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    Mensaje por Maria Lua Dom 05 Feb 2023, 17:00

    EL ENFERMO Y EL SUFI



    Un enfermo visitó un día al médico y le dijo:
    "¡Oh sabio! ¡Tómame el pulso! Pues el pulso es el testigo del estado del
    corazón. La vena de mi brazo se prolonga hasta mi corazón y como no se ve
    el corazón, ¡es a la vena a la que hay que interrogar!"
    Puesto que el viento no se ve, miremos el polvo y las hojas que vuelan.
    La embriaguez del corazón está oculta, pero las ojeras son testigos. Pero
    volvamos a nuestra historia...
    El médico tomó el pulso del enfermo y se dio cuenta de que la esperanza
    de curación era muy pequeña. Le dijo:
    "Si quieres que cesen tus tormentos, haz lo que tu corazón te inspire. No
    dudes en realizar cada deseo de tu corazón. De nada serviría prescribirte
    un régimen o recomendarte paciencia, pues, en este caso, eso no haría sino
    empeorar tu estado. Realiza, pues, tus deseos y actúa según el Corán, que
    dice: "¡Haced io que deseáis hacer!""
    Tales fueron, pues, los consejos que el médico prodigó a su paciente y
    éste le respondió:
    "¡La salvación sea contigo! ¡Corro al río para vaciar en él mis penas!"
    Al llegar al borde del río, nuestro hombre vio allí a un sufí que,
    sentado a la orilla, se lavaba las manos y la cara. Le vino entonces el
    deseo de darle un golpe en la nuca. Recordando los consejos del médico, que
    le prescribía seguir su deseo, alzó la mano, cuando se dijo:
    "No debo hacer tal cosa, pues se dice en el Corán: "No os pongáis
    conscientemente en peligro" Y sin embargo, si no satisfago este deseo eso
    será peligroso para mi salud."
    Abofeteó, pues, al sufí con un golpe muy sonoro. Este se volvió y gritó:
    "¡El muy cochino!"
    Y se lanzó sobre él con intención de darle unas patadas y tirarle de la
    barba. Pero, al ver que se trataba de un hombre enfermo, cambió de idea.
    El pueblo, inducido al error por Satanás, da igualmente bofetadas. Pero
    también está enfermo y debilitado. ¡Oh, tú, que abofeteas al inocente!
    ¡Sabe que esa bofetada se volverá contra ti! ¡Oh, tú, que tomas tus deseos
    como remedio y golpeas a los débiles! ¡Sabe que tu médico se ha burlado de
    ti! Es el mismo médico que aconsejó a Adán que comiese trigo. Dijo a Adán y
    a Eva:
    "Comer estas semillas es para vosotros el único medio de acceder a la
    vida eterna."
    Al decir esto, daba una bofetada a Adán, pero esta bofetada le fue
    devuelta.

    Así pues el sufí lleno aún del fuego de la cólera, comprendió la
    finalidad del incidente, y el que ha visto la trampa ya no presta atención
    a las semillas que son su cebo.
    Si deseas evitar problemas preocúpate de la sucesión de los
    acontecimientos más bien que de lo inmediato. De ese modo, lo inexistente
    se te revelará y lo visible quedará envilecido a tus ojos. Todo hombre
    razonable busca lo inexistente noche y día. Si fueras pobre, te pondrías a
    buscar la generosidad del prójimo. Todos los artistas buscan lo inexistente
    y el arquitecto busca una casa cuyo techo se ha derrumbado. El aguador
    busca una cántara vacía y el carpintero una casa sin puerta.
    Puesto que tu única esperanza reside en lo inexistente y lo inexistente
    está en tu naturaleza, ¿por qué temerlo continuamente?
    El sufí dijo entonces:
    "De nada serviría devolverle la bofetada. Eso es lo que haría un
    ignorante. Para mí, que estoy revestido del manto de la sumisión, es cosa
    fácil aceptar una bofetada."

    Y pensando en la debilidad de su adversario, se dijo además:
    "Si lo abofeteo, lo derribaré y tendré que dar cuenta de ello al sultán.
    De todos modos, el mástil está roto y la tienda se viene abajo. Sería
    estúpido acabar ante la justicia por un hombre que tiene ya toda la
    apariencia de un cadáver."
    Así, decidido a no replicar, condujo al enfermo ante el juez, que es la
    balanza de la verdad, lejos de todas las trampas de Satanás. Como por arte
    de magia encierra a Satanás en una botella y cura la calumnia con el
    remedio de la ley. Así, el sufí tomó a su adversario por su túnica y lo
    arrastró ante el juez.
    "¡Mira a este asno reacio! dijo al juez. ¡Ponlo sobre un asno y hazle dar
    la vuelta a la ciudad! ¡O hazlo azotar si lo prefieres! ¡Pues si alguien
    muere por la ley, no se pedirá cuenta alguna por su muerte.
    -¡Oh, hijo mío! dijo el juez. ¡Tensa tu lienzo para que yo pueda ejecutar
    mi pintura! ¿Quién ha golpeado? ¿El o tú? Si ha sido él, está tan enfermo
    que casi no es ya más que una ilusión. Y el juicio de la ley se aplica a
    los vivos y no a los muertos. No existe ley que autorice a ponerlo sobre un
    asno, pues ¿quién pondría un leño sobre un asno? ¡Sería como ponerlo en un
    ataúd! Sabe que la tortura consiste en prohibir a la gente el lugar al que
    merecen ir.

    -¿Es justo, preguntó el sufí, que este asno me haya abofeteado sin razón
    alguna?"
    Entonces el juez preguntó al enfermo:
    "Cualquiera que sea tu riqueza, dime cuánto dinero llevas encima.
    -¡No poseo más que seis monedas! respondió el enfermo.
    -Conserva tres y dame el resto sin replicar. También él me parece débil y
    en mal estado. Podrá así buscar pan y algo para acompañarlo"
    En ese instante, el enfermo vio la nuca del juez y pensó que ésta merecía
    una bofetada tanto como la del sufí. Después de todo, pagar tres monedas
    por una bofetada no le parecía un precio exorbitante. Aparentó, pues,
    querer hablar al oído del juez y le asestó una ruda bofetada diciendo:
    "¡Repartíos estas seis monedas y dejadme en paz con esta historia!"
    El juez se encolerizó, pero el sufí le dijo:
    "Debes sentenciar según la justicia y no bajo el imperio de la cólera.
    Acabas de caer en el pozo que me invitabas a visitar. Un hadiz pretende que
    quien excava un pozo, cae dentro. Actúa según tu saber. La bofetada que has
    recibido es la recompensa de tu buen juicio. Te has compadecido del verdugo
    y me has dicho: "¡Llena tu estómago con estas tres monedas!" ¿Puedes
    imaginar el valor de las demás sentencias que has podido pronunciar?"
    El juez respondió:

    "Hay que aceptar cada tormento y cada bofetada que nos cae encima. Mi
    cara se ha amargado, pero mi corazón acepta el veredicto del destino, pues
    sé que la verdad es amarga. En el período de sequía, el sol sonríe, pero
    los jardines agonizan. ¿De qué sirve sonreír como una sandía pasada? ¡No
    conoces ese mandamiento del profeta: "Llorad abundantemente!""
    El sufí le preguntó:
    "¿Por qué el oro, que es un metal es tan precioso mientras que los demás
    metales no lo son? Dios dijo: "He aquí mi camino" Entonces ¿cómo es que El
    haya llegado a ser el guía y el otro se haya convertido en un bandido?
    Existe un hadiz que dice: "El hijo es el secreto del padre" Entonces, ¿por
    qué nacen del mismo vientre un esclavo y un hombre libre?
    -¡Oh, sufí! dijo el juez. No temas nada. Voy a citarte un ejemplo a
    propósito de esto. El Amado es estable como la montaña, pero los que aman
    tiemblan como hojas. En su ser y en sus actos no existe ni opuesto ni
    semejante. Lo que existe no encuentra existencia sino en El. Ahora bien es
    imposible que un opuesto pueda ver a su opuesto. Más bien se aleja de él.

    Cada cosa, buena o mala, tiene su contraria. ¿Puede una cosa crear otra
    cosa a imagen suya? ¿Puede tener dos caras la verdad? ¿Cómo podría ser la
    espuma diferente de sí misma? ¿Cómo podrían ser únicas las hojas de un
    árbol, que se parecen todas? Considera el océano como si no tuviese
    límites, pues ¿cómo fijar límites a la existencia del océano? ¡Oh, sufí!
    ¡Escúchame! Si el cielo te envía un tormento, sabe que de él se seguirá una
    dicha. Si el sultán te abofetea, está seguro que te ofrecerá el trono. El
    mundo entero no tiene el valor del ala de una mosca. Pero por una bofetada
    semejante se han sacrificado millares de
    almas. Todos los profetas fueron alabados por Dios a causa de su paciencia
    en la adversidad. Permanece en la casa para que la llegada del favorecedor
    no te sorprenda desprevenido. Si no, retirará la felicidad que traía
    diciendo: "¡No hay nadie aquí!"

