
Huida...
Huyo de lo que deteriora.
Aturdida por tanta muerte, locura, antagonismos que ya no entiendo.
Deseo disiparme en los vericuetos del boscaje
que enmarañado se abre ante mi esencia.
Allí donde la magia me nombra,
como quimera que salva.
Me introduzco y de pronto...
¡Me elevo!
Hechicera blanca de la naturaleza
que quiere brincar entre lirios de agua, camalotes,
juncos de río, sauces que lo besan al balancear sus hojas,
para refrescarse en la pacífica corriente.
Cristal sin sangre, espejo de un cielo sin bombas, refugio de paz.
Me sumerjo,
necesito lavar mi mente y espíritu de lo maligno que hay fuera,
para seguir sobreviviendo ...
Y arrebujada en un manto de pétalos que me preparó la brisa,
siento esa paz que tanto busco.
Me quedo
Ana María Di Bert
16/11/2015
» VINICIUS DE MORAES
» CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE
» Bhagavad-gītā
» JULIO VERNE (1828-1905)
» Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832)
» DOSTOYEVSKI
» Zinaída Hippius (1869-1945)
» Nikolay Gumiliov (1886-1921)
» 2000-07-26 CANCIÓN DE CUNA DEL DUENDE DE LA FUENTE