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    Miguel Labordeta (1921-1969)

    Pedro Casas Serra
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    Miguel Labordeta (1921-1969) Empty Miguel Labordeta (1921-1969)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 15.03.23 14:03

    .


    Miguel Labordeta (Zaragoza, 16 de julio de 1921-Zaragoza, 1 de agosto de 1969) fue un poeta español de la generación de posguerra.

    Biografía

    Hermano mayor del cantautor, escritor y político José Antonio Labordeta, se licenció en Historia y escribió entre 1946 y 1947 su primer libro de poemas, Sumido 25 (1948). La mayor de los poemas del libro fueron compuestos durante su estancia en Madrid para recopilar documentación que le ayudase en su tesis doctoral, que nunca llevó a cabo, para disgusto de su padre. Residió en el n.º 3 de la calle Ibiza, y fue vecino, por tanto, de autores como Agustín de Foxá, Dionisio Ridruejo o Leopoldo Panero. No obstante, durante los meses que estuvo en Madrid, Miguel Labordeta supo moverse en los círculos literarios del momento, y forjó relaciones con autores como Gabriel Celaya, Vicente Aleixandre, José Antonio Novais, Antonio Buero Vallejo, Carlos Edmundo de Ory, Francisco Nieva, Eduardo Cote, José Hierro, Eugenio de Nora, Ángel Crespo, Gabino Alejandro Carriedo o Ezequiel González Mas, entre otros. De este nuevo mundo literario recién descubierto, el autor absorbería multitud de influencias, explicando en parte lo ecléctico y original de su obra poética. A su regreso a Zaragoza, en 1947, hubo de trabajar sin verdadera vocación como profesor de Historia e Inglés en el Colegio Santo Tomás de Aquino, que dirigía su padre, Miguel Labordeta.

    Los próximos años, Miguel Labordeta continuaría su labor poética y publicaría nuevos libros, originales y rompedores en su contexto histórico: Violento idílico (1949) y Transeúnte central (1950). El cuarto libro, que debió llamarse Epilírica y haber sido publicado en 1951, la censura no le permitiría ver la luz hasta 1961. Aparte de su labor como profesor y como poeta, las inquietudes literarias de Labordeta lo empujarían a concebir y llevar a cabo empresas y proyectos poéticos con el convencido objeto de sacudir el polvo al panorama literario zaragozano. Sus empeños culminarían en la Tertulia del Niké, a la que acudiría junto a Manuel Pinillos, y cuyos primeros integrantes (Julio Antonio Gómez, Raimundo Salas y Guillermo Gúdel),​ acogerían con gran entusiasmo. El grupo de autores iría creciendo a lo largo de los años 50 para, a mediados de los 60, comenzar la diáspora hasta que en 1969 falleciera Miguel Labordeta y el café cerrara sus puertas. De la pasión por la poesía y los esfuerzos de los integrantes de la peña Niké surgirían numerosas iniciativas como editoriales (Coso Aragonés del Ingenio, Javalambre), revistas (Orejudín, Despacho Literario, Poemas, Papageno) y colecciones de libros de poesía (Poemas, Orejudín, Fuendetodos), además de las publicaciones de poemarios particulares de cada uno de ellos.

    En la tertulia del Niké, que se reunía en Zaragoza en torno al café de la calle Requeté Aragonés (actual calle 5 de marzo), Miguel Labordeta ejercía como oficiante de la O.P.I. (Oficina Poética Internacional), una entelequia literaria, donde hizo famosas sus pipas, sus convites y las surrealistas ceremonias de entrega de diplomas y carnéts de ciudadanos del mundo a los integrantes del grupo. El año de su muerte su amigo Julio Antonio Gómez Fraile fundó la colección «Fuendetodos» de la editorial Javalambre, que comienza su andadura con la publicación del último libro de Miguel Labordeta, Los soliloquios, y en 1972 publica esta misma colección sus Obras completas. Dirigió la revista Despacho literario, en la que colaboró, entre otros, Antonio Fernández Molina, uno de sus buenos amigos. Como autor de teatro, Miguel Labordeta estrenó, con escenografía del artista vasco Agustín Ibarrola, la obra Oficina de horizonte, que años más tarde tendría una adaptación televisiva realizada por el director zaragozano Antonio Artero.

    Trayectoria literaria

    Cultivó un estilo surrealista de lenguaje expresivo y amplios registros, elocución desbordada, verso libre y tono apocalíptico plagado de visiones cósmicas de raigambre barroca y romántica, especialmente en sus primeros tres poemarios (Sumido 25, Violento idílico y Transeúnte central), escritos entre los 25 y los 29 años. En 1950 él mismo definió su poesía como «catártica, depurativa, en que el poeta se dé por entero en holocausto verídico». Al final de su vida aparecen Los Soliloquios (1969), que junto a Autopía (publicada póstuma en 1972), constituyen una nueva etapa de poesía más ceñida y condensada. También escribió dos obras de teatro, la radiofónica "Exactamente perdido (poemoide radiofónico)" y Oficina de Horizonte, estrenada en el Teatro Argensola en noviembre de 1955, y editada en el N.º 2 de la revista Papageno (1960), dirigida por Julio Antonio Gómez.

    Autor de originales y valientes versos, Labordeta se hizo cargo de la dirección del colegio Santo Tomás tras la muerte de su padre en 1954, y desde allí desplegó un mundo poético y mágico que extendió a la tertulia de la peña Niké y a revistas de la época. De la Oficina Poética Internacional (la OPI), nacieron las revistas literarias Orejudín, Papageno, El Coso Aragonés del Ingenio y Despacho Literario, embrión, a su vez, de la colección Poemas, que crearon Luciano Gracia y Guillermo Gúdel. Labordeta es el poeta del desamor, él que sin embargo había nacido para liberarse por amor tan solo. Su poesía está teñida de ironía y desgarro existencialista. En lo formal es poesía de verso libre y blanco, y de sintaxis desarticulada, enumeraciones caóticas e imágenes insólitas encadenadas que vinculan su estética al surrealismo. Las obras completas de Miguel Labordeta se publicaron de forma póstuma en 1972 en la colección Fuendetodos de Ediciones Javalambre, al cuidado de su amigo Julio Antonio Gómez y costeada con los ahorros que dejó el poeta. Fueron reeditadas en 1983 por la colección El Bardo, con poemas no publicados antes. En 1994, un número monográfico de la revista Rolde, coordinado por Antón Castro, le dedicó varios artículos. En 2010, el N.º 96 de la revista Turia fue dedicado íntegramente al poeta con numerosos estudios.

    Algunos de sus libros fueron ilustrados, entre otros, por Santiago Lagunas, Agustín Ibarrola, Antonio Mingote, Natalio Bayo, Manuel Viola, José Orús, Salvador Victoria o Antonio Saura. En 2004 apareció publicada una interesante biografía sobre su vida y obra, Miguel Labordeta. Poeta violento idílico (1921-1969), del periodista Antonio Ibáñez y editada por la Biblioteca Aragonesa de Cultura que dirigió Eloy Fernández Clemente.

