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    Ernestina de Champourcin (1905-1999)

    Pedro Casas Serra
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    Ernestina de Champourcin (1905-1999) Empty Ernestina de Champourcin (1905-1999)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue Ene 19, 2023 7:53 pm

    .


    Ernestina de Champourcin (Vitoria, 10 de julio de 1905-Madrid, 27 de marzo de 1999) fue una poeta española de la Generación del 27.​ Está en la nómina de Las Sinsombrero.

    Trayectoria vital y literaria

    Primeros años y formación

    Ernestina Michels de Champourcin y Morán de Loredo nació en la calle del Paseo de San Francisco en Vitoria​ el 10 de julio de 1905, en una familia católica y tradicionalista,​ que le ofreció una esmerada educación (en la que se refuerza el conocimiento y uso de diferentes lenguas) en un ambiente familiar, culto y aristocrático, junto a sus hermanos.​

    Su padre era el abogado de ideas monárquicas, de inclinación liberal-conservadora, Antonio Michels de Champourcin y Tafarrell. Poseía el título de barón de Champourcin, lo que atestiguaba que la familia paterna provenía de la Provenza francesa. Por su parte, Ernestina Morán de Loredo y Castellanos, como se llamaba su madre, nació en Montevideo, y era la única hija de un militar, asturiano de ascendencia, con quien viajó frecuentemente a Europa.

    Alrededor de los diez años, se trasladó, junto con el resto de la familia a Madrid, donde fue matriculada en el Colegio del Sagrado Corazón, y recibió preparación por profesores particulares; se examinó como alumna libre de bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros. Su deseo de estudiar en la Universidad se vio truncado debido en parte a la oposición de su padre, pese al apoyo de su madre, dispuesta a acompañarla a las clases, para cumplir con la norma existente para las mujeres menores de edad.​

    Su conocimiento del francés y del inglés, y su creatividad, la llevaron a comenzar desde muy joven a escribir poesía en francés, que ella misma destruyó al plantearse seriamente una vocación literaria. Su amor a la lectura y el ambiente culto familiar la pusieron en contacto con los grandes de la literatura universal desde muy pequeña, creciendo con los libros de Víctor Hugo, Lamartine, Musset, Vigny, Maurice Maeterlinck, Verlaine y de grandes místicos castellanos, como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Más tarde leyó a Valle-Inclán, Rubén Darío, Concha Espina, Amado Nervo y, sobre todo, Juan Ramón Jiménez. La figura de Juan Ramón Jiménez tiene una importancia vital en el desarrollo de Ernestina como poetisa, y de hecho, ella siempre lo consideró como su maestro.

    Pertenencia a las Vanguardias

    Como la gran mayoría de representantes de su generación, los primeros testimonios de su obra poética son poemas sueltos publicados a partir de 1923 en diversas revistas de la época, tales como Manantial, Cartagena Ilustrada o La Libertad. En 1926 María de Maeztu y Concha Méndez fundaron el Lyceum Club Femenino, proponiéndose con ello concienciar a la unidad entre las mujeres, a fin de que se ayudasen en la lucha por intervenir en los problemas culturales y sociales de su tiempo. Este proyecto interesó a Champourcín, que se involucró en él, encargándose de todo lo relativo a la literatura.​

    En ese mismo año Ernestina publicó en Madrid su obra En silencio y le envió a Juan Ramón un ejemplar esperando el juicio y crítica del poeta a su primera obra. Pese a no recibir ninguna contestación, su camino se cruzó con el del admirado poeta y su mujer, Zenobia Camprubí, en La Granja de San Ildefonso. A partir de este casual encuentro surgió entre ambos una amistad que la llevó a considerarlo su mentor, al igual que les sucedió a sus compañeros de generación.​ Fue así como entró en contacto con algunos de los integrantes de la Generación del 27: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Pedro Salinas y Vicente Aleixandre. Y además, debe a su mentor conocer la poesía inglesa clásica y moderna: Keats, Shelley, Blake, Yeats.​

    A partir de 1927, Ernestina comienza una etapa en la que publica en los periódicos (en especial en el Heraldo de Madrid y La Época) casi exclusivamente crítica literaria. En estos artículos publicados antes de la guerra civil trata cuestiones como la naturaleza de la poesía pura y la estética de la «poesía nueva» que trabajaban los jóvenes del 27, grupo del que ella se sentía integrante al compartir la misma concepción de la poesía.​ Publica sus primeros libros en Madrid: En silencio (1926), Ahora (1928), La voz en el viento (1931), Cántico inútil (1936), lo cual la hace ser conocida en el mundo literario de la capital. Se puede descubrir una evolución en su obra desde un Modernismo inicial a la sombra de Juan Ramón Jiménez a una poesía más personal marcada por la temática amorosa envuelta en una rica sensualidad. Fue seleccionada por Gerardo Diego para su Antología de 1934, junto a Josefina de la Torre, siendo las únicas mujeres.​

    Mantuvo una intensa correspondencia con la poeta Carmen Conde, prácticamente ininterrumpida desde enero de 1928 hasta 1930. A partir de ese año, las cartas se fueron distanciando aunque la mantuvieron hasta los años ochenta. Sin embargo, por circunstancias diversas, se conservan sobre todo las cartas de Champourcín a Conde.​

    En 1930, mientras realiza actividades en el Lyceum Femenino, al igual que otras intelectuales de la República, conoce a Juan José Domenchina, poeta y secretario personal de Manuel Azaña, con quien contraerá matrimonio el 6 de noviembre de 1936.​

    Poco antes del golpe de Estado de 1936 Ernestina publicó la que sería su única novela, La casa de enfrente, ya que aparte de esta solo escribió fragmentos de una novela inconclusa, Mientras allí se muere, en la que narra las vivencias experimentadas en su trabajo de enfermera durante la guerra civil.​ Los acontecimientos políticos que sucedieron justifican que su difusión quedara eclipsada. No obstante, esta obra representa un importante hito en la literatura escrita por mujeres, pues en ella la autora realiza, a través de una narradora-protagonista, un análisis sobre la crianza, educación y socialización de las niñas burguesas en las primeras décadas del pasado siglo XX. Esta obra permite considerar a Ernestina de Champourcin como moderadamente feminista.

    Guerra civil y exilio

    Durante la Guerra Civil, Juan Ramón y su esposa, Zenobia, preocupados por los niños huérfanos o abandonados, fundaron una especie de comité denominado "Protección de Menores". Ernestina se les unió en calidad de enfermera, pero debido a ciertos problemas con algunos milicianos tuvo que dejarlo y entrar como auxiliar de enfermera en el hospital regentado por Dolores Azaña.

    Una de las consecuencias del trabajo de su marido Juan José, como secretario político de Azaña, fue que el matrimonio tuvo que abandonar Madrid, iniciando un periplo que les llevó a Valencia, Barcelona y Francia, donde estuvieron en Toulouse y París, hasta que, finalmente, en 1939, fueron invitados por el diplomático y escritor mexicano Alfonso Reyes Ochoa, fundador y director de la Casa de España de México, convirtiendo este país en el lugar definitivo de su exilio.​

    Pese a que en un primer momento Ernestina escribió numerosos versos para revistas como Romance y Rueca, su actividad creativa se redujo ante las necesidades económicas que le hicieron centrar su actividad en su trabajo de traductora para el Fondo de Cultura Económica y de intérprete para la Asociación de Personal Técnico de Conferencias Internacionales.​

    Su etapa en México es una de las más fecundas; publicó Presencia a oscuras (1952), Cárcel de los sentidos (1960) y El nombre que me diste (1960).2​ En los años 50 conoce el Opus Dei y colabora en actividades de promoción social en un barrio marginal; poco después solicitó la admisión en esa institución de la Iglesia.​

    Su mentor Juan Ramón Jiménez trabajaba como agregado cultural en la embajada española en Estados Unidos y otros componentes del grupo del 27 se exiliaron también a América como fue el caso, entre otros, de Emilio Prados y Luis Cernuda.​ Pese a todo el cambio no fue fácil. El matrimonio no tuvo hijos, y sobrellevaron de forma muy distinta el desgajamiento de sus raíces. Mientras Juan José Domenchina no llevó bien su nueva vida como exiliado y murió en 1959,​ ella llegó a tener fuertes sentimientos de arraigo con esta su nueva “patria”.​ Es en este momento cuando la religiosidad vivida durante su niñez se agudiza, dando a su obra un misticismo desconocido hasta el momento. Publica Hai-kais espirituales (1967), Cartas cerradas (1968) y Poemas del ser y del estar (1972).

