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Akiko Yosano (Sakai, Osaka, 7 de diciembre de 1878 - Tokio, 29 de mayo de 1942) fue una escritora y poeta japonesa, cuya carrera fue desarrollada entre la era Meiji y la era Taishō. Su nombre de nacimiento era Shō Hō (鳳 志よう Hō Shō?). Yosano también se destacó como pionera en el feminismo, el pacifismo y la reformista social. Se le considera como una de las más famosas y controvertidas poetisas de la literatura moderna de Japón.
Vida y carrera
Yosano nació el 7 de diciembre de 1878 en Sakai, cerca de la ciudad de Osaka, en el seno de una próspera familia mercantil. Desde los once años pasó a ser el miembro de la familia responsable de dirigir el negocio familiar, el cual producía y vendía yōkan, un postre a base de gelatina hecho con anko, agar-agar y azúcar. Desde una edad temprana, Yosano disfrutaba de leer obras que sacaba de la extensa biblioteca de su padre. Durante la escuela secundaria, se subscribió en la revista de poesía Myōjō (cuya traducción sería estrella brillante), de la cual también se convirtió en una destacada colaboradora. El editor de Myōjō y futuro esposo de Yosano, Tekkan Yosano, le enseñó a componer poesía tanka.
A pesar de que Tekkan ya tenía una esposa, él y Akiko se enamoraron y este decidió divorciarse de ella. Los dos poetas comenzaron una nueva vida juntos en un suburbio de Tokio y se casaron en 1901. Yosano dio a luz a un total de trece hijos, de los cuales once llegaron a la edad adulta. El político japonés Kaoru Yosano es uno de sus nietos.
Desempeñó un papel preponderante en el mundo literario de la época e introdujo la antigua tanka en el mundo poético moderno, así como el uso de palabras chinas en la poesía japonesa. Su Midare-gami se publicó en 1901, cantos de amor ilimitado e incondicional por su marido. Al mismo tiempo escribía ensayos contra la opresión y en defensa de los derechos de la mujer japonesa. Yosano Akiko falleció a causa de una apoplejía, en plena Segunda Guerra Mundial, por lo que la noticia de su muerte pasó desapercibida. En las décadas siguiente su obra fue olvidada por los lectores y los críticos, pero en años recientes su figura y estilo fueron tomando nueva notoriedad.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
Quince tankas y tres poemas de AkikoYosano:
murmullos amorosos
tras la cortina de la noche
constelada de estrellas;
lejos del mundo y de la gente,
me arreglo el pelo desordenado
*
nadie ignora que el blanco
distingue a la camelia y al ciruelo,
pero este color melocotón
que enciende mis mejillas
no habla de pecado...
*
mientras me baño
en el fondo del agua,
igual que un lirio en flor...
¡qué hermosos, oh, qué hermosos,
mis veinte veranos!
*
aquí y ahora,
cuando me paro a recordar
mi pasión, me parece
que yo era como un ciego
que no teme la oscuridad
*
sin sombrero de paja
emprendo un viaje de doscientos ris,
ansiosa por dejar
sobre tu muro blanco
un poema de amor
*
sosteniendo mis pechos
entre las manos, silenciosamente,
descorro el velo del misterio:
¡aquí hay flores
de un intenso color escarlata!
*
libre de amor,
al despertarme, veo
sobre el campo infinito
un arroyo sin nombre,
¡qué hermoso es elverano!
*
en la baranda,
apoyada en su pecho,
mirando el agua del estanque:
joven melancolía
larga como la manga del kimono
*
sin hablar del camino,
sin pensar en el futuro
ni en la reputación,
solo amados y amantes,
tú y yo mirándonos
*
"la primavera es corta,
¿quieres sentir su eternidad", le dije
y, tomando sus manos,
las hundí entre mis pechos
rebosantes de vida...
*
como castigo
por sus muchos pecados,
aquí estoy, ante el hombre,
con esta suave y fresca piel,
con este largo pelo negro...
*
medio vestida
con una leve seda
de color rojo pálido...
no penséis mal: decidles
que está gozando de la luna...
