LOUISE BOGAN (1897 - 1970)

CONOCIMIENTO


Ahora que sé

cómo la pasión calienta poco

de carne en el molde,

y el tesoro es frágil,



me acostaré aquí y aprenderé

cómo, sobre su suelo, los

árboles hacen una larga sombra

y un ligero sonido

Cuantas joyas hay por aquí y que lastima de mi tiempo, que no me deja disfrutar como me gustaría.
Pascual, gracias mil, por tanto, amigo mío.

Gracias, lluvia. Voi a ver si encuentro algo más.

LOUISE BOGAN (1897 - 1970)

21. LAS MUJERES NO  SON INSENSATAS...

Las mujeres no son insensatas,
en su lugar son prudentes,
satisfechas en las cálidas y estrechas celdas de sus corazones
de comer pan espolvoreado.

No ven ganado pastando rojo césped invernal.
No escuchan
al aguanieve caer en las alcantarillas,
superficial y claro.

Esperan, cuando deben volver a sus jornadas,
se atiesan, cuando deberían cimbrarse.
Usan contra sí esa benevolencia
de la que ningún hombre es amigo.

No pueden pensar en muchas cosechas para un solo campo
o en madera finamente tallada por un hacha.
Su amor es un anhelo sin sentido,
muy tenso, o muy laxo.

Escuchan en cada susurro que les dirigen
un grito y un llanto.
Como si nada (mientras toman vida a través de los umbrales de sus puertas)
deberían dejarlo ir.

LOUISE BOGAN (1897 - 1970)


22. Los hombres amaban totalmente más allá de la sabiduría.


Hombres amados totalmente más allá de la sabiduríaTienen el bastón sin el estándar.
Como un fuego en un matorralseco que se eleva ante los ojos
de las mujeres es el amor que los hombres deben devolver.Corazón, tan sutil ahora, y tembloroso,
¡Qué maravilla ser sabio,amar nunca de esta manera!
Estar quieto en el helechoComo una cosa muerta y quieta,
Escuchando al grilloaprisionado Sacudir su terrible disimulo Música en la colina de granito

ÚLTIMA COLINA EN UNA VIDA

Venid, digámosle a las malas hierbas de las zanjas
que somos pobres, los que alguna vez tuvimos riquezas,
y nos tumbamos en los
pastos escasos y empapados que las vacas han pisado,
mientras una noche de otoño sella
las comodidades de la ciudad de madera.

Ven, aconsejemos a algún frío extraño
cómo buscábamos la seguridad, pero amábamos el peligro.
Así, con paredes rígidas a nuestro alrededor, Elegimos
este límite más frágil:
Colinas, donde los álamos ligeros, el roble firme,
Se sueltan en un poco de humo.


Una colina que me ha gustado visitar, me parece un buen poema, pero esto no es nuevo, así que, gracias, Pascual. Lenta, pero ahí estoy, paseando la buena poesía.