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Alfonso Costafreda (nacido en Tárrega, provincia de Lérida en 1926 y fallecido en Ginebra, Suiza, en 1974) fue un poeta y traductor español.
Carrera
Costafreda llegó a Madrid a finales de la década de 1940, para estudiar Derecho. Es en esta época cuando comienza a escribir. En Madrid, entabló amistad con varios poetas de la llamada generación del 50, como Blas de Otero, y con Vicente Aleixandre. En 1948 se desplazó a Barcelona, donde trató con autores como Gil de Biedma, Carlos Barral, Jaime Ferran, Gabriel Ferrater y Josep Maria Castellet.
En 1943 se publica su primer poema, Selva de vida, en la revista Espadaña. En 1949 gana el premio Boscán con su obra Nuestra elegía.
Debido a su labor como funcionario y traductor de las Naciones Unidas tuvo que alejarse de España, lo que le confirió a su obra características particulares dentro de este grupo de poetas.
Se suicidó en Suiza en 1974, donde desde 1955 se encontraba trabajando para la OMS.
Obra
La obra de Costafreda se nota influenciada por poetas de la generación del 27, y algunos anteriores a esta generación, como Antonio Machado. Paralelamente, otros autores de los cuales se puede reconocer una marca en la obra de Costafreda son Vicente Aleixandre, T.S. Eliot y W.H. Auden, entre otros poetas europeos. Jaime Ferrán publica en 1981 un estudio sobre su obra en la editorial Jucar y en 1983 un poemario sobre su amistad con él, Libro de Alfonso. El tema de la muerte es esencial en la obra poética de Costafreda, un autor muy influido, como muchos otros escritores de esta época, por el Existencialismo del siglo XX.
También tradujo del catalán el libro Elegies de Bierville, de Carles Riba.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Algunos poemas de Alfonso Costafreda:
De Nuestra elegía, 1950:
HA MUERTO MI PADRE
Ha muerto mi padre.
Se repite su ausencia cada día
en el hogar vacío.
.............................Yo pregunto,
y además de la ausencia y además
de perder los caminos de esta tierra,
¿qué es la muerte?
Yo te pregunto, padre, ¿qué es la muerte?
¿Has hallado la paz que merecías?
¿Encontraste cobijo en nueva casa
o vas errante, y sufres bajo el frío
del invierno más grande, del total
desamor?
Yo te pregunto, padre, si son algo
los muertos, o si la muerte es sólo
una inmensa palabra que comprende
todo lo que no existe.
DESDE PEQUEÑO SOÑÉ...
Desde pequeño soñé
.................................ser el poeta
que explicase a los niños la historia de los pájaros;
cómo en ellos se apasiona la vida,
se adelgaza, se cumple,
y en los cielos, ella misma se canta.
De Compañera de hoy, 1966:
COMPAÑERA DE HOY
Compañera de hoy, no quiero
otra verdad que la tuya, vivir
donde crezcan tus ojos,
dando tu luz, tu cauce
a lo que veo y siento…
Deshacer ese ovillo
oscuro del temor,
encontrar lo perdido,
quebrar la voz del sueño…
Y lenta, lentamente
aprender a vivir,
de nuevo, de nuevo,
como en una mañana
cargada de riqueza.
LOS LÍMITES
Pienso en mis límites,
límites que separan
el poema que hago
del que no puedo hacer,
el poema que escribo
del que nunca podré escribir.
Límites también, en consecuencia,
de lo que amo
y de lo que nunca podré amar.
Límites de lo que quisiera decir
o ver o tener.
......................Palabras que daría
para descubrir, palabras para ayudar.
Límites del amor, palabras
insuficientemente valiosas,
en un desierto inacabable.
TE DIERON VIDA
Te dieron vida y ahora vives
aun más allá de sus deseos.
Les fuiste una quimera necesaria
y te apoderas de tus dueños.
Y no diremos que no existes
aunque tenaces te neguemos:
si son en el desierto de su vida
sólo espejismos tus soñados reinos,
en nuestra mente estás, estás, acaso
más que nosotros eres cierto.
CONTEMPLO...
Contemplo
el monte frío,
la lenta paz,
la cumbre…
Mas volvería
a andar
el mismo camino,
a amar la misma tierra
honda y desposeída,
apasionadamente
la misma incertidumbre.
EL SILENCIO
No puedo hablar; aunque quisiera
no puedo hablar con alegría.
¿Qué he de decir? Ni tan siquiera
presentar puedo una página limpia.
