Aires de Libertad

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    Luis Muñoz (1966-

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    Luis Muñoz (1966- Empty Luis Muñoz (1966-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 10.04.23 4:08

    .


    Luis Muñoz (nacido en Granada en 1966) es un poeta español en lengua castellana. Doctor por la Universidad de Granada y licenciado en Filología Hispánica y Filología Románica por la misma universidad. Es el autor, más recientemente, de Vecindad (2018). Sus otros libros incluyen Querido silencio y Limpiar pescado: Poesía reunida. En 2015 From Behind What Landscape: New and Selected Poems se publicó en una edición bilingüe español-inglés (introducción de Ilya Kaminsky, traducción de Curtis Bauer).

    Dirigió el Aula de Literatura de la Universidad de Granada entre 1992 y 2000, y desde su fundación hasta su cierre (1992-2002) la revista de poesía Hélice. Entre 2001 y 2012 trabajó como asesor de literatura de la Residencia de Estudiantes.

    Es el editor del libro El lugar de la poesía y ha traducido El cuaderno del viejo, de Giuseppe Ungaretti. En 2008 fue comisario de la exposición Gallo. Interior de una revista sobre la publicación dirigida en 1928 por Federico García Lorca.

    Ha recibido numerosos galardones de prestigio como el Premio Ciudad de Córdoba, Generación del 27, Ojo Crítico y El Público. Su obra ha sido publicada por Hiperión, Pre-Textos, Tusquets y Visor.

    Es profesor en la Universidad de Iowa, donde actualmente dirige el Programa de Escritura Creativa en Español.

    Vive entre Iowa City y Madrid.

    Obra poética

    Septiembre (Hiperión, 1991) "Septiembre es, como reza la escueta nota de la contraportada, "una reflexión descreída y melancólica sobre la conciencia primera del tiempo ido, sobre el final del verano de la primera juventud". Pero es también, y sobre todo, un libro sobre la sed de amor. Algunos de los poemas que yo prefiero tratan de la soledad de quien ha amado y busca de nuevo el amor con insistencia pero sin convencimiento, como si ese verano de la juventud hubiese dejado al irse tan sólo escepticismos y unas manos vacías: "...ahora el amor te falta / como siempre que buscas / el fondo de un paisaje". Ese paisaje es el paisaje humano, el paisaje de los sentidos y el paisaje de los sentimientos; el paisaje del pasado". (José Luis Piquero)

    Manzanas amarillas (Hiperión, 1995). “El título Manzanas amarillas me lo sugirió un poema de Ives Bonneffoy, de su libro Principio y fin de la nieve que había leído en la traducción que hizo Jesús Munárriz. Bonneffoy ofrece en su poema la imagen de un campo de manzanos después de la nevada. La belleza inquietante y fugitiva de las manzanas del árbol con una corona de nieve, lo que tiene la imagen de detención del tiempo que se va, la consistencia de la nieve, la madurez de la manzana, y de metáfora de la aspiración de la poesía a encontrar señales de lo que somos, de lo que estamos hechos, me pareció que podría servirme para plantear el libro como una búsqueda de otras manzanas amarillas en contacto con su corona de nieve, para hacer del libro un intento de colección de imágenes con capacidad para resumir alguna complejidad sin querer reducirlas previamente a un sentido” (Luis Muñoz). "Manzanas amarillas es un libro que, al no renunciar a los callejones sin salida de la confrontación vida/poesía, y al ahincarse en la labor paciente de quien ha optado por llevar la lucidez hasta sus últimas aporías mediante una indagación de raigambre simbolista en la imagen, significa la consolidación de este poeta, que ya ha encontrado su propio camino, afrontando el riesgo de desmontar las trampas de la modernidad y sin ninguna renuncia ociosa". (Francisco Díaz de Castro)

