Granada encumbrada de dorados,
con las fuentes de sol refulgente,
con un arco iris de tonos amados,
en el arte de paredes reflectantes.
¡ Oh que vida mágica hubo aquí!
Los ojos de la morería azabache,
por los miradores de su jardín,
ven rosales de terciopelo jade.
Se escucha la guitarra flamenca,
tomamos frutas de sabor suave,
el recorrer del agua, gota a gota,
hace un arroyo de color amable.
Ensimismado en pensamientos,
en las nubes buscan horizontes,
profundizando busca el tiempo,
de siglos y espejismo candente.
En el recuerdo adormece belleza,
de unas paredes de incrustación,
la ciudad excelsa y su fortaleza,
está en mi mente con emoción.
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