XI. SONETOS POETAS ESPAÑOLES SIGLO XX (VI)

SONETOS DEL SIGLO XX.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

D.

Pero eso ya pasó, y agua pasada
no mueve la molar del molinero.
Cerca está por caer, la ruin espada
sobre el cuello de miles de corderos.

“Si ves la verde mar que está calmada,
no te fíes”, me dijo un marinero,
“pues después de la calma sosegada
viene el viento imitando a ese Tejero”.

Para el hambre se cuece un buen puchero
con patatas, arroz y cabezada;
para la lluvia ponte chubasquero.

Pero aun harto de arroz, grasa fabada
y viandas con esmero preparadas
no te olvides del cambio venidero.

CONT.

SONETOS DEL SIGLO XX.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

E.

“Esos años que atrás ya se han quedado
es mejor, sólo un poco, olvidarlos.
Los hoyos que las bombas han cavado
con tierra fértil vamos a taparlos”.

Eso decían hombres que emprendían
de nuevo la labor de los ancianos
tras la guerra mundial, que no podía
zafarse de la faz de esos hermanos.

Un poco de metralla salpicó
la pared que a la cuna de mi padre
protegía del ruido de las balas.

Ahora se deshace de la bala
de las ovejas blancas que crió;
“Qué las aguante Dios, quizá su madre”.

CONT.

SONETOS DEL SIGLO XX.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

F.

Allá a los siete añitos de vejez
cogió el zurrón, garrota y a los montes
subió para alcanzar su blanca tez,
robada al celador del horizonte.

Y así continuó una y otra vez,
cruzando en vida el lóbrego Aqueronte
hacia la alta montaña, donde el Juez
imparte su piedad, aunque desmonte

el puzzle de las piezas de la vida,
que tan pronto se ponen como quitan
para lograrlo al fin tener completo.

Vengar esa injusticia fue su reto,
y ahora puede dar rienda a su genio
a mano de sus hijos, su progenie.

SONETOS DEL SIGLO XX.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

G

Malos tiempos que vuelven a avistarse
son aquellos que pronto llegarán,
porque se ven las cosas sin que pase
Rappel su fría mano en el cristal.

Si no dice lo cierto, disculparse
en público al autor ustedes van
a ver, pues fácil es equivocarse
pero más grande el miedo al qué dirán.

Octavio y Aramís ya se preparan
para la oscura noche que se acerca
con linternas de pan y condimentos.

En mi penoso embalse ya las percas
murieron por la falta de alimento,
viene el agua y se va, ¿Qué nos depara

SONETOS DEL SIGLO XX.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

H.

el incierto futuro que al pasado
regresa dando saltos bien marcados,
exactos como aquellos vendavales
que llegan, pero nunca son puntuales?

Que si quiero asustaros… Vale, vale,
lo confieso, un poco me he pasado,
sé que suena bastante exagerado
pero en asuntos feos todo vale.

Fijaos bien, ¿No veis aquí en Europa
gente muriendo al tiempo en que soldados
cubren sus restos fríos y sin ropas?

¿No veis en otros lados los torrentes
y tornados rasgar tan de repente
la vida de unos pobres marginados?

SONETOS DEL SIGLO XX.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

I

Mi padre como ejemplo siempre dice,
(imitando al pequeño saltamontes):
“¿Has visto que la tierra de los montes
a veces hasta mata a las perdices?”

No debes confiar en los remontes
que a la cima te llevan, ¡Oh infelice
si intentas atrapar el horizonte
o subir a un avión sin que aterrice!

Tu mejor amistad eres tú mismo,
(mismamente eres tú un amigo tuyo)
y debes tú evitar el negro abismo

que puedes encontrar al caminar.
Quizás podrías, puedes preguntar
qué diablos es esto que mascullo.


CONT.

SONETOS DEL SIGLO XX.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

K

Si tú piensas que el toro ya ha pasado
y relajas la vista, puede ser
que te veas o sano o empitonado,
mas no quiero un cenizo parecer.

El que avisa traidor no puede ser,
mas puede estar tu tímpano averiado
o tus ojos cerrados por querer
evitar el horror de un altercado.

Miedo tener no debes porque quiera
prevenir, pues curar es más costoso,
pero a mí ya me llega al suelo el fiemo.