*
alba violeta
de mi mundo de amor,
fragancia entre mis manos,
la brisa perfumada
recorriendo mi espalda
*
hay un mar en mi pecho
que incluso para mí es desconocido;
en una de sus rocas
se vienen a estrellar todos los barcos
y son vanas mis lágrimas
*
poemas del amado
que me canto a mí misma
en este anochecer
sobre la fría columna
¡lluvia de otoño!
EL DÍA EN QUE SE MUEVAN LAS MONTAÑAS
El día en que se muevan las montañas,
el día en que se muevan las montañas, está aquí.
Por mucho que lo diga, la gente no me cree.
Durante mucho tiempo, las montañas estuvieron dormidas.
Hace tiempo, bullían, ardiendo en llamaradas.
Aunque hayáis olvidado,
debéis creerme todos:
y todas las mujeres que seguían dormidas,
se van a despertar y se van a mover.
PRIMEROS DOLORES DE PARTO
Me siento enferma,
mi cuerpo sufre, siente los dolores.
Abro los ojos en silencio,
estoy postrada sobre la camilla de la sala de parto.
¿Por qué yo -tantas veces,
a punto de morir-
tiemblo aterrorizada, dolorida,
sangrando, dando gritos?
Quiere tranquilizarme un joven médico,
y me habla del milagro, del gozo que supone dar a luz,
pero yo sé qué es esto mucho mejor que él,
¡ah, qué fácil parece ponerse en situación!
Una cosa es saber, y otra, la realidad.
La experiencia ya es algo que pasó.
Callaos, por favor, no digáis nada,
manteneos al margen, como meros espectadores.
Estoy completamente sola,
en el cielo, en la tierra,
con mis labios inmóviles y apretando los dientes.
Espero mi destino inevitable.
Es la única verdad.
Debo traer un niño al mundo, dar a luz.
Deben abrirse mis entrañas
y no tengo derecho a decir "sí" o "no".
Con las primeras contracciones,
hasta el sol palidece,
y el mundo entero, frío, indiferente,
entra en extraña calma... Y estoy sola.
¡NO DEBES MORIR!
(Lamento por mi hermano Soshichi,
en el asedio de Port-Arthur)
Joven hermano mío, por ti lloro,
te lo suplico: ¡por favor, no mueras!
Eres el más pequeño, el más mimado,
nuestros padres te aman con locura.
¿Acaso te enseñaron nuestros padres
a menajar un arma o a matar?
En veinticuatro años, ¿te enseñaron
a matar a los otros o a morir?
Tú debes suceder a nuestro padre
y ostentar con orgullo su negocio,
este viejo comercio de Sakai...
¡Te ruego, hermano mío, que no mueras!
¿Qué te importa que caiga o que no caiga
la fortaleza de Port-Arthur, dime?
¿No sabes que matar no es una norma
de esta casa de nobles comerciantes?
¡Te ruego, hermano mío, que no mueras!
¿Cómo podría nuestro Emperador
entrar personalmente en la batalla?
Él no puede hacer eso, y si fuera
tan verdaderamente compasivo,
¿cómo podría pensar que es un honor
matar a otras personas, que hay alguna
dignidad en morir como las bestias?
¡Hermano mío, no mueras en combate!
Mamá sobrevivió el último otoño,
llorando la tragedia de la muerte
de nuestro padre, y además de hacerse
cargo de la familia, ha soportado
tu alistamiento. Y aunque todos hablan
de la paz imperial, lo cierto es
que el pelo de mamá se ha vuelto blanco.
Tras la cortina llora, cabizbaja,
tu esposa joven, frágil... ¿La olvidaste
o aún te acuerdas de ella? No han pasado
más que diez meses desde vuestra boda...
¿Cómo se sentirá su corazón?
Ella no tiene a nadie en este mundo.
¿En quién podrá apoyarse sino en ti?
¡Te ruego, hermano mío, que no mueras!
AKIKO YOSANO, Poeta de la pasión. Antología poética, Hiperión, 2007, en traducción de José María Bermejo y Teresa Herrero.