    Regreso y «segundo exilio»

    En 1972 Ernestina regresó a España. La vuelta no fue fácil y tuvo que vivir un nuevo período de adaptación a su propio país, experiencia que hizo surgir en ella sentimientos que reflejó en obras como Primer exilio (1978). Los sentimientos de soledad y de vejez y una invasión de recuerdos de los lugares en los que había estado y las personas con las que había vivido fueron inundando cada uno de sus posteriores poemarios: La pared transparente (1984), Huyeron todas las islas (1988), Los encuentros frustrados (1991), Del vacío y sus dones (1993) y Presencia del pasado (1996).​

    La obra titulada La ardilla y la rosa (Juan Ramón en mi memoria) (1981), es una selección comentada de su correspondencia con Zenobia, realizada por Ernestina y publicada por la editorial de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez que la tituló Los libros de Fausto; Zenobia a su vez, publicó un pequeño y revelador libro, titulado Vivir con Juan Ramón que condensa páginas de su “Diario” de 1916 y su texto “Juan Ramón y yo“.​

    Murió en Madrid el 27 de marzo de 1999.​

    Análisis de su obra

    La poesía de Ernestina de Champourcín es profunda y ligera, suave y contundente: melodiosa. Los versos de Ernestina, son de fácil y agradable lectura, y en ellos supo expresar certeramente la intensa hondura de su alma. Esto hace que su temática sea muy distinta a la de algunos de sus contemporáneos.​

    En parte de su obra se rememora la poesía de los grandes místicos españoles: Santa Teresa y San Juan de la Cruz; así como la obra de Juan Ramón Jiménez.​ De hecho, en Presencia a oscuras (1952) utiliza sonetos, décimas, romances y otras estrofas tradicionales de la poesía barroca.​

    Es muy habitual al hablar de Ernestina de Champourcin como poeta de la Generación del 27, hacer recaer la atención sobre todo en su obra anterior a la guerra. Lo cual lleva inmediatamente a comentar, la radicalidad del cambio, que se produjo en la autora durante el exilio, que la lleva hacia la poesía religiosa. Pero, en cambio, pocas veces se habla de su última poesía, de la que escribió al regresar a España en la que, para algunos autores, está lo mejor de su obra, ya que se trata de una poesía en la que se conjuga la contemplación retrospectiva, la memoria, sin dejar de tener una mirada hacia el futuro afrontado con la lucidez y la valentía de quien se acerca a la muerte.

    Etapas en su poesía

    Primera etapa: poesía del amor humano

    Los expertos consideran que en la obra de Ernestina se pueden ver tres etapas, dos de ellas muy claras. Una primera etapa, la de la poesía del amor humano, que abarca los cuatro libros publicados con anterioridad a la guerra civil: desde En silencio (1926) hasta Cántico inútil (1936), en los que la autora evoluciona pasando de unos orígenes que podrían calificarse de tardorrománticos y modernistas a una “poesía pura” muy próxima a la de Juan Ramón Jiménez.

    Segunda etapa: poesía del amor divino

    Esta etapa, que se separaría de la anterior por un período de nula producción poética en los primeros momentos del exilio en México, debidos a la necesidad de mantener una actividad remunerada económicamente, podría denominarse la de la poesía del amor divino (1936-1974). Se inicia con Presencia a oscuras (1952) obra que supone un nuevo tiempo en su poesía. La temática pasa a centrarse del amor humano al amor divino. Se puede ver que la protagonista de obras como El nombre que me diste... (1960), Cárcel (1964), Hai-kais espirituales (1967), Cartas cerradas (1968) y Poemas del ser y del estar (1972), tiene una profunda inquietud religiosa.​

    Tercera etapa: poesía del amor sentido

    Esta puede llamarse la de la poesía del amor sentido (1974-1991): Es la que se inicia con la vuelta del exilio, momento en el que surgen nuevas inquietudes en Champourcín: ser capaz de volver a adaptarse a su nueva situación, reencontrarse con lugares al tiempo conocidos e irreconocibles, que se caracteriza por la evocación de tiempos y lugares. Los libros finales, como Huyeron todas las islas (1988), son una recapitulación y un epílogo de una poesía que es a la vez intimista y trascendente.​

    Reconocimiento

    Para Emilio Lamo de Espinosa (catedrático de Sociología de la Universidad Complutense y sobrino de Ernestina de Champourcin) una de las razones del silencio sobre la obra de esta gran literata española es debido a su mística. Para este autor, el intimismo de su obra y el creciente peso de la poesía religiosa hizo que no se le tuviera en cuenta ni su gran labor social, ni su compromiso a la causa republicana, ni sus actividades en pro del reconocimiento de los derechos de las mujeres a ser tratadas al igual que sus compañeros hombres.​ Y así lo hizo constar en un homenaje que se le hizo a la poeta en la Residencia de Estudiantes en 2005, año del centenario del nacimiento de Ernestina.

    Podría afirmarse que Ernestina ha padecido la mala suerte de las «terceras vías», al no acabar de estar claramente ni en la derecha ni en la izquierda, un poco como le ocurre, salvando las distancias, al propio Ortega y Gasset, rechazado por unos por ateo y por los otros porque era elitista, acusado al tiempo de ser de derechas y de ser de izquierdas. También considera Emilio Lamo de Espinosa que la posición de Ernestina se debe fundamentalmente al carácter de la propia autora, de su independencia de criterio total y rotunda, salvaje, casi asocial, y al tiempo de su voluntad de no ser tipificada, categorizada, cosificada.​

    Pese a poder considerar a Ernestina de Champourcin como la única mujer que realmente estuvo en una situación de igualdad con el resto de los poetas hoy llamados de 27,​ su reconocimiento en España no se produjo hasta 1989 en que se le concedió el Premio Euskadi de Literatura en castellano en su modalidad de Poesía.

    (Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )

    Ver también: Mujeres poetas del 27: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    *


    Algunos poemas de Ernestina de Champourcin:


    De En silencio, 1926:


    INSTANTE

    Lentamente, en la paz otoñal se desliza
    un pálido fantasma con blancura de flor;
    el viento, suspirando los ecos del dolor,
    se quiebra al resonar enfermo de una risa.

    La hoja desprendida del árbol centenario
    cruje como un misterio en la sombra dormida,
    y se escucha el pisar doliente de la vida,
    y la fuga del tiempo hacia el fúnebre osario.

    Nace la eternidad al morir de las horas;
    el silencio se cierra egoísta y secreto,
    ahogando con sus velos al fantasma que llora.

    En la quietud hostil hay un grave concierto;
    la campana del mundo tenuemente desflora
    la agonía sin fin de ese algo que ha muerto.



    VENDRÁS...

    Yo sé que has de venir. Será una madrugada
    que diluirá en sus oros la aurora del amor;
    en la fragante brisa suspirarán las hadas,
    y el jardín será bello como una inmensa flor.

    Yo sé que has de venir; te esperaré muy pálida,
    blanca como una estatua, en la paz matinal;
    y tenderé hacia ti mis dos manos tan lánguidas,
    que parecen vestigios de un místico vitral.

    Yo sé que has de venir tan sólo de camino,
    despreciando mi amor, que hollarás con tus pies;
    besarás mis dos trenzas, seguirás tu destino,
    y en mi alma el dolor enterrará su mies.

    Sin embargo, no quiero que demores tu paso;
    acerca pronto, amado, ya sé que he de sufrir.
    Mas ¿qué importa? Me basta entreverte, y… acaso,
    acaso logre hablarte otra vez, y… morir.

    Yo sé que pasarás, más rápido que un sueño,
    llevándote prendida mi alma de mujer,
    que ennublará el recuerdo mi rostro antes risueño,
    que volverás un día de la tarde al caer.

    Entonces, de rodillas, suplicarás ansioso
    el corazón ardiente, que al alba te ofrecí;
    no lo tengo, diré; en el bosque aromoso
    se me perdió una noche que te seguía a ti.



    EL ÚLTIMO ENSUEÑO

    Prende a mi vestido capullos de almendro,
    perfuma de nardo mis negros cabellos
    y entierra entre flores los tristes recuerdos.
    Apaga las luces… pero haz que a lo lejos
    Beethoven suspire, nostálgico y lento.
    Cerraré los ojos y sobre mis dedos
    se irá deshojando, silencioso y yerto,
    el llanto divino del último ensueño.

    Entorna las puertas. Deshaz este velo
    que tejí con plata. ¡Ya sólo deseo
    descansar tranquila! Cuando esté deshecho,
    recoge sus hilos, bésalos y… luego
    deja que mis manos vayan componiendo
    con las hebras rotas el postrer ensueño.

    Mi vida se acaba. ¡Ya sé que me muero!
    Y quiero extinguirme, muda, sonriendo,
    con el alma alegre y el corazón lleno
    de bellas quimeras, guardando en mi pecho
    toda la agonía del postrer momento.
    ¡Déjame que muera viviendo mi ensueño!




    De Ahora, 1928:


    CANCIONES DE OTOÑO

    (ALMAS)

    Para mi hermana Adolfina

    ¿Por qué mueves la hojarasca?
    No la turbes, déjala.
    Dulcemente la cobija
    un sudario de cristal.

    No busques nada, hermana,
    lo que ha de venir, vendrá:
    las flores en primavera
    y en otoño el vendaval.

    No atropelles el  destino,
    con bastante prisa va.
    Has de ver tu alma desnuda
    lo mismo que el castañar.

    No mires las hojas secas,
    el viento las barrerá.
    Piensa que todo se muere
    para volver a brotar.



    APUNTES LÍRICOS

    8

    Esta vida profunda
    que surge de las cosas
    -olor a savia fresca
    venida de lo ignoto-,
    se m rvla plna
    d extrañas sugerencias.
    Guarda en remotos pliegues
    la dulce flor screta
    de un pch nxplrad,
    la maravlla trémola
    escondida en el sutil
    desván de la conciencia.
    Indolente y efímera
    como ave de niebla
    se retuerce en la llama,
    es callada y violenta,
    pero viene del alma
    que las cosas encierran.

    ¡Tenue alma sin forma,
    invisible y pequeña,
    traspasada de voces
    que stremecen la nuestra!



