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    Robert Walser (1878-1956) Empty Robert Walser (1878-1956)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 21 Ene 2013, 08:32

    Robert Walser

    Robert Walser fue un escritor suizo. Su hermano, Karl Walser, fue un conocido pintor. Fue autor de una no demasiado extensa obra con tintes autobiográficos y caracterizada por un estilo que le es propio e inconfundible.
    Fecha de nacimiento: 15 de abril de 1878, Biel/Bienne
    Fecha de la muerte: 25 de diciembre de 1956, Herisau



    POEMAS:

    (versiones de Juan de Solà Llovet)



    POESÍA Y NOVIA


    Un poeta le dijo a su novia:
    "Ya sabes que soy un genio
    y que por eso no puedo evitar
    vivir al día cual inútil.
    Es lo que hacían todos
    quienes se sentían llamados a algo superior.
    Los de mi linaje no nos resignamos a
    ser aplicados y trabajadores,
    es algo que dejamos para los burgueses".
    Acto seguido, la muchacha respondió:
    "¿Acaso te crees más que el resto?
    Deberías avergonzarte de un orgullo tan descarado.

    Si eres un verdadero poeta,
    léeme lo que has escrito.
    El cuento del Nonosresignamos
    mejor se lo cuentas a otra.
    ¡La arrogancia y las osadas frases hechas
    no bastan para hacer un poeta!".
    El le mostró su último
    poema y dijo: "He tardado cuatro semanas
    en escribirlo". "¿Qué?", exclamó ella. "¿Cuatro semanas?"
    Lo leyó, y cuando hubo terminado,
    se rió en su cara y le tiró
    el poema a los pies.

    "Estos versos son horribles,
    y el que los haya compuesto
    que se quite ahora mismo de mi vista".
    El poeta estaba derrotado,
    se pasó la mano por el cabello
    y dijo: "No te lo tomes así",
    y le dio un beso y recogió
    el poema, se buscó un buen
    oficio y se convirtió en un hombre honrado,
    y ambos fueron muy felices
    y se amaron, tuvieron hijos
    y no hicieron nada que no fuera sensato.



    EL ESCRITOR


    El escritor escribe sobre lo qye siente, oye y ve, o sobre lo que se le ocurre. Tiene por lo general muchas ideas nimias que no puede en absoluto utilizar, hecho que a menudo lo desespera. Por otra parte, a veces, tiene infinidad de ideas útiles en la cabeza, pero ocurre que deja su propio capital inactivo porque, o bien no lo encuentra, o bien no tiene cerca a nadie con buenas intenciones que le llame desinteresadamente la atención sobre las riquezas que aún no ha descubierto.

    Un buen día, a los periodistas conspicuos se les puede ocurrir animar a uno de estos escritores a que les mande, cuando crea oportuno, una prueba de su arte. En este caso el escritor se sentirá feliz sobremanera, tendrá motivos suficientes para no caber en sí de la alegría, y enseguida se dispondrá a satisfacer con la mayor escrupulosidad posible los deseos que han llamado a su puerta. A tal efecto, se pone en primer lugar la mano en la frente, se coge de los pelos, que suele tener a manta, se pasa el dedo índice ligeramente por la nariz, se la agarra quizás un poquito, se muerde los labios, pone a la vez cara de determinación y de frialdad e indiferencia, limpia la pluma, se sienta en la silla como es debido, frente al antiguo escritorio, suspira y se pone a escribir.

    La vida de un escritor como Dios manda tiene siempre sus dos caras: el lado oscuro o los aspectos negativos de la vida, y el lado visible o los aspectos favorables; dos escenarios: un lugar en el que sentarse y otro en el que estar de pie; dos clases: una de primera y otra insípida de cuarta. El supuestamente alegre oficio de escritor puede ser muy penoso, en ocasiones muy aburrido, muchas veces incluso peligroso. El hambre y el frío, la sed y la estrechez, las humedades y la sequía han sido siempre, en todas las épocas históricas y de la cultura, fenómenos conocidos en la variada vida de los "héroes de la pluma", y lo seguirán siendo también probablemente en el futuro. Pero no menos sabido es que hay escritores que han ganado fortunas, construido villas palaciegas en las inmediaciones de  algún lago y vivido rebosando buen humor.

