Aires de Libertad

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    Félix de Azúa (1944-

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    Félix de Azúa (1944- Empty Félix de Azúa (1944-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 25 Dic 2022, 06:17

    .


    Félix de Azúa (Barcelona, 30 de abril de 1944) es un escritor español, miembro de la Real Academia Española.

    Biografía

    Félix de Azúa Comella es licenciado en Filosofía y Letras y doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, con la tesis titulada Aspectos de la estética de Diderot: El doble modelo neoclásico-romántico, dirigida por José María Valverde Pacheco y defendida en 1982.

    Iniciada ya su carrera literaria, a principios de los años setenta, como consecuencia del cierre de las facultades universitarias a raíz de los sucesos de 1969, se trasladó durante tres años de Madrid a París, donde compaginó los seminarios universitarios con el ambiente de las tertulias en el Barrio Latino, frecuentando la que llevaba Agustín García Calvo en el café La Boule d'Or, al que considera su maestro y la persona que lo llevó a la Filosofía.​

    En los años ochenta inició la docencia universitaria, primero en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de Zorroaga (San Sebastián), dependiente de la Universidad del País Vasco, y luego en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña, donde en 1993 obtuvo por concurso la plaza de catedrático en el área de conocimiento de Estética y Teoría de las Artes.​ Fue nombrado director del Instituto Cervantes de París,​ cargo en el que estuvo entre 1993 y 1995 y del que dimitió por diferencias por las políticas mantenidas en ese momento por los responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores.​ Es colaborador habitual de los diarios El País y El Periódico de Catalunya, como columnista, articulista y agitador cultural.

    En su trayectoria poética se le vinculó inicialmente a la generación de los «novísimos», desde que en 1970 Josep Maria Castellet lo incorpora a la antología Nueve novísimos poetas españoles, formando la «coqueluche» de la misma, junto a los poetas Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Leopoldo María Panero, Guillermo Carnero y Ana María Moix. Con esta antología cobra un papel relevante en la poesía española contemporánea, aunque enseguida renegó de su oficio exclusivo de poeta. Su poesía está considerada fría y hermética, girando sobre los ejes temáticos del vacío y la nada. En cuanto a su producción narrativa y de prosa literaria destaca por su carácter reflexivo y culturalista, incluyendo fuertes dosis de ironía y sarcasmo, sobre todo en sus textos más recientes.

    A mediados de la primera década del siglo XXI, durante el proceso de la tramitación legislativa de la reforma estatutaria de Cataluña, fue uno de los quince firmantes de los dos manifiestos de la plataforma política Ciutadans de Catalunya (2005 y 2006), a favor de la constitución de una formación política que se autodenominara no nacionalista. A finales de 2011, decide trasladar su residencia a Madrid junto a su pareja, la arquitecto Eva Fidalgo Elices (18 de enero de 1974), con la que tiene una hija.

    Desde 2015 es miembro de la Real Academia Española, donde tiene asignado el sillón «H» sucediendo a Martín de Riquer.​

    En 2022, Azúa escribía ocasionalmente artículos de opinión para The Objective.

    (Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/F%C3%A9lix_de_Az%C3%BAa )


    *


    Algunos poemas de Félix de Azúa:


    De Cepo para nutria, 1968:


    EL ESPECTRO

    Perder un lecho si el camino se esfuma
    arados se deshacen los surcos ya no ahondan
    nuestra tierra no es buena
    unas plumas que están viejas y ensuciadas
    por fin, por fin
    esta tierra no puede ser labrada
    hay en ella alquitrán hay piedras
    raíces inquebrables o esqueletos de bronce.

    Pierdes colchas y mantas
    vuelan por la ventana: ¡oh sí, cubrid nuevos amores!

    Van van mueren se secan las hojas del  otoño
    o el polvo viste mi antigua huerta
    caen los cortinajes
    se quiebra el mimbre de una antigua sillería
    gritan las ranas últimas de la charca se despiden
    del espejo rajado huye el reflejo.

    Perder los frutos no esperar que crezcan
    hundir algunas briznas;
    como última labor el aire esparce el humo.



    TAMERLÁN

    guevara

    La gente dijo de él que fue muy frívolo
    juventud amor y muerte: la flor entre los huesos.
    La gente dice que su muerte es bienvenida
    pero muchos lloramos, la célebre experiencia
    el sereno final.

    Le rezamos rodeando el catafalco y observando
    cuervos ansiosos por besar su carne.
    Somos nosotros los cirios, cuatro hermanos
    y sus coronas fúnebres
    a nosotros sorprenderá la aurora cubiertos de rocío.
    Cuando todos descansen empezaremos a cavar su hoyo
    ¡nueva matriz! , que de ti salga un nuevo Tamerlán.



    ANTES MORIR QUE PECAR

    Estás triste, los desnudos no te afectan
    y sus caricias resbalan por tu dorada piel.
    Salidos de una piscina de sangre diluida,
    estos ángeles rojos no te afectan y en ellos sólo ves bronce, Pollajuolo, Cristo.
    Su llamada es lejana e insistente;
    están maquillados con dureza y ellas muerden sus labios.