    (Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )


    *


    Algunos poemas de Miguel Labordeta:


    De Sumido 25 (1948):


    ESPEJO

    Dime Miguel: ¿quién eres tú?
    ¿dónde dejaste tu asesinada corona de búfalo?
    ¿por qué a escondidas escribes en los muros
    la sojuzgada potencia de los besos?
    ¿qué anchura de canales han logrado
    tus veinticinco años visitantes?
    ¿adónde has ido?
    ¿qué dioses hermanaron tu conducta de nadie?
    ¿y tus sueños hacia qué lejanos ojos
    han conseguido hondos de fracasadas copas
    donde sorbiste el trance de la culpa?
    ¿has llegado al límite de la luz
    donde el último nombre se dispone a nacer?
    ¿qué haces pues? ¿por qué intentas tu agua
    si una sed de raíces te eleva hacia los sótanos
    donde yacen desaparecidas razas hilando
    indiferentes conjuros con voluntad de mina?
    ¿si te arrastras oscuro
    en éxtasis rapados de aguilucho núbil
    si al hambre sentido de tu vida
    no acucias tu mirada de asombro
    por qué acechas la lluvia que penosamente
    se cierne sobre los muertos?
    Ya sé que has despreciado
    hasta el último gesto pálido adolescente
    estrangulando bajo las lagunas rojas de tu pecho,
    ¿mas qué te queda criatura perpleja
    qué te resta si no es tu cerviz cortical
    seca de ciudades y limo
    propicia a la aventura fracaso
    y al ardiente paso de tus noches
    por el ecuador de los vientres
    transportando el mórbido mensaje de la espiga y de la muerte?
    Miguel ¿quién eres? ¡dime!



    DESTINO

    Lo sabéis amigos
    no volveremos más.
    La virtud de la lluvia
    se aniquila en los soles
    y el viento entre las flores
    se sumerge en la sangre de los toros.
    Sólo los viejos vagabundos al morir
    pueden saber quizá
    el secreto de la hora derramada
    y el porqué de la mujer húmeda en estío.
    Pero nosotros no. No podemos volver.
    Es imposible calavera mariposa
    el tiempo entre la niebla seducido.
    Somos nosotros mismos
    el ritmo pereciente
    y nuestro gesto
    la invisible caracola de la muerte
    primavera pura aniquilada
    en incesantes mundos destruidos.
    Nada más. Tan sólo eso.
    Un levantar baldío de los brazos
    para recoger el mar que se nos huye
    pletórico de ahogados y de olvidos.
    Un lamento también
    y un querer crear agujeros
    en el agua mansa de los recién nacidos.
    Mientras os alejáis
    cantando juventudes
    yo permanezco aquí mudo y atónito
    como un muerto inmortal
    soñando vida inmensa
    y una antigua e inconcebible libertad.
    No volveremos más.
    Es cierto amigos.
    Atardece.
    La estatua el árbol la hormiga
    y esta pena mía tan hermosa
    se confunden en la mente ignorada de las manos.
    35 segundos han pasado en mi reloj de Pulsera.



    PUESTO QUE EL JOVEN AZUL DE LA MONTAÑA HA MUERTO

    Puesto que el joven azul
    de la montaña ha muerto
    es preciso partir.
    Antes de ser golosamente asesinados
    en los crepúsculos de la gran ciudad.
    Antes de que las muchedumbres tristes de los metros
    invadan el templo del Sol
    definitivamente seducidas
    por las noches de los trenes
    es preciso marchar.
    Desnudos y ásperos. Inigualables.
    Y al partir preguntar por nosotros
    indagar por nosotros
    auscultar por nosotros
    por nosotros mismos recordar
    si tal vez se existió
    y que una dulce soledad
    nos responda en grave despedida.



    AGONÍA DEL EXISTENTE JULIÁN MARTÍNEZ

    Julián Martínez.
    Existente de tercera.
    En la hora indecisa
    en que los mares inician su retirada
    hacia los puentes de las ciudades
    se moría por vez primera y quizás definitiva.
    Las espesas aguas de los fetos
    cubrían las habitaciones
    donde soñó su primer amor de tortuga
    dejando navegar sobre los viejos dorsos del semen
    un hombre
    el otro Julián Martínez
    a la deriva de su sombra.
    Su nombre convirtióse en legaña
    y la madre en un monolito bajo el sol
    cuando este ser pálido
    oculto ya en sus crímenes de sopa
    en un pozo de noches abrigado
    se asomaba hacia abajo
    surcando las edades de la piel
    con su ojo podrido
    en busca del viejo astral
    que con su varta mágica hacia crecer en su vientre
    asesinados helechos de sangre.
    Se han alejado hundidas cabezas
    de mujeres y d caballos amados.
    Los días son ya eco.
    No existe su interior
    sino un vacío que retumba
    entre esquemas de hierba.
    ¡Dioses solares
    sagrados mitos de la Vida!...
    ¿Qué vais a hacer de este signo
    de este existente Julián Martínez
    que se funde en la humareda inerte
    sin limitaciones ya
    a hundidas simas retornando
    desafiando llantos sin respuesta
    penetrando hasta los tuétanos de la nada?
    ¿Con qué mugidos deshechos de toro
    vais a cubrir este vuestro fracaso
    de soledad impura...?
    Ya es un árbol. Ya es apenas un árbol
    donde le nacen pájaros asombrados
    comiéndose a sí mismos
    el tiempo de sus ojos.
    Se apagan en su garganta
    los rumores más viejos de las razas
    y ya despoblado purísimo
    sin dolor ni goce
    casi como un suave dios recién nacido
    va preguntando a sus infancias
    dónde encontrar su apellido perdido.
    Pero los secretarios del Infierno
    son impasibles con las piedras
    y las dulces claridades del océano
    se van sumiendo en cánticos sollozo
    por todo lo que se va...
    y él pregunta por las oficinas
    donde Dios expende los partos oficiales
    pero ya los mares han alcanzado
    en su retirada
    las primeras estrellas
    y
    el Universo es una flor o un punto
    algo álgido o triste que va a estallar
    en perdido equilibrio de pompa de jabón.
    ...Abandonado...abandonado...abandonado...
    Millones de peatones pisan sus labios
    ignorantes de la ciudad que surge
    de alimentadas flores
    en las cuencas vacías de los lagos ratones.
    ...Y al fondo se cierran las grandes puertas
    donde el viejo astral
    sonríe con amor indiferente.
    Os lo anuncio con sentimiento:
    Julián Martínez,
    existente de tercera,
    acaba de fallecer.



    AMOR DE HOMBRE

    Como un don planetario
    recién nacido celeste
    a mí
    al rebelde varón de mirada perpleja
    has llegado por las venas secretas
    de tus pupilas debutantes
    en edades remotas haciéndote
    dulce relámpago de sangre
    en los resecos destierros de mi pecho
    roto bajo la apagada lluvia de los monos
    que dejan sobrecitos con niños de pecho
    en las puertas de aquellas casas
    en que alguien va a morir por Nochebuena.
    Ya tan sólo es un querido momento
    desmayado de éxtasis de paloma y león
    que se encontraran tras un viaje perdido
    por las zonas glaciales de los túneles
    donde el mundo rueda tras de sí mismo
    mordiéndose impasible su nada.
    Huirán verticales cosechas de zapatos
    buscando las estrellas que se contienen
    en las miradas de los buzos perdidos
    de mis días y mis noches agonizantes
    por tu labio desnudo dulcísimo.
    Escucharé derrumbado por las esquinas
    el gemido de mis muertos más viejos
    esforzándose por ponerse de pie
    para verte mejor
    y a mis aún no nacidos
    encaramarse por las farolas
    que todavía no existen
    para cantarte el regazo primario
    con que las tiernas montañas
    iniciaron su idilio
    con los poderosos dioses-canguros.
    No sirven ya las jóvenes palabras masculinas
    pues el temblor es sísmico de larva solar
    y la mudez cala en el centro de mis lagunas
    donde tú
    oculta mensajera temblorosa
    de la dulce carne que morirá
    emerges ritmo tímido
    de rosas madrugadas
    pálida estremecida
    bajo mi asombro de sólo océano viril
    terriblemente sediento
    de tu pan.
    Reconociéndote
    con aquel aire púrpura
    que cuando yo era niño
    rodeaba de sábados azules
    las altas torres de nuestra ciudad...
    ...y el vasto mundo
    se hace sentido puro.



