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Simona Racková (Praga, 1976) Poeta, editora, redactora y crítica literaria. Estudió Filología Checa y Literatura en la Facultad de Filosofía de la Universidad Carolina de Praga, especializándose en el análisis de la interpretación de la poesía checa contemporánea.
La poesía es para la autora su modo natural de expresión, una necesidad y realización personal. Trabaja con asociaciones de ideas, en las que la imaginación ocupa un lugar primordial, en sus versos hay independencia y libertad de forma. Su poesía no es unilateral y directa, muestra diferentes estratos semánticos y niveles de interpretación. En su poética la autora recrea en forma de palabras una sensación que ha estado macerando largo tiempo antes de cristalizarse en un poema, cuidando luego mucho el ritmo interno de los versos.
(Sacado de De sombra y terciopelo. Diecisiete poetas checas (1963-1988), Vaso Roto, 2021 )
*
Tres poemas de Simona Racková:
SI YO FUERA SYLVIA PLATH
¿Qué pasó justo antes
de que el océano me agarrara por los tobillos?
¿Qué pasó antes de arrojarme
a su fondo, a mi fondo?
Estábamos en Sunshine Coast, al borde del Pacífico
Eras mi amigo, y eso es más que un marido
el único al que se puede acudir volando y atravesando medio mundo
El océano no es el mar, tiene otra fuerza, se nota;
querías protegerme, y yo me fui a por las olas
El deleite de ser sometida
El deleite de ser inundada
Nos sumergimos, nos encontramos
con la piel rasgada, saturados
No podía hartarme de mirar a ese elemento
y, mientras planeabas cuándo nos iríamos de ese lugar
-Green Island, Port Douglas, Harvey Bay todas las señales de la nostalgia-,
yo pensaba en Virginia Woolf,
en cómo entraba en el río con esas faldas largas y pesadas
con esas faldas de lana, faldas de ondas
Si hubiera sido Silvia Plath,
¿qué habría decidido?
Ayer leí de nuevo Ariel, derribada, llevada, cautivada
a un paso de mí,sólo a un paso de tu muerte, leí:
"la habitación estaba cerrada y el espacio bajo la puerta cuidadosamente rellanado
para que el gas no llegara a los niños"
Cuidadosamente... Al diablo con el cuidado,
Ellos estaban allí, estaban allí,
gritaban, golpeaban la puerta, el de tres años colgado de la manilla
Sylvia, estaban allí, asustados, hambrientos,
el más pequeño, con el pañal arrancado,
extiende la caca por su cara y por las barras de la cuna,
esa palabra de la traducción, esa palabra de tu poema,
mientras su madre en la cocina, igual que mi padre después,
en la cocina, en el frío, en una habitación sin salida
mi pequeña Silvia, nos quedaremos solas para siempre
Claro, solas para siempre
Estoy en la cocina, al borde del océano
Y no soy Virginia, y no soy Sylvia
Y no sé qué decisión tomaré
Ni cuándo
SIEMPRE PIENSO QUE HAS NACIDO EN INVIERNO
Y sin embargo eres Aries
cabeza negra, siempre en llamas
como mi poeta
ese maestro de la vacilación
O eres Géminis
como mi compositor
de mapas y ciudades sobre el mar
Siempre pienso que has nacido en invierno
Con el crujir de la nieve que parte en dos la luna
y un queso parmesano cuando está bien maduro
y tenemos nombres llenos de Italia y España
ese ritmo ya se acerca
Siempre pienso que has nacido en invierno
Cuando voy en metro me digo: cuánta de esta gente
compone ahora mismo un poema, escribe música
que después toca ante una estudiante patilarga,
sentada en una mesa baja, con las medias desgarradas
sólo ligeramente obscena, porque sobre su cabeza
nada sin cesar un pez con sombrero, que tiene ahí desde el colegio
Siempre pienso que has nacido en invierno
En lo alto de la escalera, en lo alto de los tacones
patear la razón, al final estaremos sólo nosotras
danzarinas mojadas, histéricas ardientes que en medio del juego
de forma totalmente inadecuada, totalmente inevitable
tiran las raquetas y se van por el medio
¡Qué miren! ¡Que se vuelvan locos si hace falta!