    -¿Qué sería el mundo, prosiguió el sufí, si la misericordia y el reposo
    fueran eternos? ¿Si Dios no nos enviase un tormento en cada instante? ¿Si
    la alegría estuviese lejos de la tristeza? ¿Si la noche no robase la luz
    del día? ¿Si el invierno no destruyera los jardines? ¿Si nuestra salud no
    fuera blanco de las enfermedades? Su misericordia no se encuentra
    disminuida si el menor de sus dones va siempre acompañado de su cortejo de
    inquietudes."
    A este ignorante, desprovisto de razón y con el corazón cerrado,
    respondió el juez:
    "¿Conoces la historia de aquel hombre que era un elocuente hablador?
    Discurseaba un día sobre los sastres y describía cómo robaban éstos al
    pueblo y citaba numerosas anécdotas sobre este tema. Como se trataba de
    historias de ladrones, la gente se reunió alrededor de él.
    "Las palabras agradables procuran placer al auditorio y el interés de los
    niños aumenta el deseo de enseñar en el maestro. En un hadiz, el profeta
    dice:

    "Ciertamente, Dios inspira sabiduría en la lengua del predicador igual
    que la inspira en la comprensión del auditorio"
    "Si un músico toca diferentes makams ante un auditorio ignorante, su
    instrumento se transforma en plomo. Olvida toda melodía y sus dedos se
    inmobilizan. Si no existiesen ojos para comprender las artes, el cielo y la
    tierra dejarían de existir. Si no existiesen los perrillos, no llenarías su
    escudilla con los restos de tu comida.
    "Así contaba nuestro narrador las fechorías de los sastres cuando un
    Turco, que había seguido sus palabras, le preguntó lleno de cólera:
    "¿Cuál es el sastre menos honrado de esta ciudad?"
    "El narrador respondió:
    "Es Pur Usüs. ¡Ha arruinado a toda la ciudad con sus trapicheos!
    -¡Apuesto, dijo el Turco, que, a pesar de toda su astucia, a mí no podría
    robarme ni siquiera una hebra de hilo!"
    "Le dijeron:
    "Otros más astutos que tú se han dejado engañar por sus artimañas. No
    seas presuntuoso. ¡Seguro que te engañará!"
    "Pero el Turco insistió en su apuesta y fijaron los términos de ella. El
    Turco dijo:
    "Si consigue robarme, os doy mi caballo y si no lo consigue, yo os tomaré
    un caballo a vosotros"
    "Aquella noche, el Turco no concilió el sueño. Se debatió hasta el
    amanecer con el fantasma del sastre estafador. Por la mañana, tomó una
    pieza de tejido de seda bajo el brazo y se trasladó al almacén del sastre.
    Este lo acogió con gran deferencia. Tanto lo honró que sus palabras
    despertaron el afecto en el corazón del Turco. Ante aquel ruiseñor que
    cantaba, éste extendió su tejido diciendo:
    "Hazme un traje de guerra con esta tela. Hazlo ancho por abajo y estrecho
    por arriba. Pues la estrechez arriba proporciona descanso al cuerpo,
    mientras que la anchura debajo libera las piernas"
    "El sastre le respondió:
    "¡Oh, encantador cliente! Para mí es un honor servirte"
    "Y empezó a medir el tejido mientras charlaba. Contó anécdotas sobre la
    generosidad de los beyes, sobre las particularidades de los avaros y sobre
    muchas otras cosas. Después, mientras que su boca seguía vertiendo su
    palabrería, sacó sus tijeras para cortar la tela. El Turco se reía mucho de
    todo lo que oía y sus ojos se fruncían de tanto reír. En aquel instante, el
    sastre recortó rápidamente un trozo de tela y lo disimuló entre sus
    piernas. Lo hizo tan aprisa que nadie lo vio, excepto Dios. Pero Dios ve
    las faltas y las oculta hasta el momento en que el pecador hace desbordar
    la copa.
    "Embriagado por la agradable perorata del comerciante, el Turco había
    olvidado completamente su apuesta. Dijo al comerciante:
    "¡Por favor! ¡Cuéntame otra historia pues tus historias son alimento para
    el espíritu!"

    "Entonces, el comerciante contó una historia tan graciosa que el Turco se
    revolcaba de risa. Mientras reía, el sastre cortó otro trozo de tela y lo
    escondió en su casaca. El Turco reclamó otra historia y el sastre le contó
    una, más graciosa todavía. El Turco, con los ojos cerrados, perdió la
    noción de las cosas, ebrio de su risa y un tercer trozo de tela fue de
    nuevo birlado.

    "El Turco suplicó una vez más que le contase una historia, pero el sastre
    sintió piedad y se dijo:
    "¡Qué hombre tan apasionado por las historias! ¡El pobre no se da cuenta
    de nada!"
    "¡Por piedad! imploró el Turco. ¡La última!"
    "¡Oh, imbécil! ¿Hay algo más peregrino que tú?
    "¡Ya basta, añadió entonces el sastre, pues si te cuento otra historia,
    tu tela será demasiado corta para que yo pueda hacerte un traje con ella!"
    "Tu vida es como ese tejido. El sastre del orgullo la corta con las
    tijeras de las palabras y tú le ruegas que te haga reír."
    Tal fue, pues, la respuesta del juez al sufí. Entonces dijo este último:
    "Dios podría fácilmente realizar todos nuestros deseos y saciar todas
    nuestras pasiones. ¿No puede transformar el fuego en rosas y la pérdida en
    ganancia? Hace salir la rosa de la espina y transforma el invierno en
    primavera. ¿Qué perdería no haciendo perecer a aquellos a los que ha dado
    el espíritu y la vida? ¿En qué le afecta que caigamos en las redes de
    Satanás?
    -Si no existieran lo dulce y lo amargo, respondió el juez, lo feo y lo
    hermoso, el guijarro y la perla, el ego, Satanás y el deseo, la prueba, la
    dificultad y la guerra ¿cómo podría Dios llamar a sus servidores? ¿Cómo
    podrías decir tú mismo: "¡Oh, hombre bueno!
    ¡Oh, hombre piadoso! ¡Oh, sabio!"? Si el maldito Satanás no existiera
    para cerrarnos el camino, ¿cómo sería posible distinguir a los fieles que
    están en los caminos de la verdad? Si así no fuera, la ciencia y la
    sabiduría se confundirían con la vanidad. La ciencia y la sabiduría se
    encuentran en el camino de la perversidad y si el camino fuera siempre
    recto, la sabiduría sería inútil. Bien sé, ¡oh, sufí! que no careces de
    madurez. Me haces esas preguntas para que los demás comprendan. Es más
    fácil soportar las pruebas de este mundo que, por ignorancia, quedarse
    lejos de la verdad. Pues estas pruebas son efímeras, mientras que semejante
    desgracia es eterna. La oportunidad se ofrece al que tiene el alma
    despierta."


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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Jue 09 Feb 2023, 07:52

    LA MADRE



    Attar refiere esto: Cuando hubo ganado la guerra contra la India, el
    sultán Mahmud recibió un esclavo como parte del botín. Lo adoptó y lo hizo
    hijo suyo, lo honró más que a nadie y lo nombró su sucesor. Si quieres
    detalles de esta historia, echa una ojeada al libro del sheij Attar.
    Resumiendo: este niño, sentado en un trono de oro al lado del sultán
    vertía todos los días lágrimas amargas. El sultán le preguntó:
    "¡Oh, niño afortunado! ¿Por qué lloras? Todos tus deseos son complacidos
    y estás cerca del sultán. Te sientas en el trono y los soldados, como el
    visir están a tu servicio."
    El niño replicó:
    "Lloro porque me acuerdo de mi madre. Cuando ella quería reprenderme,
    decía maldiciéndome: "¡Que el sultán Mahmud te lleve!" y mi padre se lo
    reprochaba diciéndole: "¿Por qué lo maldices así? ¿No tienes más
    maldiciones que esas imprudentes palabras?" Y acusaba a mi madre de no
    tener corazón por tratar así a su hijo. Esta disputa entre ellos no hacía
    más que aumentar mi pena y mi temor. Yo me decía: "¡Qué arrebatado carácter
    debe de tener ese Mahmud para representar así el temor y la calumnia!" Yo
    vivía entonces temiéndote, ignorando todo de tus favores. ¿Dónde está ahora
    mi madre, ¡oh sultán del universo! ¡Ojalá pudiera ella verme ahora sentado
    en este trono!"
    ¡Oh, ignorante! Tu estado de pobreza es como el sultán Mahmud. Tu
    naturaleza lo teme. Si conocieses su misericordia, rezarías a cada instante
    para que tu fin fuera Mahmud. No escuches, pues, a tu madre Naturaleza que
    te induce a error. Si buscaras la pobreza, llorarías hasta el fin del
    mundo. En lo que toca a la subsistencia, seguramente tu cuerpo es para ti
    como una madre. Sin embargo, es más enemigo tuyo que millares de enemigos.


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    Mensaje por Maria Lua Jue 09 Feb 2023, 07:54

    EL CAMINO DE LA ORACION


    Una mañana, al llegar un comerciante ante su tienda, vio que su entrada
    estaba interceptada por un grupo de mujeres. Le ardían los pies a causa del
    largo camino que había recorrido, pero no podía pasar, tan atestado estaba
    el lugar de mujeres, todas más hermosas las unas que las otras. Se dirigió
    a una de ellas y le dijo:
    "¡Oh, hija mía! ¡Qué numerosas sois!
    -¡No te irrites por eso! replicó la mujer. En realidad, nuestro número es
    aún insuficiente ¡y la penuria de mujeres engendra la homosexualidad!"
    No te preocupes por los sucesos de tu tiempo. No tomes en consideración
    las indigestas obras del destino. No te preocupes por tu subsistencia. Si
    estás necesitado o en la sequía, si tiritas, ¡qué importa! Considera estas
    amargas pruebas como un signo de misericordia y el poder sobre nuestras
    ciudades como una tortura.
    El camino de la oración está lleno de huellas de herradura. ¡Pero éstas
    están vueltas hacia atrás!





