Volví a clases de arte

Volví a clases de arte
para sentir que cada tanto inflo tu imagen
y la arrojo al mar sensible del dibujo.

Volví a clases de arte
para darle a la pequeñez la razón
interpretar la danza del desorden
de tus manos juntas y la pintura
y la fuga de luces desde tu ceño
al abrirse los bosquejos.

Volví a clases de arte
para dejar en claro que mis ojos buscan
que mis truenos pactan
párpados adentro,
esos latosos puñales eléctricos,
que en tu trazo buscan refugio
de la propia tempestad.

Volví a clases de arte
y me sentí insalvable
diseminado
otro fulano sin cobijo de su generación
izando poesía como castigo
en cada verso kamikaze.

Volví y me desvestí
aun sin tener nada puesto
escaso de movimientos nobles
harto y con artillería más pesada
que solo jugar con la palabra

Volví y quizá el brochazo
me devuelva el recuerdo de tu voz
acaramelada y serena
tu voz como muelle,
canto extendido
del lugar místico al material
perpetrando una senda delicada hasta mis oídos
que te oían incluso cuando no podía
¡ai! no quería,
no ese día
que me alejaba de la pintura
que yiraba por Primera Junta
y recibí un estrujón tuyo
con sabor a último
esfumándose toda idea
de volver al caballete
con una reverencia
u obrarte un retrato
para acurrucarte en dos dimensiones.

No ese día
que abandoné todo pincel y etcétera
como sangrando por el bulevar hasta el parque
con una borrachera bestial
y llanto de adulto flojo.

Volví y desamparé mi hervor de tinta,
mi arte fuerte (que existe)
sí existe,
a costa de una ración de mi cordura
y me marché vía mis ojos
que pecaban de luz tenue

Volví a clases de arte
porque no recordaba tu aura, Xenia,
y porque de algún modo
haberte conocido
fue presenciar un gran catalizador de energía divina
en este mundo hostil
y se lo debo a tu talento
que me hablaba de esta manera
yo lo vi
lo escuché
yo lo toqué
y a grandes eventos como estos
hay que hacerles honra largo rato.

Así que será de nuevo
fundir el blanco de la hoja
tararear el Jazz
conseguir el pulso
imprimir alguna memoria en lo posible
lo menos teñido de pena
beber el vino a ese pulso
y pensar que en algún lado lo bailás
frente al lienzo
lo bailás
y lo bailás conmigo
una vez más.