buscando un rescoldo, una brasa,
de aquél sentimiento sublime
que cuando era un niño pequeño
alimentaba mi esperanza
en el Dios omnipotente
al que nada se le escapaba
de lo que en el mundo ocurría,
aplicando su bondad infinita
para remediar los padecimientos
que la humanidad sufría.
Y al buscar en los recovecos del alma
algún vestigio que justifique
la fe que puse en ese Dios,
sufro cometer un sacrilegio
al pensar en las calamidades,
sufrimientos, enfermedades
y tormentos a que está sujeta,
sin causa o razón que lo justifique,
gran parte de esa humanidad,
flagelada por tormentas y maremotos,
terremotos y guerras, sin olvidar,
la decrepitud que alcanza al mortal
por esa vejez irreverente que mancilla,
corrompe y diluye lo que fue en principio,
al darle el don de la inteligencia,
la obra más perfecta de toda su creación.
Y lleno de perplejidad, me pregunto:
¿Por qué, Dios omnipotente,
hacedor del bien y del mal,
te recreas en obra tan calamitosa
que hace dudar de Tu bondad?
Última edición por Affelix el Lun 12 Dic 2011, 17:32, editado 3 veces
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