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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 30 Ago 2023, 04:03

    .


    Ingeborg Bachmann (Klagenfurt, Austria, 25 de junio de 1926-Roma, Italia, 17 de octubre de 1973) fue una poeta y autora austríaca, una de las más destacadas escritoras en lengua alemana del siglo XX.

    Trayectoria

    Hija mayor de un profesor de educación secundaria, Ingeborg Bachmann pasó su infancia y juventud en Carintia (Austria). Durante la posguerra, entre 1945 y 1950, y tras haber comenzado estudios de Derecho, se consagró a la filosofía, psicología y literatura alemana.

    Pasó por las universidades de Innsbruck, Graz y, por último, Viena, donde terminó sus estudios, doctorándose en Filosofía con una tesis titulada La recepción crítica de la filosofía existencial de Martin Heidegger.

    Pronto publicó su primera historia corta. Su carrera literaria se benefició del contacto con Hans Weigel (literato y promotor de la literatura joven de posguerra) y del renombrado círculo literario Gruppe 47, entre cuyos miembros también se contaban Ilse Aichinger, Paul Celan, Heinrich Böll, Marcel Reich-Ranicki y Günter Grass. De este grupo recibió en 1953 un premio por su primera colección de poemas Die Gestundete Zeit (El tiempo postergado).

    Un empleo en la emisora de radio Rot-Weiss-Rot (Rojo-Blanco-Rojo, la emisora de radio de las fuerzas de ocupación americanas) facilitó a Bachmann hacerse con una visión amplia de la literatura contemporánea, a la vez que le proporcionó un sueldo decente que le permitió un trabajo literario serio. Además, sus primeras obras radiofónicas fueron publicadas por la emisora, como Ein Geschäft mit Träumen (1952) (Un negocio con los sueños) o Die Radiofamilie (La familia de la radio).

    Sus poemas y dichas obras obtuvieron simultáneamente éxito ante la crítica y el público, lo que le significó gran éxito en el mundo germanófono. Mediante sus poemas, buscaba, de acuerdo con el objetivo del Grupo 47, renovar la lengua: no se construye «un mundo nuevo sin un lenguaje nuevo». Otro tema puramente bachmanniano se muestra lentamente: el amor y su violencia inherente a las relaciones; la incomunicación en la pareja; y lo trágico de la existencia femenina.

    La sesión del Grupo 47 de 1958, denominada Grossholzleute, presenció la emergencia de una facción femenina llevada por Bachmann, Ilse Aichinger y otras autoras. El Grupo 47 debía liberar a los hombres de las palabras manchadas por los nazis y ayudarles a escribir un nuevo mundo. También debía servir, se decían ellas, para limpiar la lengua de aquellas palabras de las que se sirven los hombres para hablar de las mujeres en su nombre, usurpando su sitio y matando sus pasiones. Fue el principio de un intento literario original y revolucionario de escribir el amor, con la representación de él que las mujeres hacen con sus palabras, y no con las fabricadas durante siglos por autores masculinos. (Sobre este tema, véase el relato de Bachmann Ondine, en la recopilación Das dreißigste Jahr/El trigésimo año).

    Este cambio de objetivo "político", de temática literaria, así como el paso de la poesía a la novela, rompió el vínculo inicial entre Bachmann y el público.

    Más tarde, el trabajo de Bachmann se centró principalmente en temas como los límites personales, el establecimiento de la verdad y la filosofía del lenguaje, esta última siguiendo las ideas de Ludwig Wittgenstein.

    En 1953 se mudó a Roma, donde dedicó la mayoría de los años siguientes a escribir poemas, ensayos, libretos de ópera e historias cortas que pronto le significaron fama internacional y numerosos premios. Entre 1958 y 1963 tuvo como compañero al escritor suizo Max Frisch (1911-1991), con quien vivió en Roma y Fráncfort. Esta relación la condujo a Suiza y ofreció el papel del segundo protagonista en la obra de Frisch: Mein Name sei Gantenbein.

    En 1959 inauguró, como primera profesora invitada, un puesto relacionado con la poesía creado por la universidad de Fráncfort del Meno para permitir a un escritor de lengua alemana exponer allí su "arte poético". De las seis conferencias inicialmente previstas (desde noviembre de 1959 a diciembre de 1960), Bachmann solo daría cinco, tituladas Cuestiones de poesía contemporánea.