    Estos desnudos te entristecen -¿ quieres que seamos amigos?-;
    estos desnudos no te afectan,
    aunque te embriagues con el aroma de tanta página.
    ¿Y la Virgen, oh María del Pilar, estos adolescentes
    que aprietan pesadillas en pequeños sostenes
    nubes de nylon y tormentos,
    baños de espuma rosa, sus pesadillas?
    Salen de un río de plata
    y la naturaleza los disfraza como el Céfiro a Flora;
    ellas miran de frente
    como esperando ser dulcemente castigadas por un nazi.
    No pueden afectarte los desnudos
    vuelan entre ellos Perseo y CliteMnestra
    y no piden cariño sino asombro,
    ¿su amigo vas a ser ? Suenan los cascabeles
    cuando extiendes la mano y la sonrisa,
    mas recuerdas,
    y el huracán de la memoria mezcla cines y discos y muñecas:
    alguien corta tus dedos. Estos desnudos,
    estos vidrios latentes no deben afectarte.

    Así, con un delirio de brasas y de lágrimas
    tu enloquecido "no" los decapita.

    ¡Suicidios precedidos por el salvaje grito,
    la frase eterna de San Luis Gonzaga!




    De El velo en el rostro de Agamenón, 1970:


    AH! MAITRESSE, MON SOUCI

    El corazón motor mano de hierro
    insultando la idea desdeñándola
    gozando de su meditativa suspicacia: nada es exacto.
    El corazón husmea los desperfectos hoza
    defectos besa curvas hediondas lame
    heridas diviniza.
    El cerebro desnuda escruta juzga
    avergüenza es capaz de insultar
    construye cuida colmar calcula
    dirige guía y comprende se congela
    contempla mira reprochante
    lo contemplo y comprendo que entramos en el templo
    unidos y devotos dedos rozando simas calurosas
    tejiendo dudas entre líquidos blandos
    mirando humildemente la bendición de un espejo
    el rito, deseando
    la unión la lucha el gran calor abrasador
    el cansancio y sudor la calma el renovar
    penetrarse punzarse
    besar las puntas las agujas quejarse respirando
    relajarse morir ¡oh sí, morir!
    elevarse incendiados
    recordar haber sido nubes enloquecidas
    y recoger la calma melancólicamente
    como quien con la túnica tapa el desnudo torso.



    EL LOBO EN LA CASA

    El resplandor de la nieve. Los cedros como llamas azules.
    La luna es un ojo de plata.

    El crujir de los huesos del caminante. El rayo lejano.

    Como una conversación apagada. El viento es la sábana fresca.

    La lluvia instantánea. El tambor bien temperado. El saco.

    Los ojos de lluvia dorada
    La luna y la nube. Su cara de plata un momento.

    El sendero de piedra. El viento es la sábana húmeda.
    El trueno lejano. Los pasos ligeros.

    La nube empañando el espejo. Su cara de sangre.
    El bosque es azul. El trueno al final del camino. El tambor.

    La cabaña. El humo mojado. La luz entre los visillos.
    El viento es el galope. Los gritos. El alto.

    El lobo de la noche. El lobo en la puerta. El relámpago breve.
    El dedo señala. El ojo perlado de lluvia.

    Su cara de sangre en la puerta. Olor a madera quemada.
    La lluvia deshace su velo. Disuelve la gasa en su cara.

    La sangre. La lluvia en el cuello.

    La persecución entre cedros azules. El pantalón de viento.
    El cuchillo en la bolsa. La llaga de agua.

    La luna es un ojo de sangre. Los cedros son llamas azules.
    El lobo en el bosque. El trueno lejano.

    El humo mojado en la casa. La sangre en la nieve.
    La casa vacía.

    El ojo perlado de lluvia. El viento es la sábana helada.
    El cuchillo en la nieve.




    De Edgar en Stephane, 1971:


    FUNCIÓN SUPERESTRUCTURAL

    Literatura es la forma de historia
    como si hacer poesía fuera la leyenda de una sola palabra
    monasterios helados la tinta fue sacada con pólvora
    desde el puente de mando o ante las ruinas
    nadando para cruzar el río o unidos a naciones extrañas
    meditativos -la aristocracia es la esencia de la literatura-
    al borde del río y del sepulcro.
    Una forma de historia muy sutil
    no por eso menos unida a la guerra y los dioses
    enamorada de lo imperecedero -soberbia, sí-
    (oh Señor Dios de los ejércitos)
    fragantes y coquetas cuando los nobles cortesanos
    unían ambos polos largas colas y puños esmaltados
    buenos tiempos para volver a Anfriso y Galatea.
    La gran forma de historia Tod ist Freude madre
    atlantes rubios antropófagos.
    Al disfraz de método y sistema
    medio ciegos mezclados hacia dentro hacia fuera
    descubiertos en sucios barrios conocidos cuartos
    detenidos junto a bacantes y corruptos senadores
    subidos en el veloz camión hacia la cárcel
    tan arrepentidos como inocentes. Literatura es la historia
    letra de historia donde la lupa puede ver los sistemas
    en frases que se muerden la cola
    rastrear entre palabras victoriosos términos
    capítulo final antes de abrir epílogos de la materia.



