Existe un tema sobre Poetas ucranianos vivos: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Sacado de la antología Un puñado de tierra. Poesía y pintura de Ucrania, traducción de Luis Gómez de Aranda y Olena Kérchenko, Reino de Cordelia, 2022.
LEVKÓ BOROVYKÓVSKIY (1806-1889):
CANCIÓN DE LAS SIRENAS
Ni queremos plata, ni queremos oro.
La danza y el canto - el único antojo.
Arenas, las ondas, doradas y blancas,
más brillan que el oro y más que la plata.
Como pececitos - jugando entre ondas,
como pajaríllos - cantamos las coplas.
Al fondo del Dniéper, y en nuestras moradas,
las damas del río, sirenas y hadas.
Pero nuestros lechos, de seda vestidos,
no albergan compaña, no tienen amigo.
Ven, joven cosaco, que en la noche clara
yo beso tus ojos castaños, tu cara.
1832
YEVGUÉN GREBINKA (1812-1848) [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] :
MELODÍA UCRANIANA
"No se puede, madre, querer a la fuerza,
muy mala ventura es casar para siempre,
vivir bajo un techo con quien no se quiere.
¡Mejor no casar que casar con pena!2.
"Me llegó la hora de buscar el lecho,
de cerrar los ojos. Cuando yo me vaya,
quedarás tú sola, de todos dejada.
¿Acaso no sabes los años que tengo?
¿Y qué vida, hija, la huérfana espera?
Sufrir mucha pena, desgracia y miseria.
Cual gime la tórtola, al verse perdida,
gemiré en la tumba yo bajo la tierra".
"No llore, paloma, mas borde los paños.
Con quien no se quiere el alma se ahoga.
¡Que estará contenta, aunque yo esté sola!
¡Avíe muy presto el ajuar bordado!
¡Avíe mantillas, pañuelos y mudas!".
Una madre llora, en el campo lejos,
de día, de noche: "¡Dios mío, qué he hecho!".
Una cruz clavada y abajo una tumba.
1840
MYKOLA KOSTOMÁROV (1817-1885) [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] :
RUISEÑOR
De verde este jardín, en primavera
de verde se ha vestido;
la tumba con el alba se despierta,
de verde se ha vestido.
Hermoso es escuchar cómo de noche,
el ave entre las flores canta y trina.
Su música desgrana suavemente.
¡Cordial es su silbido!
Mas luego van entrando en el bullicio
las voces de otros pájaros, confusas.
¿Quién puede distinguirlas? ¿Es que, acaso,
se cuentan las estrellas?
Un coro entre los sauces, ruiseñores,
cantando entre viburnos, sobre el chopo.
Al lado de la tumba, solitario,
un pájaro gorjea.
Posado en un abeto, suena el canto,
cual versos que escanciaran
amor y su alegría en corazones
henchidos de cariño.
Y el pájaro que trina suena a llanto
en humanas tragedias derramado.
Como gotas de lluvia sobre flores,
sus penas en el alma van cayendo.
Ahora gime y gorjea,
ahora silba y se calla...
Y el canto suena ahora a despedida
de la luz y del mundo.
Y vuela como vuela el pensamiento,
y llega a las estrellas. En sus notas
se esconde algún misterio, pero a nadie
inquieta esta respuesta.
Y canta la avecilla sin que nadie
escuche su canción.
Y nadie a aquel cantante le regala
una flor de su alma.
Solo una, entre todos, reconoce
la voz del ruiseñor.
Tan solo un corazón se desgarraba.
Cansada, llega el alba, entristecida.
La tumba solitaria, amaneciendo,
la hierba está aplastada; allí la joven
velara, larga noche. La mañana
transcurre triste y calma.
MARKIYÁN SHASHKÉVICH (1811-1843):
CANCIÓN DE PRIMAVERA
Así rogaba
la flor mocita,
vera temprana.
«¡Madre querida!
Que yo florezca
la más bonita.
Ser libre ahora,
toda alegría.
Como el sol clara,
como una estrella,
y todo el prado
me miraría».
«Hija, paloma,
tú eres mi pena.
¡Ay! Mi tesoro
que el viento hiela,
silba la helada,
y en la tormenta,
pierde sus hojas
toda belleza.
Pronto marchitas,
todas las frentes,
luego se inclinan.
Y esa es mi pena».
TARÁS SHEVCHENKO (1814-1861) [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] :
NO ESCRIBO por la gloria, es mi placer
si adorno mis palabras con encajes.
No son para la gente. Yo los hago
tan solo para mí, son mi consuelo.
Me alegran, me confortan las palabras
y así que las ordeno, se diría,
que vienen de unj lugar vasto y lejano,
más allá del Dnipró.
Los versos vuelan,
se posan al llegar sobre el papel,
llorando, o bien riendo, como niños.
Alegran siempre el alma solitaria.
Me complazco con ellos
como un padre rico
con sus hijos pequeños.
Y así, feliz y alegre, ruego a Dios
que no mueran mis hijos
desterrados, lejanos,
mas que lleguen ligeros
y en un vuelo feliz
a su tierra natal, hasta su casa.
Y que cuenten a todos
las penas que han sufrido en este mundo.