    En 1964 recibió el prestigioso premio Büchner por sus poemas y compuso para la recepción de este su texto Berlín, un lugar de azares.

    Malina, primer tomo de la tetralogía inacabada Todesarten, fue su último trabajo publicado en vida, en 1971. El libro le valió en 1972 el Premio Anton Wildgans, uno de los más prestigiosos de su país.

    Su muerte en un hospital de Roma, tres semanas después de un incendio en su habitación, el 17 de octubre de 1973, dejó su obra incompleta. La verdadera causa de su muerte sigue sin dilucidarse.

    El premio Ingeborg Bachmann

    El prestigioso Premio Ingeborg Bachmann, concedido anualmente en Klagenfurt, lleva su nombre.

    (Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )


    *


    Algunos poemas de Ingeborg Bachmann:


    De El tiempo aplazado (1953):


    DECIR COSAS OSCURAS

    Como Orfeo toco
    la muerte en las cuerdas de la vida,
    y a la hermosura de la tierra
    y de tus ojos que administran el cielo
    sólo sé decir cosas oscuras.

    No olvides que también tú, de repente,
    aquella mañana, cuando tu lecho estaba
    todavía húmedo del rocío y el clavel
    dormía junto a tu corazón,
    viste el río oscuro
    que pasaba por tu lado

    La cuerda del silencio
    tensada sobre la ola de sangre,
    toqué tu corazón sonoro.
    Tu bucle fue transformado
    en el cabello sombrío de la noche,
    los negros copos de las tinieblas
    nevaron sobre tu rostro.

    Y yo no soy nada tuyo.
    Ahora ambos lloramos.
    Sin embargo, como Orfeo, sé
    del lado de la muerte la vida,
    y ante mí se extiende el azul
    de tu ojo para siempre cerrado.



    LA GRAN CARGA

    Embarcada está la gran carga del verano,
    en el puerto espera el barco solar,
    cuando grite y caiga la gaviota a tus espaldas.
    Embarcada está la gran carga del verano.

    En el puerto espera el barco solar,
    y en los labios de los mascarones de proa
    la sonrisa de los lémures aflora abierta.
    En el puerto espera el barco solar.

    Cuando grite y caiga la gaviota a tus espaldas,
    llegará de poniente la orden de hundirse;
    sin embargo te ahogarás con la luz en los ojos
    cuando grite y caiga la gaviota a tus espaldas.



    RUEDA

    Rueda: a veces el amor acaba
    y deja de apagar nuestros ojos,
    entonces miramos dentro
    de sus propios ojos apagados.

    El frío humo del cráter
    sopla en nuestras pestañas;
    sólo una vez contuvo
    el aliento el horrible vacío.

    Hemos visto los ojos muertos
    y nunca los olvidamos.
    El amor es lo que más dura
    y nunca nos reconoce.



    MANIOBRAS DE OTOÑO

    No digo: fue ayer. En los bolsillos el vano
    dinero del verano, de nuevo estamos echados
    en la paja del escarnio, en las maniobras de otoño del tiempo.
    Y no nos favorece, como a los pájaros,
    la vía de escape hacia el sur. Por la noche
    pasan barcos pesqueros y góndolas, y a veces
    me hiere con su belleza un casco de mármol,
    saturado de sueños, allí donde soy vulnerable, en el ojo.

    En los periódicos leo mucho sobre el frío y
    sus consecuencias, sobre los necios y los muertos,
    sobre los expulsados, sobre asesinos y miríadas
    de placas de hielo, aunque poco que me agrade.
    ¿Y para qué? Al mendigo que llega al mediodía
    le cierro la puerta, pues tamos en tiempo de paz
    y te puedes ahorrar el espectáculo, aunque no
    el triste morir de las hojas bajo la lluvia.

    ¡Vayamos de viaje! ¡A contemplar bajo cipreses
    o bajo palmeras o en los naranjales
    puestas de sol, a precios rebajados,
    incomparables! ¡Olvidemos
    las incontestadas cartas al ayer!

    El tiempo hace milagros. Mas si llega a deshoras,
    con la llamada de la culpa: no estamos en casa.
    Vuelvo a encontrarme en el sótano del corazón, insomne,
    en la paja del escarnio, en las maniobras de otoño del tiempo.