    El escritor como Dios manda es alguien que está al acecho, un cazador, alguien armado con escopeta, que busca y encuentra, una especie, en definitiva, de Ojo de Halcón que vive permanentemente a la caza. Acecha los acontecimientos, persigue las rarezas del mundo, busca lo extraordinario y verdadero, y aguza los oídos cuando cree oír el ruido que anuncia la llegada no precisamente de caballos indios al galope, sino de nuevas sensaciones. Está siempre a punto, siempre dispuesto a atacar por sorpresa. Si llega paseando una belleza inocente y desprevenida, vestida a poder ser como una campesina, el escritor sale de su escondrijo y atraviesa el corazón de la dama, que había salido a pasear sola, con su afilada pluma, impregnada del terrible veneno que es el don de la observación.

    No obstante, por lo general entiende también de cosas feas y espantosas y no se arredra ante el delito típicamente infantil de escribir y componer versos, motivo por el que en rigor se ganó, como es sabido hoy mejor que nunca, unos años de reclusión en un correccional. En todo momento y a la mínima ocasión ha metido su ávida nariz en todo cuanto ha podido, y lo cierto es que no deja de husmear. En eso, precisamente en eso, suele decirse, consiste la noble tarea del escritor aplicado y concienzudo. Siempre tiene abiertas las hojas de la ventana de su nariz, él husmea, olisquea y olfatea y se cree con el deber de desarrollar la sensibilidad de su buen olfato hasta la más aguda perfección.

    Un escritor no lo sabe todo -sólo los dioses, como se sabe, lo saben todo-, pero de todo sabe algo, e intuye cosas que ni su majestad el káiser, desde sus alturas, es capaz de vislumbrar. Llegó al mundo con una guía que le indica en todo momento la dirección que debe seguir en sus pensamientos para advertir lo sospechoso y lo casi inconcebible. Se ocupa de todo cuanto hay de interesante y digno de ser aprendido en el mundo, y alberga el firme convencimiento de que es provechoso para él y los demás. Si experimenta, por pequeño que sea, un enriquecimiento interior, se siente obligado a verter al papel este incremenmto, este plus, sin la menor dilación: no espera ni tres horas. Me gusta su manera de proceder. Indica que es un hombre que busca el bien a toda costa, un hombre al que le parece inicuo ir acumulando experiencias sin compartir algunas con el resto de los mortales. Es, por consiguiente, lo contrario de un avaro que lo guarda todo para sí.

    ¿Qué hombre, en este siglo de hedonismo y arribismo, se siente servidor de la humanidad, solícito amigo de los pobres, si no el escritor? Tiene motivos, pues siente que, desde el momento en que sólo pensara en su propio y único provecho, se acabaría su vena creadora. Hay un no sé qué misterioso que lo envuelve siempre y lo obliga a ser altruista. Se sacrifica, pues ¿para qué vivir si no? Cuando los otros se ríen porque a él se le llenan los ojos de unas lágrimas claras y hermosas, permanece, humilde, en la penumbra, preocupado con la tarea que le susurra al oído: estudia esta alegría, retén en la memoria el sonido de este contento, para que luego, al llegar a casa, puedas describirla y retratarla con palabras.

    Al escritor se lo suele tildar en vida de personaje ridículo; sea como fuere, es siempre una sombra, está siempre aparte, ajeno al inefable placer de estar en el meollo, placer del cual disfruta el resto de la gente; sólo es importante cuando escribe sin descanso, es decir, a escondidas. Así era, poco más o menos, la escuela en que, entre humillaciones y privaciones de toda clase, aprendió el ejercicio de la modestia. En las relaciones con las mujeres, por ejemplo: hay que ver cómo el escritor, aunque ambiciona mucho y se conmueve por la causa a cuyo servicio está, se ve obligado a recatarse hasta el punto de, a menudo, resultar vergonzoso para su reputación como hombre y ser humano.