    SANTO DOMINGO DE SILOS

    Muerto está el fanal en el santuario
    muerta la voz
    muerta y oscura.

    La cabra pasta entre piedras
    como una leyenda de humo
    voz de la piedra y el humo
    voz de piedra y oquedad.

    Una cruz tiende sus brazos
    al salvaje sendero del dominico
    cansado siervo de Dios
    siervo en la sombra
    en la sombra de palo y de horca.

    ¡Llévate viento esta oración de los huertos!
    ¡lleva la simiente muerta
    viento y arranca la puerta seca!

    Aquí bebo y canto
    este siniestro consuelo
    muerte de ahogados
    por el río bajan los condenados.



    SÓLO VIVO MI  NOMBRE

    En el sueño sí somos en nosotros mismos
    y como contemplados por nosotros mismos.

    Pero cuando las plumas de los gallos alancean
    con los rayos del sol y gritan asustados
    ante la magnitud del fuego,

    despertamos a la múltiple intervención
    a lo que nos observa y es nosotros por fuera;
    a lo que hiere desde su escondrijo.

    ¡Ah perder el día en tantos trozos
    como miradas a lo que se repite!



    INVIERNO

    Pájaros sobre el vidrio: un rastro
    largo es vuestro viaje
    (como mi espíritu es el  tiempo).

    Como mi espíritu
    vuelvo a beber cerca del río
    agitando las alas contra el viento de enero.

    Mi cuerpo duerme
    pero salgo de viaje
    y como un pájaro me reflejan los hielos en el río.



    LA MUERTE DEL CISNE

    Las ocas hermanita
    hermana amada mía
    las ocas se han ahogado
    mira las olas y las espumas
    de sus plumas.

    Fueron hacia la playa
    hermana blanca por la mañana
    y allí se hundieron
    ¿oyes el ruido de las burbujas
    amada mía mi amada bruja?

    Flotan sus cuellos
    flores del mar
    hasta la línea del horizonte
    y allí las nubes se vuelven alas.

    Jano Bifronte vuelan los mares nadan los cielos
    el sol abrasa desde mi copa
    ¿dónde estarás amada loca
    dónde agonizas beso escarlata
    dónde te asfixias oca de plata?

    Sale la luna
    al arenal de la duna
    la luz se enciende de hielo
    rezan las rocas sacerdotales
    el esqueleto de un ruiseñor
    busca refugio bajo una flor.

    Y un gas letal
    como una canción nocturna
    adormece a la muñeca de la urna.

    Adiós blanca oca encantada
    adiós dulce enamorada.




    De Lengua de cal, 1972:


    MUDO

    I

    Geschrei (clamor)
    el rey del bosque, único
    hombre del bosque y rey
    waldgeschrei (clamor del bosque)
    rey de la voz
    voz del bosque es el hombre
    voz cuando el bosque se cierne
    freudengeschrei (alegre clamor)
    risa del bosque, bosque sin palabras
    bosque es palabra del rey: palabra del silencio
    ein stilles leben (una vida en silencio)
    por ser habla del bosque
    y por ser bosque ein stilles leben ist es
    (entonces el silencio es vida)
    del bosque por la voz del rey.

    ¡Oh rey! ¡Padre del bosque!
    tú, tú mismo
    ein zeichen deutungslos (un signo sin sentido)
    en el bosque sólo como clamor
    creador, explicador del bosque
    nada para ti mismo, nada para nosotros
    ein zeichen sind wir, deutungslos
    (nosotros, un signo sin sentido)
    nosotros tras el árbol
    nosotros tras el que sólo es trazo
    sprachlos und kalt (mudo y frío)
    el clamor de la nada
    nada muerta en el trazo
    que todo el bosque busca.

    II

    Por toda referencia
    en el paisaje que la nieve ha cubierto

    (las sombras ahora resplandecen)

    borrado incluso el trecho
    donde antes caminara el sacerdote,

    un hombre busca el norte, el sur,
    el este y el oeste.

    El hombre, único en el paisaje,

    busca el norte y el sur
    y el este y el oeste.

    III

    Así suspenso ni crucificado
    ni en fúnebre meditación ni en cruz
    ni en sepultura
    suspendido
    en perpetuo descenso
    la figura está inmóvil tras ochocientos años.

    Crueles escultores y conversos
    que acudían y un mísero ladrón
    le mantienen en perpetua agonía.

    Mil años de madera
    lo contienen a medio caminar
    del fracaso y del triunfo:

    ni cadáver ni resucitado,
    más allá de los hombres
    sin llegar a los dioses.

