El día de la primavera

Quiero volver a una época que nunca fue:
años de inconformismo
y amigos que migraban en manada,
que no hacía falta pasaporte
para subirse a un barco o un autobús
y aparecer en un bosque gritando como Tarzán,
dándonos golpes en el pecho.
Tengo nostalgia de años que no existieron,
de épocas agitadas y libros de aventura,
de chicas misteriosas, felinas,
dionisíacas, en fotos casuales, desenfocadas,
con una única luz blanca iluminando
un rincón de la habitación;
inventar una época de Toulouse-Lautrec y Los Redondos,
pantalones vaqueros, años perdidos,
ingenuidad auténtica que grita
que no va a sentar cabeza.
Quiero ser de una generación anacrónica:
años de largas distancias y soluciones utópicas,
de movimientos secretos en el cuarto de baño
mientras los demás cenan;
inventar la época de Egon Schiele y Litto Nebbia,
de peleas y reconciliaciones,
sin plasma, sin drones,
con migrañas en un sótano sórdido
convertido en bar de sonido metálico.
Aveces pienso que aún estamos a tiempo
de inventar un movimiento
de chicas que pasen todo el día en los bares,
estudios de grabación, y gafas de sol por la noche,
y Jacques Cousteau descubriendo
un mundo que aún podría ser inabarcable.
Ese mundo de los adultos
que imaginaba cuando era chico,
una época que ya no existirá;
y que las cosas salgan siempre bien,
y las novias de tus amigos sean tus novias,
en calles de tierra,
camisetas viejas y zapatos destrozados.
Volver a ser el que apaga la luz
y se queda en la cama pensando
qué pasará mañana,
el día de la primavera.


Facundo Diaz; Tan callando

Solo la poesía nos permite ese viaje, Facundo. Bello poema, ¡felicidades!

Un abrazo.
Pedro

Excelente Facundo!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Me encantó leerte!!!!!!!!!!!!!!!!! Cariñosssssssssss desde Buenos Aires

Muchas gracias Pedro y Cecilia por el cálido recibimiento, espero seguir leyendo de ustedes y compartir más trabajos míos.

Facundo Díaz escribió:

Quiero volver a una época que nunca fue:
años de inconformismo
y amigos que migraban en manada,
que no hacía falta pasaporte
para subirse a un barco o un autobús
y aparecer en un bosque gritando como Tarzán,
dándonos golpes en el pecho.
Tengo nostalgia de años que no existieron,
de épocas agitadas y libros de aventura,
de chicas misteriosas, felinas,
dionisíacas, en fotos casuales, desenfocadas,
con una única luz blanca iluminando
un rincón de la habitación;
inventar una época de Toulouse-Lautrec y Los Redondos,
pantalones vaqueros, años perdidos,
ingenuidad auténtica que grita
que no va a sentar cabeza.
Quiero ser de una generación anacrónica:
años de largas distancias y soluciones utópicas,
de movimientos secretos en el cuarto de baño
mientras los demás cenan;
inventar la época de Egon Schiele y Litto Nebbia,
de peleas y reconciliaciones,
sin plasma, sin drones,
con migrañas en un sótano sórdido
convertido en bar de sonido metálico.
Aveces pienso que aún estamos a tiempo
de inventar un movimiento
de chicas que pasen todo el día en los bares,
estudios de grabación, y gafas de sol por la noche,
y Jacques Cousteau descubriendo
un mundo que aún podría ser inabarcable.
Ese mundo de los adultos
que imaginaba cuando era chico,
una época que ya no existirá;
y que las cosas salgan siempre bien,
y las novias de tus amigos sean tus novias,
en calles de tierra,
camisetas viejas y zapatos destrozados.
Volver a ser el que apaga la luz
y se queda en la cama pensando
qué pasará mañana,
el día de la primavera.


Facundo Diaz; Tan callando

Es muy lindo... nostálgico... por lo de Los Redondos. Conocí a Petinato de Zumo en los '80 en Madrid. No figura en su discografía lo que grabó aquí. Ni siquiera hay referencias a su paso por España.

Ha sido un placer disfrutar de tu poesía de nuevo.

Un abrazo.

Un poema precioso, con fuerza, con ideas, con deseos. Lástima que no hayas seguido compartiendo tu arte en este espacio, gracias Facundo, ojalá regreses.-