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Déborah García Poeta, narradora y editora cubana. Graduada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y especialista en edición de textos por la Facultad de Letras de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.
Síntesis biográfica
Nació en Santa Clara, Villa Clara el 22 de diciembre de 1971. Poeta, narradora y editora. Graduada del Taller Nacional de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y especialista en edición de textos por la Facultad de Letras de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.
Publicaciones
En estado de sitio (Editorial Sed de Belleza, 2003).
Sin ángeles tutelares (Ediciones Capiro, 2008).
Mientras puedas volar (Ediciones Obrador,Canadá, 2014).
Te doy el mar (Adonáis, España, 2019).
Otros de sus textos aparecen en las antologías Los parques (Ediciones Mecenas, 2002), Queredlas cual las hacéis. 21 poetisas cubanas del siglo XXI (Casa Editora Abril, 2007) y La isla en versos (Ediciones La Luz, 2011), entre otras.
Premios
Ha sido merecedora del Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara de poesía, 2007; Tercer Premio de poesía Regino Pedroso, 2009 y Premio Internacional Alegría del Ayuntamiento de Santander, Cantabria, España, 2019.
(Sacado de https://www.ecured.cu/D%C3%A9borah_Garc%C3%ADa_Morales )
*
Algunos poemas de Déborah García, de Te doy el mar, Rialp, 2019:
DE VUELTA ANTE LAS OLAS
...y la palpitación que sin duda precede
a la miel, a la música, al mar, al nacimiento
P. NERUDA
Caminaba despacio hacia la aurora
otra vez en el borde de las aguas.
Todo,
.......el olor
............la luz
..................la textura del aire humedecido
traían la memoria de otros amaneceres,
un añorado hechizo que regresaba intacto,
ese empezar el día junto al agua...
Entre aquella mañana y mi memoria,
como granos de arena se amontonaba el tiempo,
los larguísimos años de destierro
desde que aquel ciclón se llevara mi casa,
mi dicha de la infancia, mi lugar...
Pero yo recordaba las líneas del hechizo:
despertar junto al agua,
desembarcar del sueño en el sonido blanco
...........de las olas
acomodados los ojos en esa luz danzante
...........que de las aguas vuelve
y aún habría algo más...
Quizás fuera el recuerdo, esa pátina nívea
...........del recuerdo...
Apenas una niña viviendo el paraíso de una casa en las aguas
las olas rebotando en la madera húmeda del suelo
y en las tardes los muelles que se internaban largos
en el mar...
Acaso imaginé una fascinación que solo
...........en mí se cumple;
impasibles les veo entrar a la mañana
transitar la avenida que las arenas roza
de prisa, sin mirar hacia las aguas,
al centelleo calmo de las mínimas olas,
y el verbo amanecer conjugándose igual
...........que en la ciudad seca.
Esperan un transporte que no llega,
se impacientan, insisten al reloj...
no ven al pescador de pie sobre las aguas
sin barquilla visible, sin balancear el cuerpo,
como nacido allí con su vara en las manos;
no perciben que el puente se sostiene
de finísimos hilos que ascienden desde el agua
no ven, pasan, no ven,
no les llama este olor de amanecer de costa
que de golpe me lleva a otros amaneceres
y enlace aquel placer con esta pulsación alucinada,
algo que no podría haber nombrado entonces
antes de conocer el vértigo de luz,
la honda levedad que la pasión otorga
y que devuelve al alma
amanecer de vuelta ante las olas.
PUENTE DE VERSALLES
Viajábamos en tren hacia la costa
como si nos montáramos en vagones de atrezo
de un parque de atracciones;
tan brevemente aquel trayecto, tan pequeño aquel tren
como para jugar...
Al olor herrumbroso de los rieles
....sucedía el olor de la albahaca macerada
........y luego el de los mangles;
unos pocos minutos entre uno y el otro
indicando los puntos del trayecto hacia el mar.
Sin importar el mes, la posición del sol,
los fines de semana eran la fiesta de familia grande
en aquellos lugares que parecían nuestros.
Los colores del agua, del verde hasta el azul,
el dedal y los hilos que dibujaban lentos el álbum
...........familiar;
fragmentos de un lugar al que volver en busca
...........de la dicha.
Luego todos emigran en dirección inversa
...........a la nostalgia;
según indica el plan, la dirección del viaje siempre
...........es una
y todo lo demás son estériles sueños.
Pero el sueño persiste y en el están los rieles,
...........el salitre,
la madeja de hilo que cayó de las manos
y aquella voz tan tibia que pedía
"Alcánzame aquel hilo, allí, junto al librero".