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    Mensaje por Maria Lua Vie 10 Feb 2023, 08:03

    MALES


    Una mujer dijo un día a su marido:
    "¡Oh, tú, que has abandonado el camino de la generosidad! ¡Mírame!
    ¿Cuánto tiempo seguiré estando así, maltratada y andrajosa?"
    El marido respondió:
    "Yo trabajo para asegurar tu subsistencia. Soy pobre, sin duda, pero mis
    manos y mis pies son sólidos. ¡Es deber mío vestirte y alimentarte y nunca
    he dejado de hacerlo!"
    La mujer mostró entonces el cuello de su camisa, que estaba sucio y hecho
    de una tela basta.
    "Este cuello me tortura la piel. ¿Por qué me obligas a llevar semejante
    vestido?
    -¡Oh, mujer! respondió el hombre, responde a mi pregunta: ¿qué es
    preferible, divorciarse o soportar uno la rudeza de su cuello? ¿Cuál es el
    peor de esos dos males?"
    ¡Oh, tú, que te quejas! Las dificultades la pobreza, las pruebas y la
    adversidad son así. Es amargo, sin duda, renunciar a un deseo, pero lo es
    aún más alejarse de la verdad. Ayunar es difícil, ciertamente, pero menos
    que apartarse dé la verdad. Si Dios te dice: "Oh, enfermo ¿Cómo estás?"
    ¿Crees que persistirá tu enfermedad? Aunque no oigas su voz, su pregunta te
    complace. Hace mucho tiempo, ¡oh reseco! que hierves en tu marmita. ¡Y ni
    siquiera has alcanzado la mitad de la cocción!


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    Mensaje por Maria Lua Vie 10 Feb 2023, 08:06

    EL SABIO Y EL SACERDOTE



    Un sabio preguntó un día a un viejo sacerdote:
    "¿Quién es más viejo, tu barba o tú?"
    El sacerdote respondió:
    "Nací antes que mi barba y conocí el universo antes que ella.
    Tu barba es blanca, siguió el sabio; ha abandonado su estado original.
    Pero tú no has cambiado todavía tu mala naturaleza. Aunque tu barba haya
    nacido después que tú, te ha adelantado. Tú estás aún en la sequedad del
    deseo, en la sequedad del "yo" y del "nosotros". Sigues estando en la misma
    disposición de espíritu que en tu nacimiento. No has avanzado ni un paso.
    Toda tu vida has permanecido en un horno ardiente, pero tú te has quedado
    en tu estado de barro. Eres movido por el viento de tus deseos, pero estás
    sujeto al suelo como una paja reseca. Como el pueblo de Moisés, te has
    quedado en el desierto durante cuarenta años. Corres de la mañana a la
    noche pero siempre vuelves al mismo punto. Mientras estés enamorado del
    becerro de oro, tu salvación será imposible, aunque te dedicaras a ella
    durante tres siglos. Dios te ha colmado de favores, pero, como tu
    naturaleza es la de un buey, el amor al becerro ha reemplazado en tu
    corazón al amor a la verdad. ¡Interroga, pues a tu
    cuerpo y no creas que carece de lengua! ¡Quizá tenga a su disposición
    centenares de lenguajes! Tú buscas día y noche una leyenda, pero tu cuerpo
    ya te cuenta una. Sucede como con el verano. Gracias a él brota el algodón,
    pero el algodón permanece cuando el verano ha sido olvidado. Sucede como
    con el hielo. Surge del invierno. El hielo,permanece cuando el invierno ha
    desaparecido. Del mismo modo, cada uno de tus miembros te cuenta los
    favores de Dios. Si la embriaguez y los juegos del amor no existieran, ni
    una mujer habría quedado embarazada. Sin primavera, ningún huerto da
    frutos. Las mujeres embarazadas y los niños que sostiene uno en las
    rodillas son signos de la primavera y testigos de los juegos del amor. Cada
    árbol amamanta a su hijo pues, como María, ha quedado encinta de un sultán
    desconocido.
    "¡Oh, sacerdote! Manda a tu pena que no sea tan olvidadiza con los
    favores que ha recibido. Si no hubiese en ti una eterna primavera, ¿qué
    contendría el granero de tu cuerpo? Tu cuerpo es un montón de rosas y tus
    ideas son el agua de estas rosas. Pero, ¡qué cosa tan extraña! ¡El agua de
    rosas reniega de las rosas!
    "La obstinación y la blasfemia son lo propio del chimpancé, pero la
    gratitud y la contemplación forman el camino del profeta. Si este
    nacimiento no se hubiera producido con ocasión del eclipse de luna, habría
    menos filósofos extraviados en esta noche. ¡Muchos hombres sensatos fueron
    víctimas de este extravío y vieron una montaña en su nariz!"




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    Mensaje por Maria Lua Mar 14 Feb 2023, 08:59

    JAQUE MATE



    Un pobre había caído en una extremada indigencia. Los tormentos de la
    miseria envenenaban su corazón. Un día dirigió esta plegaria a Dios:
    "¡Oh, Tú, que oyes toda oración! Tú me has creado sin esfuerzo. Entonces,
    concédeme mi subsistencia sin que yo necesite preocuparme por ella. Tú has
    colocado cinco perlas en mi cabeza y cinco sentidos ocultos. Es imposible
    para mí enumerar los favores que me has concedido. ¡Concédeme también mi
    subsistencia!"
    Rezaba así, sin cesar, esperando que Dios lo escucharía. Pero, viendo
    transcurrir el tiempo, empezaba a dudar. Como se cansaba de rezar y se
    hundía en la desesperanza, Dios le sugirió:
    "Dios es El que rebaja y El que eleva. Todo lo que El emprende procede de
    eso. Mira la bajeza de la tierra y la altura del cielo. Mira los años, la
    mitad en la sequía y la mitad en el verdor. Mira el tiempo que se alarga de
    día y disminuye de noche. El mundo vuela con sus dos alas. Los hombres son
    de todos los colores pero, en la tumba, todos se vuelven del mismo color."
    Nuestra subsistencia es un vino escanciado en una copa de oro. La
    subsistencia del perro es su comida en su escudilla. Hemos hecho que la
    multitud de los hombres se aficione al pan. Pero existen hombres que están
    ebrios del Amado. Puesto que tú estás satisfecho con tu naturaleza, ¿por
    qué intentas sustraerte a ella?

    Un día nuestro pobre tuvo un sueño mientras dormía. Pero los sufíes
    pueden soñar sin dormir. En su sueño oyó una voz de lo desconocido que le
    decía:
    "¡Oh, hombre infortunado! Ve a la papelería y busca allí un papel
    disimulado entre otros, de tal forma y de tal color. Ve a leerlo en un
    lugar apartado y evita cuidadosamente que alguien esté allí en el momento
    de esta lectura. Pero, si este secreto fuera desvelado alguna vez, no temas
    nada pues ningún otro, aparte de ti, podría aprovecharse de él. Y si
    sobreviene un retraso, ten paciencia y repite el versículo: ";No perdáis la
    esperanza de la misericordia!""
    El pobre quedó tan contento con este mensaje que el mundo le pareció como
    encogido. Y si Dios no hubiese velado por él, no hay duda de que habría
    muerto por efecto de la emoción.
    Se trasladó apresuradamente a la papelería y se puso a seleccionar los
    papeles. Acabó, efectivamente, por encontrar el papel que se le había
    descrito en su sueño. Y se retiró a un lugar tranquilo para leerlo. Y esta
    lectura lo sumergió en el asombro: ¿cómo podía encontrarse el plano de
    semejante tesoro entre los artículos de la papelería? El pobre dijo
    entonces:
    "Dios es el protector de todo."
    Aunque El colmase los valles de oro y de plata, nadie podría aprovecharse
    de eso sin su permiso. Aunque leyeses millares de páginas, nada de ellas te
    quedaría sin Su voluntad. Sabe que el universo celeste es lo opuesto a la
    comprensión humana. Pues la mosca no puede intimar con la abubilla.
    En el papel se había escrito:
    "Fuera de la ciudad existe un edificio coronado por una cúpula. De
    espaldas a la ciudad, mira en dirección al lucero del alba. Ve allí, vuelve
    la espalda a la ciudad y eleva tu mirada hacia La Meca. Desde allí, tira
    una flecha y excava en el lugar en el que caiga."
    Lleno de ardor y alegría, nuestro hombre se apresuró a ejecutar
    puntualmente todo esto. Pero desgastó su pala y su pico sin que apareciese
    tesoro alguno. Lanzaba cada día una nueva flecha y excavaba un hoyo nuevo.
    Aquello se había convertido en su trabajo diario y la gente de la ciudad se
    puso a hablar de estas curiosas actividades. Algunos, celosos, fueron a
    avisar el sultán

    Cuando el pobre supo que el sultán había sido informado sobre su estado,
    decidió aceptar su destino y presentarse ante el sultán. Fue al palacio y,
    antes que lo torturasen, entregó el papel diciendo:
    "¡Tomad! No hay rastro alguno de tesoro. Es mucho mejor que sea un ocioso
    como el sultán el que se ocupe de este asunto. ¡Si encuentra un tesoro, que
    se lo guarde! El camino de la desesperanza es peligroso para la razón y se
    necesita amor para emprender ese camino."
    Y liberado así de sus enemigos celosos, se concentró más en su única
    pasión.
    El perro se cura su herida lamiéndose. Para quien conoce los tormentos
    del amor, no existe ningún otro amigo. Nadie más loco que un enamorado,
    pues la razón es ciega y sorda ante el amor. Es un tipo de locura muy
    particular y el médico nada puede hacer aquí. Si un médico cayese un día en
    semejante locura, lavaría sus libros de medicina con su propia sangre.
    Cuando rezaba, el pobre se volvía hacia su corazón y decía:
    "El hombre cosecha el equivalente de su esfuerzo."
    Aunque había rezado mucho tiempo sin recibir, perseveraba en sus
    plegarias pues, aunque no fuese escuchado, percibía una respuesta. Como
    tenía confianza en la generosidad divina, sus oídos oían: "¡Sí!"
    No llames a ese pájaro, porque vuela hacia ti. Su subsistencia está junto
    a ti. Aunque sube muy alto en el cielo, su pensamiento sigue estando vuelto
    hacia tu trampa. Yo estoy enfermo y Tú eres el hijo de María que me
    devolverá la salud. Esto es el grito que El ha puesto en evidencia. ¡Oh,
    Dios mío! ¡No hagas aparente lo que está oculto! Como la flauta, tenemos
    dos bocas. Una de ellas está situada entre los labios y la otra se lamenta.
    Pero, si la flauta no conociera el favor de los labios, este universo no
    conocería el azúcar. Es preferible que José se quede en el fondo del pozo,
    pues sus hermanos están celosos. Yo estoy ebrio y querría lanzarme en medio
    de las querellas. ¿Qué es un pozo? Acabo de plantar mi tienda en medio del
    Sáhara. Ofréceme una copa de vino y mira el tamaño de mi embriaguez. Deja
    ahí a ese pobre que espera su tesoro, pues nosotros estamos ahogados en el
    océano de placer. ¡Oh, pobre! Refúgiate ante Dios, pero no esperes nada de
    un ahogado.
    ¡Oh, escanciador! Sirve una gran copa a ese hombre que me mira con
    reprobación. Yo conozco todo su juego: ¡Está jaque mate!