Akiko Yosano (Sakai, Osaka, 7 de diciembre de 1878 - Tokio, 29 de mayo de 1942) fue una escritora y poeta japonesa, cuya carrera fue desarrollada entre la era Meiji y la era Taishō. Su nombre de nacimiento era Shō Hō (鳳 志よう Hō Shō?). Yosano también se destacó como pionera en el feminismo, el pacifismo y la reformista social. Se le considera como una de las más famosas y controvertidas poetisas de la literatura moderna de Japón.
Vida y carrera
Yosano nació el 7 de diciembre de 1878 en Sakai, cerca de la ciudad de Osaka, en el seno de una próspera familia mercantil. Desde los once años pasó a ser el miembro de la familia responsable de dirigir el negocio familiar, el cual producía y vendía yōkan, un postre a base de gelatina hecho con anko, agar-agar y azúcar. Desde una edad temprana, Yosano disfrutaba de leer obras que sacaba de la extensa biblioteca de su padre. Durante la escuela secundaria, se subscribió en la revista de poesía Myōjō (cuya traducción sería estrella brillante), de la cual también se convirtió en una destacada colaboradora. El editor de Myōjō y futuro esposo de Yosano, Tekkan Yosano, le enseñó a componer poesía tanka.
A pesar de que Tekkan ya tenía una esposa, él y Akiko se enamoraron y este decidió divorciarse de ella. Los dos poetas comenzaron una nueva vida juntos en un suburbio de Tokio y se casaron en 1901. Yosano dio a luz a un total de trece hijos, de los cuales once llegaron a la edad adulta. El político japonés Kaoru Yosano es uno de sus nietos.
Desempeñó un papel preponderante en el mundo literario de la época e introdujo la antigua tanka en el mundo poético moderno, así como el uso de palabras chinas en la poesía japonesa. Su Midare-gami se publicó en 1901, cantos de amor ilimitado e incondicional por su marido. Al mismo tiempo escribía ensayos contra la opresión y en defensa de los derechos de la mujer japonesa. Yosano Akiko falleció a causa de una apoplejía, en plena Segunda Guerra Mundial, por lo que la noticia de su muerte pasó desapercibida. En las décadas siguiente su obra fue olvidada por los lectores y los críticos, pero en años recientes su figura y estilo fueron tomando nueva notoriedad.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
Quince tankas y tres poemas de AkikoYosano:
murmullos amorosos
tras la cortina de la noche
constelada de estrellas;
lejos del mundo y de la gente,
me arreglo el pelo desordenado
*
nadie ignora que el blanco
distingue a la camelia y al ciruelo,
pero este color melocotón
que enciende mis mejillas
no habla de pecado...
*
mientras me baño
en el fondo del agua,
igual que un lirio en flor...
¡qué hermosos, oh, qué hermosos,
mis veinte veranos!
*
aquí y ahora,
cuando me paro a recordar
mi pasión, me parece
que yo era como un ciego
que no teme la oscuridad
*
sin sombrero de paja
emprendo un viaje de doscientos ris,
ansiosa por dejar
sobre tu muro blanco
un poema de amor
*
sosteniendo mis pechos
entre las manos, silenciosamente,
descorro el velo del misterio:
¡aquí hay flores
de un intenso color escarlata!
*
libre de amor,
al despertarme, veo
sobre el campo infinito
un arroyo sin nombre,
¡qué hermoso es elverano!
*
en la baranda,
apoyada en su pecho,
mirando el agua del estanque:
joven melancolía
larga como la manga del kimono
*
sin hablar del camino,
sin pensar en el futuro
ni en la reputación,
solo amados y amantes,
tú y yo mirándonos
*
"la primavera es corta,
¿quieres sentir su eternidad", le dije
y, tomando sus manos,
las hundí entre mis pechos
rebosantes de vida...
*
como castigo
por sus muchos pecados,
aquí estoy, ante el hombre,
con esta suave y fresca piel,
con este largo pelo negro...
*
medio vestida
con una leve seda
de color rojo pálido...
no penséis mal: decidles
que está gozando de la luna...