    IV.

    Aquí hace mucho tiempo bailaba Halicarnaso
    las Nereidas bailaban
    yo bailaba.

    Pero las cosas rnueren
    no por lluvia ni viento ni terremoto o turco,
    sino cuando la vida deja de poseerse
    y el amor.

    Hoy volví a este lugar
    y a la cuádruple cabeza de caballo:
    vive el trabajo, no el trabajador.

    ¡Friso animado, Fidias muerto!

    Estas cuatro cabezas, pero
    ¿y el cincel y el antebrazo de los escultores?

    Aquí está el Partenón
    ¿y Fidias, dónde está?

    Sus hijos siguen
    abrazados a cabezas de mármol,
    como yo a este lugar.

    Ha pasado la vida
    y la danza.

    V

    Yo no sé qué esperamos los unos de los otros,
    ni la razón para tener a mi mano como un fiel aliado.

    Nada puedo esperar de una mano
    capaz de señalar al justo y al perverso
    o escribir poemas en las habitaciones
    de un verano impregnado de vino y sal y sangre.

    Sólo, quizá,
    recordar otra gente
    que ahora se arrastra entre pájaros muertos
    y vivir seriamente un calendario
    cuyas mentiras apenas disimulan
    lo efímero de su numeración.

    VI

    Un poco de silencio es ya todo silencio
    sobre la arista jónica y el zodiacal
    Júpiter
    olímpico molesto por el ángulo recto
    hace resplandecer su dentadura de truhán

    «Mira (dice) aquí pongo yo la palabra»

    grabada como el famoso ruiseñor
    para un emperador dormido

    y aunque la devoremos
    queda allí la palabra luciente como aceite
    y la palabra no es el acto

    la palabra no es el acto
    y un poco de silencio es ya todo silencio.

    VII

    La estepa / algo insultante para aquel
    que tenga en mucho el límite
    y mire con sus ojos / otros ojos / hay ilimitados

    para el rojo de aurora / el rojo de crepúsculo
    el mismo rojo ilimitado / para el pámpano
    para el pámpano un rojo / para la hoja del rosal naciente

    insultante si se tiene en mucho
    que las hojas son verdes
    en casi todas partes / para una creación de los ojos

    más creaciones / hay ilimitadas
    para rojos rosales brotando
    o viñas que agonizan en otoño

    pues todo es de ese rojo
    en el límite que no limita nada / la nada.

    VIII

    Silencio
    el recuerdo un estruendo
    Inuchos vasos de agua no hacen olas
    la sed es un estruendo

    allí va Maritornes
    muchas que van
    no hacen una palabra
    tener es un estruendo

    la voz no es mía
    muchos míos no hacen un yo
    el estruendo de un yo
    no ensordece más que a su poseedor.

    IX

    El hombre hace por parecerse al hombre
    y así escribe palabras
    palabras para el hombre
    que nacen para nadie que alrededor
    vigila como muere y su necesidad.

    Mira a su alrededor
    y gime y se golpea la boca con los pies
    pero el hada le dice:

    «Tú
    miserable que has visto
    perecer tu contorno,
    has dicho a tu paciencia:
    vivo yo
    y es casual que los demás también».

    X

    Dignidad del constructor de dólmenes
    para ellos un solo padre

    hombres robustos e implacables
    que no sólo cazaban

    enormes piedras de mucho peso
    que fueron levantadas en un instante de concentración
    con talento de fundadores

    mujeres ollas
    leños que humean bajo el barro ardiente
    mujeres y pedazos de tocino cortado
    flotando entre burbujas

    ellos los que sellaron el limo de la tierra
    en la primera copa producida
    como masturbación

    para ellos una sola mujer
    como el campo abre sus piernas al guisante

    entre rebaños de animales
    hoy desaparecidos como el idioma del desierto
    entre animales

    levantaban en silencio sus gigantescas piedras
    siempre

    muchos de ellos alrededor de una piedra
    durante mucho tiempo

    de varias piedras
    que levantaban con ingenio

    y con ingenio una vez levantadas
    mirarse y en silencio
    y salir a la caza y sembrar y mirarse
    y cazar y en silencio durante trescientos mil años.

    Pedro Casas Serra
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    Félix de Azúa (1944- Empty Re: Félix de Azúa (1944-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 25 Dic 2022, 14:29

    .


    De Pasar y ocho canciones, 1977:


    CANCIÓN DEL  BEATO FERRÁN DE GIRONA

    La noche fue tan negra
    que de mí mismo nada aparecía.

    Como no me veía
    miré la noche eterna.

    Si es ella lo que ciega
    ella será visible, me decía.

    Así que he de mirar lo impenetrable
    para pensar, si me es posible, lo impensable.

    Y la noche, en su esfera repleta,
    me dio lo  que buscaba;

    un nhueco perforaba
    la negrura completa.