Tienes la falda hasta la pantorrilla
sobre unas caderas que dieron nombre a las caderas
Y no eres amante, no eres ni amiga
Eres plenitud y la primavera no va demasiado contigo
Siempre pienso por tanto
que has nacido en invierno
MARINA
1.
Cuando escribo por la noche te despiertas
porque no estoy. Pero yo deseo
que te despiertes porque estoy aquí,
como antes de que tuviéramos un hijo.
Por el techo pronto veremos las estrellas
te reíste, cuando después levantaste la vista,
nos calentamos por un momento. Yo sin embargo
las veo, las veo ya ahora. Casiopea,
un signo. Mi intranquilidad, febrilidad,
¿cómo estamos de perdidos?
Cuando te vayas abriré el patio
y soltaré en él estrellas, animales.
2.
¿Cómo puedes decir que esto es nuestra
casa? Los animales acechan, mudos
mansos sól aparentemente,
cuando te vas por la mañana al tren,
yo lamería sal, de lo que quiero acallar
mi sed. Acompaño a mi amante
al andén, ondea el abrigo,
pero del vagón salgo yo, entera
iluminada. Libre, libre, libre.
3.
En serio, ¿cómo puedes decir
que esto es nuestra casa? Eternidad provisional
¿No hay además algo reconfortante al final?
Cuando estoy en lo peor me digo:
Realmente estoy aquí sólo de visita
y cuando quiera puedo terminarla. Vale, me callo.
No quiero explicarlo. No quiero
mudarme otra vez, a peor, seguro.
Por la noche tuve que salir fuera, la helada
endurecida como un presagio. Grietas, avances.
¿A qué o a quién espero,
ahora, descalza, aterida en el patio de cemento?
SIMONA RACKOVÁ,
De sombra y terciopelo. Diecisiete poetas checas (1963-1988), traducción de Elena Buixaderas, Vaso Roto, 2021.
Simona Racková (Praga, 1976) Poeta, editora, redactora y crítica literaria. Estudió Filología Checa y Literatura en la Facultad de Filosofía de la Universidad Carolina de Praga, especializándose en el análisis de la interpretación de la poesía checa contemporánea.
La poesía es para la autora su modo natural de expresión, una necesidad y realización personal. Trabaja con asociaciones de ideas, en las que la imaginación ocupa un lugar primordial, en sus versos hay independencia y libertad de forma. Su poesía no es unilateral y directa, muestra diferentes estratos semánticos y niveles de interpretación. En su poética la autora recrea en forma de palabras una sensación que ha estado macerando largo tiempo antes de cristalizarse en un poema, cuidando luego mucho el ritmo interno de los versos.
(Sacado de De sombra y terciopelo. Diecisiete poetas checas (1963-1988), Vaso Roto, 2021 )
*
Tres poemas de Simona Racková:
SI YO FUERA SYLVIA PLATH
¿Qué pasó justo antes
de que el océano me agarrara por los tobillos?
¿Qué pasó antes de arrojarme
a su fondo, a mi fondo?
Estábamos en Sunshine Coast, al borde del Pacífico
Eras mi amigo, y eso es más que un marido
el único al que se puede acudir volando y atravesando medio mundo
El océano no es el mar, tiene otra fuerza, se nota;
querías protegerme, y yo me fui a por las olas
El deleite de ser sometida
El deleite de ser inundada
Nos sumergimos, nos encontramos
con la piel rasgada, saturados
No podía hartarme de mirar a ese elemento
y, mientras planeabas cuándo nos iríamos de ese lugar
-Green Island, Port Douglas, Harvey Bay todas las señales de la nostalgia-,
yo pensaba en Virginia Woolf,
en cómo entraba en el río con esas faldas largas y pesadas
con esas faldas de lana, faldas de ondas
Si hubiera sido Silvia Plath,
¿qué habría decidido?
