**
Ahora callo,
cierro los ojos
y oigo la canción: dos por uno
es uno, dos por dos es cuatro...
y me veo con el pelo casi rapado, flequillo
a lo marcelino,
los pantalones cortos, caídos los calcetines
y las piernas amoratadas por el frío,
el infinito tedio de Don José dibujándole sombras en el rostro...,
aquellos inviernos helados y húmedos.
¿No es Tuba quien husmea y ladra
tras de nosotros
en aquellas correrías a cazar ranas
en la balsa del tío Paco,
te acuerdas, Manuel?
Los veranos. Esos veranos largos
y amables, morenos de sal y jugando bajo las farolas
al futtenis*, con Ignacio. Qué habrá sido de vosotros.
Después
vendría en primer vello en el bigote,
la acechanza a Charo
a escondidas de su padre,
el sonrojo ante su primera sonrisa,
o el vuelo mágico
al besar la mejilla pura de Mari Carmen
en los columpios del colegio...
Sonrío...
Veo ahora una lluvia de hojas de calendario
que caen flotando
como copos turbios de tiempo,
y mi rostro reflejado
en el cristal de la ventana del estudio,
la barba descuidada, los ojos cansados, el libro triste. Afuera
la noche se erige
en señal de mi presencia. Apago la lámpara
y mantengo un diálogo pausado
con mi cuerpo, acepto sus años.
Ya casi todo es pasado, imágenes
que pronto serán olvido y en nada se convertirán
cuando mi memoria la ocupe una nube vacía,
preludio de mi partida.
Pero poco importa.La vida
de uno cualquiera
Ya sabéis: nada
grave.
(* Extraño pasatiempo de nuestra invención, híbrido de tenis y fútbol y que jugábamos con un balón de baloncesto)
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Ahora callo,
cierro los ojos
y oigo la canción: dos por uno
es uno, dos por dos es cuatro...
y me veo con el pelo casi rapado, flequillo
a lo marcelino,
los pantalones cortos, caídos los calcetines
y las piernas amoratadas por el frío,
el infinito tedio de Don José dibujándole sombras en el rostro...,
aquellos inviernos helados y húmedos.
¿No es Tuba quien husmea y ladra
tras de nosotros
en aquellas correrías a cazar ranas
en la balsa del tío Paco,
te acuerdas, Manuel?
Los veranos. Esos veranos largos
y amables, morenos de sal y jugando bajo las farolas
al futtenis*, con Ignacio. Qué habrá sido de vosotros.
Después
vendría en primer vello en el bigote,
la acechanza a Charo
a escondidas de su padre,
el sonrojo ante su primera sonrisa,
o el vuelo mágico
al besar la mejilla pura de Mari Carmen
en los columpios del colegio...
Sonrío...
Veo ahora una lluvia de hojas de calendario
que caen flotando
como copos turbios de tiempo,
y mi rostro reflejado
en el cristal de la ventana del estudio,
la barba descuidada, los ojos cansados, el libro triste. Afuera
la noche se erige
en señal de mi presencia. Apago la lámpara
y mantengo un diálogo pausado
con mi cuerpo, acepto sus años.
Ya casi todo es pasado, imágenes
que pronto serán olvido y en nada se convertirán
cuando mi memoria la ocupe una nube vacía,
preludio de mi partida.
Pero poco importa.La vida
de uno cualquiera
Ya sabéis: nada
grave.
(* Extraño pasatiempo de nuestra invención, híbrido de tenis y fútbol y que jugábamos con un balón de baloncesto)
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