh, noble servidumbre de odiar seres humanos,
y la más noble
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