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Juan Vico (Badalona, 1975) es un escritor español.
Fue redactor jefe de la revista literaria “Quimera” entre los años 2013 y 2015, y en la actualidad es profesor en la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonés. Escritor interesado por la intertextualidad y los territorios comunes entre disciplinas artísticas, la crítica ha destacado la solidez y la precisión de su estilo.1
Obtuvo el Premio Internacional de Poesía Arcipreste de Hita en 2005 por el libro de poemas Víspera de ayer, que junto a Still Life (2011), La balada de Molly Sinclair (2014) y Condición de los amantes (La Isla de Siltolá, 2021) componen su obra poética hasta el momento. En 2012 se publicó su primera novela, Hobo, que ofrecía una panorámica sobre los orígenes del blues. Un jurado compuesto, entre otros, por los académicos Luis Mateo Díez y Salvador Gutiérrez concedió a su segunda obra narrativa, El teatro de la luz, el Premio de Novela Fundación MonteLeón. Su debut en el género del relato se produjo el año siguiente con el volumen El Claustro Rojo, merecedor del Premio Café 1916. Sus novelas más recientes son Los bosques imantados (2016) y El animal más triste (2019). Es también autor del ensayo sobre cine La fábrica de espectros (2022).
En 2018 obtuvo una de las becas de escritura Montserrat Roig del Ayuntamiento de Barcelona y en 2020 fue seleccionado para la Residencia de Escritores MALBA (Buenos Aires).
(Sacado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Vico )
*
Algunos poemas de Juan Vico, de su obra Condición de los amantes, Siltolá poesía, 2021:
INVOCACIÓN
Virgen de los borrachos, ¿cuántas
veces cruzamos nuestras voces
inventadas? Ya se funde tu dulce arcilla,
Diosa del asiento de atrás,
Reina de los amores menos platónicos.
Como en un papiro escribiré,
devorando cláusulas, la historia
sin cautela de tus nombres, su
delicia fragmentaria.
Te desdibujas, y así te quiero,
Dueña de todas las palideces,
Amante oscura de mis amantes,
Enemiga fiel de mis alegatos,
Enferma siempre del primer terror.
POSTALES
No es necesario insistir en las coordenadas
concretas, remedar la canción
que te hacía levitar: nuestras anécdotas
tienden a ser intransferibles
y hasta un punto enojosas.
Qué más da la imagen, por ejemplo,
que asomaba a las chillonas
postales que te envié (un faro
a vista de pájaro,
un diminutivo
sobre una barca): solo hace falta
saber si todavía, tras contemplar
mi escritura esforzada y tortuosa,
sientes acaso una punzada, de amor
o de vergüenza; si depositas tus yemas
sobre sus pieles de cartón como conjura.
CUADERNOS
Conviene
regresar a ellos de vez en cuando
como el criminal que revisita el lugar común
del crimen, como el amante despechado que da vueltas
en torno al objeto de su desdicha:
causas y consecuencias
intecambian sus antifaces para un baile de sombras
sobre el hielo, las palabras se estremecen
en una víspera siniestra, excitadas por la acechanza
de su futuro fracaso pasado,
solo a un paso
de su auténtica impostura.
El mundo se cuenta sin nosotros, pero disimulamos.
RETRATO INACABADO
Anotar una frase al desgaire
para recordar lo que pretendes escribir
en un página futura y más tarde
el releerla
descubrir
que la frase ya es la página:
ocurre a veces que el esbozo
de una idea
es la idea, que el boceto
se ha acercado
sin que uno sepa muy bien cómo a la
naturaleza profunda de lo que se intentaba
decir: del mismo modo una
madrugada puede, puede
la curva de una rodilla, el borde
jugoso de una cicatriz, un matiz indefinido
sobre la almendra del párpado,
tu pregunta
ESTE JUEGO INSENSATO
ce jeu insensé d'écrire
Mallarmé
También podríamos vagar
por las calles, medio desnudos,
cantarle al casco de una botella
sin desdeñar los peores versos.
Entre dos tiempos, el tiempo:
farfullar desgarraduras,
cultivar zarzas de azares,
adorar las santas ruinas
de una perpetua adolescencia
y que los dedos de la aurora
nos despiojen
mientras sellamos nuestros labios,
legendarios, famélicos, sin rumbo,
y olvidamos la función de cada
cosa, pero no sus nombres.
