El verde se puso pálido,
su tono amarillento
nos dice que llegó el otoño.
Las veredas se cubren de hojas secas
que se quejan bajo nuestros pasos,
pero tiene una cierta belleza
de cuadro antiguo y nostálgico.
Se acortan los días,
las noches se sienten más frías
y los sueños tienen algo mágico.
Al amor no le afecta el cambio
se viste de muchos colores,
ondula, se eleva,
se adueña del cielo y del sol
y del corazón que sabe que es suyo.
La estación no importa,
siempre es primavera,
en el alma del enamorado.
Catalina de Alvarado
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