JOSÉ MARÍA HEREDIA Y HEREDIA
D / POESÍAS PATRIÓTICAS Y REVOLUCIONARIAS
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ESPAÑA LIBRE (1)
ODA
"¡Antes la muerte
que consentir jamás ningún tirano!"
QUINTANA
A DON EMILIO RODRÍGUEZ
Querido amigo: la bella oda de usted a la "Libertad
española" me animó a componer ésta, en que me he permitido
algunas imitaciones de la suya. Recíbala usted
como una prueba de la amistad que le profesa Heredia
y de su exaltado amor a la libertad. ¡Podamos un día
ofrecer a la patria servicios reales en lugar de empalagosos
y estériles himnos!
J. M. HEREDIA
¿Y en vano fuera la constancia heroica
con que el pueblo español rompió valiente
el yugo atroz del pérfido tirano
que dominara la francesa gente?
Inútil fue; que su nefanda mano
extendiendo doquier el despotismo
cargóla odioso yugo,
más horrendo y pesado que aquel mismo
que tantos sacrificios la costaron.
¿Por qué de Iberia el galo fue lanzado?
¿A do está, pues, el fruto
de tanta ibera sangre derramada,
de tan hondo dolor, de tanto luto?
Tras la lucha gloriosa y dilatada
que al francés humilló y admiró al mundo,
tan sólo esclavitud, sólo cadena,
desaliento no más, miseria fiera,
terror, espanto, inconsolable pena,
por su inmenso dominio Iberia viera.
¡Ignominia fatal! ya conmovido
arde mi corazón en viva saña.
¿Quién el bárbaro fue, mísera España,
que a extremo tan fatal te ha reducido?
¿Fue de la Libia despiadada fiera
la que así destrozó tu seno hermoso,
la que ajó tu beldad de esa manera?
No, que tus hijos fueron
los que anhelando por mandarte esclava
la cadena execranda te pusieron,
el yugo ignominioso te cargaron.
Ellos, ellos sacrilegos osaron
la faz velar al candido monarca,
y persuadirle impíos
a desechar el libro sacrosanto
de la alma libertad, y a sumergirte
en cruda esclavitud, en hondo llanto.
¡Oh vergüenza! ¡Oh dolor! ¡oh patria mía!
¿Eres la misma acaso que algún día
tu nombre excelso en alas de tu gloria
de polo a polo resonar hiciste?
¿La que tras sí arrastrara la victoria?
¿La que a tus leyes fuertes sometiste
al árabe feroz, al italiano,
de Lusitania a los valientes hijos,
al bátavo, al francés, al otomano,
de la Europa terror, al orbe asombro?
¿La que juzgando del orbe conocido
estrecho campo a tan excelsa gloria,
lanzaste audaz al piélago profundo
a tus hijos heroicos y con ellos
buscaste a tus victorias nuevo mundo?
¿Eres la misma? ¡Oh Dios! ¿pues cómo ahora
sufres callada la fatal cadena
que aja tu gloría, que tu honor desdora?
¿Pues cómo sufres que tus nobles hijos
que de un divino fuego arrebatados
romper quisieron tu ominoso yugo
se miren al suplicio condenados?
Sombras de Lacy y de Porlier augustas,
yo os saludo humildoso. Héroes sublimes,
víctimas generosas
de la patria en las aras inmoladas,
negra y eterna mancha a nuestro siglo
vuestra muerte imprimió. Yo os vi indignado
al cadalso subir que entonces diera
a España oprobio y a vosotros gloria.
¡Cuánta es digna de envidia vuestra suerte!
El morir por la patria es bella muerte,
muerte que eterna hará vuestra memoria.
Vertiendo aún llanto la afligida Iberia
por sus hijos que nobles sucumbieron
del galo atroz a la fatal cuchilla
por libertarla de un tirano odioso,
os tuve que llorar. Ambos quisisteis
heroicos libertarla
de un yugo más atroz, más ominoso.
¡Oh! sí el cielo me diera
trocar por vuestra muerte mi existencia
al seno de la tumba descendiera
lleno de honor: entonces
mi inútil vida por vosotros dando,
a la adorada patria serviría
conforme a mi anhelar y mi deseo.
¿Qué puedo yo servirla, débil joven?
contrario el alto cielo al ansia mía
las fuerzas me negó. Nunca mi brazo
su gloria sostendrá, nunca mi mente
podrá con el consejo dirigirla,
cual vosotros lo hicierais noblemente.