    MENSAJE DE AMOR QUE VALDEMAR GRIS
    HA MANDADO PARA FINALIZAR SUMIDO 25

    De mi propia tristeza de ser hombre
    arrancado en pedazos de sangre amarga
    con juventud inútil
    y amasado por la ausente sed
    de desorbitadas muchedumbres
    que en vano buscan la razón
    de los búfalos agonizando
    bajo los crepúsculos de uranio
    de las grandes avenidas.

    Yo,
    Valdemar Gris
    habitante de este mundo,
    niño antiguo de veinticinco ríos secos de edad,
    os traigo mi humilde mensaje de primavera
    y os digo con alegría de estrellas en mis ojos:
    Todos los jóvenes del mundo somos hermanos.
    Somos hijos todos del sol y del misterio.

    Una misma mujer humana
    cantó sus dulces canciones nocturnas
    creyendo ver al borde de nuestros tiernos vientres
    un signo, por encima de alfabetos y razas,
    que inundaría las tierras
    de aquella claridad presentida
    por poderosos genios conmovidos
    y que aspiraba ser realizada
    por encima de todo tumulto.

    Por que yo os digo,
    de hombre a hombre,
    casi sollozando,
    con angustia mágica de inalámbrico.
    Es ya hora,
    hermanos míos en la hora y en la muerte,
    es ya hora, os digo
    que sobre las estériles disputas
    triviales de los ancianos
    se alce el martirio puro
    de los costados desnudos
    de los jóvenes soñadores del mundo.

    Yo os digo
    que estéis despiertos, amigos míos,
    mis hermanos juvenilles de destino,
    soñando sí, pero despiertos,
    pues podemos ver caer
    la ceniza de corazones podridos
    lloviendo sobre las grandes ciudades
    destruidas, huérfanas de un entero designio.
    Hemos de estar alerta,
    pues en un descuido
    las ballenas crecerán sobre las torres destruidas
    y el hombre, devorándose
    en sus clanes miserables,
    terminará comiéndose
    las patas como un lobo suicida.

    Olvidemos pues, amigos míos,
    hermanos míos del mundo; olvidemos
    las vanas disputas de los viejos.
    Que se llenen los libros con razones inútiles de muertos,
    que nosotros sólo queremos ver triunfar
    la gloria y la nada de la vida
    por todos los puntos del viento planetario!
    Queremos que nuestro destino de hombres
    tenga un camino con soles y riberas,
    y maravillosas ciudades de cristal,
    y muchachas morenas
    cantando por las playas,
    y desesperados pensadores
    intentando enhebrar raíces con estrellas,
    e ingenieros poetas que canten
    las melancolías atroces del cemento
    que devora el corazón de las rosas,
    y serenos atletas
    con armonías de agua,
    y ardientes corazones de santos
    descubriendo senderos
    en su pasión total.

    Pero hemos de estar unidos,
    amigos míos, hermanos míos del mundo,
    y a de ser nuestro lazo abrasado
    un humano destino secreto
    se consciencia amorosa de la Tierra.
    Sí.
    Tan sólo con amor varonil
    puro en sí mismo,
    tan sólo con amor,
    sin objeto,
    enamorados del amor,
    amantes del basto mundo
    sin presencia en su misterio
    que nos reclama inexorable, palpitante
    en cada pulso de cada joven soñador.
    Y hemos de estar allí
    todos,
    hemos de estar allí
    reclamando cada uno y para todos
    una activa participación
    en la heterogénea sinfonía de este mundo nuestro tan hermoso.

    Os lo digo yo,
    Valdemar Gris,
    sediento caminante de luz,
    exhausto de túneles adolescentes
    por donde las espigas estrangulan su raíz hacia arriba:
    Todos los jóvenes del mundo
    somos hermanos de destino,
    y os lo digo
    con voz quebrada
    de antiguos llantos sin consuelo,
    con alegría renovada
    de futuras estrellas en mis ojos.


    Última edición por Pedro Casas Serra el 14.04.23 4:08, editado 1 vez


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    Miguel Labordeta (1921-1969) Empty Re: Miguel Labordeta (1921-1969)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 16.03.23 15:11

    .


    De Violento idílico (1949):


    NERÓN JIMÉNEZ CONTESTA AL MENSAJE DE AMOR
    DE VALDEMAR GRIS

    En todas las esquinas
    rechazaron mi cáncer no afeitado.
    Vuestro amor
    no se hizo para mí,
    tan hambriento de espiga;
    no se hizo para mi cumbre ciega
    que anhelaba morir en sacrificio del mundo.
    Jamás supe saludar seriamente
    a las venerables fuerzas vivas y urbanas.
    Mecanógrafas de esqueleto,
    murmuraban con sospecha
    al atravesar yo las orillas celestes
    con mi pijama implacable
    de desafío y duda.
    Vuestro amor era demasiado pálido,
    vuestro amor tenía un signo femenino
    demasiado tenue y artificioso
    para mis garras potentes
    de leopardo virgen
    jinete sobre todos los lamentos del parto irreversible

    Pero no grito. No canto. No convoco.
    Sólo soy el violento joven desconocido
    que en los viejos puentes del suburbio
    sorbe en silencio su melancólica nostalgia
    de un tren primaveral en soledad perdido
    Palpo perplejo mi pequeño corazón de corneta sin estrella,
    mas la cima desnuda
    es una emisora rota
    por donde los vampiros
    despedazan la forma de las flores antiguas.

    Pero no sé. ¡Indagad vosotros, los sabios, los optimistas,
    los rubicundos bebedores de cerveza y besos!
    ¡Sollozad vosotros,
    los sentimentales del vals y de las banderas!
    Mi puesto no está aún aquí
    ¡Levad anclas navíos de mi ensueño!
    ¡A los mares desiertos mi ardiente sed
    de náufrago inconquistable!

    ¡Mi afán de mina,
    mi ardor de buzo
    a la deriva exacta conduzco de un vuelo misterioso!
    Borrad mi apellido de vuestras listas sucias.
    No quiero nada con vuestro mundo tuerto,
    ¡asesinos de dulces tardes enamoradas!
    Destruiros en vuestros hormigueros.
    Inventad para ello piadosos expedientes históricos.
    Adiós a las estúpidas muchachas maliciosas
    a los fatídicos jóvenes profesores de Quiromancia Técnica
    a las veneradas señoras y a los honorables negreros
    a los estetas invertidos
    y a los pegajosos monigotes del provinciano paseo,
    "¡Escúchame, calavera de la luna….
    escúchame, violín de río y nube,
    que duermes en el soplo de los que han de nacer….!"
    No temáis. Me sumo en mi sobrecogido precipicio.
    ¡Hacia orillas azules, libres, desnudas, puras!
    Yo.
    Hambriento de amor Total
    no quiero vuestro sucedáneo idílico.

