Darcy Ribeiro (Montes Claros, Minas Gerais, 26 de octubre de 1922 - Brasilia, 17 de febrero de 1997) fue un intelectual y político brasileño conocido por sus trabajos en educación, sociología y antropología.
Biografía
Se formó como antropólogo en la Universidad de São Paulo (1946), dedicando los primeros años de su carrera profesional al estudio de los indígenas brasileños (hasta entonces, bastante desconocidos). Adquirió prestigio trabajando como consultor sobre dicho tema para la Unesco y la OIT. En los años siguientes fundó la Universidad de Brasilia, de la que fue su primer Rector.
Fue ministro de Educación en el fugaz Gobierno parlamentario de Hermes Lima (1962-1963). Posteriormente fue nombrado ministro de la Casa Civil del presidente João Goulart. Su carrera política padeció, sin embargo, un brusco frenazo como consecuencia del Golpe de Estado militar de 1964.
Hubo de exiliarse. Permaneció doce años (hasta 1976) fuera de su país. Recorrió América Latina asesorando a diversos Gobiernos (como el de Juan Velasco Alvarado en Perú o el de Salvador Allende en Chile) en cuestiones educativas, fundamentalmente ligadas a la reforma universitaria. Desplegó, en paralelo, una intensa labor intelectual orientada a lo que él mismo definió como Antropología de la civilización.
A su regreso a Brasil, tras la dictadura, contribuyó a la creación –en 1980– del Partido Democrático Trabalhista (PDT)). En las listas de dicho partido fue elegido Vicegobernador (1983-1987) del Estado de Río de Janeiro. ( con el Gobernador Leonel de Moura Brizola) Su medida más importante fue la apertura de hasta 500 Centros Integrados de Enseñanza Pública, un –por entonces– innovador proyecto pedagógico intensivo, orientado a niños y adolescentes, que combinaba educación formal y no formal.
En 1986 fue candidato a la Gobernatura del Estado de Río de Janeiro pero perdió las elecciones. En 1991 logró ser elegido, sin embargo, senador federal por ese mismo Estado. Mantuvo el cargo hasta su muerte ocurrida –tras una larga agonía cancerosa– en 1997. Una vez desaparecido fue reconocido y admirado, incluso, por sus adversarios.
Pertenecía -desde 1993- a la Academia Brasileña de las Letras. A lo largo de su vida recibió doctorados 'honoris causa' por la Universidad de Copenhague, la Universidad de la República del Uruguay, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad de Brasilia.
Darcy Ribeiro es uno de los mayores intelectuales brasileños de todos los tiempos. Sus obras han sido traducidas al inglés, español, francés, alemán, italiano, hebreo, húngaro, polaco y checo. Estas son -divididas por temas- algunas de las más importantes (el título traducido no implica que estén traducidas al español):
Etnología
Culturas e idiomas indígenas de Brasil - 1957
Arte plumífero de los indios Kaapo - 1957
La política indigenista brasileña - 1962
Los indígenas y la civilización - 1970
Uira marcha a la búsqueda de Dios - 1974
Configuraciones histórico-culturales de los pueblos americanos - 1975
Suma etnológica brasileña - 1986 (colaboración - 3 vols.).
"Diarios Índios - Los Urubus-Kaapor" - 1996.
Antropología
El proceso civilizatorio: etapas de evolución socio-cultural - 1978
Las Américas y la civilización: proceso de formación y causas del desarrollo cultural desigual de los pueblos americanos - 1970
El dilema de América Latina: estructuras de poder y fuerzas insurgentes - 1978
Los brasileños: teoría del Brasil - 1972
Los indígenas y la civilización: la integración de los pueblos autóctonos en el Brasil moderno - 1970
The Culture - Historical Configurations of the American Peoples - 1970 (edición brasileña de 1975).
El pueblo brasileño: la formación y el sentido de Brasil -1995.