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    Mensaje por Maria Lua Jue 16 Feb 2023, 08:41

    PACIENCIA


    Un discípulo deseaba entrevistarse con el sheij Ebu'l Hasán Harkaani.
    Dejó, pues, la ciudad de Talkán por la ciudad de Harkán. Atravesó muchas
    montañas y valles rezando a Dios para que le permitiese un día contemplar
    el rostro del sheij. Después de muchas tribulaciones acabó por descubrir la
    casa del sheij. Lleno de respeto llamó a la puerta. Desde el interior la
    mujer del sheij le respondió gritando:
    "¿Qué quieres? ¿Qué vienes a hacer aquí?"
    El discípulo respondió:
    "¡He venido a visitar al sheij!"
    La mujer se echó entonces a reír:
    "¿Realmente no tienes nada mejor que hacer? ¡Has atravesado todo el país
    para ver el rostro de un imbécil! ¿Acaso estabas harto de tu país?"
    Así, sin vergüenza, vilipendió esta mujer a su marido. Pero no es m
    propósito referir sus palabras. Lo seguro es que sus palabras ahogaron en
    el pesar el corazón del discípulo. Con lágrimas en los ojos, preguntó:
    "¿Dónde está ese hermoso sheij?

    -¡Es un hipócrita! dijo la mujer. ¡Una trampa para los idiotas! ¡Un lazo
    para los extraviados! ¿Cuántas personas como tú han venido así y se han
    puesto en peligro por culpa suya! ¡Vale más que te vuelvas sin verlo!"
    El discípulo se puso a gritar:
    "¡Ahora ya basta! La luz de los hombres de Dios ha cubierto el
    Oriente y el Occidente. Tus palabras satánicas no me arrancarán de aquí.
    No he venido aquí como una nube, empujada por el viento, para abandonar
    este umbral como polvo. ¡Oh, mujer! Tú soplas para apagar la antorcha de la
    verdad. Pero no lograrás más que quemarte la cabeza. ¿Puede apagarse el sol
    de un soplo? Si no vivieses en esta casa, te rompería la cara. ¡Da gracias
    al cielo por ser el perro dé esta casa!"
    - Después, el discípulo preguntó a su alrededor dónde podría encontrár al
    sheij. Y alguien le respondió:
    "¡Ha ido al bosque a buscar leña!"
    Satanás, que pretende ocultar la luz bajo el polvo sembró la duda en el
    corazón del discípulo, que se dijo:
    "¿Cómo puede conservar este sheij a esta mujer en su casa y vivir con
    ella? ¿Cómo pueden unirse estos dos opuestos?"
    Pero, al mismo tiempo, se decía:

    "No debo juzgar al sheij pues sería un pecado."
    Entonces, su ego le hacía esta pregunta:
    "¿ Cómo puede vivir Gabriel con Satanás? ¿Cómo puede vivir el guía con el
    que extravía a la gente?"
    Mientras era asaltado por todos estos pensamientos, vio al sheij, montado
    en un león, que venía a su encuentro. El león tiraba de una carga de leña y
    una serpiente servía al sheij como látigo. Cuando éste vio al discípulo, se
    puso a sonreír. Pues la luz de su corazón le había hecho descubrir sus
    pensamientos. Se los describió y le contó sus aventuras como si hubiera
    asistido a ellas.
    "Si yo no mostrara paciencia con ella, dijo, ¿cómo podría este león
    arrastrar mi fardo? Soy feliz, ebrio y fiel, como un camello bajo la carga
    que Dios le ha ofrecido. No tomo demasiado en consideración las críticas
    del pueblo. Podemos soportar el fardo de esta idiota y de millares de
    gentes como ella. Este destino es una lección para nuestros alumnos."
    Todas estas palabras se te dirigen para que soportes con paciencia a las
    personas de mal carácter.





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    Mensaje por Maria Lua Dom 19 Feb 2023, 19:47

    SUCESORES


    Dios se dotó de un sucesor para que éste reflejase Su perfección en su
    corazón. Lo colmó de favores ilimitados. Luego creó a su opuesto a partir
    de la oscuridad. Fabricó dos estandartes, uno blanco, otro negro. ¡Y
    cuántos combates han tenido lugar bajo esos estandartes. La segunda
    generación de esta oposición estuvo formada por Caín y Abel. Esto continuó
    con Abraham y Nemrod, hasta Moisés y el Faraón. Después, hasta el tiempo de
    Mahoma, al que intentó torturar Ebu-Cehil.
    ¿Qué es la fe? Es hacer correr el agua de un arroyo. Cuando el alma se
    desprende del cuerpo, corre. El sabio es el que libera su alma en lugar de

    la carne y la envía hacia la pradera. Para explicar el orden divino, la
    rosa, a veces, se convierte en espina.





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    Mensaje por Maria Lua Dom 19 Feb 2023, 19:48

    EL CIRCULO


    El viento se puso a soplar y los fieles se sentaron, protegidos, en medio
    de un círculo. La tempestad hacía estragos, pero la misericordia de Dios
    era como un barco. Dios no ha creado los barcos para ser sultán de ellos.
    Su fin no es hacer de sultán, sino asegurar la seguridad de sus criaturas.
    Si el buey avanza no es para llevar su fardo, sino para evitar los
    latigazos. Dios le ha enseñado este temor para que sirva a Sus servidores.
    El que trabaja no se esfuerza para mejorar el mundo, sino para sí mismo.
    Cada uno busca un remedio a sus propios tormentos y así es como el universo
    acaba por encontrar un orden. Dios ha hecho del temor el pilar del
    universo. Todos experimentan temor hacia las cosas buenas y hacia las cosas
    malas. Pero ninguno siente temor hacia sí mismo. Pues cada uno de nosotros
    tiene un adversario. Aunque está muy cerca de nosotros, nos es difícil
    apoderarnos de él. En realidad, es fácil apoderarse de él, pero no con los
    sentidos de este mundo. Para eso los sentidos no sirven de nada. Si el
    sentido animal bastase, el asno y el buey serían los Beyazid de su tiempo.

    Es Dios quien ha casado el cuerpo y el espíritu. Es El quien hizo de un
    barco el caballo de Noé. Si El quisiera, ese mismo barco sería para ti un
    huracán. Debes saber que el pesar y el gozo que llevas en tu corazón son el
    barco y la tempestad que Dios te ofrece en cada instante.
    Como los ojos no ven el origen del temor, se espantan ante cada imagen.
    Si un hombre fuerte da un puñetazo a un ciego, éste cree que se trata de un
    camello que le ha dado una coz. Si, por casualidad, oye en el mismo
    instante el grito de un camello, sus oídos serán para él como ojos. Si no,
    habría podido decir: "Quizá sea una piedra que me cae en la cabeza." Pero,
    en realidad, se equivoca en los dos casos. Estas situaciones son cosa del
    que ha creado el temor. El sabio llama "inquietud" al temor pero su
    comprensión está pervertida. ¿Cómo experimentar inquietud sin conocer la
    verdad?
    Las mentiras derivan de la verdad. ¡Oh, mentiroso! No niegues la verdad!
    Cada hombre de Dios es el Noé del corazón o el marinero de Noé. Debes saber
    que la frecuentación del pueblo es peor que el huracán, pues, cuando está
    contigo, te hace perder el tiempo. Y si está lejos de ti, murmura de ti.
    Sus sueños se beben el jugo de tus ideas como un asno sediento. Te resecan.
    Un tallo fresco obedece a la dirección que quieres darle, pero eso es cosa
    difícil para una rama seca.

    Si los bosques se transformaran en lápices y el océano en tinta, este
    Matnawi nunca terminaría. Y si los bosques no bastasen, brotarían árboles
    en el fondo del mar. Más vale abandonar el océano e ir hacia las tierras.
    Es más agradable hablar de juguetes con un niño. Pues el niño se sumerge en
    el océano de la razón a través de sus juegos. Aunque éstos parecen
    disparatados, la razón del niño se desarrolla con ellos. A un niño que
    estuviese loco no le gustaría jugar. Se necesitan fragmentos para dar
    testimonio de la globalidad.