    Renuncio. Os devuelvo mis harapos.
    Dimito de esta vida.
    Te devuelvo tu mensaje, Valdemar Gris.
    No ha surgido aún el Alba
    en que tu palabra solar sea escuchada.
    No surgirá jamás, nunca quizá.
    Acaso todo fue un sueño, una mentira.
    Un delirios de astros-voluntades-instintos-protoplasmas-glogistos.
    Un ardor inconcebible de hielo
    que se ha de acuchillar mutuamente
    hacia una definitiva sima soterrada
    en los vacíos planetas destruidos.

    Mientras os ponéis de acuerdo
    preparando las víctimas futuras,
    yo me invado total,
    yo me libero en el espléndido océano de mi desventura
    y me despojo de guerras civiles,
    ¡masacradores de holocaustos!

    Y una vez morir
    todo perfecto ya
    sin rabia ni mirada
    ni esperanza de mitos,
    ¡sucumbir a tu amor único
    oh nada maravillosa!



    DASEIN

    Ardiente imperfecto
    me deshabito
    en el internado brutal de las metamorfosis.
    Se diría que todo
    fue una dolorosa mentira:
    El Amor y la Vida,
    la Música y el Árbol,
    lo distante y mi entraña
    ida entre la inmensa búsqueda
    de esta honorable tarde difunta.
    Un bello embuste
    la canción de los seres atroces
    que nunca recobraron su tormento
    de capullo jamás.
    Tu cabellera hermosa ensimismada
    dulces zumos conjuga podredumbre
    de piernas, conversaciones, oficinas y besos.
    Un porvenir sin rostro
    esquivo.
    Ausente ido hambriento
    araño por mortajas desnudas
    la meditación inconfesable
    de una ferviente espada
    con corazón de abismo.
    Se diría que el Hombre
    fue tan solo
    un hostil peligro tenso,
    un maravilloso don vencido
    en la mente del soñador imperturbable
    por las heladas brasas de Andrómeda
    y mi inquieto ardor enternecido
    una eternidad de pájaro,
    de espuma,
    de cieno, de olvido.
    Sin resurrección.



    PLEGARIA DEL JOVEN DORMIDO

    Hermanas Estrellas:
    ¿Me escucháis?
    ¿Oís el palpitar de mi ardiente manantial tronchado
    indagando su fervor de precipicio
    en este planetario estío
    de hermosura sin faz?
    Vosotras, mis hermanas mayores:
    ¿qué sabéis?
    ¡Decidme! ¡Habladme del sentido del abismo
    todo futuro sido en el espacio curvo...!
    Contadme, mis hermanas gigantes,
    contadme que fueron las borrascas nebulosas
    preñadas de gérmenes dulcísimos
    y de terribles olvidos sepultados
    hacia una furiosa potencia en carne viva
    devorándose a sí misma
    en silencio y hormiga
    labio y galaxia o brisa
    siempre muerte resucitada...
    ¿Lo sabéis? ¿Sabéis a dónde iré yo?
    ¿Sabéis a dónde iréis vosotras,
    mis lejanas hermanas?
    ¿Sabéis a dónde irá todo
    cuando el Ojo Secreto
    se aniquile en burbujas de Luz?
    ¿O no tendremos fin...?
    ¿Será todo como este ensueño
    en que os sueño,
    mis hermanas estrellas,
    mis lejanas, mis gigantes hermanas?
    ¡Decidme! ¡Habladme!
    ¿Sabéis el destino de nuestros muertos
    implacables de enigmas?
    ¿Qué sois,
    anhelo puro,
    vientres de luz?
    ¿Acaso pensamiento
    de una serena grandeza fugacísima?
    ¿O frías criaturas de fuego
    que esperáis algo inauditamente,
    una mañana de primavera perenne quizá?
    ¿Lo sabéis? ¿O no conocéis nada?
    ¿O no existís ya
    y sólo contemplo el último parpadeo
    que lanzasteis sobre la Vía Láctea
    cuando las cunas eran tan sólo
    pleamares de lodo y semilla de engaño?
    ¿Me escucháis?
    ¿O no tienen respuesta mis palabras
    de suicida recién nacido?
    ¿Nos encontraremos al final?
    ¿O el punto y el anciano,
    la senda y el minuto,
    el signo y la Bondad
    son tan sólo perdidos amuletos de la Mente,
    cenizas de fotones
    callando nuestras fuentes milagrosas
    polvo de melodías eternas,
    certero enigma sin pupila,
    derramándose sobre quietos lagos desconocidos?
    ¿Y yo? ¿Sabéis quién soy?
    ¿Os sonreís? ¿O sois ciegas?
    Sí.
    ¿O sois ciegas como yo?
    Hermanas Estrellas,
    mis lejanas, mis gigantes hermanas
    moribundas sin acto,
    frágil nota acurrucada
    como polen de otoño
    o labio encendido de muchacha
    que ha de morir.
    ¿Qué matriz cercenada
    se abre en vuestro misterioso nido?
    ¿Qué pecado pavoroso columbra
    vuestra incógnita?
    ¿Hacia qué Totalidad embriagada
    os dirigís sedientas de promesa y descanso?
    Contadme,
    contadme vuestros mitos maravillosos
    de amor hacia los soles inacabables.
    ¿O no sabéis nada? ¿O sois ciegas como yo?

    Mis hermanas, mis lejanas y gigantes hermanas Estrellas.




    De Transeúnte central (1950):


    JUNIO Y PENA DE ESPAÑA

    La última estrella va a morir.
    Agonizan ya los sobrecitos azules
    en el éxtasis de las seis de la tarde.
    "Pude ser mendigo amoroso
    (¡mi viejo corazón de hojadelata!)
    o rascacielos bajo el mar".

    Una madre canta horriblemente
    espeluznantes dulcísimas manzanas
    a su pequeña idiota escrufulosa.

    "Puede ser en tu paloma oscura rosa
    el desdichado signo de la amarga caricia".

    La gran ciudad dorada
    ardía ya por los podridos
    subterráneos del metro
    incrementando la colérica palidez
    de mis jóvenes buzos camaradas
    atónitos de rabioso amor desesperado.

    "Puede ser tu látigo, ¡oh amor mío!
    tu bendición-tu crimen-tu destrozado ocaso".

    Sobre el viejo cementerio de los soldados
    llueve una estrella desgajada
    en las noches en que crece la espiga lenta
    del ruiseñor devorado
    y en mi mano amputada bayoneta
    sueño una máscara ardiente de payaso,
    un reloj negro pintado en la pared de los ayuntamientos,
    una tierna pistola de estudiante en mis rotos bolsillos.
    ¡Nos han dejado todo, hijo mío!

    ¡Oh mi soledad gravísima
    de roñoso gramófono portátil
    más inmensa que el mar
    que sueñan los frágiles toros
    bajo los candentes hierros del estoque!
    Las esquinas huelen a sudor ínfimo
    de perro piojoso estraperlista y pan.
    Pido centavos por las grandes estaciones
    del ferrocarril despavorido
    y morboso de longitudes lunares
    merodeo por las velludas piscinas del alcohol nocturno
    indagando el agrio sabor que poseen las apendicitis
    de mi pequeña y tonta enamorada.
    La ira me sojuzga.
    Atravieso las leopardas estepas del cinema
    buscándote.
    Deben ser ya las ocho de aquel siglo de Antares.
    Sigue embargada aún la pequeña colegiala de blanco
    y los reflejos del mármol de los Bancos Hipotecarios
    poseen una asunción tristísima de quiebras financieras.