    MADERA Y ASTILLAS

    Respecto a los avispones quiero guardar silencio,
    pues son fáciles de reconocer.
    Tampoco son peligrosas
    las revoluciones en curso.
    Desde siempre está decidida
    la muerte en la comitiva del alboroto.

    Pero de las efímeras y de las mujeres
    cuídate, de los cazadores domingueros,
    de los esteticiens, de los indecisos, bienintencionados,
    nunca humillados por ningún desprecio.

    De los bosques trajimos leña menuda y troncos,
    Y largo tiempo no nos salió el sol.
    Embriagado por el papel de la rotativa
    ya no reconozco las ramas,
    ni el musgo, fermentado en tintas más oscuras,
    ni la palabras grabada en la corteza,
    verdadera y audaz.

    Desgaste de hojas, pancartas,
    carteles negros... De día y de noche
    vibra, bajo estas y otras estrellas,
    la máquina de la fe. ¡Pero yo tengo
    la intención de grabar en la madera,
    mientras esté verde, y con la bilis,
    mientras sea amarga, lo que fue en el principio!

    ¡Procurad manteneros despiertos!

    La huella de las astillas que saltaron sigue
    el enjambre de avispones, y en la fuente
    se eriza, ante la tentación
    que nos debilitó antaño,
    el cabello.




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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 30 Ago 2023, 07:34

    .


    MEDIODÍA TEMPRANO

    En el verano abierto verdece silencioso el tilo,
    muy apartada de las ciudades, la luna diurna
    late con brillo mate. Ya es mediodía,
    el chorro en la fuente ya se agita,
    bajo los escombros ya se levanta
    el ala maltrecha del mágico ave,
    y la mano, deformada por lanzar la piedra,
    cae en la mies que despierta.

    Donde el cielo de Alemania ennegrece la tierra
    busca su ángel decapitado una tumba para el odio
    y te ofrece el plato hondo delcorazón.

    Por la colina se pierde un puñado de dolor.

    Siete años más tarde,
    te vuelves a acordar,
    en la fuente junto al portal,
    no te asomes demasiado,
    se te llenan de agua los ojos.

    Siete años más tarde,
    en una casa de difuntos,
    los verdugos de antaño
    apuran la copa de oro.
    Se te hundirían los ojos.

    Ya es mediodía, en las cenizas
    se curva el hierro, sobre la espiga
    se ha izado la bandera, y en la roca
    del antiquísimo sueño de aquí en adelante
    queda forjada el águila.

    Sólo la esperanza está de cuclillas, cegada por la luz.

    ¡Suéltale las esposas, llévala
    a bajar el escorial, cúbrele
    los ojos con la mano, que no
    le queme ninguna sombra!

    Donde la tierra de Alemania ennegrece el cielo,
    la nube busca palabras y llena el cráter de silencio,
    antes de escucharlas el verano en la lluvia escasa.

    Lo inefable recorre, en voz baja, el país:
    ya es mediodía.



    TODOS LOS DÍAS

    La guerra ya no es declarada
    sino continúa. Lo inaudito
    se ha vuelto común. El héroe
    se mantiene alejado del combate. El débil
    se ha instalado en las zonas de fuego.
    La paciencia es el uniforme del día,
    la condecoración la miserable estrella
    de la esperanza encima del corazón.

    Se otorga
    cuando ya no sucede nada,
    cuando ha enmudecido el fuego nutrido,
    cuando el enemigo se ha vuelto invisible
    y el cielo está oscurecido
    por la sombra del eterno armamento.

    Se otorga
    por la deserción,
    por el valor ante el amigo,
    por la traición de secretos indignos
    y el desacato
    de cualquier orden.



    A UN GENERAL

    Cuando vuelva a cerrarse aquel trato
    en el nombre del honor de pueblos
    encanecidos y ciegos, tú serás
    cómplice y estarás al servicio
    de nuestras comarcas, pues sabes
    cómo rodearlas con un cerco de sangre.
    Las crónicas anticipan la sombra
    que proyecta tu nombre, y su nimbo
    induce al laurel a crecer.

    Para que nos entendamos: no hagas ofrendas a nadie
    y tampoco invoques a Dios. (¿Reclamó alguna vez
    compartir tu botín? ¿Alguna vez ha sido
    partidario de tus esperanzas?)