    El apetito (PreTextos, 1998). "El apetito (…) parece, en principio, un paisaje apacible, una película tranquila, casi trazada a tiralíneas, hasta que de pronto descubres que es una amenaza latente, que por debajo casi late un crimen y que en realidad se trata de un desafío. Tienes que descubrir de golpe al asesino o al posible cadáver, descifrando los códigos en que las líneas se rompen, el lugar en que se trastruecan. En vez de un discreto o tranquilo lector (que también puede serlo) el libro te convierte en espía o lector furtivo, un detective en el plano del desasosiego" (Juan Carlos Rodríguez) "Este es el mejor libro que he leído sobre el deseo. No el amor sino el deseo. Es un diálogo del Yo con el propio cuerpo -ojo, que no me refiero a la seudomística new age que Valente nos encaloma cada vez que puede-. La conversación entre ellos es a veces cruel, casi siempre seca y mate, con la confianza y la belleza que da una amistad de muchos años. Eso: hablando como dos amigos, con una vieja y natural normalidad. De la apetencia, del instante..., y expléndida charla se realiza a través del poema" (Vicente Tortajada).

    Correspondencias
    (Visor, 2001) "El apetito tiene una continuidad ahondadora y de madurez más nítida en la obra siguiente del poeta: Correspondencias (2001). El Baudelaire al que puede sonar el título está tan asimilado que nada directo debe esperar hallarse. Si su obra completa hasta ese momento iba a titularse para sorpresa de algunos que veían prosaísmo y no prácticas japonesas Limpiar pescado, poesía reunida (2005) esa actitud de sacar del poema todo los superfluo pero nada de lo esencial es ya muy nítida en Correspondencias". (Luis Antonio de Villena) "Correspondencias es un poemario sólido en su futilidad. Prueba de ello son, ante todo, los títulos programáticos de los poemas: en su mayor parte conceptos, o nombres propios o títulos que podrían serlo de relatos o cuadros. Este entramado de referencias provoca una densidad intensa, poética, en definitiva. Y aunque este modo de composición –a base de poemas que, desde su título, se presentan efectivamente como correspondencias– parezca subrayar que lo importante es la relación deíctica con aquello que se denota, la realidad del poemario es bien distinta: estos títulos –contenidos, no lo olvidemos, en un poemario de aspiración declaradamente (neo)simbolista– parecen servir de confín: desde su naturalidad, subrayan la sustancia de lo contenido. Porque son estados más profundos de interioridad –siguiendo la cita inicial de Bergson, parafraseándola– que no se corresponden con un objeto exterior invariable, como en el caso de la simple percepción visual: son prosopopeyas (encarnadas)" (Javier Sánchez Arjona)

    Limpiar pescado. Poesía reunida (Visor, 2005). "Limpiar pescado. Poesía reunida (2005), reviste con su aparición todo el cariz de los verdaderos acontecimientos literarios. El lugar relevante ocupado por libros como Manzanas amarillas (1995), El apetito (1998) o Correspondencias (2001), con lo que en éstos hay de búsqueda y de hallazgo, convierte a su autor en uno de los poetas de referencia de estos últimos años. Me atrevería a decir que en el poeta clave que ha venido señalizando muchos de los caminos y rumbos transitados por la poesía española más reciente". (José Andújar Almansa). "Durante las primeras décadas de este siglo la poesía de Luis Muñoz muestra el deseo de investigar meticulosamente el momento instantáneo del presente y, a la vez, examinar las cosas colocadas en este territorio de tránsito temporal. En los poemas reunidos en Limpiar pescado de 2005 hallamos las posibilidades de ensanchar la expresión al iluminar el momento más vital y fugaz de la existencia. Unas palabras del poeta subrayan la ética existencial de su poesía: "Vivir con intensidad el presente" es "un grado más elemental del carpe diem." (Judith Nantell)

    (Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Mu%C3%B1oz_(poeta) )


    *


    Algunos poemas de Luis Muñoz:


    De Septiembre (1991):


    SEPTIEMBRE

    En el pálido azul que acogen las terrazas,
    los labios desprovistos que saben regresar
    y el vuelo de las últimas gaviotas.