    Aparecióm el hueco como abismo:
    el hueco era yo mismo.



    CANCIÓN DE LOS SUBVERSIVOS ALCOYANOS
    A SUS COMPAÑEROS QUE IBAN A SER FUSILADOS EN VALENCIA
    (1869)

    Olvídate del mal y la derrota
    ya no eres hez ni barro
    eres humano, más que humano
    eres republicano
    y federal.

    Eres un libertario, un insurrecto
    con diez o doce de tus compatriotas
    combatiendo a las botas con las botas,
    muriendo con sus espuelas
    faltos de munición.

    La rosa es sin por qué
    no quiere ser mirada,
    por eso también las escopetas
    quieren ser disparadas
    sin pensárselo más.

    Has conspirado, odiado y atentado
    con los bolsillos repletos de panfletos
    ¡oh hermano adolescente!
    que no surja un soneto
    jamás de esa tu frente
    ni del sufragio universal.

    Que nunca el mamarracho literario
    pringue con sus merengues
    la gloriosa corneta de las insurrecciones
    los anónimos cuerpos que aplasta la reacción
    sin remisión.

    Haz como el compañero Matías de Laserna
    tu hermano leridano
    tipógrafo que fue de «La Moderna»,
    y al morir fusilado
    contra la tapia de cualquier cementerio
    en una playa o entre la maleza,
    grita al caer:

    ¡Abajo los tres reinos de la naturaleza!
    ¡Viva el perder!

     

    CANCIÓN DE CUNA

    No, de mí nada hay que sea torcido ¡ea!
    con admirable aplomo todo me lo he creído
    el mundo me rodea luego yo soy su centro:
    tomo en mis manos la impar Excalibur
    y por mucho que duela no dejo de escribur.

    Vivo en mi madriguera, detesto la elegancia
    en mis cuartos de baño se peinan las vecinas
    que se pinten la raya detesto la elegancia
    vendo mis mercancias en un circo lodoso,
    ralo, lanudo, soso.

    Nada veo y pa qué lo que anda por ahí fuera
    a mí no se paré yo soy mucho peor
    humedad de los pies mareo de la boca
    y los dientes... Es mejor que me calle.
    (Ahora parece que terminan)
    abro la cremaller y me voy a la cama
    con el mundo dormido, ¿cómo voy a pensar?
    Ya verán quién soy yo, ya verán con quién tratan.

    A dormir, a dormir, campanas de cristal
    repican n mis sesos, a dormir a dormir
    para siempre jamás. ¿Para siempre jamás?




    De Farra, 1983:


    RUEDA EL AGUA MUY PRIETA ENTRE ROCAS...

    Rueda el agua muy prieta entre rocas
    formando remansos de espuma que gira,
    luego se disipa dejando flotar
    hilachas moradas de capa pluvial.

    El río es cetrino, oleoso, en torno a las piedras
    cubiertas de musgo y pulgones, allí donde Víctor
    ató la botella puesta a refrescar.

    Bajo chopos que duermen
    moviendo las hojas, como mulo que al paso
    del amo sus crines menea, la sombra y el sol
    otra espuma intangible levantan en tierra.

    En el puño de Víctor se alza
    un cristal del color que la mar en otoño
    a veces refleja funesta. Es septiembre
    ya no hace calor,
    algo muere o presiente que debe callar.

    La tarde se empapa de vino y delira
    rosada, hialina, algo hostil.

    Los vencejos anuncian chillando que el sol ya se fue
    cuando Víctor despierta ante un vaso vacío;
    tras estremecerse se pone un jersey.

    Alguien dice en la sombra: «Habrá que marcharse.»
    Y al instante la noche rabiosa nos muerde a los tres.



    EN UNA CHOZA VIVE...

    En una choza vive,
    siendo así que, peores,
    en palacios.
    Pero es choza con ramas enlazadas
    de árbol vivo
    trenzadas en celdilla.
    Puedes imaginar una canasta
    como volcada sobre su enjuto cuerpo
    y propiedades.

    Ahora bien, cada tronco
    conserva las raíces
    hondas en tierra fértil,
    y así las estaciones le cubren o desnudan
    según la choza en flor
    esté, o sin hoja.

    Lo santo fluye en torno
    subiendo con la savia
    y bajando a la tierra en el invierno.
    Vive, pues, cobijado,
    por un anillo que comienz en el tiempo
    y acaba en el espacio.

    No envidia al arzobispo recluido
    bajo góticas palmas
    que no pierden la hoja.
    Si el capitel quiere imitar la rama,
    florecerá; si no,
    no imita bien del todo.
    Y el arzobispo inútilmente espera
    lo que a la choza acude
    con cada primavera.



    EN UN PRADO DE FLORES ESMALTADO...

    En un prado de flores esmaltado
    perdí la continencia;
    el ciego dios alado
    lanzó su drdo con tanta diligencia
    que me vi capturado
    y simultáneamente liberado.