    PRELUDIOS MARINOS

    5

    Por un camino de oro voy.
    JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

    La antorcha del poniente salpica con su sangre
    la castidad morena de mi brazo desnudo.
    Soy esta tarde, amor, la intensa llamarada
    que hará pronto cenizas de tu efímero yugo.

    Tengo un velo de espumas y una sutil diadema
    que enrosca el sol mimoso a mi cabello lacio.
    Una scala mullida con pétalos de oro
    inquieta dulcemente el ansia de mi paso.

    Voy a perderme lejos y arrastrará mi fuga
    un arrebol de azahares. ¡Caricia de los vientos,
    muérdeme con tu filo sabiamente aguzado,
    sólo en ti quiero hallar el abrazo supremo!



    CROMOS VIVOS

    A Juan Ramón Jiménez

    8

    Hoja blanca de hoy, de siempre, de mañana.
    Frutal de cada día, semilla fecundada
    por un rayo de luz o una gota de agua.
    La vida fluye abajo, arrastrándose vana.
    Encima de mi frente, los divinos fantasmas
    del sueño verdadero, los éxtasis del alma...
    cicatrices de oro, que mi pluma va abriendo
    sobre la hoja blanca.




    De La voz en el viento, 1931:


    LA VOZ EN EL VIENTO

    ¡Encaramada al viento!
    Gritando hasta soltar
    la rienda de mis voces…

    Sin látigo ni espuela,
    con la única fuerza
    de este clamor lanzado
    a cumbres inholladas,
    con el apoyo efímero
    de un soplo vagabundo
    sin base, ni raíz.

    Galoparé adherida
    al filo de los tiempos
    y colmará mi grito
    vacíos insondados.

    ¡Erguida sobre el lomo
    de todo lo inestable,
    derrumbaré certezas
    en nombre del azar!



    CEPO

    La tarde, flexible y larga,
    se anudó estrechamente
    al latir de mi garganta.

    Suave, ligera,
    ¡cómo tiraba!
    ¡Qué sordo crujir de nervios
    y de palabras!

    Los pinos me hundieron sus agujas;
    un embrollo de zarzas
    tejió un collar ceñido
    sobre mi piel tostada.

    Ya la tarde se iba;
    pero, cuánto apretaba.
    Me arrastró hacia el mar
    sujeta con los grillos
    de la nube soñada...

    ¿El sol querría al morir
    que yo le acompañara?



    PAUSA

    ¿Qué agria rosa de luz
    me trastorna la vida!
    Huyeron los pudores
    de nuestra madrugada
    y la plena virtud
    de lo ya rebosado
    distiende bruscamente
    la red justa del alma.

    Replegada la fuerza
    y ceñido el antojo
    abriré las esclusas...
    ¡Qué fatiga de rama
    esclavizada al fruto!

    ¡Cómo rompe el deseo
    un instante de calma!



    HUIDA

    Salí sin ser notada.
    SAN JUAN DE LA CRUZ

    Que nada en mí se mueva.
    Quiero salir sin ruido,
    comprando el imposible
    silencio de la hora.
    Sujetando el menudo
    chispeo de la vida
    para alcanzar la voz
    crecida sobre mí.

    Inmóvil ya; sin manos
    que detengan la huida,
    sin pupilas que toquen
    la anchura del vacío,
    ni labios para anclar
    el rumbo de tus besos…

    ¡Ilimitada, única!
    Buscándote en lo eterno,
    me evadiré de ti.



    VOLANTE

    He soñado tus manos
    precisas, enguantadas
    esquivando a su antojo
    las embestidas del viento.

    Al impulso más leve
    -fuerza plena, medida-
    giraba cauteloso
    el aro de madera.

    Nos acecharon, torvos,
    los cuernos del espacio,
    pero tus palmas rígidas
    guardaban el secreto
    de toda resistencia.

    ¡Dame tus dedos, acres
    de olor a gasolina.
    Esos dedos cerrados
    que precintan la oscura
    mercancía del vértigo.

    ¡Ellos me harán correr
    hasta encontrar mi vida!



    NOCTURNO

    Va la noche ceñida
    a mis pulsos calientes,
    vistiendo la desnuda
    pureza del asfalto.

    No hay ruedas, sí faroles,
    -verdes ojos ya ebrios
    de mirar y mirar-.

    Sobra una estrella inmóvil,
    tan cuajada allá arriba
    como su más perfecto
    y ágil simulacro.

    Llueven flores de aceite
    en pulidos charoles
    y el silencio prepara
    con tránsito incoloro
    sus dinteles de ausencia.



    ACCIDENTE

    (ELEGÍA)

    Nuestras manos acechan
    una rosa distante,
    que llega consumida,
    persiguiendo en el aire
    sus cien rumbos tronchados.

    Vientos de perdición
    le taladran las sienes.

    ¡Pobre flor esquemática,
    en vano intentaremos
    soldar a un nuevo tallo
    tu juventud deshecha!

    Nunca más los caminos,
    ni el susto delicioso
    de la escondida curva,
    ni el abrazo del polvo,
    incitante, reseco.

    Ya todo será oscuro.
    Viejos hierros decrépitos
    mancharán de negrura
    tu vigor abdicado.

    Llora un claxon tu muerte,
    sin alma, en la cuneta.



    AMOR

    Puliré mi belleza con los garfios del viento.
    Seré tuya sin forma, hecha polvo de aire,
    diluida en un cielo de planos invisibles.

    Para ti quiero, amado, la posesión sin cuerpo,
    el delirio gozoso de sentir que tu abrazo
    solo ciñe rosales de pura eternidad.

    Nunca podrás tenerme sin abrir tu deseo
    sobre la desnudez que sella lo inefable,
    ni encontrarás mis labios
    mientras algo concreto enraíce tu amor..

    ¡Que tus manos inútiles acaricien estrellas!
    No entorpezcas besándome la fuga de mi cuerpo.
    ¡Seré tuya en la piel hecha fuego del sol!



    (INSOMNIO)

    Surge mi mano de la trama oscura
    que afelpa, silenciosa, los desvelos.
    Fuga hacia ti. Navegan nuestros cielos
    Con rumbo a su recíproca ternura.

    Caminos de tu acento. Senda pura
    que aquieta suavemente mis anhelos.
    despojando la sombra de sus velos
    llego al refugio que en tu voz perdura.

    ¡Cómo se adhieren a mi palma abierta
    los ecos de ti mismo! Ya despierta,
    ingrávida y ferviente, la caricia

    de mi mano, que roza tu palabra,
    mientras la noche con ausencias labra
    el prodigio de un sueño que se inicia.



    LA VOZ TRANSFIGURADA

    4

    Dejar de ser. Vivir la gloria de tu sueño
    en místico naufragio de sones y palabras.
    Derramar en tu vida la esencia de mi vida,
    sumergir en tus labios el eco de mi voz.

    Olvidar los caminos y la senda trenzada
    por el sordo latir de mis pulsos febriles.
    Anularme en la sombra de tus manos abiertas
    que apaciguan mi sien con ternura de luz.

    Quiero perderme en ti. Cobija mi silencio
    bajo el apalio encendido de una larga caricia.
    Despojada de todo y prendida a tu boca,
    Imantaré, ya inmóvil, los rumbos de tu amor.




    LA VOZ TRANSFIGURADA

    6

    ¡Sueña más alto aún!
    Más allá de mi frente, más allá de ti mismo.
    No te importe dejarme pequeña y olvidada;
    yo seguiré tu vuelo, aunque roces a Dios.

    Más ancha que mi sien es la ruta del aire,
    más honda que mis ojos el agua de tu sueño.
    Voy a borrar el límite de todas las orillas
    alargando mi sombra para besar tu luz.

    Viaje sin llegada. na áspra vntisca
    imanta hacia la cumbre mis ágiles cabellos.
    Ingrávida, tensando la curva del impulso,
    aguardo la distancia que me eternice en ti.

    Lo ideal punzará tu carne soñadora.
    Asciende a la belleza sin escuchar mi grito
    y prende mi sonrisa en los labios del mundo.



    POEMAS AUSENTES

    2

    ¿Para qué recordarte si te siento en mí misma
    desgarrando mi carne con el garfio del viento,
    oprimiendo mis venas con el crudo cilicio
    de esa falsa presencia que alucina mi afán?

    Voy ceñida a ti. Por la múltiple herida
    que abrió en mi paz secreta el potro de los sueños,
    por la muda zozobra de mis ojos hundidos
    en la distancia inmóvil que me roba tu voz.

    ¿Para qué recordarte si aún calienta mis pulsos
    el fuego que encendió tu mano apasionada,
    si el deseo punzante que taladra mis sienes,
    es el mismo que seca la pulpa de tus labios?

    Circulan por mi sangre jirones de tu vida
    que ciñen a mi pecho su cálida esperanza.
    ¡Puedes borrar si quieres la luz de mi memoria!
    ¡No necesito espejos para pensar en ti!



    POEMAS AUSENTE

    10

    Te esperaré apoyada en la curva del cielo
    y todas las estrellas abrirán para verte
    sus ojos conmovidos.

    Te esperaré desnuda.
    Seis túnicas de luz resbalando ante ti
    deshojarán el ámbar moreno de mis hombros.

    Nadie podrá mirarme sin que azote sus párpados
    un látigo de niebla.
    Sólo tú lograrás ceñir en tus pupilas
    mi sien alucinada
    y mis manos que ofrecen su cáliz entreabierto
    a todo lo inasible.