    Voces que el mar congrega,
    que vienen con las olas y son la lejanía.
    Playas tendidas como alas de nieve
    al pie de los bañistas
    y autobuses velados con tenues pasajeros
    que persiguen la falta de costumbre.

    También entonces
    rubias muchachas sumergidas
    en el agua templada de las historias breves
    y la pasión del horizonte, el hilo de ciudades
    que definen los barcos que se alejan.

    No es más real, septiembre, que un recuerdo,
    pero nombres que dimos por perdidos
    recobran claridad, el aire que atraían
    y el sueño en que resisten los veranos.



    EL VERANO QUE HUYE

    De vuelta, adormecidos en el coche,
    el verano tenía
    la calidad abstracta del sueño de los otros.

    Si las velas contienen
    los momentos finales del crepúsculo,
    si un animal inmenso se deshace
    en las gentes de fuego de las playas
    y los rompientes cumplen
    el amargo papel de signo adverso,
    todo aquello que huía con nosotros,
    en el orden juicioso y familiar
    de los veranos, de repente
    nos desplazó del mundo
    y en los ojos de extraños
    se fundó su memoria.



    RAZONES DE PESO

    La adivinamos breve también aquellos años.
    Inexplicable y breve
    como la luz del cuarto que baja hasta las sombras
    rosadas y malignas de las tardes felices.
    Como el baño en el mar donde seguimos
    la dirección secreta de las olas
    o el cuerpo de lagarto de la espuma.

    En todo la encontramos y a todo parecida
    no dibujó en el curso de los sueños
    las formas desleales de una ausencia.
    No simuló en nosotros ninguna eternidad
    ni apareció tan bella como quisimos luego.



    EL MAR NUNCA

    El mar nunca propone la nostalgia
    porque sólo regresa
    en busca de un comienzo,
    de unos ojos primeros,
    de una torre sin marcas de combate,
    de unos lentos tobillos indecisos
    que lo sientan llegar con la extrañeza
    del amor que precede al cuerpo del amor.

    Pero tú eliges que las olas vengan
    arrastrando fragmentos de un pasado
    que simula el murmullo
    azul de la memoria
    y la alta noche lo corona de fuego
    y lo secundan quietas ilusiones perdidas.




    De Manzanas amarillas (1995):



    VIDA LITERARIA

    Te dicen que el pasado es una recurrencia.
    Con la boca repleta de pequeños propósitos,
    con huesos de ciruela.
    No, miren, respondes levemente:
    es una bomba de agua en el desierto,
    un pedal niquelado, bello y ciego,
    un mecanismo simple que te agota
    antes de agotarse.



    ADOLESCENCIA

    (J. R. J.)

    Una rueda de fuego era tu vida,
    del placer a la culpa.
    Como un nido de abejas el temblor de silencio,
    la luz de la mañana, la azotea
    flotante sobre paisajes aguados
    y sobre poetas díscolos.

    Todo se fue moviendo
    a costa del futuro sin demasiada prisa.

    Las huellas de esa rueda las leí en mi vida
    mientras que se alejaba, como buscando un margen,
    el amor por tus libros, del placer a la culpa.



    EL ARMA CARGADA

    La poesía hace sitio a la nube del tiempo,
    relampaguea como si todo abarcase,
    se convierte en un salto, en un grito,
    en un anillo absorto, en esperanza.

    Cuando parte el silencio la nuez de algún poema,
    la poesía es un viento sin origen,
    un sedal desatado,
    la corriente rizada y fragosa,
    la lata de cerveza donde se prueba el tiro.

    Y no sé si costumbre o cambio de costumbre,
    si revés o si cara, si moneda del día.
    Su certeza es la misa que nimba cada cosa.

    Yo no sé qué hace falta para ser necesario.