    No duró mucho aquella maravilla;
    cuando el áspero Octubre
    sus víctimas gavilla
    y ociosas y desnudas las descubre,
    no estaba yo en la trilla
    sino en la gruta donde nada brilla.

    Sumido en la apatía atemporal
    del liquen o la yedra,
    como humilde cristal
    que vive de la vida de la piedra,
    la esencia mineral
    cristalizó mi condición mortal.

    Y habiéndome doblado ante el destino,
    volví a pensar en ella:
    en cómo hasta mí vino
    y en cómo se partió cuando la estrella
    que dirige al marino
    señaló de repente otro camino.

    La vi huyendo de mí, como la vida
    escapa silenciosa
    de aquel que se descuida;
    mas no por escapar menos preciosa,
    ni el darla por perdida
    nos permite aplicarle otra medida.

    Luego al verla feliz, alborotada
    con todo el firmamento
    como nueva morada,
    tornó a fundirse con mi pensamiento,
    y así la enamorada
    la vida me volvió con su mirada.

    Salí entonces al día, a la mañana,
    al solclemente y puro
    que pan y vino mana
    y cuyo oculto y celestial conjuro
    es: toda vida humana
    es vida en otro... que en sí misma, es vana.



    LA NIÑA DE DIEZ AÑOS, ALLÍ, BAJO EL SOMBRAJO...

    La niña de diez años, allí, bajo el sombrajo
    (una vela de cruz, luminosa y salina)
    con el racimo en alto me pareció Judith
    y su presa Holofernes con zarcillos azules.

    Del automóvil blanco, de sus puertas abiertas
    al aire abrasador y la luz cenital,
    llegó un recuerdo blando de alquitrán o betún
    que me hizo apoyar la mano en el tabanco.

    Se puso en pie despacio, sosteniendo el racimo
    como si de su codo aún pingara la sangre.
    Brillantes y calientes, con obscena abundancia,
    sus ojos y los granos de polvoriento añil.

    Sin casi hablar (¿quién puede poner precio
    a un racimo de uvas en un día de agosto?)
    disimulamos ambos nuestro mutuo interés.
    Así los orientales mercaban sus tapices.

    Más tarde comenté la intimidad del monte
    sin prisa y sin respuesta, pues tanta soledad somete al tiempo.
    Colgué de la romana un billete discreto,
    dije adiós y me fui con diez años de menos.

    También el cielo morirá cuando muera la tierra,
    pensé como consuelo.
    Cuando muera la viña, la tierra morirá,
    me dije luego.



    ¡ARDE ESTÉRIL! EN TI...

    ¡Arde estéril! En ti,
    dichosa, la furia
    remanza.

    El mundo protege
    con un velo tu vientre
    para hacerte olvidar.

    Inclinada adelante,
    ingrávida y mortal,
    no dejas huella alguna.

    Nadie te seguirá,
    pero tu paso engendra
    nuestra tierra, hacia atrás.



    FUE COSA DE UN INSTANTE: SE DETUVO LA MAR...

    ue cosa de un instante: se detuvo la mar,
    sus olas tan bien hechas,
    los remolinos de arenada espuma
    y el temblor de las ondas
    gozando con sus labios la playa de cristal.

    Llegaba tarde a misa
    después de un desayuno tormentoso
    a rastras de mi madre o de mi prima;
    mujer era, seguro, recuerdo el abanico
    y la helada sonrisa.

    Al fondo de la nave
    el cura celebraba en oro o purpurina,
    pero nubes sagradas descendieron de pronto
    empapadas de azul cobalto y lila
    que el rosetón sangraba como un cuello de buey.

    Hízose el hueco templo esmeralda salina
    y dentro de aquel vidrio celeste y ultramar
    resonó repentino el soplo, el viento, el grito,
    la tempestad de un dios inundado de sí.

    Aleluya, aleluya, tronaba la coral,
    mientras yo me agarraba, medio muerto de miedo,
    al bañador de lana aún húmedo de ayer:
    esto ha de ser ahogarse, musitaba, esto ha de ser el ma



    DESATA EL LAZO, QUIERO...

    Desata el lazo, quiero
    aclararte el cabello
    en el agua del río.

    Enredará mis dedos
    sedal helado,
    flambear de truchas.

    Estás tan viva hoy,
    tan viva, tan lasciva...
    Tu cuello es fina arena
    y en tus ojos arden sendas lunas.

    ¡Qué duro el hueso,
    la hora, tan oscura...!
    Mi lengua poco a poco te desnuda.