    "Pude ser tu amor, tu amor,
    amor mío de los jueves con glovitos".

    Un cero pervierte a los cadáveres sudorosos
    de la guerra civil.
    Estaré irreconocible. Sí: un cero.
    Eso es todo.
    Absoluto futuro de seguridad económica.
    Aún mi amor (nutrición de la ruina).

    Sí. Aún mi amor por ti
    dulce amor mío del Sol
    entre tus labios que han de ser polvo abrasante
    bajo la calcinación de otros mil años descalzos.
    ¡Oh, gran consuelo de ola alcanzando por fin
    los inútiles postes del telégrafo
    en el postrero atardecer del Mundo!
    Ha debido de morir ya la última estrella.



    BREVE EXPERIENCIA DEL SOLDADO

    Esto es la vida: vivir.
    Pasear por las azules mañanas
    colegial de jardines y escarcha
    rosa sobre los destripados caballos de cartón
    traídos por el último nacimiento de los Reyes Magos.
    Bucear el secreto de los sábados estremecidos
    cuando las campanas invitan al sollozo de los escolares
    que desconocen las largas listas de los ríos de Asia
    y el azote inicuo de las reglas de tres.
    Rasgar los velos que cubren
    las misteriosas pupilas de los feroces cines.
    Comidas-meriendas-desayunos
    clases-enamoramientos de bebés-
    soñar-soñar y jugar al fútbol furiosamente los domingos
    correrías presurosas y alborotos
    amistades y odios-ceros en álgebra
    mi corazón crece y crece como mis piernas cada estío...

    Clases-exámenes dulcemente
    terribles: «¿Qué es el Tiempo?»
    Dígame: «Tema número 11: La Conciencia».
    Bañarse en los tibios sueños de papá
    o en las primera playas de sensuales miradas transportes
    y conocer ya en el olor de los parques
    cuando viene el otoño profundo
    a corromper la rosa lacia
    que aquella linda compañera de estudios
    llevaba sobre el seno dormido.
    Llegar a ser oficinista-profesor-militar
    o médico o tornero o mendigo de amor.
    Mirarse en los espejos del laberinto
    y no reconocer aquellos tigres suburbios
    que entornándose indagan: ¿Quién soy yo?...

    Pero el amor espera su hora ancha e ínfima
    y el Mundo es un suave candor de cabellos castaños centellas
    de dulces dientes labios encendidos
    de orejas que se tumban
    al ser ignoradamente acariciadas
    puertas que se abren a lo lejos hacia el mar futuro
    y donde un niñito vestido de marinero rubio
    nos ofrece su simpático combate: «Papá... papá...»
    ¡Ah... ja... ja...! Correr... correr... (Ternura metalúrgica de política y de instantes).

    Espabiladamente nos esperan vendimias ofuscables.
    Los caballos no sacian. Existen pozo y púa
    y letargos atardecidos en los patios roñosos
    cuando azotan al hombre vendavales
    de siesta sin espera.
    Reanudar mil veces el sudor
    de cada calavera de minuto.
    Entrechocar mil veces en vasos de cerveza
    indumentarias-amigos y centavos.
    Voces de jefes-sermones de familia y consejos de ancianos
    infidelidades-respetuosas presentaciones
    intenciones monstruosas en la mente del corsario ojeroso
    que duerme junto a mí y colapsos y trenes furibundos
    y tropeles de madrugadas afilando nuestras arrugas
    cada nueva fotografía.

    Ha tronado la guerra quizá
    y el asiento sobado de la oficina
    quedó vacío ante la emisora loca
    que vocifera movilizaciones.
    Y heme aquí bajo las estrellas
    con el costado de par en par abierto ya
    a los siglos de la septicemia
    ocupar mi última noche humana
    en descifrar qué fue este tanto soñar realidades
    tan breve-pavoroso-indigno de inaudita hermosura.
    ¿Cuál fue la adoración hambrienta de sus praderas oscuras
    que lentamente me abandonaron más allá
    de los nevados jardines de Navidad dulcísima
    cuando la madre apagada besaba
    su riente canción de cuna
    sobre nuestro vientre queridito?

    Y aquel jovial profesor fusilado
    nos reúne a todos sus difuntos alumnos
    para explicar su última teoría transgaláxica:
    Es todo sencillo... hijos míos... Sencillo y fácil.
    Me olvidarán. Se morirán los que me olvidaron.
    Los trenes van a pasar sobre vuestros huesos,
    hijos míos... Oíd las risas ya de los que vienen a nacer.

    Aquel perro vagabundo-aquel mendigo astroso
    a quien yo daba pan y zapatos en los portales
    preguntarán por mí
    y se sonreirán fastidiados.
    Un poco de paciencia... hijos míos...
    contraed bien los músculos
    para exhalar el último dardo
    sin demasiado goce.


    Surgen nuevas ciudades.
    Las tempestades furiosas de los besos
    asolan las llanuras con su agua indecente.
    El último habitante de la Tierra
    mira perplejo en su bolsillo roto
    el difunto horizonte polar de la tiniebla.
    Lentas fosas y serpientes de cáncer
    me acuchillan-no dejan un trozo vivo de mi cuerpo.



    ANOCHECER DEL PILOTO

    ¿Sabéis qué fue del Mundo y d su estertor azul por las colinas?
    ¿Sabéis que fu de mi amor perdido en las trompetas?

    "Yo agonizaba bajo los estruendos
    de la Caballería".

    ¿Sabéis qué fue de la sangre
    que soñaran las estrellas
    en cada segundo del poético olvido?
    ¿Sabéis qué fue de las rosas vivas
    que besaban las dulces muchachas
    en un atardecer de abril?
    "Se han derrumbado los túneles.
    Los ataúdes navegan sus astillas
    hacia el jardín del estoico.
    Fueron fusilados 10.000 corazones
    partidos a balazos".

    ¿Sabéis qué fue de mi pura tienda de campaña?
    ¿Sabéis cuál fue el sentido del pan y del sudor?
    ¿Sabéis qué arañazo de planeta poniente
    crujió bajo las caricias cálidas del cine?

    (Llovía aquel otoño cuando me dijo:
    No.
    No te quiero...
    ratoncito mío)

    "Las urbes incendiadas
    se desmoronaban en el vientre
    de los niños apuñalados".

    ¿Sabéis quién creó la palabra y el odio?
    ¿Sabéis el porqué de las blasfemias y de las adoraciones?

    "Los oleoductos desenterrados
    calcinaban a las jóvenes esposas
    y la muchedumbre de los gorilas
    implantaba el terror
    desde lo alto de las catedrales desvanecidas".

    ¿Sabéis mi desventura?
    ¿Mi atónito éxtasis al desaparecer?
    ¿Sabéis vuestro nombre
    hombres del desamparado huracán
    que va a morir?
    ¿Sabéis el para qué inicuo
    de estos versos mugrientos
    que destripan el cáliz de las espadas
    que hay en cada capullo tierno
    de los difuntos amaneceres siniestros
    donde tiembla una sangrienta gota de semen?

    "Vuelven a su remota paz
    los peces muertos, los cielos, el carbón".

