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    Pedro García Cabrera (1905-1981)

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    Pedro García Cabrera (1905-1981) Empty Pedro García Cabrera (1905-1981)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 13 Mayo 2024, 07:17

    .


    Pedro García Cabrera (Vallehermoso, La Gomera, 19 de agosto de 1905 - Santa Cruz de Tenerife, 20 de marzo de 1981) fue un poeta y periodista español perteneciente a la Generación del 27. El 22 de febrero de 2012 el Gobierno de Canarias le dedicó el Día de las Letras Canarias.

    Biografía

    Orígenes

    Hijo de Pedro García Sánchez, profesor de instrucción primaria, natural de la localidad de Los Realejos, en Tenerife, y de Petra Cabrera Fernández, esposa de García Sánchez en segundas nupcias, natural de Vallehermoso en La Gomera, Pedro García Cabrera nace en esta última de las citadas Islas Canarias, en la misma población de Vallehermoso, el 19 de agosto de 1905. Tiene cuatro hermanos menores: Anatael, Yara, Diego y Carmelo.

    Durante su infancia en La Gomera, la familia se reúne cotidianamente con sus abuelos y tías en sesiones donde se recitan poemas de Gustavo Adolfo Bécquer o de Rubén Darío, o se cantan romances y coplas de inspiración popular, acompañados con guitarra española. En 1913, a la edad de siete años, García Cabrera se traslada con su padres y hermanos a Sevilla por asignación en la profesión paterna. En 1915, regresa a La Gomera, donde continúa sus estudios primarios en una escuela privada de Vallehermoso. En el centro participa en las lecturas impartidas de los románticos alemanes y los modernistas hispanos; el poeta muestra también entonces un interés inicial por la filatelia, como potencial coleccionista «que ve en el sello "una alfombra mágica sobre geografías sentimentales".»​

    Un segundo traslado se produce en 1921 con motivo del ejercicio de la docencia de Pedro García Sánchez en la localidad de San Andrés, donde la familia reside durante dos años hasta su tercer traslado al barrio de Salamanca de la ciudad capitalina de Santa Cruz de Tenerife. García Cabrera inicia el bachillerato en el Instituto General y Técnico de Canarias de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, que termina en el Establecimiento Municipal de Segunda Enseñanza de Santa Cruz.

    Trayectoria Inicial

    Prensa, Hespérides y el primer poemario Líquenes

    En su residencia de la calle Igualdad del barrio de Salamanca el escritor tiene como vecinos a los próximos colaboradores y amigos cercanos Eduardo Westerdahl, Domingo Pérez Minik, Victoria López-Carvajal y Amor Lozano. Las primeras publicaciones de García Cabrera se deben a su periodo como estudiante en La Laguna, tiempo en que colabora con el semanal conducido por jóvenes gomeros La Voz de Junonia, iniciado en 1922.

    El semanario Hespérides publica poemas de García Cabrera. Sin inscribirse aún en el lenguaje traspasado por el vanguardismo que los caracterizará posteriormente, sobresalen en estos primeros trabajos del poeta una madurez y consistencia inusuales a su edad. La editorial de Hespérides asume la publicación del primer poemario del escritor gomero, Líquenes, que incluye fragmentos anteriores del semanario ahora modificados, impreso con fecha de 30 de julio de 1928. Líquenes es concebido por García Cabrera de acuerdo a las premisas del creacionismo de Pierre Reverdy y de Vicente Huidobro, señalándose a su vez la influencia visible de sus contemporáneos Rafael Alberti y Federico García Lorca.​ En el ámbito cultural tinerfeño el poemario es recogido con distanciamiento y escepticismo. Posteriormente, sin embargo, se reconocerá en Líquenes el hecho de la incorporación inmediata de Pedro García Cabrera a la corriente literaria desarrollada simultáneamente en España por la denominada Generación del 27.

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    *


    Algunos poemas de Pedro García Cabrera:


    De Entre la guerra y tú (1936-1939; 1987):


    EL RELOJ DE MI CUERPO

    Apenas a tus ojos asomaron los ríos de sangre derramada en la guerra
    cuando la noche, con su quilla helada, atravesó mis bosques de ternura.
    ¡Oh! los mares sin islas, las huellas de tus manos en el aire de mis cabellos,
    ya sin ti, al pie de los días crucificados, mientras maduran las naranjas.
    Aún estoy sordo de la despedida, cuando las mariposas se quemaron las alas
    entre las campanadas de los árboles disecados en las paredes
    y los relojes despiertos en los árboles del jardín.
    Toda la tierra tiene ahora un frescor de ceniza y de arena.
    Las botellas recuerdan aquel último beso estallado en sus cuellos
    sin que puedan los líquidos hacerlas olvidar que te marchaste.
    Te lloro con mis manos y con mis muslos que ya no encuentro
    más que a través de trincheras abandonadas y de globos cautivos.
    He puesto el latir de mis sienes al compás de tus pasos subiendo la escalera
    para oír cómo pisa tu sangre sobre las yemas de mis dedos ausentes.
    Sigue el dolor rodando. Y es tan duro
    que podría servir de rieles a los trenes cargados de heridos.
    Y tengo miedo. Miedo de que se escape de mi insomnio
    helando las palabras que dicen las cerillas a los niños.