¿Y eterna habrá de ser la vil cadena?
¿Y ya por siempre gemirá la patria
de angustia y llanto y de terrores llena?
No, que el grande Quiroga valeroso
de entre la humillación la frente alzando,
dijera: —"Nunca sea
"que eternamente sollozar se vea
"la madre patria con vileza tanta:
"cobre su libertad por mano mía
"o muera yo en sus aras inmolado."
Dijo, y lanzando firme y denodado
el grito que a los déspotas espanta,
clamara ¡Libertad! Nombre divino
siempre seguido de ventura y gloria,
vencedor de la suerte y del destino,
seguro precursor de la victoria.
Loor eterno a los héroes generosos,
que las frentes al cielo
con gloria inmensa y con placer alzaron,
y despreciando nobles
del despotismo atroz la negra saña,
el grito heroico con valor lanzaron,
el grito heroico: ¡Libertad a España!
¡Libertad! ¡libertad! Eco grandioso,
¿con qué torno a escucharte? ¿Con qué en vano
ahogarte quiso el fanatismo odioso,
quiso callarte el despotismo insano?
¡Libertad! ¡Libertad! himnos sonoros
a los héroes que firmes nos la dieron:
himnos, cantos sin fin: su noble frente
ciña lauro inmortal de excelsa gloria,
y a par de tan inmenso beneficio
viva eterna en los siglos su memoria.
Al sagrado clamor el león de España,
el letargo dejando en que yacía
sañudo se alza a vindicar su afrenta.
Al contemplar su vengadora saña
se estremeció la infanda tiranía;
a la voz de Quiroga y de sus fuertes
se agitan orgullosos los iberos,
y claman ¡Libertad! Aquesos gritos
que la soberbia gálica humillaron,
llenarán de terror a los perversos
que a la infelice patria encadenaron.
Nada, nada temáis, guerreros libres:
huirán cobardes al aspecto vuestro,
que nunca fue valiente el vil esclavo.
¿Cuándo fue dado a la raposa infame
del león grandioso sostener la vista?
Corred, héroes, volad: a vuestro impulso
los tiranos perezcan... Mas ¿qué miro??
¿qué iris de paz hermosa
torna en un punto a la agitada Iberia
el contento y la calma! El es; el mismo (2)
que a la patria librara con su esfuerzo
de verse sometida al galo horrible,
el que hora la arranca
a otro yugo cruel, más insufrible.
El es quien ha rasgado
con. mano heroica la execrable venda
que los ojos cubría
al monarca inocente, que asombrado,
de su anterior conducta arrepentido,
exclama ¡Libertad! entusiasmado.
Le bendicen, Fernando repitiendo,
y con cien bocas la volante fama
la inmensa trompa con furor hinchando
¡libertad! ¡libertad! girando clama.
Y aquesta aclamación noble y sagrada
derramando do quier contento y vida,
de la fama en las alas conducida
suena en Asia y América preciada,
y do quier que se adora el nombre ibero:
La Habana fue quien la aclamó primero.
¡Gloria eterna a mi patria! ¡Honor al suelo
que me viera nacer! Honor a Ponce,
a Miralla, Valdés, Madrid y Tanco,
que sus glorias alzando al alto cielo
de O-Dail, Quiroga y de Giral y Riego (3)
las ínclitas hazañas celebraron,
y arrebatados de divino fuego
con entusiasmo ¡Libertad! clamaron.
¿Dónde el terror est!? ¿Dó la cadena?
¿Dó los tiranos?... Vedlos asombrados,
sumidos en despecho y cruda pena
su castigo temblar. ¡Oh! sosegaos;
la libertad pretende
haceros conocer en este día
que si sabe vencer, perdonar sabe:
confúndaos solamente a la vergüenza
si en almas viles la vergüenza cabe.
Sí, que cobró su libertad Iberia
sin llanto ni desgracias. Salve, ¡oh pueblo!
digno mil veces de gozarte libre.
Tu magnanimidad admire el Orbe;
y nuestra libertad y nuestra gloria,
no con sangre ni llanto lastimero,
con letras de oro pintará la historia.
Sombras de Lacy y de Porlier augustas,
alzad de gloria y de placer cubiertas,
dejad el fondo de las tumbas yertas;
libre la patria está... Vedlos alzarse
y el perdón demandar de sus verdugos.