No puedo hablar, sólo tinieblas crecieran
sobre la hierba maldita.
He de callar, pero yo diera
mi vida.
YA SUCUMBIERON LOS MEJORES
Ya sucumbieron los mejores. Otros
siguen viviendo y viven en peligro.
Han inclinado la bandera muchos:
tanto que señalarlos no consigo.
¿Y ahora qué nos resta, qué salvamos?
Nuestra luz derrumbada, nuestra casa
sometida al dolor y al enemigo.
EL MAR
Nacer... morir... nada preguntes.
Son simplemente dos sucesos.
En medio un mar tempestuoso.
Y esto es lo que sabemos.
En medio un mar, sobre sus olas
confiadamente naveguemos
dejándonos llevar, dejándonos
llevar... Nuestras pasiones son sus vientos.
Aunque de pronto se desaten
poderes que no conocemos,
y nuestra soledad se pueble
de promontorios de misterio,
siga la nave su camino
real contra lo incierto,
siga la vida, siga, marche
terco su rumbo contra el pensamiento.
RÍO SENA
Bajo los puentes de París he visto
correr tranquila el agua,
doblarse su cintura mansamente
hacia la calma.
Ya todas las melancolías
muy tercamente la memoria
sobre mi corazón las abalanza.
Nada tendré.
.....................De todo lo soñado
sólo nos queda el ansia.
Viento sin fin, ay, nuestra vida.
Vértigo que empezó
y nunca acaba.
Bajo esta puente de París transcurren,
sin viento ni extravío,
lentas, conscientes, hacia el mar
las aguas.
EL ÁRBOL
El árbol
ha puesto aquí su luz,
su larga mano ardiente.
Me acerco para ver,
para mirar despacio,
para tocar
las ramas encendidas.
La noche, nadie sabe
qué poder, qué aliento tendrá,
pero me acerco más y más,
hasta sentir el crecimiento del árbol.
TODO LO QUE TEMEMOS
No sé de dónde vienen
tu risa, tu alegría,
en qué instante aprendiste
a mirar frente a frente
todo lo que tememos.
A mirarlo en los ojos
como si nada hubiera
que temer
y tu mirada
hubiese descubierto
entre tanto desorden
un principio de luz.
Como si tú estuvieras
al borde del misterio
y nada sorprendiera
tu fe
y nos hablaras
no de lo que estás viendo,
sino de lo que sientes
venir
y entiendes tan fácilmente…
Así entonces separas
del terror su envoltura
diaria
y tu mano
traza en la oscuridad
un camino seguro.
COMO UNA CASA...
Como una casa grande y despoblada
se me ha llenado el corazón de frío.
La alegría y los sueños, la esperanza,
con las primeras hojas ya se han ido.
Acaso ha de volver la primavera,
no llegará su tiempo para el mío.
Y SI ALGÚN DÍA...
Y si algún día el aire viene bueno
y todo se ilumina,
nada cabe esperar.
El propio corazón rehúsa el vuelo.
El dolor pesa más que la alegría.
PARA ESCRIBIR
Para escribir marchaste día a día
junto al rumor, junto al continuo mar.
Promontorios de sombra no pudieron
desorientarte ni acallar tu voz.
Así los poderosos sentimientos
fueron justificados, las acciones,
discursos, la pasión inextinguible
no morirán… Tú vivirás con ellos.
Pondrás en la materia de tu oficio
esta vida final, soplo y sentido.
Humana fe entre la palabra inerte,
humana luz en la inmortal espera.
VUELTA SOBRE SÍ MISMA...
Vuelta sobre sí misma, la mirada humana
es, ay, tan sólo un triste desconcierto.
Nada sabemos, nunca conoceremos,
en el dolor presente o en el futuro ciego
sólo hay algo que es cierto, cierto, cierto:
los sueños han perdido la batalla.
Que las ansias mínimas, tanto
como las esperanzas principales,
sistemáticamente han sido arruinadas.
En el horizonte que nos queda igual faltan
la rosa pequeña y el sol grande.
LOS PÁJAROS VINIERON...
Los pájaros vinieron y desaparecían.
Regresan las palabras a su sueño remoto.
¿Quién habla de esperanza? Siento frío.
Sobre el dolor y aún más en la alegría,
-sobre estas rosas y en los ríos-
antes como después sobre la vida.
En el amor,
al comienzo, al final del desvarío.
El fruto de los árboles cesó.
En el humano vientre el fruto abunda.
El monte se levanta, se derrumba.
Sin sentido la tierra gira, gira.
Sigue la sombra tan profunda.