    Ahora empiezo a comprender por qué la gente no vacila en llamar al escritor un "héroe de la pluma". Es un apelativo trivial, pero verdadero. Todo lo vive para sus adentros, es carretillero, restaurador y camorrista, cantante, zapatero y dama de salón, mendigo, general, aprendiz de banca y bailarina, madre, hijo, padre, estafador, amante y creador. Él es el claro de luna y el murmullo de la fuente, la lluvia y el calor de las calles, la playa y el barco de vela. Es quien pasa hambre y quien se empacha, el fanfarrón y el predicador, el viento y el dinero. Es la moneda de oro sobre el contador cuando escribe: "y ella (una condesa polaca) cuenta el dinero". Es el rubor en las mejillas de la mujer a la que siente que ama, el odio del mezquino rencoroso; en suma, él es y debe serlo todo. Para él existe una sola religión, un solo sentimiento, una sola manera de concebir el mundo: refugiarse cual amante, con cuidado, en la forma de pensar, en los sentimientos y en la religión de otras personas, si no de todas. Se olvida a sí mismo cada vez que escribe la primera palabra, y cuando ha dado forma a la primera frase no quiere saber nada de sí. Supongo que todo eso habla a su favor...


    Última edición por Pedro Casas Serra el Jue 02 Jun 2022, 13:35, editado 1 vez
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    Mensaje por Mauricio Rey Lun 21 Ene 2013, 09:36

    Encantado de leer a Walser.
    Saludo enorme Pedro.
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    Robert Walser (1878-1956) Empty Re: Robert Walser (1878-1956)

    Mensaje por cecilia gargantini Lun 21 Ene 2013, 15:53

    Muy bueno esto también, querido Pedro!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Muchas muchas gracias!!!!!!!
    Besitossssssssssss
    Pedro Casas Serra
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    Robert Walser (1878-1956) Empty Re: Robert Walser (1878-1956)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 22 Ene 2013, 13:55

    Mauricio, Cecilia: Celebro que os haya gustado. Os dejo dos trabajos más de Walser.

    Un abrazo.
    Pedro


    ........



    EL BAÑO


    Se suele ser de la opinión
    que bañarse no sólo es sano
    sino también muy placentero.
    Si digo que bañarse no es dañino,
    puede ser que más de uno
    me otorgue la razón de mil amores.
    Creo que la gente se ha bañado
    desde siempre con empeño,
    por ejemplo los romanos,
    que en la construcción
    de baños y piscinas
    demostraron ser maestros.
    También los egipcios y los griegos,
    y los viejos mexicanos
    veneraron la alegría de los baños.
    Si no quisiera sostener
    lo que acabo de afirmar,
    lo daría por lo menos por supuesto.
    Se acercan buenos días para el baño,
    sobre todo en verano, cuando
    urge refrescarse.
    Gobernó una vez un archiduque
    en la tierra cuyo nombre
    es también el del poema.
    Puede el baño combinarse sin problema
    por un lado con el remo,
    por el otro con la pesca.
    Si te bañas con mujer e hijos,
    la cosa tiene un
    aire familiar.
    Los grabados nos demuestran
    que también en la Edad Media
    se apreciaba lo del baño.
    Claro está que quien se baña
    se acicala como debe
    y no despierta así el disgusto.
    ¿Quién que sea un poco serio
    sería capaz de mostrarse
    desnudo ante sus iguales?
    Eso lo hacen los isleños
    que no tienen la influencia
    del sentido del decoro.
    Los europeos, que están
    a la cabeza de la cultura,
    no hacen nunca tales cosas.
    Cierto que la desnudez
    es en sí algo estupendo,
    aunque no hay que exagerar.
    Imagina, si la gente
    pudiera permitirse de todo,
    la de cosas que verías.
    Que la palabra "baño"
    rima con la quisquillosa "paño",
    lo advertí no sin asombro,
    y a fe que es algo propio
    de la gracia y el encanto
    de nuestra lengua alemana.
    Uno puede darse un baño
    a cualquier hora, aunque no estación del año,
    no al menos a la intemperie.
    Quien pueda aun en diciembre
    practicar este deporte
    está evidentemente muy mal de la cabeza.
    Los que tienen miedo al agua
    siguen sin tener
    muchas ganas de bañarse.
    Zambullirse en el caro,
    frío y húmedo elemento
    es de suyo una delicia.
    Después de disfrutar de un baño
    me siento sumamente animado
    en el cuerpo y en el alma;
    vuelvo a ser mucho más joven,
    ágil, rápido y veloz,
    por lo tanto poderoso
    en cierto modo. Mucho más
    sobre el baño les diría,
    si de perder no acabara
    el hilo que me guiaba,
    y que a decir adiós me obliga.



