Escribió poesía, cuento, novela y ensayo. Tuvo una gran influencia sobre futuras generaciones de intelectuales de Paraguay. A lo largo de su vida recibió numerosos premios y distinciones por su labor literaria y en defensa de los derechos humanos y la igualdad entre hombre y mujeres.
Vivir la otra que soy que no fui que habría sido.
Vivir la que sería Morir la que aún no soy.
Dormir todos los fui Despertar otro voy.
Nos habremos deseado tanto/ que el beso habrá muerto. Desnudo Día, 1936
Si bien se sabe que nació en la Isla de Lobos, Canarias, España, que es hija de Leopoldo Plá y de Rafaela Guerra Galvani, no existen datos ciertos acerca de la fecha de su nacimiento.
Miembros de su familia muy próximos a ella indican que fue en 1903. El erudito Profesor Raúl Amaral, uno de sus biógrafos más connotados, asegura que nació el 9 de noviembre de 1903.
Pasó su infancia y su juventud en diversas ciudades de España acompañando a su padre, funcionario en provincias.
En 1924 conoció en Villajoyosa, Alicante, España, al artista paraguayo Andrés Campos Cervera, cuyo seudónimo artístico de Julián de la Herrería ha forjado su inmortalidad, con quien casó dos años después. El Gobierno español le otorga la distincion "Dama de la Orden de Isabel la Católica", el mismo año que en Paraguay recibe el premio "Mujer del Año"
En 1926 llegó al Paraguay y se estableció en el barrio Villa Aurelia y luego en el centro de Asunción, capital del país. De ese mismo año datan sus primeras incursiones en el ambiente artístico de la que sería su patria de adopción, pues presentó sus escritos en la revista “Juventud”, vocero de la generación de escritores del postmodernismo paraguayo. Desde ese tiempo y hasta 1938 viajó dos veces más a España junto a su esposo y, entretanto, colaboró en diversos periódicos y revistas del Paraguay con poemas, artículos y otros textos literarios.
Su marido falleció en 1937. A su regreso al Paraguay, un año después, se convirtió en una de las figuras capitales del movimiento literario renovador, especialmente en poesía, que junto con ella encabezó Hérib Campos Cervera, sobrino carnal de su marido. Desde entonces realizó una intensa y descomunal tarea como periodista, escritora y artista plástica, que se extendió hasta el final de sus días.
A lo largo de su vida recibió una serie de premios, galardones y nominaciones. Enumerarlas sería abrumador. Destacan, sin embargo, la condición de Dama de Honor de la Orden de Isabel la Católica (1977); la de miembro de la Academia Internacional de Cerámica con sede en Ginebra, Suiza; la de miembro fundadora del PEN Club Paraguayo; el trofeo “Ollantay” a la investigación teatral, de Venezuela (1984); la de “Mujer del año” (1977); la Medalla del Bicentenario de los Estados Unidos de América (1976); la condición de Consejera del Vice Ministerio de Cultura del Paraguay; la “Orden Nacional del Mérito” en el grado de Comendador, del gobierno paraguayo (1994); el galardón por su defensa de los derechos humanos, otorgada por la Sociedad Internacional de Juristas; la Medalla de Oro de las Bellas Artes de España (1995); la Medalla Johann Gottfried von Herder; la de miembro de las Academias Paraguaya de la Lengua, de la Historia Paraguaya y de la Historia Española; la de finalista en el concurso de méritos para el Premio “Príncipe de Asturias” (1981); la de su postulación para el “Premio Cervantes”, máximo galardón de las letras hispánicas, en los años 1989 y 1994; la “Ciudadanía Honoraria” conferida por el Parlamento paraguayo en 1998, entre otras.
Fue fundadora, a inicios de los años 50 en el Siglo pasado, junto al brasileño Joao Rossi y a Olga Blinder, del “Grupo Arte Nuevo”, nervio motor de la más rotunda innovación en las artes plásticas del Paraguay.
