Acabo de leer 'Incesto' y 'Fuego', de Anaís Nin y 'Otros mundos, otra vida', de J.L. de Vilallonga. Los dos primeros con el regusto de haber topado con una escritora afecta de furor uterino y pletórica de adjetivos. Y el último, con la duda de saber si la imaginación de su autor supera a la realidad onírica; añadido al mal sabor de boca de leer exabruptos lapidarios contra personas por la que siento gran respeto y admiración y que quedan laceradas por quién su único mérito se constriñe a su propio auto-bombo.
Ahora, en la propia jornada, estoy leyendo 'Mujer en Guerra', de Maruja Torres y 'El Peso de la Paja', de Terenci Moix. Y la lectura de ambas obras me conduce a la convicción de la trascendental importancia que para todas las personas reviste el medio ambiente en que ha transcurrido su infancia. Ambos, la Torres y Moix, han nacido en un barrio característico de Barcelona. Ambos escriben magníficamente bien. Pero en ambos se advierte el poco respeto que les merece lo que para los nacidos en otros ambientes se denomina pudor. La masturbación campea por toda la obra de Moix. Torres, a las primeras de cambio, no siente ningún recato en confesar que se ha follado a un taxista.
Mi moral no entra en la crítica de tales hechos. Al fin y al cabo, libre soy para abandonar tales lecturas si me parecen obscenas. Solo quiero poner de relieve esa circunstancia que creo es definitoria: la influencia del medio ambiente en el escritor.
(Escrito el 13/11/1998 para un periódico)
Ahora, en la propia jornada, estoy leyendo 'Mujer en Guerra', de Maruja Torres y 'El Peso de la Paja', de Terenci Moix. Y la lectura de ambas obras me conduce a la convicción de la trascendental importancia que para todas las personas reviste el medio ambiente en que ha transcurrido su infancia. Ambos, la Torres y Moix, han nacido en un barrio característico de Barcelona. Ambos escriben magníficamente bien. Pero en ambos se advierte el poco respeto que les merece lo que para los nacidos en otros ambientes se denomina pudor. La masturbación campea por toda la obra de Moix. Torres, a las primeras de cambio, no siente ningún recato en confesar que se ha follado a un taxista.
Mi moral no entra en la crítica de tales hechos. Al fin y al cabo, libre soy para abandonar tales lecturas si me parecen obscenas. Solo quiero poner de relieve esa circunstancia que creo es definitoria: la influencia del medio ambiente en el escritor.
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