    LA HABITACIÓN DEL POETA


    A decir verdad, actualmente vivo en un cuarto de baño. El aire es húmedo, pero no importa, porque me gustan los ambientes húmedos y frescos. La habitación es relativamente baja, pero he vivido en habitaciones aún más bajas. El polvo se acumula a porrillo sobre los muebles. Pero con el polvo me pasa lo siguiente: me gusta respirar el aire polvoriento. El aire sucio contiene una cierta magia romántica.

    Mi amiga, la separada, divorciada y desgraciada Frau von Ligerz vive aún con más estrecheces que yo. Lo hace con muchísimas menos comodidades, aunque antiguamente llegó a nadar en la abundancia. Vivió como una princesa en su trono, y ahora, igual que una esclava sin esperanza, se dedica a traducir. ¡Traduce novelas! Su propia vida es una novela. Aunque ella es demasiado exquisita para escribirla.

    La vida de una persona cualquiera es una hermosa y extensa novela: la mía, por ejemplo. Por las noches, sentado en mi habitación junto a la lámpara, me siento como un auténtico personaje de novela: "Y entonces apagó la luz y se acostó". Mi cama es un somier plegable, viejo, húmedo y duro, que me costó trabajo conseguir. Pero en él duermo con una suerte de alegría. Me lo prestó una jornalera. Yo le di para su hijo un par de botas que no puedo ponerme porque me van grandes. Así es como uno da al otro lo que le sobra y recibe un trato recíproco.

    Oh, qué dulce, qué increíblemente hermosa es la miseria de los pobres que trabajan todos los días por un mendrugo de pan. Me alegra de todo corazón figurar entre el pueblo llano. Los arrabales de la ciudad son mi lugar de residencia preferido, y la gente pobre que sustrae de vez en cuando cualquier nimiedad con sus hábiles dedos son mis compañeros. Esta Emma, por ejemplo, que cada ocho días pone orden en mis aposentos de escritor.

    Mi estufa es una estufa de baño, calienta que es una maravilla. Menuda habitación tuve hasta hace poco, qué elegante y señorial: tenía el techo alto y las ventanas estrechas. Un conde no podría vivir con más distinción. Sin embargo, al final terminaron por echarme, aunque no importa. Es tan bonito poder soñar con la suntuosidad de antaño. Un par de paños, alfombras y mantas hacen que una habitación sea cálida. Vamos, que con eso tengo de sobra. ¿Acaso no brilla el amable sol lisonjera y prodigiosamente? Y por la noche, ¿quién es esa muchacha curiosa y agradable que me contempla a la antigua a través de la ventana? ¿Es la luna? Sí, es la buena y noble luna. ¿No debería estar contento? Sí, debería estar contento. Tengo la cabeza clara y el alma rodeada de esperanzas amables y de ojos azules. Nunca, nunca jamás querría una vida distinta de la que tengo. Ésta y no otra distinta. Ni un ápice.


    .
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    Mensaje por cecilia gargantini Miér 23 Ene 2013, 09:02

    Amigo Pedro, me resultaron tan interesantes estos dos textos; cómo puede desde la cotidianeidad decir tantas cosas...
    Un placer de lectura!!!!!!!!!!!
    Graciasssssssss por subirlos y besitossssssssss
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    Mensaje por Evangelina Valdez Miér 23 Ene 2013, 12:47

    Uy Pedro, pero qué cosas dice el poeta tan ocurrentes.
    -Pobre "poeta", tuvo que buscarse un trabajo honesto para poder vivir felices toda la vida jaaaa.
    -¡Qué "escritor"! "Un héroe de la pluma". ¡Genial!
    Me gustó.
    -"El Baño" uffff me dejó pensando, meditando y queriendo polemizar con el poeta, deja ver su "inclinación" demográfica cerebral (yo me entiendo)
    -¡Qué "habitación"! Que bien vive él ahí.
    Ocurrente, ahora veo por qué es "Sui Géneris" en su estilo.
    Gracias por compartirlo, te seguiré luego y te prometo traer traducciones de las "buenas" jajajajajaja
    Besos

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 27 Ene 2013, 16:04

    Gracias, Cecilia, Evangelina. Walser es sorprendente: a veces parece un filósofo, a veces un niño, y nunca sabes lo que realmente piensa.