    ¿Sabéis el porqué de no existir nunca jamás
    el incendiado hermoso amor invulnerable
    que anhelaron vorazmente
    aquellos ojos subterráneos de nostalgia
    ya en la eternidad del escarabajo que los lame
    hondos fervorosos vacíos-vacíos-vacíos
    (querían ser amantes sin embargo)?

    "Las hierbas crecen. Perdurarán mis barbas todo un invierno.
    Han acabado su labor los maravillosos tetramotores.
    Las dagas de los cielos han arrasado las raíces
    flotantes moluscos, incineraciones, pirámides de escombros".

    Decidme:
    ¿Sabéis que fue del mundo y de sus noches altas en est-´ío?

    (1949)



    SOLICITUD

    Inútiles de sangrientas herencias.
    Atónitos los ojos desamparados
    de horror y latrocinios
    pedimos una tregua.
    Una tregua en la raíz del duelo.
    Una tregua de espiga y bronce
    solicitamos
    los ardientes grumetes del catastrófico naufragio.
    Sobre millones de voces masacradas
    en su dorado amanecer de 20 años.
    Por encima del furor de los fusilamiento.
    Por encima del terco volcán de las prisiones y de los destierros.
    Nosotros -voz acuchillada y pura-
    sobre los campos y mares
    las ciudades y las montañas
    elevamos nuestras campanas de esperanza.
    No nos dobleguéis a vuestros sudarios malolientes.
    No nos secuestréis en vuestro furor de las viejas discordias
    ¡antes incendiaríamos nuestro corazón entristecido
    y lo arrojaríamos sonrientes al olvido de los mares!
    Una tregua
    pues
    solicitamos
    (nos morimos de asco -nos estamos muriendo
    de desdicha sin rumbo).
    Y Ciudadanos del Mundo
    para toda la eternidad
    dejadnos marchar
    hacia el huracán de los seres futuros
    a lomos del Minotauro de España.
    Del Minotauro de España
    (¡oh indómita pena de los machos terrestres!)
    a clavar en el pecho del horizonte
    su puñal de amor.

    Yo soy ya mi mismo.
    Torno a las remotas moradas del diluvio.
    Convivo con mis antepasados.
    El Universo es una burbuja rota
    una gruta que mana descendente
    la maravillosa melancolía sin sentido.
    Lentamente digo adiós a tanta fantasía
    y resignadamente adopto una postura burguesa
    para acabar confortablemente
    como humilde gusanito filósofo
    inventor de piedades.



    YO ME LAVO LAS MANOS

    Mientras preparáis
    la hecatombe de la Gran Bruja
    asquerosa vomitadora de sarcófagos.
    Mientras el holocausto inútil
    llega en el ultimátum de las sobremesas
    cuando las madres se golpean la estúpida razón de sus entrañas
    y el idilio de las mieses se yergue
    como un decapitado grito sin forma
    presintiendo la clara ferocidad de los obuses.
    ¡Oh hegemonías mundiales
    por la esterilidad de las calcinaciones!
    Mientras se proclama el estallido de los incendios
    redactáis discursos, emisiones, movilizaciones
    azuzamientos de uniformados hormigueros feroces
    que han de destruir los amores, los hijos,
    que han de destruir el clamor antiguo de los manantiales
    por persistir en la eterna vocación humana
    heredad hacia adelante.
    Mientras los aceros se cuelan precipitadamente en los altos hornos
    para afilar las hermosas gargantas atravesadas
    y los vientres donde la vida debiera ser esperanza
    de una época cumbre inexistente.
    Mientras la hora siniestra suena
    en los despertadores de los Palacios Presidenciales
    y las colinas preparan sus lechos anónimos
    y los tiburones del Pacífico olfatean la vainilla humana
    y los campesinos aran al sol por última vez
    las graves tierras rojas
    que sus antepasados nutrieron
    para el sudoroso gozo de los nietos.
    Mientras decretáis la destrucción irremisible
    del sueño humano de los siglos
    por avanzar hacia las estrellas
    y las telarañas esperan su reinado fatal
    creciendo sobre las hierbas de los elegantes palcos
    y de los humildes dormitorios donde el amor ilusionó
    su muerte y su victoria.
    Yo me lavo las manos. Me lavo las manos
    y cargando con mi tienda de campaña portátil
    me escapo-huyo-me evado
    a las praderas, al mar, a las montañas,
    para aquí
    en el secuestro del crepúsculo
    meditar desnudo poderoso
    como un estoico emperador romano.

    (1949)



    MOMENTO NOVEMBRINO

    Largos versos escribo con mi pluma de ave.
    Llueve en la lejanía. Dieron las once en punto
    en la vieja oficina.
    En la esquina de enfrente llora un recién nacido.

    No estoy triste ni alegre. Más bien un poco turbio,
    un poco espada, un mucho vagabundo magnífico
    profano de caricias.

    Llueve en la lejanía. Dieron las once en punto en la vieja oficina.
    En la esquina de enfrente llora un recién nacido.

    Todo se ha vuelto claro. Nada tiene importancia.
    Mi apellido no existe, pues todo fue quimera,
    y mi nombre marchitó los espejos dentro de cinco siglos.
    Cada espectro de Luna
    me voy muriendo un beso.
    Cada gota de sol
    surjo un instante de oro
    de mi pus y mi sueño.
    Rasgo todas mis máscaras con un signo de paz.
    No quiero ya más templos donde roben mi vuelo,
    sino intemperie pura que incendie mi caída.
    No más engaños ya. Toda verdad es vana,
    casi mentira sólo.
    Tienen todos los labios un cárdeno regusto
    a planeta perdido sin importarle cómo.

    Miradme. Estoy sin amo. Como un perro sarnoso.
    Mi astrónomo amigo ha huido.
    No acudió a la cita de la cena.
    Se enamoró del Polo de los Cielos.
    Tuvo suerte en su lid.
    Berlingtonia- Madre-Galaxia- Novia
    le reclamo habitante del mar de las esferas
    sin carta de llamada ni pasaporte fijo.

    En la mágica caverna del cinema
    cojo a mi amor la tierna mano fría :
    Eres mi dulce odio, emboscada de instinto
    hecho con látigo de hechizo tililante.
    Mis lascivos propósitos riñe mi niña buena:
    ¿Por qué no acudes a misa de una y media,
    sosito mío...?
    ¿Por qué no trabajas
    como cualquier hombre decente
    y ganas un sueldo honorable
    con seguro de vida y una vejez tranquila?
    ¿Por qué escribes suciedades
    que además nadie compra
    si la vida es bonita
    ,y hay meriendas tan ricas
    donde se baila el vals?

    Llueve en la lejanía. Dieron las once en punto
    en la vieja oficina.
    En la esquina de enfrente llora un recién nacido.

    Fabrico espantapájaros. Al estío le sucede el otoño.
    Doy clases de Historia a cretinos simpáticos.
    Cada curso tengo un bolsillo menos y una calva más amplia.

    Pero también acudo los domingos y lloro como un tonto.
    Ciertas tardes de fiesta me encierro con mi pena allá dentro.
    Pero también acudo los domingos
    a los campos de fútbol o a las plazas de toros,
    y vislumbro en lo alto de las torres de anuncios
    a la pálida doncella inexorable
    sonriendo con su puñal de nube
    a la ululante muchedumbre
    de energúmenos en flor,
    ¡espléndida cosecha de calaveras para el año 2000!

