Concha García poeta nacida en España (La Rambla, Córdoba, 1956). Premio Jaime Gil de Biedma1 por su obra Ayer y calles y Premio de Poesía Barcarola por Ya nada es rito.2 Licenciada en Filología hispánica Fundadora del Aula de Poesía de Barcelona y de la Asociación Mujeres y Letras.
Biografía
Concha García nació en La Rambla (Córdoba) en el año 1956. Ha residido en Barcelona la mayor parte de su vida (hasta el año 2021), actualmente vive en Córdoba.
Ha coordinado encuentros de Mujeres Poetas "Diálogos entre dos orillas", en Buenos Aires (Argentina) y Montevideo (Uruguay) en colaboración con la Dirección General de Libro y Bibliotecas del Ministerio de Cultura de España y la Agencia Española de Cooperación Internacional.
Ha sido invitada por diversas universidades: (La República, Uruguay), Universal Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (Comodoro Rivadavia, Argentina), Universidad Nacional de Río Negro (Viedma, Argentina), Universidad de Texas (Austin, EEUU), Pomona College (Claremont, California), Wake Forest University (Winston-Salem, Carolina del Norte, EEUU), Le Moyne College (Syracuse, N.Y. EEUU)
Ha colaborado como crítica literaria en el suplemento cultural del diario Avui y también en ABC Cultural, Cuadernos del Sur del Diario de Córdoba. Colaboró en el suplemento cultural Aladar del Correo de Andalucía con sus crónicas de viajes. Sus trabajos sobre poesía se han publicado en revistas como Ínsula, Revista de la Universidad de México, Taifa, Zurgai y Cuadernos Hispanoamericanos. También ha codirigido la revista de literatura Ficciones.
Es autora de numerosos libros de poemas, ensayos y diarios de viajes. La Diputación de Segovia, en colaboración con el Ayuntamiento de Segovia y la Editorial Visor le concedió el Premio Jaime Gil de Biedma (España) en 1995 por su obra Ayer y calles. Su obra ha aparecido en numerosas antologías dentro y fuera de España, ha sido traducida a diferentes idiomas.
Desde 2001, ha dado talleres de poesía y conferencias en la Patagonia Argentina y colaborado en la edición de poetas patagónicos en España. Ha traducido y editado a Ingeborg Bachmann.
Es autora del documental poético "Entre dos orillas", junto a Barbara Mayer. En abril de 2011, Concha García y Barbara Meyer, emprenden un viaje por Uruguay y Argentina para realizar un documental sobre seis poetas de ambos países. Se entrevistaron a las poetas Circe Maia (Tacuarembó, Uruguay), Selva Casal (Montevideo, Uruguay), María del Carmen Colombo (Buenos Aires, Argentina), Diana Bellesi (El Tigre, Argentina), Graciela Cros (Bariloche, Sur de la Patagonia Argentina) y Nini Bernardelo (Isla de Tierra del Fuego, Patagonia Argentina).
Dirige la colección "La hora de la estrella" de la Editorial Cántico.
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Concha_Garc%C3%ADa_(poeta) )
*
Algunos poemas de Concha García, de su antología Si yo fuera otra, Diputación de Málaga, 2005.
De Otra ley, Desdén y Pormenor:
REVISANDO LOS ANAQUELES
Se apoya hierática, como olvidando,
después de haber endulzado la tarde
con música. Quiere lavar la ropa,
alcanzar los jerseys, tener un rito
seguro al atardecer.
Mira los anaqueles. Son feos. Es lo único
que puede pensar, que le estorban
tanto tiempo horizontales
¿cómo pueden no doblarse jamás?
Recoge pedazos de telas
y se marcha. Alguien que la buscaba
ha dejado un aroma en su casa
antes de cerrar la puerta. Piensa
que nada es definitivo si se sigue creyendo
y da un puntapié a la alfombra
escupe en el suelo.
UN NOCTURNO
No ha roro las crines porque no le pesaban
-una noche de junio excita a cualquiera-
con un solo bramido se fue de la almohada.
Deshizo los abalorios, tendió un pijama
y regocijo de coches fueron sus pisadas
largas como las autopistas
que van de una ciudad a cualquier otra.
Se olvidó dejar los regalos escondidos
pasar desapercibida entre mis medallitas
bajarme la temperatura. Esta fiebre me mata.
Mientras sus huellas en el vaso las borra
una vecina que tiende las bragas.
PERDER
Cuando todo termine, si termina,
el reino de la duda volteará mis dedos
y pensaré: he ahí el porvenir,
-tomando boquerones en un bar-.
No habrá más verdades porque
son distintas, y si alguna cosa queda
será que habré aprendido por fin
a manejar el tenedor del pescado.
ANOMALÍA
No paseo. Ni ando. Voy a casa.
Cayó del monedero el bono-bus
y tengo cinco duros. Ni para
cerveza me queda. Te amé
escrupulosamente. Iba
a charcuterías y te invitaba
a cenar. Eso era una muestra
evidente de mi ternura. No
tengo nada. Nada.
PRESENCIA
Ha anochecido. Vivo gratificada en varias casas.
lunas opuestas, distintos muebles, la misma dicha
en el recorrido del ojo hasta mi vientre, vivo
en varias latitudes con sillas y sofás, en aceiteras
de distintas transparencias, en enormes encrucijadas
donde reencontrarse es imposible y siempre acecha.
Vivo tomada de la mano, tomada de la colilla,
de la caída de la tarde muy tomada.
Nocturna, pero atravesada. Vivo alta, esquiva
apretando los labios en casa de mi amante.
NUNCA HE SIDO FELIZ
No he sido una celebridad en mi tiempo.
Me dedico a los dados. Miro a la gente pasar.
Un bar con mesas de mármol, más tristeza,
es horrible este relato.
Voy a morirme. No sé cuando, es obvio
que me importa muy poco el reino del amor.
Amarte han sido perchas en los armarios,
me capacita el olvido, soy otra
siempre. Dada la ventura de mi poquedad
aprendiendo izamientos. Me gusta
que me traiga el camarero cerveza. Estoy
delgada y presumo de haber reinado. Sal de aquí.
Vete.
ESE OTRO DÍA
Yo antes vivía en una vivienda abalconada.
Luego viví en otra vivienda abalconada. Tuve tres.
Tres viviendas. Los taxis no eran demasiado caros.
Girarme para mirar otra calle no resultaba
peculiar. En cada una de las tres viviendas
tuve un amante y amé como nunca.
Amé tanto que no podía soportar los balcones
a solas, y tuve que recordar balcones, tuve
que crear con balcones, tuve que cambiarme
a otra vivienda sin balcones. Mi deseo
ya no soporta viviendas abalconadas.
Estoy sentada en una silla. Tengo enfrente
el televisor. La miro. No la observo. La miro.
LAS MESAS DETENIDAS
No aconsejo hurgar tras la extraña tabla
de la detención. Hay que ir más cerca
morderse los labios por la botella
o algo así. A lo lejos se ven pocas cosas
y la sabiduría de lo cercano irrumpe
cada ocho segundos en corazones predispuestos.
La ley marca extrañas paradojas
que se repiten en las palabras vertidas
hacia dentro. Conozco la contrariedad
que supone andar por una calle
sin encontrar el edificio. Lo que se sueña
no está inmerso en la escritura
sino en el palabreo. Lo que se sabe
ya una lo sospecha.
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