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por ernesto würth Mar 16 Ago - 23:20[b][i]
PELDAÑOS MARCHITOS-
Prosa poética.
Me parpadean los dedos al tomar la pluma e iniciar el recorrido con grafitos ; pienso, al apoyarme y subir por la escalera la que tiene peldaños podridos por las penas, ¿para que pensar?, me digo, y tiro la idea al suelo
Al ir subiendo me encuentro con mi tríptico colgando con sus caras tan severas, y no quise acordarme de sus nombres, ¿para que amargarme tan temprano?
Subo al otro peldaño que cruje como cama vieja, y recuerdo de nuevo, esa almohada blanca y suave con olor albahaca y a tomillo, y me detengo al sentir las nostalgias resignadas ¿para que sigo subiendo, si olvidarme quiero? Pero mi curiosidad es como un faro muy prendido que ilumina las olas y ríos abandonados por sus peces, y sigo subiendo, tropezando con mi mismo. En cada escaño, encuentro más sorpresas, cuando sin pensar llegué al último peldaño y me encuentro con mi triángulo dormido, ¿para que quiero despertarlo? Si pensar no quiero, ni mirar hacia
atrás, los cándidos pasados, entonces pienso en descender los escalones, y al mirar hacia abajo me tiemblan las piernas al ver que los escalones podridos se esfumaron. Me di cuenta que el paso de los años es hermoso, pero también, llenos de desengaños, pues la cruda realidad se traga todo, y hace trizas al pasado como magia que desnuda al presente, provocando un n n caos inevitable, desnudando tu lúcida escafandra que como máscara, te cubre, la inevitable verdad de la vida. Y lo peor es cuando pienso ¿cómo bajar? Casi
imposible. Tendré que recurrir a los bomberos.
O tirarme de cabeza al suelo.
PELDAÑOS MARCHITOS-
Prosa poética.
Me parpadean los dedos al tomar la pluma e iniciar el recorrido con grafitos ; pienso, al apoyarme y subir por la escalera la que tiene peldaños podridos por las penas, ¿para que pensar?, me digo, y tiro la idea al suelo
Al ir subiendo me encuentro con mi tríptico colgando con sus caras tan severas, y no quise acordarme de sus nombres, ¿para que amargarme tan temprano?
Subo al otro peldaño que cruje como cama vieja, y recuerdo de nuevo, esa almohada blanca y suave con olor albahaca y a tomillo, y me detengo al sentir las nostalgias resignadas ¿para que sigo subiendo, si olvidarme quiero? Pero mi curiosidad es como un faro muy prendido que ilumina las olas y ríos abandonados por sus peces, y sigo subiendo, tropezando con mi mismo. En cada escaño, encuentro más sorpresas, cuando sin pensar llegué al último peldaño y me encuentro con mi triángulo dormido, ¿para que quiero despertarlo? Si pensar no quiero, ni mirar hacia
atrás, los cándidos pasados, entonces pienso en descender los escalones, y al mirar hacia abajo me tiemblan las piernas al ver que los escalones podridos se esfumaron. Me di cuenta que el paso de los años es hermoso, pero también, llenos de desengaños, pues la cruda realidad se traga todo, y hace trizas al pasado como magia que desnuda al presente, provocando un n n caos inevitable, desnudando tu lúcida escafandra que como máscara, te cubre, la inevitable verdad de la vida. Y lo peor es cuando pienso ¿cómo bajar? Casi
imposible. Tendré que recurrir a los bomberos.
O tirarme de cabeza al suelo.
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