COVID-19: “La Covid-19 y la ciudad” por Santiago Montero Homs (La Vanguardia, 02-05-2020)

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“La Covid-19 y la ciudad” por Santiago Montero Homs (La Vanguardia, 02-05-2020)

(Santiago Montero Homs, ingeniero industrial)

Está aceptado que España tiene estadísticas o datos de mala calidad. Una vez más esto se ha confirmado con motivo de la mala contabilización de los muertos causados por la Covid-19. Rebuscando entre los datos, queda claro que España es líder mundial de mortalidad por habitante, y dentro de España, Catalunya es la más alta. Eso se ve, sea cual sea la manera de contarlo.

Si nos fijamos en los datos, más o menos homogéneos, de muertes de esta última semana, Catalunya tiene un poco más de la cuarta parte de los muertos diarios del total de España. Es decir, entre un 25 y un 30% de los muertos, cuando su demografía es solamente del 16%. Y esta cifra del 25% es la misma que sale cuando se divide el número total de muertes entre Catalunya y España.

Si se desconfía de estas cifras y se tiene en cuenta la falta de homogeneidad de los datos, la proporción de muertos catalanes todavía es más alta. Los muertos de las residencias geriátricas que la propia Generalitat ha reconocido haber ignorado al principio, añaden 3.000 personas a las 5.500 del 27 de marzo. Hay que tener en cuenta que en Madrid el ejército las incluyó al principio, cuando Madrid era la líder.

No importa si Catalunya representa el 25 o el 33% de los muertos españoles. Probablemente sea la líder mundial. Y aquí hay que excluir atribuir los errores a los políticos. No se trata de discutir qué gobierno lo hace peor ya que, con algunas excepciones como Alemania, Suecia o Portugal, todos sabían poco y a todos les ha cogido con el paso cambiado. Mejor que nos fijemos en los datos.

Los datos nos dicen que 2,5 millones de catalanes viven en el área delimitada entre l’Hospitalet y Badalona, con una densidad de 19.000 personas por km². Solo una parte muy pequeña de París se acerca a esa cifra. Las ciudades europeas tienen entre 2.000 y 6.000 personas por km². Por ejemplo, Londres ciudad está en 5.500. Incluso Sabadell, Terrassa y muchas otras pequeñas ciudades catalanas tienen concentraciones muy superiores.

Estas densidades urbanas son las que producen contactos que facilitan la propagación de la Covid-19. En el año 2002 apareció el libro La ciudad digital, que se grabó a fuego en la cabeza de nuestros urbanistas. Era muy bueno, pero dijo que la ciudad compacta era la más sostenible y eso era solo una parte de la realidad. Cuando se superan las 8.000 personas por kilómetro cuadrado entramos en otro terreno que afecta en la vivienda, a la movilidad y la salud.

El mal ya está hecho. El gran problema de los próximos años será la necesaria reconfiguración del urbanismo catalán. Es difícil recetar cómo se tiene que hacer. Algunos tenemos nuestras ideas, que son discutibles. Lo que no es discutible, es que el núcleo central de los 2,5 millones se tiene que esponjar y no tiene sentido que los municipios de esta zona se empeñen en construir más vivienda. La historia los castigará.

Santiago Montero Homs (La Vanguardia, 02-05-2020)
 

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