SIGLO XIX
POESÍAS LÍRICAS
EL RUISEÑOR Y LA ROSA.
El ruiseñor.
Reina hermosa del vergel,
A mi cantar
Abre tu cáliz de olores;
Sé cariñosa con él
Y el viento irán á poblar
Tu alabanza y mis amores.
Dulce flor tímida y bella,
Tan galana,
Que eres amor del jardín;
Nunca mi amante querella
Arrullará en la mañana
Tu desmayado carmín.
Solamente por la noche
Doy al viento
Mi vagarosa canción,
Y amo tu dormido broche,
Y muere en su verde asiento
El eco de mi pasión.
Yo que canto de los cielos
Las venturas
Y la eterna juventud,
Y doy al mundo consuelos,
Y soy en las amarguras
Una fuente de salud;
Pobre pájaro que tengo
Por riqueza
Sólo amor y libertad,
Y á cantar al mundo vengo
De la virgen la pureza
De las aguas la beldad;
¿Cómo no adorarte, rosa
Tan lozana,
Perfumada, y juvenil,
Tan delicada y vistosa,
Sonrisa de la mañana,
Y vanidad del pensil?
Mi amor volaba algún día
Pasajero
Como un céfiro fugaz,
Y ante la ronca armonía
Parábase placentero
De la catarata audaz.
Y bañaba yo las plumas
De mis alas
Y mi pico de cantor
En sus rápidas espumas,
Y de su fada las galas
Celebraba con mi amor.
Pero su ronco gemido
Pavoroso
De mi cantar eco fue,
Y mi amor vago y perdido
Desencantado y lloroso
Á otras beldades canté.
Y á esas nubes nacaradas
Que en los cielos
Mece el aura matinal,
Con sus sílfides aladas,
Con sus fantásticos velos
Guarnecidos de coral,
Llevaba yo el amor mío
Candoroso
Como á las islas del bien,
Mas luego huracán sombrío
Disipaba el lustre hermoso
De aquel vapor del Edén.
Y vagaba entre las flores
Solitarias,
Demandándoles amor,
Y sus hojas de colores
Cerraban á mis plegarias
Sus matices y primor..
Y amé los genios del viento,
Y del espacio
Los espíritus de luz,
Y buscaba un blando acento
En el rumor del palacio,
De las tumbas en la cruz.
Y aquella voz de esperanza
Y de alegría,
No encantó mi soledad,
Y mis sueños de bonanza
Volaban del alma mía
Con su dulce claridad.
Y una noche que cantaba
Mi perdida
Melancólica pasión,
Y á la luna confiaba,
Como al genio de mi vida,
La pena del corazón,
Sentí una nube de olores
Invisible
En torno mío vagar,
Como una trova de amores,
Y lánguida y apacible
En mi pluma resbalar.
Y mi amor batió sus alas,
Dulce rosa,
De tu cáliz al redor,
Y de tus dormidas galas,
Y de tu frente amorosa
Fui enamorado cantor.
Porque eres tan delicada,
Frágil, pura,
Como débil es mi ser,
Y á la luna plateada
Se adormece tu hermosura
Inocente como ayer.
¡Ay! cuando tus tiernas hojas
Esparcidas
Lleve el viento bramador,
Y mis amantes congojas
Con ellas desvanecidas
Canten sólo mi dolor,
¿El espíritu amoroso
Que en ti habita,
Mis penas escuchará,
Y paisaje delicioso
A mi esperanza marchita
Por las noches pintará?
¿Y cuando llegue otro Mayo
Cariñoso
Rico en flores y en amor,
De la luna el triste rayo
Reflejará tembloroso
En tu amante ruiseñor?
Pura flor del amor mío,
Dulce rosa,
Yo te amaré hasta morir!
Gota es mi amor de rocío
Que va en tu copa olorosa
A buscar su porvenir.
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