    PRIMERA HORA

    Con sus patas de araña
    el día apenas toca lo que toca.
    Al cielo de la plaza lo despeina
    un viento tibio.
    A menudo lo oí y no lo quise:
    que la repetición te manda.
    No:
    con la fibra de ayer, con lo que quieras
    el hoy es uno.



    NATURALEZA DE LO CONOCIDO

    Trituradas las conchas
    también, como tu piel que se descama,
    son parte de la arena.
    La lengua del mar las humedece,
    les aviva el color
    y aguardan para andar en olas secas
    hasta la duna grande.
    Yo tengo por hacer un equilibrio.



    BIOGRAFÍA

    Atesoró recuerdos temeroso
    de su pobreza íntima:
    el billete de un viaje en autobús
    con su mejor amigo a una playa recóndita,
    la caja de cerillas de un hotel
    donde se amaron con temor y con furia,
    una foto de carnet con la marca grabada
    de unos labios intensos
    o una pulserita de cuero
    que le anudó una chica en una fiesta oscura.

    Los recuerdos se hicieron un vapor enseguida.
    Tuvo luego otros
    que le colmaron de imágenes
    y le abrumaron con distancias
    y quiso desprenderse de sus lazos
    de afecto, de sus trampas cálidas,
    de sus mensajes sin orilla.

    Claro es que fue en vano. Y que al hacerle falta
    les añadió veneno y miel y tuvo para ellos
    ocasión y aventura, capítulos muy largos,
    un destino inefable.



    DIGRESIÓN

    Este amor es posible sólo
    porque otros le preceden.
    Del modo en que lo mires.
    Como tú eres porque fuiste otros
    y porque en ti coinciden,
    en un silencio cálido,
    los gestos, la querencia,
    los demonios de otros.

    Los mismos que nombrar hacen posible,
    como un dardo en una fruta roja,
    la dulzura y el daño, la inocencia
    y la malicia: dos mitades,
    dos puntas de veneno,
    dos caras
    de ninguna moneda.



    POSTALES EN UN SOBRE

    Tomaron un pequeño apartamento
    al calor de la historia que empezaba
    en un pueblo radiante de la costa.
    Las familias miraban de reojo
    su dulce suficiencia,
    su ambigua cercanía cuando tomaban sol,
    los leves empujones en la orilla
    de muchachos buscándose en el juego,
    la risa incontrolable,
    el júbilo de luces y de compras
    los días de mercado
    y un remolino oscuro de murmullos
    se levantaba al paso como una nube torda.

    En sólo quince días avivaron
    contrarios sentimientos, un ascua adormecida
    y una imagen inquieta de la felicidad.

    Recordarían de aquello más que nada,
    muchos años después, en su país del norte,
    la coartada airosa de su idioma
    para hablar de deseo sin entenderles nadie,
    las noches enlazadas de sus cuerpos
    con las marcas blanquísimas de los trajes de baño
    y un sobre con postales de vocación turística
    que guardaron por siempre como un talismán:
    el farero viejo cortando caña,
    la junta de los bueyes en la plaza del pueblo
    y una chica en biquini diciendo okey.



    IMAGINERÍA

    Charlando en un café,
    ajenos al murmullo de otras mesas,
    al trajín de las tazas, a la entrada de tipos
    que dejan los abrigos junto a ellos.
    Con los ojos clavados uno en otro,
    una chispa airosa en la sonrisa,
    un resplandor muy dulce,
    en las nubes de una combustión:
    ningún amor se entiende desde fuera,
    ninguno.



    UVAS AMARGAS

    Están entre las dulces
    como balas de plata
    esperando su turno.

    En un frutero
    que es un hemisferio
    y que parece el otro.

    Jugando a no ser vistas
    o a ofrecerse por nada
    como la luna hambrienta.



    PEQUEÑO INTERIOR

    Acoge los recuerdos como a huéspedes cálidos.
    Deja que se conozcan, que se hurguen entre ellos,
    que se lleven bien.