*
alba violeta
de mi mundo de amor,
fragancia entre mis manos,
la brisa perfumada
recorriendo mi espalda
*
hay un mar en mi pecho
que incluso para mí es desconocido;
en una de sus rocas
se vienen a estrellar todos los barcos
y son vanas mis lágrimas
*
poemas del amado
que me canto a mí misma
en este anochecer
sobre la fría columna
¡lluvia de otoño!
EL DÍA EN QUE SE MUEVAN LAS MONTAÑAS
El día en que se muevan las montañas,
el día en que se muevan las montañas, está aquí.
Por mucho que lo diga, la gente no me cree.
Durante mucho tiempo, las montañas estuvieron dormidas.
Hace tiempo, bullían, ardiendo en llamaradas.
Aunque hayáis olvidado,
debéis creerme todos:
y todas las mujeres que seguían dormidas,
se van a despertar y se van a mover.
PRIMEROS DOLORES DE PARTO
Me siento enferma,
mi cuerpo sufre, siente los dolores.
Abro los ojos en silencio,
estoy postrada sobre la camilla de la sala de parto.
¿Por qué yo -tantas veces,
a punto de morir-
tiemblo aterrorizada, dolorida,
sangrando, dando gritos?
Quiere tranquilizarme un joven médico,
y me habla del milagro, del gozo que supone dar a luz,
pero yo sé qué es esto mucho mejor que él,
¡ah, qué fácil parece ponerse en situación!
Una cosa es saber, y otra, la realidad.
La experiencia ya es algo que pasó.
Callaos, por favor, no digáis nada,
manteneos al margen, como meros espectadores.
Estoy completamente sola,
en el cielo, en la tierra,
con mis labios inmóviles y apretando los dientes.
Espero mi destino inevitable.
Es la única verdad.
Debo traer un niño al mundo, dar a luz.
Deben abrirse mis entrañas
y no tengo derecho a decir "sí" o "no".
Con las primeras contracciones,
hasta el sol palidece,
y el mundo entero, frío, indiferente,
entra en extraña calma... Y estoy sola.
¡NO DEBES MORIR!
(Lamento por mi hermano Soshichi,
en el asedio de Port-Arthur)
Joven hermano mío, por ti lloro,
te lo suplico: ¡por favor, no mueras!
Eres el más pequeño, el más mimado,
nuestros padres te aman con locura.
¿Acaso te enseñaron nuestros padres
a menajar un arma o a matar?
En veinticuatro años, ¿te enseñaron
a matar a los otros o a morir?
Tú debes suceder a nuestro padre
y ostentar con orgullo su negocio,
este viejo comercio de Sakai...
¡Te ruego, hermano mío, que no mueras!
¿Qué te importa que caiga o que no caiga
la fortaleza de Port-Arthur, dime?
¿No sabes que matar no es una norma
de esta casa de nobles comerciantes?
¡Te ruego, hermano mío, que no mueras!
¿Cómo podría nuestro Emperador
entrar personalmente en la batalla?
Él no puede hacer eso, y si fuera
tan verdaderamente compasivo,
¿cómo podría pensar que es un honor
matar a otras personas, que hay alguna
dignidad en morir como las bestias?
¡Hermano mío, no mueras en combate!
Mamá sobrevivió el último otoño,
llorando la tragedia de la muerte
de nuestro padre, y además de hacerse
cargo de la familia, ha soportado
tu alistamiento. Y aunque todos hablan
de la paz imperial, lo cierto es
que el pelo de mamá se ha vuelto blanco.
Tras la cortina llora, cabizbaja,
tu esposa joven, frágil... ¿La olvidaste
o aún te acuerdas de ella? No han pasado
más que diez meses desde vuestra boda...
¿Cómo se sentirá su corazón?
Ella no tiene a nadie en este mundo.
¿En quién podrá apoyarse sino en ti?
¡Te ruego, hermano mío, que no mueras!
AKIKO YOSANO, Poeta de la pasión. Antología poética, Hiperión, 2007, en traducción de José María Bermejo y Teresa Herrero.
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