    Ha llegado un telegrama de cementerio-Aries :
    «Sin hora liquidada. Astrónomo amigo
    paso sin novedad toda orilla celeste. (Stop).
    No volverá jamás. (Stop). Hasta la vista (Stop)».

    Llueve en la lejanía. Dieron las once en punto en la vieja oficina.
    En la esquina de enfrente llora un recién nacido.
    Con mi pluma de ave escribo largos versos.

    (1949)



    ELEGÍA DE MADERA, NÚM. 2

    ¿De dónde surgió la impía Voz
    del Hombre que desvela el impío Ojo
    que no tiene orilla?
    Lo que no tiene cielo
    ¿de dónde alimentó
    el sueño de los soles perdidos
    y el torrente de las tristezas?
    A pesar de todo, vivimos.
    A pesar de todo, ansiamos.
    Las dulzuras que arrebatan
    el momento siniestro
    en que los párpados se desmayan
    prometiendo el olvido.
    A pesar de todo, me enamoro y me monto en los tranvías.
    A pesar de todo, tú tienes hijos y preguntas la hora.
    A pesar de todo, aquella muchacha azul tarde
    se despide por fin, pálida ya, inacabable.
    ¿Para qué las grutas de la luz
    y el oculto resplandor de las sangres?
    ¿Para qué el adiós moribundo
    con que cada tormento
    nos depara el futuro?
    Hollad todos los vientres.
    Saquead las violetas.
    Una gloriosa tumba entre los huesos del viento
    solicita la fe de los destinos.
    Y tú estás muerto
    Oscuro rayo, amor mío,
    tú sigues muerto,
    amor mío.
    Ya.
    Como si nada hubiera ocurrido.
    Como si la huella del beso
    fuera un vago desmayo
    entre miles de siglos y millones de rosas.
    Pues el Hombre,
    decidme: el Hombre,
    ¿para qué existe?


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    Miguel Labordeta (1921-1969) Empty Re: Miguel Labordeta (1921-1969)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 17.03.23 5:48

    .


    De Epilírica (1961):


    SALUTACIÓN AL PUEBLO EN PRIMAVERA

    En tu luto descalzo en tu soledad de pan
    quiero hablarte pueblo mío mi pueblo
    de hombres feos con temple de horizonte
    y un oculto bramido desgarrado de corazón de toro
    y desparramada fiebre carcomida
    bajo tanta bufanda rota gastada pana
    tanto lecho con chinches tanto sudor esclavo
    entre los días grises camino de la fábrica o del campo
    más allá de la muerte herido encadenado fustigado
    barrido por los soles los hielos el viento inmenso del oeste
    galopando por llanuras golpeando las fosas de adobes para siglos
    y entre minuto y tarde de un viejo can en sueños
    los implacables plazos al explotador de turno
    la graciosa novia que espera en los portales la anciana tía loca
    un padre embriagado los partos y las muertes
    que traen a los umbrales un sabor madrugado a cloroformo y rosas
    la vida es eso: lo que acaso dicen los hijos pues que vienen
    los que se van algún hermano tísico primaveras que pasan por aceras y campos.
    dejando en los pasillos un triste olor a hermoso a bolsillo vacío a tibia mañanada con un reloj parado.
    y las lunas se extienden se derrochan ahorros tan pequeños
    y una posible tarde de sábado de agosto
    te abandonas cansadamente y sucio al margen de tus ríos.

    Pero tu espesa pena no la lloras
    no la gimes la escondes con cólera y vergüenza
    como tu amor tan bueno allá en el fondo
    y tu mendrugo negro cotidiano
    y tu vieja chaqueta del oficio y el rostro de tu mujer enferma
    y los años que huyen por cinemas de barrio
    donde tiemblas de miedo y de deseo
    y la tasca con humo donde el rato te mata sin saberlo.

    Quiero en los ojos pues mirarte
    contemplar tu alma sepultada como un león dormido
    apretar en la mía tu antigua mano ibérica
    señalar en mi sangre el fuego de tu origen
    unir a mi esperanza tu infortunio
    y escuchar la alegre valentía de tu gesto
    a ternura cruel de tus canciones.

    Ahora quiero hablarte pues mi pueblo pueblo mío
    desde el balcón de mi locura hablarte
    con mi espada en la mano
    con mis ojos de sacerdote y tigre
    hablarte en el saludo.

    Ahora que estoy de pie
    y miro el porvenir tempestuoso de los hombres
    ahora que me siento atrozmente avergonzado
    de que tú que amasaste gota a gota de sangre
    con un sudor de llanto y gloriosa fatiga apasionada
    el vientre de la tierra y la entrega del mundo
    hacia un remoto cielo todo azul entre espigas
    alimentos recosidos pingajos migajas de penuria
    desnutridos villorrios quimeras para nadie

    olvidada muchedumbre de peones mortales
    recibe así mi humilde salutación de hombre
    al estallar la primavera
    por las amargas lenguas de la patria.



    SEGUNDO CANTO EPILÍRICO

    Antiguo sacerdote de mis cielos secretos
    ebrio de mundo y de contrarias garras
    vengo a cantar el ensueño y el pan
    y a conducir a mi pueblo al horizonte.

    Vengo a aclarar los sucesos del día
    la breve gravedad de estos céntimos de vida
    el nocturno temor de las heridas.

    Vengo a silbar por las aceras como un tigre acosado
    como un corazón desierto con púas de ternura
    vengo a horadar la tortilla gris de los talleres
    a beber en vaso derramado cuando amanece sangre
    y a mezclar en el sudor fornido de los destripaterrones
    la libertad solar de mi justa intemperie.

    Vengo a caminar abandonado con mi gloria y mis dientes
    y a esa masa de pena darle un nombre y la espalda
    a esa masa de pena que asciende
    como un río de incendios sin zapatos
    hacia el oscuro morador de las ciudades
    en el atardecer tan lindo.

    Vengo con mi hueso cruel tardíamente
    profundamente vago a crecer como violenta aurora
    sobre lívidas auroras de escolares
    sobre sábanas tristes donde labios dulces de virgen
    escuchan aquel ojo de niño que gime hacia paloma
    donde las gentes mueren con dos lágrimas redondas
    donde se hace el amor tan ricamente y pasan los estíos.
    Vengo pues de no se donde tejido por edades remotas
    a cantar como sea por mares por ventanas por olvidos y trigos
    cumpliendo con mi instinto con mi gana traidora con mi risa y mi fuego

    Cada lunes cada lunes dolorido bajo la lluvia sola
    mil años o al menos mil siglos
    vuelve a nacer mi sed a todo trance
    y sombras silenciosas de personas que aúllan y que amaron
    cruzan los gabinetes solitarios
    hacia el próximo aniversario de su total fallecimiento.



    SEVERA CONMINACIÓN DE UN CIUDADANO DEL MUNDO

    Mataos
    pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.

    Si vuestra rabia es fuego que devora el cielo
    y en vuestras almohadas crecen las pistolas:
    destruíos aniquilaos ensangrentad
    con ojos desgarrados los acumulados cementerios
    que bajo la luna de tantas cosas callan
    pero dejad tranquilo al campesino
    que cante en la mañana
    el azul nutritivo de los soles.

    Invadid con vuestro traqueteo
    los talleres los navíos las universidades
    las oficinas espectrales donde tanta gente languidece
    triturad toda rosa hollad al noble pensativo
    preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte
    que han de aplastar a las dulces muchachas paseantes
    en esta misma hora que sonríe
    por una desconocida ciudad de provincias
    pero dejad tranquilo al joven estudiante
    que lleva en su corazón un estío secreto.