Novelas
Maíra - 1976
El mulo - 1981
Utopía salvaje - 1982
Migo -1988.
Ensayos
Kadiwéu - Ensayos antropológcos sobre el saber, el azar y la belleza - 1950
Configuraciones histórico-culturales de los pueblos americanos - 1975
Sobre lo obvio: ensayos insólitos - 1979
A trancas y barrancas: cómo Brasil debe lo que no debe - 1985
América Latina: la patria grande - 1986
Testimonio - 1990
A fundación de Brasil - 1500/1700 - 1992 (colaboración)
Brasil como problema - 1995
Nociones de cosas - 1995.
Educación
Plan estratégico de la Universidad de Brasilia - 1962
La Universidad necesaria - 1969
Propuestas acerca de la renovación - 1970
Université des Sciences Humaines d'Alger - 1972
La Universidad peruana - 1974
UnB - Invención y descarrilamiento - 1978
Nuestros colegios son una calamidad - 1984
Universidad en el Tercer Milenio: Plan Estratégico de la Universidad Estatal del Norte Fluminense" - 1993.
Enlaces externos
Fundación Darcy Ribeiro
Biografía y bibliografía (en portugués)
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El centenario de Darcy Ribeiro y el rescate de la utopía
FABRICIO PEREIRA DA SILVA
En tiempos de incredulidad en Brasil, de secuestro de nuestros símbolos nacionales por parte de la extrema derecha más violenta y reaccionaria, puede ser una buena estrategia revisitar un pasado en el que teníamos futuro. Darcy Ribeiro merece ser leído y releído. Fue más que el inventor de la Universidad de Brasilia, del Museo del Indio, del Sambódromo de Río de Janeiro, del Memorial de América Latina, de la Ley de Directrices y Bases de la Educación Brasileña. Fue uno de los pensadores más creativos de América Latina. La lectura de Darcy rescata la fe en que Brasil y la región pueden ser viables y que podemos tener un lugar en el futuro.
Recordemos a Darcy Ribeiro (1922-1997), cuyo centenario de nacimiento se celebrará ampliamente el próximo año. Se ha previsto desde un Seminario Internacional (titulado “100 años de Darcy Ribeiro: intelectualidad y pensamiento crítico latinoamericano”) hasta reediciones de su obra y presentaciones de libros que reflexionarán sobre su legado creativo.
Un brasileño que se descubrió a sí mismo como latinoamericano
Darcy Ribeiro fue uno de los primeros brasileños en asumir una identidad latinoamericana, rompiendo con la tradición brasileña de aislamiento en la región. Esto comenzó con su exilio en varios países de la región entre 1964 y 1976, en Uruguay, Chile, Venezuela y Perú. Ministro de Educación y Jefe de la Casa Civil de João Goulart, se exilió inmediatamente después del golpe militar de 1964. A partir de ahí desarrolló su identidad latinoamericana, compatible con la brasileña.
Para Darcy, lo que garantizaba la unidad latinoamericana era la herencia ibérica de la colonización, que nos había legado un papel subordinado en el mundo. Pero algo positivo dejó la herencia ibérica, además de la unidad entre tantos pueblos, entre tanta gente en territorios tan extensos, fruto del mismo proceso civilizador ibérico: el mestizaje.
Este mestizaje, que se produjo sobre la base de la violencia y el racismo, dio lugar a pueblos mestizos que, por lo tanto, estarían bien posicionados para el futuro. Habiendo recibido lo mejor de las herencias blanca, negra e indígena, América Latina podría salvar a Occidente, gestando aquí una nueva civilización más solidaria, más abierta y más amorosa. Somos pobres, pero estamos empezando. Mejor una “pobreza inaugural” que una “opulencia terminal”. “Tenemos todo un mundo que rehacer”, afirmó Darcy.