    Te esperaré encendida.
    Mi antorcha despejando la noche de tus labios
    libertará por fin tu esencia creadora.
    ¡Ven a fundirte en mí!
    El agua de mis besos, ungiéndote, dirá
    tu verdadero nombre.


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    Ernestina de Champourcin (1905-1999) Empty Re: Ernestina de Champourcin (1905-1999)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie Ene 20, 2023 8:50 pm

    .


    De Cántico inútil, 1936:


    ESPERA

    ¡Amor! Aún no has llegado y ya me ciñes toda
    ligándote a mi cuerpo como un rosal herido-
    ¡Enderézame tú! Que mi raíz obscura
    absorba hasta esponjarse el zumo que redime.

    Amor, silencio insomne, espera entretejida
    de pálidos fantasmas que juegan a ser besos,
    dulzura sin apoyo, latido soterrado
    en el último pliegue del sueño más oculto.

    Amor, bruma y estrella, secreto paraíso
    que se gana y se pierde con la misma caricia:
    rinde a mi paso errante tus pórticos sin nombre.
    ¡Mi desnudez intacta se vestirá de ti!

    Si me niegas tu éxtasis, no me niegues tu herida.
    Doy el goce que enerva por el dardo que abrasa.
    Iníciame en la gloria de tu dolor más hondo
    y cantaré, muriendo, mi cántico inefable.

    Quizás no llegues nunca. Mi espíritu que vela
    aguarda sin cansarse tu signo misterioso.
    ¿En qué brisa nocturna florecen ya tus labios,
    en qué cenit de soles me impregnará tu unción?



    DIME POR QUÉ PUSISTE ENTRE MIS MANOS...

    Dime por qué pusiste entre mis manos
    esa antorcha que nunca encenderías
    y me anunciaste el fuego, si querías
    ceñir de escarcha mis fervores vanos.

    ¿En qué noche de hielos inhumanos
    escondiste la luz que me traías,
    sin acordarte que mis palmas frías
    esperan que descifres sus arcanos?

    ¡Borra el  trazo que oculta mi destino!
    Si tus llamas no prenden mi camino,
    renuncio a la conquista de mi cielo

    para sufrir la eterna quemadura
    del ascua misteriosa que perdura
    en la fe sin apoyo de mi anhelo.



    NECESITO TU AMOR. DÁMELO UN DÍA...

    Necesito tu amor. Dámelo un día,
    aunque sea muy cerca de la muerte.
    Dios dudará dónde está el cielo al verte
    brizando con tus besos mi agonía.

    Olvidaré mi angustia y la porfía
    de los que me vejaron por quererte.
    He de vivir hasta el final la suerte
    que en ti puso mi pena y mi alegría.

    Cuando mi boca ya no se estremezca
    bajo tus labios, y la noche crezca
    nublando la tersura de mi frente,

    prolonga aún la gloria de tu abrazo.
    ¡Quisiera eternizar el firme lazo
    que estrechan tus caricias lentamente!



    ROMANCES DEL CAMINO

    9

    SOLEDAD

    Todos van, todos saben...
    sólo yo no sé nada.

    Sólo yo me he quedado
    abstraída y lejana,

    soñando realidades,
    recogiendo distancias.

    Cada pájaro sabe
    qué sombra da su rama,

    cada huella conoce
    el pie que la señala.

    No hay sendero sin pasos
    ni jazmines sin tapia...

    ¡Sólo yo me he quedado
    en la brisa enredada!

    Sólo yo me he perdido
    en un vuelo sin alas

    por poblar soledades
    que en el cielo lloraban.

    Sólo yo no alcancé
    lo que todos alcanzan

    por mecer un lucero
    a quien nadie besaba.



    NOCHE OSCURA

    8

    Ya no podré ser tuya en primavera
    cuando la luz sonríe en las miradas,
    cuando tienen las manos al unirse
    color de rosa que se entrega al día.

    Ya no podré ser tuya en el desvelo
    del mundo estremecido que renace.
    Mi voz de sombra nublaría siempre
    el canto limpio de la tierra núbil.

    No te acerques ni busques mi silencio
    con tus labios de sol resucitado,
    no debes compartir la Pascua triste
    que sólo tus caricias transfiguran.

    Ya no podré ser tuya en primavera...
    mas mi huerto florece en tus umbrales.
    ¡Que sus ramos de nieve enfebrecida
    conozcan la dulzura de tus plantas!




    De Presencia a oscuras, 1952:


    SÚPLICA

    ¡Qué azul el cielo azul! ¡Qué verde el árbol verde!
    Yo no puedo, Señor, renunciar a mirarlos,
    a contemplar la estrella tan cuajada en el cielo
    que parece una gota de llanto suspendida.

    ¿Por qué tanta hermosura si nos roba los ojos
    nublándonos tu vista? ¿Para qué tanto aroma
    agudo y penetrante cual delicia secreta,
    tanto vano incentivo que detiene y exalta?

    Yo quisiera olvidarme del mar y sus senderos,
    de la llanura abierta a los sueños más vastos
    para anegarme en Ti, en tu paz y en tu fuego,
    en el combate inmóvil de tu luz con mi alma.

    Y perderme, Señor,
    perderme para siempre en ese rincón mío
    donde esperan tus manos pacientes y calladas
    para ceñirme toda y limpiarme de nuevo,
    enjugando en mis sienes el polvo de la vida.

    Ya son tuyas mis noches. Largas horas sin eco
    en que mi soledad te busca y te reclama.
    Pero el día Señor, con su tierno rocío
    Y la gracia fecunda que estremece la tierra...

    El día y su murmullo de creación constante,
    las mañanas hirvientes de contactos humanos
    y esas tardes tan llenas de inquietud y deseo
    que arrastran el pecado de sus nubes cansadas...

    Séllame las pupilas con tus dedos de nieve;
    apaga con tu soplo la brasa de mi carne.
    ¡Que pase junto al árbol y viva bajo el cielo
    inmutable serena, tendida hacia lo tuyo!



    MAGNIFICAT

    Gracias te doy, Señor, por ese amanecer de tu luz en mi frente,
    por ese sol de lluvia que hizo brotar en mí el ansia de tu fuego,
    por esa nube opaca en la que me ocultaslo que no era tu gloria,
    la gloria de tu herida, de tus manos abiertas, de tu silencio oscuro.

    Gracias por el impulso que me llevó al camino donde ú me esperabas
    y donde derribaste el frágil edificio
    en que viví eludiendo mis propias realidades.

    Porque has visto en mis ojos la pequeñez del mundo
    y la codicia ruin que nos ensucia el pecho
    te dignaste venir Tú mismo a redimirme
    en el tierno esplendor de un celaje de otoño.

    ¡Mañana de aquel día! Y tu voz en las voces
    que amándome callaban,
    en el dulce secreto de las hojas crujientes,
    en la pena sin gritos del tronco despojado...

    Gracias te doy, Señor, por haberme invadido
    a psar de mis dudas y mis obstinaciones;
    por ese amanecer de tu luz en mi frente,
    porque eres Tú, y mi alma glorifica tu nombre...



    ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

    Espíritu que limpias, santificas y creas.
    Espíritu que abrasas y consumes la escoria,
    tú que aniquilas todo lo inútil y lo impuro
    y puedes convertirnos en antorchas vivientes,

    ciéganos con tu luz, ven y arrasa este mundo,
    sucio de tantos siglos que lo surcan y agobian…
    Se nos derrumba el suelo maltrecho y abrumado
    bajo la carga inmensa del tiempo y del dolor.

    Sana esta pobre tierra enferma de nosotros,
    de nuestro andar confuso que no sabe abrir rastros,
    de nuestra eterna duda con su temblor constante,
    de las vacilaciones que ahogan la semilla.

    Desgaja, rompe, azota… Seremos leño dócil
    si quieres inflamarnos para prender tu hoguera.
    Visítanos, al fin, con un viento de gracia
    que aniquile y destruya para sembrar de nuevo.

    Espíritu de Dios, quémanos las entrañas
    con ese fuego oculto que corroe y devora.
    Cuando solo seamos unos huesos ardientes
    se iniciará en nosotros la gloria de tu reino.



    HORA SANTA

    No me sorprende la angustia que oprime todos los momentos de mi vida,
    ni la niebla implacable que entorpece cada uno de mis pasos,
    ni ese grumo de acíbar que paraliza mi lengua y le impide gritar el horror que me invade.
    Es justo. Lo sabemos Tú y yo sin decirlo…

    No vengo a suplicarte que levantes el peso que lastima mis hombros,
    que hagas florecer bajo mis pies las rocas,
    que me allanes la senda aceptando de nuevo la carga que me abruma.
    Vengo a estar a tus pies, a mirarte despacio, a ser bajo tus ojos…

    Y me postro a la entrada del camino que lleva hacia Ti…
    Y espero silenciosamente, obstinadamente, sujetando mis sentidos y mis potencias
    para que todo lo mío desaparezca, para que donde estás Tú nada se atreva a existir, a alentar, a afirmarse.
    Y por eso, Dios mío, quiero negarme con todas mis fuerzas a hablarte, a sentirte;
    porque sería sentirme y hablarme, cuando todo lo mío debe tender a humillarse, a romperse,
    a quebrantar sin miedo en mi alma y en mí espíritu lo propio, lo personal, lo que me aleja de Ti.
    Y si tengo paciencia obrarás el milagro. Si consigo no resistir, no oponerme, no luchar, obtendré la victoria.
    Vencerás Tú, Señor y Dios mío; permanecerás Tú; y mi viejo ser, devorado por tu presencia,
    pasará de esta nada que soy a esa eternidad que eres Tú.

