Aires de Libertad

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    Henri Cole (1956- Empty Henri Cole (1956-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 12 Ago 2023, 14:38

    .


    Henri Cole (9 de mayo de 1956 Fukuoka, Japón) es un poeta norteamericano, quien ha publicado muchas colecciones de poesía y unas memorias.
    Sus libros han sido traducidos al francés, español, italiano, alemán y árabe.

    Biografía

    Henri Cole nació en Fukuoka, Japón, de padre estadounidense y madre franco-armenia, y se crió en Virginia, Estados Unidos. Su padre, de Carolina del Norte, se alistó en el servicio después de graduarse de la escuela secundaria y, mientras estaba destinado en Marsella, conoció a la madre de Cole, que trabajaba en el PX. Juntos vivieron en Japón, Alemania, Illinois, California, Nevada, Missouri y Virginia, donde Cole asistió a escuelas públicas y al College of William and Mary. Ha publicado once colecciones de poesía en inglés.

    Desde 1982 hasta 1988 fue director ejecutivo de The Academy of American Poets. Desde entonces, ha ocupado muchos puestos docentes y ha sido artista residente en varias instituciones, incluidas la Universidad de Brandeis, la Universidad de Columbia, el Davidson College, la Universidad de Harvard, la Universidad Estatal de Ohio, el Reed College, el Smith College, el College of William and Mary, y la Universidad de Yale. Ha colaborado con las artistas visuales Jenny Holzer y Kiki Smith. Y de 2010 a 2014, fue editor de poesía de The New Republic. Cole actualmente enseña en Claremont McKenna College.

    Vida personal

    Cole es abiertamente gay, aunque en sus primeros trabajos recurrió a "la naturaleza como una máscara para escribir sobre sentimientos privados". alentados por la sociedad a amarse unos a otros, casarse y tener hijos. Entonces, si tengo una ética, es simplemente ser verdad, pero nunca a expensas del lenguaje original".

    (Sacado de https://en.wikipedia.org/wiki/Henri_Cole )


    *


    De The look of things (1995):


    SACRAMENTO

    De camino a misa, por casualidad
    te vi en un café del bulevar
    con tu mujer y tu madre.
    Llevabas la preciosa cruz de oro
    que mi padre me dio cuando era niño.
    Después de cada sorbo de su vaso,
    tu mujer se recogía el flequillo tras las orejas
    y volvía a cruzar sus blancas piernas de porcelana.
    Y dejé que volvieras con ella,
    guardé las cartas en una caja.
    Riendo por algo que se dijo,
    alzaste el brazo con el mismo gesto
    que la noche en que nos conocimos en el parque,
    cuando nos escupió la mujer del terrier.
    ¿Recuerdas que la hierba húmeda, sin olor
    en la que nos sentamos, brillaba
    como  el lomo de un animal?
    En cierto momento la madre de tu mujer
    extendió su mano de forma apasionada
    y te limpió algo del suéter,
    como si el pelo de aquel animal
    fuera lo que hubiese visto
    y con su mano quisiera decirnos
    que no te dejarían escapar nuevamente.



    LA APARIENCIA DE LAS COSAS

    Si hay algo que lamenta mi familia
    es la ginebra y el sexo furtivo;
    el General, mi hermano, intenta
    rechazando todo compromiso-
    impedir que sus hjos me conozcan.
    ¿Hay miel más dulce para la abeja
    que la que se le niega? Si la ahuyentas,
    regresa con más saña. Qué diré
    a los que vengan dentro de unos años
    a rectificar el pasado. Si uno
    de nosotros sucumbe a la ebriedad,
    dejad que sea el amor el que incline el vaso.




    De The visible man (1998):


    ESPINA BLANCA

    Mentiroso, pensé arrodillándome con los demás,
    ¿cómo puede Él amarme y odiar lo que soy?
    La cúpula de San Pedro relucía intensamente
    dorada, como la yema de un huevo. Dios mío, recé
    aun así, como si hubiera sido hecho a su imagen
    y semejanza. Cerca, un apuesto
    sacerdote me miró con dureza; miré hacia atrás,
    no quería enfrentarme a aquello solo.
    El colegio cardenalicio vestía de un rojo punitivo.
    La espina blanca me saludaba desde su trono blanco.
    Estar en un sitio ajeno, y aún más para mí,
    me hizo escapar, como una bestia de un pesebre.
    En algún lugar un terrorista liaba un cigarrillo.
    La razón, no la fe, lo cambiaría.