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    Mensaje por Maria Lua Jue 02 Mar 2023, 13:53

    DESPIERTO EN EL SUEÑO


    Duranté un viaje un judío, un musulmán y un cristiano se hicieron amigos.
    Igual que la razón se hace amiga del ego de Satanás, lo mismo un fiel puede
    hacerse amigo de dos extraviados. El cuervo, el búho y el halcón han caído
    en la misma jaula. Un Oriental y un Occidental que pasan la noche en un
    mismo lugar se hacen amigos. Pero cuando los barrotes de la jaula se
    rompen, cada ave vuela en diferente dirección.
    Al llegar estos tres compañeros al final de una etapa, alguien vino a
    traerles dulces y este presente alegró a nuestros tres solitarios. Las
    gentes de la ciudad son sabios refinados en su comportamiento. Pero el
    campesino es un maestro de generosidad.
    Aquel día, el judío y el cristiano no tenían hambre, mientras que el
    musulmán había ayunado. Era para él la hora de romper el ayuno y era grande
    su apetito. Pero los otros dos le dijeron:
    "Dejemos esto aquí. ¡Los comeremos mañana! .
    -¡Comámoslos esta noche! replicó el musulmán. ¿Por qué esperar a mañana?
    -¿Tienes acaso intención de comerlos tú solo? preguntaron los otros.
    -Somos tres, dijo el musulmán. Dividamos estos dulces en tres partes
    iguales y que cada uno se tome su parte como quiera.
    -¡El que divide merece el infierno! Tú eres patrimonio de Dios y todas
    las partes de los dulces le pertenecen. ¿Cómo te atreverías a hacer ese
    reparto?"

    El musulmán se resignó y dijo:
    "¡Oh, amigos! ¡Sea según vuestros deseos!"
    Y fueron a acostarse. Por la mañana, cada uno se puso a rezar según su
    religión. Después de la oración, uno de ellos propuso que cada uno contase
    su sueño de la noche. Y que el que hubiese tenido el sueño más hermoso,
    recibiese la parte de dulces del que hubiese tenido el sueño menos
    hermoso...
    El judío contó su sueño:
    "En mi camino me crucé con Moisés. Lo seguí a la montaña de Sinaí. Allá
    arriba nos rodeó la luz. Después, vi que, por voluntad divina, la montaña
    se dividía en tres partes. Un trozo de la montaña cayó al mar. Y el agua
    del mar se volvió dulce al instante. Otro pedazo cayó en la tierra y
    brotaron arroyos como remedios para los afligidos. El trozo tercero voló
    hacia la Kaaba para convertirse en la montaña de Arafat. Cuando hubo pasado
    mi asombro, comprobé que la montaña del Sinaí seguía estando en su sitio,
    pero que su suelo como hielo, se fundía bajo los pies de Moisés. Se fundió
    hasta tal punto que acabó por allanarse. Cuando este nuevo motivo de
    asombro se agotó para mí, vi de nuevo a Moisés y el Sinaí en su sitio.
    Divisé a una multitud en el desierto que rodea la montaña. Cada uno llevaba
    una caña y un manto y todos se dirigían hacia la montaña. Elevaron las
    manos para la oración y desearon ver el rostro de Dios. Cuando hubo pasado
    mi extrañeza, vi que cada uno de aquellos
    hombres era un profeta de Dios. Vi también ángeles magníficos. Sus cuerpos
    estaban hechos de nieve inmaculada. Más lejos, vi a otro grupo de ángeles
    pero, esta vez, hechos de fuego..."
    El judío siguió así contando su sueño.
    ¡Oh, tú! ¿Tienes certidumbre en lo que a ti se refiere? ¿O en lo
    referente a tu existencia? ¿Cómo te permites burlarte así del prójimo?
    ¿Quién sabe quién tendrá la suerte de morir como un musulmán?
    A su vez, el cristiano contó su sueño:

    "Fue el Mesías quien se me apareció. Con él, subí tan alto como el sol.
    Era extraño. No puedo comparar lo que he visto con las cosas de este mundo
    y no puedo, pues, contaros este sueño."
    El musulmán dijo entonces:
    "¡Oh, amigos míos! Mi sultán Mustafá se me apareció. Me dijo: "Uno de tus
    amigos se ha ido al Sinaí. Allí se pasea con la palabra de Dios, colmado de
    amor y de luz. Jesús se ha llevado a tu otro amigo al cielo. ¡Levántate!
    ¡Al menos, aprovecha los dulces! Tus amigos han sido favorecidos.
    Aprovechan la compañía de los ángeles y del conocimiento. ¡Pobre idiota!
    ¡No pierdas el tiempo! ¡Cómete los dulces!""
    A estas palabras, el judío y el cristiano exclamaron:
    "¿Te has tomado realmente todos los dulces?
    -¿Cómo habría podido desobedecer una orden del profeta? Tú, que eres
    judío, ¿no harías lo mismo con una orden procedente de Moisés? Y tú, que
    eres cristiano, ¿te atreverías a desobedecer a Jesús?"
    Los otros dos le dijeron:
    "Ciertamente, tu sueño es más justo que el nuestro. Tu sueño consiste en
    estar despierto en tu sueño. ¡Qué hermoso sueño!"
    Deja a un lado las pretensiones referentes al conocimiento y al
    misticismo. La cosa más hermosa es comportarse con respeto y servir al
    prójimo.


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    Mensaje por Maria Lua Jue 02 Mar 2023, 13:54

    EDADES


    Un carnero, un camello y una vaca encontraron en su camino una gavilla de
    paja. El carnero dijo:
    "Si dividimos esta gavilla en tres partes, ninguno de nosotros quedará
    satisfecho. Es preferible que el de más edad de nosotros tres la aproveche
    él solo. Porque nuestro deber es respetar a los ancianos."
    El carnero propuso que cada uno dijese su edad y empezó por él mismo:
    "Yo estaba en el mismo prado que el carnero sacrificado por Abraham. "
    La vaca dijo entonces:
    "Yo estaba junto a Adán cuando él labraba. Pues yo era la hembra de su
    toro."
    A estas palabras, el camello se apoderó de la gavilla de paja y se puso a
    comérsela:
    "De nada sirve deciros mi edad. Pues, como todo el mundo sabe, mi
    estatura es la prueba de mi antigüedad. Así, los cielos son más antiguos
    que la tierra."


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    y en ese vuelo y en ese sueño
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    Mensaje por Maria Lua Jue 02 Mar 2023, 13:55

    LOS PREGONEROS


    Seyid era el sultán de la ciudad de Tirmiz. Y Delkak era su bufón. Un
    día, el sultán tuvo que tratar. un asunto urgente en Samarkanda, que estaba
    muy lejos. Se puso, pues, a buscar un mensajero y envió a sus pregoneros
    por las calles para difundir este mensaje:
    "¡Colmaré con mis favores al que consiga traerme noticias de Samarcanda
    de aquí a cinco días!"
    Cuando oyó a los pregoneros, Delkak montó enseguida a caballo para ir a
    Tirmiz. Condujo su caballo a tal velocidad que éste estuvo a punto de
    perecer. Apenas llegado a la ciudad, Delkak, sin arreglarse siquiera, pidió
    audiencia ante el sultán.
    Toda la corte se sobresaltó, igual que los ciudadanos. Todos se decían:
    "¿Qué catástrofe habrá sobrevenido?"
    Algunos pensaban que el enemigo estaba a la vista. La multitud se reunió
    ante el palacio y toda la ciudad se sobresaltó. Todos temblaban por temor a
    una calamidad.
    El sultán permitió a Delkak presentarse ante él. Y Delkak besó el suelo
    ante el sultán, que le preguntó:
    "¿Qué pasa, Delkak?
    -¡Oh, sultán! dijo Delkak. Te pido perdón pero déjame un instante
    recobrar mi aliento!"
    La inquietud del sultán no hizo sino aumentar. Nunca había visto a Delkak
    en tal estado. Era normalmente el más alegre de sus íntimos. Cuando
    hablaba, todos reían tan fuerte que él sudaba. La gente se revolcaba por el
    suelo. Mientras que, ahora, su rostro era grave y su dedo estaba puesto
    sobre su boca. El sultán de Tirmiz le dijo:
    "Dime enseguida lo que sucede. ¿Quién te ha puesto en tan exagerada
    inquietud?"
    Delkak respondió:
    "Estaba yo hace poco en la ciudad y he oído a tus pregoneros que
    difundían tus órdenes relativas al viaje a Samarkanda. Decían que colmarías
    de favores al que lo consiguiese. Por eso es por lo que he venido, para
    decirte que yo no tengo fuerza suficiente para llevar a cabo un viaje
    semejante, de modo que no esperes que te haga tal servicio.
    -¡Maldito seas! dijo el sultán, ¡has revolucionado a toda la ciudad!"
    En ese instante, intervino el visir:
    "¡Oh sultán! Si lo permites diré esto: Está fuera de toda duda que Delkak
    ha venido de su pueblo por una razón muy distinta. Acaba de cambiar de
    opinión hace un instante. Pretende disfrazar sus palabras y ésa es la razón
    de sus bromas. Del mismo modo que hay que romper las nueces para obtener su
    aceite, igual pienso yo que hay que forzarlo a decir lo que tiene en su
    corazón. Mira cómo tiembla y ve el color de su rostro."
    Delkak imploró piedad al sultán, pero éste ordenó que lo encerrasen en
    prisión diciendo a sus guardias:
    "¡Golpead su vientre como si fuera un tambor! Pues sólo golpeando el
    tambor puede saberse si la caja está llena o vacía."
    Muchos hombres se llaman maestros, pero no tienen más discípulo que ellos
    mismos. El recién casado está sobresaltado, pero la esposa nada sospecha.