Que la familia alegre,
gozosa les acoja y en silencio,
que el padre les salude circunspecto,
con la cabeza cana,
aunque diga la madre que, tal vez,
mejor no haber tenido aquellos hijos.
O que una joven piense:
¡Mas yo me he enamorado de esos versos!
Segunda mitad del 1848, Kosaral
N.N.
El pájaro enmudece, el sol se pone,
oscuro calla el monte y calla el campo.
Se alegra ya la gente, descansando.
Se eleva mi pensar y en su viaje
se acerca hacia un jardín pequeño, oscuro.
Y en vuelo llega a Ucrania; allí descansa,
se posa el corazón. A la mirada
deviene el campo, el bosque, un negro muro.
Y vuela el pensamiento, hay una estrella
que brilla en las alturas; lloro y pienso.
¿Acaso allá en Ucrania, sobre el cielo,
su luz en las alturas parpadea?
¿Y buscan esa luz, o acaso olvidan,
unos ojos castaños? Si olvidaran,
entonces para todo y para siempre.
Segunda mitad del 1847, en la fortaleza de Orsk
DOMÉSTICO JARDÍN de guindos, vuelan
y zumban abejorros en lo alto;
las jóvenes caminan, van cantando;
las madres con la cena las esperan.
Los hombres van o vienen con arados.
Se eleva hacia los cielos una estrella,
despacio, vespertina. Junto a casa
ya cena una familia; ensimismada
la hija es hoy quien sirve; junto a ella,
si canta el ruiseñor, la madre habla.
En vano sus consejos. Luego acuesta
la madre a los pequeños y, cansada,
se duerme pronto ella. Todo es calma.
Las jóvenes no callan y en su percha
no calla el ruiseñor que canta y canta.
Entre el 19 y el 30 de mayo de 1847, S. Petersburgo
TESTAMENTO
En medio de la estepa
larga y ancha.
Cuando muera enterradme
en Ucrania, mi patria,
y que vea bramantes
las riberas del Dniéper,
que escuche su rugiso,
cuando lleva la sangre
del perverso a los mares.
Mi Ucrania de anchos campos.
Dejaré bosques, montes,
para rezar a Dios...
Mas a Dios no conozco,
hasta que llegue el día.
Así, enterradme ahora
y luego levantaos.
Romped ya las cadenas,
regad la libertad
con la sangre enemiga.
Y a mí en la gran familia,
la tierra nueva y libre,
con voz quizá muy queda,
no olvidéis dedicarme
una buena palabra.
LEONID GLIBOV (1827-1893) [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] :
TRISTEZA
Bajo el cielo, un alto monte,
bajo el monte, denso un valle.
Bosque verde, monte denso.
Bajo el monte, un bosque amable.
En el bosque cual serpiente
luce como vidrio un río.
Corre por su valle verde,
va fluyendo a su destino.
Cerca de la orilla oscura,
hay tres barcas amarradas,
hay tres sauces inclinados,
quizá tristes, sobre el agua.
Porque acabará el verano,
porque pronto empieza el frío,
porque caerán sus hojas
sobre las aguas del río.
Yo me siento, escucho triste,
el rumor del río amigo.
Duele, como duele el alma,
mi corazón junto al río.
Aguas queridas, tus ondas
van pasando cual pasaron
para mí las alegrías,
la juventud y los años.
Bajo el alto monte cantan
el bosque verde y los pájaros.
Suena el agua como siempre,
luce como siempre el río.
Si es que la vida y el mundo
son hermosos, por qué vivo
con el alma triste ahora,
con el corazón herido.
Para el árbol, para el río
volverá la primavera.
La juventud y los años
pasan sin volver. Han sido.
1859
PAVLÓ GRABÓVSKIY (1864-1902):
"¿TÚ QUE HARÍAS, mi amada, si, un buen día,
me ves en valle o vega convertido?".
-Tan solo para ti yo adornaría
de flores como nieve mi vestido.
"¿Si fuese un mar azul, tú que serías?".
-Un barco muy ligero que se mece,
que baila con las olas, noche y día,
de plata sus reflejos y sus luces.
"¿Y adónde, mi avecita, volarías
si yo inundara yodo el universo?".
-Por siempre en las alturas brillaría
mi estrella en el concierto de luceros.
VOLODÝMYR SAMÍYLENKO (1864-1925):
CANCIÓN VESPERTINA
Tranquilita la noche
cae a la tierra.
Muy despacio en el bosque
el sol se acuesta.
Solecito preclaro,
¿ya te has cansado?
¡No te pongas ahora!
¿Te has enfadado?
No queremos dormir,
¡solo una horita!
Son caricias de madre
tus manos tibias.
Solecito preclaro,
¿ya te has cansado?
¡No te pongas ahora!
¿Te has enfadado?
Sin ti da mucho miedo
la noche afuera,
aunque nos iluminen
luna y estrellas.
Solecito preclaro,
¿ya te has cansado?
¡No te pongas ahora!
¿Te has enfadado?
Se pone tras el monte,
el sol no atiende.
No lo llames ahora.
No se detiene.
Solecito preclaro,
¿ya te has cansado?
¡No te pongas ahora!
¿Te has enfadado?
1896
Última edición por Pedro Casas Serra el Miér 13 Dic 2023, 05:17, editado 1 vez
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