Alfonso Costafreda (nacido en Tárrega, provincia de Lérida en 1926 y fallecido en Ginebra, Suiza, en 1974) fue un poeta y traductor español.
Carrera
Costafreda llegó a Madrid a finales de la década de 1940, para estudiar Derecho. Es en esta época cuando comienza a escribir. En Madrid, entabló amistad con varios poetas de la llamada generación del 50, como Blas de Otero, y con Vicente Aleixandre. En 1948 se desplazó a Barcelona, donde trató con autores como Gil de Biedma, Carlos Barral, Jaime Ferran, Gabriel Ferrater y Josep Maria Castellet.
En 1943 se publica su primer poema, Selva de vida, en la revista Espadaña. En 1949 gana el premio Boscán con su obra Nuestra elegía.
Debido a su labor como funcionario y traductor de las Naciones Unidas tuvo que alejarse de España, lo que le confirió a su obra características particulares dentro de este grupo de poetas.
Se suicidó en Suiza en 1974, donde desde 1955 se encontraba trabajando para la OMS.
Obra
La obra de Costafreda se nota influenciada por poetas de la generación del 27, y algunos anteriores a esta generación, como Antonio Machado. Paralelamente, otros autores de los cuales se puede reconocer una marca en la obra de Costafreda son Vicente Aleixandre, T.S. Eliot y W.H. Auden, entre otros poetas europeos. Jaime Ferrán publica en 1981 un estudio sobre su obra en la editorial Jucar y en 1983 un poemario sobre su amistad con él, Libro de Alfonso. El tema de la muerte es esencial en la obra poética de Costafreda, un autor muy influido, como muchos otros escritores de esta época, por el Existencialismo del siglo XX.
También tradujo del catalán el libro Elegies de Bierville, de Carles Riba.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Algunos poemas de Alfonso Costafreda:
De Nuestra elegía, 1950:
HA MUERTO MI PADRE
Ha muerto mi padre.
Se repite su ausencia cada día
en el hogar vacío.
.............................Yo pregunto,
y además de la ausencia y además
de perder los caminos de esta tierra,
¿qué es la muerte?
Yo te pregunto, padre, ¿qué es la muerte?
¿Has hallado la paz que merecías?
¿Encontraste cobijo en nueva casa
o vas errante, y sufres bajo el frío
del invierno más grande, del total
desamor?
Yo te pregunto, padre, si son algo
los muertos, o si la muerte es sólo
una inmensa palabra que comprende
todo lo que no existe.
DESDE PEQUEÑO SOÑÉ...
Desde pequeño soñé
.................................ser el poeta
que explicase a los niños la historia de los pájaros;
cómo en ellos se apasiona la vida,
se adelgaza, se cumple,
y en los cielos, ella misma se canta.
De Compañera de hoy, 1966:
COMPAÑERA DE HOY
Compañera de hoy, no quiero
otra verdad que la tuya, vivir
donde crezcan tus ojos,
dando tu luz, tu cauce
a lo que veo y siento…
Deshacer ese ovillo
oscuro del temor,
encontrar lo perdido,
quebrar la voz del sueño…
Y lenta, lentamente
aprender a vivir,
de nuevo, de nuevo,
como en una mañana
cargada de riqueza.
LOS LÍMITES
Pienso en mis límites,
límites que separan
el poema que hago
del que no puedo hacer,
el poema que escribo
del que nunca podré escribir.
Límites también, en consecuencia,
de lo que amo
y de lo que nunca podré amar.
Límites de lo que quisiera decir
o ver o tener.
......................Palabras que daría
para descubrir, palabras para ayudar.
Límites del amor, palabras
insuficientemente valiosas,
en un desierto inacabable.
TE DIERON VIDA
Te dieron vida y ahora vives
aun más allá de sus deseos.
Les fuiste una quimera necesaria
y te apoderas de tus dueños.
Y no diremos que no existes
aunque tenaces te neguemos:
si son en el desierto de su vida
sólo espejismos tus soñados reinos,
en nuestra mente estás, estás, acaso
más que nosotros eres cierto.
CONTEMPLO...
Contemplo
el monte frío,
la lenta paz,
la cumbre…
Mas volvería
a andar
el mismo camino,
a amar la misma tierra
honda y desposeída,
apasionadamente
la misma incertidumbre.
EL SILENCIO
No puedo hablar; aunque quisiera
no puedo hablar con alegría.
¿Qué he de decir? Ni tan siquiera
presentar puedo una página limpia.