    ENVÍO

    Hola mi amor. Hago la prueba. Intento
    escribir sobre ti sin que lo impida tu recuerdo.
    Tengo la casa sola, inútil, infeliz...
    ¡yo que quise apropiarme del mundo!
    Las guerras, la dignidad, las leyes,
    ¡qué pequeños juguetes
    entre las manos de un chico petulante!
    ¿Cómo hablar de ellos, de justicia, de lucha,
    si me avergüenza tanto verme triste?
    La marea oscura, la noche, el agujero
    adonde te perdiste cuando un suave empujón
    cerró la puerta de aquel auto extranjero:
    ése es el mundo cierto, tu casa actual
    y el horizonte de mi hogar sin fuego.
    ¡Qué común y sencillo es esto de sentirse
    tan tontamente malo por no amar lo bastante!
    Y sin embargo, déjame que te cuente
    lo que me ha sucedido:

    Aguantamos aquel último mes como si nada;
    hablábamos, cenábamos, hacíamos el amor
    como si el tiempo no fuera a terminar alguna vez,
    treinta días más tarde. ¡Qué fuertes,
    qué elegantes, qué bien disimulamos!
    Pero ya es tarde, ¿ves?, no disimulo.
    El tiempo se acabó y aquel último mes,
    ya solo a solas, me atragantó y ahí sigue:
    voy salvando los días a costa de inventar
    víctimas nuevas.¡Qué avergonzado,
    qué mísero me siento al escribirte!
    Pero deja que cuente lo que andaba contando,
    ahora que es julio y llueve.

    He pasado unos días a la orilla del mar,
    durmiendo sobre el suelo, acompañado,
    no por ti, ¡qué extraño! Fue la primera vez
    desde hace meses que no acudió el Maligno
    a recordarme que te había perdido para siempre.
    He pasado esos días sin ti, pero hasta entonces
    contigo estuve: estabas
    en mi carne, en mi sangre, en mis entrañas,
    asfixiándome, ahogándome, impidiendo
    que viera el cielo, el mar y las estrellas.
    Pues mira, en esos días ya no estabas;
    estaba el mar, los pinos, los olivos
    y unos ojos azules más azules que el sol.

    Las noches eran breves, tibia el agua,
    el vino malo, abundante, excelente,
    el tiempo inacabado. Renacía, si quieres,
    a ese mundo habitado que contigo habité
    y nada había cambiado. El olor a resina,
    la piel rosa y dorada, pelo duro de sal
    y piernas arañadas por espino amarillo.

    Leímos a Heráclito, como siempre,
    en un huerto de olivos plateados,
    pero al tercer fragmento los mosquitos
    impidieron que cayera dormido.
    ¡Qué se me dan a mí los presocráticos
    si vivo sin rencor, apacentado
    por Garbí, por Gargal, por Tramontana,
    y con el hueco de tu tumba hinchado
    de amor por lo viviente!
    De haber sido capaz, habría cantado.

    Te había perdido, sí, pero no me acordaba;
    era ligero, libre, enorme y abundante,
    ni el mar entero podía limitarme,
    y los pinos carrascos, las rocas verdinegras
    los bancos de fluorescentes llisas,
    bailaban en la palma de mi mano.
    Al salir Afrodita, esa estrella que roza el horizonte,
    por un momento creí que bajaría
    a tomar una copa. Con su peplo
    y su mirada radiante de lujuria,
    ella que es madre, hermana, ahijada y enemiga.
    Te aseguro que al pensarlo recé.

    No vino a tomar copas.
    O sí. Quizás sí vino,
    y sonrío clemente al ver mi excitación,
    ella que tanto sabe. Fui
    amante e hijo suyo; el viejo sueño
    que trae a la memoria caminos polvorientos,
    cascos, esfinges, oro, sangre y semen.
    No sé si fue la bendición del astro de la tarde,
    pero el mundo era joven y todopoderoso;
    yo era joven también, y algo más poderoso.

    Ahora, ya ves, fortalecido por esa compañía
    que todavía no me ha abandonado,
    y eso que hoy está gris, llueve y es julio,
    trato de hablar de ti a solas y contigo,
    porque sólo si puedo hablar así
    me habré liberado al fin y te amaré de nuevo
    estés en donde estés
    y aunque nunca volvamos a estar juntos.

    Serás, por siempre más, la estrella que a la tarde
    me bendice y sonríe mientras rezo,
    con el pavor de un niño, y con su soledad,
    su excitación, su miedo y su insignificancia.




    De Última sangre, 2007:


    EVA Y ADÁN

    Pero qué vas a hacer con todos esos meses y todos esos años
    en un jardín sin tardes noches días laborables ni festivos
    y sin el desayuno y sin la merienda y sin la cena de San Juan
    sin visitar al otorrino ni limpiar bujías ni eliminar residuos
    sólidos habiendo separado lo degradable de todo lo demás

    y un sempiterno arco de luz omnipresente con forma de ojo abierto
    entre nubes allí bovino inexpresivo ojo celeste
    exasperante insoportable anuncio siempre allí siempre.

    En el jardín nervudo atleta de pierna hirsuta
    y nuestra madre hermosa como treinta magnolios todos juntos
    ¡qué pechos de vaca preñada qué culo de yegua alazana!

    Arrodillados juntos con las manos trenzadas capibajos
    modestos animales allí tranquilos cantando plegarias
    al ojo inmóvil fijo en la esfera de bronce.

