Sinopsis
I
Dios,
el Cielo, la Tierra y el Hombre
y el deslizamiento de origen.
¿Quién es ese Ser que se da intacto
y quita tanto sin conocerlo?
Amor y libertad
por Uno que lo tiene todo
y nos pone en vida sabiendo,
cuáles van a ser los resultados.
El problema no es el Universo
con las Fuerzas interpuestas,
ni la Naturaleza suelta
que marca sus desperezos.
II
Dios que no defiende su existencia
puso el Cosmos en movimiento
con la misma intensidad
que puso al Hombre en la Tierra
dándole vida asistida
con Mente, Pensamiento y Corazón,
pero dentro de la Naturaleza.
Dios con Amor y Mandamientos
puso al Hombre en el Mundo
y le fue creciendo la Mente
conociendo el Bien y el Mal
y nunca le quitó ningún poder
preservando el "ÁRBOL DE LA VIDA"
que tomando, viviera para siempre.
III
Larga vida al Hombre y eternidad a Dios
Nadie le quitó el crecimiento
en ninguna de las ramas de la Ciencia
tan solo nos dejó los Mandamientos
la vida y el crecimiento,
pero también la Muerte.
IV
Si todo lo expuesto en vida, ciencia y religión
se pudiera convertir en una banalidad,
sería un engaño tan burdo y misterioso
que toda la humanidad habría contribuido
a deshacer Naturaleza y al Homo sapiens
creyendo en el azar de todo el Cosmos
en una existencia que a día de hoy nos deja
como una flor bella, pero pasajera.
V
Irrefutablemente
ya se está cumpliendo la Gran Profecía
que se sostiene dando los avisos
que, como mantenedor de lo creado,
interviene en la Naturaleza y el Hombre
dando parcialmente el finiquito
hasta que se cumpla la gran Promesa:
el conocimiento de su Hijo en el Mundo
para hacer cumplir el gran mandato, la Muerte,
así nos vendrá lo nunca visto, el Apocalipsis.
VI
Homo sapiens, siempre,
con crecimiento en escala
en las diferentes ramas de la vida
ad infintum.
Nadie nos ha quitado los conocimientos
que llevamos adheridos desde el principio.
Vamos creciendo en sabiduría
y ampliando nuestros talentos
en, por y dentro de la Naturaleza,
aunque siempre, "comerás el pan
hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres, y al polvo volverás".
Y este mandato, aún sin hablar del tiempo,
siempre se cumple.
I
Dios,
el Cielo, la Tierra y el Hombre
y el deslizamiento de origen.
¿Quién es ese Ser que se da intacto
y quita tanto sin conocerlo?
Amor y libertad
por Uno que lo tiene todo
y nos pone en vida sabiendo,
cuáles van a ser los resultados.
El problema no es el Universo
con las Fuerzas interpuestas,
ni la Naturaleza suelta
que marca sus desperezos.
II
Dios que no defiende su existencia
puso el Cosmos en movimiento
con la misma intensidad
que puso al Hombre en la Tierra
dándole vida asistida
con Mente, Pensamiento y Corazón,
pero dentro de la Naturaleza.
Dios con Amor y Mandamientos
puso al Hombre en el Mundo
y le fue creciendo la Mente
conociendo el Bien y el Mal
y nunca le quitó ningún poder
preservando el "ÁRBOL DE LA VIDA"
que tomando, viviera para siempre.
III
Larga vida al Hombre y eternidad a Dios
Nadie le quitó el crecimiento
en ninguna de las ramas de la Ciencia
tan solo nos dejó los Mandamientos
la vida y el crecimiento,
pero también la Muerte.
IV
Si todo lo expuesto en vida, ciencia y religión
se pudiera convertir en una banalidad,
sería un engaño tan burdo y misterioso
que toda la humanidad habría contribuido
a deshacer Naturaleza y al Homo sapiens
creyendo en el azar de todo el Cosmos
en una existencia que a día de hoy nos deja
como una flor bella, pero pasajera.
V
Irrefutablemente
ya se está cumpliendo la Gran Profecía
que se sostiene dando los avisos
que, como mantenedor de lo creado,
interviene en la Naturaleza y el Hombre
dando parcialmente el finiquito
hasta que se cumpla la gran Promesa:
el conocimiento de su Hijo en el Mundo
para hacer cumplir el gran mandato, la Muerte,
así nos vendrá lo nunca visto, el Apocalipsis.
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Homo sapiens, siempre,
con crecimiento en escala
en las diferentes ramas de la vida
ad infintum.
Nadie nos ha quitado los conocimientos
que llevamos adheridos desde el principio.
Vamos creciendo en sabiduría
y ampliando nuestros talentos
en, por y dentro de la Naturaleza,
aunque siempre, "comerás el pan
hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres, y al polvo volverás".
Y este mandato, aún sin hablar del tiempo,
siempre se cumple.
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