Finas hebras del sueño trenzadas en la red
...........imperceptible
que habremos olvidado en esa hora de recorrer,
...........perdidos,
los gruesos lomos de la estantería, sin hallar,
...........sin saber,
dónde se torció todo, si el plan aseguraba un éxito
...........rotundo;
esa hora en que vaga la vista por el suelo
y allí, junto al librero, surje el pequeño ovillo
...........que te trae a este puente
y enlaza esta ciudad junto a otra costa
con aquellos espacios de la dicha.
Caminar sobre el puente de Versalles
contemplando sin prisa los cordones labrados
...........en el hierro,
aceras en metal sobre las aguas turbias,
y más allá la línea
los dos carriles férreos que bordean la costa
tal como aquellos otros que anunciaban el tren
...........del mediodía,
que marcaban las horas de arrancarnos el mar,
de protestar que no, no nos deañaba el sol,
como a ellos, tan altos, que decían
-cubriéndose los ojos, los pies dentro del agua-
"Saliendo, ya, saliendo, o no vienen mañana."
NACIMIENTO DEL AGUA
Esperaba despierta los primeros fulgores,
pequeñas luces como joyas calando la madera,
danzante luz de agua en el blanco del techo.
Verano tras verano el alba fue mi hallazgo,
mi personal espacio de soñar.
En los primeros años solía perseguir al señor
...........de la sal;
lo había dicho mi abuelo mirando bajo el muelle:
antes que todos despertaran
un viejito vertía toneladas de sal en la marea.
Yo madrugaba y madrugaba
por espiar entre las tablas el mágico regalo
...........de mi abuelo
luminosos cristales de sal para mis sueños.
De verano a verano
los meses de la sed forzaban a mirar en dirección
...........contraria
seguir ajenas reglas y esperar
esperar esperar los fulgores acuosos de la luz
la luz que regresaba de las aguas danzando
y el leve bañador,
....y el andar sigiloso, y descalzo, y feliz,
........y el muelle solitario posado sobre el agua
............y el agua de esa hora perfectamente llana;
era como asistir al instante primero, aguas recién
...........creadas
que no atinan aún a dominarlo todo.
He vuelto a estar ahí, en ese instante detenido,
mi cuerpo entrando inmóvil a lo eterno...
Sólo desde unas pocas instancias de la dicha
...........he alcanzado esa orilla
una sábana verde y luminosa extendida ante mí
...........como la calma
y cada vez retornan esos días
y sobre aquella luz, las conquistadas luces
como delgadas láminas de hermoso papel alba
tendidas sobre el lienzo de la belleza pura.
Déborah García Poeta, narradora y editora cubana. Graduada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y especialista en edición de textos por la Facultad de Letras de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.
Síntesis biográfica
Nació en Santa Clara, Villa Clara el 22 de diciembre de 1971. Poeta, narradora y editora. Graduada del Taller Nacional de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y especialista en edición de textos por la Facultad de Letras de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.
Publicaciones
En estado de sitio (Editorial Sed de Belleza, 2003).
Sin ángeles tutelares (Ediciones Capiro, 2008).
Mientras puedas volar (Ediciones Obrador,Canadá, 2014).
Te doy el mar (Adonáis, España, 2019).
Otros de sus textos aparecen en las antologías Los parques (Ediciones Mecenas, 2002), Queredlas cual las hacéis. 21 poetisas cubanas del siglo XXI (Casa Editora Abril, 2007) y La isla en versos (Ediciones La Luz, 2011), entre otras.
Premios
Ha sido merecedora del Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara de poesía, 2007; Tercer Premio de poesía Regino Pedroso, 2009 y Premio Internacional Alegría del Ayuntamiento de Santander, Cantabria, España, 2019.
(Sacado de https://www.ecured.cu/D%C3%A9borah_Garc%C3%ADa_Morales )
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Algunos poemas de Déborah García, de Te doy el mar, Rialp, 2019:
DE VUELTA ANTE LAS OLAS
...y la palpitación que sin duda precede
a la miel, a la música, al mar, al nacimiento
P. NERUDA
Caminaba despacio hacia la aurora
otra vez en el borde de las aguas.
Todo,
.......el olor
............la luz
..................la textura del aire humedecido
traían la memoria de otros amaneceres,
un añorado hechizo que regresaba intacto,
ese empezar el día junto al agua...
Entre aquella mañana y mi memoria,
como granos de arena se amontonaba el tiempo,
los larguísimos años de destierro
desde que aquel ciclón se llevara mi casa,
mi dicha de la infancia, mi lugar...
Pero yo recordaba las líneas del hechizo:
despertar junto al agua,
desembarcar del sueño en el sonido blanco
...........de las olas
acomodados los ojos en esa luz danzante
...........que de las aguas vuelve
y aún habría algo más...
Quizás fuera el recuerdo, esa pátina nívea
...........del recuerdo...
Apenas una niña viviendo el paraíso de una casa en las aguas
las olas rebotando en la madera húmeda del suelo
y en las tardes los muelles que se internaban largos
en el mar...