    Una cosa has de saber:
    sólo si dejas de intentar,
    como otros antes de ti, partir
    con la espada el cielo indivisible,
    brotará una hoja al laurel.
    ¡Sólo cuando, con una inmensa duda,
    saques a tu fortuna de la silla y tú mismo
    la montes, te auguro la victoria!

    Pues no la ganaste tú aquella vez,
    cuando tu fortuna venció por ti;
    si bien cayeron los estandartes del enemigo
    y conseguiste armas
    y el fruto de jardines
    que cultivó otro.

    Donde confluyan en el horizonte
    el camino de tu suerte y el camino
    de tu desgracia, prepara la batalla.
    Donde oscurece y duermen los soldados,
    donde te maldijeron y por ti
    fueron maldecidos, prepara la muerte.

    Caerás
    de la montaña al valle, con el torrente
    a los barrancos, al fondo de la fertilidad,
    a las semillas de la tierra, luego en las minas de oro,
    en el río del metal del que se forjan las estatuas
    de los grandes, en las profundas regiones
    del olvido, a millones de brazas de allí,
    y en las minas del sueño.
    Al final, sin embargo, al fuego.

    Allí, el laurel te ofrecerá una hoja.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 30 Ago 2023, 07:58

    .


    MENSAJE

    Del vestíbulo del cielo, cálido de cadáveres, sale el sol.
    Allí no están los inmortales,
    oímos, sino los caídos en combate.

    Y no hace caso el resplandor a la putrefacción. Nuestra deidad,
    la Historia, nos ha preparado una tumba
    de la que no habrá resurrección.



    VUELO NOCTURNO

    Nuestro sembrado es el cielo,
    labrado al sudor de los motores,
    cara a la noche,
    aplicado el sueño -

    soñado en el calvario y la hoguera,
    bajo el techo del mundo cuyas tejas
    se llevó el viento: y ahora lluvia, lluvia, lluvia
    en nuestra casa, y en los molinos
    el vuelo ciego de los murciélagos.
    ¿Quién vivía allí? ¿Quién tenía las manos limpias?
    ¿Quién alumbraba en la noche,
    un fantasma a otros fantasmas?

    Al abrigo del plumaje de acero, instrumentos
    interrogan el espacio, relojes de control y escalas,
    la maleza de nubes, y el amor roza
    el lenguaje olvidado de nuestro corazón:
    corto y largo largo... Durante una hora
    el granizo toca el tambor del oído
    que, reacio, escucha y encaja el dolor.

    El sol y la tierra no se hundieron,
    sólo deambularon como astros, irreconocibles.
    Subimos desde el puerto
    donde no cuenta el retorno
    ni la carga, ni la pesca.
    Las especias de la India y la seda de Japón
    pertenecen a los comerciantes
    como los peces a las redes.

    Sin embargo, un olor se percibe
    que precede a los cometas,
    y el tejido del aire está desgarrado
    por los cometas caídos.
    Llámalo el estado del solitario,
    en el que se consuma el asombro.
    Nada más.

    Subimos, y abandonados están los conventos,
    desde que sufrimos, una orden que no sana ni enseña.
    Actuar no es cosa de pilotos. Tienen
    a la vista las bases y sobre las rodillas desplegado
    el mapa de un mundo al cual no hay nada que añadir.

    ¿Quién vive allí abajo? Quién llora...
    ¿Quién pierde las llaves de casa?
    ¿Quién no encuentra su cama, quién duerme
    en el umbral? Quién se atreve, cuando llega la mañana,
    a interpretar la estela plateada: mirad, encima de mi cabeza...
    Cuando el agua vuelve a mover la rueda del molino,
    ¿quién osa recordar la noche?


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 30 Ago 2023, 10:48

    .


    De Invocación a la Osa Mayor (1956):


    INVOCACIÓN A LA OSA MAYOR

    Osa Mayor, baja de allí, noche desgreñada,
    animal de piel de nubes y viejos ojos,
    ojos de estrella,
    irrumpen fulgurantes en la espesura
    tus patas con las garras,
    garras de estrella,
    despiertos mantenemos los rebaños
    pero por ti hechizados, desconfiamos
    de tus cansados flancos y de tus dientes
    agudos y semidescubiertos,
    vieja Osa.