    Soy un agua sin cauce. Deténme en tu pozo. Cíñeme en tus lisas paredes invisibles. Contenme en Ti. Aprisióname.
    ¿Para qué quiero esta libertad que me aleja de Ti, que eres la libertad verdadera?
    Todos los yugos que he roto me han sujetado más estrechamente a mí misma haciéndome mi propia esclava,
    subordinándome a mis más íntimos desórdenes, a mis más ocultas contradicciones.
    Si ruego, si suplico, si imploro, vuelvo a sentirme, a evadirme de Ti, de tu ámbito, de tu presencia.
    Por eso heme aquí en tierra, inmóvil, sin voluntad, en un esfuerzo de donación completa y absoluta.
    Acéptame, Señor, abrásame para que renazca verdaderamente y eternamente en Ti…



    VÍA CRUCIS

    I

    (JESÚS ES CONDENADO A MUERTE)

    No tengo palabras que decirte... Serían inútiles y me asusta lastimarte de nuevo.
    Voy a condenarme yo misma contigo, pues sólo quien acepta la sentencia que tú sufriste
    obtendrá la gracia de seguir tus huellas,
    de morir a sí mismo y contigo, de resucitar en Ti.
    Fuiste condenado a muerte para que aprendiéramos a aceptar nuestro destino.
    Enséñanos a seguirte, a no apartarnos un momento de tu senda, a morir poco a poco a tu lado.




    De El nombre que me diste, 1960:


    NO SÉ CÓMO ME LLAMO...

    No sé cómo me llamo...
    Tú lo sabes, Señor.
    Tú conoces el nombre
    que hay en Tu corazón
    y es solamente mío;
    el nombre que Tu amor
    me dará para siempre
    si respondo a Tu voz.
    Pronuncia esa palabra
    de júbilo o dolor...
    ¡Llámame por el nombre
    que me diste, Señor!



    LO QUE TE DOY ES NADA...

    Lo que te doy es nada;
    una sombra en la noche,
    una arena en la playa,
    una flor en el campo,
    una gota en el agua...

    Pero te doy con ello
    el corazón y el alma
    y todos mis latidos
    y toda mi esperanza.

    Lo que nunca sabría
    decirte con palabras.
    Yo pongo lo que puedo.
    Tú dame lo que falta.



    ¿HASTA CUÁNDO, SEÑOR...

    ¿Hasta cuándo, Señor,
    la dicha de tenerte?
    Me asusta ser feliz.
    No dejes que me aferre
    a esta dulzura nueva,
    a esta gozosa muerte;
    a este extraño alejarse
    de cosas y de seres.
    Sólo un minuto más,
    para después volverme
    contigo, hacia lo ajeno...
    Te sé en mí para siempre
    aunque tenga que darte
    para volver a verte.




    De Cárcel de los sentidos, 1964:


    CÁRCEL DE LOS SENTIDOS

    Cárcel de los sentidos...
    no abras nunca tus puertas.
    Echa bien los cerrojos
    y ponme centinelas
    en todas las salidas
    que rondan mis flaquezas.
    .........................................
    Cárcel de los sentidos,
    enjuta bien tus piedras.
    Ciérrale el paso a esa agua
    que horada fortalezas.
    Quiero guardarme toda
    -todo lo que en mí queda-
    para ese amanecer
    -alba de otoño n vela-
    en que Él vendrá a librarme
    de todas mis cadenas...
    ¡Cárcel de los sentidos,
    cíñeme toda entera!



    DÉCIMAS DE LA MUERTE EN DIOS

    5

    Negarme para negar
    lo que me aleje de Ti.
    Dejar que nazcas en mí
    mientras muero sin cesar.
    No consentir que el azar
    disponga de lo que es mío
    y perder el señorío
    de la vida que me diste
    en la cruz donde te erguiste
    redimiendo mi albedrío.



    SI TÚ QUIERES...

    Tres palabras -tres clavos
    sujetándome el cuerpo;
    tres alas en mi alma
    sosteniéndome el vuelo.

    El día se hizo luz
    cuando rompí el silencio.

    Después... Tú ya lo sabes.
    Resucité hacia dentro.
    Fui distinta y la misma.
    Me despojé en secreto
    y me quedé sin mí
    por llenarme de cielo.

    Tres palabras: tres clavos
    para aquietar mi cuerpo
    y despertar mi alma.

    Tres flechas en lo eterno.
    Tres dones de Tu Amor...
    Tres rosas en mi cieno...



    De Hai-kais espirituales, 1967:


    X

    (SEMÁFORO)

    Verde y rojo se alternan
    y yo hago provisiones de amr y de esperanza.



    XIV

    Agua que no bebí,
    ¿cuánta sed apagaste?



    XXII

    ¿Si pudiera explicarles por qué tanta alegría?
    El pájaro no explica
    y la rosa tampoco.



    XXIII

    Todo el mundo olvidándote.
    Y Tú, desde el cielo,
    amándonos a todos.



    ENCUENTROS Y PAISAJES

    VII

    Se lo dije y calló. ¿Acaso recogiste
    la flor de aquel silencio?



    X

    (ROMA)

    ¿Corazón o raíces? Quien sabe... algo muy mío
    se quedó allí viviendo, latiendo para siempre.



    XVII

    ¡Ser como esa palmera abierta al mediodía!
    Que mis hojas no hagan más que filtrar Tu luz...



    XXXVI

    ¡Qué pájaro más rc
    ¡Siempre la misma nota, cmo yo
    cuando pido!




    De Cartas cerradas, 1968:


    CARTAS CERRADAS

    1

    No sé hablar de esas cosas que se han puesto de moda,
    basura en las esquinas y vómitos de perro,
    hedores adheridos al quicio de las puertas;
    esa puerta en bostezo de hotelucho o cantina…

    La poesía «social» no se me da tampoco…
    –¿Poesía sin misterio es acaso poesía?–
    y prefiero callarme y acercarme al problema
    llevándoles Tu amor que lo resuelve todo.

    Por eso te dedico estas cartas cerradas
    que Tú has leído ya infinidad de veces.
    Si Tú quieres que otros alcancen a leerlas
    haz que el sobre cerrado se transparente un día…

    Poesía de «protesta»; poesía con «mensaje»:
    que cada uno tome en ella lo que quiera.
    La vida del poeta es dialogar contigo.
    Y que después Tú solo lo expliques al que lee…



    6

    Es tarde para todo: mas no para buscarte.
    ¿Por qué me has olvidado en la undécima hora?
    Llevo ya mucho tiempo esperando en la plaza
    y pasaste de largo sin querer contratarme.

    Sólo pido qué hacer; dar un poco de esfuerzo
    por la dicha que tuve y el amor que me diste.
    Mi denario, si quieres, guárdalo para otro.
    Pero toma esta vida que se me va escurriendo...

    ¡Cuando llegué, qué sol me cantaba en el alma!
    Pensé que aceptarías lo poco que me queda.
    Y aquí sigo; no hay nadie; todos tienen su sitio
    y parece que nunca volverás a buscarme.

    Va nublándose el día y sé que estás conmigo.
    Van y vienen risueños; apresuradamente.
    No me ven ni me escuchan porque Tú los llamaste.
    ¿Cuántas horas me quedan de esperar todavía?

    Es tarde para todo: pero no para hallarte.
    Y te canto, bajito, soñando mientras llegas...



    EN VOZ BAJA

    2

    ¡Morir aquí, Señor!
    Sólo eso te pido.
    No importa que hasta entonces
    tropiece en el camino.
    Que se borren tus huellas.
    Que orille algún abismo
    por inconsciente o terca.

    Ya apenas acaricio
    el sueño que Tú sabes...
    Únicamente pido0
    morir aquí, Señor,
    en casa y en mi sitio.



    AMOR DE CADA INSTANTE

    5

    Para dar alegría
    necesito tenerla.
    ¡Dámela Tú, Señor!
    Una alegría nueva
    que brote dócilmente
    cuando alguien la quiera.

    Alegría de todos,
    no mía. Que la sienta
    salir de mí brincando
    como un arroyo en fiesta.

    ¡Esta agua de alegría,
    quién supiera verterla
    igual que el surtidor
    desde el cielo a la tierra!




    De Poemas del ser y del estar, 1972:


    POEMAS DEL SER Y DEL ESTAR

    1

    Si nadie entiende,
    .............¿qué importa?

    Si juzgan a flor de piel,
    .............¿qué importa?

    Mientras Tu sigas estando,
    .............¿qué importa?

    Mientras mi fe no se quiebre,
    .............¿qué importa?

    Camino por tu camino.
    Las demás son sendas,
    .............¿qué importan?

    Más allá de las palabras, del mundo,
    De otros caminos, Tú eres
    .............¡y es lo que importa!)



    EVOCACIÓN

    II

    (México, mayo de 1971)

    Y pasó aquel mañana
    -con frutos o sin ellos-
    y vuelven al presente,
    de pronto, aquellos versos.

    Mi árbol ya cantó,
    vibrando entre Tus dedos,
    y se fue despojando
    mi pobre tronco hueco
    para dejarte paso.

    Después... hubo desiertos
    y luz, oscuridades
    y pozos de silencio.