Vivir junto a un jardín es más hermoso
que habitar bajo un puente en la ribera…
Es perder lo que tengo lo que temo.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

L.

Ha llegad por fin la Navidad
el tiempo de la compra a paso ingente,
del bien amor, unión entre las gentes,
de felicidad, sólo hilaridad.

Mientras reina la oronda saciedad
aún siguen condenando a inocentes
a la muerte por electricidad
o a la falta de pan que parta el diente.

¡Qué farsa simular en estos días
algo que evitaremos todo el año!
Por mucha nieve blanca que nos cubra

no soltará ni un duro el que es tacaño,
ni se verá a un rico que descubra
de su piel el visón que relucía.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

M

La Navidad luciente ya ha llegado,
el tiempo de las cenas en familia,
de la conversación e iluminado
de las caras unidas en concilia

Mientras deambula el pobre marginado
por las agrestes cumbres que una Emilia
no dejó en su novela, su legado
durante años ciento, y años mil y a…

Borrascoso es este valle de lágrimas
que debe recorrer el indigente,
pidiendo y esperando de la gente

como el que espera agua en el desierto.
Vagando a veces va como un ánima
que no fue recibida entre los muertos.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

N

La blanca Navidad por fin llegó,
con sus juguetes, caros y regalos,
el bombón, o el carbón para los malos,
y el son de la canción que canto yo.

Ayer también oí que alguien gritó,
era un negro, sangrando por los palos
y la navaja sucia que empuñó
un solo Skin; perdón, pues eran varios.

Las calles con las luces se engalanan,
las figuras del Corte Inglés se encienden,
la gente villancicos viejos canta.

En la calle un mendigo pasa gana,
y una figura extraña fuego prende
a su hogar, y le taja la garganta

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

Ñ

El tiempo que anhelamos ha llegado;
descongelamos muslos y langosta
y abrimos un champán embotellado
en Sant Sadurní, cerca de la costa.

La vida, sin embargo, sigue angosta
para aquel que será siempre olvidado
y tendrá que raspar su propia costra
para llevarse al morro algún bocado.

Quizás sea mejor no preocuparnos
por esos tantos niños que se mueren,
ahora el pavo adorna nuestra mesa

y lo que manda el cuerpo es empacharnos.
Quizás nos llegue un día una sorpresa,
porque los malos tiempos siempre vuelven.

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

O

Sí, llego Navidad, ¿Y en qué senota?
Aparte de las luces, los atascos,
las colas en las tiendas, y la bota
que María se empina…¡Vaya asco

le daría si viese mora a mota
el polvo que se adhiere a muchos frascos
de conservas, al tiempo que otros frotan
un corrusco en sus manos, no hay churrasco!

Las sobras que del cerdo han de tirarse
son el pan que recibe mucha gente
de la piadosa mano del viandante.

Los ladrones se ponen blanco guante,
pues es más provechoso así engordarse.
¡Que se pudran obrero e indigente!

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

P

Los pastores al ver la luz divina,
corrieron al portal a ver al niño.
Le llevaron corderos (y lubina
que Santiago pescara junto al Miño)

Para la bota cueros de buen vino
le trajeron a Pepe y concubina.
Y los Reyes de Oriente, cosa fina,
ensalada con Mirra como aliño.

Jesús fue siempre pobre, la madera
serraba junto al primo y santo padre
(o podemos decir el bonachón

que construyó la cruz, de tal manera
que luego escondería su actuación,
pues no estaba ese día con La Madre.)

GUIMERA, RAMÓN.

44. MALOS TIEMPOS

Q

Llegaron los pastores a Belén
cubiertos por el polvo del camino,
la nieve del color del blanco Edén
tapó las pardas manchas del merino.

¿Quién viene a regalar? A que le den
quizás viniese presto el buen vecino.
A la bondad se le hace ya desdén,
la Navidad se torna un desatino.

Langostinos, percebes y un buen cava
sirven para evitar la vil pobreza
que en estas fechas hunde sus raíces

todavía más hondo. La certeza
de que cada mordisco un hoyo cava
convierte mis entrañas en lombrices.


FIN DEL POEMA: MALOS TIEMPOS

CONTINUAREMOS CON LOS SONETOS DE RAMÓN GUIMERA.