    Traeré otros textos.

    Un abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por Evangelina Valdez Dom 27 Ene 2013, 17:05

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    "EL RETIRO"

    Tú ve allí, que allí todo
    es fácil, quiero decir que estando allí
    no necesitarás nada, y te sentirás bien contigo
    siempre. Todo lo mejor
    estará en y junto a ti, y todo alrededor
    será claro, y también tú serás clara,
    de tal modo que estarás eternamente
    satisfecha contigo y con el mundo,
    y de acuerdo con la vida.

    Allí la tierra es verde y marrón
    Y blanca como una alfombra, y si quisieras
    Flores, bien, creo que también allí florecen,
    Y que tampoco falta un cielo azul.
    Trinan los pájaros en las ramas,
    Y tienen mesas y sillas en todas partes
    para que puedas dibujar
    en una hoja de papel
    todo cuanto sientes,
    si es que te apetece
    semejante pasatiempo. Pero más te gustará
    descansar y entregarte al pensamiento
    y soñar y sentirte sólo bien.

    Tú ve. El lugar
    se encuentra fácil. Si quisieras,
    te podría acompañar;
    así podremos los dos
    alegrarnos de lo ameno
    y hartarnos de observar lo bello,
    sólo tienes que confiar en mí.
    Seguro que encontrarás sólo
    lo que quieres y que no pasará nada
    que no pueda hacernos felices.

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    "MIEDOS"

    He esperado saludos mucho tiempo,
    frases suaves, al menos un sonido.

    El miedo no es de voces o tañidos:
    penetrar, sólo la niebla penetran.

    Un secreto canto en acecho oscuro:
    alíviame, pena, el arduo viaje.

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    Mensaje por Evangelina Valdez Dom 27 Ene 2013, 17:27

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    "COMO SIEMPRE"

    La lámpara aún sigue ahí
    la mesa también sigue ahí
    y yo sigo en la habitación
    y mi Anhelo, ah,
    como siempre, aún suspira.
    Cobardía, ¿sigues ahí?
    y Mentira, ¿también tú?
    escucho un lejano sí:
    la infelicidad aún está ahí
    y en la habitación hoy,
    como siempre, estoy.

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    "DEJADEZ"

    Desde que me he abandonado al tiempo
    siento vivir algo en mí, tibia, maravillosa tranquilidad.
    Desde que bromeo sin parar con los días,
    con las horas, se acoplan mis quejas.

    Y he sido aliviado del lastre de mis culpas,
    que me dañan, a través de una palabra no florecida:
    tiempo es tiempo, que quiere trasnocharse,
    que siempre me encuentra como obediente
    ser humano, a mí, en el viejo sitio.

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    Mensaje por Evangelina Valdez Dom 27 Ene 2013, 17:45

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    "EN LA OFICINA"

    La luna desde fuera nos contempla,
    y me ve a mí,
    pobre criado distraído, bajo
    la estrecha mirada de mi patrón,
    cómo con timidez me rasco el cuello.

    No, nunca conocí rayos solares
    que una vida duraran,
    ni los conoceré. La carencia es mi sino;
    me agobia tener que rascarme el cuello
    bajo la mirada de mi patrón.

    Es la luna la herida de la noche,
    gotas de sangre, las estrellas todas.
    Como la dicha me queda muy lejos,
    me he vuelto comedido;
    es la luna la herida de la noche.

