CAPÍTULO 8
34 Bienaventurado el hombre
que me escucha,
velando a mis puertas cada
día,
guardando los postes de mis
puertas,
35 porque el que me halle
hallará la a vida
y alcanzará el favor de
Jehová.
36 Pero el que peca contra mí
daña su propia alma;
todos los que me aborrecen
aman la muerte
FIN DEL CAPÍTULO 8
» ¡NO A LA GUERRA! (Exposición Colectiva)
» Árboles. Parque de la Ciudadela (Barcelona)
» Plaza de Cataluña (Barcelona)
» DE MI TIERRA (ÓLEO)
» POESÍA SOCIAL XVIII
» ANGELINA GATELL (1926-2017)
» JOSÉ LUÍS HIDALGO (1919-1947)
» : POEMAS SIDERALES II: Sol, Luna, Estrellas, Tierra, Naturaleza, Galaxias...
» Paul Éluard (1895-1952)