    El agua de aquel día
    se ha quedado muy lejos.
    -Éramos tres entonces:
    sola en el Huerto quedo.



    LA CANCIÓN DEL SICOMORO

    Zaqueo, corriendo adelante, se subió a un
    sicomoro para verle...
    SAN LUCES, 19, 4

    Hay mar y viento en mis ramas.
    ...Y también aquel recuerdo
    de unas remotas palabras.

    "Zaqueo, s quieres verme,
    anda, apresúrate y baja..."

    Yo sentí n escalofrío
    y n golear de pisadas.
    Alguien brincó de mi tronco,
    quebrando las hojas altas.

    Pero la voz no se ha ido.
    Hay mar y viento en mis ramas
    y también ese recuerdo
    de unas remotas palabras.

    Y resplandecen los días
    y hasta las noches se aclaran
    cuando siento aún el pso
    de aquellas ávidas plantas.

    "Hoy conviene, amigo mío,
    que cenemos en tu casa".

    El convite inesperado
    me crecía y me esponjaba,
    y después de muchos siglos
    aún estremece mi savia.

    Aquel día en Galilea...
    Hay mar y viento en mis ramas
    y el recuerdo, fresco y vivo,
    de unas divinas palabras.



    CARTAS ABIERTAS

    1

    ¡Otra carta, Señor!
    No importa que la leas: si te la sabes ya completa,
    de memoria. Pero mientras escribo
    las cosas duelen menos; no hay nada más cruel
    que lo que cierra en falso.

    Son demasiados años buscando la salida,
    es demasiado tiempo disfrazado de gozo,
    engañando a conciencia la cicatriz que sangra.

    Otro papel sembrado de frases en el aire.
    Otro surco incapaz de guardar la semilla.
    Si al fin me rodearas, entera, de Ti mismo,
    en el total abrazo del círculo sellado,
    rasgaría esta carta que es inútil huida.

    Pero tengo que hablar. No es mucho media hora
    cuando brota en cascada lo que llevamos dentro.
    Y así, viéndolo escrito,
    parece más seguro que contestes un día.

    No es reproche, Señor, no es tampoco protesta.
    Es tal vez ansiedad porque llegue la hora.
    La plenitud total para la que creaste
    al corazón humano y su sed que no acaba.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb Ene 21, 2023 2:21 am

    .


    De Primer exilio, 1978:


    PRIMER EXILIO

    1

    (MADRID)

    La noche se desgarra
    a golpes de culata.
    Extrañeza de pasos irreales.
    Ciudad en vela.
    O tal vez es el campo
    y un moscardón se obstia
    contra vidrios herméticos.
    Pero el campo no existe.
    Hay una fuerza oculta
    empeñada en destruir
    lo armonioso y lo puro.

    Que nadie abra las puertas
    ni las cierre tampoco.

    Un gesto puede ser
    fatal e irrevocable.

    ¡Que nadie haga nada!
    ¡Que nada haga nadie!



    5

    (RECUERDO DE ANTONIO MACHADO)

    Hay un sabor a playa
    que ronda por las calles
    y los que no han dormido
    sacuden de sus frentes
    el olor del insomnio.

    El trenecillo eléctrico
    ha traído un puñado
    de poemas recientes
    y un trozo de paisaje
    como tiernos obsequios.

    ¿Para qué las palabras?
    Para vivir con ellas
    y olvidar un momento
    la muerte que nos busca.



    8

    (A ANTONIO RODRÍGUEZ LUNA)

    Hoy habrá un frente menos
    con su carga de heridos
    y el tropel en huida
    hacia un frente lejano.

    Estrellas de otro cielo
    cobikarán padsas
    sus soledades juntas.

    ¡Adónde vamos todos?

    Ya no hay nadie en la aldea.
    Un fusil de juguete
    naufraga entre los charcos
    y un carricoche cojo
    cierra el largo desfile.



    10

    (BARCELONA)

    ¡Qué largo ir y volver!
    ¡Un fusil asustado
    se dispara en el aire!

    ¡Esquinas de la noche,
    pisadas y linternas!
    ¿Llegaremos al fin?
    Mis pies uno tras otro
    en frío automatismo.
    Llegar a donde sea.
    A un calor que no existe,
    a un refrigerio ausente,
    a una seguridad
    que huyó de todas partes.

    Hay alas en el cielo.
    Un pedazo de casa
    bosteza, yo sé donde.
    -La cuna abandonada,
    su cobertor celeste.

    Allá, en un quinto piso
    un ajedrez despierto
    junto a una débil llama
    de alcohol falsificado.



    12

    (LA JUNQUERA)

    Carretera en huida.
    ¡Cómo lloran los niños
    junto a ese baúl mundo
    abierto en la cuneta!
    Ya no hay sitio en la casa.
    ¿La única esta noche?

    Un caballo se ha muerto
    al borde del camino
    y no lo han devorado
    solamente las moscas.

    Pronto llegará el día
    con sus incertidumbres.
    Hay alguien que regresa
    a lo que no se sabe.
    Otros siguen caminos
    que nadie les señala.

    Allá en la frontera
    se alza una línea oscura...



    15

    (TOULOUSE)

    Se van abriendo puertas,
    ¿Hacía dónde? Es la hora
    de mover lo soñado
    de recurrir a aquello
    que parecía imposible.

    Un destino se cierra,
    otro se abre oscuro
    con un poco de luz
    agazapada al fondo

    ¿Tal vez alguna imagen
    perdida en la memoria?
    ¿Una isla con árboles
    entramados de flores?

    ¿Una franja de tierra
    que el mar ciñe celoso?
    Los sobres se abigarran
    de ciudades insólitas
    cuál abrirá sus puertas
    a ese nacer distinto?

    Nadie pregunta nada
    y surge la sorpresa
    cuando un adiós se empina
    sobre el que aún no sabe".



    16

    (SAINT NAZAIRE)

    Un ligero vaivén
    mece la pasarela
    y desfilamos mudos
    y lentos hacia arriba.

    Hay interrogaciones
    en todos los semblantes
    pero algunos sonríen
    como recién nacidos.

    Tras un miedo otro miedo
    y también la belleza
    de ese mar que muy pronto
    perderá sus orillas.

    La muchacha de azul
    se acomoda en el puente
    con las manos dispuestas
    a agitarse en pañuelo.

    Adiós a lo que fuimos.
    Aunque tú me acompañas
    sé que roza mi hombro
    otro tú diferente.



    17

    (ALTA MAR)

    Quisiera llegar pronto
    porque el mar nos aleja.
    Este navegar juntos
    extiende entre los dos
    una enorme distancia.

    Y así, hombro con hombro
    nos vamos separando
    porque el mar está cerca:
    ¡el mar más mar que nunca!

    No podemos mirarnos
    ya lo mismo que antes
    y nos urgen la costa,
    el árbol o una tierra
    quebrada de tan áspera.

    Y nos separa el mar
    hostil pero tan bello...



    19

    (MERCADO)

    Las piñas, los chayotes,
    los mangos, los mameyes
    enseñando un rubí
    de pulpa azucarada...
    tantos sabores nuevos,
    tanto color, trallazo
    que nos hiere los ojos.

    y venimos de un largo
    peregrinar sin risas
    entre adustos rimeros
    de ceños imborrables.
    Pocas manos se atreven
    a tocar el secreto
    de la fruta ofrecida.

    Pero todo está allí
    para nosotros solos
    y hay un niño que al fin
    se acerca a la pirámide
    dorada de los plátanos.

    -Un hambre vergonzosa
    huye hacia el mar vencida
    por un mundo que empieza.


    20

    (ORIZABA)

    La llegada ha tenido
    sabor de flor y frutas
    en este caluroso entorno solitario.

    Embriaguez de mar
    y ahora este derroche
    de colores hirientes
    de guitarras que cantan
    lo que otros llorarían.

    ¿Qué va a darnos ya pronto
    este país sin prisas,
    esta gente de cobre y de susurros?

    En medio del jardín
    la iguana nos contempla
    hierática, lo mismo
    que si fuéramos piedras.



    21

    (PANTEÓN ESPAÑOL)

    Todos de allí. Sí, todos.
    Los muertos y los árboles,
    la tierra insuficiente
    y que se va estirando
    hasta lo inverosímil.

    Todo es nuestro allá lejos
    y los que ya no aguardan
    la vuelta hacia su luz
    saben que están aquí
    aun en su allá distante.
    Y nosotros con ellos,
    los que ahora vivimos
    o queremos vivir
    todos juntos un día
    sin mar que nos separe.



    POEMAS CON RILKE AL FONDO

    A veces, cuando me creo inobservado, uso
    este lugar como un templo, me asomo a la
    araucaria y descanso un poco.

    HERMAN HESSE, El lobo estepario

    Si se mira hacia abajo
    ¡qué mundo de sorpresas!
    La araucaria frondosa
    con sus espadas verdes.
    El espejo de cera
    reluciente y bruñido
    en donde otras plantas
    acicalan sus flores.

    Hay escalones hechos
    para ir hacia arriba
    y otros que nos descienden
    a pequeños prodigios
    minúsculos oasis
    para un fugaz descanso.

    Descender lentamente,
    detenerse, tocar...
    ¡que agradezcan las manos
    el festín de los ojos!

    *

    Yo creo que morir
    es estar es estarse
    por fin en lo absoluto
    en lo definitivo.
    Sorpresa de lo eterno
    de lo que ya no cambia
    y que es sin embargo
    cada vez diferente.