Me gusta como dibuja la realidad en forma de soneto, este autor.
He leído el poema "malos tiempos" y he visto entre ellos esa Navidad real, además me he divertido leyendo, así que, gracias, Pascual y buen día, amigo mío.

Es muy cierto que este autor conjuga las realidades que acontecen en este complejo mundo con un humor muy particular.
Lo importante es que deja mensajes muy profundos.

Gracias, querido doc!!!!!!!!! Besosssssssssss

GRACIAS LLUVIA. TE HE DADO PASO EN POESÍA SOCIAL.

BESOS.

GRACIAS CECILIA, POR TUS PALABRAS. SIGO.

GUIMERA, RAMÓN.

45. NO TE NIEGO

No creas que soy malo si te niego
unos versos de amor, dulce doncella,
pues no puedo negarte nada, bella
manzanilla azahar de mi ardor ciego.

No quiero de tu boca una querella,
unos besos de miel es lo que quiero,
pues eres tú Isabel y yo tu Diego,
manilla sen las manos bajo piedra.

Todo el trigo temprano que yo siego
tiene el color del iris que me mira,
junto al azul y gris de los olivos.

El trigo bajo el sol se viste luego
con traje de metal rico y altivo,
que es tu pelo enredado entre mi lira.

GUIMERA, RAMÓN.

46. NO TE OLVIDARIA

Antes que a ti mi nombre olvidaría
porque tu olvido huye de mi mente,
y es que te tengo anclada en mi alta frente
y anterior a perder te buscaría.

Entre la masa gris está presente
del interior del coco que me guía,
coco blanco que espero me alimente
como lo hacen los besos que me fías.

Cuando mueran las células nerviosas
que la naturaleza me ha prestado
se llevarán tu nombre al paraíso.

Espero verte allí, y abalanzado,
mi deseo carmín como las rosas
calmaré en tu vientre pulcro y liso.

GUIMERA, RAMÓN.

47. PADERQUELLE – LAS FUENTES DEL PADER

“Die Sonne” resplandece hoy en el cielo
y el parque se ha llenado de rubitos
con los ojos azules, angelitos
que cada dos por tres se van al suelo.

Estoy solo en un banco, me hace falta
la mano de mi linda mariposa;
“¿En qué piensas?” Pregunta un pez que salta.
“En ella, pues no pienso en otra cosa”.

Se oyen las campanas de la torre,
tocan las tres y media, yo ya cuento
las horas que me faltan para verte.

Le digo al tiempo “anda, venga, corre,
apresura la marcha de tu aliento”,
y a ti te digo amor “quiero comerte”.

GUIMERA, RAMÓN.

48. PERLA

Bajo la concha, ese traje azul
con el que te imagino a ti vestida,
yace la blanca perla, bajo el tul
que cubre la bella joya, tu vida.

La más nívea y alba piedra eres tú,
y en el collar del amor sostenida
te llevo en el cuello “peque te bull,
y te voldré sempre hasta radé día”

Tu piel tan suave y lisa se asemeja
en olor y en textura con la perla
y el tono de tus ojos con el mar.

Tú eres la ostra entre las almejas,
déjame tu piel, porque quiero olerla
y besarla y morderla sin parar.

GUIMERA, RAMÓN.

49. PERLA DEL CARIBE

Buenas noches, mi perla del Caribe,
sueña con el que sueña que te escribe
unos versos perfectos, casi humanos,
con sus torpes y ardientes, rudas manos.

Quiero ser el marino que recibe
el inmenso fulgor del verde aljibe;
a veces te descubro, dulce arcano,
rebajando al azul del gran pantano.

Te voy a conservar por siempre pura,
escondida en la concha, protegida,
a salvo de cualquier daño exterior.

Me llena de tristeza y amargura
o más aún, de miedo, casi horror,
recordar que Dios manda en la partida.

GUIMERA, RAMÓN.

50.POCAS

Pocas hojas le quedan al cuaderno,
poca mina le queda al lapicero,
pero insiste la fuerza de un eterno
sentimiento arraigado y verdadero.

Las láminas te debo rellenar
con negros garabatos, como un niño.
Como mancebo soy, quiero jugar
a pillarte y mostrarte mi cariño.