    Enséñales la casa paso a paso:
    donde guardas la fotos que los paró un momento,
    dónde filtran las sombras su cuerpo definido,
    donde pueden estar sin que los notes.

    Cuando adopten su sitio plenamente,
    cuando aprendan la voz de su rutina
    y el incierto dictado a que responde,
    deja que duerman hasta tarde,
    que paseen sin rumbo, que se estiren, se encojan,
    se fundan con tus sueños.
    Pero no aceptes si quieren que los sigas.




    De El apetito (1998):


    DE UN CUADERNO ANTIGUO

    Sabes que no se diferencian.

    El fruncido gemir de un vendaval,
    los flecos de la lluvia interrogantes,
    el ladrido del sol a mediodía,
    la naranja olvidada en la mesa del patio,
    lo mismo pueden ser
    alimento de dicha o de tristeza.

    Celebra tú, si puedes, cada imagen
    igual si viene bien como si viene mal.
    Detrás están tus ojos y detrás
    el corte de tu daño, tu relato del día.

    Serán lo que les des, como las leas.



    ATRACCIÓN DE LOS IGUALES

    Así es como te veo:
    no ajeno a tentaciones,
    no helado a los sentidos.

    Ni puro ni entregado,
    ni fiel ni virtuoso.
    Ni deudor de un abismo
    ni callado a las voces.
    Carnal, inquieto, impuro,
    permeable, alerta.



    CAMISETAS

    Se cambiaron la ropa entre los dos
    en los primeros días.

    La camiseta negra con los dioses aztecas
    recuerdo de un museo,
    por el jersey fino de pico
    de listas amarillas veteadas de azules.

    El polo añil gastado de hacía cinco años,
    por el blanco de seda, como alado y de puntos,
    de cuello blando y grande.

    Era como un abrazo ceñido y vaporoso.
    Acostumbrar tu piel al tacto de la suya,
    imponerlo al salir como una caricia.

    Si se encontraban solos en citas agridulces
    con antiguos amantes,
    la dulzura del otro soplaba en el tejido.
    Si se encontraban lejos como una sombra débil
    al borde de las sombras,
    el otro aparecía como una fortaleza.

    Era la afirmación que siempre les faltaba,
    el toque permanente de alerta en sus afectos.
    Y, eso sí, no escucharon que nadie les dijera:
    los hilos de la tarde se cosen sin la tarde.



    ÉSTA

    Ésta es la noche
    con su lomo de iguana.
    Yo no pienso temerla
    ni por lo que embosca
    ni por lo que ilumina.

    Tu miedo no termina sin mi miedo
    cuando son una fuerza.



    OCHO DE LA MAÑANA

    Le miro cómo duerme enredado en la sábana.
    La esponja del descanso le borra los sentidos.
    Deja pasar dos planchas moteadas de luz
    la ventana entreabierta,
    picotea en el borde de un tiesto de geranios
    un gorrión tremante
    con ojos de cabeza de alfiler
    y el picoteo se hace
    del ritmo de una frase inquisitiva.
    Pero no se despierta.
    Se abraza a la almohada, se hunde como en nubes
    y me atrapa al volverse alzando una rodilla.
    No sé si formo parte de su sueño.
    Querer es una escala y no sé si alcanza al sueño.



    ESPIRAL

    ¿Con qué viene el amor
    en su tromba dormida?

    Con hilos de una red de lance
    del pasado, con luces rutilantes
    brillando en su argumento.

    Con su gama de olores,
    de miedos, de costumbres
    que siguen y que esquivan las costumbres,
    con su plano de vías, de cruces, de paradas,
    con vocación de marca, con su marca.



    ESTO NO ES UNA EXPERIENCIA

    A José Luis Piquero

    Conducía un tres puertas azul de doce años
    que heredó de su padre y que ya renqueaba.
    Con él cruzaba el puente después de medianoche
    como una mecha ardiendo suspendida en el río.

