**
...Y vuestra
soñada eternidad será la nada.
Mensaje a las estatuas. Ángel González
Ahora pienso, que para mí, el desastre empezó
realmente cuando un día levanté los ojos y me
di cuenta de que el estrado estaba vacío. No había
ningún juez a la vista.Lo único que quedaba era la
interminable discusión con uno mismo, este absurdo
litigio existencial ante un estrado vacío.
Quentin. Escena inicial.Primer acto.
Después de la caída. Arthur Miller.
(Soliloquio incompleto de madrugada)
Cuántos ángeles caben
en la cabeza de un alfiler,
o cuánto miden
sus transparentes alas.
No, no traigas argumentos
-ahora no-
de la antesala del cielo.
No quiero oirte.
Ayer,
acaso, no fue un día
completamente huero,
aun con la maleza seca
de todas las horas
ardiendo sin medida.
Hubo -es cierto- un instante
infinitesimal, un relámpago
-un suspiro, quizá-
donde pude palpar la humedad
del vacío,
sentir la ensoñación
de la nada
o la eternidad,
pues de las dos
maneras se conoce.
No, no traigas ideas
- ahora no-
de libros de papel biblia.
No quiero oirte.
Prefiero el silencio,
la compañia sutil
de otros nómadas,
como yo,
perdidos y hallados
en el templo/tiempo -quebradizo, finito- del hombre.
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...Y vuestra
soñada eternidad será la nada.
Mensaje a las estatuas. Ángel González
Ahora pienso, que para mí, el desastre empezó
realmente cuando un día levanté los ojos y me
di cuenta de que el estrado estaba vacío. No había
ningún juez a la vista.Lo único que quedaba era la
interminable discusión con uno mismo, este absurdo
litigio existencial ante un estrado vacío.
Quentin. Escena inicial.Primer acto.
Después de la caída. Arthur Miller.
(Soliloquio incompleto de madrugada)
Cuántos ángeles caben
en la cabeza de un alfiler,
o cuánto miden
sus transparentes alas.
No, no traigas argumentos
-ahora no-
de la antesala del cielo.
No quiero oirte.
Ayer,
acaso, no fue un día
completamente huero,
aun con la maleza seca
de todas las horas
ardiendo sin medida.
Hubo -es cierto- un instante
infinitesimal, un relámpago
-un suspiro, quizá-
donde pude palpar la humedad
del vacío,
sentir la ensoñación
de la nada
o la eternidad,
pues de las dos
maneras se conoce.
No, no traigas ideas
- ahora no-
de libros de papel biblia.
No quiero oirte.
Prefiero el silencio,
la compañia sutil
de otros nómadas,
como yo,
perdidos y hallados
en el templo/tiempo -quebradizo, finito- del hombre.
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