    SIN NIÑOS

    Durante muchos años quise un niño,
    aunque sabía que sólo iluminaría la vida
    por un tiempo, como una estrella sobre un árbol; creí
    que la felicidad por fin se impondría,
    como un pájaro en una jaula sucia, instándome,
    embajador de la carne, a escapar del duro
    manicomio del sexo.
    .................................Tumbado sobre mi cama,
    soy como un novio que busca sucesivamente unirse
    a alguien y resistirse a que eso le devore.
    El amor de un hijo por su madre es como un río
    que divide el continente para alcanzar el mar:
    eso creí una vez. Cuando moriste, Madre,
    me quedé solo al fin. Entonces regresaste,
    lúgubre y codiciosa como el mar, para reclamarme.



    EL PUESTO DE LOS GUARDACOSTAS

    Al alba, algunos reclutas fuman
    en el patio sobre las rompientes;
    por el sendero de arena, me siento con mis libros
    y les oigo toser con brusquedad.

    Extrañamente, mirarles me tranquiliza.
    Su barracón enorme
    está iluminado toda la noche,
    como el inconsciente, aunque no entra nadie.
    Incluso entre la niebla alucinante,
    su embarcadero sigue iluminado
    y fiel como Abraham.
    Delante, una gaviota hurga en la basura con destreza.
    Un oficial, en mono naranja,
    mira fijamente, como una pitón,
    hacia la ventana en que estoy.

    ¿Qué significa ser elegido?
    ¿Ver crecer un héroe dentro de tu cuerpo
    sin haber hecho nada para lograrlo?
    ¿Apoderarse de un derecho de cuna, sin impedimentos?
    ¿Dominar con una actitud firme?
    Ese es su acuerdo,
    incluso congelados y adormecidos,
    escuchan la bendición de Isaac a Jacob.
    Desnudo y algo borracho,
    me siento, irritado,
    los nervios se agitan en mis dientes,
    imponiendo el dolor al resto de mi cuerpo.
    ¿Por qué parezco ser lo que no soy?
    Para el mundo, arrogantemente autosuficiente.
    Para mí mismo, afeminado, contradictorio, servil,
    como Esaú que ruega: "¡Bendíceme a mí también, Padre!"
    Odio lo que soy y odio lo que no soy.


    Última edición por Pedro Casas Serra el Sáb 12 Ago 2023, 14:50, editado 1 vez

    Amalia Lateano
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    Henri Cole (1956- Empty Re: Henri Cole (1956-

    Mensaje por Amalia Lateano Sáb 12 Ago 2023, 14:47

    Pedro: en estos versos se toca transversalmente,
    cierto temor de su condición de homosexual.

    El temor creo, hace más piadosos sus versos.
    Es normal sentir miedo a la hora de decirle a tus amigos
    que eres homosexual; "quizá no me hablen más o me dejen de lado", piensas.

    Sí, puede pasarte, pero no es lo normal.
    Un amigo verdadero, que te quiere y te aprecia, jamás dejará
    que tu orientación sexual se interponga por delante de una amistad.

    Muy bueno el aporte!!

    Besos
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    Henri Cole (1956- Empty Re: Henri Cole (1956-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 12 Ago 2023, 14:51

    Es cierto cuanto dices, Amalia, pero hay que tener en cuenta el lugar, la circunstancia...

    Muchas gracias por tu comentario.

    Un abrazo.
    Pedro

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    Henri Cole (1956- Empty Re: Henri Cole (1956-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 12 Ago 2023, 15:10

    .


    De The middle earth (2003):


    MARFIL RADIANTE

    Tras la muerte de mi padre me encerré
    en mi habitación, aburrido, como un animal.
    El reloj de viaje, la botella de Johnnie Walker,
    los coloridos tulipanes: todo tenía su cara,
    casta y sombría. La nieve y la lluvia batían el aire
    blanca, loca, profusamente. Nada salía
    de mí excepto pura sensibilidad, extrema.
    Era como si no hubiera nacido aún -sin habla,
    truculento, puro- con fuertes brazos de marfil
    extendidos hacia un espacio oscuro y atestado,
    iluminado como una caja de plata perforada
    o una pequeña habitación, en la que cigarrillos encendidos
    fueran y vinieran, como almas pidiendo su magnitud,
    pero ninguno con la mano ajada que yo conocía.