Poeta joven, tierno trovador
que polvorientas sendas recorrió
para encontrar al fin, doncella amada,

en un tiempo fui, soy y seré yo,
mientras quede en mi vena azucarada
una gota del cálido licor.

GUIMERA, RAMÓN.

51. POETA FRUSTRADO

I


Quisiera escribir cosas ocurrentes,
algo nuevo del todo, no inventado
por los maestros cultos del pasado;
no ser siempre en la letra recurrente.

Siempre busca el poeta diferentes
recursos para ser glorificado,
mas me veo yo en ello un impotente
y agacho la cabeza, resignado.

Cada cual tiene un don que debe usar
de la forma que crea conveniente
para un provecho al fin poder sacar.

¿Dónde estaba la tarde en que el Señor
repartió su poder entre la gente
e hizo a cada cual de él un deudor?

GUIMERA, RAMÓN.

51. POETA FRUSTRADO

II

Un cuarto de hora tengo para hacer
una obra maestra con mis dedos;
ya veréis como os voy a sorprender
cuando acabe el poema que ahora empiezo:

¡Ay! Por mucho que quiera yo correr
no alcanzo ni la estrella de los aedos.
Mi caballo se acaba de caer
y ya no se alzará de este tropiezo.

Ya mi tiempo se acaba, ya no puedo
terminar le trabajo que empecé
con ganas e ilusiones de poder.

Al menos he logrado comprender
que en la vulgar palabra siempre quedo
y no atrapo a los bardos que admiré.

GUIMERA, RAMÓN.

52. POR AMOR

Verdea la cebada en el sembrado,
la alfalfa de esperanza se reviste.
Bajo un almendro el monte ha preguntado:
¿Qué hay en la ciudad que te me fuiste?

Para esquivarlo al fin he contestado:
Por mucho que halle agua y buen alpiste,
es cierto que el pardal si es enjaulado
seguro morirá. A qué viniste,

me ha vuelto a interrogar, cantabreado
y herido por la ausencia de mis versos.
Le he vuelto a responder: si te he dejado

ha sido por amor, pues he encontrado
la esencia del romero entre los tersos
labios de una mujer, y no en tus besos.

GUIMERA, RAMÓN.

53. PRIMAVERA EN ZARAGOZA

Llegó la primavera a Zaragoza,
la capital del cierzo vespertino.
Dos jóvenes sus partes nobles rozan
ojeados por el aire matutino.

Yo espero el dulce abrazo de mi moza,
que despierta mi instinto de felino.
Al besarme en la boca mi alma goza,
manchada por sus labios coralinos.

Bajo pinos, moreras y entre setos
disfruto de la alegre primavera
mientras mima mi piel la suave brisa.

Te reclamo ese rostro y tu sonrisa,
y quiero ya tenerte aquí a mi vera,
contándome al oído tus secretos.

GUIMERA, RAMÓN.

54. ¿PUEDO HACER UN SONETO?

Un blanco papel, tinta y mis dos dedos
necesito tan sólo para hacer
con giros de muñeca y con enredos
un soneto, si quiere aparecer.

Como Lope escribir sé que no puedo
pero no cedo nunca en mi querer
y así, poquito a poco, lento y quedo
ya dos cuartetos creo debe haber.

Con qué sudores voy ganando el reto
al que me incita el blanco del papel
y qué cosquillas le hago cuando aprieto

las afiladas plumas con su piel…
¡Ay quién pudiera el rostro de un soneto
emborronar por mano de un pincel!

GUIMERA, RAMÓN.

55. QUE RARO SOY

¿Cómo puedo ser ogro si soy bueno?
¿Cómo puedo gritar si estoy callado?
¿Cómo puedo gritar que no te he amado?
¿Cómo puedo ser lobo si amo el heno?

Puedo ser gavilán bien adiestrado,
buscándote, paloma, entre el centeno
y puedo como Klaus ser arrastrado
por un equipo fiel de astados renos.

Tan serio soy que puedo ser la hiena
que llora mientras ríe al escupir
la miel de tu amargura y mi rechazo.

Me urge en la acre piel tu suave abrazo
y espera tu dulzor mi amarga pena,
que se esconde al tu rostro descubrir.