    Una piña: vuestro mundo.
    Vosotros: sus escamas.
    Yo la corro, las hago rodar
    desde los abetos del comienzo
    hasta los abetos del final,
    bufo con ella, la pruebo en la boca
    y la agarro con las zarpas.

    ¡Tengáis o no tengáis miedo!
    Pagad en la limosnera y decidle
    al ciego unas palabras,
    para que tenga a la Osa de la correa.
    Y sazonad bien a los corderos.

    Podría ser que esta Osa
    se soltase, ya no amenazara más
    y corriera tras todas las piñas caídas
    de los abetos, de los grandes, alados,
    que han caído del paraíso.



    MI PÁJARO

    Pase lo que pase: el mundo devastado
    vuelve a hundirse en el crepúsculo,
    los bosques le tienen preparado una poción hipnótica,
    y desde la torre, abandonada  por el vigía,
    miran quietos y firmes los ojos de la lechuza.

    Pase lo que pase: sabes tu hora,
    pajaro mío, tomas tu blanco velo
    y atraviesas la niebla hacia mí.

    Oteamos la bruma habitada por la gentuza.
    Tú atiendes mi señal, te lanzas hacia fuera
    y agitas plumas y pelaje.

    ¡Mi camarada de armas, gris como el hielo, mi arma,
    guarnecida con aquella pluma, con mi única arma!
    Mi único adorno: tu velo y tus plumas.

    Aunque me arda la piel
    en el baile de agujas bajo el árbol
    y el arbusto alto hasta la cadera
    me tiente con hojas sabrosas,
    aunque mis rizos llameen,
    se mezan y anhelen humedad,
    se me desploma la escoria de las estrellas
    justo sobre el cabello.

    Cuando baje el casco de humo
    vuelvo a saber qué ocurre,
    pájaro mío, nocturno socorro mío,
    cuando me enciendo como fuego en la noche,
    crepita algo en la sustancia oscura
    y saco chispas de mí.

    Cuando sigo, encendida como soy,
    y amada por el fuego,
    hasta que la resina sale de los troncos,
    gotea sobre las heridas y encapulla
    cálidamente
    (¡y, aunque tú desvalijes mi corazón de noche,
    pájaro mío confiado y de buena fe!)
    entonces aparece en la luz aquella atalaya,
    que tú, apaciguada,
    alcanzas volando, con magnífica serenidad.
    Pase lo que pase.



    TOMA DE TIERRA

    Llegué a la tierra de los pastos
    cuando ya era de noche,
    olfateando en los prados la hierba
    y el viento antes de levantarse.
    Ya no pastaba el amor,
    las campanas se habían extinguido
    y los haces de hierba endurecido.

    En el suelo había un cuerno clavado
    por el obstinado animal guía,
    hundido en la oscuridad.

    Lo saqué de la tierra,
    lo alcé al cielo
    con todas mis fuerzas.

    Para llenar este país
    entero con sonidos
    toqué el cuerno,
    dispuesto a vivir en el viento venidero
    y bajo los tallos ondeantes
    de todos los orígenes.



    CAMINO A CASA

    Noche de prímulas
    y trébol encantado,
    mójame los pies
    para andar más ligero.

    A mis espaldas el vampiro
    salta en la rayuela
    y lo oigo respirar
    cuando pisa en cruz.

    ¿Me sigue hace ya tiempo?
    ¿A quién he ofendido?
    Lo que podría salvarme
    no se ha dado todavía.

    Donde acampan los tallos,
    junto al canillero de la roca
    murmura la vieja, clara
    boca del manantial:

    "¡Para no perderte,
    vuelve cuanto antes,
    sigue el son de las prímulas,
    ven a la casa del prado!

    Quien ya no lo ame,
    morirá con cuerpo casto,
    dando nada más que rumores
    de embriaguez y dolor."

    Con la malévola fuerza
    que me tiró al suelo,
    tiende el vampiro
    sus alas durante el vuelo,

    levanta las mil cabezas,
    rostros de rival y amigo,
    a la sombra de Saturno
    que ha roto sus anillos.

    Una vez hecha la marca
    en la piel de la nuca,
    se abren las puertas verdes
    sin hacer ruido alguno.