DELECTATIO AMOROSA
La racanería de las metáforas,
el modesto drama de seguir
siendo uno mismo: un
desvanecimiento interrumpido,
cortado en lonchas, tiene
la última palabra: un
valor desconocido,
codificado lamento,
pilar amable de la locura: un
poeta en su barril, otro ruego
recién amañado, arañado
para la causa: un
vocablo sin vocales,
sin vocación, este grito o más
arcaico: una hemorragia.
MUTIS
Elaborados embustes nadando
entre colillas
en un culo de vino barato y de barata
pedantería, noches que ruedan
y se hunden entre ríos siempre
fuera de plano, nuestros ojos
como furias o no tanto, como
linternas parpadeantes que se adentran
en un bosque de estribillos
disecados, toda tregua
resumida en esa fuga, la espina
también de todos, el mismo rapto, la tensión
de solo un cuerpo que se marcha
sin marcharse, eternamente
de vuelta, la estricta estela, el crudo
ritmo, la tierra abierta
sin el istmo que nos une a aquella historia: los
gentilicios del no.
ANÓNIMO
Te ofrezco más palabras
arrastradas
por ajenas
palabras que harás mías:
nombrarte es persistir,
es saquear
la lengua, el sol,
la rabia que convenga.
Revientan las polillas
en tu espalda
y un mapa enmudecido
cubre el techo.
RUEGO
Cierras los ojos y las nubes,
estáticas sobre la hierba seca,
esperan resignadas como madres
a que rescates algún cuerpo de entre sus filamentos.
Corren los días, sin embargo
casi infinitos, casi pueriles, tolerablemente encantadores,
mientras silbas el monólogo de este tiempo vulgar,
sus horas blancas, cadenciosas, la cantinela pulimentada
por el uso de los hombres, desinfectada, salubre,
gentil en su desdén de algodón y consonancias.
Una calle se ilumina en algún hemisferio, alguien
dejó de correr por sus traslúcidos adoquines
para que tú sigas durmiendo nuestra siesta sin dolor.
Puedes mirar ahora: la salida no ha cambiado de lugar.
Puedes abrir por fin mi mano izquierda para que la tarde
nos desvele la razón de su ritmo mamífero.
BIBLIOMANCIA
Abre un libro cualquiera
al azar, coloca
un dedo
sobre la página y tacha
esa línea sin
leerla: ahí
está
tu poema,
mi perdición,
otra forma
de esperanza.
Juan Vico (Badalona, 1975) es un escritor español.
Fue redactor jefe de la revista literaria “Quimera” entre los años 2013 y 2015, y en la actualidad es profesor en la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonés. Escritor interesado por la intertextualidad y los territorios comunes entre disciplinas artísticas, la crítica ha destacado la solidez y la precisión de su estilo.1
Obtuvo el Premio Internacional de Poesía Arcipreste de Hita en 2005 por el libro de poemas Víspera de ayer, que junto a Still Life (2011), La balada de Molly Sinclair (2014) y Condición de los amantes (La Isla de Siltolá, 2021) componen su obra poética hasta el momento. En 2012 se publicó su primera novela, Hobo, que ofrecía una panorámica sobre los orígenes del blues. Un jurado compuesto, entre otros, por los académicos Luis Mateo Díez y Salvador Gutiérrez concedió a su segunda obra narrativa, El teatro de la luz, el Premio de Novela Fundación MonteLeón. Su debut en el género del relato se produjo el año siguiente con el volumen El Claustro Rojo, merecedor del Premio Café 1916. Sus novelas más recientes son Los bosques imantados (2016) y El animal más triste (2019). Es también autor del ensayo sobre cine La fábrica de espectros (2022).
En 2018 obtuvo una de las becas de escritura Montserrat Roig del Ayuntamiento de Barcelona y en 2020 fue seleccionado para la Residencia de Escritores MALBA (Buenos Aires).
(Sacado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Vico )
*
Algunos poemas de Juan Vico, de su obra Condición de los amantes, Siltolá poesía, 2021:
INVOCACIÓN
Virgen de los borrachos, ¿cuántas
veces cruzamos nuestras voces
inventadas? Ya se funde tu dulce arcilla,
Diosa del asiento de atrás,
Reina de los amores menos platónicos.
Como en un papiro escribiré,
devorando cláusulas, la historia
sin cautela de tus nombres, su
delicia fragmentaria.
Te desdibujas, y así te quiero,
Dueña de todas las palideces,
Amante oscura de mis amantes,
Enemiga fiel de mis alegatos,
Enferma siempre del primer terror.
POSTALES
No es necesario insistir en las coordenadas
concretas, remedar la canción
que te hacía levitar: nuestras anécdotas
tienden a ser intransferibles
y hasta un punto enojosas.