    Llegaba así a este lado de la ciudad encendida,
    se acodaba en la esquina de un local atestado
    y dejaba en sus ojos vagar su transparencia
    como vagan dormidas las formas de un acuario.

    El tirón de la carne era dulce y violento,
    sólo a él respondía de manera feliz
    y tornaba la vida animal y jugosa.
    El resto era roer
    las sobras de un banquete.

    Se llamaba David, según me dijo,
    sólo andaba detrás de lo que era posible
    y ayudaba a su madre en un taller de ropa.



    UNA BUENA RAZÓN

    Ocurre que, de pronto,
    se desmigajan las razones
    como un trozo de pan
    en el estanque de los patos.
    Ninguna es sino un bocado fácil,
    un cuerpo aguachinado sin destino
    y sin movilidad,
    sin reflejos, sin consistencia.

    Ocurre que, de pronto, delante de los patos
    no vales lo que vale tu desgana.



    DIARIO

    A Isolde Gornemann

    El sosiego, de pronto, no es un plazo,
    ni es un anuncio, ni una salva.

    El sosiego, de pronto, es una guerra
    que se libra en los márgenes del día.

    En la lengua del alba, en la cal de la tarde.

    Pedro Casas Serra
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    Luis Muñoz (1966- Empty Re: Luis Muñoz (1966-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 11.04.23 9:44

    .


    De Correspondencias (2001):


    EL SOLDADOR

    Si no son los deseos,
    habrán de ser las juntas con estaño
    en la leve estructura de este día:
    la voz hirviente que devuelve,
    a través de las ondas de un teléfono,
    el punto en que creías todo cerca,
    los cojines encima del sofá,
    que dan al horizonte como un caer mullido,
    las páginas del libro que perforan recuerdos
    o la sombra de un dedo que llega a señalarlas.

    La idea de que faltan varias piezas
    es mentira.
    Tienes sólo que dar con sus extremos.
    Y dar con la pestaña de los tuyos.


    SENCILLO Y COMPLICADO

    No sé si cuando espero, a la vez convoco algo
    o a alguien.
    Los brotes tiernos de una rama,
    los nudos afilados que no punzan,
    como la luz del día
    o el olvido deseado del amor.
    Como todo lo que es cuestión de tiempo.

    Esperar se supone que es ser hacia adelante,
    pero es también volver a un ámbito sombrío.
    Donde se chocan ciegos,
    igual que pececillos moribundos,
    lo que se cumple tarde y lo que nunca llega,
    lo que se quiere aún y lo que se desdeña.
    En el agua podrida de una charca.



    PLAN DE FUGA

    Cerrar algunas puertas de salida.
    A la calle sedosa, al patio ensimismado,
    a la sombra partida que husmea en los jazmines,
    a la facilidad, a la dificultad,
    a la nieve embarrada que duerme en tu deseo.



    UNA CASA EN LA PLAYA

    -Las olas se comían los cimientos.
    Cada una arrancaba, eran fieras con hambre,
    su bocado de arena.
    Fuimos a un extremo de la isla
    y al volver
    la lluvia nos frenaba y nos lanzaba
    sus patitas untosas como dardos de cera.

    La oscuridad del cielo se rompía
    igual que un camisón enredado a una hélice.

    Si lo que era tan fácil se tornaba difícil,
    lo que era la orilla parecía
    un buque desolado,
    partido por rugidos de alta mar.

    No dio tiempo a sacar un solo mueble.
    Los vecinos salieron mucho antes, llevándose sus trastos,
    y la casa se desplomó despacio, sin apenas ruido,
    en un profundo sueño complaciente
    -dijo al despertarse.

    Igual que si quitases a alguien dormido la almohada
    -fingió con un abrazo un gesto de derrumbe-
    y sin ella buscase la postura más cómoda.