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    Mensaje por Maria Lua Miér 08 Mar 2023, 07:29

    EL RATON Y LA RANA



    Un ratón que se paseaba a lo largo de un arroyo se hizo amigo de una
    rana. Se reunían ambos, todos los días, a una hora fija, en el lugar de su
    primer encuentro con el fin de contarse historias y divertirse.
    Un día, el ratón dijo a la rana:
    "¡Oh, tú, el más noble de los animales! Desde hace mucho tiempo, deseo
    confiarte un secreto. Vienes del agua y a ella vuelves. Y yo, cuando te
    llamo desde la orilla del arroyo, no obtengo respuesta porque tú no me
    oyes. Mi corazón no se satisface con nuestros encuentros diarios. Me siento
    extraviado cuando no veo tu rostro. Para mí, eres la luz del día y la paz
    de la noche. Mi corazón desea estar contigo en todo instante. Pero tú
    ignoras todo de mi estado. ¡Oh, hermana mía! Yo vengo de la tierra y tú
    vienes del agua. Me es imposible sumergirme en el agua. Es preciso que
    encontremos un medio para que te lleguen mis llamadas."
    Y propuso esta solución:
    "Vamos a tomar un hilo muy largo y cada uno de nosotros atará una de sus
    patas a uno de sus extremos. Así, cuando quiera verte, me bastará con tirar
    del hilo."
    Esta solución no gustó mucho a la rana y se negó.
    Si la rana del alma está atada al ratón del cuerpo, es importunada sin
    cesar por este último, que tira del hilo.
    El ratón insistió tanto que la rana acabó por ceder. Se ataron, pues, por
    medio de un largo hilo y, cada vez que el ratón tiraba de él, la rana subía
    del fondo del agua para conversar con su amigo. Ahora bien, un día, un
    enorme cuervo atrapó al ratón y alzó el vuelo. Arrastró al ratón y a la
    rana tras él, el ratón en su pico y la rana al extremo del hilo. La gente
    que vio este espectáculo dijo:
    "¡Qué cosa tan asombrosa! Una rana, criatura acuática, cazada por un
    cuervo!"
    La rana, por su parte, se decía:
    "¡Quien se hace amigo de una criatura que no es de su clase merece
    ciertamente el castigo que yo sufro!





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    Mensaje por Maria Lua Sáb 11 Mar 2023, 08:03

    EL RICO Y EL DERVICHE


    Un día, un hombre rico y generoso preguntó a un derviche:
    "¡Oh, sufí! dime: ¿prefieres que te dé enseguida una moneda de oro o que
    te dé tres, pero mañana?"
    El derviche respondió:
    "¡Si me hubieses dado ayer media moneda de oro, habría quedado más
    satisfecho que con una moneda de oro hoy o con cien monedas mañana!"
    Una bofetada dada al instante vale más que un favor esperado. He aquí mi
    cuello: ¡Dame una bofetada si quieres, pero hazlo enseguida!


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    Mensaje por Maria Lua Sáb 11 Mar 2023, 08:06

    TALENTOS



    Un día, el sultán Mahmud, que iba por las calles disfrazado, se cruzó con
    un grupo de ladrones. Ellos le preguntaron:
    "¿Y tú quién eres?"
    El sultán respondió:
    "¡Soy uno de vuestros colegas!"

    Entonces, uno de los ladrones propuso que cada uno de ellos explicase a
    los demás qué talento particular poseía para ejercer su arte. El empezó:
    "¡Oh, amigos míos! Yo poseo un don rarísimo. Son mis oídos. Hasta el
    punto de que, cuando un perro ladra, consigo entender lo que quiere decir.
    -¿Y eso para qué sirve?" preguntaron los demás.
    Un segundo ladrón siguió:
    "¡Oh, amigos míos! Yo poseo una mirada penetrante. Si veo a alguien,
    aunque sea en plena noche, lo reconoceré sin vacilar al día siguiente en
    pleno día."
    Otro:
    "En mi caso, son mis brazos y mis manos los que me hacen superior, pues
    son realmente musculosos!"
    Otro:
    "En lo que a mí se refiere, estoy dotado de un olfato muy sutil, Todos
    los secretos de la tierra se manifiestan a mi nariz. Todo lo que se oculta
    bajo tierra, oro, plata o piedras preciosas, lo huelo. Puedo descubrir así
    una mina de oro."
    Otro más:
    "Yo soy diestro con mis manos y un verdadero maestro en el arte de lanzar
    el lazo."
    Finalmente, todos se volvieron al sultán y le dijeron:
    "¿Y tú, amigo? ¿Cuál es tu talento?"
    El sultán respondió:
    "Yo estoy dotado por mi barba. Moviéndola, puedo evitar los castigos. Si
    un verdugo se dispone a castigar a un culpable, no tengo más que mover mi
    barba y, al instante, se desvanecen el miedo y la muerte. "
    A estas palabras, los ladrones exclamaron:
    "¡Desde luego, eres el amo de todos nosotros! Pues día vendrá en que
    recurriremos a tus servicios."

    Después se dirigieron juntos hacia el palacio del sultán. De repente se
    puso a ladrar un perro. El especialista del oído dijo entonces:
    "Ese perro nos advierte de que el sultán está entre nosotros."
    El especialista del olfato husmeó el suelo y dijo:
    "¡Esta es la vivienda de una viuda!"
    El lanzador de lazo lanzó el suyo sobre el caballete de un muro. Todos
    treparon tras él. El que sabía oler dijo entonces:
    "¡Aquí es donde está escondido el tesoro del sultán!"
    El ladrón de los brazos atléticos derribó el muro que encerraba el tesoro
    y, así, cada uno de los ladrones pudo servirse. Había tejidos ricamente
    decorados, monedas de oro, joyas...
    Al amanecer, el sultán dejó a sus compañeros, teniendo cuidado de
    memorizar sus rostros, así como el emplazamiento de su guarida. Después,
    envió a sus soldados para detenerlos.

    Los ladrones fueron así conducidos an
    te el sultán, con las manos y los
    pies atados. Temblaban de miedo. El que sabía reconocer a la gente en la
    oscuridad dijo a los demás:
    "¡Ese hombre estaba con nosotros ayer noche! El es el especialista de la
    barba. ¡Dondequiera que estemos, el sultán sigue estando con nosotros y ese
    hombre es el verdadero sultán! Ha visto lo que hacíamos y oído nuestros
    secretos. ¡En nombre de todos nosotros, imploro su perdón!"
    Cada uno de nosotros posee algún talento. Pero muy a menudo esos talento

    no hacen sino aumentar nuestros tormentos. A la hora del castigo, todos
    esos talentos son inútiles. Sólo se salva el que ha sabido reconocer al
    sultán en plena noche, pues el sultán no castiga al que lo ha visto.




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    Mensaje por Maria Lua Mar 14 Mar 2023, 19:24

    HISTORIA DE CABALLO



    Había un bey que poseía un caballo de rara belleza. Ni siquiera el sultán
    tenía uno tan hermoso en su cuadra. Un día, entre los jinetes del sultán,
    el bey montó en su caballo, y el sultán, HarezmSha observó el caballo.
    Viendo aquella gran belleza y aquella extraordinaria agilidad, el sultán se
    dijo:
    "¿Cómo es posible? Yo, que estoy colmado de bienes y de riquezas, que
    tengo millares de caballos en mis cuadras, estoy atónito. ¿Habrá en esto
    algo de magia?"
    Recitó unas plegarias, pero la atracción que su corazón sentía por el
    caballo no hacía sino aumentar. Comprendió entonces que aquello le sucedía
    por voluntad divina. Tras el paseo, desveló su secreto a sus visires y
    ordenó que le trajeran el animal lo más pronto posible.
    Nuestro bey quedó muy apenado por la situación. Pensó enseguida en
    recurrir a Imadulmulk, pues era un sabio respetado por el sultán. Aquel
    hombre tenía la naturaleza de un derviche y la apariencia de un emir. El
    bey, pues lo visitó y le dijo:
    "¡Poco me importa si pierdo todas mis riquezas! ¡Pero, si me quitan mi
    caballo, me moriré!"
    Imadulmulk se apiadó de él y se trasladó a la corte del sultán. Ocupó su
    lugar en la sala de audiencias sin decir nada. Después rezó a Dios desde el
    fondo de su corazón. Aparentemente escuchaba lo que decía el sultán, pero,
    en realidad, decía a Dios:
    "¡Oh, Dios mío! Compadécete de ese joven porque eres su único refugio. "
    El sultán admiraba su nuevo caballo. Dirigiéndose a Imadulmulk, dijo:
    "¡Oh, amigo mío! ¿No se diría que este animal viene directamente del
    paraíso?"
    Imadulmulk respondió:
    "¡Oh sultán! ¡Vuestro entusiasmo os hace tomar a Satanás por un ángel!
    Encontráis admirable ese animal, pero, si prestáis atención, pronto
    advertiréis sus defectos. ¡Por ejemplo, su cabeza, que se parece a la de un
    buey!"
    Estas palabras influyeron en el corazón del sultán. Es cierto que la
    palabrería del vendedor es útil para la buena marcha del comercio. Pero por
    cosas así fue por lo que vendieron a José por un precio vil.
    El entusiasmo es como la luna. Pasa por fases de plenitud y de vacío.
    Quien conoce los dos estados de la cosa, se inclina a la desconfianza. El
    sultán veía su caballo desde su lugar, pero el sabio se había situado a más
    distancia.
    Así, gracias a estas palabras, el entusiasmo del sultán se desvaneció.
    Las palabras son el chirriar de la puerta del secreto, pero es difícil
    saber si los chirridos proceden del abrir o del cerrar la puerta. Pues esta
    puerta es invisible, aunque se oigan sus chirridos.
    Resguarda tus ojos del espectáculo de los hombres viles. Pues los buitres
    te conducirán hacia los cadáveres.
    Pero la vista del sabio fue benéfica para el sultán y éste ordenó

    "¡Devolved este caballo a su propietario para que yo no le cause daño!"