    Y el umbral del prado
    brilla con mi sangre,
    tápame, noche, los ojos
    con el gorro del bufón.



    PAÍS DE NIEBLA

    En invierno mi amante está
    entre los animales del bosque.
    Debo regresar antes del alba,
    la zorra lo sabe y se ríe.
    ¡Cómo tiemblan las nubes! Y
    me cae sobre el cuello de nieve
    una capa de trozos de hielo.

    En invierno mi amante es
    un árbol entre árboles e invita
    a los cuervos, abandonados por la suerte,
    a su hermoso ramaje. Ella sabe
    que el viento levanta, cuando oscurece,
    su rígido vestido de noche, adornado
    de escarcha, y me manda a casa.

    En invierno mi amante está
    entre los peces y es muda.
    Siervo del agua, desde dentro
    agitada por la línea de sus aletas,
    estoy en la orilla y miro,
    hasta que los témpanos me expulsan,
    cómo se sumerge y gira.

    Y de nuevo, alcanzado por el grito
    de caza del pájaro que tensa
    sus alas sobre mí, me caigo
    en pleno campo: ella despluma
    a las gallinas y me tira una blanca
    clavícula. Me la pongo en torno al cuello
    y me marcho a través de la amarga pelusa.

    Infiel es mi amante,
    sé que a veces flota
    en zapatos altos hacia la ciudad,
    besa en los bares con la pajita
    las copas en la boca, hasta el fondo,
    y se le ocurren palabras para todos.
    Pero yo no entiendo ese idioma.

    He visto el país de la niebla.
    He comido del corazón de la niebla.



    EXPLÍCAME, AMOR

    Tu sombrero se levanta despacio, saluda y flota al viento,
    tu cabeza descubierta encanta a las nubes,
    tu corazón está ocupado en otra parte,
    tu boca se apropia lenguas nuevas,
    la hierba tembladera lo invade todo,
    el verano apaga y enciende el diente de león,
    ciego de copos levantas el rostro,
    ríes y lloras y te derrumbas,
    qué más ha de ocurrirte -

    ¡Explícame, amor!

    El pavo con grave asombro despliega su abanico,
    la paloma levanta su cuello de plumas,
    el aire se dilata repleto de arrullos,
    el pato macho grita, el país entero
    se sirve de la miel salvaje, también en el sereno parque
    un polvo dorado ha bordado los arriates.

    El pez se ruboriza, adelanta a la bandada
    y entre grutas se arroja al lecho de coral.
    Al son de la música de la arena plateada baila tímido el escorpión.
    Desde lejos huele el escarabajo a la más espléndida;
    ¡si tuviera sus sentidos, también yo notaría
    que las alas brillan bajo su caparazón,
    y tomaría el camino del fresal lejano!

    ¡Explícame, amor!

    El agua sabe cómo hablar,
    la ola toma a la ola de la mano,
    se hincha, salta y cae el racimo en el viñedo.
    ¡Cuán confiado sale de su casa el caracol!

    ¡Una piedra sabe ablandar a otra!

    Explícame, amor, lo que no sé explicar:
    ¿trataré durante este tiempo corto y espantoso
    únicamente con pensamientos y sólo yo
    no conoceré el amor ni haré nada amoroso?
    ¿Tiene uno que pensar? ¿No le echarán de menos?

    Dices: pertenece a otro espíritu...
    No me expliques nada. Veo a la salamandra
    atravesar todos los fuegos.
    Ningún horror la persigue y nada le causa dolor.



    DISCURSO Y DIFAMACIÓN

    No salgas de nuestra boca,
    palabra que siembra el dragón.
    Es cierto, el aire es sofocante,
    agria y fermentada espumea la luz
    y sobre la ciénaga cuelga negro el crespón de mosquitos.

    A la cicuta le gusta ir de copas.
    Se extiende una piel de gato,
    la serpiente bufa encima,
    y el escorpión llega bailando.

    No llegues a nuestros oídos,
    rumor de culpas ajenas,
    muérete, palabra, en la ciénaga
    de la que brota el estanque.

    Palabra, sé para nosotros
    de dulce paciencia
    e impaciencia. ¡Esta siembra
    ha de tener un final!

    Quien imite el sonido del animal, no lo vencerá.
    Quien descubra los secretos de su lecho, se privará de todo amor.
    La palabra bastarda sirve al chiste para sacrificar a un necio.