Acaso imaginé una fascinación que solo
...........en mí se cumple;
impasibles les veo entrar a la mañana
transitar la avenida que las arenas roza
de prisa, sin mirar hacia las aguas,
al centelleo calmo de las mínimas olas,
y el verbo amanecer conjugándose igual
...........que en la ciudad seca.
Esperan un transporte que no llega,
se impacientan, insisten al reloj...
no ven al pescador de pie sobre las aguas
sin barquilla visible, sin balancear el cuerpo,
como nacido allí con su vara en las manos;
no perciben que el puente se sostiene
de finísimos hilos que ascienden desde el agua
no ven, pasan, no ven,
no les llama este olor de amanecer de costa
que de golpe me lleva a otros amaneceres
y enlace aquel placer con esta pulsación alucinada,
algo que no podría haber nombrado entonces
antes de conocer el vértigo de luz,
la honda levedad que la pasión otorga
y que devuelve al alma
amanecer de vuelta ante las olas.
PUENTE DE VERSALLES
Viajábamos en tren hacia la costa
como si nos montáramos en vagones de atrezo
de un parque de atracciones;
tan brevemente aquel trayecto, tan pequeño aquel tren
como para jugar...
Al olor herrumbroso de los rieles
....sucedía el olor de la albahaca macerada
........y luego el de los mangles;
unos pocos minutos entre uno y el otro
indicando los puntos del trayecto hacia el mar.
Sin importar el mes, la posición del sol,
los fines de semana eran la fiesta de familia grande
en aquellos lugares que parecían nuestros.
Los colores del agua, del verde hasta el azul,
el dedal y los hilos que dibujaban lentos el álbum
...........familiar;
fragmentos de un lugar al que volver en busca
...........de la dicha.
Luego todos emigran en dirección inversa
...........a la nostalgia;
según indica el plan, la dirección del viaje siempre
...........es una
y todo lo demás son estériles sueños.
Pero el sueño persiste y en el están los rieles,
...........el salitre,
la madeja de hilo que cayó de las manos
y aquella voz tan tibia que pedía
"Alcánzame aquel hilo, allí, junto al librero".
Finas hebras del sueño trenzadas en la red
...........imperceptible
que habremos olvidado en esa hora de recorrer,
...........perdidos,
los gruesos lomos de la estantería, sin hallar,
...........sin saber,
dónde se torció todo, si el plan aseguraba un éxito
...........rotundo;
esa hora en que vaga la vista por el suelo
y allí, junto al librero, surje el pequeño ovillo
...........que te trae a este puente
y enlaza esta ciudad junto a otra costa
con aquellos espacios de la dicha.
Caminar sobre el puente de Versalles
contemplando sin prisa los cordones labrados
...........en el hierro,
aceras en metal sobre las aguas turbias,
y más allá la línea
los dos carriles férreos que bordean la costa
tal como aquellos otros que anunciaban el tren
...........del mediodía,
que marcaban las horas de arrancarnos el mar,
de protestar que no, no nos deañaba el sol,
como a ellos, tan altos, que decían
-cubriéndose los ojos, los pies dentro del agua-
"Saliendo, ya, saliendo, o no vienen mañana."
NACIMIENTO DEL AGUA
Esperaba despierta los primeros fulgores,
pequeñas luces como joyas calando la madera,
danzante luz de agua en el blanco del techo.
Verano tras verano el alba fue mi hallazgo,
mi personal espacio de soñar.
En los primeros años solía perseguir al señor
...........de la sal;
lo había dicho mi abuelo mirando bajo el muelle:
antes que todos despertaran
un viejito vertía toneladas de sal en la marea.
Yo madrugaba y madrugaba
por espiar entre las tablas el mágico regalo
...........de mi abuelo
luminosos cristales de sal para mis sueños.
De verano a verano
los meses de la sed forzaban a mirar en dirección
...........contraria
seguir ajenas reglas y esperar
esperar esperar los fulgores acuosos de la luz
la luz que regresaba de las aguas danzando
y el leve bañador,
....y el andar sigiloso, y descalzo, y feliz,
........y el muelle solitario posado sobre el agua
............y el agua de esa hora perfectamente llana;
era como asistir al instante primero, aguas recién
...........creadas
que no atinan aún a dominarlo todo.
He vuelto a estar ahí, en ese instante detenido,
mi cuerpo entrando inmóvil a lo eterno...
Sólo desde unas pocas instancias de la dicha
...........he alcanzado esa orilla
una sábana verde y luminosa extendida ante mí
...........como la calma
y cada vez retornan esos días
y sobre aquella luz, las conquistadas luces
como delgadas láminas de hermoso papel alba
tendidas sobre el lienzo de la belleza pura.
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