No puedo hablar, sólo tinieblas crecieran
sobre la hierba maldita.
He de callar, pero yo diera
mi vida.
YA SUCUMBIERON LOS MEJORES
Ya sucumbieron los mejores. Otros
siguen viviendo y viven en peligro.
Han inclinado la bandera muchos:
tanto que señalarlos no consigo.
¿Y ahora qué nos resta, qué salvamos?
Nuestra luz derrumbada, nuestra casa
sometida al dolor y al enemigo.
EL MAR
Nacer... morir... nada preguntes.
Son simplemente dos sucesos.
En medio un mar tempestuoso.
Y esto es lo que sabemos.
En medio un mar, sobre sus olas
confiadamente naveguemos
dejándonos llevar, dejándonos
llevar... Nuestras pasiones son sus vientos.
Aunque de pronto se desaten
poderes que no conocemos,
y nuestra soledad se pueble
de promontorios de misterio,
siga la nave su camino
real contra lo incierto,
siga la vida, siga, marche
terco su rumbo contra el pensamiento.
RÍO SENA
Bajo los puentes de París he visto
correr tranquila el agua,
doblarse su cintura mansamente
hacia la calma.
Ya todas las melancolías
muy tercamente la memoria
sobre mi corazón las abalanza.
Nada tendré.
.....................De todo lo soñado
sólo nos queda el ansia.
Viento sin fin, ay, nuestra vida.
Vértigo que empezó
y nunca acaba.
Bajo esta puente de París transcurren,
sin viento ni extravío,
lentas, conscientes, hacia el mar
las aguas.
EL ÁRBOL
El árbol
ha puesto aquí su luz,
su larga mano ardiente.
Me acerco para ver,
para mirar despacio,
para tocar
las ramas encendidas.
La noche, nadie sabe
qué poder, qué aliento tendrá,
pero me acerco más y más,
hasta sentir el crecimiento del árbol.
TODO LO QUE TEMEMOS
No sé de dónde vienen
tu risa, tu alegría,
en qué instante aprendiste
a mirar frente a frente
todo lo que tememos.
A mirarlo en los ojos
como si nada hubiera
que temer
y tu mirada
hubiese descubierto
entre tanto desorden
un principio de luz.
Como si tú estuvieras
al borde del misterio
y nada sorprendiera
tu fe
y nos hablaras
no de lo que estás viendo,
sino de lo que sientes
venir
y entiendes tan fácilmente…
Así entonces separas
del terror su envoltura
diaria
y tu mano
traza en la oscuridad
un camino seguro.
COMO UNA CASA...
Como una casa grande y despoblada
se me ha llenado el corazón de frío.
La alegría y los sueños, la esperanza,
con las primeras hojas ya se han ido.
Acaso ha de volver la primavera,
no llegará su tiempo para el mío.
Y SI ALGÚN DÍA...
Y si algún día el aire viene bueno
y todo se ilumina,
nada cabe esperar.
El propio corazón rehúsa el vuelo.
El dolor pesa más que la alegría.
PARA ESCRIBIR
Para escribir marchaste día a día
junto al rumor, junto al continuo mar.
Promontorios de sombra no pudieron
desorientarte ni acallar tu voz.
Así los poderosos sentimientos
fueron justificados, las acciones,
discursos, la pasión inextinguible
no morirán… Tú vivirás con ellos.
Pondrás en la materia de tu oficio
esta vida final, soplo y sentido.
Humana fe entre la palabra inerte,
humana luz en la inmortal espera.
VUELTA SOBRE SÍ MISMA...
Vuelta sobre sí misma, la mirada humana
es, ay, tan sólo un triste desconcierto.
Nada sabemos, nunca conoceremos,
en el dolor presente o en el futuro ciego
sólo hay algo que es cierto, cierto, cierto:
los sueños han perdido la batalla.
Que las ansias mínimas, tanto
como las esperanzas principales,
sistemáticamente han sido arruinadas.
En el horizonte que nos queda igual faltan
la rosa pequeña y el sol grande.
LOS PÁJAROS VINIERON...
Los pájaros vinieron y desaparecían.
Regresan las palabras a su sueño remoto.
¿Quién habla de esperanza? Siento frío.
Sobre el dolor y aún más en la alegría,
-sobre estas rosas y en los ríos-
antes como después sobre la vida.
En el amor,
al comienzo, al final del desvarío.
El fruto de los árboles cesó.
En el humano vientre el fruto abunda.
El monte se levanta, se derrumba.
Sin sentido la tierra gira, gira.
Sigue la sombra tan profunda.
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