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    Pedro García Cabrera (1905-1981) Empty Re: Pedro García Cabrera (1905-1981)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 13 Mayo 2024, 07:22

    .



    De Romancero cautivo (1936-1940; 1987):


    EN EL PUÑO DEL RECUERDO

    El camarín de la noche
    guarda un puñado de amigos.
    No creáis que se divierten:
    están celebrando un rito.
    Hay muchas vidas descalzas,
    muchas estrellas con frío,
    muchas voces que nos hablan
    con la lengua de un cuchillo,
    la gran mano de la ausencia
    llena de nidos vacíos
    y muchas sonrisas muertas
    ya sobre labios dormidos.
    En la presión de la noche
    todos parecemos filtros
    de pensamientos lejanos
    y de amores desvalidos.
    Nos oímos por las venas
    cruzar un llanto de niños,
    latir angustias distantes
    y hacerse el recuerdo vino.
    Nochebuena entre barrotes,
    cerrada como un castillo
    que proyectara su sombra
    con un gesto pensativo,
    tú vivirás en nosotros
    por encima del olvido.




    De Hombros de ausencia (1942-1944; 1987):


    YA TODO ESTABA EN ORDEN. CADA SUEÑO...

    Ya todo estaba en orden. Cada sueño
    en su exacto lugar. Cada quimera
    en su blanco tibor de porcelana.
    Puestos en fila india los minutos,
    con su número al hombro los instantes,
    limpias de niebla las escalinatas.
    Y tu ojera en la tarde. Y las canciones
    durmiendo su espiral en los gramófonos.
    E inventariadas las melancolías.
    Y en un remoto embalse las nostalgias.
    Y cuando reposaba en equilibrio
    a la sombra mental de mis basaltos,
    un recuerdo moviéndose en voz baja
    objetivó mis líquidas ausencias
    en un precipitado de cristales.

    24 de junio de 1942.



    DE ELÁSTICAS PAREDES INTERIORES...

    De elásticas paredes interiores
    cuelga el reloj parado de la ausencia.
    Tengo en la mano todos los minutos
    que me llegan de ti. Yacen, vacíos,
    sus leves trajecitos estelares,
    las blancas zapatillas con que suelen
    andar y desandar mis laberintos,
    su mudo gesto de algodón en rama,
    la gota de su historia, su cernida
    y como inmóvil voluntad de lluvia,
    los diminutos glóbulos de nieve
    donde corporeizaron sus latidos;
    todos ellos iguales, asilados,
    con tal ingravidez de aisladores
    como si en sus entrañas incubasen
    mínimas pajaritas de papel.
    Y al poner en mi hora los silencios
    y dar su campanada mis confines
    salen todos buscando por las selvas
    la clara urna de cristal del tiempo.
    Pero nunca podrán reconocerla
    porque nunca sabrán que se ha llenado
    con la voz de mis propias lejanías.




    De La esperanza me mantiene (1959):


    A LA MAR FUI POR MI VOZ

    A Fernand Verhesen, en Bruselas


    Mar a la que he buscado como un sueño,
    haz tuya mi palabra,
    no me la dejes nunca descansar en la frente,
    llénala de retumbos y de olas,
    levántamela en vilo,
    dale la libertad de andar por todas partes.
    Una palabra que se articule en huracanes,
    que tenga el universo de una gota de agua,
    donde puedan procrear todas las bestias,
    donde se oiga resollar las multitudes.
    No quiero las palabras que recuerden,
    las palabras heladas en el fondo de un lago,
    las palabras que vayan a un entierro.
    Las quiero como lágrimas,
    sin goznes aceitados,
    con el salto de un tigre.
    Una palabra con calles llenas de gente,
    con aguaceros sobre planchas de zinc,
    que haga saltar montañas,
    poner en pie los cauces de los ríos,
    darle al barro un hogar de lejanías.
    Una palabra que pise las tabernas,
    que se embriague de ron y de cuchillos,
    que cruja como el pan en la boca del horno.
    Una palabra que abrigue los inviernos,
    que arda como el fuego en las cocinas,
    que mueva las caderas igual que una muchacha.
    Una palabra viva como el llanto de un niño,
    que pueda dar la mano y estrecharla,
    que se ponga mis trajes y zapatos,
    que encienda un cigarrillo y salga de paseo
    a levantar ciudades de enamorado rostro
    donde vivan los hombres sin sentirse enemigos.
    Palabras que no teman morir atropelladas
    ni decir lo que sienten poblándose de nudos.
    Palabras que madruguen y den los buenos días,
    que se carguen al hombro las piedras del trabajo,
    que salten de los libros y te claven su aguja
    y que en cualquier instante
    vibren como las gradas de un partido de fútbol.
    Y cuando esta palabra tenga fuerza y dominio
    para tomarme en brazos,
    tutear mi aventura,
    darle cielo a mi sangre,
    transfigurar mi voz en una hoguera,
    se haya como una esponja empapado de pueblo,
    que vaya a tus orillas, descalza y pescadora,
    a sacar de las redes el seno de naranja
    que tiembla en la desnuda Poesía.

    Con la mano en la mar así lo espero.


    PEDRO GARCÍA CABRERA, La Generación de 1936. Antología poética, Cátedra, 2006.


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