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    Mensaje por Maria Lua Vie 17 Mar 2023, 12:04

    LOS TRES HIJOS


    Dios había concedido tres hijos a un sultán, dotado cada uno de corazón y
    ojos alerta y que rivalizaban en más hermosura, valor y generosidad.
    Un día los tres hijos se presentaron ante su padre para pedirle permiso a
    fin de partir al descubrimiento del reino. Porque, para gobernar mejor el
    país, dijeron, conviene conocer cada una de sus ciudades y cada uno de sus
    castillos.
    Cuando besaban las manos del sultán para despedirse, este último les
    dirigió esta advertencia:
    "¡Id, hijos míos! Visitad cada lugar al que vuestro corazón os lleve.
    Confiad en Dios para este viaje. Pero desconfiad de dos fortalezas:
    Hushruba (que aleja la razón) es la primera de los dos. Toda persona que
    entra en ella ve encogerse sus vestidos hasta que le quedan demasiado
    estnechos. La segunda, Zatusuver (iluminado), es aún más peligrosa. ¡Pues
    sus torres, sus techumbres y sus muros están totalmente cubiertos de
    representaciones humanas!"

    Zuleija había adornado su habitación con pinturas para atraer la atención
    de José. Porque José no sentía interés por ella fue por lo que aquella
    habitación se había convertido en un lugar de fiesta.
    Cuando bebe agua, el sediento ve la verdad. Por el contrario, un imbécil
    que contempla el agua no ve más que su reflejo. ¡Un enamorado comprueba la
    belleza de Dios en la faz del sol, pero un imbécil encuentra emoción
    artística en el reflejo de la luna sobre el agua!
    "¡Oh, hijos míos! concluyó el sultán, ¡desconfiad de esa fortaleza
    recubierta de pinturas!"
    Es probable que los tres hijos ni siquiera habrían pensado en visitar
    esos lugares si su padre no les hubiese hecho aquella advertencia. Pues se
    trataba de una fortaleza completamente abandonada. Pero esta prohibición no
    hizo sino aumentar en su corazón el deseo que tenían de descubrir aquel
    lugar. Todo hombre desea hacer lo prohibido. Y mucha gente se ha
    descarriado por culpa de prohibiciones.
    Los tres príncipes tranquilizaron a su padre, pero omitieron decir:
    "Insh'Alá". Después tomaron la dirección de aquella fortaleza.
    La fortaleza de Zatusuver tenía cinco grandes poternas y encerraba
    millares de pinturas. Su encanto cautivó a los tres hermanos.
    La apariencia es como una copa que contiene vino. Pero no está en el
    origen del vino.
    Entre estos miles de imágenes, estaba el retrato de una bellísima joven.
    Su vista hizo caer a nuestros tres jóvenes en un océano. Los hoyuelos de
    esta joven belleza traspasaron su corazón con sus flechas. Cada uno de
    ellos sintió el corazón como desgarrado y las lágrimas inundaron su cara.
    Recordaron el consejo de su padre y se dijeron:
    "¿A quién puede representar esta pintura?"
    Se pusieron a preguntar a todas las personas que encontraban en su
    camino. Después de largas búsquedas, encontraron a un anciano que les dijo
    que aquella pintura representaba a la hija del sultán de China.
    "Es una joven que nunca ve a nadie, ni hombre ni mujer. Pues su padre la
    oculta en su palacio tras unas cortinas. Es invisible como el alma. El
    sultán está tan celoso que ni siquiera soporta que se pronuncie su nombre.
    Ni los pájaros se atreven a acercarse al techo que protege a esta belleza.
    ¡Quien se enamore de ella será un hombre muy desdichado!"
    Los tres príncipes enamorados, perseguidos por el mismo sueño derramaron
    muchas lágrimas. La queja de su corazón hizo subir un humo como de incienso
    quemado. El mayor dijo entonces:

    "¡Oh, hermanos míos! Hasta hoy hemos pasado el tiempo dando consejos a
    los demás, diciéndoles: "No os rebeléis ante las dificultades. ¡Pues la
    paciencia es la clave de la alegría!" Y ahora, ¿dónde está esta paciencia?
    ¿Dónde está esta alegría? ¡Nos ha llegado el turno de ser probados!"
    Su amor los arrastró pronto a decidir partir de viaje al país de su
    amada. La posibilidad de verla estaba, desde luego, excluida, pero la sola
    idea de acercarse a ella les bastaba. Así, habiendo elegido abandonar a su
    madre, a su padre y su país, tomaron el camino de la amada desconocida.
    El hermano mayor dijo:
    "¡Oh hermanos míos! ¡La paciencia me abandona! Estoy cansado de la vida.
    Éstoy muerto de pena. ¡Cortadme la cabeza y que el amor me haga crecer
    otra! ¡Pues la espada no hace más que sacudir el polvo del enamorado!
    "...





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    Mensaje por Maria Lua Dom 19 Mar 2023, 14:46

    EBRIO


    Un día, en el curso de una reunión, el sultán abusó de la bebida. En su
    estado de embriaguez, divisó a un sabio que pasaba por allí. Dio orden a
    sus guardias de que se lo trajeran y lo invitasen a beber vino. Los
    guardias obedecieron inmediatamente, pero el sabio rechazó el vino que se
    le ofrecía, diciendo:
    "¡Ignoro lo que es el vino! Prefiero el veneno a esta bebida. Traedme,
    pues, veneno para que yo quede liberado de vos!"
    Entonces el sultán se volvió hacia uno de sus escanciadores y le dijo:
    "¿Y bien? ¡No te quedes plantado ahí! ¡Muéstrame cuáles son tus recursos
    y alegra a este hombre!"
    El escanciador golpeó entonces al sabio tres o cuatro veces y, con
    amenazas, logró hacerle beber la copa de vino. El sabio se embriagó
    inmediatamente y se abrió un jardín ante él. Se puso a bromear alegremente
    con los que lo rodeaban. Y cada una de sus alegrías le hacía descubrir
    otras.
    De pronto, una necesidad urgente lo obligó a abandonar la reunión y se
    dirigió apresuradamente hacia los aseos. En su camino, se cruzó con una de
    las sirvientas del sultán. Era la mujer más hermosa que hubiese visto
    nunca. Se quedó con la boca abierta y su cuerpo se puso a temblar. Había
    pasado toda su vida en castidad, pero, bajo el imperio de la bebida,
    intentó besar a aquella hermosa mujer. La sirvienta se puso a gritar e
    intentó en vano desembarazarse de él.
    En esos momentos de excitación, la mujer se vuelve como la pasta en la
    mano del panadero. Unas veces la amasa violentamente, otras está lleno de
    dulzura con ella. La anima.
    En resumen el sabio había olvidado, en su embriaguez, todo su ascetismo y
    su dignidad. El y la sirvienta se estremecían como aves recién degolladas.
    Ya no pensaban en el sultán, en su escanciador, en la fe ni en la piedad.
    No viendo regresar al sabio, el sultán se impacientó. Partió, pues, en
    busca suya y se quedó pendiente de la tempestad de la que eran escenario
    los aseos. Se encolerizó de tal modo que se hubiera dicho que salían
    centellas de su boca. Al verlo el sabio en aquel estado, palideció como un
    hombre que acaba de absorber un veneno.
    Advirtiendo al escanciador al lado del sultán, le dijo:
    "¿Y bien? ¡No te quedes plantado ahí! ¡Muéstrame cuáles son tus recursos
    y alegra a este hombre!"
    Estas palabras hicieron reír al sultán y declaró:
    "Tú me has ofrecido la alegría. Pues bien, yo te ofrezco la vida!"





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    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
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    Mensaje por Maria Lua Jue 23 Mar 2023, 08:42

