Revisión- Gracias

Pedro, como sugeriste en tu comentario, me gustaría si puedes ayudarme para corregirlo, gracias

En éste punto se encuentran la tarde y la mañana.
No hay un plato en la mesa en la que escribo,
solo un vaso de nostalgia que bebo taciturno.
Fugado de abandono retorna algún inicio
con su raíz tronchada de débil aleluya.
Si ves por el río navegando alguna infancia,
jugando en el agua, sumergida en su sonrisa
Enaltece tu silencio guardando mi secreto
No le avises que transito entre penumbras,
que regreso por la vía en busca del origen,
con los muslos sudados por el tiempo,
y el pecho serpenteando entre las huellas.
No dejes que interrumpan sus conciertos
los grillos que esconden en los pastos
sus cantos descuidados de líricos recuerdos
sus adagios serenos de mítica armonía.
No olvides que mi tiempo se termina
que me acucian dos acacias y un florero.
Que mi libre libertad arrastra las cadenas
de la cárcel que mis sueños encerraron
en la impune mazmorra de los péndulos,
en la dicotomía de mi cuerpo y de mi alma.
En éste punto de lanzas y jardines
debes guardar otra vez éste secreto.
No le cuentes que el viento arrastra mi ceniza
que mis versos son las cruces que Jesús ha rechazado,
dejando en mis hombros la carga de los verbos,
en el vía crucis que conduce a mi calvario.
Sé coherente con la sabia integridad de la consciencia,
no le digas a mi niño de humo y de memoria,
que no hay un plato en la mesa en la que escribo
que bosteza la razón cansada de su juicio,
planteando nulidades de olvidos y sospechas.
No le expliques que retorno en busca de mi origen,
que nada empañe su espontánea travesura,
que nada ensucie su andar por mi pasado.
No le anuncies que mi muerte aun no ha muerto.
Aun me quedan cuatro pasos de huérfana amargura,
aun me resta beber sobre mis lágrimas.

Un poema pletórico de bellas imágenes en una vuelta a la infancia, a los orígenes. ¡Felicidades, Walter!

Un abrazo.
Pedro

P.S. Con leves retoques, este poema estaría escrito en ritmo endecasilábico y verso blanco.

Hola, Walter: Te dejo tu poema con las modificaciones que hacen que todo él esté escrito en versos alejandrinos (7 + 7 sílabas) y endecasílabos (11 sílabas), lo que le proporciona un ritmo endecasilábico. No te fijes tanto en los cambios de palabras que he introducido, que podrían ser otros seguramente más ajustados a tu lenguaje, como en que ahora el ritmo endecasilábico hace que el poema fluya sin cambios de ritmo. De esta forma el poema queda escrito en verso libre (con metro pero sin rima) que es la modalidad más extendida de verso en la poesía contemporánea.

Un abrazo.
Pedro

En este punto se unen la tarde y la mañana.
No hay un plato en la mesa en la que escribo,
sí un vaso de nostalgia que bebo taciturno.
Fugado de abandono retorna algún inicio
con su raíz tronchada de débil aleluya.
Si navegando ves en el río una infancia
jugueteando en el agua, sumida en su sonrisa,
agranda tu silencio guardando mi secreto.
No le avises que viajo entre penumbras,
que vuelvo por la vía en busca del origen
con los muslos sudados por el tiempo
y el pecho serpenteando entre las huellas.
No dejes que interrumpan sus conciertos
esos grillos que esconden en los pastos
sus cantos descuidados de líricos recuerdos,
sus adagios serenos de mítica armonía.
No olvides que mi tiempo se termina
- me acucian dos acacias y un florero -,
que mi libre albedrío arrastra las cadenas
de la prisión que me encerró los sueños
en la impune mazmorra de los péndulos,
en la dicotomía de mi cuerpo y mi alma.
Aquí, en este momento de lanzas y jardines,
debes guardar de nuevo éste secreto,
no le cuentes que el viento arrastra mi ceniza,
que mis versos son cruces que Cristo ha rechazado
recostando en mis hombros la carga de los verbos
en ese vía crucis que lleva a mi calvario.
Sé acorde con la sabia lealtad de la consciencia,
no le digas al niño de humo y de memoria
que no hay plato en la mesa en la que escribo,
que la razón bosteza cansada de su juicio
planteando nulidades de olvidos y sospechas.
No le expliques que vuelvo en busca de mi origen,
que nunca nada empañe su franca travesura,
que nunca nada ensucie su andar por mi pasado.
No le anuncies tampoco que mi muerte aún no ha muerto,
me quedan cuatro pasos de huérfana amargura,
aún me resta beber sobre mis lágrimas.

Gracias Pedro, muy amable como siempre, abrazos

De nada, Walter.

Un abrazo.
Pedro