    CUERVOS EN EL RESPLANDOR POR LA TARDE

    Terribles y fastuosos, los cuervos se reúnen de nuevo,
    se abaten sobre el campo con graznidos triunfales,
    se lanzan con sus negras alas desde el tendido eléctrico,
    picotean e incordian a los gatitos vecinos.
    Vestido con la camisa a cuadros que fue de mi padre,
    lanzo una lona encima de un montón de bolsas
    de basura de un rosa hemorrágico. veo un cuervo,
    da tres pasos atrás. Tres cuervos han chillado,
    alguien ha muerto. ¡Volved a casa, cuervos! grito,
    mi padre, de labios lívidos, se ha ido. Pobres cuervos,
    perplejos como los hombres, nadie escucha
    sus cansadas señales, ni siquiera la madre,
    que con su triste pecho caído amamanta a un bebé
    bajo un arce rojo con un nido.



    NECESARIO E IMPOSIBLE

    Es un país que nace del pensamiento en paaz,
    que no tiene fantasías de omnipotencia,
    ni Dios sino naturaleza, ni la obligación de una promesa,
    ni rincón oscuro de los pobres, ni redoblar del odio,
    ni jerarquías de poder, conocimiento o amor,
    ni surtidores de agua contaminada, ni enjambre de moscas,
    ni vertederos de hormigón, yeso o vidrio,
    ni falsa misericordia o verdades enterradas bajo excrementos;
    y en este país de hombres y mujeres,
    ningún rostro en el espejo refleja más oscuridad
    que luz, más lucha que amor, ni más lucha
    que en mis manos ahora, mientras, sentado en una roca,
    desmenuzo pan para las carpas rojas y blancas,
    atrayéndolas desde su elemento hacia el mío.



    OLIMPIA

    Cansado, hambriento y acalorado, subía la cuesta
    hacia la ciudad, un lugar bochornoso, húmedo, enjambre
    de insectos y de pájaros.
    ........................................En la penumbra de la montaña
    los detalles se imponían: un burro orinando en una palmera,
    un niño babeante sobre la espalda de su madre;
    un tímido Adán negro errante. Caminaba sobre un abismo.
    Los momentos se fundieron en una roca cristalina,
    como hielo en un cubo de champán. El tiempo se precipitaba veloz,
    como delfines cortando el agua o como yo
    siguiendo las aletas de Jenny para ver el arrecife de coral,
    donde el color de la arena, del mar y del cielo se confunden,
    y era como si aquello fuese todo lo que Dios quería:
    no una esposa, un hogar o una posición,
    sino uno mismo, como una aguja introduciéndose en una vena.

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    Mensaje por cecilia gargantini Sáb 12 Ago 2023, 15:45

    Versos muy comprometidos y en un momento del mundo en que la apertura no era demasiada- aunque aún hoy todavía falte bastante-.
    Graciassssss Pedro. Besossssss
    Pedro Casas Serra
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    Henri Cole (1956- Empty Re: Henri Cole (1956-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 12 Ago 2023, 16:36

    Gracias por tu interés, Cecilia.

    Un abrazo.
    Pedro

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    Henri Cole (1956- Empty Re: Henri Cole (1956-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 13 Ago 2023, 12:00

    .


    De Blackbird and wolf (2007):


    ACEITE Y ACERO

    Mi padre vivió en un sucio mausoleo,
    mirando un televisor portátil en blanco y negro,
    leyendo la Enciclopedia Británica,
    que prefería a la Ficción Moderna.
    Un mal hepático mató, uno a uno, a sus schnauzers,
    excepto al que cuidó de su cadáver,
    que encontraron sosteniendo un vaso de Bushmills.
    "Lo muerto, muerto está", diría él, un antipredicador.
    Cogí una camisa a cuadros de su armario
    y un poco de aceite de motor: mi herencia.
    Una vez, vi llorando en un juzgado
    -abandonado, falto de atención- a este hombre que nunca
    me mostró mucho afecto, pero que me dio un remedio
    para la soledad que, casi siempre, me ha sido útil.