No es que este futuro fantástico proyectado por Darcy fuera el proyecto original de los colonizadores portugueses y españoles. Su intención era explotar y exterminar las tierras y los pueblos que aquí se encontraban. Los pueblos mestizos derivados no nacieron de ninguna bondad o gentileza de los portugueses y españoles. Darcy consideró que nuestras élites eran y son canallas, etnocidas y genocidas. El brillante futuro que tendríamos sería entonces una consecuencia no intencional de la colonización.
El último gran intérprete de Brasil
Su mayor obra, O Povo Brasileiro (1995), fue también su testamento. Llevaba escribiendo, reescribiendo y desechando pasajes de este libro desde los años 50. Cuando se dio cuenta de que padecía un cáncer terminal, escapó del hospital saltando por una ventana para terminar el libro. Allí Darcy es anticolonial, anticipando a veces el pensamiento decolonial. Produce una decisiva denuncia del colonialismo y del eurocentrismo, que siguen vigentes a través de una vieja e ignorante élite brasileña que sólo busca copiar el pensamiento de los demás.
Para entender la formación de Brasil según Darcy, es fundamental comprender que los encuentros (consentidos o no) entre portugueses y nativos formaron ese primer “hombre nada”. Los hijos de estos encuentros no podían identificarse como los indios que despreciaban, ni como los portugueses que los despreciaban.
Esta “nadiedad” que es el “brasilindio” recibió después la contribución de otra “nadiedad”: los descendientes de los negros esclavizados. Desafricanizados por la esclavitud, “o eran brasileños o no eran nada, ya que la identificación con el indio, el africano o el brasileño-indio era imposible”.
Así, se estaba formando una nueva identidad: la brasileña. Un nuevo pueblo que no compartiera el pasado europeo, que no tuviera en su presente una repetición retardada del pasado europeo, y que de este modo sólo pudiera tener un nuevo futuro. Darcy entendió la historia a partir de múltiples desarrollos. Uno de ellos era exactamente la civilización brasileña en formación, parte de una civilización latinoamericana también en formación.
Toda la violencia de la historia brasileña forjó para Darcy algo hermoso, pero atravesado por contradicciones. Darcy nos recordó que somos hijos de la violencia, descendientes de esclavos y amos de esclavos, “carne de la carne de aquellos negros e indios torturados” y al mismo tiempo “la mano poseída que los torturó”. “La dulzura más tierna y la crueldad más atroz se combinaron aquí para hacer de nosotros la gente sentida y sufrida que somos y la gente insensible y brutal que somos”.
Sin embargo, tanta violencia podría ser superada en el proceso de construcción de la “Nueva Roma Tropical” que sería Brasil y América Latina, esa “nueva civilización mestiza y tropical, orgullosa de sí misma”. Más alegre, porque más sufrida. Mejor, porque incorpora en sí mismo más humanidades. Más generosa, porque está abierta a la convivencia con todas las razas y culturas, y porque está asentada en la provincia más bella y luminosa de la Tierra”.
Darcy murió considerándose derrotado: “Intenté alfabetizar a los niños brasileños, pero no lo logré. Intenté salvar a los indios, pero no lo conseguí. Intenté hacer una universidad seria, y fracasé. Intenté que Brasil se desarrollara de forma autónoma y fracasé”. Pero añadió: “los fracasos son mis victorias. No me gustaría estar en el lugar de los que me vencieron”. Si estuviera vivo hoy, se sentiría aún más derrotado en el Brasil actual, e incluso más feliz por no estar en el lugar de los que le vencieron.
Aunque algunos de sus usos de nociones como mestizaje y civilización puedan ser criticados (y lo son), la visión de Darcy Ribeiro sobre Brasil y nuestra región nos permite proyectar un futuro que es nuestro. Que el rescate de la utopía de Darcy sea una de las bases para la reanudación de nuestra esperanza en días mejores, y que su centenario en 2022 se celebre como un recordatorio de que este país y esta región aún pueden soñar con un futuro brillante.
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