Su producción dramática incluye, desde 1927 hasta 1974, “Víctima propiciatoria”, “Episodios chaqueños” (con Roque Centurión Miranda), “Porasy” (libreto de ópera con música de Otakar Platal), “Desheredado”, “La hora de Caín”, “Aquí no ha pasado nada”, “Un sobre en blanco”, “María inmaculada”, “Pater familias” (todas con Roque Centurión Miranda), “La humana impaciente”, “Fiesta en el río”, “El edificio”, “De mí que no del tiempo”, “El pretendiente inesperado”, “Historia de un número”, “Esta es la casa que Juana construyó”, “La cocina de las sombras”, “El profesor”, “El pan del avaro”, “El rey que rabió” y “El hombre de oro” (las tres últimas, piezas para niños), “La tercera huella dactilar”, “Media docena de grotescos brevísimos”, “Las ocho sobre el mar”, “Hermano Francisco”, “Momentos estelares de la mujer (serie de obras breves)”, “Don Quijote y los Galeotes”, “El hombre en la cruz”, “El empleo” y “Alcestes”.
Su obra sobre historia cultural y social del Paraguay incluye los títulos siguientes: “La cultura paraguaya y el libro”, “Literatura paraguaya del Siglo XX”, “Apuntes para una historia de la cultura paraguaya”, “Arte actual en el Paraguay”, “Cuatro siglos de teatro en el Paraguay”, “Impacto de la cultura de las Reducciones en lo Nacional”, “Apuntes para una aproximación a la Imaginería Paraguaya”, “El Templo de Yaguarón”, “El barroco hispano-guaraní”, “Las artesanías en el Paraguay”, “Ñandutí. Encrucijada de dos mundos”, “El espíritu del fuego”, “El libro en la época colonial”, “Bilingüismo y tercera lengua en el Paraguay”, “Españoles en la cultura del Paraguay” y “La mujer en la plástica paraguaya”.
1038
EL SONETO DE TU VOZ
Blanda en mi entraña, como tibia lluvia,
beso aplastado corazón a vena;
tiembla en mis ojos, como sol en río
tañe en mis pulsos dolorida plata.
Pincel que te dibuja estremecida
rama en el agua azul de mis anhelos
pasa por mí, y se lleva mi dulzura
como un rayo de luz que fuese abeja.
Ave a quien le nací con viento y nido,
su ala sabe el curso de mi arroyo,
y en el ángulo agudo de su vuelo
-punta de corazón hiriendo en flecha-
una gota de sangre nueva siempre
recarmina las rosas del deseo.
1039
TODO COMENZO EN EL ESPEJO
Todo comenzó en el espejo.
En la palma indiferente del agua
la nube fingió islas, cimientos el arco iris.
Todo comenzó en el espejo.
En el cielo engañifa de la charca
la rama empolló el huevo de la luna;
cosió el pájaro un velo con costura perdida.
Todo comenzó en el espejo.
La estrella guiñó mintiendo al pez incauto;
la luna escribió música que no despertó a nadie.
Y en el espejo una mañana
reconoció el viajero su secreto fantasma,
se vio pómulo y sien,
pupilas de agua para siempre cautiva,
frente como una lápida de sí mismo.
Se vio por fuera, se olvidó por dentro.
Y comenzó a clasificarse
según color y pelo.
Y los amantes murieron por él dos y tres veces,
y los viejos gustaron anticipada la agonía,
y el hombre del color perdió patria y amigos,
y la belleza vendió a su esposo el sueño.
-Todo comenzó en el espejo-.
Trópico
Amargas lunas mates de estero hechizan, muertas,
noches de frutos altos y de tácitos vuelos.
Ríos de cocodrilos y de tortugas lentas
descaman las estrellas de un calcinado cielo.
En urgencia arterial, por roja tierra tibia
discurre el agua madre de las inundaciones,
mientras corolas túrgidas como sexos encienden
la lámpara votiva de las insolaciones.