    GRAVEDAD Y CENTRO

    Siento no poder decir te amo cuando dices
    que me amas. Las palabras, como dedos húmedos,
    aparecen ante mí prometedoras pero luego escapan
    a una habitación cerrada que siempre está a oscuras,
    donde se quedan calladas, elegantes, como el oro viejo,
    devorando lo que siento. Quiero la fuerza
    de la atracción para aplastar la fuerza del rechazo
    y para que el mundo interno y el externo se perforen
    el uno al otro, como un caballo fustigado por un hombre.
    No quiero palabras que mutilen la realidad.
    No quiero necesitarlas. No quiero nada
    que revele el sentimiento sino el sentimiento; como la libertad,
    o el conocimiento de la paz en un reino lejano,
    o el sonido del agua al verterla en un bol.



    AUTORRETRATO CON OJOS ROJOS

    Durante todo nuestro affaire de once años,
    que se deshizo en actos de placer hasta la muerte
    que ahora reconozco como amor, y que luego
    siguen orbitando en los sueños más profundos,
    en los cuales la memoria, motor de todo,
    se regenera, no me importó nada
    la vida fuera de las paredes de nuestra habitación.

    La mano que borra escribe lo que es real,
    y en ello estoy. Amé la vida y ahora veo
    que fue una debilidad. Amé los pequeños
    nacimientos y muertes que nos ocurren cada día.
    Incluso la blanca saliva en tus dientes sensuales
    fue espuma del amor, diciéndome: no es cierto,
    después de todo, que nunca fueras amado.



    BRASAS

    Pobre verano, no sabe que agoniza.
    Le quedan unos días. El lago aún
    está conmigo, su oleaje azul violeta
    y el sol intenso reemplazando la soledad.
    Me siento como un animal que encontró cobijo.
    Ésta es mi madriguera, mi nido, mi intento
    por decir: yo existo. Una rosa no puede
    cerrarse y florecer de nuevo. Es una enfermedad
    pretenderlo. En la orilla, la luna espolvorea
    su luz sobre las cosas, como una hoguera,
    y en la noche verde oscura, los altos pinos
    extienden sus brazos como Dios extendió sus brazos
    para decir que Él estaba solo y que
    estaba convirtiéndose en un hombre



    AL CUADRAGÉSIMO TERCER PRESIDENTE

    Empantanado, vadeando entre las ruinas
    de ese estado fronterizo donde la mente se estrecha
    y no la ensanchará la esperanza,
    oigo tu voz fuerte y victoriosa
    y casi creo que el amor a la patria
    bastará para enmendar viejos agravios,
    apiadarse de los pobres y evitar la guerra,
    pero entonces el lenguaje evasivo reaparece,
    humedeces tus labios nerviosamente,
    virando hacia la arrogancia,
    y me vuelve a doler la cabeza.
    Lo que veo es resistencia táctica,
    retórica divorciada de la práctica y aversión
    acuclillada sobre una plataforma inestable.

    Cuando pones tu mano sobre la Biblia,
    qué piensas sobre las preguntas eternas:
    ¿Por qué estamos aquí en lugar de la nada?
    ¿El amor nos hace lo que somos?
    ¿Sobrevivimos a la muerte? Como Jesús,
    el pueblo de mi padre fue ungido en la frente;
    cultivaban melocotones y tabaco.
    El pueblo de mi madre huyó de ejércitos invasores
    romanos, persas y turcos.
    ¿Pueden unos pocos como tú guiarnos a todos?
    Cuando saludas desde tu zumbante helicóptero negro
    a las masas exaltadas, y fijas tu mirada
    en algún pasado mítico, ¿puedes ver
    al tiempo batir la superficie de la Tierra?
    ¿Puedes ver que el dolor es igualitario?
    ¿O la parte peluda de Satán firmemente asentada
    en la pobreza, donde el nacimiento del dolor
    suplanta el nacimiento de niños perfectos?
    La naturaleza parece satisfecha
    mientras el odio nos llueve encima en oleadas.
    ¿Por qué Dios deja que el hombre lo sienta?
    Una parte de mí, la de sangre caliente,
    expuesta, bebiendo en la noche, odia algo vagamente, también,
    y tiene miedo, mirando a la hierba nocturna,
    donde, cuando la luna se abre paso por un minuto,
    se eleva el vapor de ristras de excrementos
    descargadas por algún animal salvaje
    que ronda por el bosque oscuro.


    HENRI COLE, La apariencia de las cosas, traducción de Eduardo López Truco, Quálea, 2008.


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