    Y en ese estar están
    lo humano y lo divino.
    Todo lo que se toca
    todo lo que se. Siente
    y en esos brotes de luz
    deslumbrantes, escasos
    que arrebatan la vida
    y nos la dan de nuevo.

    Morir es una rosa
    que se nos da de balde
    un perfume cuajado
    en amor para siempre.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb Ene 21, 2023 7:33 am

    .


    De La pared transparente, 1984:


    LAS PAREDES, LAS TAPIAS

    (PARED AL SOL)

    Hoy calienta su tacto.
    Fugacidad cuajada
    por un instante sólo.
    Los dedos acarician
    su lisura implacable
    que una esquirla de luz
    doma y hace flexible.

    Reflejo del que pasa
    y esboza una sonrisa.
    No hay muchas paredes
    con sol en sus entrañas.
    Una cruzó mi calle
    en rauda primavera.



    (SOLEDAD)

    Las ciudades me ofrecen
    sus calles, sus jardines,
    sus largas avenidas
    pletóricas de ruedas;
    pero faltan miradas,
    corazones abiertos
    y brazos que se tiendan
    para estrechar al otro.

    Todo se ha congelado
    en momentos adustos,
    en una incontrolada
    carrera sin sentido,
    como si no supiéramos
    que hay una sola muerte
    y es inútil huir
    del fin inevitable.

    Faltan todas las cosas
    que más se necesitan:
    la pausa en compañía,
    el hablar sin temor
    a la réplica abrupta
    del que nunca nos oye.

    Hay que saber amar
    también con el oído.
    No hay en los que escuchan
    afán de comprendernos.
    Las palabras se exxtinguen
    al cruzar el espacio
    que separa a dos seres.



    (PALABRA ESCRITA)

    ¿Son paredes las páginas
    mientras no las escribes?
    Vas viviendo una extraña
    confusión de blancuras:
    blancor espeso y duro
    de la pared sin grietas,
    blancura del papel
    tan dócil a los signos.

    Ya es hora de decir,
    hora de que los sones
    atraviesen las puertas
    y las gentes aprendan
    a escuchar las campanas.

    Página, pared, papel, blancura.
    Tacto blando e impasible,
    y entre esas dudas blancas
    se resuelve el problema
    del mensaje perdido.



    LUZ EN LA MEMORIA

    ...estas cosas que evoco (ya sin nada)
    de lo que a mí me tuvo y fue tan mío.

    JUAN JOSÉ DOMENCHINA

    ¡Qué ganas de acercarme!
    Sobre el mar ibas mudo,
    alejado, a distancia,
    como si una pared
    adusta separase
    esos destinos nuestros
    tan juntos sin embargo.

    Miré a mi alrededor
    y todas las pupilas
    se hundían en el surco
    que devoraba el agua.
    Un miedo de los ojos
    esquivando otros ojos,
    un afán de guardar
    para sí aquel momento
    que truncó tantos lazos.

    Vi una mano perdida
    que buscaba otra mano,
    retirándose luego
    avergonzada, mustia.
    Y seguimos así,
    queriendo sin querer,
    inmóviles y rígidos
    con los labios sellados.



    PROVISIONAL, DECÍAMOS...

    Para María Luisa y Francisco

    Provisional, decíamos,
    cosa de poco tiempo,
    y no vale la pena
    vaciar las maletas.
    Pero el mar se enredaba
    a nuestros pies desnudos,
    sin nada que calza
    para emprender la huida.

    ¿Fue el mar? ¿Fueron los hombres
    o tal vez esa tierra
    de espinosos tentáculos,
    perfumes florecidos
    y míticas iguanas?
    ¿Quién fue, qué fue, Dios mío,
    lo que nos trajo aquí
    en fascinada espera?

    ¿Fue Dios, fueron los dioses
    con sonrisas de jade
    y melena de víbora,
    o fue el huele-de-noche
    fragante y taciturno?
    En etapas vinimos
    sin creer todavía
    que una raíz profunda
    nos estaba acechando.

    Provisional, decíamos
    en un largo susurro
    que llenaba los huecos
    de la infinita espera.
    Pero el lazo más frágil
    se puede convertir
    en cadena de hierro,
    y es tan fácil atar
    el corazón con flores.
    Basta un collar de hibiscos
    en torno a una garganta,
    y entre los pies el cepo
    de alguna buganvilla.

    Provisional y eterno,
    Para hoy, y para siempre...



    HUELE A SOL Y A RESINA...

    Huele a sol y a resina.
    crece el pino apuntando
    a una meta celeste.
    La mañana suspensa
    en un jardín remoto,
    una rosa perdida.
    que perfuma el recuerdo.

    ¿Terminar el poema?
    dejarlo tembloroso
    como una rosa viva
    pendiente de su sombra.
    Aletea el silencio.
    Alguien viene a buscarme
    y huele a eternidad
    solamente un minuto.




    De Huyeron todas las islas, 1988:


    DEL LABERINTO Y SUS CELDAS

    El fervor del laberinto -uno y
    múltiple- te pierde...
    JUAN JOSÉ DOMECHINA

    III

    Y el laberinto avanza…
    Abundan en los setos las flores amarillas
    y una oveja rebelde se las come a bocados.

    ¿Hacia dónde va todo? El mar se desmenuza
    en diminutas chispas de vidrios ámbar-verde.
    Me persigue un lagarto que juega a ser iguana
    como aquella que un día me alcanzó en la escalera.

    Y me acuerdo de otras:
    la de la jaula fija en medio del jardín
    y las iguanas muertas que compran los turistas
    para hacerse zapatos.

    Y si hay que perderse, mejor en los volcanes,
    en un cráter ardiente o una cumbre nevada.
    Perderse es transformarse
    y podemos ser troncos, reptiles, pajarracos.

    Laberintemos juntos nosotros y vosotros
    cruzando vericuetos que algunos inventaron
    y añadiendo tal vez ese piélago nuevo
    en un serpentear de meandros ocultos.

    La madeja se enreda y su tela de araña
    es igual que un brocado antiguo y tembloroso.
    Mas no todo termina al pie de la barranca
    porque el volcán se pierde también entre las nubes.

    ¡Laberintemos juntos y la luz será nuestra!



    LO DISTINTO Y LA MUERTE

    Pero morir es viajar,
    morir es trascender.

    JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

    Quisiera que mi vida
    se cayera en la muerte
    como este chorro alto de agua bella.

    JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

    Ciertamente es extraño no habitar
    ya en la tierra.

    RAINER MARIA RILKE

    Si vivimos despidiéndonos siempre.
    RAINER MARIA RILKE

    La muerte era distinta, como una pausa honda;
    pero una sonrisa, la sonrisa de Dios
    se cuajaba en el aire y siempre había flores
    -zempásuchil, gardenias-,
    o, tal vez un silencio de eco diferente.

    ¿Quién sabía dictarles la palabra y el gesto,
    el modo de mirar, de callar, de ocultarse
    y ese don de escoger el rezo necesario?

    Juntas y separadas como estrellas que alumbran
    la noche y sus rumores, caminan nuestras muertes
    las de entonces aún y las de hoy, gemelas.

    Muerte: telón de fondo de una vida posible,
    jardín de Alá sembrado para sueños diurnos,
    vivero de un amor que no morirá nunca,
    solsticio de un verano que la nieve no apaga.

    El "muertito" aún conserva la malicia incipiente
    del que quiere frustrar la picardía ajena,
    mientras la más "amiga" de todas las amigas,
    reparte entre los grupos el café con piquete.

    La atmósfera se corta de humos y de olores;
    alguien llora quedito y otros gritan sus lágrimas.

    Pero morir no es esa cosa terrible
    de la que se huye siempre con los ojos cerrados.
    La muerte huele a dulce, a panal de colmena.
    ¿Dónde hay otra isla que sea un cirio vivo
    como este Janitzio de todos los noviembres?

    Ante cada enlutada la víbora de cera
    chisporrotea y arde en la única noche.
    Y esa muerte que vive se nos despena toda
    con suavidad de madre y colores de fiesta.

    Ya no la encontrarás en ningún otro sitio.
    Es la muerte de allí bebida y sonreída.



    (VAN GOGH)

    Rododendros en masa, gavillas de oro viejo
    surgen del cobre antiguo en provenzal ocaso:
    resurrección de ocres y en sorda lejanía
    la vaga apoteosis de un coágulo de sangre.

    El fracaso presente y el triunfo remoto
    caminan sin saberlo a nupcias secretas;
    ese cuadro lo dice bajo su marco pobre
    que alberga en pinceladas tanta verdad vivida.

    ¡Qué sol entre paredes! ¡Qué avidez en los ojos
    que quisieron sorber tanta luz recreada,
    tanto sueño sin meta lanzado a la intemperie!

    Ni el girasol, ni el iris tienen la sugerencia
    de esos pétalos mustios que se nos fueron dando.
    ¿Recordáis todavía a aquel hombre que entraba
    con una exclamación que endulzaba su boca?

    Vivir bajo el amparo de un cuadro que nos gusta
    es esmaltar de oasis el yermo de la vida.
    Y el color se nos queda en un vuelo florido
    por los quicios del alma.

    ¿Dónde quedó ese ramo bajo el cual exprimimos
    el zumo revoltoso de nuestras existencias?,
    ¿es posible que un óleo se derrame y perdure
    a través de los tiempos?

