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EL FENIX
El fénix es un admirable y encantador pájaro que vive en Indostán. Tiene un pico extraordinariamente largo y muy duro,
perforado, como una flauta, por agujeros en número de más de cien. No tiene hembra y vive aislado. Cada uno de estos
agujeros hace oír un sonido y cada uno de estos sonidos tiene un secreto particular. Cuando deja oír estos acentos
quejumbrosos por cada agujero, los pájaros y los peces se agitan; los más feroces animales se callan y están fuera de sí
escuchando estos dulces acentos. Ahora bien, un filósofo frecuentó a este pájaro y aprendió por su canto la ciencia de la
música. El fénix vive alrededor de mil años y conoce con exactitud la fecha de su muerte. En ese momento, reúne a su
alrededor cantidad de hojas de "mucl"1
y, perdido en medio de estas hojas, hace oír gritos quejumbrosos. Por cada abertura de
su pico, hace salir dolorosamente, de lo profundo de su corazón puro, acentos lastimeros y variados, pues es diferente según
cada abertura. En medio de estos gemidos que le hace lanzar el pesar de morir, tiembla como la hoja, sin discontinuidad.
Todos los pájaros son atraídos por su canto y los animales feroces por el ruido que hace; todos van cerca de él para asistir al
espectáculo de su fallecimiento y todos a la vez, por su ejemplo, se resignan a morir. En ese día, en efecto, un gran número de
animales mueren con el corazón ensangrentado delante del fénix, a causa de la tristeza de la que lo ven presa. Caen en la
estupefacción por efecto de sus gemidos y muchos pierden la vida a causa de su falta de energía. El día que corre la sangre del
fénix y que se hacen oír sus enternecedoras quejas, es un día extraordinario. Cuando sólo le queda un aliento de vida, bate sus
alas y agita las plumas hacia delante y atrás. Por el efecto de este movimiento se produce fuego que opera un cambio en el
estado del fénix. Este fuego prende rápidamente a la madera y la madera arde agradablemente. Pronto, madera y pájaro, todo
está reducido a brasas y después a cenizas. Pero cuando ya no se ve ni una chispa, un nuevo fénix se eleva de entre las
cenizas. Después que el fuego ha reducido la madera a cenizas es cuando aparece un pequeño fénix.
¿Le ha ocurrido a alguien en el mundo de renacer después de la muerte? Sí se te concediera una vida tan larga como al
fénix, morirías, sin embargo, después de haber cumplido la medida de tu vida. El fénix, perdido durante mil años, gime cien
veces por él mismo. Ha permanecido numerosos años completamente solo en las quejas y en el dolor, sin compañera y sin
progenitura; no ha contraído ataduras con nadie en este mundo; no ha tenido el embarazo de una compañera ni el de niños. Al
final de su vida, cuando ha tenido que dejar de existir, ha venido y ha arrojado su ceniza al viento, a fin de que sepas que
nadie puede escapar a la muerte, no importa qué astucia se emplee. En todo el mundo no hay nadie que no muera. Sabe, por el
milagro del fénix, que nadie está al abrigo de la muerte. Aunque la muerte sea dura y tiránica, hay que saber acostumbrar su
cuello a ella; pero, aunque tengamos mucho que soportar, morir es lo más penoso.
Cont
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