"Tendedles, dicen, amigable mano,
"y reconozcan la distancia inmensa
"que hay entre el hombre libre y el tirano.
Sí, engañados hermanos; ved la patria
que os llama así, llegad, es madre tierna,
y así perdona los errores vuestros:
llegad, que sólo anhela
unirnos estrechados a su seno,
para vosotros de clemencia heroica,
para nosotros de ternura lleno.
En ademán afable y majestuoso
os ofrece los brazos desarmados,
porque sobre nosotros ya hermanados
tienda la libertad su cetro hermoso.
Gloria, Fernando, a vos, que generoso
los consejos infames desechasteis,
y el libro santo con placer jurasteis
do nuestra dicha y libertad se encierra.
Gloria, gloria a vosotros,
honor eterno de la hispana tierra,
cuya cadena odiosa
vuestro valor rompiera.
¡Gloria eterna a vosotros! ¿Quién me diera
del cantor de Guzmán y de Padilla (4),
el acento inmortal? ¡Oh! cómo entonces
resonando en el cielo la voz mía,
los altos hechos, las hazañas vuestras
de un polo al otro polo extendería.
¡Gloria a O-Dail, a Giral, al fuerte Riego
y a Quiroga inmortal! ¡Héroe grandioso,
honor eterno a ti! Gozoso escucha
por toda Iberia bendecir tu nombre:
Gózate en su placer ¡oh! qué ventura
poder decir con generoso orgullo:
"Si libre es ya la patria,
"si la patria es feliz, a mí lo debe."
Mira a la historia con su recta mano
mostrar el cuadro de los grandes hombres,
y al mismo tiempo señalar gozosa
el nombre de Quiroga entre sus nombres.
A vosotros honor, hijos de Marte,
que vindicasteis nobles el decoro
de la infelice patria encadenada,
y en cuyos brazos fuertes apoyada
alzó la libertad su trono de oro.
¡Momento celestial! Ya al sol radiante
puedo alzar sin rubor la noble frente.
¡Cuál se agita mi pecho en este instante!
Ya Ubre soy, ya libre soy, y vuelvo,
y una vez y otra, y mil soy libre clamo
sin cansarme jamás, y mientras tanto
corre por mis mejillas encendidas
de ternura y de gozo dulce llanto;
y un placer... un placer... No, no es posible
el explicarlo... no, básteme sólo
gozar callando ¡oh Dios! ¡Eterna sea
tanta felicidad... Nobles guerreros,
no permitáis jamás que esta ventura
a vosotros debida
perdamos otra vez... Antes la muerte,
antes la expatriación, que la cruel suerte
de que a nosotros tornen de amargura,
de esclavitud y horror las negras horas.
Vigilantes vivid, y al solo amago
de cadena fatal, de tiranía,
moved sañudos los invictos brazos:
alzad, y con estrago
corra la sangre del mortal infame
que osó mostrarnos vergonzosos lazos.
Y con ella regado
afirme sus raíces
de la alma libertad el árbol bello:
y al ver vuestro valor, vuestra energía
desesperada al tenebroso averno,
rugiendo torne la discordia impía.
¡Oh ventura! ¡oh placer! España libre
suena do quier contento derramendo
¡Viva la libertad! claman do quiera,
¡Viva con ella el inmortal Fernando!
Se oye el grito feliz de España libre
del Océano en los yermos azulados,
antes tan solamente consagrados
a ruido fiero o a silencio mudo
España libre con clamor divino
del africano al simple filipino
se escucha resonar. España libre
del aire vago los espacios llena,
y del ártico polo al otro polo,
y en cuanto alumbra el rutilante Apolo
España libre con placer resuena.
(No la incluyó Heredia en ninguna de las ediciones que hizo
de sus versos. En Méjico fue'impresa más de una vez desde 1820.)
(1) Esta poesía se publicó en el "Indicador Constitucional",
diario de La Habana de 16 de agosto de 1820, con este mote:
Malo pericülosam libertatem quam quictum servitium.
(2) El Exmo. señor don Francisco Ballesteros.
(3) Rafael de Riego, general español (1784-1823). Caudillo del
alzamiento liberal de Cabezas de San Juan (1820), intentó hacer
frente a las tropas de la Santa Alianza; fue preso y ahorcado
por Fernando VIL
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