38- COLÓN42
Al Sr. D. Emiliano Tejera.
¡Silencio! que ya herido43
siento latir el corazón opreso44
de tantas emociones bajo el peso.
Silencio, sí; dejad que estremecido
el espíritu libre se remonte
de luz ansioso, de verdad sediento,
y busque sobre el viento
el espacio, la esfera, el horizonte
donde el humano orgullo
vencido acalla su falaz murmullo.
Levanta victoriosa
la egregia frente de entusiasmo llena
¡oh Patria de mi amor, cuna famosa
del mundo americano!
Álzate ya con majestad serena,
que la calumnia en vano
a ti sus dardos con empeño lanza
ante el orbe asombrado que te admira;
en vano, que no alcanza
su encono fiero, que desdén inspira,
tu honor a mancillar: luciente, claro,
como el astro que fúlgido amanece
rasgando sombras en triunfal camino,
así brilla, y se eleva, y resplandece
ceñido de esplendores tu destino.
¡qué voz, qué humano acento
digno seré de discantar al mundo
el sin igual portento!
En pobre tumba que ignoró la historia
y próvido el olvido
en silente quietud guardó profundo,
sin mármoles, sin nombre, sin memoria,
durmieron en descuido
los despojos del nauta esclarecido.
Y el voto se cumplió; cumpliose entera
del genio audaz la voluntad postrera.
Propicia la fortuna,
tumba concede al genovés marino
del Nuevo Mundo en la preclara cuna.
¡Oh Patria! Eleva al cielo
el hosanna triunfal con gozo vivo;
gózate ya sin pesadumbre alguna
en tu gloriosa suerte: que si alarde
de insensato poder haciendo altivo
ruge el despecho con furor cobarde,
y el férvido clamor de tu entusiasmo
y tu impaciente anhelo
con acentos recibe de sarcasmo,
atónita la historia
sus fastos abre a confirmar tu gloria.45
Del Támesis al Volga, al Rin, al Tíber,
al Marañón, al Niágara potente,
un himno cruza en el espacio libre;
himno de amor, de gratitud ferviente,
que acordes te levantan
pueblos que al orbe tu victoria cantan.
¿No escuchas? En el viento,
voz que domina la algazara impía
responde placentera
al hondo grito, al indecible acento
de asombro y de alegría
que estremecido conmovió la esfera
cuando, en el rapto de emoción dichosa,
triunfante, la preciosa
urna sagrada que el despojo encierra
del nauta peregrino
al secreto arrancaste de la tierra,
y en súbita locura
¡Colón! clamaste, y resonó en la altura.
¿qué mucho que en su saña
contra ti se levante el error necio,
si al genio mismo se atrevió, engreído,
con risas de desprecio,
y condenarlo pretendió al olvido?
Mas ¡ay de su arrogancia!
Vencer no pudo la tenaz constancia
ni estorbo ser a que, tras lucha rara,
firme y audaz el genovés piloto,
del hemisferio ignoto
las extensas regiones saludara.
Tu nombre sin mancilla
También ¡oh Patria! lucirá radiante,
que pasa el tiempo, y el error se humilla,
y eterna la verdad surge triunfante.
No será, no, que la injusticia intente
la historia dominar, haciendo al hombre
postrar el alma, doblegar la frente
sobre un sepulcro de mentido nombre;
no será, no, sin que el heroico aliento
de la santa virtud noble ardimiento
al corazón infunda
de cada pecho que en el bien se inflama,
y al fuego de su llama
la fábrica del mal tiemble y se hunda.
¡Colón, genio preclaro,
de la ciencia y la fe mártir sublime!
¿qué destino fatal, qué numen raro
persigue tu memoria,
y se complace en abatir tu gloria,
y el polvo mismo de tu ser oprime?
Un nombre inmerecido
tu mundo lleva, y a sepulcro extraño,
con lauros tuyos, imprevisto engaño
favoreció rendido.
Mas ¡ah! que en dulce calma
tras el duelo y la duda y la porfía,46
quisqueya te contempla en su regazo.
¿quisqueya! La que un día
la palma de tu amor tuvo por suerte,
y por herencia santa esos despojos;
la que de angustia inerte
regó con llanto tu memoria egregia,
cuando en hora fatal vieron sus ojos
llevar en pompa regia
los restos ignorados
con tu nombre a su seno arrebatados.
¡Colón! Duerme al abrigo
del suelo de tu afán, mi Patria bella,
y paz le brinde tu recuerdo amigo
en sus noches de angustia y de querella;
tu aliento soberano
avive de su fe la llama pura,
la esperanza del bien, que al soplo insano
de la desgracia trémula vacila;
y con paterno amor, desde la altura
donde tu alma entre esplendores vuela,
el mal ahuyenta de la edad futura,
por los destinos de tu Antilla vela.
1879
42Con motivo del hallazgo de sus restos en la Catedral de Santo Domingo. (Nota Ed. 1920. pág. 47.)
En ed. 1880, pág. 96, figura con el siguiente título: Con motivo del hallazgo de los restos de Colón.
Dedicada a mi ilustrado compatriota Emiliano Tejera.
43En ed. 1880, pág. 96: Silencio! que ya opreso…
44En ed. 1880, pág. 96: siento latir el corazón herido…
45En ed. 1880, pág. 98: sus fastos abre a consignar tu gloria
46En ed. 1880, pág. 100: tras el duelo y la lucha y la porfía.
Última edición por Evangelina Valdez el Miér 12 Jun 2013, 22:20, editado 1 vez
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