    DE LA GUERRA CIVIL

    (Con Abraham Osheroff, brigadista)
    A Anthony L. Geist


    Les respondo que sí, que se ha apagado,
    que en la copa quedan sólo cenizas
    barridas y empapadas de baba de la historia.
    Le respondo que sí pero en sus ojos
    una línea quebrada les alerta en los míos,
    un brillo que se tuerce buscando una salida,
    una especie de ras, de contraorden.

    Igual que la metralla en un lugar del cráneo,
    igual que un brazo menos o que una casa rota,
    reviso las secuelas de mi padre.

    No el recuerdo ni el frío,
    ni el pasillo de hielo con las firmas de Franco.
    Ni siquiera los símbolos o el tono en las soflamas.
    Un modo de pensarlo, un sol que justifique
    y la composición de un equilibrio.



    ESCULTURA LÍQUIDA

    Si todo terminara aquí, si todo se cerrara,
    de golpe, como un cepo, no lo lamentaría.

    Suena una hebilla en la otra hebilla
    encima de la colcha.
    Luego, los cuerpos de tormenta, el suyo
    que es un ciclón de seda, el mío
    que es un tronco volcado
    y esa intersección de memoria y olvido,
    de afirmación y nada, de posesión y fuga,
    de planos sobre planos sobre planos



    UN PAISAJE CON GENTE

    Estar así fundido en el paisaje.
    Ser parte de él.
    Una hebra prendida,
    una gota de un curso,
    un pequeño motor
    del movimiento.

    No ser tan sólo uno,
    ser uno entre los otros,
    en esa irrigación
    que das y dan los otros.



    HOMOSEXUALIDAD
    SEGUNDA VERSIÓN

    Hablamos hasta tarde en la terraza.
    Los grillos repetían el pulso de la noche
    como si nos dijeran: esto es tiempo.
    Habíamos bebido y el alcohol
    no se había estancado, giraba dulcemente
    como una llave sola que abre varias puertas.
    Bordeamos el tema del amor,
    a conciencia, sin mencionarlo nunca,
    como a un león dormido,
    pero atrapó los cuerpos a su modo.

    Al amanecer cerramos las persianas
    para que así la noche durara todavía.

    Preparaba un café y pensé en los imposible
    como si todo entonces se hubiera detenido
    -un pasillo vacío, una luz indagante
    y relieve en lo plano-
    y en amar sólo aquello que da con lo posible.



    TERAPIA COLECTIVA

    Dijo que quería sólo eso,
    que todos entendiesen sus palabras
    como un paño estrujado sobre un cubo de lata.

    En la reunión,sentados en un coro,
    en sillas de tijera,
    imaginaban nexos con el mundo real.
    Alguno con el orden de las nubes,
    la cadena de hongos que se abre contra el cielo,
    perfiles que simulan expresiones de sed.
    Alguno con la llama de las velas,
    la inclinación del eje,
    la almendra plateada que nunca se consume.

    Cuando llegó su turno,
    mirando a cada uno fijamente,
    como si reclamase su carta d existencia,
    dijo que quería sólo eso.
    Que le costó saber qué cosa le apagaba,
    que el corazón no tiene otro tejido
    que la fibra de amor y su cadena undosa,
    que fuera y sólo fuera, así, en compañía,
    pudo sentirse dentro.


    LUIS MUÑOZ, Limpiar pescado. Poesía reunida, Visor, 2005

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    Luis Muñoz (1966- Empty Re: Luis Muñoz (1966-

    Mensaje por cecilia gargantini 11.04.23 15:32

    Es de esos autores que, en muchos de sus poemas, me dan la sensación de que pintan con palabras y eso me gusta mucho.
    La guerra civil, la homosexualidad, la terapia grupal lo muestran como un autor comprometido con su tiempo...gran compromiso social y humano.
    Me gustó mucho!!!!!!!!!!! Besossssssssss
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    Luis Muñoz (1966- Empty Re: Luis Muñoz (1966-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 11.04.23 15:48

    Gracias, Cecilia, por tu interés.

    Un abrazo.
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