    Hoy nos vuelve esa calle y la voz que pedía
    aquello que dejé y que recobro ahora:
    ¡laberinto encendido de zarabanda eterna,
    torcedor y delicia que invade la memoria!




    De Los encuentros frustrados, 1991:


    LOS ENCUENTROS FRUSTRADOS

    III

    Y todo se deshace al final de la tarde
    cuando quedan fantasmas
    de rosas todavía,
    son amor de capullos
    que han de volver muy pronto
    con esa luz que alguien
    encendió al nacernos.

    La verdad es que nada
    puede acabarse nunca
    y a veces lo olvidamos
    a fuerza de ansiedades.

    Al final de los días
    suceden tantas cosas...
    ¿Quién después de vivir
    no aspira de repente
    los jazmines que nunca
    llegaron a sus manos?



    IV

    ¡Qué lenta es la alegría!
    Son tantas las moradas
    que apenas la retienen.
    No hay tiempo de gozarse en su leve reposo…
    Aunque recuerdo algunas que son nido de estrellas.
    Nada como esa gloria del júbilo cerrado
    que tachona el instante
    y en el fondo no importa
    el signo negativo
    de lo que va a venir.
    Él después se nos vierte en jirones de duda.
    Mientras llega hay camino para todos los goces».



    VIII

    Ese frío cansado y esas tardes
    sin nadie,
    ese llegar la noche sin dádiva de estrellas,
    ese enorme vacío,
    ese ir y venir de una amenaza
    oscura.

    El frío que nos cansa
    tiene broncas raíces. ¿A qué otoño
    nos lleva?
    ¿Acaso a una cortina de hojas
    bronceadas
    cuyo calor interno
    descongela las nieves?

    Hay tardes con un sol
    que nos florece el frío.



    IX

    Y si todo fue así, como yo lo recuerdo...
    manojo de belleza que surge y que deslumbra.
    ¡Qué collar enhebrado de gemas imposibles,
    qué paisaje infalible de colores eternos!

    Y si eso es verdad, ¿qué importa la rudeza,
    ni la réplica brusca de lo que más amamos?
    Aquello fue, será y sin borrarse nunca
    existe como fruto de insólita dulzura.

    Y ese existir nos cuaja de inmortales presencias.
    Si nos quitaron algo fue por un don más puro.


    X

    No quiero saber nada...
    Ni de esa luz incierta
    que retrocede vaga
    ni de esa nube limpia
    con perfiles de cuento.
    Tampoco del magnolio
    que quizá aún perfume
    con su nieve insistente...

    No saber, no soñar,
    pero inventarlo todo.




    De Presencia del pasado, 1996:


    ¡Perduran los latidos
    de tanta primavera
    que alterna con el bronce
    de algún dorado otoño!
    ¡Todo es uno y distinto,
    todo es uno y lo mismo
    con esa inmediatez
    de lo que aún tocamos!
    Y ese ser lo es
    de una vez para siempre,
    actualidad sin prisas
    cuajada en melodía
    de porvenir eterno.
    Presencia dura y bella
    que vive y permanece
    sin que ya nadie acierte a deformarla.




    Poemas no incluidos en libro:


    1940-1975:


    SANGRE EN LA TIERRA

    (EL CENTINELA)

    Bajo el viento y la lluvia tu frente con su signo.
    Tu soledad poblada de puños encendidos.
    Tus ojos acechando, tus venas en delirio
    latiendo con el pulso insomne del destino.

    Tus dos pies en la tierra que un sórdido designio
    intenta enajenar. Tus pies libres, cautivos
    de su afán indomable. ¡Clávalos en el limo
    que harás fértil un día y no cedas el sitio
    que tus plantas bautizan con el orgullo esquivo
    de su inmóvil cansancio! ¡Ya se abre el camino
    del alba entre la niebla! ¡Hay un silencio herido
    por el heroico esfuerzo con que miles de gritos
    sofocan sus clamores! Cerca de ti un gemido
    gotea de amargura , y en medio del rocío
    va sembrando el dolor su simiente de lirios.
    ¡Amanecer de muerte sobre los campos fríos!

    Bajo el sol que aún no quema sigue tu piel erguida
    y en tus manos heladas una visión de siglos
    palpita ya hecha carne. ¡Sobre el mundo en peligro
    se convierte en aurora la noche que has vencido!



    SUEÑOS

    Voy a rozarte los labios
    con la punta de mis dedos
    y se abrirán aquí abajo
    todas las rosas del cielo.

    ¡Mira qué ramos de lumbre,
    qué biznagas de sol nuevo,
    qué enredaderas de luz
    entre tu pecho y mi pecho!

    No te acerques a la llama,
    ¡huye! que apenas te veo
    entre las sierpes de oro
    que brotaron de mis dedos.

    Por acercar a tu boca
    la yesca de mi deseo
    desaté una lumbrarada
    que amenaza el Universo.

    Si no dejo de tocarte,
    ¿adónde llegará el fuego?
    ¡Huye con todas mis rosas,
    mis pobres rosas-luceros!

    ¡En tus manos serán astros
    que alumbrarán otros besos!



    DISTANCIA

    No llegareis jamas hasta la hondura
    jugosa e inasequible de mi misma,
    a esa esquivez fragante que se abisma
    en su escondida y áspera ternura.

    Por caminos que agosta la premura
    perdiendo vais el inefable crisma
    del amor que acrisola y ensimisma
    abriendo el cielo de la dicha pura.

    Mi sendero se inicia en el recodo
    de una floresta donde vuestro loco
    no manchará las místicas corolas

    del sueño que acaricio largamente.
    ¡Que Dios nuble, celoso, vuestra mente
    para que me dejéis con El a solas!



    EL SECRETO

    No habléis de mí, vosotros que cifráis vuestra dicha
    en el afán y el júbilo de algún amor terreno;
    ¿qué sabéis del poder obsesivo, inmutable,
    del dominio absoluto del Dios que llevo dentro?

    Vuestros ojos resbalan sobre mí sin captarme.
    Sólo advertís la forma tangible de mi cuerpo.
    ¿Qué sabéis de la llama que quema y no consume,
    qué sabéis de mi Dios, del Dios que llevo dentro?

    Esa vida aparente, similar a la vuestra,
    es tránsito forzoso; es el mismo sendero
    que os conduce a la nada y a mí me precipita
    en la sima sin fondo del Dios que llevo dentro.

    Nadie puede quitármelo; Él es lo único mío,
    lo único invulnerable a los celos del viento,
    al curso de los astros, al dolor y a la muerte.
    Debo mi libertad al Dios que llevo dentro.


    ERNESTINA DE CHAMPOURCIN, Poesía esencial, Fundación Banco Santander, 2008


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    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Sáb Ene 21, 2023 4:35 pm

    Ernestina siempre me atrajo, líricamente claro. Y tengo varios libros suyos. Pero al libro al que me siento más próximo es a la más completa ANTOLOGÍA DE POESIA RELIGIOSA en nuestra lengua de todos los tiempos... que ahora, por cierto, no encuentro.

    Un acierto, Pedro. ¡Vaya un matrimonio de poetas! ( CHAMPOURCÍN y DOMENCHINA.) Él, además, Secretario particular de don Manuel Azaña.

    Gracias, Pedro.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb Ene 21, 2023 8:41 pm

    Gracias a ti, Pascual, por tus palabras.

    Un abrazo.
    Pedro


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb Jul 27, 2024 7:24 pm

    .


    Algunos poemas más de Ernestina de Champourcin:


    De En silencio (1926)


    EL ÚLTIMO ENSUEÑO

    Prende a mi vestido capullos de almendro,
    perfuma de nardo mis negros cabellos
    y entierra entre flores los tristes recuerdos.
    Apaga las luces… pero haz que a lo lejos
    Beethoven suspire, nostálgico y lento.
    Cerraré los ojos y sobre mis dedos
    se irá deshojando, silencioso y yerto,
    el llanto divino del último ensueño.

    Entorna las puertas. Deshaz este velo
    que teji con plata. ¡Ya sólo deseo
    descansar tranquila! Cuando esté deshecho,
    recoge sus hilos, bésalos y… luego
    deja que mis manos vayan componiendo
    con las hebras rotas el postrer ensueño.

    Mi vida se acaba. ¡Ya sé que me muero!
    Y quiero extinguirme, muda, sonriendo,
    con el alma alegre y el corazón lleno
    de bellas quimeras, guardando en mi pecho
    toda la agonía del postrer momento.
    ¡Déjame que muera viviendo mi ensueño!



    De Cántico inútil (1936):


    VOY A ERIGIRME SIN TÚNICA ANTE TUS OJOS CLAROS...

    Voy a erguirme sin túnica ante tus ojos claros
    que persiguen sin verme un sueño irrealizable,
    quiero alzar ante ti mi desnudez intacta
    como una ofrenda inútil que nunca aceptarás.

    Seré tuya en silencio. Tus manos abstraídas
    ignorantes del don que ha de colmar sus palmas,
    se detendrán en mí, advirtiéndome apenas,
    entre el vivo relumbre de un espejismo ignoto.

    Me poseerás ajeno, ausente de tu abrazo,
    tendido hacia otro rumbo de frágiles riberas
    mientras te doy mi vida impetuosa y pura
    en el breve cristal de un momento sin gloria.

    ERNESTINA DE CHAMPOURCIN, Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la generación del 27, Vandalia, 2010.


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