    FORTUNA



    Un hombre había heredado una importante fortuna. Pero la dilapidó
    rápidamente para encontrarse de nuevo en una extremada penuria. Pues la
    fortuna es cambiante para los herederos.
    Se paseaba como un buitre entre las ruinas, sin recursos, sin vivienda.
    Dirigió un día esta oración a Dios:
    "¡Oh, Señor! ¡Los bienes con los que me habías colmado se han agotado
    rápidamente! ¡Renueva tus favores para mí o toma mi vida!"
    Porque el profeta ha dicho:
    "¡El fiel es como la caña! Su canto es más fuerte cuando está vacía en su
    interior."
    Así, nuestro heredero pasaba los días en oración, con el rostro lleno de
    lágrimas.
    ¿Pero existe alguien que haya llamado a la puerta de la misericordia sin
    recibir nada? El heredero arruinado oyó, pues, en su sueño, una voz que le
    decía:
    "¡Deja Bagdad y trasládate a Egipto! Atenderemos a tus necesidades allí y
    te harás rico. ¡Pues tus lágrimas y tus plegarias han sido aceptadas!"
    Aquella misma voz le describió con precisión una ciudad, un barrio de
    aquella ciudad y un lugar de aquel barrio. Dijo además:
    "Ve allí y encontrarás un tesoro hecho de cosas preciosas."
    Esperanzado, el heredero se trasladó, pues, a Egipto. Llegó en un estado
    de gran agotamiento, al no haber comido nada desde varios días antes. Se le
    ocurrió la idea de mendigar, pero se lo impidió la vergüenza. Sin embargo,
    al cabo de un rato, su paciencia lo abandonó y decidió pedir limosna, una
    vez caída la noche, para que la oscuridad cubriese su vergüenza. Se dijo:
    ¦¦Voy a gritar el nombre de Dios y quizá la gente me dé algo de comer. "
    Pasó un tercio de la noche mientras que aún dudaba, preguntándose:
    "¿Debo dormir con el vientre vacío o mendigar?"
    Pero, de pronto, fue capturado por un guarda que hacía la ronda de noche
    y éste se puso a golpearlo con un bastón. Porque sucedía que, en aquella
    época, la población estaba exasperada por las fechorías de los ladrones
    nocturnos y el sultán había dado a los guardas unas severas consignas:
    "¡No os dejéis engañar por sus mentiras y no tengáis piedad de ellos! Si
    encontráis a un hombre en la calle en plena noche, cortadle la mano, aunque
    se trate de un familiar vuestro!"
    El heredero imploró piedad y pidió ser escuchado para que pudiese contar
    su historia. Cuando lo hubo apaleado a conciencia, le dijo el guarda:
    "¡Adelante! Te escucho. ¿Qué haces a estas horas en la calle? Eres
    extranjero. ¿Cuáles son tus intenciones? ¿Sabes que el sultán nos ha
    recomendado no tener piedad con ladrones como tú?"
    El heredero juró por todo lo más sagrado:
    "Yo no soy un ladrón ni amigo de los ladrones. Sólo soy un pobre
    solitario que viene de Bagdad."
    Y contó todo: su historia, su sueño y su esperanza de encontrar un
    tesoro. Y de sus ojos brotó un río de lágrimas. El guarda se conmovió ante
    sus palabras y le dijo:
    "No pareces un ladrón. Seguramente eres un hombre honrado, pero realmente
    eres demasiado estúpido. ¡Has hecho todo ese camino a causa de un sueño!
    Algo es seguro: no tienes la menor pizca de inteligencia. Me ha sucedido
    centenares de veces tener sueños semejantes. Una voz me decía: "Ve a
    Bagdad. Ve a tal barrio, a tal lugar y encontrarás allí un tesoro" Pero no
    por eso me he desplazado. "
    Describió al heredero el lugar que le indicaba la voz de sus sueños y el
    heredero reconoció en su descripción el lugar exacto en que vivía él.
    Entonces exclamó:
    "¡El lugar del tesoro era el lugar mismo en el que yo vivía! ¿Por qué he
    soportado todos estos tormentos?"
    Después, dio gracias a Dios y se dijo:
    "Todas mis penas y mis tormentos me han conducido hacia el tesoro que
    estaba en mi casa. ¿Qué importa que me tomen por un sabio o por un idiota?
    ¡He encontrado el tesoro!"




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    Mensaje por Maria Lua Sáb 25 Mar 2023, 10:07

    EL IDIOTA



    Un idiota dijo un día a un pobre que pasaba:
    "¡En esta ciudad nadie te conoce!"
    El pobre respondió:
    "¿Qué puede importar que los ciudadanos no me conozcan? Me basta con
    conocerme yo mismo. Si se produjese lo contrario, mi sufrimiento sería
    mucho peor. ¡Soy un idiota, pero un idiota lleno de suerte y mi suerte
    socorre a mi inteligencia!"


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    Mensaje por Maria Lua Sáb 25 Mar 2023, 10:08

    EL JUEZ EN EL BAUL



    Había un hombre llamado Yuha que era muy pobre. Un día, cansado de su
    penuria, dijo a su mujer, que era muy hermosa:
    "Tus cejas son como un arco y tus hoyuelos como flechas. Es preciso que
    vayas a cazar. Ceba al pájaro con grano, pero no lo dejes apoderarse de él.
    Se te ha dado tu belleza con el fin de que la utilices para cazar."
    La mujer fue directamente a casa del juez y se quejó a él de su marido y
    de sus proposiciones. El juez, al ver aquella bella demandante, tronó:
    "¡Hay demasiado ruido aquí! ¡Que despejen la sala!"
    Cuando se encontró solo con ella, dijo a la mujer:
    "¡Oh, mujer! Más vale que vengas a mi casa, en un momento propicio.
    Podrás así explicarme cómodamente las torturas a que te somete tu marido."
    La mujer dijo entonces:
    "¡Oh, noble juez! Vuestra casa es un lugar demasiado frecuentado. En mi
    casa hay mucha más tranquilidad. Venid mejor a visitar a vuestra servidora
    en su casa. Mi marido se ha ido al pueblo. Si os es posible, venid ya de
    noche y así evitaremos a los curiosos. "
    Por la noche, el juez fue a la casa de Yuha. Este había preparado una
    mesa con velas, platos variados y bebidas. Pero, apenas hubo el juez
    penetrado en la casa, se oyeron unos golpes en la puerta. El juez buscó un
    lugar para esconderse y sólo encontró un viejo baúl en el que se encerró.
    Yuha entró y dijo a su mujer:
    "Nunca he dejado de satisfacer la menor petición tuya. ¡Por ti he
    sacrificado todo! ¡Y tú sigues quejándote de mí! ¡Cuando pienso que he
    dilapidado todos mis bienes por ti! ¡Mira! Sólo me queda este viejo baúl.
    ¡Sospechas que oculto en él oro y plata, pero está vacío! Mañana, lo
    llevaré al mercado. ¡Lo romperé ante todo el mundo y lo quemaré!"
    La mujer intentó razonar, pero Yuha se mostró inflexible. Por la mañana
    hizo venir a un mozo que tomó el baúl para llevarlo al mercado. Durante el
    trayecto, el mozo oyó una voz que parecía salir del baúl y que decía:
    "¡Oh, mozo! ¡Mozo!"
    El mozo se dijo:
    "¿De dónde puede venir esta voz? ¡Sin duda son los genios los que así me
    llaman!"
    Pero, como la voz insistía, el mozo acabó por comprender que había
    alguien en el interior. Y el juez, desde el interior del baúl, le dijo:
    "Ve al tribunal. Busca en él a mi suplente y dile en qué situación estoy.
    Dile que venga a comprar este baúl. ¡Que lo haga llegar a mi casa sin
    abrirlo!"
    Tan pronto como fue avisado, el suplente fue al mercado y preguntó a
    Yuha:
    "¿Cuánto vale este baúl?"
    Yuha respondió:
    "¡He tenido una oferta de novecientas monedas de oro, pero yo pido mil!"
    El suplente del juez replicó:
    "¿No te da vergüenza pedir ese precio? ¡El valor de este baúl es
    demasiado evidente!"
    Yuha le dijo:
    "¿Cómo puedes decir semejante cosa si ni siquiera lo has visto?
    ¡Espera! Voy a abrirlo y así lo veréis. Y si estimas que no vale la pena,
    ¡no lo compres!
    -¡No! ¡No! dijo el suplente ¡quiero comprarlo cerrado!"
    El suplente, por fin, tuvo que pagar muchas monedas de oro para conseguir
    el baúl.
    Un año más tarde, Yuha pidió a su mujer que emplease de nuevo la
    estratagema:
    "¡Ve a casa del juez y quéjate de mí y de nuestra pobreza!"
    Su mujer fue pues a casa del juez, acompañada de algunas otras mujeres,
    pues ella había pedido a una de ellas que contase su historia en su lugar,
    para que el juez no reconociese su voz.
    Es verdad que las cejas y los hoyuelos de una mujer pueden ser otros
    tantos arcos y flechas. Pero, sin el socorro de la voz, estas armas no
    alcanzan la pieza de caza. Y el juez dijo a la mujer:
    "Tráeme a tu marido si quieres que resuelva tu problema."
    Yuha fue pues, al tribunal. El juez no lo reconoció puesto que se
    encontraba en un baúl la única vez en que habían coincidido. En cambio,
    conocía su voz por haberlo oído regatear con su suplente. Le dijo:
    "¿Por qué maltratas así a tu mujer?"
    Yuha respondió:
    "¡Que mi alma y mi cabeza sean sacrificadas ante la ley! ¡Si muriese en
    este instante, ni siquiera me quedaría con qué pagar un sudario! Además,
    ¡pierdo cada vez que juego a los dados!"
    Al oír esta voz el juez la reconoció inmediatamente y le dijo:
    "¡Ah, el juego de dados! ¡Ya has jugado una vez conmigo a eso! Ya no es
    mi turno. ¡Ve a jugar con algún otro!"




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    Mensaje por Maria Lua Mar 28 Mar 2023, 08:30

    EL IDIOTA



    Un idiota dijo un día a un pobre que pasaba:
    "¡En esta ciudad nadie te conoce!"
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    Mensaje por Maria Lua Mar 28 Mar 2023, 08:33

    ALIENTO, PACIENCIA, SILENCIO



    Antes de morir, un hombre reunió a sus tres hijos y les dijo:
    "Que el más sabio de vosotros herede todos mis bienes, oro o plata."
    Después de haber pronunciado estas palabras en presencia de sus hijos y
    del juez, bebió la pócima de la muerte. Los tres hijos se volvieron
    entonces hacia el juez y le dijeron:
    "¡Somos tres huérfanos dispuestos a respetar las últimas voluntades de su
    padre!"
    El juez reflexionó un instante y dijo:
    "¡Que cada uno de vosotros me cuente una historia para que yo pueda
    juzgar sobre su madurez. O, si no, decidme qué virtud particular tenéis."
    El primero dijo:
    "¡Yo conozco a un hombre tan pronto como habla y, si se calla, me bastan
    tres días para formar juicio sobre él!"
    El segundo dijo:
    "Si alguien me habla, comprendo lo que dice y si no habla, ¡lo obligo a
    hacerlo!
    -Sí, dijo el juez, pero ¿y si es testarudo y se obstina en callar?"
    El tercer hijo dijo entonces:
    "Yo observo mi aliento y permanezco silencioso. ¡Utilizo la paciencia
    como una escala para subir a la cima de la dicha!"




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