    Rezos que suenan suaves como leves mugidos
    entre cabras y pavos lebreles y ornitorrincos
    bajo la verdinegra lluvia del pimentero
    y la guirnalda roja del tomatero
    y la dorada luz del veloz oriol
    mugen con mansedumbre su rezo manijunto
    con modestia de vaca.

    Hasta que un día Adán
    trenza de yedra y mirto su enhiesto miembro
    Eva mediante jugos de higo y cantueso tiñe
    la vulva hirviente
    y haciendo el simio con gran revuelo
    del pueblo alado moscas cotorras
    vencejos Tronos y Dominaciones
    se aparean.

    Sólo entonces el ojo fijo parpadea
    su único clin

    pero ese clin que dura casi un algo
    dispersa el día noche tarde aurora martes o bisiesto
    esparce asuetos dentistas cenas nochebuenas otoños

    casi divide todo y en el polvo esparcido luce horrenda
    esa niebla ondulante
    sombra de toda luz

    el amor

    tu serpiente
    madre
    mía

    y en sus escamas
    yo



    TESTAMENTO

    El día en que mataron a mi padre
    a mí me pareció un asunto muy serio
    y lo tomé como algo de verdad definitivo.

    Cuál no fue mi sorpresa cuando
    sobre el chillido de las plañideras
    el torrencial sermón del señor cura
    y las bombardas del Te Deum
    acerté a divisar por entre bastidores
    a dos tipos vestidos con pantalón de golf,
    babuchas, sombrero calabrés, piercing de oreja,
    cantando viejos tangos mientras le daban a la frasca.

    "¿Qué están haciendo ustedes?",
    les pregunté irritado, altivo, augusto incluso,
    "¡Un poco de respeto, por el amor de Dios!"

    Los tipos me miraron atristados
    y el más bajo, el de perilla cabrafiga y tripa,
    dijo con suave acento levantino:

    "¿Aún no te has percatado de que esto es un ensayo
    y de que no era él la primera figura de este drama,
    oh hermosa estrella mía, joven Félix?"


    FÉLIX DE AZÚA, Última sangre (Poesía 1968-2007), Bruguera, 2007.

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    Félix de Azúa (1944- Empty Re: Félix de Azúa (1944-

    Mensaje por cecilia gargantini Mar 27 Dic 2022, 15:38

    Me gustó mucho.
    En "El lobo en la casa" cada una de las reflexiones derraman lirismo y el lector recibe sensaciones sensoriales muy variadas.
    Graciasssssssssss y besosssssssssss
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    Félix de Azúa (1944- Empty Re: Félix de Azúa (1944-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 27 Dic 2022, 16:21

    Gracias por tu interés, Cecilia.

    Un abrazo.
    Pedro

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    Félix de Azúa (1944- Empty Re: Félix de Azúa (1944-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 13 Jul 2024, 04:25

    .

    Dos poemas más de Félix de Azúa:


    ROMANCE TECNÓCRATA

    Silbando su tonada hacia la izquierda
    con el tren bajo las nalgas de melocotón
    el pecho atravesado todavía por una dentadura
    y desdén de la pierna por la media de nylon
    camino de la ventilación de un asunto amoroso
    se lanza al mar y pide dos horchatas
    brindando con el aire «¡salud salud!»
    se acerca entonces el bruñido atleta
    «sé lo que pasa y que tu weltanschauung
    la voluntariedad, quiero decir;
    él en cambio -plagiando a Scott Fitzgerald-,
    es escolástico hasta en la compra de tabaco».
    Ella grita con júbilo y sonríe
    por la noche y en íntima fusión los dos orines
    cantan a dúo:
    -«Nada tan claro como las ciencias del espíritu
    nada tan taylorista como la psiquiatría «.



    SOLDADESCA

    Lenin piensa en Finlandia


    Las fauces del tigre están llenas de sangre
    el hombre libre merca sus lágrimas de plata sus gestos
    suena un pistoletazo en el barrio judío
    una conciencia más que explota dice el Führer

    No tengo carros ni munición ¡aguantad como podáis!
    el coronel telegrafista mueve la manivela
    pensando en su mujer (una georgiana sentimental)
    y el carrusel aquel de Beograd ambos sin pasaporte

    Como si hubieran sido higos podridos
    la lengua de la hiena está irritada
    ¿cómo dices que llaman en tu tierra a las mujeres de la vida?
    ¿y a las que nunca te dejan hacer nada?

    Duerme la tarde y oscurece las suaves torres
    ciruelas malvas como atacadas por un hielo salvaje
    la brigada hace guardia en San Juan de Acre son
    como avispas doradas a la luz de un quinqué

    Todo esto sucede en Moscú en enero de 1919
    cuando por el más largo corredor del Palacio de Invierno
    el caballo de Korlinov galopa enfurecido.


    FÉLIX DE AZÚA, Nueve novísimos poetas españoles, Península, 2001.


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