Carnívoros estambres, piedras que encierran astros;
troncos que se hacen nudo mortal bajo agua quieta;
peces de aguda voz, aves de mudos rastros.
La Cruz del Sur, guardiana de sus misterios, arde,
cual cifrando en su acorde de siderales neones
la música del mundo en su primera tarde.
1938
Sueño de sueños
Secreta noche herida de menguante
cae donde no hay agua ni tierra.
Marcha a cortar el filo de la luna,
mis raíces, que están donde no estuve.
...Traerán mi corazón, negra violeta
que se durmió en la orilla de otro sueño.
Lo he de llamar y no sabrá su nombre.
Me ha de cantar, y no he de comprenderle.
Y llevaré, camino en mediodía
de veinte cielos con opuestos soles,
mi angustia en veinte voces sin mi sangre.
He de llorar mil años sin mi llanto
y he de dormir mil años sin mis ojos
noche con veinte pétalos de luna.
1938
Tan sólo
...Tan sólo una mirada,
una pupila sólo para todas las cosas.
Para la aurora y el ocaso,
para el amor y el odio,
para el amante y el verdugo,
la paloma y la víbora,
la estrella y la luciérnaga.
Solamente unas manos
para el cáliz y el látigo,
para la rosa y para el cacto.
Solamente unas manos
para la arena y el rocío,
para mecer la cuna,
y acariciar la sien del esperado,
y abrir el último agujero.
Una boca tan sólo
para el beso y el grito
y para la oración y la blasfemia.
Para el suspiro y la mentira,
para el perdón
y la condena.
Y tan sólo una sangre
para escuchar el tiempo,
para regar los sueños,
para comprar la herida y la agonía,
y destilar las lágrimas.
Ah, tan sólo una sangre
una boca, unas manos,
una mirada solo.
Déjame ser
Deja llevarme mi última aventura.
Déjame ser mi propio testimonio,
y dar fe de mi propia
desmemoria.
Déjame diseñar mi último rostro,
apretar en mi oído los pasos de la lluvia
borrándome el adiós definitivo.
Déjame naufragar asida
a un paisaje, una nube,
al vuelo humilde de un gorrión,
a un brote renaciente,
o siquiera al relámpago
que abra en dos mi último cielo.
Sujétame los brazos.
engrilla mis tobillos,
empareda mis párpados.
Pero tatuada una flor en la pupila,
crucificada un alba debajo de la frente,
acurrucado un beso en la raíz de la lengua,
déjame ser mi propio testimonio.
Las puertas
...Un cerrarse de puertas,
a derecha e izquierda;
un cerrarse de puertas silenciosas,
siempre a destiempo,
siempre un poco antes
o un momento demasiado tarde;
hasta que solo queda abierta una,
la única puntual,
la única oscura,
la única sin paisaje y sin mirada.
Invención de la muerte
Esa sombra
La veréis alargarse cada vez como un agua vertida
sin remedio
como un manto cayendo despacio de sus hombros
como si fuese él mismo arrepentido que quisiera
volver sobre sus pasos
-reptil de limpia muerte sin cadáver-
La veréis ahilar su arroyo
sobre un suelo
por siempre horizontal a la aventura
Y será también la única10
que dormirá con él reconciliada
con la sombra total
de que se desgajó
enemiga de todos los espejos un día.
Nadie le empuja
Nadie le empuja Nadie lo retiene
nadie le advierte nadie le cede el paso ni le espera
Indiferentes
le ven pasar con su sentencia
oculta como un zorro robado en la cintura
royéndole hasta el hueco de los dientes
Nadie le impide el paso ni le espera
porque todos quisieran ser los últimos.
Nadie le toca. Nadie
le empuja. Llega solo
llenándose sin nadie del silencio
de todos los que llegaron antes
tapiándose de nombres olvidados
y de palabras sin respuesta
Llega solo
nadie le empuja nadie le retiene
porque todos quisieran ser los último
Última edición por Carmen Parra el Mar 11 Mayo 2010, 15:13, editado 1 vez
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