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    Mensaje por Evangelina Valdez Dom 27 Ene 2013, 17:55

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    "MÁS LEJOS"

    Quise quedarme quieto,
    y me empujaron más,
    pasé entre negros árboles,
    y bajo aquellos árboles,
    quise quedarme quieto,
    y me empujaron más,
    pasé por verdes prados,
    y junto a su verdor,
    quise quedarme quieto,
    y me empujaron más,
    pasé por casas pobres,
    y en una de estas casas
    quise quedarme quieto,
    quedarme un rato largo
    mirando su pobreza,
    y cómo asciende al cielo
    el humo de su lumbre.
    Dije esto y me reí,
    rió también el verde,
    y el humo humeante,
    y me empujaron más.

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    "DESENGAÑO"

    Un desengaño no se olvida nunca,
    como es inolvidable la gracia de la dicha.
    Recuerdo es la nostalgia,
    porque es tan infinita,
    que no se olvida nunca.

    *FUENTE: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
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    Robert Walser (1878-1956) Empty Re: Robert Walser (1878-1956)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 29 Ene 2013, 07:23

    Me han gustado mucho los poemas que has dejado de Walser, Evangelina. Es extraordinaria su humanidad, su sencillez, su modernidad. Gracias.

    Un abrazo.
    Pedro


    ....................


    EL INVIERNO

    Qué duro y crudo es el invierno,
    qué frío y áspero, aunque a la vez
    tenga sin duda también sus cosas buenas.
    Todos los árboles están pelados
    y desnudos y estiran sus ramas puntiagudas
    en el aire gris, y los abrigos y las gorras
    se revelan extraordinariamente útiles,
    y las narices enrojecen por el frío,
    y los brazos y manos de los niños
    pequeños se tornan morados, y los dedos
    casi se congelan, y el pañuelo
    se utiliza más que nunca.
    ¡Oh, cómo por doquier se ha helado todo
    por el frío y tintinea! Sí, sí, es amargo
    el invierno, pero tras él
    florece la esperanza de que no puede
    ser tan largo y de que algún
    día volverá la primavera y será
    todo más cálido y más agradable
    y más variado y más hermoso. Tú
    espera y amóldate y resígnate,
    pues con buena voluntad
    se soportan muchas cosas. Y es que es tan maravilloso
    aprender a superarse a sí mismo,
    y el invierno nos da pie;
    si todo a nuestro alrededor fuera
    siempre suave y tierno y agradable,
    estaríamos soñolientos
    y perezosos y pronto dejaríamos de pensar
    en cosas elevadas. ¡No olvides que debes
    tener alma y corazón! De todo
    lo bello, nuestro interior es
    lo más bello; deja que los bosques y los campos
    estén sin hojas, desolados, siempre y cuando no lo esté tu corazón.

    Rober Walser
    (traducción de Juan Solà Llovet)


    LA PROPINA

    Pero ¿qué he hecho? ¿Soy aún digno de escribir una prosa breve? ¿Habrá quien me considere poeta aún en un futuro? Lo dudo, porque acabo de aceptar una propina. ¿Reciben los autores regalías? Me explicaré. Esta mañana me hallaba sentado en un banco cuando se acercó una dama cargada con un paquete. Difícilmente podía mi talante gentil soportar esta visión. Los escritores deben hacer gala de su nombre. Por otro lado, los que llevan nombres conocidos bien pueden llevar los paquetes a las damas. ¿O no? Decídmelo, ¡por favor! Me levanté de un salto, corrí tras de quien salió corriendo, que no corría en absoluto: avanzaba a duras penas porque iba cargada. Si veo a alguien que va cargado tengo ganas de ayudar, de modo que le dije: "Disculpe, ¿puedo ayudarla?". Aceptó mi buena disposición. Llegados al lugar de destino, sacó el monedero y me puso una moneda en la mano. Lo hizo sin quitarse los guantes. Ante semejantes manos me enternezco, créanme. Bien hubiera podido decir que era inadmisible dar una propina a un poeta, por mucho que su fama, ciertamente, esté en declive. Dudé si cogerla, pero al final la acepté. "A sus pies, señora." ¿Y ahora qué? Sea como fuere, la señorita estaba satisfecha, consideró que era un galán, y eso tiene para mí más valor que si me hubiera considerado el escritor más grande. ¡Una sonrisa encantadora! Sin perder la calma, me quité el sombrero ante su persona.

    Rober Walser
    (traducción de Juan Solà Llovet)


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