EL BOLERO DE RAVEL
Y EL TEOREMA DE PITAGORAS.
Rev.II
La mañana corrió
desplegándose como un rollo
de música de autopiano;
se revolcaron las notas,
los jadeos súbitos, horas inmóviles,
fluían, fluían rápido, ascendiendo al cenit;
reventaron violines y bronces
rugieron leones….subió la marea
La vida hirvió intensidad violenta,
….”detén esa música” me dijo ella
me desespera….esas notas que no paran…
mientras, afuera las olas también subían de tono
reventaban en si mismas, en explosiones orgásmicas,
y nació un cuadro surrealista,
nervioso acontecer;
se llenó de música ,
insistente repetitiva,
Ravel lo bautizó, el Bolero,
Intenso como el amor,
increcendo siempre…..
….. y pasaron horas, estupor,
el aliento se espesó…
… ¡ sorpresa !
porque la besé tanto en Nueva York
mientras la música seguía invadiendo Manhattan
y los besos rebotando en Madison Square
creciendo en las calles como árboles de bambú.
Miré absorto por la ventana y afuera ví
suspendido en el aire, repartidas en las calles,
el conjunto geométrico de esa ciudad analítica;
edificios o tinajas de greda,
bañándose en el Bolero de Ravel,
estaba Pitágoras
trazando diagonales,
creando triángulos,
flotaba
su Teorema por los espacios, agitados por esa música
que seguía sin detenerse cruzando los aires,
y surgió su voz en medio de la vida,
….su eco retumbó en el concreto….
y me dijo entrecortada…..¡¡”Tito, no pares esa música””!!….
fueron interminables horas hermosas, nacidas
entre violines, flautas, bronces, olas de mar,
iban y venían,
el Bolero continuaba
trayendo entre sus dedos
el teorema de Pitágoras,
en una barca de amores
geométricos besos,
triángulos isósceles,
abrazos cuadriláteros,
ciudad geométrica, llena de
árboles milenarios;
allí estaban las Torres Gemelas,
mudas,
alzándose rectangulares, ansiosas diagonales;
bailaban al vicio del Bolero
----o----
y seguían los sones del Bolero de Ravel
del torbellino de amores ,
una bella noche,
de la mano de la Musa y Artemisa,
mi pincel surrealista, mi mente matemática,
mi corazón lleno de amor se rebalsó;
con Eros,
sentado en la cornisa
discutiendo con Pitágoras,
la superficie exacta de mi amor por ella.
¿Quién no ha pasado por Nueva York
mirando,
viendo
apreciando, oyendo,
todo lo narrado, mezclando ésta música,
con amor, ritmo, matemáticas, en un bosque geométrico?
¿imaginación? ¡No!!… un sueño real,
fuego y artificios ,
el ruído del agua, de Haendel,
la música imaginada,
mezcla perfecta,
alquimia colorida,
inspiración poética,
quántica de un ser moderno,
que una noche dejó de mirar la nada
y buscó la vida, el fuego, en un bosque imaginario pero cierto.
--o--
Junto a un ser adorable, el verdadero amor de amar de Eros,
con Clios y Eratos, un cármina burana,… cantares de olas…
Nueva York 1994.
AL GRAN AMOR DE MI VIDA.
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