    ¿Quién te pide un juicio sobre ese extraño?
    Y si aún no pedido lo emites, camina tú de noche en la noche
    con sus úlceras en los pies, ¡vete! y no vuelvas.

    Palabra, sé de nosotros,
    de espíritu libre, clara y hermosa.
    Ciertamente deben terminar
    las precauciones.

    (El cangrejo se retira,
    el topo duerme demasiado,
    el agua blanca disuelve
    la cal que creyó piedras.)

    Ven, gracia de sonido y aliento,
    fortalece esta boca,
    cuando su debilidad
    nos espante y detenga.

    Ven y no te niegues,
    ahora que con tantos males peleamos.
    Esta mano caerá al fuego antes de
    que la sangre del dragón proteja al adversario.
    ¡Palabra mía, sálvame!


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    Ingeborg Bachmann (1926-1973) Empty Re: Ingeborg Bachmann (1926-1973)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 30 Ago 2023, 11:33

    .


    De Poemas 1957-1961:


    EXILIO

    Un muerto soy que deambula
    ya no inscrito en ninguna parte
    desconocido en el reino del prefecto
    que sobra en las ciudades de oro
    y en el campo y su verdor

    desechado hace ya tiempo
    y provisto de nada

    Sólo con viento con tiempo y con sonidos

    que entre los hombres no sé vivir

    Yo con la lengua alemana
    esta nube que me envuelve
    y que conservo como casa
    soy llevado a través de todas las lenguas

    Oh, cómo se ensombrecen
    los oscuros los tonos de lluvia
    sólo muy pocos caen

    Hacia zonas más luminosas elevará entonces el muerto



    TRAS EL DILUVIO

    Tras este diluvio
    quiero ver a la paloma
    y únicamente a la paloma
    otra vez salvada.

    ¡Yo me hundiría en este mar!
    si ella no volase,
    si ella no trajera
    la hoja en la última hora.



    VETE, PENSAMIENTO

    Vete, pensamiento, mientras para volar una palabra clara
    sea tu ala, te eleve y valla allá
    donde se mecen los metales ligeros,
    donde el aire sea cortante
    en un nuevo espíritu,
    donde las armas hablen
    de manera única.
    ¡Allí defiéndenos!

    La ola levantó una madera flotante, y se hunde.
    La fiebre que se apoderó de ti, te deja caer.
    La fe sólo ha movido una montaña.

    ¡Déjalo estar, vete, pensamiento!

    atravesado por nada más que nuestro dolor.
    ¡Correspóndenos del todo!




    De Poemas 1964-1967:


    ENIGMA

    Para Hans Wener Henze
    de la época de los Ariosi


    Nada más vendrá ya.

    Nunca más será primavera.
    Los calendarios milenarios lo predicen a cualquiera.

    Pero tampoco el verano y los demás, aquello que tiene nombres tan buenos como "veraniego"-
    Nada más vendrá ya.

    No debes llorar,
    dice una música.

    Nadie
    dice
    nada más.


    INGEBORG BACHMANN, Poesía completa, traducción de Cecilia Dreymüller, Tresmolins, 2018.


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    Mensaje por cecilia gargantini Miér 30 Ago 2023, 15:12

    MENSAJE

    Del vestíbulo del cielo, cálido de cadáveres, sale el sol.
    Allí no están los inmortales,
    oímos, sino los caídos en combate.

    Y no hace caso el resplandor a la putrefacción. Nuestra deidad,
    la Historia, nos ha preparado una tumba
    de la que no habrá resurrección.

    Tiene tanta fuerza en estos escritos!!!!!!!!!
    Además valoro mucho, al leer su biografía, su lucha por las mujeres.
    Ahora es más sencillo, aunque aún cuesta; pero a ella le tocaron tiempos difíciles.
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    Mensaje por cecilia gargantini Miér 30 Ago 2023, 15:13

    Gracias Pedro!!!!!!!! Besossssssss
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 31 Ago 2023, 09:20

    Muy difíciles, Cecilia. Me estoy encontrando que muchos de los poetas alemanes contemporáneos que estoy leyendo son judíos. No sorprende, dadas las circunstancias tan terribles que les tocaron pasar.

    Un abrazo.
    Pedro


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