    Inundad los periódicos las radios los cines las tribunas
    de entelequias estructuras incompatibles
    pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
    ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.

    Asesinaos si así lo deseáis
    exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
    que jamás asiríais un fusil de bravura
    pero dejad tranquilo a ese hombre tan bueno y tan vulgar
    que con su mujer pasea en los económicos atardeceres.

    Aplastaos pero vosotros
    los inquisitoriales azuzadores de la matanza
    los implacables dogmáticos de estrechez mentecata
    los monstruosos depositarios de la enorme Gran Estafa
    los opulentos energúmenos que en alza favorable de cotizaciones
    preparáis la trituración de los sueños modestos
    bajo un hacha de martirios inútiles.

    Pisotead mi sepulcro también
    os lo permito si así lo deseáis inclusive y todo
    aventad mis cenizas gratuitamente
    si consideráis que mi voz de la calle no se acomoda a vuestros fines suculentos
    pero dejad tranquilo a este niño que duerme en una cuna
    al campesino que nos suda la harina y el aceite
    al joven estudiante con su llave de oro
    al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
    y al hombre gris que coge los tranvías
    con su gabán roído a las seis de la tarde.

    Esperan otra cosa.
    Los parieron sus madres para vivir con todos
    y entre todos aspiran a vivir con solo esto
    y de ellos ha de crecer
    si surge
    una raza de hombres con puñales de amor inverosímil
    hacia otras aventuras más hermosas.



    MI ANTIGUA JUVENIL DESPEDIDA

    Oye joven camarada terrestre
    joven humano desconocido
    de cualquier país de cualquier raza o idioma
    permite por un momento
    antes de morir en las trincheras
    mientras se forman precipitadamente divisiones motorizadas
    y las multitudes aún rugen en los campos de fútbol
    deja que yo
    veterano de treinta años de edad
    escriba en tu mochila de bisoño
    mi antigua juvenil despedida:
    «La vida es hermosa, Somos hermanos.
    Nos han parido los mismos soles misteriosos.
    Yo tengo mis sueños y mis dolores y mis trabajos,
    y mis pequeñas alegrías y mis pequeñas miserias.
    Como tú tienes tus sueños y tus dolores y tus trabajos,
    y tus pequeñas alegrías y tus pequeñas miserias.
    Es posible que tú seas ya mi enemigo
    pero antes de matarnos
    quiero chocar mi mano con la tuya
    como hombres que somos, ¿no te parece?
    Son tuyos y míos los cielos y los mares y las nubes
    los aires y las sangres la luz de cada día los trigos que germinan
    la fe de los muertos
    que nos miran de lejos
    su herencia en hermosas ciudades y en libros como incendios
    en catedrales hasta las estrellas
    maravillosas invenciones músicas azules
    y en estos signos con que ensucio
    tu limpia mochila de bisoño".
    ¿Entonces? No.
    No es hora ya.
    Ya es tarde para preguntar por qué y para qué
    nos llevan al gran desolladero total
    perdieron mucho tiempo nuestros papás y tíos
    en creer doctrinas y consignas
    panaceas y mitos y queriditos ombligos.
    Déjalo. No importa.
    No está mal morir
    cuando no hay algo mejor
    que adueñe nuestra brisa.
    Pero permíteme
    que por un momento en un relámpago
    mientras adivino el fulgor de tus ojos aún niños
    perdidos por la tierra desierta
    escriba en tu mochila de bisoño:
    "Es hermosa la vida. Somos hermanos.
    El Mundo es de todos los hombres.
    Adiós pues.
    Hasta nunca.
    Buena suerte."




    De Los soliloquios (1969):


    1936

    fue en la edad de nuestro primer amor
    cuando los mensajes son propicios al precoz embelesamiento
    y los suaves atardeceres toman un perfume dulcísimo
    en forma de muchacha azul o de mayo que desaparece
    cuando
    unos hombres duros como el sol de verano
    ensangrentaban la tierra blasfemando
    de otros hombres tan duros como ellos
    tenían prisa por matar para no ser matados
    y vimos asombrados con inocente pupila
    el terror de los fusilados amaneceres
    las largas caravanas de camiones desvencijados
    en cuyo fondo los acurrucados individuos
    eran llevados a la muerte como acosada manada
    era la guerra el terror los incendios era la patria suicidada
    eran los siglos podridos reventando
    vimos las gentes despavoridas en un espanto de consignas atroces
    iban y venían insultaban denunciaban mataban
    eran los héroes decían golpeando
    las ventanillas de los trenes repletos de carne de cañón
    nosotros no entendíamos apenas el suplicio
    y la hora alegre de un jardín con alegría y besos
    fueron noches salvajes de bombardeo noticias lúgubres
    la muerte banderín de enganche cada macilenta aurora
    y héteme aquí solo ante mi vejez más próxima
    preguntar en silencio
    qué fue de nuestro vuelo de remanso
    por qué pagamos las culpas colectivas
    de nuestro viejo pueblo sanguinario
    quién nos resarcirá de nuestra adolescencia destruida
    aunque no fuese a las trincheras?

    vanas son las preguntas a la piedra
    y mudo el destino insaciable por el viento
    mas quiero hablarte aquí de mi generación perdida
    de su cólera paloma en una sala de espera con un reloj parado para siempre

    de sus besos nunca recobrados
    de su alegría asesinada
    por la historia siniestra
    de un huracán terrible de locura.



    LA GUERRA CIVIL

    .............E
    .............F......................H
    .............I......................U
    remota G del soldado..M..cenizas llanto devorad
    .............I......................U
    .............E.....................S

    ........................................las
    ........................................ro
    ........................................sas.......matad......era un sol
    ........................................en........matad......de
    ........................................san.......matad......verano
    ........................................gren
    ........................................ta
    ........................................das

    las madrugadas de los fusilamientos el último lecho de piedra el eficaz batracio simultáneo
    ......un tumulto de banderas desgarradas
    ............la luna suave sobre los silenciosos cementerios
    ..................QUÉ HAS HECHO DE TU HERMANO?
    ........................en el torbellino de las mochilas
    ..............................los ojos de la hormiga
    ....................................no perdonan
    ..........................................yacen allí
    ................................................jamás
    ......................................................todo fue
    ............................................................consumado
    ..................................................................todo fue
    ........................................................................arrebatado
    ..............................................................................por un
    ....................................................................................viento
    ..........................................................................................impasible
    que se llamaba
    ..........................ol
    ..........................vi
    ..........................do..................................... o
    ...........................................................................................................des
    ...........................................................................................................truc
    ...........................................................................................................ción


    MIGUEL LABORDETA, Transeúnte central y otros poemas, Marenostrum, 2010.


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    Miguel Labordeta (1921-1969) Empty Re: Miguel Labordeta (1921-1969)

    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez 14.04.23 0:59

    Nuevamente gracias, Pedro. He de ser sincera: su poesía me era menos conocida que las canciones que componía con letras de otros autores.

    Un abrazo.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra 14.04.23 4:11

    Muchas gracias por tu interés, Pascual. También para mí eran desconocidos sus poemas. (Tengo la suerte de que la biblioteca Mercé Rodoreda, de Barcelona, tiene una amplia selección de poesía, lo que me permite disfrutar de dicha selección.)

    Un abrazo.
    Pedro


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