Ayer leí de nuevo Ariel, derribada, llevada, cautivada
a un paso de mí,sólo a un paso de tu muerte, leí:
"la habitación estaba cerrada y el espacio bajo la puerta cuidadosamente rellanado
para que el gas no llegara a los niños"
Cuidadosamente... Al diablo con el cuidado,
Ellos estaban allí, estaban allí,
gritaban, golpeaban la puerta, el de tres años colgado de la manilla
Sylvia, estaban allí, asustados, hambrientos,
el más pequeño, con el pañal arrancado,
extiende la caca por su cara y por las barras de la cuna,
esa palabra de la traducción, esa palabra de tu poema,
mientras su madre en la cocina, igual que mi padre después,
en la cocina, en el frío, en una habitación sin salida
mi pequeña Silvia, nos quedaremos solas para siempre
Claro, solas para siempre
Estoy en la cocina, al borde del océano
Y no soy Virginia, y no soy Sylvia
Y no sé qué decisión tomaré
Ni cuándo
SIEMPRE PIENSO QUE HAS NACIDO EN INVIERNO
Y sin embargo eres Aries
cabeza negra, siempre en llamas
como mi poeta
ese maestro de la vacilación
O eres Géminis
como mi compositor
de mapas y ciudades sobre el mar
Siempre pienso que has nacido en invierno
Con el crujir de la nieve que parte en dos la luna
y un queso parmesano cuando está bien maduro
y tenemos nombres llenos de Italia y España
ese ritmo ya se acerca
Siempre pienso que has nacido en invierno
Cuando voy en metro me digo: cuánta de esta gente
compone ahora mismo un poema, escribe música
que después toca ante una estudiante patilarga,
sentada en una mesa baja, con las medias desgarradas
sólo ligeramente obscena, porque sobre su cabeza
nada sin cesar un pez con sombrero, que tiene ahí desde el colegio
Siempre pienso que has nacido en invierno
En lo alto de la escalera, en lo alto de los tacones
patear la razón, al final estaremos sólo nosotras
danzarinas mojadas, histéricas ardientes que en medio del juego
de forma totalmente inadecuada, totalmente inevitable
tiran las raquetas y se van por el medio
¡Qué miren! ¡Que se vuelvan locos si hace falta!
Tienes la falda hasta la pantorrilla
sobre unas caderas que dieron nombre a las caderas
Y no eres amante, no eres ni amiga
Eres plenitud y la primavera no va demasiado contigo
Siempre pienso por tanto
que has nacido en invierno
MARINA
1.
Cuando escribo por la noche te despiertas
porque no estoy. Pero yo deseo
que te despiertes porque estoy aquí,
como antes de que tuviéramos un hijo.
Por el techo pronto veremos las estrellas
te reíste, cuando después levantaste la vista,
nos calentamos por un momento. Yo sin embargo
las veo, las veo ya ahora. Casiopea,
un signo. Mi intranquilidad, febrilidad,
¿cómo estamos de perdidos?
Cuando te vayas abriré el patio
y soltaré en él estrellas, animales.
2.
¿Cómo puedes decir que esto es nuestra
casa? Los animales acechan, mudos
mansos sól aparentemente,
cuando te vas por la mañana al tren,
yo lamería sal, de lo que quiero acallar
mi sed. Acompaño a mi amante
al andén, ondea el abrigo,
pero del vagón salgo yo, entera
iluminada. Libre, libre, libre.
3.
En serio, ¿cómo puedes decir
que esto es nuestra casa? Eternidad provisional
¿No hay además algo reconfortante al final?
Cuando estoy en lo peor me digo:
Realmente estoy aquí sólo de visita
y cuando quiera puedo terminarla. Vale, me callo.
No quiero explicarlo. No quiero
mudarme otra vez, a peor, seguro.
Por la noche tuve que salir fuera, la helada
endurecida como un presagio. Grietas, avances.
¿A qué o a quién espero,
ahora, descalza, aterida en el patio de cemento?
SIMONA RACKOVÁ,
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