Qué más da la imagen, por ejemplo,
que asomaba a las chillonas
postales que te envié (un faro
a vista de pájaro,
un diminutivo
sobre una barca): solo hace falta
saber si todavía, tras contemplar
mi escritura esforzada y tortuosa,
sientes acaso una punzada, de amor
o de vergüenza; si depositas tus yemas
sobre sus pieles de cartón como conjura.
CUADERNOS
Conviene
regresar a ellos de vez en cuando
como el criminal que revisita el lugar común
del crimen, como el amante despechado que da vueltas
en torno al objeto de su desdicha:
causas y consecuencias
intecambian sus antifaces para un baile de sombras
sobre el hielo, las palabras se estremecen
en una víspera siniestra, excitadas por la acechanza
de su futuro fracaso pasado,
solo a un paso
de su auténtica impostura.
El mundo se cuenta sin nosotros, pero disimulamos.
RETRATO INACABADO
Anotar una frase al desgaire
para recordar lo que pretendes escribir
en un página futura y más tarde
el releerla
descubrir
que la frase ya es la página:
ocurre a veces que el esbozo
de una idea
es la idea, que el boceto
se ha acercado
sin que uno sepa muy bien cómo a la
naturaleza profunda de lo que se intentaba
decir: del mismo modo una
madrugada puede, puede
la curva de una rodilla, el borde
jugoso de una cicatriz, un matiz indefinido
sobre la almendra del párpado,
tu pregunta
ESTE JUEGO INSENSATO
ce jeu insensé d'écrire
Mallarmé
También podríamos vagar
por las calles, medio desnudos,
cantarle al casco de una botella
sin desdeñar los peores versos.
Entre dos tiempos, el tiempo:
farfullar desgarraduras,
cultivar zarzas de azares,
adorar las santas ruinas
de una perpetua adolescencia
y que los dedos de la aurora
nos despiojen
mientras sellamos nuestros labios,
legendarios, famélicos, sin rumbo,
y olvidamos la función de cada
cosa, pero no sus nombres.
DELECTATIO AMOROSA
La racanería de las metáforas,
el modesto drama de seguir
siendo uno mismo: un
desvanecimiento interrumpido,
cortado en lonchas, tiene
la última palabra: un
valor desconocido,
codificado lamento,
pilar amable de la locura: un
poeta en su barril, otro ruego
recién amañado, arañado
para la causa: un
vocablo sin vocales,
sin vocación, este grito o más
arcaico: una hemorragia.
MUTIS
Elaborados embustes nadando
entre colillas
en un culo de vino barato y de barata
pedantería, noches que ruedan
y se hunden entre ríos siempre
fuera de plano, nuestros ojos
como furias o no tanto, como
linternas parpadeantes que se adentran
en un bosque de estribillos
disecados, toda tregua
resumida en esa fuga, la espina
también de todos, el mismo rapto, la tensión
de solo un cuerpo que se marcha
sin marcharse, eternamente
de vuelta, la estricta estela, el crudo
ritmo, la tierra abierta
sin el istmo que nos une a aquella historia: los
gentilicios del no.
ANÓNIMO
Te ofrezco más palabras
arrastradas
por ajenas
palabras que harás mías:
nombrarte es persistir,
es saquear
la lengua, el sol,
la rabia que convenga.
Revientan las polillas
en tu espalda
y un mapa enmudecido
cubre el techo.
RUEGO
Cierras los ojos y las nubes,
estáticas sobre la hierba seca,
esperan resignadas como madres
a que rescates algún cuerpo de entre sus filamentos.
Corren los días, sin embargo
casi infinitos, casi pueriles, tolerablemente encantadores,
mientras silbas el monólogo de este tiempo vulgar,
sus horas blancas, cadenciosas, la cantinela pulimentada
por el uso de los hombres, desinfectada, salubre,
gentil en su desdén de algodón y consonancias.
Una calle se ilumina en algún hemisferio, alguien
dejó de correr por sus traslúcidos adoquines
para que tú sigas durmiendo nuestra siesta sin dolor.
Puedes mirar ahora: la salida no ha cambiado de lugar.
Puedes abrir por fin mi mano izquierda para que la tarde
nos desvele la razón de su ritmo mamífero.
BIBLIOMANCIA
Abre un libro cualquiera
al azar, coloca
un dedo
sobre la página y tacha
esa línea sin
leerla: ahí
está
tu poema,
mi perdición,
otra forma
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